Trabajo en... ¿Equipo?

Esta vez no hay preguntas para irse a dormir, sino más bien una suerte de respuestas, las propias y las que el resto del equipo te ha proporcionado al ver tu reflejo pasando por el filtro de otro. Podría interpretarse de muchas maneras. Algunas conclusiones te podrían dar una sensación de auto-confianza. ¿Qué otra cosa podría aportarte una certeza? pero por supuesto, otros podrían leerlo de otras formas, y... 

¿Es eso posible?

Esta mañana todos tienen en su email el boletín diario contacdo las clásicas novedades de la empresa que casi todos ignoran. Uno de los artículos es imposible de ignorar. La red social interna de la empresa bulle entre la sátira y el desconcierto por lo que hay ahí expuesto.

Una carta al editor que el responsable ha decidido publicar a pesar de que es muy extraño que dejen pasar algo negativo. Describe a Itziar. Tal como se muestra en el artículo, aunque parezca amable por fuera, en el fondo sólo es una persona que le da igual pisotear a quien sea por cumplir sus ambiciones. Vendería a su madre por un puesto mejor en la empresa.

Un golpe del que no sería capaz de recuperarse cualquiera.

El desayuno pasa acompañado de las noticias y las novedades del tablón, que no son pocas. Otros dos compañeros han perdido su color.

Toca seguir. Con buenas o con malas noticias y todas las emociones contradictorias que pudiesen destaparse con el golpe. Las desconfianzas comienzan a dejarse ver entre las miradas de unos y otros, pero lo que es seguro es que si han llegado hasta aquí no es por asustarse con la primera dificultad.

Esta vez es una voz desconocida la que llama la atención de los que quedan en el comedor y los más madrugadores que ya comenzaban a andar, preguntándose qué les depararía el día, o buscando algo que hacer.

- Hola, hola... ¡Buenos días! Por aquí, por favor. ¿Pueden todos seguirme? síganme hasta la cancha. Es por aquí - Su voz enérgica invita a quitarse las últimas legañas y ponerse en movimiento. No hace falta mucho más para intuir en qué va a consistir el siguiente reto.

- Soy Sara, entrenadora del equipo local en la liga infantil local. Se suponía que sólo vendría hoy para ayudarles a encauzar el ejercicio  que tengo entre manos, pero acaban de comunicarme que seré su monitora de cabecera en adelante. ¡Así que encantada de estar con todos! 

Mientras hablo, quiero que empiecen a imitarme.

Vamos a estirar un poquito el cuerpo ¿De acuerdo? Vamos a movernos, y no quiero que nadie se lleve un susto con un tirón. Despacio, mantener, soltar.

Quiero que me acompañen, y sobre todo, que se diviertan con este ejercicio.

Ya basta de actividades en solitario ¡Para trabajar en equipo no es suficiente saberse la teoría! Hay que moverse, hacer, ensuciarse las rodillas y confiar ciegamente en los que te rodean. Porque así es como los equipos salen adelante. Con confianza.

¡Estén atentos, porque espero tener que decirlo solo una vez! La rapidez aquí es, incluso más que importante, VITAL. 

Cuando empecemos, todos entrarán en este círculo central de la cancha donde estoy yo y les iré dando un pañuelo de un color.

Estos colores indicarán a qué equipo pertenecemos.* Serán grupos de tres. 

Tan rápido como les sea posible, y sin salir del círculo, deberán elegir entre todos a uno que hará el papel de Ciego.

El Ciego debe ponerse el pañuelo en los ojos y quitarse los zapatos. 

Otro miembro del equipo deberá ir a uno de los extremos de la cancha, al azar. No menos de 20 metros. Este será el Cambio.

El tercer miembro del equipo se se convertirá en el Guía. El Guía debe ir dando indicaciones al Ciego para que encuentre sus zapatos tan rápido como le sea posible y el cambio pueda ponérselos. Si, es el otro quien debe ponérselos, no hagan trampas, jajaja. Espero que hayantraído calzado cómodo.

En ese momento, el papel de Guía cambiará, y ahora será el otro miembro del equipo, el Cambio, el que deberá guiar al Ciego de regreso al interior del círculo donde hemos empezado.

