Partida Rol por web

Recuperación tras el día 1: 11 (Exito)

Salto de Longitud: 52

Tiradas: Autocontrol (7), Acrobacias (7), Correr Potencia(8), Estilo (16)y Saltar (14)

Recuperación tras el dia 2: 10 (Exito)

Carrera de carros: Total: 65

Tiradas: Autocontrol(16), Concentración(14), Estilo (14), Mando (11), Carisma Animal(10).

Bendición durante la competición: Llama olímpica en mi carro para que brille.

Recuperación tras el día 6: 13 (Exito) En la tirada me equivoque y puse Autocontrol 2 pero se refería a Autocontrol 6 xD

El ateniense salió con un sabor amargo de la reunión con el rey, esperaba más generosidad por su parte ya que habían salvado a toda su maldita ciudad, pero estaba claro que el ser dadivoso no iba con él, por lo que aceptó lo mejor que pudo las armas hechas con la coraza del monstruo que ellos mismos habían matado.

Tras ello dieron comienzo las competiciones, la velocidad no era su mejor arma, pero sí lo era la resistencia, por lo que en cuanto participaron en una distancia de cierta envergadura dejó bien claro de que madera estaba hecha el jonio. Tras los laureles de la victoria, estuvo un rato con sus compañeros festejando, antes de retirarse para asearse y descansar, pues las competiciones para él estaban lejos de terminar...

Las celebraciones seguían su curso y poco a poco estaban consiguiendo la información que necesitaban, pero era lento, y Atreo se debatía entre varias emociones, lealtad, amor, deseo, rabia, impotencia...

Las comidas y celebraciones eran constantes, al cazador le parecía estar en una especie de bucle de ocio y libertinaje, cuando no estaba acostumbrado, pero había algo que le mantenía en pie en todo éste montaje, que no era otra cosa que poder alcanzar el corazón esquivo de Ava. 

Tras conocer la decisión del Rey de dar permiso para realizar el paseo en barca ideado por Ébalo, que se convirtió, como no, en toda una procesión donde el Rey sería protagonista y se harían sacrificios para aplacar a Poseidón, tanto Ébalo como él invitaron a una Princesa. Resultó que Haidee aceptó encantada y con premura, viéndose claramente que la Princesa estaba complacida con la invitación y con la compañía. Ava, sin embargo, parecía más entusiasmada por la invitación que por la persona que se lo había propuesto, y Atreo mascó piedras. A pesar de todo, su atribulado corazón no le dejó desistir y apenas unos instantes después ya estaba de nuevo con esperanzas e intentando de nuevo acercarse a ella. 

Nadie diría que Atreo no se había entregado a los brazos de Cupido. Ahora faltaba que el mítico arquero fuera tan bueno como decían. 

Durante la excursión por la ciudad, estaba claro que necesitaría más tiempo para recabar información sobre la ciudad. Caudno volvimos para prepararnos para la cena con el Rey, me presenté ante Spyridon y Theron para dar un informe preliminar de lo que habíamos descubierto y solicité más tiempo para poder recabar más información. Comenté con ambos generales que dado que Ischyros y Atreo participarán en la siguiente prueba iria en solitario a recabar información. Más tarde lo hablaría los dos micénicos para que no se preocuparan por terminar rápido las competiciones. 

Tras eso me retiré a mi habitación para ver a mi hermano y Mentor:-Escuché que te fue genial en la carrera de dos estadios. El resto no lo has hecho mal. Cansado?-comenté con mi hermano mientras me quitaba la armadura de cuero y me ponía la ceremonial, la había guardado encima de una panoplia tras terminar a cena del día 0:-Yo he encontrado algunas cosas interesantes en la ciudad, las he comentado con Theron y Spyridon pero hará falta más tiempo para encontrar más cosas.-dije cuando acabé de colocarme la armadura y me estaba apretando las cuerdas de las protecciones de los antebrazos:-Por lo que sé has conseguido que el Rey acepte a darnos armas hechas con el cadaver de Carackginius y el centollo gigante. No sabía que se te diera tan bien la diplomacia, jeje.-dije entre risas y metiendome un poco con él:-deberías dejar la guerra y dedicarte a ello.-y terminé colocandome la capa azul ateniense. 

