Partida Rol por web

Rilwen coge los objetos que le han parecido interesantes y mira por la alacena por si hubiera alguna puerta secreta o algún compartimento secreto, pero no ve nada que así se lo indique. Da media vuelta y se dirige al almacén, que es donde están sus dos compañeros. Allí ve a Gláin registrando todas las cosas que hay colgadas o por el suelo. También ve por primera vez el baúl, a un lado. En el otro, ve a Lily escalando unas estanterías para coger una pequeña caja. Si te lo hubiera pedido, solo tendrías que haber estirado el brazo y se la hubieras cogido sin problemas.

Gláin, después de rebuscar por todos lados no logra encontrar la llave que abre el baúl. Ante el hallazgo de Lily corre hacia ella para ver qué ha encontrado. Echa una ojeada también a la alacena. Lily le da la cajita y se pone a observarla por si tiene alguna trampa. Lily ve que Rilwen está detrás de ellos, y al final se juntan, haciendo un círculo. ¿Qué habrá dentro? La pequeña caja de palisandro tiene los lados tallados representando un enrejado cubierto de flores. Gláin abre la cajita y ve que dentro hay dos hojas doradas. ¿Alguno las reconoce?

Las cosas que ves colgadas o tiradas en la pared de los clavos del almacén son:

• Una capa de fina lana verde, entallada para alguien entre los 165 cm y los 180 cm.
• Una capa de lana azul, adornada con piel de marta, y entallada para alguien entre los 160 cm y los 175 cm.
• Tres pares de botas de cuero para montar a caballo.
• Un par de zapatillas de mujer de ante blanco, ornamentadas con bordados azules.
• Un vestido de seda de color broncíneo.
• Unos pantalones de pana gris.
• Una armadura de cuero para enanos.
• Una camisa de lino, con volantes en cuello y puños.
• Un gorro de fieltro, con una pluma de faisán.
• Una manteleta de seda de color zafiro.
• Una camisola de cota de malla para un hombre delgado.

En la alacena trasera ves:

• 3 docenas de jarras de un cuarto de carnero en conserva.
• 5 cubas de un galón de carnero salado.
• 20 tiras de carnero seco.

En la alacena trasera ves:

• 3 docenas de jarras de un cuarto de carnero en conserva.
• 5 cubas de un galón de carnero salado.
• 20 tiras de carnero seco.

Observo las hojas y la caja con atención por si me recordaran algo. A lo mejor las he visto antes y entonces debería de acordarme con mi memoria fotográfica. O quizás apareciesen en alguna de las historias del Tío Leñaseca. ¡Quién sabe!

Mientras observa con desgano a los rufianes atados escucha todo el discurso de Tolman. Luego de dejarle terminar le dice - Tolman ¿Te encuentras bien? - Levanta los ojos del letargo de la lejanía y alumbra con sus suaves pupilas la mirada nerviosa del hobbit. - Pareces un poco alterado. No veo necesidad de ser tan duro con Tatharina. - Aparta un segundo la mirada para verla detrás de la figura del hobit, para luego volver a verle. - Ella al igual que nosotros está algo cansada. Deberías tener un poco más de paciencia. - Hace una mueca rara frunciendo la naríz como si a estornudar se dispusiera y continúa hablando. - Si tanto afán tienes por investigar qué te detiene. Ve. Nosotros estaremos aquí ocupándonos de estos dos. Se que si algo sale mal Tatharina me ayudará. - Y alzando la voz en un estruendoso grito. - ¿Verdad Tatharina?

Y alzando la voz en un estruendoso grito. - ¿Verdad Tatharina?

Y estas hojas... ¿Qué son? Por la forma en que están guardadas parecen algo importante. 

¿Te dicen algo Rilwen?

