Tercer desafío

Tercera noche en el campamento. Tercera noche fuera de su cama y sábanas conocidas, rodeado de los olores y sonidos del campo que poco a poco se van haciendo más habituales.

Esta noche, quien más y quien menos se han acabado acostando con el runrun de la última pregunta de la Coach. ¿A qué se refería con que sólo los valientes piensan en cómo se sienten? No será a ti a quien llamen cobarde, eso sin duda, pero en el mundo empresarial en el que todo son cifras, estadísticas y resultados es cierto que acabamos desconectando demasiado a menudo de nosotros mismos.

¿Cómo me siento estando aquí? Es una oportunidad. Hay un premio oculto a simple vista que todos quieren para sí y del que nadie habla en voz alta ¿Es entonces esto lo que quiero?

^{¿Cómo me siento?}

Para más de uno la noche ha sido inquieta, pero a la mañana siguiente pesa la necesidad de arreglar los estropicios y mostrar tu mejor máscara para demostrar que estás donde tienes que estar.

El desayuno continental sigue siendo excelente, aunque esté aderezado por la conversación de fondo de dos monitores.

- Qué raro ¿Por qué habrá cambiado el color de los baremos?

- Sólo espero que no lo haya roto alguien. Porque como nos pidan que lo paguemos nosotros...

- Si, en jefatura son capaces.

- Baja la voz, que ya llegan...

Se apresuran a alejarse. Es llamativo que las dos personas más bajas en el ranking se muestren ahora son otro color. Pero puede ser simple casualidad. Lo que es seguro es que no ha habido ningún anuncio oficial. Las actividades siguen adelante de igual forma para todos, y aún queda mucho que se puede sacar de la experiencia.

Nadine echó un vistazo a su libreta y pensó que, a pesar de su sensación desagradable al observar el tablón esa mañana, las cosas siempre podían volverse aún más desafiantes.

No se le había escapado la situación del tablón. Ella había comenzado los desafíos con una posición realmente baja, pero el día anterior había conseguido darle la vuelta porque tuvo suerte en el tipo de desafío. Les había tocado algo en el que ella se desenvolvía como pez en el agua y lo había hecho con corazón y lo mejor que podía. Había sido un buen día y se reflejaba en el tablón. Había pasado de segunda por la cola a segunda por la cabeza. Se fue a dormir orgullosa de su desempeño. Pero al ver el tablón esa mañana, después del desayuno, un jarro de agua fría le recorrió la espalda.

Miró a sus compañeros con rostro de sincera sorpresa. ¿A quién había ofendido ella para que iniciasen una campaña de desprestigio ante la empresa? No lo sabía, pero alguien había conseguido que la penalizaran muy severamente. Tenía que intentar averiguar por qué, pero si algo había observado hasta el momento era que la transparencia brillaba por su ausencia. Se concentró en las buenas noticias que también traía el tablón y acudió al lugar donde tendrían su nuevo reto con energía positiva.

Y entonces leyó el contenido de su libreta y tuvo que realizar un sobreesfuerzo para mantener su positividad.

Después de los retos del día anterior, en ese día había elegido un look más sencillo y campestre. Unos piratas blancos y una camisa de cuadros*, así que en lugar de sentarse en el cesped y llenarse los pantalones blancos de verdín, se apartó un poco del grupo hasta sentarse en una mesa con bancos típica de merendero. Estaba un poco apartada del grupo, pero eso también le permitiría centrarse en su trabajo sin estar pensando quién de entre sus compañeros le habría cogido ojeriza y por qué ¡O quizás eran varios!

Enfocó el texto como una relación de virtudes y puntos fuertes y comenzó a escribir.

