Partida Rol por web

La sangre corre por el brazo izquierdo de Bethel. A su lado Dorwas luce nuevas cicatrices. Diegen lleva ya unos días sin poder quitarse la sonrisa de la cara. Una sonrisa algo preocupante. Ese muchacho realmente tiene un problema. Morbo luce nuevas abolladuras y marcas de garras en su armadura. La espada mellada parece haber dejado de hablarle desde que ¿lamentablemente? Jaali murió. Jonova trata de contener la rabia de su jaguar, pues Raffius trata sin éxito de montar al felino. Sinbad comenta la escena con su dromedario.

El viento del desierto les azota las caras y entra por entre las desgarradas ropas. Y sin embargo se les vé felices. Colgando del caballo llevan las cabezas de los jefes de las tribus gnolls. Esas cabezas significan por lo menos unos meses de relativa paz para las caravanas mientras eligen nuevo lider, quizás con suerte se pelén más de la cuenta y la cosa se alargue.

Bethel sonrie, no tiene alma de bardo, pero una de esas cabezas está atravesada por un flechazo y lleva todo el camino de vuelta dandole vueltas a como contar la historia. Pero ahora ya no queda mucho tiempo, ya se ven los toldos y los carromatos junto al viejo monasterio.

Los reciben con palmadas a la espalda, se abren barriles de cerveza y se sirve asado condimentado con datiles. El sabor de la victoria. Ateela ha venido a reinaugurar el viejo monasterio y se acerca a Bethel que está contando la historia de ese flechazo, pidiendole que empiece de nuevo. La princesa le mira mal y se acerca en el banco al elfo. Sin duda este es el sabor de la victoria. Está en la gloria cuando una voz brama.

- Arriba, he dicho que os alcéis - es la voz de Jaali, pero de donde viene, no estaba muerto. Los huesos de Jaali que habian traido para dar sepultura se alzan formando un cuerpo esquelético. - Arriba he dicho - a sus palabras siguen unos gestos que hacen abrirse las viejas tumbas. Polvorientos esqueletos se alzan a sus ordenes.

- Arriba vagos, hay que madrugar mas - madrugar. Un rayo de sol entra por la abertura de la tienda. - ¿Un sueño, esto ha sido un sueño? Jodido mago, no puede dejar de molestar ni en sueños. - Pestañea molesto por la luz, y la imagen de Ateela y la princesa se difumina junto con las miradas de admiración... - jodido mago.

Jaali escucha al elfo refunfuñar mirandole con cara de pocos amigos al despertarse

Si no bebieses tanto como el enano te despertarias de mejor humor. Elfo, me haces gritarte un poco mas alto para que te despiertes y levanto a los esqueletos de ahi abajo

con el potencial que tiene su raza y en lo que han quedado...

Por fin el grupo se había ganado un nuevo descanso.

Uno parecido a algo de verdad, entre paredes y apartados del viento - aunque no de sus aullidos - y a la protección del polvo y los bichos.

  
Era agradable escuchar las voces resonar entre el antiguo edificio, algunas risas, otras quejas  y el lento trabajar de la gente mientras adecentaban el lugar para la voz femenina que los guiaba. O sus curvas, poco importaba.

No faltó mucho a que los primeros fuegos se encendieran, y donde había un fuego, pronto se reunían las personas, el alcohol y finalmente las historias. A la gente le gustaban las historias ... eran uno de los pocos pasatiempos que se disponía lejos de tu hogar.

Alguien mencionó a Sinbad. El sonrió con modestia y Yessef resopló como quitándole importancia. El camellero tenia que admitir que la gente se había acostumbrado un poco a la presencia de su fiel compañero. Quizá por que olía mejor que el ... quien sabe.

No se hizo suplicar, tomó un odre de vino y se sentó bien para empezar uno de sus cuentos.

-Os contaré una historia personal, una historia de gloria, de tesoros y de antiguas maldiciones.- El rostro de Sinbad parecía haber cambiado ligeramente, sus ojos parecían haberse perdido en el infinito y su voz había adquirido el tono grave y solemne del perfecto narrador.

