Partida Rol por web

¡Comida! - exclamó Dorwas sin poder contenerse cuando vio el semejante desayuno que les habían preparado, a punto de arremangarse las mangas que no tenía.

Mientras engullía sin parar, bajandolo todo con generosos tragos de cerveza aguada, indicó. No podemos entrar con el martillo, pues seguramente esos tontos caraperros codiciosos tratarían de quitárnoslo y terminaríamos por las malas. ¿O eso es por las buenas? - dijo a Diegen con una sonrisa y un guiño.

Tampoco serviría decirnos que somos emisarios de alguien pues seguro que se interesarían más en dónde está el campamento para saquearlo o atacar en busca del martillo.

Se metió en la boca y masticó varios trozos de carne y continuó.

Podemos ir como el séquito del mercader Bethel - señaló al interfecto - a vender las armas y de paso que quiera tantear a su guardaspaldas en la arena, ¿no? Si tienen algún tipo de esclavos combatiendo, será fácil tantearles si se alzarían desde dentro llegado el momento...

Jaali ignora a Bethel y asiente ante las palabras del enano.

Parece ser que el darte comida te agudiza el intelecto, Dorwas, como con los chimpances. Estoy de acuerdo con ese plan. - hace una burlona reverencia a Bethel y añade - Mercader, estamos a su disposicion. Quizas podriamos intentar vender mas cosas? Los huevos del ave, por ejemplo? O los monos?

Dorwas iba a contestar a Jaali pero justo en ese momento colocaron un bol de humeante estofado delante suyo y sus pensamientos se perdieron entre los trozos de carne que iban a parar a su boca.

- ¡Comida! - repite como un eco de las palabras del enano. Jaja, tenía la mente abstraida sobre las putadas que le puede gastar teniendo a Jaali como criado. Esta parte del plan le parece genial, casí está a punto de dar por bueno todo, pero.... - y no convendría darle una vuelta más, quiero decir, sabemos si comercian o les cortan la cabeza a los mercaderes... no se, ese tipo de cosas.

Antes de que nuestro Paladin impartiese la justicia de las voces esas que escucha en su cabeza, el gnoll del oasis dijo que en Kelramane aceptaban a cualquiera que comerciase. Y mas si tenia esclavos para la arena - dice el mago

La joven princesa atiende a la conversación, pero apenas come nada.

- De acuerdo - sentencia cuando parece que todo el mundo se calla mientras remueve su plato de habas casi sin tocar - Si en dos días no tenemos noticias vuestras consideraré que estáis muertos. Agradecería que me informaseis antes si fuera posible.

Cita:

Vaya, donde me he metido, si yo pensaba que no era tan mal plan. Igual es que no lo hemos pensado lo suficiente. - Igual deberíamos repasarlo... - pero ve que el resto no hace caso y Dorwas se sirve más de la olla común. Con lo que Bethel vuelve a coger el cazo y llenarse el plato. A saber cuando volveremos a comer caliente. Odio la carne seca, si almenos hubiera pan élfico...

Bethel va mirando por el camino restos de huellas y actividad gnoll. En caso de que el plan no sea viable quiere ir recopilando información.

Abadonais el monasterio hacia Kelmanare por segunda vez durante una mañana clara y caluroso, el sol golpea con fuerza el desierto lo que pone de buen humor a Diegen. Tras un par de horas de viaje rebasáis Kelmarane, en el que no se ve nada inusual, y dais la vuelta llegando al pueblo desde el norte.

En cuanto os localizan en la carretera, mucho antes de llegar al pueblo, se puede ver movimiento en la torre de la guardia. En cuanto alcanzáis el pueblo un gnoll, en el puente os están esperando un pequeño grupo compuesto por un goblin, dos gnolls enormes llenos de adornos que parecen cortados de otros humanoides y un ser extraño, mezcla entre gnoll y algo más.

Los tres seres extraños se mantienen detrás mientras el goblin se acerca con una sonrisa.

- Soy Jank, el mayordomo de la Boca del Rey Carroña, el gran Kardswan, señor de los Kulldis (*) y de Kelmanare - comenta - Mi misión es recibir a los viajeros que acercan a nuestro mercado, ¿que puedo hacer por vosotros?.

El extraño ser de detrás se retuerce mientras os mira. Sus ojos son de todo menos amistosos.

- ¿Qué puedes hacer por nosotros? Dejarnos pasar, el camino se me ha hecho largo y el sol pega de plano, no me apetece estar cociendome aquí de pie. - al momento alza las manos - A ver, dejame que te ayude y así igual podemos abreviar esto. Vamos camino a Kelmanare, vamos dispuestos a ver los combates y quizás el enano y el cuchillas tomen parte - señalo a Dorwas y Diegen, sin girarme, pero aún así me los imagino sonrreir - también entra en nuestro interes ver si hay algo para comprar y vender... - me paro a pensar un momento - a parte de visitar algun que otro antro de mala muerte, creo que eso lo cubre todo.

