Partida Rol por web

Tolman llega primero al cubil de los Trolls y de una rápida y profunda mirada alrededor ve que sólo hay dos taburetes y dos jergones de paja, nada con lo que sirva para demostrar que fueron unos trolls y un vulgar ladrón como lo que a él lo consideran, quien hizo tantos robos y estropicios, así que levantando los brazos en señal de resignación ayuda a mover los muebles a la hoguera, y allí, luego, depositar también sus atillos con la intemción de crear un muro de fuego por donde salieron los trolls, que les impida retroceder cuando empiece a amanecer...sin embargo, mientras lo hace todavía guarda la esperanza, aunque cada vez más remota, de encontrar algo, lo que fuera que le permitiera probar su inocencia y así limpiar su nombre y el de sus compañeros.

Cuando hemos hecho todo lo necesario y una pared de fuego empieza a recubrir todo el ojo debajo del puente, cojo de la mano a Lily y la alejo de allí, y como hace un ademán de subir al puente le digo «¡Aléjate de allí Lily! que esto se está empezando a poner muy caliente y no sabemos que tan resistente es este puente y si no cuentas con suerte podría colapsar toda su estructura, además creo que bien pueden valerse Rilwen y Glaín por si mismos y nosotros solo estorbaríamos...más bien despacio y con sigilo podríamos irnos acercarnos a Gallind y Tatharina para ver si les podemos ayudar en algo»

Mientras camino furtivamente hasta la rivera voy pensando en las acciones que podría tomar a continuación. Por un momento recuerdo la magia de mi arpa, y aparto una mano hacia mi mochila para sentir el tacto de su madera azul. Tendré que recurrir a todo el poder de mi magia si quiero ser de ayuda y salir ileso de este enfrentamiento. Me pregunto si podré acercarme lo suficiente al enano para ayudarle a correr o si será mejor que me quede por aquí y ataque a los trolls mientras se acercan. Y entre dubitativas meditaciones va ganando algunos metros a el inevitable enfrentamiento. En eso ve como Glian ataca, se gira sobre su propio eje y vuelve a salir corriendo. Espero ese enano sepa bien lo que hace. Quizás no nos preparamos lo suficiente, pero aquí estamos todos para apoyarte. Es lo que piensa mientras se concentra en sus siguientes acciones.

Rilwen ve como Gláin se aproxima corriendo. Va a empezar a correr, va a cruzarse con Gláin ,en perpendicular a la carrera, en la dirección donde están apostados Gallind y Tatharina para atraer los trolls hacia allí.

-¡Maldición! Rilwen empezaba a avanzar mientras con la mano izquierda recogía su escudo ,lo había hundido en el suelo en previsión de necesitarlo, pero tan fuerte lo había clavado que notó un fuerte tirón en el brazo al resistirse el escudo a venir con ella, la hace trastabillar y caminar apenas a unos pasos de donde estaba.

Con el escudo en una mano y el arco en otra, Gláin cada vez mas cerca, los trolls detrás de él a la carrera . -¿Tendré tiempo de correr antes de que los trolls me alcancen?

-¡Si teneis algo pensado para distraerlos hacedlo! ¡Yaaa! Grita Rilwen con todas sus fuerzas

-Esto es un puente de piedra Tolman. No va a caerse en dos minutos por la hoguerita que hemos hecho. ¡No me voy a esconder sin saber antes qué está pasando ahí afuera!. 

Y soltando la mano de mi hermano salgo por el ojo del puente por el lado opuesto a donde están los trolls y subo hacia arriba por la ladera del cauce del río para ver en que situación se encuentran Glain y Rilwen.  

Tolman levanta los brazos hacia el cielo, en gesto de ¡Por Erú! Porque me has dado esta cabeza dura de hermana y se apresta a seguir a su temeraria hermana, al menos hasta un lugar donde pueda divisar las acciones de sus compañeros y los trolls, no piensa entrar en combate de buenas a primeras, sabe que que más ayudar estorbaría, primero quiere analizar la situación y generarse una opinión, para en un caso de urgencia y si le fuera posible, de acuerdo a la distancia, lanzar alguna piedra.

Maldita sea ...esto no ha funcionado ...pero espera .....