¡Habrá mucho ruido, así que será fácil que las instrucciones se líen entre tantos ecos! ¡Y no vale tocar! para que esto funcione, sólo pueden usar la voz para guiarse los unos a los otros.

Son 11, así que al último grupo en formarse me llevaré yo los zapatos, pero el Guía deberá hacer trabajo doble, ya que le tocará guiar a su ciego a los extremos y regresar con él, además de contar con un penalizador por haber tardado tanto en ampezar.

Espero que lo hayan entendido, porque... ¡Empieza ya! - Sacude con energía los tres primeros pañuelos, de color morado.

- ¡Vamos, vamos, vamos! ¡Quiero verles correr!

El desafío anterior se había alargado mucho más de lo esperado, con sorpresas agradables y alguna no tanto. Pero lo principal era que había pasado factura a Viktor y se notaba en las ligeras ojeras que tenía. En el desayuno la noticia le coge por sorpresa y le lanza alguna mirada furtiva a Itzar, para terminar con un leve gruñido de aquel que comienza a acumular demasiadas tareas. Para colmo... la monitora desbordaba tanta energía que le cansaba con apenas verla. Trató de reír, pero sólo le salió una pequeña y resignada carcajada.

Creo que hoy me va a faltar más café...

Comenta, más para sí mismo que otra cosa. Calentamientos y una prueba rara, no era tanto el trabajo en equipo como lo poco convencional de la misma. Toma un pañuelo, violeta, que indica su equipo. Miró quienes serían los siguientes con los que uniría fuerzas y sintió cierta lástima por ellos, no obstante, declaró en voz alta algo para ahorrar discusiones.

Seré el puesto que nadie quiera, pero en caso de duda seré el Ciego.

Dicho lo cual se echa a un lado y comienza a frotarse para calentarse, con cierto gesto de dolor en la mirada. Mirada que en algún momento dedica al tablón y le hace murmurar algo ininteligible, más allá de cuatro palabras...

... así que es eso...

La noche, de nuevo, había sido reparadora. Me sentía bien, descansado y contento. Miré el tablón mientras me tomaba una taza de café, y no me sorprendí demasiado. Aunque los primeros días la cosa hubiera estado calmada, sabía que ese tipo de fluctuaciones serían comunes a partir de ahora. Cualquiera que pensara lo contrario era demasiado ingenuo. Me causaba una amarga diversión la hipocresía del asunto, pues aunque siempre nos estaban hablando sobre el trabajo en equipo y la importancia de ponernos en la piel de los demás, luego nos presionaban con tener más puntos que nadie. Aquel tablón era una guadaña que pendía de la cabeza de cada uno, y nadie quería ser decapitado. 

Seguí desayunando hasta que me vibró el móvil. Revisé, aburrido, las noticias de la red interna, hasta que una en concreto casi hizo que se me atragantara el croissant. ¿Qué demonios? ¿Cómo habían permitido publicar algo asi? Sin duda, aquello no había sido aleatorio, y de repente entendí la gran bajada de Itziar en el tablón de puntuaciones. Itziar era una mujer fuerte, pero sin duda algo así afectaría a cualquiera. Dubitativo, pensé en acercarme a consolarla de alguna manera, pero no podía encontrar las palabras adecuadas para la situación. Aquello parecía especialmente injusto, cuando ella había sido una de las que más había apelado a trabajar como un equipo, en vez de pisarnos unos a otros. Dejé de dudar, y me acerqué a su posición.

-No dejes que te afecte, Itziar. Todos los que estamos aquí podemos dar fe de que en estos días has demostrado más bien lo contrario a lo que ahí pone. Me parece muy bajo que se utilicen campañas de desprestigio como esta, pero si lo han hecho es porque te tienen miedo, no lo olvides. 

No sé si eran las mejores palabras, o las que quería escuchar, pero esperaba que de alguna manera la animaran. Tras darle un último sorbo al café, la monitora nos llamó y salimos al exterior. La explicación de la prueba terminó de matar mi buen humor. Otra prueba de atletismo. No había nada que hacer. Cuanto antes empezara, antes terminaría. Vi como Viktor cogía el primer pañuelo morado, y yo cogí el segundo. Me acerqué a él.

-Mis aptitudes físicas no es que sean las mejores, como bien pudo comprobar el caballo del primer día, pero lo compensaré poniéndole ganas.