.-Que tal has estado hoy Mentor? Estamos haciendo todo lo posible por seguir con la misión de Hera pero sin levantar sospechas entre Karsten y sus nobles. Alguna información del Olimpo que desees compartir?-terminé diciendo mientras le acariciaba la cabeza. 

La ciudad de Asine brillaba aquellos días en alegría y majestuosidad, otros dorios de ciudades cercanas, tanto del mismo reino como de reinos vecinos habían llegado para incorporarse a los festejos, y aquello había nutrido las calles de sobre manera al igual que los caminos y el mismo muelle. En la acrópolis no había tanta gente pero los festejos eran igual o más intensos aún. Se decía que en varios palacios de los nobles había orgías a toda hora y que el mismo rey no dudaba en extender los festejos en sus aposentos personales, aunque lo más probable era que todo aquello no fuera cierto.

Tras el primer día de los festejos, llegó el segundo, cargado de igual número e intensidad de eventos; competencias, rituales, comidas, entre otros. En particular, en aquel segundo día, se habían realizado dos competencias. La carrera de Dólico, cuya final fue realizada ya entrada la tarde, culminó primero y fue ganada en un cierto margen por el joven miceno Ischyros, lo cual no fue tan festejado como en las anteriores ocasiones pues se trataba de un simple miceno de baja cuna. Tras el, no muy lejos llegaron dos dorios, los cuales fueron muy aclamados hacia el final de la competencia, dejando en claro quienes eran los favoritos, pero aquello no amedrentó a Ischyros quien no hizo más que acrecentar su ventaja en los últimos tramos de la competencia.

La competencia de salto, cuya final se realizó enseguida, estuvo algo menos reñida pues Atreo, el mediano de entre los hijos de Ptolomeo la ganó con contundencia. Tras el quedó Ischyros quien seguramente había sentido que debía mostrar que sangre corría por sus venas. Solo el campeón dorio de la ciudad logró saltar una distancia cercana, pero aún claramente insuficiente como para disminuir la gloria de los hermanos. Aquello dejó un mal sabor de boca en los dorios nobles de la ciudad pues ya no era tan fácil no darles el crédito adecuado.

Las indagaciones de los héroes continuaron arduamente durante los primeros días, y para el tercero de estos ya tenían algo de más información sustancial que quizá podrían usar de algún modo. Ischyros y Atreo se habían enterado que el hermano del rey llamado Adelphos era el comandante de la flota doria de asine la cual se encontraba fuera en aquellos días. A su vez, Adelphos estaba casado con la hija mayor ilegitima del propio rey, la cual tendría unos 25 años. También se enteraron de que el rey tenía un total de 5 hijas ilegitimas. A su vez, les contó que el rey tenía muy marcado el dolor por la perdida de su anterior esposa, la madre de las gemelas, la cual se llamaba Andromeda y está había muerto hacia ya muchos años en Nauplia, antes de que la propia Ava naciera. El general Spyridon no consiguió mucha información relevante, y la poca que consiguió fue de menor calidad que la conseguida por los hijos de Ptolomeo, no obstante si se entero de algo que quizá podría ser de utilidad, el rey Karsten era un guerrero nato que amaba la guerra y no tardaba mucho emprender una nueva, a su vez, este estaba lleno de dolor por su difunta esposa a la cual amaba por encima de su esposa actual y por ello nunca la presentaba en ningún evento publico.

El general Theron tuvo ya claro que no conseguiría más información sobre la paz entre Asine y Micenas que el mismo no conociera. Más aun, tenía claro que los dorios estaban dispuestos a ir a la guerra a la menor provocación y que seguramente el acto que implicaba su llegada ya habría de justificarles, de no ser por la inesperada victoria ante Carakginius. La duda era entonces, en el supuesto caso de que el rey de Micenas ya supiera de la postura del pueblo dorio de Asine, ¿por que les había enviado? Y mientras el general meditaba en todo esto, fue haciendo acopio mental de toda la información sobre las rutas y horarios de los guardias en la acrópolis, sobre todo durante las noches. Los exploradores por su parte, ya tenían un buen entendimiento de las rutas de la ciudad, de los lugares más concurridos y los menos concurridos, de las salidas más rápidas a los caminos a Micenas y de los caminos al muelle; y sin embargo, aun tenían mucho que aprender.