Miro al Troll que va en cabeza y comienzo a cantar, poniendo mis manos cerca de mi boca para amplificar la cancion y la oiga esa criatura.

Tal vez esto nos haga ganar un poco de tiempo.

Concentro mis energias en la melodia, que intento que sea lo mas dulce y bonito que haya oido el Troll.

Miro sorprendido como Rilwen corre hacia acá. ¡Qué hace! Pienso mientras se me eriza toda la piel y me recorre velozmente un escalofrío por toda la espalda. No, no... venga.. Comienzo a susurrar desde los matorrales pero un pequeño impulso de supervivencia acalla mi voz, o quizás un impulso de cobardía. ¿Qué hago?¿Qué hago? Me quedo pensando mientras toda la acción se desenvuelve a mi alrededor. Será mejor que piense en algo rápido, y lo piense ya.

El tiempo parece detenerse y los segundos tardan una eternidad en consumirse. La luz del alba no parece surgir del cielo encapotado y no sabéis si os habéis precipitado en hacer salir del puente a los trolls. El sonido de los gigantescos pies de estas bestias, unido al tintineo metálico de Gláin, ha roto el silencio de la noche. Los pequeños animalillos y los pájaros, salen disparados en todas direcciones, huyendo de la contienda. La tensión se nota en el ambiente y el miedo fluye por cada poro de vuestros menudos cuerpos.

Después de la magnífica y agotadora carrera de Gláin, sumado a su lanzazo y a los certeros flechazos de Rilwen; consiguen ralentizar un poco el avance de los trolls. Pero enseguida se reponen y prosiguen con la persecución. La primera en reaccionar es Tatharina, que trata de hechizar al troll más adelantado. Su canto es poderoso y la magia empieza a fluir hacia Wilfred, pero este, tras un bamboleo de la cabeza, consigue resistirlo y seguir su avance. Vuelve a quedarse en silencio, respirando profundamente para reponer energías. ¡Lo que cansa la magia, por dios!

Rilwen trata de cruzarse en el camino de Gláin para que el troll la persiga y así dejarle indeciso sobre qué hacer: comer enano o comer elfo; pero tropieza con su escudo y solo logra dar unos pasos hacia el cauce del río. Desde ahí, ve como Gláin corre lo más rápido que puede, aunque está claro que el gigantesco troll le cogerá enseguida... cosa que hace más adelante. ¿Se sentará con un bol de palomitas a ver el despedazamiento de Gláin? ¿Se unirá a la refriega? ¿Bajará rodando al cauce del río? Lo sabremos muy pronto...

Gláin siente cómo el corazón le late en las sienes. El sudor le recorre la espalda por el esfuerzo. Nota cómo se le calientan las suelas de sus botas de cuero, dada la velocidad punta que ha cogido. En el fondo sabe que es inevitable que le acabe cogiendo el troll; no se pueden comparar las poderosas y grandes piernas de su adversario, con las pequeñas, aunque fornidas y peludas, piernas del enano. De reojo ve que ha pasado a Rilwen, apostada a su izquierda, y pasados unos metros nota el asqueroso aliento detrás suya... El troll le ha dado caza por fin. ¿Se quedará de espaldas, ignorando al troll, como si no supiera que está ahí? ¿Rezará a Aulë en su último suspiro?

Los hermanos hobbits, cuando vieron que los trolls salían a la carrera hacia el otro lado del puente, salieron de su escondrijo y se acercaron rápidamente a la hoguera que había allí. Con gran diligencia y destreza, empezaron a amontonar las ramas secas que habían traído. No solo no se contentaron con arruinar el guiso de carnero, sino que echaron los taburetes al fuego y, cogiendo varias ramas que estaban ardiendo, fueron a quemarles las camas a los desdichados trolls. Estas, llenas de paja, mugre y bichos, ardieron rápidamente, provocando una gran llamarada que ascendía hasta la arcada del puente. Lo que era el hueco del lado sur, estaba ardiendo, aunque no haría que peligrara la consistencia del recio puente de piedra. Si alguien os viera desde lejos, pensaría que estabais haciendo una rave.

