Partida Rol por web

¡Maldita sea, pensaba que me chafaba como a un bicho! Pude zafarme esta vez pero ¿podré la siguiente? Gláin movía el hombro intentando calmar el punzante dolor que le producía. Será mejor que le haga caer antes de que sea tarde.

Según el enano se preparaba para asestar el siguiente golpe unas notas musicales rompieron la tensión del ambiente. De repente y sin previo aviso la silueta del ogro se iluminó con tonos anaranjados, dejando ver que era incluso mas horrible de lo que Gláin se había imaginado. El calor residual que llegaba al enano era tal que sus mejillas se sonrojaron y por un momento temió por la integridad de su barba. ¡Quien sea el gracioso del fuego! ¡Que sigo aquí eeeeeeeeeeeeeeeeh!

La parte positiva es que el fuego había desestabilizado al troll con lo que su rodilla quedaba mas a mano del pobre y dolorido enano. Ahora si que te tengo a tiro. Te vas a enterar. ¡AAAAAAAAAAAAH!

Todo ha salido rematadamente mal. Tengo que salir de aqui y encontrar a mis amigos que hagan algo por mi, si no es asi soy cadaver.

Salgo corriendo en direccion al camino, esperando que el troll no acierte en su ataque.

Gallind, escondido en el árbol, empezó a concentrarse en su música. Tocando con delicadeza las cuerdas de su arpa, fue sacando nota tras nota, que iban encaminadas a formar un poderoso sortilegio. Un rayo de fuego salió disparado desde su arpa hasta la espalda del troll, carbonizándole todos los pelillos que tenía en la chepa. Este, pegó un grito de dolor. Nuestro elfo se destapaba como un gran artista, digno de los más grandes espectáculos del heavy metal.

Rilwen vuelve a sacar una flecha de su carcaj y a apuntar con su arco al chamuscado troll. Tensa la cuerda con fuerza y dispara. Esta vez da en el blanco, aunque no logra hacerle mucho daño. ¡Debe de tener la piel muy dura! ¿Quizá con unas flechas más grandes...? Lo que está claro es que ahora se le ve mejor, gracias al fuego de tu amigo Gallind.

Gláin aprovecha el fogonazo, digno de un panadero enano, para volver a herirle en la misma pierna. El troll aulla doblemente de dolor y empieza a babear como un loco. ¿Quién le llevaría ahora la contraria al valiente enano? Si se estaba enfrentando cara a cara con un troll, solito, podía con todo. Wilfred, rugiendo de dolor y de odio, se empieza a volver loco. ¿Será un troll berserker y entrará en frenesí guerrero? Suelta un buen mamporro con su maza de madera, que impacta en el otro hombro del enano. Se ve que quiere igualar la altura de su comida. Esto es un combate de los buenos, con los dos púgiles intercambiándose golpes sin desfallecer. ¿Quién resistirá? ¿Quién dará el golpe definitivo?

Lawrence, con los ojos rojos y una sonrisa bobalicona, ataca a la cagadísima beórnida. Lanza un potente golpe con su enorme cuchillo aserrado, que más parece una espada larga, y la da de lleno. La hace tambalearse de la fuerza y casi la tira. La sonrisa del troll se duplica, ya que ve que la presa es fácil de cazar. En su mente solo piensa en cocinarla de diferentes maneras. ¡Basta ya de tanto cordero! ¡Sí a humanos, enanos, elfos y hobbits!

Los dos hobbits, ahora sí, corren a toda velocidad para ayudar a sus amigos. Ya les da igual el sigilo y el subterfugio. ¿A quién le importan dos hobbits pirómanos? Corren lo que les da sus pequeñas piernas de sí, claro. Tolman cruza el río, pero en esta parte cubre un poco más de lo que había creído, por lo que no avanza tan rápido como quería. Lily en cambio, optó por subir al puente y ver desde allí qué pasaba. Tan solo estaba a unos pocos metros de conseguirlo.

Nuestra pobre Tatharina, que no había podido hechizar a Wilfred en dos veces, ve como Lawrence la da tal castañazo que la hace temblar hasta las pestañas. ¿Quién la mandaría venir hasta aquí, con lo bien que estaba en casita? ¿Terminaría siendo pastel de carne? Viendo que no podía usar sus poderes con el troll pegado, cuyo hedor se le metía bien adentro, decidió salir de najas y correr hacia el camino. Quizá allí podría coger un taxicaballo y salir rauda hacia Bree, a su añorada camita. Pero no contaba con el ataque gratis que se iba a llevar por abandonar el cuerpo a cuerpo. El grandullón gritó: "ADO", y le enchufó una por la espalda que la dejó marcada desde la nuca hasta la rajilla del culete. Aún así, avanzó tambaleante hacia el camino. ¿La seguiría el troll para rematarla?

