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Ciudad de Nueva York, 15 de octubre de 2017 17.00 de la tarde

Era una tarde de viernes  como otras tantas en la Gran Manzana, una ciudad en donde la actividad siempre es frenetica, turistas, neoyorkinos se mezclan por las principales calles de la ciudad, esas calles que fascinan a tantos y que son el dia a dia para los millones de personas que habitan o trabajan en la gran urbe, una de esas personas es Darren que en esos momentos camina por una calle cualquiera de un barrio normal de clase media. El chico en esos momentos simplemente caminaba por la calle. Durante unos dias habia notado como alguien le estaba siguiendo, era una sensacion extraña ya que durante el dia sentia que le vigilaban, con sumo cuidado y nunca llegaba a ver realmente quien le seguia, pero si veia ciertas sombras, como los "restos de alguien" lo que le indicaban que le seguian, sin embargo, por la noche era diferente.

Por la noche notaba una presencia, pero nunca llego a ver nada, sin embargo, ahi estaba, esa presencia que le perseguia y le inquietaba, que le hacia sentirse inseguro, el, la persona capaz de acabar con la mente de los mas brillantes. 

Ciudad de Nueva York 02.00 de la mañana del 15 de Octubre de 2017

Habia sido una jornada bastante dura para Hugo, como casi todas enn el hospital, una ciudad como Nueva York siemmpre tenia actividad fuera la hora que fuera y por desgracia los hospitales estaban muy activos, especialmente por la noche. No se habia enterado muy bien de porque, pero el doctor Smith no habia podido acudir a su puesto de trabajo hoy en urgencias, asi que como uno de los facultativos mas jovenes le toco a el suplir el puesto del doctor en urgencias.

Lo cierto es que en general habia sido una noche bastante tranquila, habia podido estar casi todo el tiempo durmiendo en la sala de descanso, lo cual en cierta forma lo habia agradecido. En ese momento estaba despierto sentado en el sofa cuando Kelly una enfermera en practicas, una chica bajita, rubia con el pelo corto y de apenas 22 años bastante simpatica entra en la sala:

Doctor espero no haberle despertado... pero viene una urgencia, han llamado diciendo que traen a algunos pandilleros... creo que son Latin King que ha habido una pelea o algo asi entre bandas... creo que van a tardar unos 10 minutos en llegar

Comisaria de policia central de Nueva York, 17.00 del 15 de octubre de 2017

Hoy Liberty tenia turno de tarde en la comisaria, apenas habia llegado cuando Tim, uno de los recientes policias que habia llegado de la academia fue a buscarla. El chico era como todos los que acababan de llegar de la academia, estaba ilusionado, era ingenuo y menos mal  que no le tenia de compañero ya que hubiese sido una lata aguantarlo.

En esos momentos Liberty no tenia compañero ya que el suyo estaba en una excedencia, por lo que estaba trabajando sola, cosa que posiblemente fuera mas agradable para la chica.

Agente Thibault, disculpe, pero el jefe quiere verla... me ha dicho que van a asignarle un nuevo caso... creo que es el de la nueva banda de ladrones... los que algunos llaman los Robin Hood de Nueva York

El nombre le sonaba a Liberty, habian salido un par de veces en los periodicos, al parecer era una banda que habia perpetrado tres atracos con gran exito, todos en propiedades de personas con grandes posesiones y adeneradas, segun les periodicos esas personas no realizaban ninguna clase de aportacion a la sociedad e incluso algunos de ellos se rumoreaba que no tenian sus impuestos al dia.

