Partida Rol por web

Thalion volvió después de cierto tiempo a Puntarena. No es que le hiciera mucha ilusión, pero necesitaba algunos componentes para sus hechizos. Y era el lugar más cercano que se acomodaba a sus necesidades. Además, ya conocía el sitio de antes, y sabía que lo trataban bien. Por no hablar de que ver de nuevo a Ilosari era algo agradable. A pesar de tener que aguantar a los pequeños humanos que cuidaba.

En eso estaba cuando llegó a la entrada norte de la pequeña ciudad. Lo primero que le sorprendió fue el encontrar la puerta cerrada. Algo inusual. Y además cuando le abrieron pudo comprobar que los gusrdias que custodíaban la misma estaban por dentro y con vigías en la pequeña torre.
Es más, tuvo que identificarse, aunque afortunadamente uno de los guardias le recordaba y no hubo mayor problema que aquel.

Siguió caminando por las calles, en dirección a la academia Turandarok. Y pudo ver como algunas casas estaban algo chamuscadas y con reparaciones recientes. También se fijó en que había una fuerte presencia de guardias por la ciudad.Y algunos le miraban de manera sospechosa. Todo eso fue así hasta llegar a la academia. La cual encontró con las puertas cerradas, y no se escuchaba el barullo de los niños que normalmente había en el patio de la misma.

Thalion miró a un lado, después al otro. No era de las personas que se pusieran a socializar sin más, no era todo lo empático que se requería para entablar "charlas amistosas" con la gente de a pie. Pero situaciones dramaticas requieren medidas igual de dramaticas. Asi que se acercó a un hombre que pasara por allí cerca, daba igual que fuera guardia o no. Y le preguntó tratando de ser amable.

- Disculpe caballero, hace no tanto tiempo que hice una visita a mi amigo Ilosari, pero las cosas parecen haber mudado mucho por aqui. ¿Ha habido alguna contrariedad? ¿Sabria donde podria encontrar a dicho dignatario?

El hombre al que paró Thalion lo miró un poco extrañado. Aunque cuando cayó en la cuenta de que decia que "hace no tanto tiempo" se refería a que hacía tiempo que no venía lo entendió.

No creo que haya salido de la academia. A pesar de lo que digan algunos creo que se toma su trabajo de cuidar a los niños muy en serio. Y con todo lo que ha sucedido imagino que estarán dentro por si acaso.
Pruebe a llamar. Seguro que alguien contesta.

Contrariedad no. Lo que han habido ha sido un ataque de una horda de goblins hace unos días.

Asi que eso era. Thalion sabia que habia varias tribus goblin por los alrededores, criaturas que atacaban a los comerciantes o a los viajeros que andaban solos por los caminos. Pero... ¿Qué les habría llevado a atacar una ciudad como Sandpoint?

Agradeció con una reverencia la ayuda del hombre y se dirigió de nuevo a la puerta. Llamó dos veces, y esperó respuesta del interior, con las manos a la espalda, y la postura muy erguida. Su cabeza casi llegaba hasta la parte alta del marco de la puerta... Aquellos humanos, construyendo viviendas casi como si de enanos se tratara.

Tras llamar a la puerta de la Academia Thalion tuvo que esperar un poco. Pero finalmente la puerta se abrió y pudo ver al viejo Ilsoari. De hecho se le notaba que había envejecido un poco más desde la última vez que se vieron, cosas de humanos. Aun así el hombre se alegró visiblemente de verle.

Vaya, vaya, vaya. Pero si es maese Sharondaerl. Que alegría para estos ojos cansados. Pasa por favor, pasa. Disculpa por haber tenido la puerta cerrada. Pero han sucedido cosas extrañas en Puntarena. Bueno, extrañas y graves.
Ven a mi estudio y hablaremos más tranquilos. Lo niños están en clase y no molestaran.

Ambos entraron en el recibidor del edificio. Thalion ya lo conocía de otras veces que había estado. A un lado había una doble puerta que sabía que daba a un gran comedor, y al otro una puerta que daba a las aulas. Enfrente una gran escalera que subía, y otra más pequeña que bajaba. Ilsori tomó la que descendía, y el elfo sabía que daba a su santa sanctorum, una mezcla de despacho, laboratorio de alquimista y museo de animales extraños.
Una vez en el se dirigió a su mesa, llena de papeles como siempre y se sentó en un sillón amplio y cómodo detrás de la mesa. Delante había un par de sillas de aspecto confortable, aunque no tanto como el sillón.

