Partida Rol por web

Fivo casi se alegró de que el mago rojo huyera. Ya no le importaba la misión, solo habían logrado acabar todos hechos un desastre, y a la pobre Glavra la habían herido y aturdido demasiadas veces, por no hablar de los demás. Por mucha sangre de orca que tuviera, no creía que pudiera seguir soportando ese ritmo mucho más tiempo.

- Esperad, me he quedado sin pociones. - anunció el gnomo mientras rebuscaba entre las pertenencias del caballero. - Windle, ya has visto que esos magos huyen en cuanto están acorralados. Ni siquiera podemos perseguirlos. Mejor volvemos al campamento antes de que nos corten el paso. -

Dailena le da una pócima a Glavra, pero las heridas de esta son muy profundas. Aunque sanan un poco, no terminan de cerrar; la orca continua inconsciente. Mientras tanto, Thorstein encuentra una en el cuerpo del caballero, aunque existe el dilema de si usarla en sí mismo o dársela a la malagradecida que les puso en este embrollo. También nota que la poderosa armadura de este sin duda se podría sacar y ajustar, brindándole una excelente protección, al igual que el escudo. Si tuvieran tiempo...

Por otro lado, Windle mira a Fivo y cabecea negativamente.

-Los magos rojos siempre piensan en sí mismos primero y por eso huyen cuando se ven en serio peligro, pero ahora están encerrados. Este pasaje no tiene salida, solo lleva al tercer altar. +inspira y exhala hondamente+ Debe haber otro mago y refuerzos allí, sin duda, pero únicamente pueden venir en esta dirección, ya sea que quieran luchar o retirarse. Si esta vez los emboscamos… habrá valido la pena el esfuerzo.

Las miradas de todos se cruzan. Hay duda, y lógico miedo, puesto que han sufrido mucho para llegar hasta aquí. Pero… ¿Cómo volver con las manos vacías, justamente, habiendo ya derramado tanta sangre? Un ultimo esfuerzo… La idea prende como una chispa heroica, que reanima la determinación de los guerreros, haciéndoles tomar las armas con fuerza. Sus brazos cansados reciben un segundo aire, una nueva inspiración.

Si, se puede. Ahora que saben que enfrentan, pueden. Pero solo si luchan todos juntos.

Por eso el paladín comparte la pocima del caballero con la barbará, pues pese a todo lo que ha hecho su brazo es necesario, y esta se reanima finalmente. Es una algo mejor que las comunes de los soldados, que sana en mucho sus heridas. En los cuerpos de los otros dos soldados encuentran 3 de las ordinarias, y una desde luego va para el, sanándole. Las otras 2 quedan para quienes lo reclamen.

Aun no hay señales de los magos rojos, pero seguramente no tardan en venir. Hay que preparar la estrategia de la última batalla, como seguro ellos mismos están haciendo.

-Esta vez, nada de cargas suicidas.  +declara una vez están todos arriba, aunque con una clara destinataria+ Nos ponemos todos a cubierto y disparamos desde que estén a tiro. De seguro los magos vendrán detrás de un muro de soldados, así que no nos gastaremos en ellos. No hasta que lleguen  a 30’.

Señala un punto, donde esta la columna caída mas cercana que guarda el ascenso al montículo.

-Entonces si. Los que luchan cuerpo a cuerpo cargan y van derecho a por los magos. Nada más. Ignoren a los soldados; si queda alguno nos encargaremos los tiradores. ¿Estamos de acuerdo?

Mmmm...  me parece bien, pero en mi defensa diré que no era una carga suicida - Le digo a la elfa - Evidentemente cuando perseguía al mago no esperaba toparme con todo un batallón de soldados a diez metros de donde acabábamos de luchar.  

Nosé, si yo estuviera aquí montando guardia, y escuchara gritos invocando a Tempus, espadazos, gritos y sonidos del combate...    saldría a ver que pasa ¿no? Porque a diez metros te tiras un pedo y lo escucha todo el mundo.