Lo que empiezo a ver claro es que esto no es una guarida de trolls. Más bien pareciese la residencia de dos o tres elegantes personajes. Pero...¿no hemos llegado aquí precisamente siguiendo las huellas de esos trolls? No sé. En realidad yo nunca he estado antes en una guarida de trolls. Pero me imaginaba que estos seres pestilentes no organizarían la comida de forma tan ordenada. Y desde luego las ropas que hay ahí no son suyas sino de una pareja de humanos e incluso puede que de un enano. 

¿Qué opináis? 

Y en ese momento suena adentro el grito de Gallind. 

Voy un momento afuera a ver que andan haciendo estos tres. No puedo dejar a Tolman solo ni un minuto...

Y salgo hacia la entrada de la cueva para echar un ojo a mis compañeros. 

Veo esas hojas doradas y mi mente se pierde en su propia codicia: ¿Serán de oro de verdad? Si lo fueran valdrían una fortuna. Tal vez podría morderlas y comprobarlo. Acerco mi boca a esa especie de corona con esa intención y, si mis compañeras me lo permiten, aprieto los dientes con fuerza. 

Wow Lily, tienes una vista que ya querrían las águilas de las montañas nubladas. Gláin está claramente emocionado, casi pegando brincos de alegría. ¡Menudo tesoro! Para un momento para tomar aliento y continúa. Aunque con esto yo ya me conformaría, ese baúl sigue estando cerrado y produciéndome curiosidad. Y nosotros seguimos sin la llave. ¿Dónde podríamos seguir buscándola?

Ehhh, ¿a que te refieres con que si me encuentro bien?...me encuentro perfectamente -y con los brazos en jarras me volteo a mirar directamente a Gallind- creo que estás malinterpretando las cosas amigo, lo que tomas por dureza en realidad es preocupación, llevaba hablándome si parar de un montón de cosas y ya me estaba empezando a marear, pero dejando eso de lado estás consciente del peligro real que representan estos dos -digo señalando a los dos rufianes- es verdad que me interesaría ir a revisar el interior de la cueva pero no dejo de darle vueltas en la cabeza a la advertencia de Gandalf y a lo mucho que la enfatizó, y por eso no me he atrevido a entrar en la cueva a explorarla, sin embargo, confío en ti, y si me dices que tú y Tatharina lo tienen todo bajo control y que puedo ir a darle una miradita rápida, pues.... -digo empezando a acercarme a la entrada de la cueva y mirándola esperanzadamente.

Mi amiga Tathariel vive en Lórien. -Dice Rilwen con voz suave, se pierde un instante en sus recuerdos de niña , los paseos con Tathariel, ella la enseño casi todo  de los animales y plantas que tenían a su alrededor.- Después de acompañar a Gallind a Mithlond me iba a dirigir hacia allí. Tathariel me contaba que en su bosque hay unos árboles con tronco plateado y  hojas doradas, su nombre es mallorn..estoy deseando ver uno. No he oido hablar de ninguna otra hoja dorada.

Esto podría significar que quien habitaba aquí era o es, un amigo de los elfos. Tenemos que saber quien vive aquí. Estoy de acuerdo contigo, Lily, en que esto no parece una guarida troll, no digo que no hayan pasado aquí un par de noches, pero ni siquiera han vaciado la despensa. Y esas ropas no son, desde luego, un botín de guerra que conserven unos trolls. Quizá encontremos alguna pista más en el interior del baul.

La voz de Gallind se oye desde el exterior y al ver que Lily se dirige hacia allí la dice: No hemos registrado a nuestros prisioneros quizá la llave que buscamos la tengan encima.

Voy a seguir buscando la llave del baúl a ver si encuentro algún indicio más. En la habitación central, la de las dos camas, apoya el candil en el suelo y la registra. Mira debajo de las almohadas y colchones, saca cajones y busca cualquier piedra suelta que pueda esconder una llave debajo

No impido que Glain muerda las hojas, pero mientras salgo de la cueva le digo. 

-No te las comas Glain. No sé lo que son, pero me da que deben de ser importantes o valiosas. Sino no estarían tan bien guardadas- 

Voy a ver que narices anda haciendo Tolman ahí afuera. 

