Viernes
14.12 h

No escuchó a nadie que respondiera desde el exterior del ascensor, así que, en definitiva, estaban solos. La mujer dio un resoplo de completa frustración que se convirtió rápidamente en vergüenza porque escuchó perfectamente el rugir de su estómago. Se llevó las manos rápidamente hacia la zona y miró alrededor. ¿Era la única que tenía un hambre voraz? El resto no parecía quejarse y esperaba que no hubieran escuchado sus tripas quejarse, porque claro, ¿quién tenía hambre? Pues la gorda, por supuesto. ¿Por qué otra razón iba a tener ese tamaño, verdad?

— Nadie nos oye, no puede ser, aún es hora de trabajo. — Comentó preocupada mientras los ojos se le fueron por unos instantes a la caja de pizza que llevaba el repartidor. — ¡¡¿Hola?!! ¡¿Me oye alguien?! — repitió, no quería rendirse tan rápido.  

La idea de intentar abrir las puertas por parte del cura parecía válida. Ojeó los maletines que tenían algunos, por lo menos tres y no dudó. — ¿Alguno tiene herramientas en sus maletines? O cualquier cosa que sirva para abrir las puertas aparte de la fuerza bruta.

Cada vez la situación se complicaba más.

El jefe al menos había cambiado de estrategia, al menos ya no invertía su tiempo en gritar y despedir a los que estaban en el ascensor. La voz de la señora... ¿robusta?, empezaba a molestar. Su voz casi resultaba ser un punzón en los oídos de Michael, aunque por otro lado, empezaba a creer que no era mala solución, teniendo en cuenta que todo lo que se iba probando, fallaba.

Lo que sí pudo pillar por sorpresa fueron las palabras del chaval de las pizzas. En cuanto empezó a hablar, Michael no pudo contener una pequeña sonrisa. Menudo gilipollas, se cree que sabe algo de física. Es un pizzero, y nada más que eso. Pero ahí no acababa todo, parecía estar de bromas con la rubia, ¿ha dicho película porno?, ¿en serio son capaces de bromear en una situación así?, está claro que los tontos se atraen como los imanes.

Y en cuanto al cura, otro que soltaba perlitas. De echo, fue todo un milagro de su Dios que no empezara a dar el sermón en aquel ascensor. Solo faltaba escuchar un sermón sobre los castigos del señor. Una vida llena de pecados que finalmente te deja atrapado en un ascensor. Menudo imbécil, otro más a añadir a la lista.

Muy mal estaba yendo la cosa. Al final, viendo como actuaba todo el mundo, el jefe se convertiría en el único medianamente soportable. Sería la ostia que eso ocurriera, pero viendo lo visto...

El moreno y la musulmana eran de lo poco que se salvaba, al menos por el momento. No aportaban gran cosa pero al menos no decían paridas, ni parecían querer hacerse los interesantes.

Michael miró de nuevo el reloj. No paraba de avanzar y aunque no llevaban mucho tiempo atrapados, aún nadie había hecho nada por sacarles de aquel ascensor. No se veía movimiento alguno, o al menos no parecía haberlo. A las horas que eran, todo el mundo estaba ya pensando en dejar la empresa. Sólo podíamos esperar que los de mantenimiento no se hubieran marchado antes a sus casas.

Michael se quedó inmóvil, observando como algunos intentaban llamar por teléfono, otros... ¿tonteaban?, o simplemente soltaban una gilipollez tras otra. Poco podía aportar él, ya bastante hacía tratando de controlarse y no gritar, maldecir o golpear a alguien. Lo que estaba claro es que cada minuto que pasaba, estaba más y más nervioso. Y llegaría un momento en el que no podría aguantarlo más.

         - Auxiiiliiiooo!   Socorro!  El ascensor está atorado!  -    Se une Alexia a los gritos de ascensor, entonces trata de reiniciar su celular para ver si enciende mientras que trata de encontrar algún botón o mecanismo para poder abrir la puerta de manera manual y tras escuchar al resto les responde:

          - No creo tener nada útil en mi maletín para salir del ascensor, pero lo revisaré si es necesario! -.   Tras revisar si había algún botón o mecanismo para abrir la puerta del ascensor se repliega a una de las paredes del ascensor para abrir la orilla del maletín para revisar rápido si trae algo útil

 Si ya estar atrapada en un ascensor era extenuante, las extrañas circunstancias que rodeaban a ese suceso hacía que todo eso fuese incluso más alarmante. Que los teléfonos ni siquiera se prendieran no era algo menor. Y por lo que decía el pizzero, debía haber otra razón detrás de ello.