En el tercer día las competencias hubieron de adelantarse por lo que la segunda victoría del ateniense Talios llegó apenas pasado el medio día en la prueba de lanzamiento de disco, y curiosamente fue bien aplaudido por los presentes quienes preferían su victoria a la de Ischyros que claramente entusiasmado y decidido, había estado a muy poco de arrebatarle la victoria al jonio. Muy cerca de ellos y con resultados muy discutidos habían quedado dos renombrados contendientes dorios y el joven Atreo, quien también seguía sobresaliendo.

La segunda competencia fue la de lanzamiento de martillo, en la cual participó el rey Karsten ganando por una considerable ventaja por sobre el segundo lugar que había sido el general miceno Spyridon. Incluso hubo mucha controversia por el segundo lugar y solo por que el rey vio bien en ser justo, la segunda posición quedó en manos del general y no en las de un soldado Dorio que ocupó entonces el tercer lugar o en las del propio Talios quien logró un lanzamiento también muy bueno. De cualquier forma, aquella competencia dejaba en claro el dominio que tenía el rey de Asine con el martillo, y tras su victoria no faltaron las muchas historias que recordaban sus grandes hazañas en batalla. E incluso hubo quienes argumentaron que seguramente el rey habría conseguido derrotar a Carakginius el solo si se lo hubiese propuesto. Terminadas las competencias el rey llamó a todas los nobles y autoridades importantes, así como a invitados de otras ciudades a asistir algo más tarde al paseo en barco que habría de realizarse en aquel día.

Para el paseo en barco, el rey dispuso de cuatro grandes trirremes para que los invitados subieran a ellos y disfrutaran del viaje. El rey habría de estar en el primer trirreme junto con otras autoridades militares. La princesa Melani estaría en el segundo y la princesa Haidee en el tercero. Los héroes tenían libertad de subir a cualquiera de los primeros tres trirremes pues el cuarto era más que nada para militares de escolta. La princesa Ava había subido junto a su padre en el primer trirreme, el cual estaba bien custodiado por la élite de marineros de Asine.

El primer día de festejos solo muestra lo que serán esos festejos y competencias. Una forma de intentar humillar a su sangre y hacer ver que ellos son mejores que cualquiera. Pero intenta mantener la compostura frente a todo ese desdén que sale de las acciones dorias. La verdad, aun no entiende qué están haciendo ahí... Anima a su familia y amigos en las competiciones y reza para que alguno de sus hermanos gane, pero no es posible el primer día.

El segundo hace que su corazón se llene de orgullo pues sus hermanos son los triunfadores de las dos competiciones. Y, a pesar de ser algo que ella nunca haría, se alegra de haber minado la moral de los dorios cuando dos micenos han ganado las competiciones del segundo día.

Se acerca a sus hermanos para felicitarlos.

-Ischyros, Atreo... felicidades por haber ganado en ambas competiciones. 

Pero todo sigue una especie de ciclo sin fin y el tercer día de festejos comienza con más competiciones y banquetes y ceremonias rituales. Al menos, ese día tendrán algo diferente: un paseo por las costas de Asine. Adentrarse en el mar tras haber derrotado a una de las criaturas de Poseidón no puede ser demasiado inteligente, pero es la única forma de saber si el Señor de los Océanos aun les guarda rencor por lo acontecido.

De todas formas, alejarse un poco de la ciudad de Asine y disfrutar del mar no parecen demasiada mala idea. El problema es decidirse por cuál de los tres barcos debería decidirse. No le gustaría estar demasiado rodeada de dorios... quizá el primero no sea buena idea pues el rey de Asine va en él.

