Partida Rol por web

-No habra mas remedio... como oyeron, me llamo Krieg, de los Forjaescudo

"Soy Maeval, encantado" Me presento a los que parece serán mis compañeros

-Llamadme Lestar -digo mientras hago una minireverencia.

- Quizá lo oyérais ya, soy Tánathil. -  me quedo observando con severidad a los que todavía no han mostrado su rostro aunque dijeran su nombre - Parece apropiado si la costumbre del contratista es no admitir indivíduos.

Ni idea.

Despues de un rato esperando, la puerta de la mansión se abre y una voz femenina os llama.

"Los siguientes, entrad. Os esperamos dentro."

Entro dando saltitos.

Entro caminando, mirando mi alrededor

 Permaneciendo al margen en todo momento, pero atento a los acontecimientos,  me apresuro a acercarme al grupo ante la posibilidad de quedarme fuera del negocio.

Espoleado por la promesa de una incierta pero apetecible recompensa me dirijo a los presentes: Saludos - arranco arrastrando las eses. - Mi nombre es Xsii'tsz. Disculpad la intromisión, pero si no os importa me gustaría entrar con vosotros a la mansión... He oído que no admiten mercenarios solitarios y no quisiera quedarme fuera después de arriesgarme a llegar hasta aquí. 

-Mmm, vamos entremos. -Asiento a las palabras de Xsii'tsz mirntras le isnto a entrar

- Si, si, no os quedéis ninguno atrás - digo mientras me muevo junto a ellos - ¿De dónde me suena su característico acento Xsii'tsz?

La voz os apresura a que paséis, por lo que la pregunta de Tánathil será contestada después por Xsii'tsz.

Sin pensarlo mucho, entráis a la mansión.

Es un lugar lleno de detalle, obviamente fue construida para un noble. Eso si, parece que el servicio de limpieza no hace un buen trabajo, pues tiene cierto polvo. No encontráis a nadie por el camino, solo una voz que os indica que puertas cruzar y cuando girar.

Finalmente abris una puerta y llegáis a lo que parece una sala de reuniones. En una zona hay una mesa con piezas de fruta, cerveza y suficientes sillas para todos, parece preparado para vuestra llegada.

La voz femenina vuelve a manifestarse.

"Nuestra aparición va a requerir que esperéis un poco, estaremos en seguida, solo tenemos que terminar de comprobar ciertos aspectos ajenos a la reunión. Disfrutad de lo ofrecido en la mesa."

Sin pensarlo mucho, os sentáis en la mesa y esperáis. Tras unos diez minutos, nadie aparece, cada vez todo es más extraño. Sin embargo, notáis que algo no va bien.

Escucháis como en el exterior se escucha el sonido caracteristico del choque de un arma contra una armadura. Cada vez los gritos de los guerreros suenan más fuertes, parece que afuera hay una escaramuza. Dejáis lo que estábais haciendo y os preparáis para lo que venga. Algunos miráis por las ventanas pero no veis nada.

Según pasan los segundos la batalla parece terminar; unos últimos gritos ahogados indican que todo ha acabado. Pasáis unos minutos inmóviles, intentando oir lo que ocurre en el exterior, cuando escucháis unos pasos dirigiéndose a vuestra puerta.

Con las armas desenvainadas, estáis listos para atacar a lo que salga de esa puerta.

Una vez se va abriendo la puerta, observáis a una figura en armadura, detrás le acompañan muchos soldados armados hasta los dientes. La armadura os revela que es un juez, acompañado por un buen ejercito de guerreros de la misma organización.

El juez se dirige a vosotros en tono inquisitivo.

"Bajad las armas y rendíos, o lo haremos por las malas."

Me escondo detrás del individuo grandote más cercano que tenga, preferiblemente el enano gruñón. 

- Con la venia, ninguna persona ha cometido ningún delito visitando esta mansión. - digo guardando el arma.

-Bajo que cargos nos quiere llevar, señor juez? Y que piensa hacer con nosotros?- le pregunto mientras me preparo para una posible confrontación.

Retrocedo unos pasos, alejándome del individuo y envainando las armas tal y como me solicitan, mientras examino la estancia rápidamente en busca de una o varias salidas si las cosas se ponen feas

El juez da un paso hacia delante manteniendo una de sus manos en espada que tiene en su cinturón.

"Se os considera culpables de pertenecer al grupo terrorista de La máscara Ocre. De rodillas." - Contesta obviando la pregunta de Krieg.

Tomo una cuerda de mi mochila y su respectivo gancho, me acerco a la ventana mas cercana para romper el vidrio para despues colocar el gancho y lanzar la cuerda "Señores, nos vamos" Digo llamando la atención de mis aliados mientras voy saliendo por la ventana

Maeval saca su cuerda con gancho de la mochila y la tira hacia la ventana, rompiéndola y abriendo un hueco.

Al ver esto, el juez grita.

"¡BALLESTAS!"

Con el mismo grito, unos 10 hombres con ballestas entran a la habitación y empiezan a posicionarse, aun no están listos para disparar.