Le di una palmada en el hombro, y me quedé a su lado para esperar quien iba a coger el tercer pañuelo.

Itziar no tenía buena cara esa mañana. Su rostro delataba que apenas había dormido nada ese día... lo cual era cierto. Todo lo sucedido el día anterior la había tenido dando vueltas en la cama hasta bien tarde, y al amanecer para dirigirse un rato al gimnasio había decidido leer las noticias... y se había encontrado de cara con lo sucedido. El hecho de que ya se esperara alguna maniobra deshonesta no hizo el trago menos amargo. Especialmente, porque aunque tenía sospechas, no podía probar nada. 

Nadine había tenido razón. Toda la directiva de Hidra estaba llena de canallas deshonestos. Lo único que no lograba entender es el motivo de que el Consejo de Dirección hubiera permitido esa publicación. ¿Qué trataban de hacer? ¿Ponerla a prueba? Cada vez más, esto le recordaba al patio de un colegio, en el peor sentido de la palabra.

Pero al menos, hubo una sorpresa agradable. Fue Erik el que se acercó a ella con algunas palabras de ánimo, que Itziar recibió con una sonrisa cansada, pero agradecida, porque realmente parecieron sinceras. Tal vez porque los más veteranos eran los que menos ganas tenían de comportarse como colegiales.

-Gracias, Erik. -Contestó lanzando un hondo suspiro. -Que me tengan miedo es un mal consuelo, pero escuchar que alguien me tiene en cuenta ayuda mucho más. Me alegra que no pienses como ese artículo de mi... de ... bueno, eso. -Y, con un aspecto un poco más animado, bromeó. -Te debo un café a la vuelta. Y no te preocupes, no volverá a llegarte nada tarde desde Logística.

Una nueva chica llegó para presentarles el juego del día. Por lo que dijo, no volverían a ver al anterior. Pobre chico. Otra víctima del absurdo juego de competición en el que se habían envuelto. Viktor y Erik se adelantaron tan pronto como ella acabó. Después del reto de los caballos, Itziar sabía perfectamente que esos dos no eran precisamente los más hábiles de entre los presentes... pero sí que habían sido los dos únicos que, de una forma u otra, le habían dedicado alguna palabra amable. Y ese día las necesitaba, aunque quedara última en el juego.

-Bueno, pues vamos allá. -Dijo, adelantándose sin mirar hacia el resto. Su voz era firme, pero un ligero temblor en ella revelaba que lo sucedido esa noche le había afectado más de lo que querría admitir. Sin levantar la vista, tomó uno de los pañuelos morados y se lo anudó. -Supongo que un poco de ejercicio vendrá bien para pensar en otras cosas. Estad tranquilos, he dormido poco pero estas cosas no se me dan mal del todo, no voy a ser un lastre. 

Escuchó a Viktor ofrecerse como Ciego, y sonrió. También era un buen chico. Pero a pesar de todo, creía que era mejor que la guiada fuese ella. Al fin y al cabo, después de esos artículos, tal vez él no se sintiera a gusto siguiendo sus indicaciones. No, era mejor que ella lo escuchara a él.

-Déjame a mí ser el Ciego hoy, Viktor, si te parece bien. Una venda en los ojos tapa las ojeras mejor que cualquier otra cosa. Creo que tú serás mejor Guía. Muéstrame el camino. Y tú, Erik... te veo haciendo de Cambio. Llévame de vuelta. ¿Os parece bien? -Suspiró, mirando a los otros dos, y se llevó el pañuelo a los ojos, esperando a la respuesta antes de cubrirlos. -Confío en vosotros, chicos.  

-Ohmmmm-

Respira, Shinny, respira... Me decía a mi misma mientras en la habitación, con los primeros rayos de sol, hacía algún ejercicio de yoga. Pese que no necesitara por mi físico hacer mucho deporte, esos ejercicios me ayudaban a afrontar mentalmente el resto del día. De paso pensar en la gente de allí, de forma tranquila e intentar buscar lo mejor de cada uno. Según el psicólogo de ayer, era un buen ejercicio y merecía la pena hacerlo. No se porque al final siempre venía la misma persona a mi cabeza y me hacía sonreir como una idiota. Notaba como me sonrojaba solo de pensarlo y me subía la temperatura.

