Partida Rol por web

Con la noche como testigo la luna llena en lo alto exclamando se enalteciese su belleza en aquel día, el general Spyridon, a sabiendas de lo que todo aquello implica y aun en contra de los designios de su atormentado corazón, se levantó de su lugar y fue hacia una de las jóvenes, aquella que más le había recordado a su esposa y solicitó conocerla más, lo cual lleno de aplausos el lugar, pues la primera promesa esta asentada. Aunque aquello no sentó bien en el corazón de todos, para Hypatia era una sentencia de lo que podría pasarle, y para Ischyros era una gota más en una copa que ya estaba desbordada desde aquella tarde.

Lamentablemente para Hypatia, que empezaba a sentir que se quedaba sola, también Talios y Ebalo siguieron las acciones del general Spyridon, para complacencia del rey Karsten quien se limitaba a aplaudir ante cada nueva propuesta. La primera reacción en oposición fue la de Atreo, quien, levantándose de su lugar y parándose justo tras su hermana Hypatia, pareció insinuar que habría de defenderla y oponerse a la propuesta del viejo general de Asine, no obstante, sus palabras fueron contrarias a ello y prácticamente avento públicamente a su hermana a los brazos de aquel viejo hombre. Aunque entre Hypatia y Atreo había ciertas palabras que solo ellos conocían y cuyo significo era especial para aquella noche y fundamental para lo que ocurriría más adelante. Así, al final, ya más entrados los eventos de aquella noche, también Atreo obedecería a los designios del rey y buscaría conocer a una mujer para conocerla, y quizá, si los dioses eran sabios, desposarla.

Theron por su parte, dejando de lado su indumentaria de general y considerando más su posición como tío de Hypatia, solicito al rey, bajo dicha posición, que la joven tuviese a bien conocer al viejo general, cosa a la que el rey asintió sin decir más. Con esa respuesta, el general Theron no podía hacer más ya por lo que tomó su lugar como general y siguió a Spyridon buscando conocer a una de aquellas doncellas. Al mismo tiempo, Ifianasa y Anatolius se excusaban por motivos propios para retirarse de la cena. La sacerdotisa no tenía nada que hacer allí y en su corazón temía ver algo que no deseaba ver, y por ello, antes de que Ischyros diese un paso adelante, se retiró de la cena, claramente para no regresar en aquella noche. Por su parte Anatolius parecía huir del acontecimiento pues justamente en el momento oportuno había estado mirando los cielos, como quien está perdido en pensamientos y luego, simplemente se había marchado excusando malestares físicos.

El rey Karsten se levantó entonces, y considerando las palabras de Theron y la aceptación parcial de los héroes, les habló de nuevo a todos los presentes. – Hoy es una noche gloriosa, porque el pacto entre los héroes y el reino de Asine ha iniciado, pronto, estas parejas que ahora se están formando habrán de unirse y formar la primera de muchas generaciones de legendarios héroes, cuya sangre perdurará por la eternidad en estas tierras. Demosles tiempo, y puedo prometerles que para la última noche de esta semana de festejos, podremos celebrar grandes bodas – el rey estaba dando a entender que tenían solo dos días para enamorarse y luego, a su parecer, deberían contraer matrimonio.

– Respecto a la bella doncella Hypatia, permitamos que cenen en privado en el palacio y puedan conocerse a detalle en esta noche. No tengo dudas en que la joven Hypatia sabrá ver el valor y la jerarquía de su futuro esposo en solo un par de noches. Y así, podremos celebrar estás grandes bodas – concluyó el rey para entonces girarse hacia el viejo general y mirándolo, invitarle a acercarse a la joven – general, es hora que usted y la joven Hypatia se retiren –

 - "¡NO!" – gritó entonces Ischyros resquebrajando todo lo dicho y hecho y poniendo de manifiesto que algo no andaba bien. Los guardias, nobles y el mismo rey guardaron silencio en ese entonces al tiempo que una oscura nube tormentosa se iba asentando por sobre las alturas, ocultando la esplendorosa luz de aquella luna llena, el sueño empezaba a tornarse en pesadilla.

Dio entonces Ischyros un paso adelante hasta una posición que le permitiera hablar con soltura.

 - "No me interesa conocer a esta joven y hermosa muchacha pues no vine a Asine a buscar esposa. Ni siquiera vinimos a Asine a matar a Carakginius sino que fue algo que hicimos para ser escuchados. – Ante aquellas palabras claramente hubo murmullos, pues aquellos que se presentaban como héroes de aquella ciudad ahora parecían negar su intención de ayudarles o bien de ser héroes en toda la extensión de aquella palabra. Un relámpago lejano se extendió en las alturas.

