Partida Rol por web

El sacerdote se sintió aliviado en cuanto vio que Kiran había conseguido inmovilizar al señor Harjula después de un fuerte forcejeo. Rápidamente se acercó hacia ellos a comprobar si estaban bien y ayudar a Kiran.

—Ya está Sami,.. tranquilo,.. ya se acabó, tranquilo— le dijo al confuso señor Harjula, que aún yacía en el suelo, ya sin oponer resistencia. Mientras soltaba estas palabras el sacerdote se limpió, con la mano, una lágrima que resbalaba por su mejilla. Mucha tensión acumulada en tan poco tiempo.

Después se puso a recoger la cuerda que colgaba, tirando de uno de sus extremos y a apartar la mesilla que habría utilizado como podio. Quería eliminar cualquier rastro del triste escenario que el señor Harjula había montado hace unos momentos.

Lotta esperó a que sus compañeros consiguieran que Harjula entrara en razón, quitando de en medio cualquier atisbo de las intenciones que había tenido el hombre, antes de soltar a Sophia y permitir que pudiera estar con su padre.

La situación era extraña ya que el dueño de la posada parecía regresar de un trance en el que estuviera sumido. Quizás todo era debido a algún tipo de posesión por parte del espíritu que habían visto antes, pero eso solo indicaba que el espíritu estaba dispuesto a vengarse de alguna forma y sin compasión de Harjula. Pero ¿por qué no se habían quedado dormidos y los había escogido a ellos como espectadores?

—Señor Harjula ¿se encuentra lo suficientemente bien para hablar? —preguntó, soltando por fin a Sophia—. Creo que tiene muchas cosas que contarnos...

Tal vez la escritora tendría que haberse mostrado más paciente, esperar a que el hombre estuviera completamente recuperado de su trance, pero por algún motivo Lotta no creía que tuvieran tiempo y que aquella situación debería arreglarse esa misma noche. El espíritu había esperado a tener su público por algún motivo concreto y necesitaban saber porqué.

Una vez el señor Harjula estaba fuera de peligro y la situación se calmó Eamon agarró la soga y tras pelearse un rato con ella la consiguió cortar usando la daga. La lanzó a una esquina y enseguida el perro la mordió y empezó pelearse con ella como si fuera su presa. 

A continuación Eamon se acercó al señor Harjula que estaba rodeado por sus compañeros y viendo que había recuperado la cordura se dirigió a él. 

 -Señor Harjula, creo que nos debe una explicación, estamos hartos de tantos secretos, nada de lo que ha pasado esta noche tiene sentido, esto tenemos que aclararlo ahora mismo sino no podremos ayudarle. 

La escena había sido tensa y les había afectado a todos, pero parecía haberse resuelto bien después de que Kiran lograse detener a Harjula y disuadirle de sus intenciones. El padre Simonsson corrió a recuperar la habitación a su organización anterior para evitar cualquier rastro de la tétrica escena que Harjula había creado con sus perturbadoras intenciones, y Eamon le ayudó a librarse de la soga, que terminó en las fauces de su perro. Sophia seguía abrazada a Lotta, mirando a su padre como si fuera un desconocido. La escritora trató de protegerla de la escena, y de su propio padre, de quien no sabía si se había recuperado de aquel momento.

—Ah... sí, claro. ¿Qué... qué quieren saber? —Dijo respondiendo a las palabras de Lotta y Eamon.

Harjula se llevó las manos a la cabeza y se frotó las sienes como si estuviera afectado por un intenso dolor de cabeza. Pestañeó varias veces y se frotó los ojos, mirando al grupo e intentando enfocarles en su campo visual. Frunció el ceño y miró hacia el techo, y luego hacia la soga que roía el perro de Eamon.

—No entiendo muy bien qué ha ocurrido. No sé... de qué crimen soy culpable, pero tengo el convencimiento de que soy culpable de algo y que debo morir por ello.

Ale x se cruzó de brazos frente al hombre. No le gustaba nada el victimismo y desde luego no tenían tiempo como para dar rodeos.