Por último, nuestro elfo cantor decidió acercarse al río para intentar ayudar a su... ¿Amigo? ¿Compañero? ¿Amigo de la amiga de su amiga? El caso es que decidió acercarse sigilosamente para, posiblemente, ver la violenta muerte del odioso enano. Yendo de arbusto en arbusto, bajó al cauce y se apachurró contra una piedra que había cerca. Oía el canto de la beórnida detrás suya y, adelante, la carrera del año. El troll que estaba más retrasado, Lawrence, parece ser que se había percatado del mágico canto de Tatharina, porque paró su carrera y cruzó andando hasta este lado del río. Husmeaba el ambiente tratando de reconocer los olores, cuchillo enorme en mano, y se iba acercando poco a poco. ¿Olería tu perfume de Coco Rivendel? ¿O el suavizante de flores silvestres con el que lavabas la ropa? Pronto se vería si te había localizado, o a Tatharina...

Viendo lo que imagino que veo al salir del agujero del ojo del puente siento claramente que Rilwen y Glain están en serio peligro. Les hemos dejado en un dos para dos con dos enormes trolls. Y de momento aún no ha amanecido. 

¡Maldita sea, todo esto es culpa mía! ... bueno, y del cabeza hueca de mi hermano, pero fui yo quien les pidió ayuda y ahora no puedo dejarles abandonados con esas bestias. Un tirachinas no es gran cosa pero es mejor que nada.

Así que haciendo de tripas corazón y aparcando el miedo en un rinconcito muy pequeñito de mi misma, me pongo en  marcha en silencio con mi tirachinas en una mano con la intención de apostarme oculta en el árbol más cercano a los trolls, desde donde bombardear la cabezota del que me quede más a mano. 

- Lo sé Tolman, esto es muy peligroso, pero ni Rilwen ni Glain estarían a punto de ser aplastados por dos enormes trolls si tu y yo no les hubiésemos metido en este lio. ¡Se lo debemos!-

Agazapado entre la maleza y los arbustos de la pedregosa ladera Gallind ve al enorme troll correr sobre las aguas. La enorme criatura se detiene a unos pocos metros mirando en dirección de Tatharina, seguramente buscándola. Diablos, esa chica es imposible. Aunque le hable con susurros o gritos e intente coordinarme con ella poco será el caso que me haga. Y midiendo el eminente peligro, el grácil elfo, empieza a alejarse lentamente de ese lugar sin dejar de ver en todo momento al troll. A la vez desata el arpa de Thonluin que lleva en su espalda. Me apena tener que dejarla, pero está aún a una buena cantidad de metros y parece que esa fétida criatura aún no la ha encontrado. Si es sensata se mantendrá oculta o huirá ganando tiempo para el resto de nosotros. Y suspirando una tenue plegaria agrega a sus pensamientos. Solo la suerte sabe si será lo suficientemente cautelosa. Ahora mi prioridad es ayudar a Glain y sobretodo a Rilwen que están en mayor peligro.

- Pero Lily, seguro que están muy lejos desde aquí no le darías a nadie con esa cauchera, su alcance será largo pero no taaaanto,...solo detente un momento a escuchar y entenderás que los sonidos se oyen cada vez más bajo, aunque lo intentáramos con todas nuestras fuerzas no alcanzaríamos a alcanzarlos, es más, podríamos llamar la atención de esos trolls y eso echaría todo por tierra....¡Naaah!, la mejor opción es alcanzar es alcanzar la otra orilla con cuidado y sin llamar la atención y ya allí poder tener una visión más clara desde arriba de un árbol de cómo se desarrollan las cosas y como podemos ayudar....aunque estoy de acuerdo contigo debemos hacer algo, aunque no se cuanto alcancemos a hacer antes de que todo termine, así que no discutas y ven conmigo y subamos juntos a ese árbol  -Suena su voz, apenas audible por el ruido del cauce y la distancia, un poco más lejos del otro lado del cauce haciéndole una seña con una mano y señalándole con la otra mano a un árbol un poco más lejos.

Me concentro aun mas en la cancion ...saco energias  de mi misma para que el viento lleve las palabras de mi melodia. Estoy en peligro, debo dejar fluir los versos y no perder la concentracion.

Si esto no sale sera lo ultimo que cante en esta hermosa tierra.

