Partida Rol por web

Cualquiera diría que Dareios debía estar hecho a las largas caminatas pero seguía con la sensación de no haber descansado del todo. Había ayudado a sus hermanos a llevar lo comprado hasta el carro y después había seguido al grupo, más interesado en lo que tenía a sus pies que en el camino en sí pues iba perdido en sus pensamientos y se movía con los demás del mismo modo que una oveja en lo más profundo del rebaño seguía a otras: porque percibía el movimiento pero no tenía la mente en el destino al que les llevaba ese movimiento.

Descansados y razonablemente bien aprovisionados reanudaron el camino. La vida del héroe incluía luchar contra quimeras, algo tan aterrador como emocionante, pero Atreo y los demás ahora estaba en misión alianza y matrimonios. Algo en lo que el arquero no se sentía capacitado.

Atreo observaba la zona circundante a la ciudad, con sus colinas y sus pastos, y al no percibir nada que le llamara la atención se volvió hacia sus compañeros.

¿Cómo presentaremos este asunto al rey Karsten? Es el futuro de su hija el que se decide en este viaje.

La salida de la ciudad no tuvo más incidencias, Marconio cumplió lo prometido y la escolta los llevó alrededor sin levantar excesivo revuelo.

Por otra parte, el grupo se había comportado perfectamente con los temas de intendencia, sin que Spyridon tuviera que intervenir. Cada uno en el grupo debía asumir su propia responsabilidad y el general prefería no inmiscuirse en el trabajo del resto de compañeros, sobre todo si además lo hacían perfectamente.

Spyridon estaba de buen humor. El viaje continuaba su curso y además con los dioses de su parte, de momento no pedía nada más. Atreo le hizo regresar a la realidad... ¿cómo debían entrar en la ciudad? ¿cómo presentarse ante el Rey?

- Somos una delegación oficial del Rey de Micenas con un cometido concreto. Debemos presentarnos ante el Rey como tales y presentar el escrito que portamos. Somos diplomáticos así que iremos con la verdad por delante.

Ojalá las cosas fueran tan fáciles, pensaba el general. El escrito caería como una bomba, pero el Rey se comportaría de acuerdo con su rango aunque si la respuesta ponía en peligro la vida de su amigo, serían ellos los que deberían actuar sin diplomacia ninguna.

- Ifianasa, ahora que hemos sido bendecidos por los dioses... ¿hay algo en el escrito de nuestro rey que no hubieras observado anteriormente? Quiero estar seguro antes de ofrecerselo al Rey Karsten.

Salir de Midea fue fácil gracias a la escolta que nos brindaron y rápidamente dejamos atrás la ciudad, así como todo lo sucedido con el sacerdote falso de Apolo y la quimera. Fue algo impresionante, más allá de lo que me hubiese imaginado jamás. Ahora avanzamos por el viejo camino hacia Asine, que parece estar lo suficientemente vacío como para permitirnos viajar sin ninguna preocupación inminente.

Mientras avanzamos, Atreo pregunta cual será nuestra estrategia para conseguir que el rey de Asine nos entregue a su hija para que se case con el rey de Micenas, pero Spyridon responde que debemos hablar con la verdad. No puedo estar más de acuerdo, pues mentir es algo deshonroso y nuestra misión es diplomática, por lo que no tenemos motivo para ocultarnos y mentir.

Sonrío sin decir nada pues me parece muy bien intentar cumplir con nuestra misión siempre con la verdad y el honor por delante.

El general pregunta a Ifianasa acerca de la tabla pero recuerdo que era Lykaios quien sabía leer y quien la había descifrado, no la sacerdotisa. Miro a los involucrados, esperando la respuesta pues yo tampoco sé leer y solo a través de las palabras de otros puedo saber qué dice aquella nota enviada por el rey.

Partir de Mideia se le antojó similar a la partida de Micenas, un viaje tranquilo, un clima algo calmo, mucho por descubrir por delante; la excepción es que ahora no fue él el encargado de aprovisionar la carreta. Sin embago lo más importante era que él mismo, Akintos de Cirra, Escudero de Spyridon, llamado El Acantilado por algunos (que se reducían a una sola persona, espartana y demasiado bocona), ya no era el mismo. Tanto había cambiado, el mismo cuerpo le pesaba distinto, había perdido algunos temores y ganado otros, sentía su piel diferente incluso. Podía ver como reflejaba la luz del sol de forma diferente - Como si la misma sangre ofrecida por La Diosa Madre quisiese explotar en miles de estrellas luminosas desde dentro de su cuerpo -
¿Era su carne ahora divina?

La conversación que estaban teniendo Atreo y su general lo trajeron al mundo de la vigilia, sus cavilaciones se esfumaron.
- Esa es la idea inicial, ¿verdad? si falla tendremos que tramar otro plan, por el buen Ptolomeo y por lo que indica la voluntad de Hera - comentó casi de forma casual.
- La trama en la que nos hemos involucrado parece mucho más complicada que simplemente intentar ser diplomáticos y ya -

Avanzamos rápidos y sin molestias escoltados por los guardias que Marconio nos había otorgado, una vez lejos de la vista de las murallas ya en el camino propiamente dicho empezamos a preguntarnos que nos depararía nuestra llegada a Asine. Llevábamos una ofrenda de paz y una posible alianza para nuestras ciudades pero no a todos los gustaría que nuestras ciudades se unieran, solo de imaginar que en Asine nos esperara un consejero como el que andaba con "nuestro" rey....todo nuestro plan podía desbaratarse. 