- Podría empezar hablándonos de su esposa y dejándonos entrar en su cuarto. Creemos que lo que está ocurriendo tiene que ver con ella y quizás podamos encontrar una pista que nos indique la dirección que seguir para solucionar todo esto. Sin que nadie tenga que morir...-aclaró.

El señor Hjarula parecía más cuerdo, pero a la vez se comportaba confuso --¿Estaba actuando? ¿Habría sufrido un periodo de locura transitoria?-- se preguntó el sacerdote. Sea como fuere, su comportamiento extrañamente había cambiado, y lo único que esperaba ahora es que se mostrara más colaborativo y accediera a las peticiones que le hacían mis compañeros.

Mucho más tranquilo, Harjula estaba dispuesto a darles sino una explicación al menos sí a contarles lo que sabía. Lotta intentaba mantenerse paciente para no alterarlo de nuevo; primero debía contestar a las preguntas que Alex le había hecho antes de hacer otras.

Pero la escritora no era una mujer demasiado paciente, o por lo menos no cuando de conseguir información se trataba. Era una mujer demasiado curiosa y aquel asunto, aparte de lo grave que era y de las terribles consecuencias que estaba teniendo, también era una gran fuente de inspiración para otro de sus libros.

—Señor Harjula. ¿Conoce a alguien llamado Albert? ¿Escuchó alguna vez que en esta posada pudiera ocurrir algún percance grave? No sé... Un asesinato o algo parecido —preguntó, recordando las palabras que había gritado el espíritu.

Quizás lo que fuera que hubiera sucedido había sido hacía tiempo cuando Harjula aún no era el dueño o tal vez el propio Sami había tenido algo que ver. Pero fuera lo uno o lo otro Lotta estaba convencida de que en esa posada había ocurrido una tragedia muy grave. ¿Por qué sino ese espíritu se empeñaba en arruinar el negocio?

—¿Albert? No, no conozco a ningún Albert... Y jamás escuché que hubiera ocurrido aquí nada semejante. Cuando mi padre... —se detuvo un momento, boqueó y pestañeó de seguido como si los ojos se le pegaran. Tuvo que frotárselos antes de continuar—. Ah, no. El tiempo que mi padre llevó la posada no hubo incidente alguno. Y desde que estoy yo al frente tampoco. 

El posadero intentó incorporarse, pues todavía permanecía en el suelo donde Kiran lo había inmovilizado. La pregunta sobre su esposa le hizo detenerse. Miró a la detective y suspiró profundamente. 

—Lo de mi esposa es una larga historia que... —antes de acabar la frase perdió el apoyo cuando trataba de incorporarse y cayó de vuelta al suelo de manera algo cómica. Pero después se quedó quieto en el suelo, completamente inerte, sin hacer movimiento alguno por ponerse en pie de nuevo. Cuando se acercaron a él comprobaron que se había quedado profundamente dormido, al igual que los otros huéspedes de la posada. 

- Señor Harjula! Se ha quedado dormido? No puede ser. Esto parece todo una broma de mal gusto, justo cuando empezaba a hablar.  

Eamon se acarició la barba, se sentía cansado y confundido, no había manera avanzar en este misterio. Parecía como si alguien los manejara a ellos como a las marionetas del teatro, moviendolos de un lado al otro pero sin llegar a ningún lugar. 

- Quizás sería buena idea echar un vistazo al cuarto del señor Harjula y sus efectos personales. A lo mejor encontramos algo que nos ayude a entender todo esto. 

Kiran maldijo por lo bajo cuando Sami cayó redondo justo cuando estaba a punto de revelar información importante sobre su esposa.

—Está claro que ese espectro está intentando evitar que hable. Deberíamos asegurarnos de que el posadero no vuelve a correr peligro, por si intenta deshacerse de él otra vez.

Antes de volver a cuadrarse, se inclinó sobre el cuerpo de Sami para examinarle, esperando que simplemente estuviese inconsciente y, tal vez, determinar qué les había hecho perder el conocimiento.

Empezaba a estar harto de que el Vaesen jugase con ellos, algo que el resto notaron al ver que sus gestos se volvían cada vez más bruscos.