No te tardes mucho... - Le responde a Tolman en tanto lo ve ir directo a la puerta de la cueva. - Tal parece que la curiosidad lo estaba volviendo loco. Explorar un poco seguro lo relaje más. - Se frota la barbilla pensando en lo que dijo tolman. - Si estos dos intentan algo se nos ocurrirá que hacer.- Se detuvo un momento y agregó. - Si, creo que estaremos bien. - Luego tras levantarse de la roca y caminar en silencio se dispone a rodear todo el claro. Al finalizar la ronda observa hacia los alrededores con sus ojos agudos. Tras terminar el perímetro regresa a la roca y vuelve a sentarse. - Al menos se pueden pensar dos cosas. La primera, no se me da mal esto de ser guardia. La segunda, hacia falta estirar un poco las piernas. Se me estaban entumeciendo.

Claro Gallind. Esperemos en la retaguardia por si pasa algo y vigilemos a estos maleantes. No soy muy diestra en la lucha, pero si pasa algo ayudare en todo lo posible amigo mio.

Pienso que he estado distante con los elfos y que han surgido dudas.  Glain me inspira mas confianza, pero los elfos han demostrado ser buenos compañeros.

Vigilo a los hombres y echo un vistazo alrededor, no sea que se nos pase algo.

Estoy deseando volver a Bree y tomarme un desayuno hobbit ... seguido de un segundo desayuno hobbit, por supuesto jajajajajaja.

Espero romper el hielo con Gallind.

Ninguno sabe qué hojas son, pero sí pensáis que al estar en esa caja deben de ser valiosas. Gláin se quiere echar una a la boca, pero la advertencia de Lily le frena en su intento de comérsela, frenando su impulso a escasos centímetros de la hoja. Cerráis la cajita y la guardáis. ¿Pensáis que este sitio no es la morada de unos trolls? ¿Pueden ser tan cuidadosos unas criaturas tan estúpidas? ¿Dónde estará la llave del baúl? ¿Dónde la guardaríais vosotros? Con estos pensamientos, cada uno se dirige a hacer una cosa. Rilwen empieza a rebuscar por todos los lados pero no encuentra nada. Gláin la imita, con idéntico resultado. En el dintel de la puerta, Lily choca de bruces con su hermano, que estaba entrando para echar un vistazo. En un momento, los ojos de Tolman se acostumbran a la penumbra del lugar y al mal olor.

Los dos os habéis quedado solos en el claro vigilando a Gil y a Nat, ya que Tolman ha desaparecido por la entrada del túnel troll. Los cautivos no hacen nada por escapar: uno está embobado, mirando a la nada, y el otro está sollozando de temor. Un tanto aburridos, dialogáis entre vosotros y dais una pequeña vuelta por los límites del claro. No veis nada raro y os percatáis de que esta parte del bosque es bastante bonita, no tocada por la mano del hombre, que todo lo destroza. Al acabar la ronda volvéis junto a los cautivos y esperáis a que salgan vuestros compañeros.

Lo que ves, por la luz que llega de los dos farolillos que hay encendidos, es una sala enorme que hace de habitación. Las marcas en el polvo del suelo indican claramente dónde estaban los jergones (trasladados al puente) de los trolls. Sin las camas, sus soportes se ven bastante abandonados contra el frío muro de piedra. Una recia mesa de roble, flanqueada por nudosos bancos, ocupa la esquina trasera. Un lado de la mesa está considerablemente manchado de hollín (fue donde Gil colocó los fuegos de artificio). Al lado hay una puerta abierta, que da a un pequeño almacén. También ves otra puerta en el lateral de la habitación.

El almacén es una pequeña habitación, con otra puerta entreabierta a un lado. En la pared de enfrente hay clavos metidos en las grietas que hay entre las piedras del muro, donde cuelgan ropas y armaduras, probablemente arrebatadas a las víctimas de los trolls. En la esquina delantera hay un baúl hecho de hierro. Bellas inscripciones y el grabado de una luna creciente enmarcaban el ojo de la cerradura. La manufactura era demasiado hermosa. Quizá guardó en el pasado las mantas de la gran casa de un hombre del norte.