Si el bicho te da o no fobia es cosa tuya. En cualquier caso es una especie de demonio-cabra. No parece un mago, pero lo normal es que todos tengan algún poder que otro.

Intentaré postear algo esta noche. Aún sigo con el sueño cambiado por las fiestas y (aquí) aún queda reyes :(.

- En nuestra arena siempre son bienvenidos los nuevos combatiente, y el mercado esta en todo su apogeo, seguro que encontráis algo a vuestro gusto - responde el goblin con una sonrisa - Seguidme, vamos al mercado de batalla - añade mientras se aparta y hace un gesto con la mano para indicar que lo sigáis.

El extraño ser con forma de cabra bufa y se aparta, claramente decepcionado por el resultado de la charla.

Vigilo de cerca a Diegen, seguro que tiene ganas de rajar al "cabra bufa". Es tan raro, que casi apostaría que no ha matado uno de esos antes, claro que no se le dan muy bien las apuestas. Mejor cercionarse de que no destroza el plan.

Jaali se ha pasado el viaje burlandose de Bethel

Señor mercader, que hacemos ahora

Si, señor mercader. Lo que diga, señor mercader.

y escribiendo sus bromas mas ocurrentes

Espere que le aparte ese trozo de boñiga no sea que se tropiece en ella, señor mercader.

Tan metido esta escribiendo sus chanzas que no se da cuenta del grupo que se les acerca. Medio escucha la conversacion sin realmente interesarle hasta que termina de escribir. Levanta la cabeza y la sonrisa se le hiela en la cara

Seguidme, vamos al mercado de batalla

Nooooooo! - chilla mirando al hombre cabra con cara de absoluto terror - Un hombre cabra demoniaco!! Lo sabia!!! Estamos perdidos!! Penitenciagite!! - con otro chillido de terror, el mago intenta huir del hombre cabra montandose en Yousseff, que no contento con la idea, se aparta haciendo que Jaali casi se caiga.

Finalmente, se conforma con esconderse detras del camello, mirando al hombre cabra con panico.

Cuando Bethel se refirió a él, Dorwas, que estaba con los brazos cruzados, comenzó a marcar aún más sus musulosos brazos y sonrió a la extraña criatura, aún no estando seguro de qué se trataba exactamente.

Iba a avanzar detrás de Bethel cuando empezó a escuchar los gritos histéricos de Bethel, recordándole a los de aquella prostituta mediana de Ipeq que empezó a chillar como una descosida por todo el burdel cuando se bajó los calzones.

Se dirigió entonces a Bethel. Señor, ya sabe que desde que aquella cabra le golpeó repetidamente en la cabeza, se quedó un poco más para allá que para acá - se tocó la sien con el índice - y ya lo habríamos echado a la cazuela si usted no dijera que es de los mejores escribas que tuvo desde que los sacamos de aquel burdel donde escribía para los nobles... ¿quiere que lo ate y amordace y lo cargue sobre el camello al igual que la última vez?

El goblin se queda parado al ver la reacción de Jaali, mientras el hombre-cabra parece disfrutar de la situación y se acerca disimuladamente al mago.

- ¿Creéis que se atreverá a seguirnos detrás del camello? - pregunta dubitativo el goblin. - Kezurkian nunca entra en el mercado dentro estarás a salvo. - dice dirigiéndose a Jaali con el mismo tono con el que se habla a los niños goblins, tono que nadie había oído pero a todos resulta familiar, como si su propia abuela les hablara.

En cuanto el mago se calma, el pequeño goblins guía al grupo por la ciudad hacia el masivo edificio circular del centro: una fortaleza de tres pisos, con cuatro grandes puertas que miran hacia cada uno de los puntos cardinales. Solo la puerta sur esta abierta y por ella entráis en el edificio.

De la entrada pasáis hasta un enorme escenario central dominado por un inmenso ring con el suelo cubierto de sangre seca. Dos filas de bancos rodean el estrado, iluminados por una gran abertura en el techo del edificio. Al noroeste hay una plataforma con mesas y una larga barra, en ella un camarero gnoll atiende a tres humanos y otros 3 grandes trasgos que os observan con curiosidad. El bar ocupa una cuarta parte del circulo, la mitad del mismo la forman algo menos de una veintena de puestos comerciales, casi todos vacíos y llenos de basura, excepto 4 de ellos que parecen en activo. El último cuarto esta formada por habitaciones cerradas.

A unos 5 metros de altura hay una gran balcón que da la vuelta a todo el espacio central. Detrás de el se pueden ver un serie de pequeñas habitaciones que forman el segundo piso del mercado.

A otros 5 metros de altura hay otro balcón que forma un medio circulo, en el se pueden ver 3 tronos que miran hacia el ring de los combates.

- Por favor, esperar aquí un momento mientras aviso a Kardswan de vuestra llegada - comenta el goblin mientras os deja cerca del bar.