—¡Sami!— gritó el sacerdote en cuanto lo vio caer desplomado. El posadero había sido víctima del hechizo del vaesen, y ahora permanecía completamente dormido, igual que los otros. --¡Por el amor de Dios! ¡¿Qué clase de pesadilla es esta?! -- se preguntó Víctor ante la impotente situación en la que se encontraba. El vaesen nos lo estaba poniendo cada vez más difícil, pero el sacerdote no tenía pensado rendirse.

—Sí, no es una mala idea..— le dijo a Eamon —..además del cuarto de la madre de Sophia, podemos buscar también en el de Sami. Cualquier pista que encontremos sobre quién era ese Albert o sobre la compañía de teatro quizá pueda ayudarnos—

A continuación se volvió hacia Kiran, que parecía haber agotado su paciencia, y le dijo en un tono amable—Kiran, yo puedo quedarme a vigilar al señor Harjula si quieres, no hay problema..— Víctor se quedó mirándolo durante un par de segundos y continúo hablándole —..sé que no soy la primera persona a la que acudirías para pedir ayuda, pero si necesitas hablar, cuenta conmigo.. — sonrió —..una última cosa ¿puedes ayudarme, por favor, a subir a Sami a la cama? Creo que así estará más cómodo en caso de que despierte—

—Vaya... Qué oportuno... —musitó Lotta ligeramente molesta al comprobar cómo Sami caía también dormido.

Esa situación no dejaba de ser un contratiempo; una nueva piedra que molestaba en el zapato y que estaba claro que había sido puesta allí por el vaesen. Por algún motivo, aquel espíritu que se empeñaba en acabar con el negocio de Harjula, también parecía querer que ellos no descubrieran la verdad. O al menos que no lo hicieran con facilidad.

—Mientras Kiran y Victor se encargan de Sami, nosotros podríamos ir registrando ya las habitaciones —propuso, ya que de esa forma podrían ir ganando tiempo.

Alex se mordió el labio cuando vio caer al hombre sumido en un profundo sueño. Dentro de su bolsillo no dejaba de juguetear nerviosa con el hueso viejo y pulido por el uso que siempre llevaba encima.

-Sophia, quedate con tu padre y con Victor mientras buscamos algo que pueda ayudaros-le dijo para luego girarse hacia el cura y hablarle en voz baja-. Quizás tú puedas sacarle algo de información, ella tiene que saber algo más aunque no se el qué.

Despues fue con el resto para ir a buscar entre las habitaciones de los padres de la muchacha. Aun seguía dando vueltas a las palabras que había dicho aquel espíritu, pero si podía ahorrarse el trabajo de escarbar por toda la propiedad para buscar unos huesos que quizás ni siquiera estuviesen allí mucho mejor.

Kiran examinó a Samuel por si en lugar se hubiera desmayado, pero los claros ronquidos y su respiración regular no dejaban lugar a dudas. Había caído completamente dormido, sumido en un sueño del que era imposible despertarlo incluso por mucho que lo zarandearan. Al igual que con los otros huéspedes de la posada, aquel sueño no tenía nada de natural. Victor y Kiran se encargaron de subir el cuerpo del afectado posadero a la cama de la habitación para que reposara. Una preocupada Sophia se acercó a su padre y le tomó la mano, llorando desconsolada y terriblemente asustada por todo lo que estaba ocurriendo. 

Fueron a examinar el resto de las habitaciones, centrándose especialmente en la de Nora, la esposa de Sami y madre de Sophia, donde la joven les había dicho que estaba guardado el diario de su madre, el cual podía contener pistas importantes. También decidieron mirar en la habitación de Sami, contigua a aquella en la que se encontraban, pero el señor Harjula no guardaba nada de especial interés: facturas, un libro de cuentas que parecía llevar al día, aburrida correspondencia con ciertos familiares, algunos enseres personales y poco más. La habitación de Nora, que prometía ser bastante más interesante, estaba cerrada con llave. 

Victor permaneció en la habitación junto al adormilado cuerpo del señor Hjarula, y de su hija, Sophia, que estaba sentada a su lado agarrando una mano a su dormido padre, totalmente afligida.