 De hecho, si lo que dices es verdad y allí delante hay más soldados- Le digo señalando a la última esquina que no está a más de treinta o cuarenta metros - También serán tontos de estar allí jugando mus. A ver, que no me quejo, es muy amable por su parte salir escalonadamente y en grupitos pequeños para que podamos matarlos pero sinceramente, esto no tiene ni pies ni cabeza.- Le hago ver a la elfa. 

Dicho esto, me apoyo contra la pared esperando según el plan - ¡Cuando queráis! - Les digo a los malos - Ya nos hemos curado y estamos listos para mataros. Podéis salir.

- Los que luchan cuerpo a cuerpo cargan y van derecho a por los magos. si queda alguno nos encargaremos los tiradores. -

- ¿y los músicos qué hacemos? - preguntó Fivo a su vez levantando muy alto la mano cuando Windle les expuso su plan. Por la cara que puso Windle supuso que no había pensado en ello, pero no importaba, Fivo tenía su arco así que podía unirse a los tiradores - menos mal que pienso en todo. - se dijo el gnomo para sus adentros mientras sonreía con la satisfacción de un niño.

Mientras los demás curaban a los compañeros caídos había rebuscado entre los cuerpos de los soldados hasta encontrar sus pociones curativas, y tampoco se olvidó de recoger su daga que había dejado caer hacía un rato durante la trifulca; para un humano normal no era más que un mondadientes, pero Fivo se sentía más seguro con ella.

- Vamos Glavra, no te enfurruñes - le responde cuando la semoirca se justifica a Windle, dándole un amistoso golpe bajo el muslo, ya que no alcanza más arriba. - seguro que estaban dormidos, es lo que haría yo a esta hora; y me alegra que les gritases porque que te despierten en mitad de un sueñecito es de lo peor que hay. Seguro que aún les da vueltas la cabeza y están frotándose los ojos del cansancio. -

Al escuchar la explicación de Fivo me rasco la cabeza en gesto de no tenerlo muy claro, aunque al final acabo encogiéndome de hombros.

 Será eso- Concedo alegremente, dando por válida su explicación y agachándome para revolverle el pelo. -Pero que cosita tan cuqui eres. -Le digo sintiendo ganas de coger al gnomo en brazos y estrujarlo y achucharlo un poco, aunque no sea el momento.

-No vamos a entrar en discusión de si un ataque ha sido suicida o no, si hemos estado hábiles o no, o si la cosa ha ido bien o no. Debemos trabajar en equipo, es lo único que queda claro-añado a los comentarios de aquella elfa que nos ha salvado en más de una ocasión-. Respecto a ti, pequeño Fivo, tu ayuda cuando entonas esa melodía es muy practica, yo votaría por que volvieras a hacerlo. Tengo alguna poción aquí, pero no tengo muy claro para qué sirven. Si alguien quiere arriesgarse....-digo mientras muestro las pociones que me quedan.

La semiorca puede que no haya actuado de manera suicida, según ella, pero está claro que el trabajo en equipo con ella es impensable. No dejo que mi cara refleje lo que pienso. Agarro mi pelo, y lo recojo de nuevo de manera que no moleste en mi próximo combate.

-¿Vamos?-digo una vez lista aunque los enanos aún no se han pronunciado.

Mientras intentaba desembarazarse de la manaza de Glavra sobre su pelo, el gnomo sonrió a Dailena, nunca se cansaba de que alabasen su música; de hecho, no recordaba si solían alabarle por ello o abuchearle por los alborotos que causaba - Gracias Dailena, eso haré. Y gracias por las pociones, ya creía que se nos habían acabado. - De hecho, Fivo no había hecho más que correr y ofrecer pociones a diestro y siniestro por el campo de batalla, como un repartidor.

