Partida Rol por web

Ébalo se sentía bien, era un buen conversador y le gustaba tanto los festejos como los excesos. Un ciudadano de verdad tiene que saber moverse en todos los mares. Acaparar la atención siempre ha sido su valor más significativo en este grupo que se formó en principio con una misión terrenal pero luego pasó a algo más divino. Pero muchos de ellos siguen sintiéndose incómodos en las reuniones sociales. Y esta era la madre de todas las reuniones sociales, se hablaría de esto por años.

Que Ischyros se adelantara a Atreo para sentarse cerca de la princesa Ava es algo que le sorprendió. Esperaba que le facilitaran el acercamiento que este último había solicitado con varias acciones, muy obvias para el espartano y quizás algo menos para el Sangriento. Aun así Ebalo tenía que reconocer que no eran un grupo de amigos y puede que nunca lo fueran. Ahora compartían un objetivo pero poco más los unía, el espartano siempre se ha esforzado en animar, unir, ayudar y aupar, trayendo a varios de las garras de la muerte, sangrando juntos y nunca ha recibido ni un solo agradecimiento. Ni siquiera con los actos más peregrinos como regalar uno de sus tesoros arranca un mísero comentario. Si no fuera Ebalo la alegría personificada, se sentiría muy denostado. Para suerte de sus compañeros no es rencoroso.

Intenta hablar con los nobles y contarles cosas disparatadas, nota a Hypatia con largos suspiros y ojos en blanco así que la protejo de charlas formales o preguntas indecorosas, pues el vino desata la lengua y es una mujer en medio de muchos hombres. Converso poco con ella pues no parece muy cómoda y sólo haría que su frustración se acrecentara, por mucho que tuviera ganas de hablar con ella desde hace tiempo a esta parte.

Ebalo se interesa por la princesa Haidee, intenta saber de ella, sus gustos y en fin ser lo más agradable posible. Cruza sus ojos con ella cuando tiene oportunidad y pide su opinión pues en verdad parece una buena mujer. No pierde la oportunidad cuando surge de solicitar al Rey un pequeño paseo por las costas de Asine, junto a la princesa Haidee como acompañante. Quiere hacer un pequeño homenaje a Poseidón por la batalla librada, yendo también una pequeña representación de los héroes. Todo ello con el consentimiento de Hadiee con quien ha notado cierta simpatía y espera que acepte, si alguien es capar de acompañar el tiempo con historias, inventadas o no, es este zalamero guerrero.

Con Hypatia tiene una conversación que le atormenta, siendo un poco dramático, y quiere ponerle fin, así, de esta manera, pide permiso a quienes tenga que hacerlo para tener una charla en privado con ella, no a solas, pero si lejos de oídos indiscretos pues quiere abrir su corazón y sus pensamientos, una vez más siendo dramático, pero cree que ella en su posición de mujer lo puede entender mejor que cualquiera del resto. Siente que nunca ha pedido nada por luchar por la libertad de Ptolomeo, se ha ganado sobradas veces por medio de la sangre, una concesión. No es un mendigo cualquiera, ni ella es de la realeza, son compañeros, camaradas o incluso amigos, pues así es como lo siente el espartano. Aunque en su interior no está muy esperanzado pues se ha visto ninguneado en demasiadas ocasiones. No por ello dejará de intentarlo.

Finalmente fue negado y Ebalo lo asumió con pragmatismo, pero teniendo claras muchas cosas de ahora en adelante.

Carrera de un estadio
Tiradas: Autocontrol (9), Correr Potencia (15) y Estilo (15): 39

Carrera de Diaulo
Tiradas: Autocontrol (10), Correr Potencia (8), Correr Resistencia (11) y Estilo (15): 44

Comtencias Dia 2 y 3

La cena transcurrió sin que pasaran muchas cosas interesantes, de tanto en tanto observo como Hypatia le dan ataques de ira cada vez que el Rey Karten mencionaba Héroes de Asine pero mantenía el control para no salir de allí hecha una furia:-Tienes una gran templanza al aguantar como lo estas haciendo, que nadie te diga lo contrario. Y el resto de tus hermanos también está aguantando bastante ante las palabras de Karsten.-le comento en voz baja a Hypatia entre alguno de los arrebatos de ira que tiene la joven micénica.

Seguimos intercambiando palabras y amenizando un poco la cena entre nosotros hasta que se decidiera irse a descansar. 

La primera gran noche había pasado.

Los alimentos extraños, bebidas especiadas y vinos de lejanas tierras fueron la diversión principal para el joven, pues en gran parte de la cena la princesa Ava le ignoró, más pendiente de conocer a todos o prestando especial atención a su hermano Ischyros. Atreo miró en varias ocasiones a su hermano, pellizcándole en alguna ocasión para que le cambiara el sitio, pero no hubo forma, e incluso le pareció que su hermana Hypatía les dedicaba alguna mirada de reproche por quitarle el lugar al lado de la princesa. Probablemente quisiera escuchar las historias que la princesa Ava contaba, pero Atreo no estaba dispuesto a cejar en su empeño de hablar con su amada.