Bajé a desayunar y de pasó miré el tablón. Ya era algo automático. - Vaya!- Me sorprendía mi misma. Mi puntuación era bastante buena. Eso me daba miedo. Me mordisquee el labio algo nerviosa y temerosa de lo que pudiera pasar. Cuanto mas alto sube una, mas grande es la caída y el batacazo. No. Definitivamente no me gustaba ser la primera, ahí, a la vista de todos. Era como si alguien me señalara con el dedo, a mi, a la que prefiere pasar desapercibida. - Bueno, al menos, a alguien le parezco útil...supongo.-

Sin embargo había habido muchos altibajos. Cada vez tenía mas claro que la gente jugaba sucio. Eso no es trabajo en equipo. Maldichos chacales... Y cuando entré en el comedor. PUM! La bomba Itziar. Revisé con detenimiento en la tablet la información. Mas de una vez, al menos. Miré de reojo a Itziar que parecía tener un mal despertar y volví de nuevo el rostro a la noticia. Ummm, no la veo así.

Así que cuando terminé de desayunar, tras la explicación de la prueba- Fisica! Otra vez no... Si fuera física de partículas, todavía pero...- y después que Erik hablara con ella me acerqué a ella y la di un toquecito en el hombro.

- H-hola... Itziar... emm...yo...- Jo, que mal se me daba hablar con los demás.- ¿Estás bien? He visto lo de la noticia y...y bueno...No creo que... Yo no se dar buenos ánimos, esa es Nadine, pero...tengo cigarrillos y lo mismo, eso... Pues ya sabes. Estoy...por ahí, ¿ vale?- dije de forma tímida y titubeante, como ofreciéndome a hablar si era necesario. Baje la vista un poco y al subirla solté una perla de las mías, de esas que se dicen sin pensar y con el corazón.- Idiotas. No hagas caso.

Sonreí lo que pude dadas la circunstancia y me fui a por mi pañuelo. ¿Existirá un manual sobre cómo hablar con la gente sin tartamudear? ¿ Quizá el psicólogo ese...?

Cuando Itziar tómo el pañuelo morado solté un suspiro de alivio. Ni a Viktor ni a mi se nos daba bien los deportes, así que ella era una buena incorporación. Tras su comentario, sonreí, divertido.

-¿Un lastre? ¿Has visto a tus dos compañeros de equipo? -Bromeé-. Tendremos que intentar estar la altura -dije dándole un suave codazo a Viktor-. Por mi parte me adapto a la posición que queráis. Si queréis de Cambio, pues esa será.

Me alegraba que Itziar asumiera el mando, eso indicaba que mantenía buen ánimo. Observé al resto hacer los equipos, mientras pensaba cuáles serían las mejores palabras para guiar a un ciego.

- ¡Erik, Vïktor e Itziar son el equipo morado!

Shannon y Nadine se hacen con los naranjas ¡Y aún falta uno más para hacer equipo! ¡Un paso adelante!

En su bolsillo ya se ven asomar los siguientes, que usarán un distintivo verde, y los últimos, negro

Nadine se había ido a dormir por la noche agobiada por el día previo. Pese a que el tablón había respondido por ella gracias a los votos de sus compañeros, no consideraba que aquel hubiese sido un gran día. Necesitaba un revulsivo. Algo que le devolviese el control de sí misma y sabía exactamente lo que necesitaba. Una noche de vulnerabilidad. Cuando caes hondo para recuperarte bien arriba. Y eso fue lo que hizo, pasar la noche expuesta.

A la mañana siguiente la fría brisa sobre la piel a la hora del rocío la despertó y tan pronto como sintió el tímido calor del sol combatiendo la inercia de la noche y pudo ver la belleza del mundo, supo que había funcionado.

Se pegó una ducha revitalizante de agua fría y al acabar, abandonó su look elegante y sofisticado y eligió una camiseta graciosa con mensaje y unos vaqueros. Respiró hondo y consultó como iba el mundo en las noticias de la intranet. De pronto se le heló la sonrisa en la cara, allí había gente que se empeñaba en jugar sucio y Nadine se empezaba a cabrear.