Si algo puede decirse de mi sin lugar a dudas, es que soy pragmático. Quizás si le preguntáis a mis compañeros, ese no sea la virtud que destaquen más rápidamente. Probablemente destaquen antes como virtud mi sentido crítico y ese sentido del humor tan peculiar que utilizo que se sustenta en el contrapunto humorístico del cinismo o mi capacidad analítica. Pero yo creo que lo que más destaca es mi inteligencia práctica. Sin duda, mi cabeza es mi punto fuerte. Aunque he de reconocer que, como todos, los dones se reparten, y esa inteligencia práctica no siempre es la mejor de las herramientas en las labores físicas o sociales, especialmente en estas últimas, pero compenso el número con la calidad. Cuando alguien coge el ritmo de mi manera de interactuar y si esa persona es también inteligente, mis habilidades sociales dan fruto. Cuando esa persona es menos perspicaz, no llega a ver lo bueno que hay en mi y me simplifica la vida evitándome que alguien tóxico o mediocre entre en mi círculo personal. Supongo que eso significa que si quieres caerme bien necesitas ser alguien inteligente y que aprecie el humor en el cinismo. Es una pena que haya tan pocas personas que cumplan esa descripción. El mundo iría mejor si hubiera más personas así.

Cuando terminó el texto de apenas 200 palabras y sin saber muy bien qué más añadir. Se quedó pensativa sentada en su mesa de merendero un poco apartada del resto.

Veo el tablón, y me quedo boquiabierta, llena de incredulidad. Ya había notado un juego sucio el día anterior, pero se quedó callada, pensando que tendría que confirmar sus sospechas antes. Pero algo definitivamente no se ve bien. Nadine, para empezar, había repuntado el día anterior., es simplemente imposible que esté tan baja ahora. Los números de otro par tampoco me están concordando. Miro a esas personas, lo más disimuladamente posible. Había tomado una fotografía del tablero tras el primer reto y poco después del segundo. Ahora no puedo menos que alzar una ceja. Esto definitivamente no concuerda.

Nadine se sentó apartada de todos. No la culpo. Yo me enojaría con todo el mundo, también. Me pregunté si Shannon podría ayudarla un poco. Podía entender la intención del ataque: ella es una de las mejores, así que la razón tras ese ataque tuvo que ser el ir a tumbar a los rivales más fuertes. Tengo ganas de preguntarles qué está mal en ellos. ¿Acaso no soportan que una mujer pueda superarlos?

Decidí dejar a Nadine sola, pero luego hablaré con ella. No somos íntimas, apenas conocidas en este punto, pero me siento llamada a ayudarla. Me siento a algunos metros de ella, para no invadir su espacio pero manifestar apoyo. Cruzo las piernas y me inclino sobre la libreta, pero sin abrirla. Sigo absorta, sacando conclusiones sobre qué movimientos pudieron suceder tras las votaciones.

No soy un blanco, aun. Empecé baja y casi no he tenido votos, por eso no me sorprende mi puesto en la tabla. Pero las variaciones extrañas en esos números...

Me dí unos cuantos golpecitos en la sien con la goma del lápiz, intentando pensar. Bostecé, y me estiré por céntima vez en el día para tratar de mantener los ojos abiertos.

Abrí la app de Google Play, buscando en Libros. Recordé el comentario de Viktor sobre el libro, y despertó mi curiosidad. Abro anchos los ojos al leer el precio. Vaya, y esa cantidad de páginas. Me puse mis lentes de lectura, con el celular en modo de vista nocturna. Traté de leer un poco del Señor de los Anillos. Primero diez páginas dedicadas a la biografía de Tolkien. Vaya, tuvo una vida bastante intensa. Comienza la parte del libro, como con un prólogo a modo de libro histórico sobre los Hobbits. Bien, me gusta eso. Me encantó que La Princesa y la Reina estuviera escrito como si fuera la crónica de un Maestre, esto podría prometer.

¿Qué, tengo un lado friky?