Bueno. Cuéntame. ¿Qué has venido a hacer a Puntarena? Admito que has llegado en un momento...peculiar.

Ilsolari fue tan acogedor como de costumbre. El elfo, erguido como de costumbre, caminaba con paso seguro, sabiendo perfectamente por dónde se movía. Habia estado allí en numerosas ocasiones. Ilsolari y Thalion se conocían desde hacía muchisimos años, muchísimos para la perecedera raza humana, por supuesto.

- Necesitaba ciertos componentes, pero... ah - miró a su alrededor como si aquello le resultase realmente inquietante - la situación en Sandpoint es de lo más inquietante. ¿Peculiar, dices? He escuchado que fueron unos goblins. ¿Por qué atacarían una ciudad? Son criaturas extrañas y huidizas que se asustan con el relinchar de un caballo.

Ilsoari se recuesta en su sillón un poco más antes de contestar.

Me temo que es peor que eso.
Durante el festival de las mariposas hubo un gran ataque goblin a la ciudad. Eran decenas. La guardia sola no podía contenerlos. Hubieran causado un gran estrago si no hubiese sido por un grupo de aventureros que estaban en la ciudad. La verdad es que se portaron admirablemente.
Luego...

En este punto el mago pareció pensarselo un poco.

Al parecer todo aquello resultó ser una distracción, pues en realidad lo que querían era profanar la tumba del antiguo sacerdote de Desna del pueblo y llevarse sus huesos. No sabemos para qué ritual extraño.

Sé que los aventureros, los héroes de Puntarena como los llaman algunos, están investigando. Y al parecer ha ocurrido algo en la cristaleria de la familia Kaijitsu. Creo que que han capturado al lider de los goblins pero han encotrado unos túneles antiguos bajo el edificio y los iban a investigar.

Thalion trató de hacer memoria. No recordaba nada sobre túneles subterráneos debajo de Sandpoint. Miró con el gesto algo contrariado a Ilsoari. Tenía muchas preguntas, hizo algunas de ellas.

- ¿Túneles dices? ¿Debajo de la cristalería? ¿No se sabe a donde van? ¿Es por alli por donde entraron los goblins? ¿Qué tiene que ver con ellos? ¿Y quienes son esos supuestos héroes?
 

El viejo mago no pudo si no sonreir ante las preguntas del elfo.

Tranquilo viejo amigo, calma y trataré de contarte lo que sé.
Los llamados héroes de Puntarena son un extraño grupo de aventureros que aparecieron justo antes del ataque. Aunque en un momento pueda parecer sospechoso lo cierto es que ha sido más bien algo providencial. Y les avalan varias personas importantes de la ciudad.
Yo he conocido personalmente a dos de ellos, un humano y un mediano. Ambos guerreros creo recordar, aunque el humano tiene un gran carisma con las mujeres por lo que me han dicho. Me parece que hay un semielfo y un par de humanos más. Un explorador y un mago. Aunque no he hablado con ellos. También se les ha unido un clérigo de Iomedae.

En cuanto al ataque goblin, ellos te podrán contar mejor lo sucedido. Si es verdad que han capturado al lider supongo que tendrán información.
Lo de los túneles debajo de la cristaleria son algo extraño. No se tenía constancia de ellos. Pero parecia haber algo raro, que es por lo que los están investigando. Pero desde luego no eran lo que se dicen nuevos.
Siempre puedes ir a verlos tú mismo si quieres.
 

Thalion no tenia interés en un grupo de mercenarios, y menos si habian aparecido providencialmente como decía Ilsoari. Sin embargo, aquellos túneles... Eso sí que era interesante.

- ¿Serán... Thassilonianos? - preguntó para sí mismo en voz alta. Bien se sabía que Thalion era un estudioso de la historia y le encantaba saber cosas sobre los ancestros varisianos. - ¿Chelexitas?

Lo que no se podía negar es que habia levantado su interés.

En esta ocasión Ilsoari sí que se rio con ganas.