En la alacena trasera, donde el almacén, ves tarros de cordero en conserva, cubas de cordero salado y largas tiras de cordero seco llenando los estantes. El esqueleto de un ratón adorna la estantería inferior.

Dentro de la alacena lateral, en la habitación principal, ves sacos de harina, bolsas de cebollas, nabos y patatas, quesos enteros y varias jarras de cerveza llenando los estantes. Una olla de repuesto yace en el suelo, bajo una hilera de clavos.

A mi también me gustaría probar uno de esos desayunos hobbits. - Dice con una sonrisa. - ¿Será verdad que desayunan dos veces como dices? Ya me lo había comentado alguna vez Rilwen pero no me lo creo. - Y con la total curiosidad de un alma que ha viajado poco le pregunta. - Y los tuyos ¿También desayunan dos veces?. - Su cara muestra genuina curiosidad.

Entro un poco distraído mientras resuenan las últimas palabras de Gallind en mi cabeza, y luego de hacer algunos malabares para evitar chocarme con Tatharina que estaba plantada muy oronda como un saco de papas casi en la mitad de la entrada y es entonces cuando entre que el cambio de radical del sol de media mañana a la penumbra casi completa del interior y el fétido olor que comienzo a sentir en el interior (como aquella vez que descubrimos una rata muerta allí en casa), cuando al pasar un umbral me doy de bruces con mi hermana. Cegado como estoy me cuesta reaccionar, hasta que que como un acto reflejo la empujo y afortunadamente antes de que pase algo peor me doy cuenta que es Lily. «¡Por Erú, Lily, un poco más y sucede algo que lamentaríamos! ¿En que venías pensando?» -digo como excusa para esconder que también estaba distraído y... sin dedicarle demasiada atención a lo que me responde me dirijo a ese baúl y luego de inspeccionarlo y ver que está cerrado a cal y canto, me pongo a inspeccionar que tan antiguo es, si tiene rastros de polvo, si parece que fue abierto hace poco, si lleva largo rato olvidado en esa habitación, si tiene compartimientos, ocultos o alguna forma secreta de abrirlo y luego a analizar detenidamente la habitación haber si también hay polvo o si suele ser utilizada a menudo, si encuentro esa dichosa llave, o alguna estancia o compartimento secreto o incluso el origen de ese insidioso y repugnante olor azota mis fosas nasales, mientras pienso «¡que interesante!, esto no se ve todos los días, esta es una morada claramente singular y definitivamente no es propia, para nada, de un troll, ¿la encontrarían esos trolls, buscando un escondite?....naaah demasiada coincidencia....esto más bien denota la presencia de otras personas, lo que confirma parcialmente la historia de esos rufianes, solo queda por aclarar si todavía están cerca y nos pueden caer mientras estamos distraídos y vulnerables, con lo que convendría salir para estar preparados y evitar que liberen a esos rufianes, porque perderíamos todo lo que hemos logrado viéndonos impotentes de limpiar nuestra reputación e incluso avisar de forma creíble de la amenaza de bandidos, cargándonos por el contrario el muerto a nosotros, o si fueron sorprendidos por la incursión de los los trolls y entonces los manipularon para adaptarlos a sus planes».

Aprovechando que estoy en la entrada de la puerta le grito a Gallind. 

¡Gallind. Trae para acá a esos dos. Puede que nos sean de utilidad aquí adentro!. 

Pero no entremos todos. Que queden dos a fuera con los ojos y los oídos bien abiertos por si llegase alguien más. 

Si me los trae mi intención es meterlos adentro y empezar a hacer preguntas de forma menos amable. Sino iré yo misma a buscarlos. Es la tercera vez que intento meter a esos dos malhechores en la cueva...