Reflexiono sobre lo poco que he avanzado escondiéndome, lo lejos que está la batalla y lo distraídos que están los trolls y cayendo en cuenta de mi error, decido cambiar de estrategia, se que por el momento estoy excesivamente lejos de cualquiera de mis amigos y que las posibilidades de alcanzarlos rápido son más bien remotas, pero que si opto simplemente por correr lograré, con suerte, avanzar el doble o el triple de lo que hasta ahora he avanzado y si Erú quiere tal vez alcance a poder ayudarlos en algo...creo haber visto a lo lejos, que alguno de ellos está huyendo de uno de los trolls luego de unos cuantos golpes, que aunque lo han dejado magullado, afortunadamente le han permitido huir por el momento, así que abandono todo sigilo y subterfugio y pongo los pies en polvorosa, sin embargo, parece que no es mi hora y la mala suerte se ha ensañado conmigo, apenas empiezo a correr cuando un calambre me hace tropezar, haciendo que mi avance haya sido mínimo.

Ha escuchado alguna de las notas del arpa de Gallind y ve salir llamas del troll. -Al fin han llegado los refuerzos, Rilwen apunta a la iluminada espalda del monstruo, en ese momento un grito de Tatharina resuena en la distancia, lanza la flecha que se pierde en la distancia e inmediatamente gira la cabeza en dirección al grito. No se ve nada, solo la espesura al otro lado del rio. Ni rastro del otro troll ni de sus amigos.

-Tenemos que reventar a este ¡Ya! ,grita con rabia mientras monta una nueva flecha.

Corro, corro y corro, intentando no tropezarme por la oscuridad. Y sigo insultando muy fuerte para, aunque sea, que parezca que llega una horda de hobbits.

¡Bola de grasa. Mira como arde tu camita. Y arruiné tu cocido montón de mierda!

Mis orejas se agitan en el silencio de la noche. Aunque el fragor de la batalla corte en mil pedazos la quietud nocturna aún se escuchan suavemente por todas partes los sonidos que hace el correr de la brisa en el campo. Pero algo altera la calma, algo además de la agitación y los ruidos del combate. Tatharina rompe esa quietud con un estruendoso grito de dolor. El troll la ha atacado. ¡Con mil demonios! Sabía que sería lo suficientemente necia para no huir cuanto antes. A este paso no podremos ayudarle de ninguna forma. Gallind se voltea para mirar en dirección a Tatharina y el troll (Lawrence). No los ve, pero en la negrura de la noche cree percibir algo. Creo que está corriendo en dirección al puente. Si es lo suficientemente veloz Lily y Tolman podrán socorrerla. Si ese es el caso te deseo la mejor de las suertes niña. Y tomando firmemente el arpa con ambas manos comienza a entonar nota tras nota un nuevo sortilegio. Estando en mitad del camino de ese troll, al que su compañera intenta dejar atrás y sin saber que piensa hacer a continuación la criatura lo más seguro es que me prepare para poder apartarme de aquí si fuese necesario. Nunca se sabe que esperar de esas bestias y más vale elfo preparado que mil volando. De sus manos y sobretodo de las cuerdas del instrumento emerge una energética melodía que envolviéndolo por completo lo dota de una velocidad sorprendente. - Arpa, tu que guías mi voz, has de mis pies y de mis movimientos dignos de la celeridad del viento.

El enano dejó escapar una exclamación de dolor. No me daban semejante tunda desde que empecé a entrenar con Fróin. Por un momento su mente se evadió de la contienda y el dolor, buscando un refugio en recuerdos más apacibles. Aish, ¿Qué habrá sido de ese viejo? ¿Acaso es posible que siga vivo? La próxima vez que pasé por Merlost debería intentar contactar con el. Gláin sacudió la cabeza y, de nuevo, se empezó a masajear los hombros. 

Esta cosa atiza duro, será mejor que ponga en practica los consejos del maestro y haga uso de mi juego de pies. Tolman va a acabar sacándome una cabeza como esta maza siga golpeándome. Ahora si que te vas a enterar enorme saco de estiércol. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH ¡Ja! Directo al pie. 

Intento alejarme lo mas lejos posible del troll. Estoy malherida y tengo alguna cosa en mis bolsitas que se que curan.