La princesa demostró tener alma aventurera, como Atreo había intuido, y se ganaron su confianza lo suficiente como para que entrara en detalles no muy profundos sobre sus hermanas y la relación con el rey.

Al poco de retirarse el rey, pensando en que una buena noche de descanso le daría ventaja para las pruebas del día siguiente, entabló charla con la princesa, reacio a acostarse sin intercambiar palabras con ella. Tras un rato, se despidió y se dirigió a acostarse, no sin antes pasar por al lado de Ébalo y tras arrastrarlo un par de pasos para poder decirle algo sin que nadie les escuchara, le dio un abrazo (quizá influenciado por el vino) y le dijo al oído. - Ébalo, no he tenido oportunidad de agradecerte tu magnánimo gesto. Me doy cuenta que te has percatado de mi anhelo y te agradezco de corazón tu ayuda. Gracias. Si tienes algún plan especial para conquistar ha una dama como la princesa, soy todo oídos, pues sólo soy un torpe cazador que nada sabe de relación con mujeres. Tú eres el especialista en esas lides, amigo. *-

No había tenido oportunidad de hablar mucho con él, pero realmene le caía bien aquel gigantón. ¿Y cómo no le iba a caer bien, si estaba allí ayudándoles con la misión de salvar a su padre y castigar al asesino de su madre? Pese a eso, Ébalo tenía un carisma especial que le hacía destacar ante el resto, siempre estaba de buen humor y siempre era el primero en alentar al resto.

- Es un buen compañero. - pensó Atreo mientras se dirigía a su habitación a descansar, para levantarse pronto, rezar y prepararse para los juegos.

Spyridon conversó amigablemente con el general que en otras ocasiones sería uno de sus enemigos. No había nada especialmente relevante que quisiera saber aparte de conocer hasta que punto el pueblo estaba con su rey, y eso lo había conseguido. No parecía que el Rey Karsten fuera un tirano y parecía tener el amor del pueblo, y también su temor, lo que tampoco era mala señal. Indagó un poco más acerca de su familia hasta el punto de no parecer grosero ni entrometido.

A partir de ese punto, se centró en la cena, probando un poco de todos los platos. Esperó hasta que el rey se retiró y un poco más tarde hizo lo mismo. Sus compañeros estaban portándose con corrección y buen criterio y él quería estar bien descansado para competir en las pruebas que consideró de su interés.

A la finalización de los festejos retomaría la misión principal, pero ahora tenían que ganar el favor del pueblo.

La cena transcurrió sin que pasaran muchas cosas interesantes, de tanto en tanto observo como Hypatia le dan ataques de ira cada vez que el Rey Karten mencionaba Héroes de Asine pero mantenía el control para no salir de allí hecha una furia:-Tienes una gran templanza al aguantar como lo estas haciendo, que nadie te diga lo contrario. Y el resto de tus hermanos también está aguantando bastante ante las palabras de Karsten.-le comento en voz baja a Hypatia entre alguno de los arrebatos de ira que tiene la joven micénica.

Seguimos intercambiando palabras y amenizando un poco la cena entre nosotros hasta que se decidiera irse a descansar. 

Tras superar la primera prueba, volví al cuarto que compartía con mi hermano y donde se encontraba Mentor, des de la noche anterior, me lavé, aseé y comí algo para reponer energías. Tras eso hable con Ischyros y Atreo, que se habían ofrecido a ir conmigo a explorar la ciudad y buscar rutas de escape, ver el movimientos de los soldados, hablar con los locales para conocer un poco más la ciudad, etc.:-Atreo, por lo que he escuchado va mejorando la relación con la princesa Ava, no? Al ser joven el amor es muy fuerte, espero que realmente te vaya muy bien con ella.-dije mientras caminábamos por la ciudad:-Mi enhorabuena por la posición que quedaste en la segunda carrera, Ischyros. Estabas más inspirado no?-comenté al micénico tras pararme a observar una patrulla de guardias dorios. 

Las pruebas habían sido vigorizantes, aunque lo máximo que había podido alcanzar era un tercer puesto. Le agradó ver que la princesa Ava participaba, y le sorprendió que la muchacha se quedara a muy poquito de ganarle en ambas pruebas. Estaba en buena forma y en secreto, el joven disfrutó de su esbelta figura y sus torneadas piernas. Bromeó con ella sobre la competición y le juró que él se había esforzado al máximo.