- Ahí está el problema, no están etiquetadas. - señaló el gnomo de nuevo como si fuera algo evidente. - Muy mal. Así cualquiera podría confundir una poción curativa con un frasco de ácido. Que desagradable. ¿Sabéis que dicen que el gran hechicero Anselminus inventó la primera tinta invisible cuando confundió una poción de invisibilidad con un frasco de tinta? La pega era que tras escribir un par de frases la pluma también se le volvía invisible. - Era una historieta para niños que Fivo había escuchado mil veces. Probablemente no fuese totalmente cierta, pero él se la creía a pies juntillas.

Daren y Melrone toman otros dos de los frascos para agilizar el asunto, estudiandolos con detenimiento. No tienen nada que discutir al plan al parecer.

-Fivo solo saca de su examen que no es una pocion la que ha tomado, sino un aceite. Debe de untarse en algo, pero no queda claro si en el cuerpo o en un objeto o arma.

-Daren tampoco logra identificar la suya, pero esa si es una pocima.

-Melrone tiene mas suerte, y reconoce la suya como una de Resistir Energia (fuego). La misma reduce en 10 el daño por fuego que reciba quien la beba, durante 30 minutos.

-Si si, estamos todos de acuerdo. +indica el enano, harto ya de debate. Aparte no era una mala idea en líneas generales. Lo único malo se reducía a pelear codo a codo con la barbará, otra vez.

Rápidamente, el se parapeta a un lado del altar, para esperar agazapado a un costado. Su compañero enano hace lo propio al otro lado, tan pronto termina con la pócima.

Windle retrocede junto a uno de los farallones de piedra y Daren se apunta con ella, indicando a Dailena y Fivo que tomen el otro lado. Glavra queda librada a su suerte al igual que el burro… Ahora solo resta esperar, lo cual dificilmente sea una tarea larga. Es hasta sorprendente que los magos les dieran tanto tiempo. A menos que ellos tambien esten pensando una estrategia.

-Esta vez con estrategia y tactica- señaló el enano, quien tras recoger su hacha arrojadiza y revisar el botin se apresuró a avanzar por la orilla de la pared derecha, pero sin dar la cara.

-Dailena, ve alejandote hacia la pared contraria y avanzando. Deberás ser la primera en observarlos. Intenta deducir cuantos son y como están preparados a fin de atacarles adecuadamente. Daren, Fivo, si pueden atacar desde la distancia, den soporte a Dailena según ella les indique- El enano estaba cansado, y para aquellas alturas, poco le importaba ya el impartir órdenes, aunque claro, era consciente de que podrían no hacerle el menor caso.

-Melrone, atrás de mi. Cuando vengan los primeros, yo seré el muro que los proteja y tu deberas apoyarme desde mi flanco derecho para que nadie se cuele junto a la pared. Glavra, tu misión es facil, mata a todo lo que pase por mi flanco izquierdo, pero sin adelantarte a mi. No debes dejar que nadie nos flanquee, y si vez a los magos desprotegidos, ve a por ellos-.

Si. Con la estrategia y la táctica que ya nos ha dado Windle. - Le respondo al enano, que por lo visto aún no le ha quedado claro que no es quien para dar órdenes.

-Thorstein, tú misión es aún más sencilla que mía; cierra el pico, no marees y aprende cual es el flanco derecho y cual el izquierdo y cuando sepas cual es cual, tal vez entonces estés capacitado para dar órdenes. -Le respondo después de que me "ordene" que cubra el lado contrario al que estoy.  -Payaso. Ni diferenciar entre izquierda y derecha sabe. 

Ignorando olímpicamente al estúpido enano con delirios de grandeza saco el mandoble y me preparo para el combate, siguiendo el plan original de Windle.

- Todo entendido. Demos una lección a esos magos. - respondió el gnomo nervioso por la excitación, aunque él no sería de quienes se llevarían la parte más dura del combate. Finalmente no había averiguado lo que era aquella poción o aceite que le había entregado Dailena, pero lo guardó igualmente para más tarde.