Saco de una de ellas uno de mis mas valiosos tesoros: una baya de un intenso color rojo que consegui en mis ultimas recolectas por el bosque. Una Baya Joya la llaman.

La estrujo y bebo su jugo ..... no sera suficiente para restablecerme, pero ganaré algo de tiempo esperando que alguien me ayude o el troll escoja otro objetivo ....pero lo dudo

Gallind, escondido en el árbol, no sabe si ha delatado su posición al lanzar antes esa llamarada. Así que presto, vuelve a tocar su arpa para lanzarse un sortilegio a él mismo, por si las moscas. Un halo de energía le recorre todo el cuerpo, haciéndole más rápido en sus movimientos.

Rilwen vuelve a sacar una flecha y la coloca en su arco. Tensa la cuerda de nuevo y dispara por tercera vez a la espalda del troll, pero hierra el tiro por muy poco. Esta vez no ha podido ensartarle con su proyectil, cosa que sí había hecho antes.

Gláin continúa con el intercambio de golpes. El troll es un rival muy duro y aunque le ha dado caña a su pierna, no logra derribarlo. Wilfred está recibiendo más que dando. Ya no se ríe y está concentrado en derribar a este osado y pequeño bichejo. ¿Será un héroe local que ha venido a matarles? La duda empieza a crecer en su corta mente.

Lily logra llegar arriba del puente y corre hacia el oeste, dejando el camino atrás. Va insultando a los odiosos trolls, mientras va sacando su honda y cargándola con una piedra. Oye el fragor del combate más adelante, aunque todavía no ve bien lo que sucede. Tolman está cruzando el río, pero parece que es el punto más profundo del mismo, ya que le llega el agua hasta la cintura. Siente el frío en el cuerpo, mientras el calor del incendio que han provocado le calienta la cara. Al fin, llega a la orilla y sale del río, chorreando por todos los lados.

La furibunda Tatharina, corría como una posesa en dirección al camino, sabiendo que su vida pendía de un hilo. No tenía casi fuerzas debido a las heridas sufridas, así que hizo lo que mejor sabía, curarse. Cogió una baya de uno de sus múltiples saquillos y se la metió en la boca. El dulce sabor inundó su paladar y bajó por su garganta, revitalizándola casi enseguida. Ni siquiera miró atrás para ver si la perseguía el troll.

Lawrence, viendo que la muchacha pelirroja escapaba casi muerta, no la persiguió porque sabía que no llegaría muy lejos en su estado y podría recoger el cuerpo moribundo no muy lejos. En cambio, se dio la vuelta para ver quién había lanzado ese sortilegio que había achicharrado a su hermano Wilfred. Apestaba a magia y a asqueroso elfo, así que barrió con la mirada los aledaños y olisqueó el ambiente. En un árbol cercano, escuchó la voz de pito de un elfo, así como unas notas musicales. Muy de mal gusto, por supuesto, nada que ver con grupos buenos como Troll Zeppelin, Trollowar o Trollalica. Los elfos no entendían de música. Avanzó hacia el árbol y medio oculto en él, estaba el susodicho. ¡Otro para la cena!

El enano parece que está talando un grueso árbol - Al menos Gláin aguanta y el otro troll no aparece.¿se estará comiendo a Tatharina? Tiene que dejar la mente en calma y concentrarse en su siguente disparo, no puede fallar de nuevo. -Este troll tiene que caer antes de que se le añada su amiguito o estamos muertos

Rilwen suelta la flecha que parte rauda y se clava en la pantorrilla de Wilfred

La monstruosa figura abandona a Tatharina y se dirige hacia el árbol, hacia al elfo. Mientras sonaban las últimas notas del hechizo siente como la tierra se mueve bajo sus pies y como, con un par de zancadas demasiado grandes, el troll se pone junto a él. Menos mal que escogí imbuirme en esta magia. Lastima que no pensara en esta posibilidad antes. Hubiese estado mejor preparado para una situación como esta. Medita a la vez que voltea a ver a sus espaldas a la imponente criatura. Me pregunto si Tatharina estará bien. Dudo mucho que haya podido comérsela en tan poco tiempo. Seguramente se libró de alguna forma del troll, escondiéndose o algo. Al menos, al venir esta bestia por mi, por extraño que parezca, se podría decir que le estoy ayudando. Y con una exhalación profunda agrega. -Bien, ¿Has venido por mi grandote?... Pues si quieres probar estas carnes élficas tendrás que correr algo más rápido gordito.- Y con ello me alejo aprovechando la oportunidad de generar una buena brecha gracias a la rapidez que me brinda el hechizo.