El jonio cuando estaba en el cuarto con su hermano escuchó con sorna los comentarios jocosos del mismo, a los que respondió sin dejar de lado el humor:

-Ya ves Anatolius, Zeus está conmigo hermano jeje -decía sonriente a la vez que reía ante su mención de ser diplomático- sin duda alguna, cuando quiero puedo ser muy convincente pero me temo que sigo prefiriendo la guerra jaja, de todas formas no era lo que tenía en mente, quería conseguir algo más de nuestro anfitrión, sobretodo teniendo en cuenta que hemos salvado toda una maldita ciudad, pero no ha habido manera, no creo que veamos ni un oro; pero en fin, ya sabes lo que dicen, a caballo regalado... aunque sea un caballo que hemos cazado nosotros tras derramar mucha sangre jeje -concluyó dejando claro su descontento con la recompensa obtenida-

Tras ello escuchó lo que habían descubierto y aunque no le dio mucha importancia, seguro que el general sabía unirlo todo y trazar una estrategia infalible. Al día siguiente procedió con las competiciones, a la vez que se preocupaba de descansar bien pues a parte de ser el miembro del grupo que en más pruebas estaba inscrito, también había sido el que más golpes de Carakginius había aguantado y debía reponerse con prontitud. Así pues, y dispuesto a darlo todo, consiguió un nuevo laurel, esta vez en lanzamiento de disco, convirtiéndose de momento en el hombre con más logros, aunque aún quedaban bastantes por realizar.

Finalmente, llegó el día de ir en el barco, Talios, tras haber sido criado en el mismo puerto de Pnyx, no le tenía ningún miedo ni al agua ni a los barcos, por lo que se mostró de buen grado a la hora de navegar, y aunque el barco le era indiferente, el ateniense se sentía cómodo lejos de las grandes esferas, por lo que en principio optó por ir en el barco de escolta, aunque si su hermano prefería otra nave, sin duda iría junto a él.

Llegó el día de los lanzamientos, disciplinas en las que Spyridon se sentía más a gusto si bien su predilección era la lucha que tendría lugar el día siguiente. El disco no le salió tan bien como esperaba, pero en martillo únicamente fue superado por el propio rey.

Spyridon aprovechó para felicitar al Rey Karsten por su estupenda forma física y elogiar su habilidad con el martillo. Hasta ahora no había tenido oportunidad de hablar con él y pensó que quizás era una buena forma de acercamiento.

A la tarde se inició el paseo en barco. Spyridon había estado hablando a menudo con el general dorio, por lo que cuando observó que en el primer barco iban a estar la autoridades militares y el propio Rey, consideró la conveniencia de ir en el mismo.

Un momento de relajación y distensión puede ser importante para ir obteniendo algo más de acercamiento. No dudaba que escucharía elogios de los soldados dorios a costa de los micenos, pero un buen general sabe cuando debe aguantar  y mantener su fortaleza. Se armó de paciencia.

Entre las virtudes del espartano no destacaba el madrugar, llamando madrugar a despertarse antes del mediodía. La prueba definitiva de ello es que llegó tarde a la competición de Salto del segundo día al quedarse dormido. Se acomodó entre el público y aplaudió a los ganadores. Aprovechó ese segundo día para practicar con los carros, para la carrera del sexto día. Como mínimo, si no le dejaban correr, por lo menos conocer en carro que iba a conducir y a los caballos.

En el tercer día Palmeó personalmente a Talios por su primer puesto y agasajó con verdadero respeto al Rey no esperaba semejante despliegue de fuerza y técnica. Las competiciones fueron despachadas con rapidez para salir a dar el paseo en barco. La verdad es que no era exactamente como tenía en mente el guerrero romántico, se había movilizado una cantidad de barcos y tropas que era inesperado. Las segunda sorpresa del día, empezaba a ser un día genial, a Ebalo le encantaban las sorpresas.