Viernes 15 de Octubre a las 17.00 ciudad de Nueva York

Era una tarde de ensayo como otras tantas, en el edificio en donde la bailarina practicaba, alli junto a otros artistas cada cual en su respectiva sala de practica el ambiente era muy agradable. Todos compartian el amor por la musica, los sueños de prosperar y brillar, sueños que ella estaba cumpliendo, habia conseguido brillar mas alla de la Gran Manzana y sin duda iba a lograr mucho mas. Estaba terminando su sesion de ensayo cuando la puerta se abrio, por ella penetra Sally que observa como termina los ultimos pasos. Sally era una amable chica con gran caracter, nadie sabia como habia conseguido ser la propietaria de todo un edificio en la ciudad, pero habia decidido adaptarlo y convertirlo en un santuario al arte y en especial a la musica y a la danza alquilando sus instalaciones por un precio mas que razonable. Se acerca y dice:

¿Como estas? Veo que trabajando tan duro como siempre... bueno, queria decirte, que ha venido un tipo... del club Teciopelo Rojo... al parecer quiere hablar contigo sobre algo de una actuacion... esta en la sala del cafe

El nombre del club sonaba a la bailarina, era uno de los club mas exclusivos de la ciudad, se decia que solamente habia otro club mas exclusivo y era el llamado Club Elisee, pero que ambos club eran dirigidos por la misma persona, un enamorado del arte que solo permitia ctuar a lo mejro de lo mejor en sus locales. Entre los artistas del edificio se decia que actuar en Terciopelo Rojo era sinonimo de gran exito y proyeccion, pero que actuar en el Elisee era algo distinto, otro nivel ya que solo los mejores del Terciopelo Rojo lo habian conseguido.

La sala de cafe era una sala en la que habia algunos sofas y una maquina de cafe bastante moderna y con bastante variedad, alli se reunian normalmente los artistas a hablar de sus cosas y a descansar, era un lugar realmente agradble y en el que practicamente todos estaban siempre encantados de estar.

El escozor que sentía en mi nuca, desde hacia ya varios días, me estaba provocando un mal humor como no había tenido en mucho tiempo. Nunca podía divisar a quien me seguía, al parecer un profesional, pero estaba muy seguro que me observaban las 24 horas del día. Sin embargo, tampoco parecían dispuestos a intervenir aún, así que trataba de distraerme pensando en otras cosas.

"¿Qué podría hacer hoy? Necesito despejarme un poco, así que mejor salgo a bailar o me encuentro con alguien. Podría ir a comer a algún bello restaurant... Mm, no, sería muy fácil seguirle el paso. Quizás lo mejor sea un lugar abarrotado, como una discoteca, o algo así. Quizás conozca a alguien nuevo, alguien que me de el placer que ando necesitando". Una malévola risa se dibuja en mi rostro, y dos chicas que caminaban de frente mío comenzaron a reírse. Les guiñé un ojo y seguí caminando. Si me las volvía a cruzar, les pediría el número. Nunca se conocían suficientes víctimas, este, personas. Mil disculpas, es la costumbre. Encaré hacia la derecha por una de las calles centrales del barrio, yendo al lugar más popular que conocía, el Holiday Inn, una disco moderna, que había comenzado a funcionar hace no mucho, y que era bastante concurrida. Pasaban buena música, había bellas muchachas para conocer, y servían mi trago favorito, un daikiri de duraznos que el barman preparaba solo para mí (al parecer, conocía a mis padres). Mientras caminaba, esa insistente hormigueo en mi nuca continuaba, pero esperaba poder hacer algo allí. Cuando estaba a unas cuadras, no pude menos que sonreír. La cola de entrada era una fila que se extendía y extendía de manera brutal por metros y metros. "Perfecto", pensé. "Es justo lo que necesito para intentar perder al desgraciado". Me fui hasta el guardia que custodiaba la entrada, quien me miró de mala manera, hasta que le mostré mi documento (que de pura casualidad iba acompañado de 100 dólares), y me dejó pasar sin ningún problema. "Bueno, tu movimiento, quien quiera que seas". Palpé el costado de mi chaqueta para asegurarme que allí estuviera mi Browning. "Te espero con ansias".

Viernes 15 de Octubre de 2017, 02.00, ciudad de Nueva York

Era viernes por la noche y como solía suceder Rose se encontraba de fiesta con sus amigas, una de ellas había conseguido invitaciones para un club que según decían eran bastante bueno, un lugar en el que ponen buena música y donde las compañías eran aun mejor. Las chicas caminaban por la calle en dirección al lugar, este se llamaba Terciopelo Rojo.