«¡Por Erú!, parece que hoy no es día, desde que ví a ese Troll, todo se ido embrollando cada vez más, primero los Vaina de Sémola y secuaces, luego el enano y el concierto de escándalos en la evasión, más tarde, aquellos hobbits misteriosos y su avisos del peligro de Trolls duplicado y ahora este condenado rio tan caudaloso, donde en la parte más profunda va y me da precisamente un calambre y caigo empapándome mientras el lejano fuego tenía acalorado, y además oigo que alguno de mis amigas necesita mi ayuda y yo impotente de dársela.....¿qué más podría pasar?» -reniego mientras mientras me levanto, con decisión, de la roca donde me había sentado a recuperar el aliento luego de haber salido del río.

«...Bueeeno, los Pulgarverde no se rinden aunque dejen los huesos en el camino» -y uniendo la palabra a la acción me lanzo a correr de nuevo en dirección a donde oí el grito, mientras llevó preparada la cauchera para poder usarla fácilmente y no tener que buscarla cuando lo necesite, que probablemente pienso que sea de Tatharina que es el eslabón más débil del grupo, aunque también podría ser de Rilwen que la sorprendieron.

Eso es Gláin, ¡Eso es! El juego de pies, esa era la clave. Como puedo ser tan cabezota, ¡Por mis barbas! Ese último golpe ni lo he notado. El enano empieza a rotar en torno al cuerpo del enorme Troll, que va lanzando golpes al aire con esa monstruosa cuchara/maza. Esquiva uno tras otro y no pierde oportunidad de provocarlo con improperios propios de su raza. Esto consigue dos cosas: La primera, calmar a Gláin de su furia guerrera permitiéndole mantener la mente fría, y la segunda, hacer rabiar tanto al troll que acaba desestabilizándose en uno de sus vaivenes. Esa es la oportunidad que estaba buscando. La parte superior del troll ha descendido lo suficiente como para quedar al alcance de Gláin. Esta vez, sin gritos ni florituras, el enano cumple su cometido y rebana la base del cuello del troll, bañándose por completo en la sangre de su titánico adversario. Esbozando una sonrisa para sus adentros se dice: Eres mio. 

Corro, o algo así. Voy casi dando trompicones en mi desesperación hacia donde veo el combate entre Glain y el enorme troll. 

-Aguanta Glain, ya está a punto de amanecer. ¡Aguanta!-

Y ruedo por el suelo, doy dos volteretas, me incorporo y ... frente a mi, de repente, con gran sorpresa, mi amigo enano asesta un tremendo golpe con su hacha sobre la nuca del troll, que se tambalea y se desploma. 

Me lleva unos segundos entender lo que ha sucedido.

-Glain, maldito Glain, maldito cabezota testarudo-

-¡Tienes unos cojones como cocos Glain! ¡¡Como cocos!! ¡¡¡Te quiero!!!-

Y entonces me doy cuenta de que al otro lado del río hay otro más...

-¡¡Vamos Glain, tienes que matar al otro también. Tenemos que cruzar el río!!-

Y empiezo a bajar en dirección al agua esperando que "Super Glain" me siga. 

-Lily ya no necesita el amanecer. Tenemos a Glain. Mi amigo Glain. Es un cabezota y un jode planes. Pero vaya hostias que da mi amigo Glain. ¡Se va a enterar ese troll de mierda!-

-¡Eh tu bola de grasa! Mi amigo te va a dar dos hostias que no te van a conocer ni en tu casa. ¡Montón de mierda!- 

Ahora que me siento un poco revitalizada gracias a las baya rubi medito sobre lo que esta pasando. Glaind esta dando buena cuenta de uno de los troll, mientras los demas intentan marear al otro. Los hobbits se acercan poco a poco a la refriega.

...Y no amanece... Vaya se me ha metido ahora esa cancion en la cabeza ...no es el momento.

Echo mano a mis saquitos y saco unos petalos curativos que me tomo mientras voy a un sitio intermedio donde reunirme con los hobbits.

Tal vez entre los tres sumemos uno.

Rilwen es la primera en actuar esta vez. Aposenta bien sus pies y apunta la flecha hacia la espalda del monstruoso troll. Saca la lengua y la pone en un lado de los labios para afinar aún más la puntería. Suelta la cuerda y el proyectil sale disparado hacia adelante, clavándose fuertemente. ¡Ya se va pareciendo más a un erizo!