Aprovechó el buen ambiente para desearle suerte a Atreo, el joven le había dado las gracias por la pluma que le di y aprecio mucho su gesto. Ava parece más interesada en la aventura en sí y sus ojos sólo brillan frente a la aventura y no frente a los intentos de Atreo de que se fije en él. Pero a veces las mujeres son así, se hacen las difíciles y tienes que matar un cangrejo gigante para que se fijen en ti. Sus ojos se fijaron en Hypatia y se le formó una sonrisa en los labios, sin embargo, atado de pies y manos, suspiró y desvió la mirada a la princesa Haidee quien se dirigía hacia el tercer barco. Pareciera que cada una de las princesas se va a subir a un barco distinto. Sin poder ayudar a su compañero Atreo le despide deseándole lo mejor.

Recién bañado y aceitado, el guerrero dorio hace una reverencia a la princesa al encontrarse con ella y le comenta medio en broma que no esperaba que todo el imperio los acompañara en el paseo, y se ofrece a ayudarla a subir por la pasarela. Se queda cerca de ella hablando, quiere que la gente empiece a ver normal a ellos dos juntos. Cada día que pasa intenta que, aunque guarda los modales básicos, ir ganando confianza con ella.

Las conversaciones con los diferentes mandos militares dorios, me llevaron a la misma conclusión que a la que había llegado nada mas pisar las cercanías de la ciudad, una guerra estaba próxima entre nuestras ciudades. Había pocas posibilidades, de conseguir lo solicitado por nuestro rey. Eso es, lo que le comunico a Spyridon, poco antes de acudir a la segunda cena de celebración. Mas nos valía que su diplomacia y tacto, nos acercara a nuestro objetivo.

Con otra noche de excesos y demasiada comida para mi gusto, volví a recorrer los caminos cercanos a las murallas, al puerto y al palacio, cada día que pasaba, añadía un nuevo camino para evitar a la guardia. Cosa, que con lo averiguado anteriormente, era muy probable que terminásemos usando en el futuro. Vuelvo justo a tiempo, para seguir con las competiciones que nos han preparado en "nuestro honor", al igual que otras veces, pocas oportunidades son las que tenemos en los campos dorios, como para disfrutar de una aplastante victoria. 

Es la tarde, el momento elegido por el rey para demostrar una vez mas el poderío de su ciudad, tres trirremes transformados en barcos de paseo, mas un cuarto como barco de apoyo, yo no lo veía. Y aun así, como invitados, no teníamos mas remedio que acudir a la cita. Decido seguir a Spyridon, en ningún momento esperaba tener que apoyarlo en su relación con el rey, pero no quería dejarlo solo en el barco real.  

Con el sol ya cerca de la hora nona, los cuatro trirremes se hicieron a la mar. Los héroes se habían dividido en los tres primeros, tal como les fue sugerido, algunos por conveniencia, otros por interés y unos pocos meramente por obligación. El general Spyridon y el general Theron iban en el primer trirreme, junto a las autoridades militares y el propio rey de Asine.

Spyridon había estado acercándose estratégicamente al rey, y la pasada competencia de martillo se prestó perfectamente para ello, incluso ante los elogios y similitudes, Spyridon consiguió que un par de veces el rey le llamase general, lo cual implicaba que reconocía su valía. No obstante, aquello probablemente aún estaba lejos de implicar que el rey Karsten les entregaría voluntariamente a su hija. Aunque, hasta el momento nadie había puesto el tema de nuevo sobre la mesa y no sabían cuál era el sentir actuar del rey.

Atreo y Ava iban también en el primer trirreme y para alejarse de la rigidez de los militares, se encontraban hasta la proa de la embarcación con la brisa de las olas golpeando sus rostros, el momento ideal para que Atreo le entregase la pluma de Grifo a la princesa, tal como había planeado. Lo que le dijera en dicho momento lo remarcaría todo, pues de momento la princesa le estaba tomando cariño y confianza, pero claramente como un buen amigo y nada más. La princesa se mostraba interesada en sus aventuras y siempre parecía soñar con aventuras como aquellas, incluso se lo había manifestado diciéndole que quisiera poder vivir aventuras como ellos en tierras lejanas y nunca antes vistas. Aunque la princesa exageraba, los micenos realmente solo habían viajado un par de días de distancia desde su tierra natal. Pero aquello no importaba, lo que importaba era el corazón de la princesa y quizá aquel momento podría tornar todo a su favor, o destruirlo. Las palabras, todo estaba en las palabras.