El sacerdote decidió acercarse a los pies de la cama para hablarle —Sophia, no te preocupes, mis amigos y yo vamos a hacer todo lo posible para traer de vuelta a tu padre,.. me oyes,.. no nos vamos a rendir..— Víctor continuó hablando —..sé que ahora estás pasando por un momento muy duro, pero te pediría que tuvieses fe en nosotros. Ten fe Sophia, vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos, pero también necesitamos toda la ayuda posible para combatir este mal que está afectando a vuestra familia. Un mal que queremos erradicar tanto como tú y así poder recuperar a los dormidos, incluido tu padre— después el sacerdote unos pasos para acercarse a Sophia —Voy a quedarme aquí con vosotros todo el tiempo que haga falta, ¿Vale? si necesitas hablar házmelo saber— después se retiró a un lado de la habitación dejando a la pobre Sophia junto a su padre, en la cama.

Kiran permaneció impasible cuando Alex abandonó la habitación, dejándole al cuidado de Sophia y su padre. Todavía se sentía irritado por la situación y estaba intranquilo por no poder proteger a su patrona en persona. Una vez más, insistía en que vigilase a otras personas.

Tal vez la rabia lo volvió más vulnerable, pero el criado abrió su impenetrable fortaleza para dejar entrever su preocupación. Algo que jamás pensó en hacer de nuevo delante de un sacerdote.

—¿Crees que estarán bien? Al más mínimo sonido pienso acercarme a ver qué está pasando.

Eamon estaba ya cansado de toda esta situación, hacía frío, estaba cansado, se las había visto con un Vaesen aterrador y estaba perdiendo la paciencia. Se dirigió a la habitación de la esposa pero estaba cerrada, tras un par de intentos de abrir empujando perdió la paciencia y soltó una patada. Pero la puerta parecía no ceder.

-Merde! era pedir demasiado que la puerta estuviera abierta.

Una vez Sami fue acostado en su cama, el resto intentaron mirar en la habitación de su esposa. Ya sabían que la puerta estaría cerrada, lo que Lotta no había pensado era en que resultaría tan difícil abrirla.

Se quedó en segundo plano cuando Eamon intentó abrirla de una patada, pero la puerta se resistía como si no quisiera descubrir sus secretos. La escritora se acercó para mirar la cerradura y, quitándose una de las horquillas que sujetaban su moño, intentó utilizar unos métodos menos bruscos. Pero tampoco consiguió nada.

—Pero bueno... ¿Acaso no vamos a poder traspasar esta puerta? —preguntó a nadie en concreto con cierta desesperación. Estaba convencida de que en aquel cuarto encontrarían alguna pista, y saber que estaba al alcance de la mano y que no podían acceder a su interior conseguía que se sintiera frustrada y decepcionada.

—Seguro, son fuertes..— le dijo Víctor a Kiran —..si necesitan ayuda nos avisarán— añadió

El sacerdote notó que el indio se mostraba más abierto a hablar con él y no quiso perder esa nueva comunicación, así que decidió sincerarse con su compañero —Ahora mismo lo que más temo es un próximo ataque del vaesen. Creo que hacemos lo correcto quedándonos con ellos..— el sacerdote se puso algo serio y continuó hablándole, pensó que, mientras esperaban las respuestas de sus compañeros, unas palabras podrían calmar su estado  —..estoy convencido de que el espíritu sabe que Sophia tiene las respuesta que buscamos, y es posible que cuanto más nos acerquemos a la verdad, más peligro corra ella, y su padre. Si el vaesen los ataca nosotros seremos la primera línea de combate, y no creo que haya una persona capaz de proteger y de cuidar a los demás mejor que tú. Lo estás haciendo muy bien con la señorita Aegirdottir, no dejes que los demonios te confundan. Es una suerte tenerte en este equipo.—

Alexandra trató de abrir la puerta pero claramente esta no cedió ni un ápice. 

-Hubiera sido más fácil con la llave-dijo sacando la pistola que llevaba guardada. No le gustaba usarla, pero desde luego era mejor que disparar a una persona-. Apartaos, intentaré romper la cerradura-dijo apuntando.