Sigo leyendo, pensando que en cualquier momento comenzará el capítulo I, mejor pensado, en pocas páginas. Pero la historia y costumbres de los Hobbits se extiende por una eternidad. Vuelvo a abrir la app de la Play Store, pensando que me he equivocado de libro, pero el título del volumen, "La Comunidad del Anillo" me confirma que es el primer libro. Regreso a seguir leyendo, en un punto más por obstinación que entretenimiento. Comienzo a perder la paciencia cuando tras leer todo un tratado sobre como fuman en pipa y toooodos los detalles ahora es sobre la geografía de su terreno.

No sé que tanto me tomó, pero me rindo. Me quito los lentes y me froto los ojos. Ahora entiendo por qué tardó diez años. ¡Por Dios, esto es más descriptivo que un artículo científico!

Con razón Viktor afirmó no haber podido llegar a la mitad. Apenas he podido con la mitad del prólogo. Me decido a dormir. Antes de bloquear el celular veo la hora y siento que me han bañado con una cubeta de agua fría.

¡Tres de la mañana!

Abro el libro, y ahora sí que se me abren anchos los ojos al leer el nombre. Le miro, pero bajo rápido la mirada antes de que me vea. ¡Por Dios!

Intento exprimirme el cerebro, pero apenas puedo lograr algo cuando a las primeras líneas se me cierran los ojos. Al final me pongo de pie, escribiendo como puedo al tener la libreta sostenida de una mano y aplicándole presión con la otra al usar el lápiz. Escribo todo lo que se me viene a la cabeza, sin revisar lo anterior, en una sola sentada e inspirada con velocidad en mi escritura por la injusticia de la tabla. Luego, vuelvo a mirar al grupo, casi acusatoriamente, cuando miro a quien debo describir. Sonrío sin querer, y negando con la cabeza endulzo un poco mi discurso.

Nadine pasa, dando una buena descripción. Muy, muy buena, y sin dar apenas una sola pista. Vuelve a ser la primera. Este desafío lo tiene que ganar, estoy segura. A este punto olvidé mi envidia del inicio, ahora en mis ideales feministas la apoyo silenciosamente.

Me dirijo al centro, con pasos decididos. Entre antes haga esto, mejor. Una vez frente a todos, siento dudas al ver lo que escribí por no haberle dado ni una sola leída de revisión. Me llevo un mechón de cabello a la oreja, sonriendo nerviosa.

- En un primer momento, pensarías que no se me dan las multitudes... - comienzo, apretando los labios para no reírme. - ...Pero bajo las capas que ves se encuentra un interior profundo. Miras a mis ojos y pareciera que encontrarás cansancio, pero bajo una mirada taciturna hay un intelecto cultivado. A primera vista no te parezco alguien sociable, pero es porque soy cauteloso. Miro a todos, como un espectador en una obra en la que yo mismo estoy actuando. Si aplicamos la metáfora del teatro, este es un circo de máscaras y burlas, de supuesta sana competición y teatrales discursos; donde los reyes observan la función desde el palco y nosotros probamos ser dignos de brindar al emperador nuestro consejo. Todos somos a una manera, bufones. Entre los verdaderos héroes de la obra no se aprecia a los silenciosos, que miran y aprenden, y ayudan. Miro bajo la máscara, con mis ojos cansados pero inteligentes, brindándote un apoyo sincero. Tras los ladridos de fondo y la retórica local, yo doy frases simples, pero cargadas de sentido. Mi máscara negra y ro...

Cierro los ojos, apretándolos con fuerza. Me doy cuenta de que cometí un error. Maldigo internamente. Reuno valor para abrir los ojos y continuar.

- ...Perdón. - carraspeo un poco. - Como decía, mi máscara no muestra gesto o expresión, pero es porque no te has tomado el tiempo de hablar conmigo. Soy un escudo invisible para la seguridad que todos damos por sentada. Se me busca por mis conocimientos, pero...

Tomo una pausa, para ver lo que voy a decir antes de leerlo, y me doy cuenta de que iba a dar otra pista. Y peor, mi siguiente frase es cursi. ¿Como pude escribir eso? 