El último elemento clave en los acontecimientos de aquella tarde durante el tercer día tras la muerte de Carakginius fue el encuentro entre Ebalo y la princesa Haidee, aquella mujer por la que realmente habían viajado, habían sangrado y a su vez realizado muchas proezas. La princesa subió al tercer trirreme acompañada por el bello dorio Ebalo, quien ya había despertado exclamaciones de pación entre las damas de la nobleza de Asine. Y es que, el llamado general de los Héroes de Asine no solo tenía ese título, sino que era el único real portador de la sangre de Asine, había sido campeón en una de las competencias y a su vez había competido con gran destreza en muchas otras. Su popularidad estaba por las nubes en aquellos momentos, muy por encima de todos sus acompañantes micenos y jonios. La princesa Haidee le acompañaba también de buena gana, claramente seducida por sus encantos y enorgullecida por ser la envidia y mirada de muchos. Algunos miraban con desprecio al dorio, pues a fin de cuentas seguía siendo parte de aquel grupo de micenos mientras que otros le veían como uno más de ellos y, por tanto, le admiraban. La princesa solicitó que les dejasen solos, en recargados en los maderos de la popa de la embarcación, disfrutaban de la vista del día pudiendo conversar a solas. Allí la princesa en varios momentos señaló al dorio su admiración por sus logros y su físico, lo cual acompañó por leves y sensuales caricias en los hombros y pecho de Ebalo.

Al final decide subir a la segunda embarcación, quizá con la esperanza de entablar conversación con la princesa Melani, pero tampoco sabe como iniciar una conversación con ella. De momento, se mantiene disfrutando del viaje en barco y mirando hacia el horizonte.

Las aguas parecen tranquilas y sin peligro a la vista lo que hace que sea aun más placentero navegar. Quizá sea simplemente porque están cerca de la costa. El alta mar, seguramente sea diferente. De vez en cuando, observa a la princesa, intenta dilucidar cuando es un buen momento para acercarse y entablar conversación.

El tercer día de competencias fue el de lanzamientos. Nunca había realizado aquellas pruebas, pero me pareció que intentarlo sería una muestra de valor digna para mi padre y mi pueblo.

En el lanzamiento de disco estuve a punto de compartir el primer lugar con el poderoso Talios. A mi movimiento probablemente le faltó algo de técnica, pero mi vigor y mi empeño no fueron menos que los del gigante. Lamentablemente, solo existe un ganador en estas pruebas y eso me dejó en el tercer lugar.

Saludé con respeto al ateniense por su victoria y me preparé para la segunda prueba: El lanzamiento de martillo. Jamás había lanzado un martillo y necesitaba mucha más técnica que el disco. Fallé estrepitosamente, lo que a nadie le importó pues el Rey venciendo fue espectáculo suficiente para que todo el mundo disfrutase del acto.

Ahora, se va a llevar a cabo el pase por la bahía que planificamos hacer. Me gusta la idea de poder subirme a uno de esos barcos y contemplar aquella ciudad. Por otro lado, si conseguimos avanzar en alguno de nuestros propósitos, eso también será de gran ayuda.

Decido entrar en el tercer barco, donde irá la princesa Haidee pues es, de las gemelas, la más abierta a conversar sin hostilidades y con quien creo tenemos más posibilidades, sin contar con que ella es el objetivo de nuestra misión.

Ebalo supo que el momento decisivo había llegado cuando el barco salió del puerto. Tenía que reconocer que todo hombre, o mujer, tenía un límite en cuanto a atención por parte de los demás, mostrarse natural y distendido bajo la presión de miradas curiosas o mirada críticas, miradas especulativas y miradas esperanzadas, miradas celosas o miradas de pasión, y un largo etc. Tenía que reconocer que estaba en su límite, se hallaba ahora mismo en un nivel de expectación cercano a la familia real y respetaba como podían moverse y vivir en esta vigilancia ética día tras día. Cierto es que ninguno de sus otros compañeros se podría haber enfrentado a esta tesitura, y por fin entendía el porqué Apolo lo había elegido para esta misión. No podría aguantar muchos días más este teatro, pues el espartano tenía más de guerrero que de general, pero de momento estaba en su plenitud.