Si, chicas, este sitio por lo visto es de lo mejor, no cualquiera puede entrar, solo puede venir gente con invitación… jeje, y nosotras las tenemos

Decía una de las chicas mientras caminaba alegremente hacia la puerta en donde había unos guardias de seguridad realmente grandes.

Va a ser una gran noche, ya veréis

Decía otra de las chicas. Al llegar a la puerta podía ver cómo había dos colas, una de ellas casi vacía que fue por la que ellas se acercaron, el portero que debía medir al menos dos metros, un hombre de color con cara de no tener amigos las mira de arriba abajo, para extender la mano mientras dice:

Solo con invitación

Al mostrarsela las 4 chicas, no lo duda y da un paso atrás apartando el cordón de terciopelo rojo que tapaba la puerta. Algunas voces de disconformidad podrán escucharse en la otra fila, fila que por otro lado estaba siendo totalmente ignorada por los porteros. Tras la puerta era como si todo fuera diferente. Era un edificio de dos plantas, en el bajo que era donde se encontraban sonaba la música a toda potencia, un DJ sobre la pista de baile en donde toda clase de personas estaban bailando.

Al fondo una barra con bastante movimiento y en donde “gente guapa” estaba tomando algo. Al fondo a la derecha había una puerta guardada por dos porteros mas y habia un cartel donde podía verse claramente que unicamente la gente VIP podia entrar.

De todos era sabido que la ciudad de Nueva York era grande y realmente bulliciosa, mientras Darren iba hacia el local que estaba algo lejos podía ver cómo la gente iba de un lado a otro. Era otoño, pero hacía frío y la mayoría llevaban ropa más bien invernal, eso sin duda era un claro indicativo que sería un frío y crudo invierno, incluso los días parecían invernales ya que pese a que solo eran las 17.00 el sol estaba bastante bajo y quizás en una hora sería ya de noche.

Algo más de 45 minutos después llega al local, allí había ya una importante cola con personas que querían entrar. El lugar era conocido, no era precisamente uno de los clubes de más “clase” de la ciudad pero sí estaba bastante animado y podía encontrar “víctimas”. En la puerta algunos le miraron mal cuando se acercó directamente al portero que le mira con cierta suspicacia, sin embargo, parece que le deja pasar ante la queja de algunos de los que esperaban en la cola, pero el portero no les presto demasiada atención.

El interior estaba bastante lleno de gente, como era normal, algunos bailando, otros tomando 

Ponme un Cosmopolitan… pero no con el vodka barato que se lo disteis a mi amiga… con el caro, toma

La chica deja como si nada un billete de 100 dólares en la mesa que había sacado de una cartera con varios de esos billetes. La chica parece no prestar demasiada atención a los que tiene a su alrededor. Mientras tanto Darren no ve nada que le llame la atención, por la puerta no entra nadie hasta que pasa un rato y no es otra persona que el chico que estaba en la cola esperando en primer lugar, junto con dos personas mas que le acompañaban.

Quien soy? De qué sirve lo que hago? Qué le pido a la vida???

Desde los tiernos cinco años me planteo esos interrogantes. No con esa trascendencia ni formato, por supuesto, pero ese es el drama, la cuestión existencial que desorienta mi conducta desde la infancia... desde el preciso instante en que Monsieur du Villehardouin, mi padre, puso sus sucias manos encima mío y mi madre, la Madamme, optó por ignorar lo que ocurría, simular que no sabía lo que era de dominio público en La Maison. Mucho mejor así... Decidió Madamme du Villehardouin ...mejor correr un tupido velo que oculte tanta inmundicia, tal vez sea esa la manera de lograr que la pequeña sobreviva.

Nada más lejos de la realidad. Con el paso del tiempo, los extraños juegos a los que me sometía el Monsieur cobraron su auténtica y devastadora dimensión.

Mi mundo se hizo añicos, cayó como un enclenque castillo de naipes barrido por la tempestad; los prematuros intentos de suicidio sucedieron a los desordenes alimenticios así que mi corta vida se precipitaba irremediablemente hacia el abismo.