Pestañeo, varias veces. De pronto, mi ingenio deja de responder y soy incapáz de improvisar.

- Esto es todo. - Me vuelvo hacia atrás, casi huyendo.

Siento las mejillas incendiadas. Regreso al lugar de donde me levanté (ahora sí, enteramente despierta de aquí a la mañana siguiente por la tamaña vergüenza). En mi vida, en público, habría hecho el ridículo, y mucho menos cuando se trata de algo relacionado con mi trabajo. Esto no fue solo por dormir mal. En la universidad podía dar exposiciones por toda una clase sin haber dormido nada. Me llevo las manos a la cabeza, frustrada.

Estoy peor que una colegiala. ¿Qué me está pasando?

Empezaba un nuevo dia, una nueva jornada. ¿Qué nos depararían los monitores en el día de hoy? Sea lo que fuese seguro que nos soprenderian. Pero lo primero era lo primero, tras tomar una dicha y vestirme pase al comedor para degustar un buen desayuno, café recién hecho, bollería casera, huevos y bacon, había que coger fuerzas, no sabemos si el día seria duro.
Tras esto nos comentan el nuevo desafio, esta vea en mi manera de verlo era el mas interesante, íbamos a averiguar como nos veian los compañeros, o a menos uno de ellos. Cada uno íbamos a tener que hacernos pasar por uno de ellos y describir nuestra forma de ser (la del que nos tocase en cada caso).
Vi quien me había tocado y comencé.
Soy muy obervador/a en los momentos iniciales al conocer a las personas. Las observo para conocerlas, me gusta ver lo que dice cada una de ellas para conocer sus formas de pensar y sobre todo que opiniones tienen de cada tema en cuestión. Quizas no me vean como un ganador/a pero se que si consiguiera el tan ansiado puesto mis funciones serian lo mas justas y beneficiosas para la empresa. Cada uno de ellos estaría en el lugar apropiado, porque al fin y al cabo todos somos uno, un grupo, una familia, una empresa. La unión hace la fuerza y eso es algo que no deberíamos olvidar.
Tras estas palabras tome un poco de agua y esperé a ver la exposición del resto de mis compañeros.
Por cierto, hablando de compañeros, en la imagen del tablón diario que nos enseñaban, había dos de ellos que estaban en otro color, no sabia que significaba, asi que esperaría que nos diesen noticias sobre eso y conocer los motivos.

Después de la relativamente breve cena que siguió a las actuaciones teatrales y posterior debate, Itziar terminó excusándose temprano para retirarse a descansar. El cansancio del primer día aún pesaba en ella, y quería recuperarse para poder tener un buen rendimiento. Sin embargo, en el ordenador ya la esperaban, como tiburones, varios mails de trabajo. Los liquidó tan rápido como pudo, y después se envolvió en las sábanas y dejó que su mente se deslizara hasta el sueño.

Esa noche, soñó con el Mago. Sólo que el Mago, en lugar de ser un hombre, era el Consejo de Dirección de Hidra, que se dedicaba a jugar con sus directivos.

Despertó agitada y algo inquieta, mucho antes de que hubiera llegado la hora de desayunar. Con pocas ganas de volver a dormir, Itziar decidió que una pequeña sesión de ejercicio podría sentarle bien, de modo que bajó hasta el gimnasio del que había hablado la monitora y empleó un buen rato en sudar una rutina de entrenamiento. La larga ducha caliente que siguió al deporte ayudó a mejorar su humor, hasta el punto en el que cuando bajó a desayunar, estaba casi feliz.

Entonces, vio el tablón.