Gláin empieza a bailar de un lado a otro, haciendo uso de su genial juego de pies. Izquierda, derecha, de frente, atrás y vuelta a lo mismo. Wilfred, embobado y molesto porque el enano no se esté quieto para poder golpearle, mira mareado de un lado para otro. Sus sangrientos ojos siguen los movimientos de los pies de Gláin: izquierda, derecha, de frente, atrás y vuelta a lo mismo. Viendo aquí su oportunidad, Gláin coge fuertemente con las dos manos el hacha y descarga un poderosísimo golpe sobre la cadera de Wilfred, partiéndosela. Un alarido sin precedentes sale de su garganta, a la vez que cae hacia un costado, quedándose inmóvil en el suelo, inconsciente.

... y rebana la base del cuello del troll ...

Me temo que tu estatura no da para llegar ahí, lo siento, jejejeje.

Lawrence, contento de haber visto y alcanzado al escuálido elfo cantamañanas, le lanza un buen golpe con su enorme cuchillo aserrado. Le alcanza de lleno en el pecho, estampándole contra el tronco del árbol y dejándole sin respiración durante unos segundos. Cuando se prepara para agarrarle y apachurrarle con su gigantesca mano, el pálido elfo sale huyendo como hoja que lleva el viento. Lawrence se ríe estrepitosamente, le gusta el juego del pilla-pilla. Ya se ha encargado de la humana y ahora va a acabar con el elfito. Antes de que salga de su alcance, logra darle otra cuchillada al grito de "ADOOO".

Los dos hobbits siguen corriendo hacia el oeste, uno por cada lado del río, insultando y despotricando a los trolls para atraer su atención. Cada uno lleva ya en su mano la honda preparada y una piedra cargada.

Gallind, viendo lo que se le echaba encima, intenta esquivar el primer golpe del troll para salir corriendo seguidamene, pero no lo logra. Es empujado hacia el tronco del árbol con tal virulencia que se queda sin respiración durante unos segundos. Viendo su muerte en los ojos de Lawrence, se gira rápidamente y echa a correr hacia el oeste a toda mecha. Aunque aún le da tiempo al troll a darle un potente golpe por la espalda. Medio trastabillándose y muy mal herido, corre deprisa alejándose de su verdugo.

Tatharina, la cual va recuperando fuerzas, gracias a sus productos de oferta, cambia su destino y se va acercando al río. Va a tratar de unirse a Tolman y hacer un frente común en este punto. Aunque no sabe si huirá cagadita de miedo si vuelve a ver los ojos sanguinolentos de Lawrence, que reflejaban beórnida en salsa...

-¡Ja! ¡Acaba con él, Gláin! Grita animando al enano con voz alegre -Te has ganado el sobrenombre de matatro...La elfa calla de repente.

La sonrisa que se había dibujado en la cara de Rilwen al ver caer al troll, se desvanece cuando oye una monstruosa voz que grita desde el otro lado del río "ADOOO" , Rilwen gira la cabeza y alcanza a ver a su amigo elfo -Está muy herido

La silueta del segundo troll se recorta a lo lejos, en la oscuridad, junto a unos arbustos. Instintivamente se sube la capucha de su capa y con rabia lanza la flecha a este nuevo objetivo mientras maldice entre dientes.

La flecha se pierde en la noche.*

Luego de ver que Tatharina se aleja a un lugar seguro y de que el Troll se aleja de ella, dejo de prestarle atención ya que está fuera de peligro y además ahora el troll parece que ha escogido como saco de boxeo a otro de mis compañeros, el cual trastabillando, pero a una velocidad de infarto se aleja con presteza. si bien la distancia cada vez mayor no me deja diferenciar bien quién es, con esa velocidad y esa agilidad, supongo que debe tener sangre élfica en sus venas (Rilwen o Gallind).

Así que, luego de esos segundos de indecisión, que me hacen rebajar considerablemente el avance, cambio de rumbo, analizando el paisaje hacia un lugar elevado cercano a ellos, sea un árbol o una elevación del terreno, que me permita asestarle al troll al menos un buen golpe con mi cacuchera. Y así vuelvo a aumentar mi velocidad mientras en voz baja sigo musitando una y otra vez una cantinela «Los Pulgarverde no se rinden aunque dejen los huesos en el camino» como forma de auto infundirme confianza y convicción en una acción, que en otro momento de más calma, me hubiera parecido temeraria, insensata y suicida.