Hablamos junto con Ischyros un tiempo, ya que sería una grosería darle de lado, es un buen compañero. Sin embargo el plan no trata de tres y en plena travesía tuvo que dejarnos solos por orden de la princesa, no mía.

En honor a la verdad he de decir que la compañía ayudaba mucho. La princesa Haidee resultó ser todo lo que se esperaba de una princesa, y a su lado todo pareció mucho más sencillo. En la popa del tercer barco se están conociendo y se tocan con movimientos furtivos a las miradas de los demás en una soledad dispuesta por la princesa. El respondía a sus insinuaciones con su viva mirada que prometía días llenos de emociones y noches más intensas aun, pero sin ser muy directo, manejando todo con educación y cortesía. Sin embargo Haidee llevó la conversación a temas muy interesantes y Ebalo tenía la intuición que no eran preguntas formuladas al azar. Así que Ebalo contestó con sinceridad, pues así le había ido bien siempre, las tácticas y subterfugios se los dejaba a otros, él decía lo que pensaba y luego ya lo arreglaría todo con una sonrisa.

Se levantó y se dirigió hasta la barandilla, de modo que se quedó mirando hacia detrás y abajo un momento, viendo el agua arremolinarse para luego quedarse en calma en la distancia. Forma una plegaria* y se da la vuelta llamando a Haidee extendiendo una mano. El sol brillaba en su pelo y en su cuerpo, digno de cualquier estatua de apolo, salpicado por las miles de partículas de sal y gotas de agua como perlas radiantes bajaban por sus hombros desnudos y pecho, mientras, respondía a la primera pregunta.

-La vida me apasiona, en todas sus formas, me apasiona una buena canción y el reencuentro con la familia tras una batalla, el entusiasmo de ver el sol salir y la emoción de una noche con estrellas-Le cojo la mano al llegar ella hasta mi posición y la atraigo con delicadeza hacia mí- vivir con pasión es mi forma de vivir.

La segunda pregunta es tan directa que Ébalo tuvo la decencia de parecer turbado, logro abrir la boca sin decir nada, para luego cerrarla y tras unos segundos tratando de calmar su desbocado corazón contestó a las dos últimas preguntas.

-Haidee- le digo tuteándola en la intimidad- te tengo respeto y admiración, en estos días he podido conocerte y eres una mujer increíble, ¿seguro que no tienes sangre espartana?- le bromeo- en otra vida te podría decir que me estoy enamorando de ti, si yo fuera un príncipe, otro gallo cantaría. Sin embargo esto no me desanima, pues nuestros caminos se han encontrado por una autoridad más alta que las leyes humanas y esas son las leyes de los dioses- se acerca mucho a ella, mirándola fijamente a los ojos- Ellos me han traído hasta aquí, hasta ti. Te robaría, te llevaría lejos de aquí, allí donde una vida puede ser salvada, donde dos reinos pueden encontrar la paz y salvar a miles de personas más, y haría todo eso porque es lo que hay que hacer, porque los dioses en su infinita sabiduría así lo quieren- pero ahí no calla, pues la verdad siempre le sale a borbotones, por lo menos es lo que siente ahora mismo, embriagado por la situación- pero luego te volvería a robar, y te robaría una y mil veces hasta que los dioses se rindan y admitan que somos dueños de nuestro destino-termina con voz desafiante y sentida.

No sabía si había dicho lo que ella esperaba oír, pero era lo que sentía. Se había olvidado de rimar al hablar, tan importante era para él esta conversación se había centrado en hacerse entender. Había muchas palabras soterradas, algunos dobles sentidos y varias promesas muy difíciles de cumplir.