  
Solo esas palabras ya habían cautivado a la mayoría. El silencio se apoderó rápidamente alrededor del fuego que crepitaba con impasibilidad, lo que llamó la atención a los que estaban mas lejos.

-Todo empezó años atrás. Cuando yo, Sinbad Hawila hijo ilegitimo del sultán Yamal al Yeber, aún trabajaba a las ordenes de mi padre.-

Me encontraba en Sulamnyed, la ciudad de los minaretes dorados, en una misión de carácter mercantil y meramente burocrática con antiguos conocidos de mi progenitor..

Sulamnyed es una ciudad grande y bulliciosa, llena de gente de lugares distintos, de mercados llenos de artesanía, joya y telas de todo el mundo, con la comida mas jugosa, las especias mas caras y las mujeres de carnes mas apetecibles.

Había llegado a la ciudad para terminar un trato con el comerciante y experto en historia antigua Hamman Ill-Byiedi, un buen conocido de mi padre. Hamman era un hombre curioso. Rico, sabio y con todo lo que quería a su alcance.

-Casi todo ... le faltaba una cosa. Y justamente lo que mas quería en este mundo en ese momento. Poder tener descendencia.-

El pobre Hamman estaba casi enloquecido debido a su esterilidad. Y tenia mas de alguna extraña afición. Por aquel entonces Yessef era uno de los dromedarios del historiador ... pero no un dromedario cualquiera, Yessef vivía mejor que cualquier sultán e incluso recibía clases de historia personales del propio Hamman ... como si este esperara que un día se pusiera a hablar ... casi se podría decir que lo trataba como a un hijo.

-Pero, Yessef, era un simple dromedario.-

Ya había terminado los tratos con Hamman cuando, enfrascados en una buena comida y mejor vino, entramos en temas de conversaciones bastante personales.

El viejo historiado me contó que había sido victima de una maldición hacia años cuando había profanado un templo en su afán de descubrir un poderoso y antiguo artefacto. Desde entonces había estado aquejado de múltiples maldiciones pero había podido deshacerse de la mayoría de ellas usando poderosos rituales y pagando suntuosamente a magos a lo largo y ancho del desierto.

Todas ellas menos la maldición sobre su progenie.

No obstante nunca había perdido la esperanza y había continuado buscando. Recientemente, Hamman resolvió un gran misterio que había perseguido durante varios años. Descubrió la ubicación de la antigua ciudad sumergida de Summerset en las arenas azotantes del desierto sin alma.

  
Según se decía, la ciudad de Summerset era gobernada por Djinnis y esta entró en guerra contra la ciudad de Yabdualbí gobernada por Efreetis. La batalla terminó con ambas ciudades destruidas y enterradas bajo el desierto. Si las leyendas eran ciertas, en esa ciudad existía un artefacto con la esencia de un Djinn que podía otorgar deseos a los que lo hallaran.

La idea era tentadora, mas con la cantidad de vino que llevábamos encima, con lo que no tardamos un ápice en cerrar tratos y dar ordenes a nuestros sirvientes para partir al alba en dirección al desierto sin alma en busca de la ciudad maldita.

Os ahorraré la parte del viaje. No por aburrida, pero por larga. Solo diré que perdimos a mas de la mitad de hombres debido a esas malvadas arenas, a la avaricia y a la traición.

Lo que os puedo decir es que cuando las arenas del desierto se tragaron al resto de la expedición, Hamman y yo incluidos, pensé que era nuestro fin.

Pero no fue así. Esas arenas movedizas nos llevaron a una serie de cuevas bajo tierra, con columnas de piedra coronadas de oro fulgurante y cristales ámbar enquistados en paredes de arena endurecida.

  
Las silenciosas y mortales cuevas nos llevaron a una gran gruta, no sin que antes nos asaltaran numerosos enjambres de escarabajos carnívoros. Solo 5 hombres y un dromedario llegamos a la gruta.

-Y encontramos la ciudad de Summerset.-

La atención de Diegen estaba completamente atrapada por la historia. Qué pasó en la ciudad escondida? Desde cuándo es capaz Simbad de hablar con su dromedario?