Ya sabía yo que esto te llamaría la atención.
No puedo asegurarte de que sean Thsaddiononianos o no. Pues no los he visto. Pero estando "La vieja Luz" en la ciudad quién sabe.
Lo que sí que te puedo decir es que Brodert Quink no ha bajado todavía, pero quiere hacerlo. Está a expensas de lo que digan los héroes. Por si eso te dice alguna cosa más.

Thalion frunció el ceño.

- ¿Y recurrirán a un hombre que se cree experto en materia sólo por conocer un idioma, y a duras penas? Si necesitan a un experto de verdad en la materia no pueden contar con Brodert. Además, que se escribirá en los libros de historia si el único que baja allí es un historiador que se inventa teorías paranoicas.

Aquellas palabras parecían más propias de un humano maleducado que de un elfo de alta cuna. Asi que rectificó.

- Disculpa mis modales. Aunque en cualquier caso creo que sería mejor que en el caso de investigar las ruinas, yo también pudiera entrar para contrastar lo que averigue. ¿Puede ser? ¿No se si se necesita algun permiso especial?

Ilosari puso una cara un poco seria ante el comentario sobre Brodert, al fin y al cabo era uno de sus vecinos. Y pese a la apreciación de Thalion tenía bastantes conocimientos útiles.
Pero enseguida se le pasó y volvió a su semblante normal.

No creo que haya ningún problema con que vayas a examinar esos túneles. Si el grupo de aventureros está allí no te debería de pasar nada.
Te acompañaré a la cristaleria por si hay algún guardia y te ponen problemas. Pero ten en cuenta de que vas por tu propia cuenta y riesgo.

Thalion asintió con la cabeza. No era la primera vez que hacia aquello de internarse en ruinas inexploradas. Habia cursado entrenamientos magicos y era capaz de defenderse en caso de problemas. Aunque realmente era su ingenio quien le sacaba de las peores situaciones.

Tenía cierto interés en averigüar más de cosas inexploradas. Habia ciertas cosas que no sabia y que sólo podrian aprenderse con la experiencia cercana.

El viejo mago recogió un bastón para apoyarse, cosa que nunca había necesitado, y acompañó al elfo hasta la cristalería. En verdad era uno de los edificios más grandes dentro de Puntarena, sin contar la Catedral de Desna o el Teatro. 
Por supuesto había varios curiosos por allí, pero también algunos guardias tratando de que se alejaran. Sin mucho éxito la verdad.
En un principio también intentaron que los dos magos se marcharan de allí, pero algunas palabras amables de Ilosari, y un apretón de manos algo forzado, acabaron convenciéndoles de que pasaran.
Entraron por el lugar donde se recibía mercancía, y todavía podían verse manchas de sangre en el suelo. Restos de una pelea. Los guardias les indicaron que bajaran, y una vez allí el camino estaba claro. Llegaron hasta una sala donde podía verse un agujero hecho en la pared. Otra pareja de guardias estaba allí vigilando. 
Les comentaron que los "héroes de Puntarena" hacía un buen rato que habían entrado. Al menos una hora y poco.

El viejo mago miró a Thalion.

Bueno amigo. Ahora te toca a tí. No voy a seguir más de este punto, ya estoy viejo para este tipo de heroicidades. Se los dejo a los jóvenes o a los que no envejecen. Si vas a continuar te deseo suerte.

Definitivamente el tiempo mortal de los humanos era demasiado corto. Sintió cierta pena por el jóven que tenía a su lado. Jóven porque debía tener como 50 años menos que Thalion y sin embargo... La vida de un humano no daba para poder estudiar historia. Normal que acabaran inventándose historias para completar aquello que no podian comprender. Su vida era fugaz, y encima se tiraban casi la mitad de ella durmiendo.

Thalion siguió al hombre, con paso lento. Pensó que no les dejarían pasar, pero la influencia de Ilsoari era más de la que aparentaba y en seguida estaban en el sótano de la cristalería.

- Gracias, amigo. Te prometo que serás el primero en ser informado de mis posibles descubrimientos. Esperemos que este viaje esclarezca algo más nuestro pasado.