Hasta que descubrí el ballet.

Fue lo que se dice un flechazo, amor a primera vista: Una compañía amateur se presentó al carísimo internado para que las niñas tuvieran una toma de contacto con ese mundo... Y vaya si lo tuvo. 

Desde entonces, desde aquella torpe fricción, el ballet se convirtió en mi obsesión, la burda excusa que me permite evadirme de un mundo absurdo en el que hace tiempo que dejé de creer.

Desde entonces, cuando me calzo las zapatillas me traslado a una realidad paralela en la que no soy yo, me transformo en un Ser que es uno con la música. Vibro. Escapo de la vida rota que tan asqueada me tiene. 

Así que la terna de preguntas se soluciona con una pragmática respuesta: A la vida le pido justamente eso, salir al escenario y actuar, fundirme con las notas que flotan en el aire y sentirme viva, ni que sea solo por un rato, eso es todo, no hay más.

De modo que no, llevo lo de mi talento con desapasionado estoicismo. Soy buena? Pues claro que lo soy, cómo no iba a serlo si es lo único que hago? La gente normal tiene familia, amigos, animales de compañía, aficiones, qué sé yo... Yo, en cambio, estoy impedida para este tipo de cosas así que si, claro, soy buena en el ballet, tanto como escasamente ambiciosa, me da todo bastante igual.

Asumo, pues, la notícia que me brinda Sally con un mudo asentimiento en forma de ladeo de cabeza. 

Supongo que debería tomarme la primícia como... una oportunidad??? Si, imagino que es eso, una especie de trampolín que debería permitirme proyectar mi carrera, mejorar como artista... o algo así... Pero que ambición voy a tener si a lo único que aspiro es a gozar de unos momentos mágicos que me permiten olvidar a mi padre, eso es lo único que deseo.

Termino mi ensayo como siempre, sin que nada sea capaz de quebrar mis rutinas. 

Al acabar, me ducho. La verdad es que las instalaciones de Sally son una pasada y no dudo en aprovecharlas para darme un homenaje con los chorros de agua caliente de los que carece mi domicilio.

Cargada con mi mochila repleta de cachibaches, con el pelo y la piel todavía húmedos por la ducha, vestida con una extravagante combinación que incluye botas militares, tejanos oscuros, camisa de franela de leñador dos tallas grandes que le robé a un tipo en contraprestación a sus limitaciones amatorias y un grueso abrigo de corte marinero, color azul oscuro y botones dorados, que apenas puede combatir el gélido otoño neoyorkino, nada que una canadiense no pueda tolerar.

Ataviada de esa guisa, decía, emerjo a la cafetería y busco entre la concurrencia quien puede ser "el tipo del club Terciopelo Rojo que al parecer quiere hablar conmigo sobre algo de una actuación".

Toda la verdad.

Así rezaba el título del libro que descansaba sobre las piernas de Hugo. Apenas recordaba haber leído más de una hoja antes de caerse dormir en aquel cómodo sillón de la sala de descanso. Joder, la página...

Apenas se había despertado hace unos minutos y simplemente pensaba en como estaba yendo la noche. Tranquila de momento, algo muy inusual. Unas cuantas urgencias comunes y nada especial de lo que no pudieran encargarse los del turno. Lo normal para él era no pisar aquella sala, si no estar en el frente, en primera línea, pero esa noche él se encargaba de las urgencias de coordinar, interviniendo solo en los casos importantes.

Dos golpes en la puerta hicieron que abriera sus ojos, que descansaban mientras su mente divagaba. Era una de las enfermeras de aquella noche, concretamente Kelly, una de las chicas en prácticas.

Instintivamente se incorporó ligeramente y se restregó la cara con sus manos, como quien se acaba de despertar, tratando de escucharla con atención.