Salió a las zonas comunes y vio a Itziar, la víctima de la jornada. Se acercó a ello y le dedicó una sonrisa que esperaba resultara reconfortante. Habló en voz alta sin preocuparle de que le oyesen.

Nadie dio la cara ayer y hoy han vuelto a las andadas. Son unos cobardes. Se sienten amenazados por nosotras y nos persiguen con calumnias. Desprestigio. Pero no existe publicidad negativa. Aquí hay gente buena y te recompensarán como ayer hicieron conmigo. Lo que no nos mata nos hace más fuertes.

Le guiñó un ojo y se fue a dejarle espacio cuando se le ocurrió algo más que añadir.

Hay gente que se toma esto como una guerra. Pero en las empresas se progresa haciendo amigos, no enemigos. No me preocupa no ser yo quien progrese hoy, pero si fuera ellos me preocuparía por mañana. Cuando sea otro quien se vea recompensado y descubran que han luchado solos, descubrirán lo importante que era la oportunidad que desperdiciaron.

Ahora sí, le dio espacio a Itziar y volvió a revisar el tablón. No todo eran malas noticias, aun había esperanza entre los gentiles.

Llegó una nueva monitora y les llevó a un terreno de fútbol, uno de los deportes por antonomasia del juego en equipo. Mientras escuchaba la descripción del desafío, se sintió muy motivada.

Al fin un poco de perspectiva en equipo. Aunque sea en algo tan físico es una buena noticia

Daría lo mejor de ella. En cuanto vio que varias personas se aproximaban a recoger sus pañuelos, se adelantó y recogió su insignia naranja.

¡Eih, Shinny! ¡Parece que vamos juntas! No es como si hubiese esperado a que tú te adelantaras para ir detrás y asegurarme en caer en el mismo equipo, claro. - Dijo sacando la lengua y guiñando un ojo en un gesto divertido.

No soy un buen Guía.

Sonríe asumiendo su posición, se encargaría de que todos llegasen a su puesto. Cuando Erik le golpea en el costado, se fuerza a reír ligeramente y negar con firmeza.

En verdad ambos somos bastante torpes ¡pero intentemos al menos comenzar lo antes posible!

Trata de animarse y animarles. Mientras ella se descalza él medita si abrir la boca para hablar o no pero finalmente lo descarta, era hora de trabajar y daría lo posible. Una vez preparados lo primero con lo que se fija es en que no hay obstáculos y, por fortuna, aún había poca gente. Poco a poco los grupos se iban formando y aunque lanza una mirada curiosa al segundo equipo, prioriza para terminar con esto cuanto antes, y tomarse un café a ser posible.

Para que luego tenga que volver lo mejor es no moverme.

Murmura antes de alzar la voz hacia Itzar, tratando de guiarla hacia Erik.

Gira un poco a la derecha -viva tu precisión- y avanza sin miedo. Aún tienes espacio por delante y nadie se interpone. Paso a paso, no veo nada desde aquí que puedas pisar.

Esperaba que fuese suficiente para alguien con la intuición y la clara mejor forma que él.

Llego tarde al ultimo reto, espero que eso no me pase factura. Lo explican y me motiva y me gusta lo que nos toca hacer ahora. Veo que me toca con Shannon y Nadine, y que seriamos el equipo naranja. Si no les importa me gustaría comenzar haciendo de ciego, confio en que me guiareis bastante bien y realizaremos la prueba con éxito.
Le pido a la monitora el pañuelo y me lo ato tapándome los ojos en el lugar indicado esperando las instrucciones de mis compañeras.

Viendo los grupos, Jesús decidió esperar un poco antes de atreverse dar un paso adelante. No le importó parecer un cobarde o un indeciso si sus compañeros de equipo eran personas con capacidades atléticas extraordinarias, cosa que por el momento, no parecía ninguno haber destacado y dado que las opciones se acababan era ahora o nunca.

-No temáis, yo seré vuestro "Ciego". Pues así obtendremos una ventaja extra, si vosotros no me echáis una mano de forma adecuada, Dios lo hará. No temáis, solo animaos a dar lo mejor.

Dirigiéndose hacia la nueva Monitora.

-¿Qué color tendremos? ¿Verde esperanza?. Me gusta...

- Por el diablo...

Cierro la app del navegador de mi celular, pensando que a alguien se la tuvo que haber hecho. Empezamos bien el día, ¿eh?