- ¿Creen que... creen que esto no sea una simple falla?

 Fátima preguntó tímidamente lo que le pareció una duda peligrosa. Una duda que podría iniciar pánico si no era tratada adecuadamente. Por lo que buscó aclarar a lo que se refería antes de dejar lugar a suposiciones.

- Quiero decir: tal vez alguien, alguna persona, detuvo el recorrido de este ascensor. Y nos tiene atrapados aquí...

Alexia no tenía margen de maniobra. Tal y como habían visto nada más llegar al ascensor, no cabía ni un alfiler. Estaban todos francamente apretados y abrir el maletín supondría que todos viesen el contenido del mismo. Así que Alexia no pudo abrir su maletín de forma oculta, así que "quizá" prefirió no hacerlo.

Además el ascensor estaba oscuro, tan solo iluminado por la luz de emergencia, no había ventanas, no había escotilla, ¡Nada!

El marcador que indicaba la planta en la que se encontraban estaba apagado culpa del fallo que lo había hecho pararse. Así que no podía saber dónde se encontraban, aunque en el fondo, eso carecía de importancia en ese momento.

Viernes
14.13 h

La aptitud de Alexia le llamó la atención. Fátima estaba harta de ver a gente con maletines, pero era cierto que eso de tratar de ocultar su interior... ¡Había sido demasiado llamativo!

Kyle se llevó la mano a la frente. Se preguntaba si de verdad no había ninguna forma de salir de este ascensor, pensando en las formas más tontas que se le ocurriesen. Incluso intentó hacer memoria de todas las películas que había visto a lo largo de su vida, pero no había nada que un humano pudiese hacer. 

Cuando escuchó a la mujer árabe decir en voz alta lo que estaba pensando, vio una especie de invitación para empezar a hablar.

-Es una locura tener en mente en esa posibilidad, pero sigue siendo muy probable. Sinceramente prefiero pensar que es culpa del servicio de mantenimiento de este lugar. Aunque como bien dice el pizzero, no tiene sentido que nuestros móviles se vean afectados.

Dicho esto, susurró, sin ser del todo consciente de que todos podrían escucharlo:

-Siento que el jefe debería encargarse más de estos desperfectos.

Soltó una pequeña risa y, acto seguido, continuó hablando en un tono de voz más animado:

-Parece que lo único que podemos hacer por ahora es sacar conclusiones. ¿A qué personas les podría interesar tener encerrado a alguno de nosotros en este ascensor?

Viernes
14.14 h

Diego percibió la mirada altiva del indigente, como si lo que acabara de decir fuese una gilipollez. Bien, la perra gorda para él. Total, que tenía que ser otra cosa, así que nada. 

El hombretón de color empezaba a hacer elucubraciones raras, alimentado por la pregunta de la mujer musulmana. 

-Pues no sé...-dijo encogiéndose de hombros-supongo que no podemos descartar nada, pero lo mismo el evento que fundió el ascensor, es el mismo que fundió los móviles. Quizá algún campo electromagnético producido accidentalmente por algo que esté sucediendo o funcionando en los alrededores...o quizá como dice usted, alguien tenga algún interés en tenernos encerrados aquí en este momento. En este último caso, me preguntaría cuáles de ustedes llega tarde a alguna cita o debe hacer algo importante en los próximos minutos.

John estaba tan absorto en sus pensamientos que apenas prestó atención a lo que decían los demás en el receptáculo. Lo único que importaba era que su móvil no funcionaba, a pesar de haberlo cargado hacía un rato, que no podíamos salir del puto ascensor, y que llevaban ya un cuarto de hora ahí metidos. La voz de un chico moreno le sacó de su ensimismamiento al pronunciar la palabra "jefe", pero no se enteró de lo que había dicho.