- Con suerte seremos recibidos y podremos dar nuestro mensaje, pero llevamos mucho tiempo luchando entre nuestras ciudades .... las viejas rencillas nos podrían causar problemas. Como apunta Akintos deberíamos pensar en un segundo plan de acción, solo por si las moscas.  

Lykaios había dejado la intendencia en manos de su hermana, pero solo entró en las conversaciones a la hora de opinar sobre los precios, donde su ojo más que acostumbrado a las calidades de lo que se podía vender y su experiencia, les hicieron reducir algo los precios que pedían en el agora.

El resto del viaje lo hizo tranquilo y meditabundo, como solía ser. Las conversaciones no solían ser nada trascendentales, pero en este caso sí, y tenían que planear como presentarse.

-Casi seguro que nos rechazarán de plano -comentó Lykaios- y si insistimos puede que nos pidan alguna demostración de nuestra buena voluntad. Aquí tenemos que andarnos con ojo para que no nos utilicen y luego no cumplan. Creo que deberían de ir a hablar con quien sea dos, a lo sumo tres de nosotros, y tantear el terreno. Iremos con la verdad por delante -repitió las palabras de Spyridon- pero no hay que decir todo lo que se sepa. Tenemos que guardarnos algunas cosas que podamos usar para más adelante, y siempre tened en cuenta que si nosotros tenemos opciones ellos tendrán más.

Se rascó la cabeza, ligeramente confuso mientras seguía caminando.

-¿Tenéis alguna idea sobre el otro tipo de acción o solo proponéis que tengamos varios planes? -preguntó a Akintos y Theron.

Ebalo caminaba con buen humor, como siempre, silbando un tiempo y otro de charla con quien compartió el desayuno hablando Akintos e Ischyros. Ahora que tenía más tiempo escuchó la historia de éste, Akintos, como uso la voz y los tempos en cada frase para poder impresionar a la audiencia, que lo siguieron hasta el mismísimo bosque ávidos de más noticias o historias.

El espartano, asiente gravemente, como el maestro que asiente a los golpes dado por el alumno con la espada de madera en los muñecos de práctica. Le doy algunos consejos o matices al respecto, puesto que lo ha hecho todo de manera natural, tiene un gran talento, así que dedico el camino a poner voces y enseñarle posturas. Me da igual que Ischyros se ría. Ya lleva casi medio día sin estar cubierto de sangre, le digo, lo que es un avance. Y me rio con ganas, codazo, codazo con Akintos.

Cuando se habla de los pasos a seguir, el guerrero donde su fuerte, que ya es decir bastante, son las relaciones sociales, da su opinión, como siempre con su tono de voz de barítono y con esa rima que ya le sale sola fruto de la práctica y costumbre.

-Que la fuerza sea nuestra última opción, la podría convencer si me dais un baile y un salón- hace un movimiento ágil de bailar con alguien- pues no hay mujer que no caiga por mi simpatía, aunque algunas se resisten ¿Verdad Hypatía?- sonrió descaradamente.

Todos estamos de acuerdo que va a rechazar la propuesta del rey, es demasiado pretensiosa, casi insultante, como si estuviera en una situación de poder, de la cual no se corresponde con la realidad. Lo importante es nuestra reacción, creo que agradecer la audiencia y solicitar un par de días de hospitalidad antes de regresar, nos dará todo el tiempo necesario para secuestrarla, en el significado romántico de la palabra.

Por último miro hacia el carro, donde tengo una cosa escondida con la que seguro, me llevaré, al menos, una sonrisa de recompensa.

Parece que la noche y la lluvia han hecho que se encuentre peor de lo que ha supuesto en un principio. Comenzar el viaje no ha supuesto ningún problema, pero a medida que el día avanza, se nota más débil. A veces, se encuentra agarrándose al carro para poder seguir el ritmo que marchan los demás y su cabeza no está del todo clara.

No siente la cabeza como para intentar pensar en como acercarse al Rey de Asine y a su princesa. Todas las ideas parecen acertadas, pero es cierto que deben encontrar una forma de llevar a cabo la misión si el Rey de Asine no accede a entregar a su hija... algo totalmente comprensible.

-Algunas ven más allá de una sonrisa, Ébalo - sonríe -. Tus muchas... "virtudes"... se ven sepultadas cuando abres la boca y presumes de todas tus "conquistas". Ninguna mujer, en su sano juicio, querría caer a los pies de un hombre que solo la trata como a una conquista más.

Estornuda un par de veces. El frío ha calado más hondo de lo esperado. Y también necesita descansar, aunque no lo dirá. No quiere atrasar la comitiva. Su padre está en un sitio peor, esperando a ser liberado. Su resfriado no es nada comparado con lo que él debe de estar pasando. 

Spyridon escuchó a sus compañeros. Siempre tenían buenas ideas y estaba claro que había que tener un plan de reserva ya que era casi seguro el fracaso del actual.

- Me gusta la idea de Lykaios. Una pequeña delegación sería la que debería presentarse ante el monarca. Creo que yo tengo que estar al igual que la sacerdotisa como representantes de Micenas. A lo sumo uno o dos más, quizás Akintos como mi escudero. El resto deberían tratar de pasar desapercibidos y preparar el plan de reserva por si las cosas fueran realmente mal.

El general era consciente que el rey no aceptaría, pero esperaba que, si la presentación de la oferta se hacía con el debido respeto, la diplomacia imperara y fueran recibidos con el boato adecuado. Siempre cabía la posibilidad de que sencillamente fueran encarcelados o incluso ejecutados, pero esperaba que la cosa no llegara a tanto.

Pero cada vez estaba visiblemente más preocupado.