Las cosas parecían ir hoy un poco mejor, así que Atreo salió de buen humor con su hermano Ischyros y con Anatollius, el mercenario hermano de Talios, a investigar la ciudad. - Gracias por tus buenos deseos, Anatollius. Sí, la princesa Ava es muy agradable, una muchacha vital y soñadora. Me gustaría que vini....que nos acompañara por voluntad propia. - dijo, sin revelar del todo que lo que quería realmente era estar con ella, pero claro, tampoco hacía falta ser muy listo para percatarse. Una luz especial comenzaba a brillar en los ojos del muchacho, probablemente él estaba cayendo rendido sin remisión ante ella.

- Sí, hermano, buena carrera, pero no ha sido un tercer puesto, como el mío.... - le dijo a Ischyros socarronamente, sonriéndole a su hermano pequeño. 

Correr por todos esos lugares fue sumamente agotador y termino ambas carreras con una gran agitación. No me ha ido especialmente bien. Sé que podría haber conseguido mucho más pero no me he sentido del todo cómodo participando en estas competencias, junto con todos estos dorios que mucho han ignorado el hecho de que nuestra sangre sea de Micenas.

Después fuimos con Atreo y Anatolius a explorar bien las salidas de la ciudad, por si hay que tomar una ruta de escape rápida. No esperamos tener que usarla, pero es mejor tenerla y no necesitarla, que necesitarla y no tenerla.

En ese camino, Anatolius me felicita por mi posición en la carrera de Diaulo. Atreo da una broma, a lo que respondo:

 - "En realidad, no me animan tanto estas competencias. No tengo a alguien a quien causar admiración."

La verdad es que hay un tema que quiero discutir con mi hermano pero no sé si este es el momento apropiado para eso. La verdad es que no son palabras que él quiera escuchar pero creo que es importante que las conozca antes de que continúe con su intento de conquistar a la princesa Ava.

Durante los siguientes dos días se desarrollaron múltiples actividades centradas en los festejos, principalmente ceremonias que terminaban en pequeñas o grandes fiestas, sacrificios rituales y competencias. Tanto para los nobles como para los pobladores de la ciudad, el evento principal eran justamente las competencias; hacía años que no se realizaban unas en la ciudad en la escala que ahora tenían y además, estaban rodeadas de la legenda que implicaban ahora los héroes de Asine. Muchos fueron los participantes de las competencias, y durante las mañanas se llevaron a cabo siempre las pruebas iniciales eliminatorias, las cuales siempre libraron con facilidad todos los héroes que decidieron participar en ellas. Pero ya por la tarde, durante las finales de las competencias, las cosas eran distintas, y si bien en general los héroes mostraron claramente de que estaban hechos no hubo ningún evento sobre saliente o divino, como muchos de los espectadores esperaban, incluso era claro que no eran más que humanos, con algo muy especial en ellos, pero humanos a fin de cuentas

Las primeras dos competencias, que se llevaron a cabo en el primer día de los festejos, fueron ambas carreras a pie, la primera de un estadio en la cual los resultados fueron muy cerrados tal como se presentaba siempre por la corta distancia y la velocidad a la que se competencia. No hubo controversia en cuanto al ganador, el soldado Dorio nacido en esparta y de nombre Ebalo, general de los héroes dorios fue el ganador de la prueba. Lo cual el pueblo aplaudió con gran entusiasmo, pues el mejor de entre los héroes, de sangre doria indiscutible, había sido el ganador de la competencia. El segundo lugar fue ocupado por el antiguo campeón dorio de la ciudad, lo cual confirmó la superioridad doria, y en tercer lugar llegó Anatolius, quien era, hasta donde se conocía, jonio. Por tanto, no había sangre micena en los primeros tres lugares. Y en cuarto lugar, empatado con la ágil princesa Ava, había llegado Atreo, aunque para muchos era claro que la princesa había llegado antes que el miceno, e incluso, si se les daba rienda, por adelante del jonio.

La segunda competencia que se celebro aquel día y cuya final se gestó poco después de la final de la carrera de un estadio fue la carrera de un diaulo, que venía a ser una distancia el doble de extensa que la primera. En esta ocasión el ganador fue Talios y de forma contundente pues dejo muy atrás al segundo lugar que lo ocupó no otro si no el mismo rey de Asine. Esto podría haber menguado con el entusiasmo de los pobladores, pero no fue así pues Talios era jonio y a su vez el segundo y tercer lugar lo ocupaban dorios pues Ebalo había llegado justo detrás del rey, aunque no muy lejos de un entusiasta Ischyros que le había estado pisando los talones en los últimos instantes.

Durante ese mismo día ocurrieron varios acontecimientos importantes que, de un modo u otro, tendría un peso importante en el devenir futuro de los héroes y su misión. El primero, pero no menos importante fue que Talios, tras su contundente victoria fue recibido por el rey en solitario, poco logró hablar realmente con este pero de entre lo que el gigante contó a sus compañeros fue que si bien no había logrado la concesión de armamento dorio, si había conseguido que el rey les ofreciera el tomar como su posesión, cualquier arma que se elaborara con el exoesqueleto de Carakginius o bien del centollo gigante.