Rilwen ve la espalda del enorme troll como una gran diana. Desde su posición espera llamar la atención de Wilfred con un disparo que le haga darse la vuelta y quizá permitir a Gláin seguir corriendo

No puede correr riesgo de acertar al enano que está detras del troll y apunta su flecha hacia la parte superior del monstruo.

Lamentablemente la flecha falla por poco y se pierde en la distancia.

Cuando las fosas nasales del enano se ven desbordadas por ese apestoso hedor sabe que su carrera ha concluido. Aprovecha los escasos segundos que tarda en empuñar su hacha para otear de forma general el campo de batalla. Ve como todos sus amigos intentan cosas a la desesperada y como todas esas cosas, fallan. Suspira. Esta claro que los nervios no les dejan actuar con claridad, pobres, están preocupados por mi. Aprieta el mango de madera más fuerte incluso. Bien preciosa, vamos a enseñarles porque todavía nos necesitan. 

Cuando el troll se pone a rango; Gláin finalmente comprende la inmensidad de la criatura a la que se enfrenta. Esta aterrorizado pero eso no le puede impedir actuar y lo sabe. Venga, como te enseñó mamá, primero la rodilla luego el cráneo. ¡PERO SI CASI NI LE LLEGO A LA RODILLA! AAAAAAAAAAAAAAAH

Nuevamente es Tatharina quien actúa primero y trata de volver a hechizar a Wilfred. Su canto es poderoso y la magia vuelve a fluir hacia el troll, pero parece inmune a este encantamiento. O puede que haya fallado por los mosquitos que se le han metido en la garganta en esa última entonación y que la han hecho toser fuertemente. Aterrada, ve como el otro troll que había pasado a este lado del río la ha localizado y se dirige hacia ella.

Rilwen, aposentando los pies firmemente en el borde del terraplén, saca una flecha de su carcaj y apunta con su arco al monstruoso rival que tiene enfrente. Tensa la cuerda y dispara sin dudar un instante, la vida del enano está en juego. Inoportunamente, la tierra bajo su pie se desliza, haciendo que el disparo falle por muy poco. ¡Qué mala suerte!

Gláin saca su preciosa hacha de combate, regalo de su maestro Fróin, y sin pensárselo dos veces, asesta un buen golpe en la pierna de Wilfred, que le saca un rugido de dolor. La piel es dura como la piedra, pero el fuerte brazo del enano, unido a su maestría y al buen acero, consiguen alcanzarla y herirla. Wilfred, pensando que el enano era una presa fácil, se cabrea y grita de dolor y de odio. Reacciona, asestando un fuerte golpe con su enorme maza de madera, que impacta en el hombro de Gláin. Este nota como si le hubiera pasado por encima un carro cargado de material, pero sus piernas aguantan bien, producto de años de entrenamiento y su genética. ¡Que no se diga que un enano cae en el primer asalto!

Los hermanos hobbits, huyen del calor del fuego, cada uno por un lado. Tolman se dirige al otro lado del cauce para avanzar por allí, eso sí, prudentemente, por si volvieran los trolls. Lily, por ser mujer, es más consciente de que el camino más corto es subir al puente por el sur y ver qué ocurre desde allí. La sensatez siempre había sido uno de sus fuertes y por eso también se encaminó sigilosamente hacia allí.

Nuestro solista elfo siguió avanzando hacia el encarnizado combate que había comenzado a pocos metros de él. Sigiloso como una sombra, llegó hasta un árbol próximo, desde donde vio que Lawrence iba recto hacia Tatharina. Si se hubiera quedado escondido detrás de la piedra de antes, habría sido descubierto por el troll en su avance hacia la beórnida. Ahora se encontraba a salvo de los dos trolls, por el momento, pero no podía decir lo mismo de Tatharina. Miró adelante y vio cómo los dos contendientes se daban sendos golpes.