¿Quién iba a querer tenernos encerrados aquí, sobre todo a mí, que soy el jefe de esta empresa? Sin mí, todo esto- dijo señalando el ascensor y refiriéndose a toda la empresa-. se va al garete... Además, ¿quién eres tú para preguntar qué asuntos tenemos cada uno? Cada cual irá a donde le parezca, métete en tus asuntos... pizzero- dijo con asco en la voz y en su rostro, burlándose del repartidor.

Mierdamierdamierdamierdamierdamierda...- pensó John aferrándose aún con más fuerza a su maletín.

          - Sin duda es raro y demasiado casual lo de los celulares!   Sin embargo creo que es muy paranoico y poco útil ponernos paranoicos y comenzar a interrogarnos entre nosotros, por favor calmense y pensemos juntos una manera de salir de aquí!    Por favor me permiten acercarme a revisar? -.   Entonces la bella rubia miró atenta a su alrededor por un momento y le pregunto a Fátima con una sonrisa: 

           - Sabes lo que tienes dentro de  tu carrito amiga?    No tendrás algo que nos sirva para escapar de aquí verdad? -.  Tras decir lo anterior Alexia trata de acercarse al carrito, pudiendo permiso a su alrededor para acercarse apretada entre los cuerpos en su camino

 Fátima ve a la rubia acercarse a su carrito con la intención de buscar algo que les pudiera ayudar. La musulmana la mira con cara de sospecha, además de que le dijera "amiga" le hizo correr un escalofrío por la espalda. No se conocían, y seguramente se habían cruzado varias veces en la empresa; cada una enfocada en su propio trabajo. Alexia parecía ser deesaspersonas que tomaban confianza muy rápido.

- Ehm... solo algunos artículos de limpieza. Trapos, baldes, detergentes, trapeadores... no sé si esto nos podía ayudar a salir de aquí.

 El carrito no era un objeto muy personal para Fátima, pero veía como los presentes eran precavidos con sus pertenencias personales y ella mostraba sus elementos de trabajo sin oposición. Esperando que Alexia compartiera su actitud,devolvió la pregunta.

- ¿Qué tienes tú en tu maletín? Todo lo que podamos ofrecer para salir de aquí es bueno que se comparta...

De nada servía alzar la voz, nadie les escuchaba así que no quedaba otra que pensar muy seriamente que tendrían que intentar salir por su propia cuenta. Estaba tan desesperada que preguntó si algo que tuvieran en sus misteriosas maletas pudiera ayudar. La teoría de Fátima le causó escalofríos, ¿quién haría algo así? Ella no era más que una simple trabajadora de una importante empresa, fin, no tenía nada que ocultar. Se preguntó si se había convertido en un daño colateral.

—¿Usted cree? —Preguntó bajito aunque todos podían escucharla. Chasqueó la lengua, y movió un poco el tobillo, cada vez le dolía más.La teoría de que alguien les había atrapado se estaba haciendo cada vez más fuerte. Jeniffer resopló claramente incómoda y quizás un poco asustada de que eso fuese verdad. — Yo no tenía nada importante que hacer, solo acabar una hora de trabajo e irme a urgencias… — miró a Fátima que se vio obligada a explicar a Alexia lo que llevaba en el carro, que si no se equivocaba, solo contenía productos y materiales de limpieza. Luego miró al pizzero. — S-Si no salimos de aquí pronto, me temo que habrá que llenar un poco el estómago para mantenernos, ha sido una mañana de duro trabajo — trató de sonreír — Pagaré la pizza, evidentemente. — Luego alargó la mano intentando no molestar a los demás para volver a pulsar repetidas veces el botón, por si hubiera cambiado algo en esos pocos minutos.

Desde luego no había peor día para quedarse atrapado en aquel ascensor.

Trataba de no abrir la boca. Dejar que el resto hablara y dijera sus gilipolleces, y quedarse a cierta distancia tratando de contenerse lo suficiente como para no empezar a dar golpes a las paredes o al techo, o incluso a los otros.

Las palabras del moreno hubieran hecho reír a Michael, de no ser por la situación. Pero consiguió que no aguantara más callado, - ¿una conspiración? - susurra para sí, - ¿de verdad sois tan estúpidos como para pensar que alguien ha estado estudiando y planificando esto?, ¿en serio?