Las indagaciones de los héroes habían continuado en aquel día, aunque sin obtener información muy relevante. Por su parte, Atreo, Anatolius e Ischyros habían trabajado en explorar la ciudad en busca de rutas de escape, pues nunca se sabría cuando podrían necesitarlas, y si bien en el primer día estaban consiguiendo muchos avances era claro que necesitarían mas tiempo para poder obtener resultados concluyentes. De forma similar pasaba con el general Theron quien había estado vigilando discretamente los horarios de la acrópolis para irse haciendo una idea clara a lo largo de los días de los movimientos de estos y tener claras las deficiencias y vulnerabilidades. El general también había estado explorando los muelles y las tabernas, a fin de tener idea de los marineros y sus tribulaciones, así como de las embarcaciones. En ello ya tenía claro que las tripulaciones eran muy fieles a su rey y que serían poco confiables, a su vez las embarcaciones mercantes no eran tan fuertes ni importantes, y lo mismo se podría decir de las embarcaciones de guerra. De cualquier modo el general tenía pensado volver para intentar buscar alguna ruta que les permitiese hacerse a la mar en caso de necesidad.

Finalmente, durante la cena de aquella noche el campeón de la primera competencia realizada, el espartano Ebalo, había conseguido convencer al rey y a muchos nobles de la ciudad de que sería fundamental realizar un paseo en barco por las costas de Asine como parte de las celebraciones; pues, según les había dicho, que mayor confirmación habría de su victoria y del apoyo de los dioses que un paseo triunfal por las aguas en donde se había librado la batalla. Y aunque era claro que los nobles y autoridades más importantes de la ciudad habrían de asistir, el dorio no dudó en invitar personalmente a la joven princesa Haidee, a lo cual ésta no dudo en aceptar emocionada y solicitando que el dorio le acompañase en todo momento pues no podría estar más segura que a su lado. Atreo también hizo su parte invitando a la princesa Ava, la cual aceptó asistir, pero en su respuesta parecía manifestar más una confirmación de que habría de ir cualquiera que fueran las circunstancias, pues no se perdería tal aventura, que el hecho de aceptar asistir al paseo por que el miceno la invitaba. Más aun, la princesa Ava parecía no entender que Atreo la invitaba a permanecer a su lado durante dicho paseo.

El primer día de las pruebas fue un día de descanso para el curtido general. Los años habían pasado y, aunque aún mantenía gran parte de su fuerza, sabía que poco podría hacer en las pruebas de velocidad.

Sus indagaciones acerca de la personalidad del Rey habían dado fruto suficiente para saciar su curiosidad y procuraba no insistir más, no quería parecer curioso en exceso.

Ya que estaba relajado, aprovechó para observar el desempeño de sus compañeros, quedando gratamente sorprendido de sus habilidades. No dio importancia al hecho de obviar que eran un grupo al servicio de Micenas, quizás era mejor por el momento que no los asociaran con el enemigo, eso facilitaría las cosas. Si tenían que salir de aquí con una princesa, mucho mejor si además llevaban una oferta de paz. Pero para eso quedaba mucho, demasiado.

Habían decidido que se haría una excursión en barco. Spyridon seguía el guión marcado por sus anfitriones hasta que llegase el momento de actuar, por lo que tomó esa actividad como una más de los festejos.

Procuraba seguir los acontecimientos sin influir sobre ellos.

Tal como nos habían indicado, ser frugal en la comida y la bebida era primordial, aunque en ciertos momentos hubiese preferido cambiar el vino aguado por algo mas fuerte. Las pullas ante nuestra ascendencia, eran constantes y repetitivas, y aun así las ordenes eran esperar y no hacer nada que pusiese en nuestra contra a los anfitriones. Así que con la mejor de mis caras estoicas, mantengo la posición en la mesa, disfrutando de los finos platos preparados, sin levantarme y sin golpear al noble dorio que tengo al lado. Es cuando el rey y su séquito se retira, cuando podemos finalmente ir a la villa a descansar, un descanso necesario ante las acciones que llevaríamos acabo en el segundo día de celebraciones.

Mis visitas por la ciudad, son en parte productivas, aun así espero, que logremos llegar a un acuerdo antes de que tengamos que usar los datos que he ido recabando. Con esta idea en mente, regreso al palacio, la segunda noche de celebraciones, en la que nuestros compañeros competirán ante las fuerzas dorias. No salimos muy bien parados los micenos, aun así, Ebalo y Talios consiguen destacar en estas competencias, cosas que remarcan aun mas su presencia como héroes en la ciudad.