Antes de entrar por el túnel, el elfo miró las paredes. Quería empezar buscando referencias a la antigua civilización de Varisia. No era un experto en arquitectura, pero quizás pudiera apreciar algo inusual mirando la manufactura de la abertura. Después, pasito a pasito, fue internandose en la oscuridad, algo que no le molestaba debido a su genética inusual que le hacía posible ver en la oscuridad. Aunque eso lo mantenía en secreto, ya que habia mucha gente supersticiosa que le acusaria de demonio o de ser antinatural.

Thalion se adentró valientemente, o inconscientemente en el tunel. 
En un principio parecía trabajado, aunque finalmente se convierte en uno excabado en la roca, aunque en muy buen estado. Llegado a un punto el camino se dividía en dos, uno al norte y otro al sur. Siguiendo su instinto el elfo siguió el del norte. Afortunadamente no hubo ninguna bifurcación más y en medio kilometro o así llegó a una zona que hubiera dicho que no tenía salida si no fuese por una puerta falsa escondida en la roca. La falsa roca estaba abierta y dejaba al descubierto una pequeña cueva de diez metros que daba a los acantilados del Golfo de Varisia, con una pequeña y fácil bajada a la playa.
También estaban los restos de un campamento, pero nada más.

Sin más posibilidades, el mago volvió sobre sus pasos y siguió el camino del sur. Aunque en seguida se volvió a ramificar de nuevo. Tomó Thalion el camino del oeste, que continuaba unos quince metros, antes de desviarse de nuevo hacia el norte otros treinta metros. Este túnel también acaba, pero de una manera un tanto extraña.

Al parecer el final del tunel había sido cerrado con un grueso muro de piedra. Y no se habría podido continuar si no fuera porque alguien había vuelto a abrir dicho muro. Y de una manera nada sutil además. 
Adentrándose en la oscuridad del agujero, el elfo notó una extraña aprensión que le envolvia. Aunque desapareció enseguida.
El mago iba adentrándose en las bifurcaciones según las veía. Y era obvio que por allí había pasado alguien recientemente. 
En la primera cueva encontró un cadáver de apenas una hora de una criatura extraña y que no fue capaz de identificar.

Al poco otra cueva que acabó en una especie de almacén abandonado, manufacturado en esta ocasión no de piedra, con una puerta abierta que daba a un túnel. Siguiendo el túnel llegó a una sala un poco más amplia y que tenía pinta de recibidor, sobretodo por una puerta de recia madera al norte y otro pasillo al este. Además la sala tenía una estatua de mármol rojo. Representaba a una mujer bella, pero con un rostro mostrando una rabia monstruosa. Algo que uno nunca imaginaria (o querría) ver en una mujer. La mujer llevaba unas ropas vaporosas, y su largo pelo caía por su espalda mientras estaba fijado para que lo le tapase la cara por ganchos y hojas. No era el verdad el típico tocado femenino. En su mano izquierda llevaba un gran libro, en cuya cubierta podía verse inscrito una estrella de siete puntas. Lo cual contrastaba con el ranseur de metal y ébano que sujetaba en su mano derecha.
La mujer no le sonaba para nada. Pero la estrella de siete puntas parecía a todas luces Thalossiano.

No obstante, y como se había dejado un pasillo en medio decidió ir por ese para no dejar nada detrás. y al seguirlo llegó a lo que parecía una especie de santuario.
Al noreste, unas pocas escaleras llevan a una plataforma de piedra negra. Colocada encima de ella hay un altar antiguo. Es poco más que una dentada cavidad escavada en un mármol completamente negro. La cavidad está llena de lo que parece agua sucia.
Al sureste pueden verse unas puertas dobles de piedra. Y aunque el altar brilla con magia Thalion no puede ignorar los ruidos que se escuchan detrás de la puerta. Gritos y algarabía varía que indica que al otro lado algo, o alguien, está peleando.

Tratando de recordar, pero sin saber realmente dónde habia visto qué y donde no habia visto, encantado por la posibilidad que se abría ante él de recolectar más información y aprender muchas cosas sobre las antiguas civilizaciones varisias, Thalion se acercó a la puerta. Estaba claro que había batalla al otro lado, por lo que no le pillaría por sorpresa. Se preparó para encontrarse con lo que fuese que hubiera al otro lado.