Fue mirando uno a uno a todos los que estaban en aquel ascensor con él, no pudiendo evitar fijarse en como el jefe agarraba el maletín, visiblemente nervioso. Algo debía llevar, y tal vez no quisiera enseñarlo. Lo cual fue curioso, sobretodo cuando unos segundos después, la rubia y la de la limpieza empezaban a jugar a "qué tienes en el maletín".

- No os ofendáis. Pero nadie querría encerrar en un ascensor a gente como nosotros. Quitando al calvo que se aferra a su maletín como un borracho se aferra a una botella, el resto no somos nadie. No se qué título es menos interesante, ¿conspiración contra un pizzero?, ¿conspiración contra una señora de la limpieza?

- No, ni mucho menos. Y al resto tampoco os conozco pero por lo que he visto, tampoco sois nadie. Somos una partida de prescindibles. No tenemos nada que merezca el esfuerzo de parar este ascensor.

Michael había soltado el discursito. El que se estaba intentando callar desde que el ascensor se detuvo. Él era el primero que sabía que se habría ganado algún que otro enemigo, pero lo cierto era que no podía importarle menos.

Su mirada se centró en el cura. No se tenía por alguien religioso, sin embargo su novia... su exnovia si lo era. - Espero que no se le ocurra decir que esto es una prueba de Dios, que Dios no permitirá que nos ocurra algo malo, ni nada por el estilo. Ya bastante incómoda y ridícula está la situación como para además meter a tu Dios.

Hablábamos mucho, pero nadie había intentado nada. Al parecer mi idea de intentar abrir las puertas cayço en saco roto. Dump no sabia nada de mecánica ni de ascensores, pero intentarlo era gratis, al menos en su pueblo. Cada minuto que pasaba la gente se atacaba más. Tronald solo había abierto la boca un par de veces y aun así era el objetivo de algunos. No soportaban la presión, pero así tampoco ayudaban a nadie.

Señor, no creo que todo lo que ocurre en el mundo sean pruebas de Dios, mucho menos cuando se trata de tecnología. Quizás no ha contemplado usted la opción de una conspiración contra un cura. – rió

Yo no tengo en mi maleta nada que pueda ayudarnos a salir de aquí. Apenas los utensilios básicos de mi fe. Pero tampoco es que hayamos intentado nada. ¿De verdad no podemos intentar abrir las puertas o salir por el techo?

Solo es un ascensor, no una prisión de máxima seguridad.

Intentó abrirse paso educadamente y sin molestar demasiado hacia la puerta.

¿Alguien seria tan amable de ayudarme a intentarlo? Podría no funcionar, pero es mejor que criticar e insultar a otros.

Incluso si la gente no parecía pensar lo mismo, Kyle tenía muy claro que estaban encerrados por alguien.

En silencio atendió a todo lo que iban diciendo sus compañeros. 

Cuando escuchó al enpresario desaliñado hablar, Kyle le dirigió una mirada molesta durante un momento.

Continuó dejando pasar el tiempo mientras oía hablar a la gente... hasta que el cura sugirió intentar abrir la puerta o el techo. 

-No sé si será lo mejor que podemos hacer, pero te ayudaré. No me gusta ver cómo pasa el tiempo. Aunque si quieres intentar salir por el techo, habría que romperlo. 

          - Por supuesto que no tengo ningún inconveniente en mostrar el contenido de mi maletín y  estoy segura que no tengo ... alguna cosa útil para salir del ascensor, no más que una USB, algunos papeles y un apuntador para una presentación ... y un disfraz ... porque al salir de la junta pienso ir a una fiesta de disfraces -.    Dijo Alexia un poco sonrojada a Fátima tras reconocer lo que llevaba en el maletín, que colocó por un momento sobre el carrito mientras que revisaba los artículos de la mujer de la limpieza, tratando de improvizar algo, entonces levantó la vista para buscar en el techo la alarma contra incendios que allí debería existir y si la hallaba tras señalarla pregunta: 

           - Alguien tiene fuego que ofrecerme por favor? -.   Pregunta Alexia mientras que saca un cigarrillo de la cajetilla que tomó de su maletín