Lawrence estaba oliendo el ambiente y mirando por los alrededores. Olía a asqueroso elfo y a humano. Ya había visto al enano y suponía que había alguien más, que tiraba flechas incendiarias desde atrás. Cierto movimiento entre la maleza, un mogollón de mosquitos y un canto y tos posterior, le indicó el sitio donde mirar. Mientras se iba acercando vio a una humana con el pelo del color del fuego. En su mente iba pensando mil formas de cocinarlos a todos y la boca se le hacía agua. Al llegar a ella, vio el terror en sus ojos y se alegró de la suerte que habían tenido esa noche...

-Maldición, ¿que me pasa? Es un blanco fácil... Rilwen carga su arco y apunta de nuevo hacia la espalda del troll.

La flecha roza al troll esta vez, pero está lejos de haber sido un gran tiro. Rilwen mira alrededor esperando que llegue algún tipo de refuerzo. A lo lejos ve como el otro troll se interna en la espesura por donde estaban Tatharina y Gallind. -Bien, parece que al menos han logrado atraer a uno -¡Ánimo Gláin, los estúpidos trolls han caído en la trampa, ya viene el sol. Amanece. Viene el sol.! Rilwen grita con todas sus fuerzas, desesperadamente desea que sus palabras sol, amanecer,... entren en la cabezota de los trolls y lleguen a ese rinconcito donde el pánico se encuentra con la estupidez y les haga volverse al puente.

En tanto que camino sigilosamente hacia el río recubierto por las sombras de la madrugada voy soltando de las ataduras, con la agilidad propia de un elfo, mi querida arpa de Thonluin. Algunos metros más adelante me detengo junto a un árbol al tener al enano y los trolls a la vista. Pienso en Tatharina por un momento Niña. No seas necia ¡Corre! Y con la pesadumbre de tener que darle la espalda me encaro hacia el trol que está combatiendo con el enano en frente mío Tranquilo Gallind, si acabamos rápido con éste podremos todos socorrerle. Y con rápidos dedos y la gracia de un cervatillo provoco suavemente los sutiles movimientos de las cuerdas que empiezan a entonar mis hechizos. No te rindas Glain, el fuego de cobertura ha llegado. Las suaves notas del arpa salen del instrumento y entrecierro los ojos para poder ver a las quimeras propias del recuerdo y a los dulces cabellos de la arpista siendo bañados por los suaves rayos de la luna en aquellas noches cálidas de Rivendell. Sutiles melodías de mis antepasados ayúdenme ahora que mis compañeros me necesitan. Siento como las notas rugen en las cuerdas del arpa. Miro al primero de los trolls y sin quitarle los ojos de encima suelto la ira ígnea de mi instrumento. - Horrible criatura, siente el ardor del fuego elfico. - Y con violencia disparo una llamarada desde el instrumento y mis manos.

Por último escucho como Rilwen grita que el sol está próximo. ¿Será que es verdad?¿Cómo lo sabe?¿O me habrá visto en la espesura y se ha anticipado a mis movimientos? Sinceramente lo ignoro. Y con las arrendas del entusiasmo de la semielfa un atisbo de confianza se dibuja en el rostro del elfo. Sea de la forma que sea, sabe como dar ánimos en el fragor de una batalla.

Subo la cuesta y veo a Glain peleando con el troll.

-¡Mierda, le ha pillado!-

Y perdiendo todo atisbo de prudencia echo a correr hacia allí con mi tirachinas en la mano, una piedra en la otra y gritando a voces.

-¡Montón de mierda, eres un montón de mierda y yo soy quien te ha quemado la cama y arruinado tu guiso, montón de mierda!-

Lily parece desesperada y poseída por la ira.

Tolman cruza al otro lado del río e intenta avanzar lo máximo posible antes de esconderse de nuevo.

Sabe que por el momento está excesivamente lejos de cualquiera de sus compañeros, pero que usando una rutina de avance y luego subterfugio y así sucesivamente logrará eventualmente llegar hasta donde ellos y poder ayudarlos sino es demasiado tarde o la batalla o el amanecer no ha llegado a su fin.

Su hermana al parecer fuera de si, se ha zafado de él y está tratando desaforadamente de acercarse de forma absurdamente temeraria ante el peligro, afortunadamente sin éxito, incluso ha gritado tratando de atraer la atención de los mismísimos trolls, ¡Por Erú,! pero que mosca le ha picado, ojalá fuera menos necia y recuperara la sensatez de la que solía hacer gala.