- No, no, tranquila, no dormía. - Se excusó tras un pequeño carraspeo. - De acuerdo, prepara dos boxes y estate atenta a la ambulancia. Encárgate de que alguien diga a Seguridad que estén por aquí, por si hay problemas. - Le dijo amablemente, mientras se colocaba el reloj que había dejado sobre el sillón.

- En cinco minutos salgo. Gracias Kelly. - Sentenció con cierta complicidad.

Acostumbraba a llamar a los compañeros por su nombre, si los recordaba, sobretodo si era gente que estaba a su cargo. Quizás era una tontería, pero él siempre agradecía esos detalles cuando los tenían con él.

Sin más dilación, se colocó un poco el uniforme, revisó los nombres de los que estaban trabajando con él esa noche y fue directo a la puerta. No sin antes pararse en ella y llevar su mano derecho al bolsillo. De él, sacó un bote de pastillas, que abrió con una mano con un gesto automático que solo se consigue tras mucha práctica. Se llevó el bote a la boca y se tomó una pastilla, como si de una golosina se tratase.

Preparado, abrió finalmente la puerta y se dirigió a las urgencias.

Llevaba un vestido negro y por encima una chaqueta de cuero negra que al entrar me quite y la colgue de mis brazos.Estaba muy contenta de estar alli con mis amigas y de salir de casa despues de toda una larga semana, ademas de estar en un local tan exclusivo como este, aunque a mi mientras me pusieran musica me daba igual el lugar.

Vamos a por unas bebidas? - pregunte a mis amigas levantando la voz para que se me oyera por encima de la musica. Estas asintieron ilusionadas de estar alli y caminamos juntas hasta la barra. Tuvimos que esperar bastante hasta que uno de los camareros nos atendieran pero al final todas pudimos pedir nuestras bebidas, mientras esperabamos me acerque a Trish, la chica que habia conseguido que pudieramos estar ahi dentro esta noche.

 Entonces no nos vas a decir como has conseguido estas invitaciones Trish? - le preguntaba con una sonrisa a mi amiga, sin darme cuenta mi pie ya estaba siguiendo el compas de la musica.

Nunca descanso. Aunque parezca que lo hago, que no tengo ningún caso asignado, nunca descanso. Busco insistentemente cosas por Internet, en los archivos, en cualquier lado que puedan ayudarme a sacar a mi hermano de casa de mi padre. Ese día en particular he estado con Erick por la mañana pues todos los días desayunamos juntos. En mi fuero interno sé que lo hacemos para que yo me quede tranquila sabiendo que está con vida aún. 

Así que, ese día estaba tecleando en el ordenador cuando Tim me interrumpe. Suelto un bufido desagradable cuando parece querer alargar la conversación.

-Con que me digas que el jefe quiere verme es suficiente. Ya me dirá él lo que quiere-le espeto sin levantar la vista del ordenador.

No tengo amigos en la comisaría, es mas sé que la mayoría prefiere no trabajar conmigo y que cuando el jefe les dice que me digan algo todos ponen pegas. Pero, es algo que no me importa, prefiero que la gente esté lejos. El ser humano está destinado a hacer daño cuando le coges cariño a alguien, si no le cojo cariño a nadie, nadie me hará daño.

Apago el monitor con mi mano derecha mientras me levanto de la silla. Mi cuerpo es sugerente, lo sé, soy consciente, y sé que muchos lamentan mi manera de ser. Evito la mirada de Tim, odio que me miren como sí les hubiera hecho la mayor ofensa de su vida, y me dirijo al despacho del jefe.

Si lo que dice Tim es cierto, sé de lo que está hablando. Esa banda que había conseguido realizar tres atracos con éxito a gente que merecían que los atracaran. Pero yo no estoy aquí para defender los casos de manera subjetiva, sino para encargarme de que la gente cumple la ley, yo la primera.

Cuando la bailarina llega a la sala puede ver que esta esta bastante tranquila, un hombre sentado tranquilamente en el sofa tomando un humeante cafe mientras mira su telefono movil y dos artistas que ya conocia, Amanda una cantautora que hablaba con Thomas, un bateria que era bastante bueno, por lo que podia escuchar los dos hablaban de probar a hacer una actuacion juntos, aunque para cualquiera pudiera parecer que unicamente planeaban una actuacion, era por todos sabidos en el edificio que entre los dos jovenes habia algo mas que relacion profesional.