Joder. Pensó, mientras un segundo vistazo confirmaba que no se había equivocado. Las puntuaciones habían cambiado mucho esa noche, y no parecía que fuera cosa de los votos. Algunas puntuaciones parecían lógicas, pero otras no tanto. Anoche, eran varias personas las que compartían el liderazgo. Ahora, en cambio, el pilar azul que brillaba junto a su nombre destacaba en solitario. ¿Sería fruto del trabajo de sus equipos, tal y como habían dicho en las primeras explicaciones?

Lo mejor será no pensar demasiado en ello. Es demasiado pronto para preocuparse.

En el desayuno, fue saludando al resto de sus compañeros. Poco a poco, sus caras comenzaban a convertirse en las de personas conocidas. Tal vez el objetivo de hermanamiento del campamento pudiera dar resultado, pese a todo.

-Por cierto, gracias por tu voto de confianza de ayer. –Dijo al encontrarse con Erik, mientras tomaba un par de piezas de fruta de la cesta. Colocándose un mechón de pelo aún húmedo detrás de la oreja, añadió. –Me alegra que te gustara el discurso, aunque fuera una improvisación.

Cuando terminó de desayunar, se levantó para ir a lavarse los dientes antes de empezar la jornada, pero antes de salir del comedor se dirigió hacia el lugar en el que se había sentado Shannon.

-Ayer lo hiciste muy bien en la segunda ronda, Shannon. –Comentó con una sonrisa amable al llegar a su altura. –Tienes mucho potencial sin usar aún, no todos son capaces de levantarse como tú lo hiciste. Mucho ánimo para hoy, ¿vale? ¡A por todas, zanahoria! –Bromeó. No estaba segura de si la joven morena tendría ganas de charlar, así que esperó a su respuesta para quedarse o seguir su camino.

Un rato más tarde, cuando el monitor explicó la nueva actividad, Itziar tomó una de las libretas, planteándose si podría darse el caso de que a alguien le tocara su propio nombre. ¿Qué escribiría entonces? Al abrir la tapa de cartón, leer el nombre que había allí esperando le hizo esbozar una sonrisa. Y, sentándose en la hierba, con la espalda apoyada en el tronco de uno de los árboles, comenzó a redactar mientras jugueteaba con su pelo.

Manuel usa "espiar juego sucio" sobre Iztiar.

Manuel observó el tablón en silencio.

 - Aquí hay tongo - pensó - Alguien ha escrito 'IDDQD' - se dijo, y empezó a reírse él solo, hasta darse cuenta de que nadie más que él sería capaz de entender el chiste.

 - En fin, veamos quién me ha tocado... uff, qué asco de ser. Podría abreviar y escribir: "¡Hola a todos, soy gilipollas!". Aunque nadie lo averiguaría a la primera: aquí hay unas cuantas personas con ese perfil. Bueno, vamos allá...

Y, dicho y hecho, cogió un papel y un bolígrafo - Escribir a mano... estamos en el año 2018, por Dios. ¿Por qué no me traen un papiro de piel de cabra y una pluma? 

La persona que me ha tocado describir es...  ¿Qué puedo decir?  Es alguien que sabría describirse mucho mejor de lo que yo sabré hacerlo. Tiene la costumbre de conseguir lo que quiere, y de hecho, cada cierto tiempo la empresa se lo reconoce.

Es todo carisma, la clase de persona que atrae y agrada a los demás: viste con pulcritud, siempre de la misma forma, dando la imagen que desea dar; mantiene un gesto afable y simpático. Cae bien a la gente, conquista con la palabra.

Podría poner una tienda de granizados en Groenlandia, y tendría a los esquimales haciendo cola con el dinero en la mano: así es nuestra persona; del tipo de gente capaz de convencer a otros de cualquier cosa.

Ha sido capaz de conseguir lo que tiene sin necesidad de estudiar: ¡era así de genial de serie!

Cuando terminó de escribir, a Manuel le dolía mucho el antebrazo. Escribir a mano era una tortura... ¿Quién podía querer hacer algo así, habiendo netbooks?  Se sintió como un monje medieval...