Dorwas, despatarrado sobre una bola de telas a modo de cojín, comía de un bol de piedra enorme que había llenado con los frutos secos de la cocina.

No hablaba, solo emitiendo el ruido de deglutir y un sonoro SLAP que resonó entre la roca cuando Bethel fue a meter mano al cuenco.

Jaali escucha a Simbad con cierta envidia. Su historia parece que mantiene a la gente mas interesada que la que conto el

Nunca he oido hablar de una ciudad llamada summerset... - refunfuña por lo bajo

-Poca gente Jaali, poca gente sabe de su existencia ... pero Hamman era un erudito con muchos recursos.- Responde Sinbad con una afable sonrisa, desdentada pero afable, antes de proseguir.

 
Lo que vimos en aquella gruta nos culpió. Reconozco que permanecimos en esa salida quietos durante largos minutos mientras contemplábamos el paisaje.

La cueva era tan grande que parecía el exterior, pero no había un cielo de estrellas si no un mar de estalactitas oscuras y acechantes iluminadas tenuemente por lo que únicamente se podría describir como cristales de fuego azul.

Entre las formaciones rocosas que se levantaban del suelo cual montañas o acantilados había varias construcciones de una inspiración artística totalmente extinta. Columnas cinceladas que habían perdido su verticalidad, puentes medio derruidos y enormes edificios con cúpulas blanquecinas que refulgían con la luz de los cristales.

Pero no podíamos quedarnos mucho tiempo allí.

Los enjambres carnívoros no estaban muy lejos y ya habían mondado los huesos de los que habían quedado atrás.

 
Reconozco que en esos momentos me preguntaba como Hamman había llegado a salvar a ese maldito dromedario que lo acompañaba siempre. No era mas que una bestia inútil en ese lugar y nos hubiera proporcionado un tiempo inestimable para huir de los escarabajos ... pero el hombre le tenia un apego paternal del que era mejor no enfrentarse.

Avanzamos por las ruinas hacia lo que parecía ser el edificio central, el mas alto y grande de todos con una cúpula que brillaba con tintes dorados, oro incrustado sin duda, que parecía empequeñecer el resto de construcciones.

Allí encontramos nuestro primer aviso.

Descansábamos antes de cruzar un puente de piedra pulida en lo que parecía un antiguo parque con hierba y flores que habían crecido a la luz de una lampara de sol eterno. No les prestamos mucha atención y el dromedario de Hamman se acerco a las flores para pastar en ellas.

El grito que soltó el viejo historiador casi me hizo saltar el corazón.

 
Esas flores eran venenosas. Solo olerlas hacia caer en sueño eterno a cualquier desgraciado y el dromedario se salvo por los pelos de su nariz. Nos preguntábamos que hacia ese tipo de flor allí y fue cuando vimos los huesos de antiguos aventureros entre las flores, muertos en un placido abrazo por no saber donde se metían.

-Estaba claro que llegar al corazón de la ciudad no seria una tarea fácil.-

Summerset. Maldita ciudad ... llegamos al edificio principal entre calles abandonadas y cascotes desparramados. La puerta principal estaba hundida y bloqueada ... con lo que decidimos buscar una entrada alternativa.

Encontramos una, las puertas estaban cerradas y Fatima las abrió con sus ganzúas. Iluminados con una de las lamparas de luz eterna que adornaban las calles de esa ciudad fantasma nos adentramos en la oscuridad hasta que encontramos un extraño pasillo.

 
Las paredes estaban pintadas con murales de amantes besándose y en el suelo estaban baldosas con relieves de caras masculinas como lanzando un beso, en medio del pasillo había un oscuro foso negro y al otro lado estaban mas baldosas, pero estas con rostros femeninos.

La argamasa de la pared de la izquierda se había agrietado mostrando algunos ladrillos y desdibujando el mural. Con la luz miramos en el foso ... que tendría unos 5 metros de hondo por unos 2 metros de largo ... para ver que al final de este nos aguardaban lanzas de acero afiladas.