El hombre del cage al verla se queda unos segundos observandola, como queriendose asegurar que realmente es ella, entonces deja el cafe y se levanta ofreciendo su mano mientras dice en un tono de voz tranquilo y agradable, tenia una voz suave pero con fuerza, quizas no era cantante, pero seguramente podria dedicarse a la cancion de alguna forma:

Buenas tardes, mi nombre es Bram Thomson, usted es si no me equivoco la señorita Villehardouin.

El hombre se queda esperando unos momentos alguna posible reaccion unos segundos tras los cuales se haya producido o no dice:

Permitame explicarle el motivo de mi visita... el señor Du Pui propietario del exclusivo club Terciopelo Rojo y gran amante del arte que ha dedicado toda su vida a este esta interesado en sus capacidades artisticas... no le mentire ya que el señor Du Pui desea que sus artistas sean conscientes de la realidad, esta actuacion es en gran medida porque desea conocerla en persona ya que es un gran admirador de su danza.

El hombre hablaba pausadamente pero con cierta pasion, era en cierta forma atrayente, no por ser especialmente atractivo ni nada por el estilo, sin embargo, su forma de hablar, de expresarse tenia algo, cierta atraccion que hacia que fuera agradable escucharle hablar.

La chica se marcha rápidamente para preparar todo lo que le había pedido, era cierto que estaba de prácticas, pero era muy eficiente en su trabajo y le ponía muchas ganas. Hugo se encamina hacia el ordenador en donde consulta que médicos y enfermeros había esa noche, descubre con sorpresa como casi todos son bastante novatos, el es uno de los que más experiencia tiene junto con Sam, una enfermera que lleva más de 10 años en el hospital y Kelly,  el enfermero que en ocasiones se encontraba en el gimnasio, sin embargo, no puede contar con él ya que está en su hora de descanso y si le llama tanto él como el propio Kelly recibiran una reprimenda de los de RRHH.

Varon, 30 años, tiene 4 puñaladas en el pecho, una de ellas con perforación del pulmón, contusiones por todo el cuerpo y rotura del brazo izquierdo, hemos conseguido estabilizarle en el camino pero no podíamos hacer mucho más.

El local pese a ser bastante exclusivo estaba bastante lleno, los camareros se afanaban en servir copas a todo el mundo con rapidez. En la barra Rose pudo corroborar lo que ya se había dado cuenta, allí no había nadie "feo" o con mal cuerpo, todo el mundo estaba divirtiéndose y todos tenían al igual que ella y sus amigas un buen cuerpo, eran guapos, sin duda los "feos" y "con malos cuerpos" no tenían cabida allí. Trish sonríe a la pregunta de su amiga y dice:

Conozco a un relaciones públicas que le dieron algunas invitaciones, ya sabes, estaba tonteando conmigo y demas, me enseñó los pases, quería que nos acostasemos para dartelos... Y lo mejor es que no tuve que hacerlo, llego otro tipo, bastante mono la verdad, se acercó y me dijo literalmente, oye, ¿quieres ir a ese sitio sin tener que acostarte con este imbécil? Evidentemente me imagine que quería que me acostara con él, sin decir mas me dio los pases mientras decía que le sobraban, que no le gustaba ese sitio, asi que me salió gratis, aunque un polvo con el que me dio las entradas no me hubiera sentado mal, estaba muy bien.

Mientras hablaban Rose puede darse cuenta que en general todo el mundo esta bailando y divirtiéndose, salvo una chica de aspecto oriental que viste con un vaquero, una camisa blanca y botas de tacon altas, sobre los que lleva un abrigo largo de cuero que tiene agarrado con un cinturon, la chica está observando el lugar y a la gente, no parece que busque a nadie, sino que "observa el panorama", puede ver que en su mano tiene una pulsera de color carmesí con el símbolo de una rosa. Tras observar una persona más tiene esa pulsera y está entrando en la sala VIP acompañada por una chica que parece bastante borracha pero que no tiene la pulsera.