Sin dedicar otro pensamiento me dediqué por entero a mi desayuno. Estaba hoy radiante. Saludé a Shannon con la mano y al verla voltear al tablón por reflejo lo hice también. Miré a otro lado antes de que alguien pudiera adivinar en mi rostro lo que sentí. En su lugar me apuré a la cancha.

Escucho que será monitora de cabecera. Me pregunto si algo le pasó al monitor de ayer, y si se metió en un problema. Quizá había entendido mal el ejercicio que se iba a ejecutar y la entrada del psicólogo fue para guardar las apariencias. Muchos no parecían estar conformes con la apreciación de ese personaje. Pero vamos, para ser psicólogo y entender a tus pacientes tienes que estar un poco loco. Y a decir verdad, lo de ayer fue revelador.

El ejercicio me hace reír, emocionada. Si, hoy estoy insoportablemente feliz.

Me adelanté, rápidamente y bastante emocionada, a punto de gritar "¡Pido el naranja!" cuando Jhon llega primero.

Por los clavos de cristo, Jesús se ha pedido el verde. Entonces se me ocurrió algo. Podría funcionar. Caminé casi detrás de Jesús.

- Yo pido ser la ciega negra. - anuncié, estirando la mano para tomar el pañuelo.

- Estricto orden de llegada - Le recuerda la monitora, poniendo en la mano de Ximena un pañuelo Verde, al igual que le ha dado a Jesús. 

¡Quedan tres pañuelos! ¡Vamos vamos - Da palmadas para animar a los rezagados a moverse.

Erik y Viktor estuvieron de acuerdo en su propuesta. Por lo menos, parecía que era capaz de conservar el suficiente temple como para liderar un equipo para juegos infantiles. Con esa idea tonta en mente, Itziar casi estuvo a punto de sonreir, y bajó su pañuelo hasta que sus ojos no pudieron ver otra cosa que oscuridad con ciertos brillos morados. Sólo le quedaba el sentido del oído para que fueran otros los que la guiaran. Pero estaba segura de que sabrían hacerlo. Si hablaban la mitad de bien de lo que lo habían hecho el día anterior, sería pan comido.

Primero fueron las palabras de Viktor. Lo cierto es que no fueron las indicaciones más concretas del mundo, a ratos parecía olvidar que ella no estaba viendo en absoluto lo mismo que él. Más de una vez, tuvo que corregir sus indicaciones, retroceder o dar rodeos, pero no le importó. Lo cierto es que se sentía más cómoda de lo que había esperado. Y siguió las palabras que la guiaban sin miedo a tropezar o caer, confiando en que en cada paso que daba alguien la cuidaba. Se movió deprisa, casi corriendo, tratando de compensar con velocidad los rodeos que habían dado. Y así, finalmente, se encontró de nuevo con su calzado puesto.

Y fue la voz de Erik la que reemplazó a la de Viktor para llevarla de vuelta a casa. Sus indicaciones fueron un poco mejores, pero también tenían sus fallos. Pero una vez más, no le importó. Del veterano ya había escuchado varias veces palabras de apoyo, y estaba más que dispuesta a echar a confiar en él y hasta correr a ciegas si él se lo dijera. Así que, después de unos largos minutos, pudo regresar al centro y retirarse el pañuelo morado de los ojos. Los otros grupos aún estaban comenzando sus propias carreras, y el aire se llenaba de instrucciones confusas.

-¿Bueno, cómo lo habéis visto? -Preguntó a sus compañeros, secándose el sudor de la frente. -¿No ha ido tan mal, verdad?

-----------------*Respuesta a conversaciones anteriores*-------------------

Un toque en el hombro hizo que se girara con curiosidad, para encontrarse cara a cara con Shannon. 

-Muchas gracias Shannon. -Contestó Itziar, esforzándose en sonreír al escuchar sus dubitativas palabras de ánimo. -No es algo que me alegre... pero es falso, y cualquiera que me conozca lo sabe. Y sería un poco idiota si no supiera alegrarme al ver que se preocupan por mí. Te lo agradezco de veras, cariño.

Entonces, cuando parecía que la charla había acabado, la joven volvió a hablar. Y sus palabras fueron tan directas como dubitativas las anteriores. Definitivamente, debajo de esa chica tímida se escondía una mucho más fuerte de lo que ella misma creía.