-¿Como podríamos pasar ese foso sin matarnos?-

Seguro que Jaali se quedaría allí quieto, parado sin saber qué hacer. - no pudo evitar responder Dorwas lanzándole una avellana más dura que la cabeza del mago. - No entiende que las bocas de los hombres están para besar a las mujeres y seguro que en esos murales había algún mecanismo que provocaría que los hombres hiciesen su labor, acercarse a besar a las mujeres del otro lado.

Con las manos semicerradas hizo la pantomima de dos amantes besándose.

Jaali, a pesar de estar escuchando la historia con atencion, hace como que lee uno de los libros que ha encontrado. Levanta la cabeza al hablar Dorwas

Que no sabria que hacer? Claro que si. Te tiraria cabeza abajo al pozo. Bastante es tener que huir de escarabajos asesinos y tener que preocuparse de los problemas dieteticos de un camello, para encima tener que ver como te excitas tu solo con dibujos en las paredes. Quien sabe, la trampa podria necesitar de una victima para permitir el paso. - dice, aparentando indiferencia - No seria la primera vez.

Espero que los escarabejos no aparicieran en ese momento... Entre los bichos y el foso seguro que habría bajas...

Sinbad sonríe ante los comentarios de sus compañeros.

-No, los escarabajos los dejamos bastante atrás ... parecía que no querían salir de esos túneles, pues quizá eran sus criaderos, quien sabe.- Hawila prosiguió con su historia.

Sus palabras eran tan elocuentes y su habilidad tan grande que todos los presentes podían notar el olor de las ruinas, el crujir de los cascotes y el suave mecer de los corrientes de aire.

Dorwas estaba examinando la pared de los lados de la trampa intentando buscar algún mecanismo que hiciera acercar el suelo, Diegen estaba demasiado absorto en la entrada del pasadizo, en cualquier momento temía que aparecieran los escarabajos y Jaali miraba al enano deseándolo empujar.

Detrás de ello y algo nervioso, Arviss estaba comprobando que hacían los demás sin saber si tenia que decir algo o no. Al fin y al cabo el no era mas que un feliz gnomo de ciudad que se encontraba perdido en el lugar.

Las paredes estaban pintadas con murales de amantes besándose y en el suelo estaban baldosas con relieves de caras masculinas como lanzando un beso, en medio del pasillo había un oscuro foso negro y al otro lado estaban mas baldosas, pero estas con rostros femeninos.

La argamasa de la pared de la izquierda se había agrietado mostrando algunos ladrillos y desdibujando el mural. Con la luz miramos en el foso ... que tendría unos 5 metros de hondo por unos 2 metros de largo ... para ver que al final de este nos aguardaban lanzas de acero afiladas.

Jaali mirando al foso, tuvo que admitir para sus adentros que la idea de Dorwas parecia buena.

Supongo que como buen enano, su intelecto se incrementa bajo tierra. A las ratas les pasa lo mismo - mira sopesando al enano calvo con el que ha compartido tantas aventuras y con el que ahora esta atrapado en esta ciudad maldita, quien sabe si para siempre y niega levemente con la cabeza - No es estar bajo tierra. Es que es un pervertido.

Dejame a mi, Dorwas, que con el cuidado que le pones tu a las cosas seguro que activas otra trampa. - Jaali empieza a observar la pared agrietada encontrando un ladrillo suelto. - Mira, parece que puedo quitar este...

Examinas la pared pero aparte de la argamasa que se cae y los ladrillos que sobresalen de ella, no parece que haya ninguno que vaya a moverse, parecen bastante robustos de hecho.

Jaali rasca en ese lado de la pared sin demasiado exito

Mecachis...

Para un momento y escudriña a su alrededor por si ve algo que se pueda usar o de alguna pista para resolver el puzzle

Como lanzamos un beso al otro lado? - murmura pensando para sus adentros

Rascando la pared Jaali solo consigue hacer saltar la argamasa y decoración de esta, dejando mas ladrillos expuestos, pero no hay mecanismo oculto, ni encuentra nada en la pared que sirva de mecanismo.

El suelo, ademas, tampoco parece tener la posibilidad de extenderse hacia el otro lado.