Cuando Liberty acude a ver al jefe de sección descubre que el hombre de aspecto rudo y de color está sentado mirando hacia el exterior por la ventana, el despacho de este es una sala algo oscura, atestada de papeles y documentación, con olor a tabaco aunque de todos es sabido que no se puede fumar en la comisaría, parece que el olor se impregna en su ropa y ese se traslada al despacho, la luz es tenue y apenas penetra luz de una farola algo alejada en la calle, parece que está hecho a posta, el ordenador está también suspendido ya que se escucha el ventilador de este, pero la pantalla está apagada, cuando esta entra se gira y suspira profundamente:

Bueno... Iré directo al grano... Liberty vas a investigar un caso sobre una banda de delincuentes... No son comunes ya que han robado en tres casas con gran seguridad... Por así decirlo, son casas de grandes fortunas de la ciudad y de gente bastante importante y con poder, por lo que están muy cabreados

El hombre se pone de pie y coge un cigarrillo que tenía en la mesa, iba a encenderlo pero entonces parece recordar con fastidio que no está permitido fumar en la comisaría y lo deja caer en la mesa, mira a los ojos a Liberty y añade:

Algunos piensan que esos robos son merecidos y que son héroes, tienen complejo de Robin Hood, por eso te encargo el caso a ti... Aunque no es que seas especialmente agradable si que eres una gran policía... Y les detendrás...

El hombre juguetea con el mechero que había cogido, un modelo tipo Zippo de color plateado con el escudo de la ciudad de Michigan de donde es el hombre, juguetea con él con habilidad hasta dejarlo en la mesa con cuidado y dirigirse a un archivador en donde coge unas carpetas que deja caer delante de Liberty:

Estas son las tres casas que han asaltado, un corredor de bolsa que se sospecha ha estafado, o mejor dicho, está siendo investigado por estafa, un coleccionista de arte que se cree trafica con marfil y un empresario que prácticamente explota a sus trabajadore, ese ha sido el orden... Aquí tienes todas las direcciones de las casas. En todos los casos tenían un sistema de seguridad de lo mas moderno, pero nunca llegó a saltar la alarma, sin heridos, sin huellas ni nada por el estilo.

Pues que suerte tienes - le digo a Trish con una sonrisa- Y no se te ocurrio pedirle el numero de teléfono? - Le pregunto con una sonrisa mas picarona Aunque bueno, viendo el ambiente que hay aquí, creo que te sale mas a cuento intentarlo con uno de estos- le digo mientras observo a la gente hay a nuestro alrededor, ahí es cuando me fijo en la chica oriental parada y que no parece que se este divirtiendo mucho. Cuando volví la vista a mis amigas ya nos habian servido nuestras copas, yo me había pedido una cocacola con vodka, pagamos al camarero y nos alejamos de la barra ya que había mucha gente esperando a que los atendieran y empezaba a agobiar un poco. Nos acercamos a uno de los laterales de la sala donde había unos sofás y en medio unas mesas. Lili se sento alado de Trish mientras que yo me sente junto a Idanna, deje mi abrigo y mi bolso a mi lado y bebi un trago de mi bebida mientras disfrutaba la musica En cuanto me acabe esto, me lanzo a la pista de baile, que lo sepais - les digo mientras me rio para ver si alguna me acompañaba, no me gustaba bailar sola.

A pesar de ser consciente que algunos aprovecharían esa cita para alimentar los chismorreos a los que son tan aficionados, prescindo, de un rotundo plumazo, de la presencia de Amanda y de Thomas, centrándome en el magnífico ejemplar humano que dice tratarse de Bram Thomson.

Eh... Si... Soy Madeleine. Enchantée - confirmo tendiendo torpemente una blanda mano. La planta del tipo es impresionante; perturbadoramente hechizante. La clase de hombre con el que no me importaría compartir una velada... tal vez algo más.