"Otra vez" pensé mientras me dirigía al lugar que me indicó el enano, pues nunca está de más echar un ojo a ver cuántos y a que distancia están.

"Espero que esta vez la semiorca no nos meta de nuevo en problemas. Aún que el enano debería dejar de ser tan mandón" 

Me asomé bien oculta a ver si podía ver cuántos eran y cómo estaban distribuidos. 

Asomándote con riesgo, aguzas la vista a través de la penumbra del valle. Un viento frio sopla, y por un instante la pesadez disminuye, permitiéndote divisar al otro extremo algo… sombras, nada mas.

Pero una de ellas es enorme. Similar a cierta bestia que acabas de enfrentar. Y otro par se mueven más bajo del suelo que un humano, avanzando hacia el pasaje y en tu dirección, juntas, también con un eco familiar.

Considerando lo que los thayanos han usado antes, no es difícil adivinar que están mandando en vuestra dirección. Aunque tambien podria ser diferente… ¿Te aventuraras mas cerca para confirmar tus sospechas?

Como siempre, la discordia entre enano y orca hace sentir que el problema es aun mayor. Las cosas no han cambiado en lo absoluto pese al último encuentro.

Dailena, sin embargo, accede al pedido y se adelanta un poco a explorar. Mientras revisa el resto toma posiciones y espera. Un aire tenso los acompaña, en tanto que la brisa fría se ciñe sobre el paso, acariciándoles la nuca con un deje del mal agüero.

A ver que tendrá que decir la exploradora…

Mis ojos élficos rastrean la escena que hay ante mis ojos con avidez. A lo lejos veo figuras aunque no puedo asegurar lo que son sé que una de esas criaturas vuelve a ser uno de esos simios. Así que, con todo el silencio que soy capaz, vuelvo con mis compañeros.

-Ahí delante nos espera una ardua batalla. Puedo asegurar que hay otro de esos simios gigantes. Vienen hacia aquí. Debemos trazar un buen plan para pillarlos por sorpresa-les comento con toda la tranquilidad de la que soy capaz.

Ante las palabras y reacciones de desinterés que la mayoría habían tenido con respecto a sus palabras, el enano Thorsteinn aceptó, lo que ya desde mucho tiempo atrás debió haber aceptado. Aquel grupo de gente lucharía por su cuenta con poco interés en los demás o poco interés en luchar como unidad. Por tanto, no era su deber protegerles o coordinarse con ellos. Estaba por tanto, como paladín de Clangeddín Bargênta que era, sujeto a los deberes militares, que en aquel momento, solo correspondían a aquel quien les daba ordenes pues los demás no era sus compañeros de batalla, o no habían aceptado serlo. Estaba obligado a defender al indefenso, a su raza y sus amigos. Lo cual, sin considerar las circunstancias de la batalla, solo le unía a Melrone, por quien daría su vida si era necesario, tal como el antes intento hacerlo.

En la ultima batalla, Thorsteinn había estado dispuesto a dar su vida para que los demás pudieses sobrevivir. No obstante, nadie había considerado que eso les unía, por lo que no habría de hacerlo más, protegería a aquellos a quienes debía proteger, sobreviviría, y lucharía tal como su divinidad le señalaba.

El enano, le cedió el paso entonces a la orca, dejándole en claro que era libre de atacar si lo deseaba, el no la molestaría más. Y, retrocediendo algunos pasos, se unió al grupo que conformaban, Daren, Fivo y otros, para atacar estratégicamente desde la distancia, a fin de cuentas, era importante sacarle provecho a aquellas dos hachas.

-Era de esperarse. Eso hara sus “escudos” mas fuertes… y significa que no tardan en venir.  +exclama Windle, mas habituada que los demas a las tacticas de los thayanos+ Dejenme el simio; ustedes acaben con los demas, como hablamos.

Esas cosas tenian una resistencia  magica y estos aventureros no tenian nada para combatirla bien. Le tocaria a ella pues la bestia.