-Shannon... -Añadió, ensanchando su sonrisa en un gesto mucho más natural. -Deberías ser así de natural más a menudo. Me encanta cuando sacas tu carácter.

La última en acercarse a ella fue la propia Nadine. Itziar se alegró al ver que también se preocupaba. Había llegado a tener ciertas dudas, especialmente si tenía en cuenta sus sospechas sobre la identidad de la persona que habría filtrado ese artículo en la red de la empresa. Pero Nadine le habló haciendo gala de los mismos principios morales que había exhibido el día anterior. Algo muy loable para ella.

-Desde luego hay quien cree que ascender se logra pisoteando a los demás. -Comentó en respuesta, sacudiendo la cabeza con incredulidad. -Pero no comprendo cómo han accedido a publicar algo así.  Lo único bueno es que queda claro que quienquiera que sea el responsable, me conoce muy superficialmente. Nadie que me conozca bien se va a tragar esa mierda. Y espero que tengas razón, y no vayan a ser todo golpes hoy también... Pero claro, aquí ninguno va a dar la cara, igual que ayer. O ninguna. -Añadió con cara de resignación. Al fin y al cabo, sólo una persona de todos los reunidos parecía odiarla abiertamente.

-Pero gracias por preocuparte, Nadine, de veras. Si ayer no te dije nada... es porque no me parecía el momento, y luego, después de la prueba, pues... -Dijo, y su mirada se escapó por un momento hacia Ximena. - No me encontraba en mi mejor momento de ánimo yo tampoco. Pero me alegra ver que queda cordura en esta competición de locos. Deberíamos estar estrechando lazos en lugar de fomentar las puñaladas traperas, o esta empresa tiene mal futuro.

De acuerdo - Le dijo al siempre escueto John.

Luego se giro a Shannon.

Tú llévate los zapatos y yo le guiaré.

Tan pronto como los dos habían ocupado sus puestos, Nadine ocupó el suyo y fue dándole indicaciones a John, pero cuando empezaron ya había otras voces en marcha y costaba imponer la suya.

De acuerdo John. ¿Escuchas mi voz? Bien. Quiero que camines hacia tus siete en punto así que ya sabes, media vuelta y un poco más y luego echa a andar. Bien. Así. Un poco más. Ahora ¡para! Shinny está a tus 3. Así que 90 grados y a desfilar. Bien. Así. Un poco más. Para. ¡Para!. ¡PARA! Bien. Ahora dos pasos a tu izquierda. Listo. Llegaste.

Una vez con los ojos tapados oigo las instrucciones de Nadine entremezcladas con el resto de la gente, pero lo hace correctamente y concentrándome consigo empezar a avanzar. Un giro a la izquierda, avanzar despacio, otro giro y poco llego al lugar indicado para la finalización de la prueba. La verdad que me había indicado de manera precisa.

-Si aún así deseas ser la ciega verde, no me opondré en absoluto. Señora Navarrete.

Jesús sonrió a la joven mientras miraba como otros equipos ya estaban algo más adelantados que ellos, en especial porque ya tenían sus grupos formados y bien formados. Mientras que ellos, tan solo eran dos... ¿Acaso la gente no se unía porque detestaba a Ximena?. Sí, sin lugar a dudas era eso. O al menos eso era lo que creía Jesús.

-¿Entonces escuchará mis indicaciones?. Pues yo seré el Guía.

Manuel contempló con escepticismo a la monitora.

 - Uff... qué agujetas me van a dar mañana... - pensó. La sola idea de hacer ejercicio físico se le antojaba una tortura vietnamita. Bastante mal lo pasó en el colegio recibiendo balonazos...

En cuanto a la nota sobre Itziar, le hizo gracia.

 - Tampoco dice nada que sea mentira, ¿no? - pensó - Aún así, es una jugarreta la que le han gastado. En cualquier momento me hacen a mí algo así también: habrá que estar atento.

 - Ehh... ¿Con quién me toca? ¿Jesús y Ximena? - la presencia de Ximena le ponía nervioso...  Hubiera preferido estar en un equipo exclusivamente masculino - Pañuelo verde, ¿verdad?