Tras un primer momento de incómoda turbación en la que no sé como comportarme, si quitarme o no el abrigo o quedarme de pie, sucede que el tipo, su apabullante presencia, tiene el misterioso don de ser capaz de transmitirme una agradable sensación de sosiego en la que decido quitarme la trenca y ponerme cómoda, así que me siento, lamentando ir siempre hecha unos zorros.

Lo que me ofrece el tipo, en nombre de un tal Du Pui, no es algo tan extraño: Una audición privada. No era la primera vez que me ofrecían algo así aunque habitualmente estas propuestas se transmitían mediante la compañía y éramos todos juntos los que dábamos un pase privado.

Afán por conocerme? Sin duda Monsieur Du Pui iba a llevarse una terrible decepción con alguien tan mundano como yo... pero eso ya no es asunto mío la verdad.

No hay problema - accedo con un imperceptible encogimiento de hombros -. Para cuando desea Monsieur Du Pui cette audition??? - si Sally me ha introducido a este personal es porque, sin duda alguna, son gente importante; del tipo que Sally desea contentar y que, de rebote, ayudan a pagar mis facturas... Así que ya veré con ella qué función puede ser la que mas agrade al anfitrión.

"Vaya, debe de tener mucho dinero para lanzar 100 dólares así como así." Fue lo primero que pensé mientras me sentaba en la barra a beber mi daikiri. El haber crecido contando con bastante dinero, me permitía reconocer a aquellos que compartían mi suerte ("Suerte, ja ja"), y había que decir que era bastante linda para el normal de chicas que iban al lugar.

- Este daikiri está increíble, como siempre. - Le dije al barman, mirando de reojo a la muchacha, para ver donde se sentaba. - Aunque me da curiosidad probar otras cosas, quizás lo mismo que se sirvió la chica de recién. Parecía ser delicioso. - Saqué mi teléfono, mientras esperaba. Puse la cámara frontal y me saqué una selfie con el daikiri. Por supuesto, que apunté hacia donde se sentaba la chica, esperando poder tener una imagen de ella. Puede que hubiera encontrado lo que tanto buscaba, después de todo.
 

El barman asiente a su comentario sobre el Daikiri mientras comenta:

Claro… no cualquiera puede trabajar aquí sirviendo copas… ella… ah, bueno, ha tomado un Cosmopolitan con un buen Vodka

Decía mientras se iba preparando para hacerlo, con gran habilidad empieza a prepararlo mientras Darren puede ver como la chica se dirige a un lugar donde había dos chicas mas, las chicas se sientan en una zona algo más apartada mientras la chica asiatica del Cosmopolitan se recuesta un poco, las tres parecen hablar animadamente mientras un par de chicos se acercan con clara intención de ligar con ellas, aunque no parecen especialmente interesadas en ellos, si les dan un poco de conversación

El hombre sonríe cuando la bailarina le indica que si que hará la audición, saca con cuidado su cartera, una cartera de piel de color negro y saca una tarjeta, en ella hay un numero de telefono y la direccion del local, despues mira en su bolsillo y termina sacando una especie de pulsera de plástico de color carmesí mientras dice con una agradable y extrañamente atrayente sonrisa:

Me alegran mucho sus palabras, tenga, con esta tarjeta podrá entrar sin problemas en el local y esta pulsera le permitirá entrar en el área VIP del local.

El hombre se quita las gafas y con cuidado las limpia mientras deja unos momentos a la mujer observar lo que le ha dado, con cuidado se las vuelve a colocar mientras dice:

El señor Du Pui es un hombre realmente ocupado, por lo que desearía que acudiera mañana por la noche… a las 3.00 concretamente, por supuesto puede acudir al local antes si lo desea… con esa pulsera podrá tomar lo que desee de forma gratuita y entrar en la sala VIP si lo desea sin problemas.

El hombre entonces se pone de pie mientras termina de guardar su cartera que no habia guardado antes, apura el café y deja el vaso de plástico en el recipiente para reciclaje correspondiente:

Bien...ha sido un placer conocerla, ¿tiene alguna pregunta?