– Fuimos tomados como hostiles apenas pusimos un pie en estas tierras, amenazados con la prisión y la muerte sin delito alguno. Les libramos de aquel terrible mal. ¿Y que recibimos a cambio? Ser obligados a mostrarnos como atracciones mientras el rey se llena la boca con la gloria de un pueblo que no fue capaz de matar a su propia bestia, desconociendo que estos héroes son en su mayoría de sangre Micena. Injusticia han destilado sus palabras, usando nuestra hazaña para gloria de Asine y no de quienes realmente lo consiguieron, omitiendo en cada uno de sus discursos que somos de Micenas y que Ebalo, llamado arbitrariamente general por la corte, es solo un amigo más que nos acompaña bajo el mando del General Spyridon, solo por no reconocer que un Dorio puede servir con gusto bajo las órdenes de un Miceno. – las palabras dieron de lleno sobre el general Spyridon y el mismo Ebalo quien ahora era rebajado a un simple peón de todos, parte de una manipulación del rey. Claramente la mayoría no creería en estas palabras, pero la semilla estaba echada, y en algunos casos habría de germinar para bien y muy rápido.

– ¿Y ahora qué? – continuó el miceno sin ser aun interrumpido por el rey, aunque ya era claro que los guardias dorios empezaban a multiplicarse de forma misteriosa, ¿habría el rey de haber anticipado esto? – ¿Nos obligan a casarnos para mejorar su raza con nuestra sangre? No permitiré jamás que mi hermana despose a un anciano que falló por años en derrotar a una bestia que no nos duró una hora en combate. Ella es una heroína de Micenas, ella elegirá al hombre que desea, en esta ciudad o en la que a ella le plazca."

Miró entonces a sus compañeros antes de continuar:

 - "Ya no me interesa seguir con esta farsa, para gloria de alguien que ni siquiera es capaz de asumir una derrota solo porque su oponente es un bastardo de una ciudad enemiga. No, es hora de decir la verdad y la única verdad importante de mencionar y recordar es que nosotros somos los Héroes de Asine, nosotros acabamos con Carakginius y su progenie, nosotros hemos sido bendecidos por los dioses y podemos derrotar al enemigo que se nos ponga por delante. Solo los Dioses marcarán nuestro destino, no usted."

Finalizó mirando directamente a Karsten, desafiante. Ya no le interesaban sus caretas, no le interesaban sus tramas ni seguir siendo una pieza en sus sucios designios. La verdad habría de salir a la luz, aunque a nadie de los presentes le importase. La justicia siempre habría de imponerse pues lo que es justo debería gritarse y las injusticias deberían ser denunciadas.

El rey Karsten azotó con fuerza las palmas de sus manos a fin de llamar la atención de todos. Los guardias en los alrededores del centro de la acrópolis donde se realizaba aquel gran banquete, que ya superaban las tres docenas habían desenfundado ya su xifos en clara señal de amenaza y defensa. El rey, quien no se había sentado desde la interrupción de Ischyros indicó a sus guardias que bajaran sus espadas, aunque nunca que las enfundaran de nuevo.

Mirando entonces al general Spyridon quien se encontraba a pocos metros junto a la joven doncella doria que había elegido, le habló directamente a él – ¿Es esta la paz que buscan? – le preguntó, – ¿habla este miceno en nombre de todos ustedes e incluso del rey de Micenas? – continuó el rey con una voz firme, pero sin entrar en un estallido de ira aun.

– Han venido aquí, exigiéndome que les entrega a una de mis hijas, han venido como ladrones, ocultos sin presentarse. He perdonado públicamente sus actos, les he recibido como nobles guerreros y he permitido que demuestren su valía venciendo a aquella bestia bajo la propia petición que su sacerdotisa realizó. La cual convenientemente se ha marchado en este momento. Los he tratado como héroes y les he dado el título de héroes de Asine reflejando que son los héroes de este pueblo al cual ahora le reclaman y niegan. Buscaban algún tipo de paz entre Asine y Micenas, y si insultar a mi pueblo en su gran Acrópolis en un evento dedicado a ustedes y a los dioses es un ejemplo de la paz que buscan, entonces quizá me he equivocado con ustedes –.

– ¿Que es todo esto general? – preguntó de nuevo el rey al general Spyridon, pero mirando esta vez a todos los héroes, como queriendo que dejaran en claro cuales eran sus intenciones.

Anatolius, quien se había retirado tras excusarse por problemas de salud, una vez estaba ya algo lejos del centro de la acrópolis y prácticamente fuera de toda mirada curiosa, llamó al sabio búho que la diosa Atena le había entregado para ayudarle y guiarle. Mentor sacudió sus alas tras asentarse en el hombro de Anatolius. Entonces, en medio de cantos le hizo saber que el cielo estaba extraño, justo cuando un gran trueno se presentó ante los cielos en una noche que se estaba tornando muy oscura. Algo andaba mal en el mundo de los dioses, exclamó Mentor; una batalla, según su opinión, se libraba en el Olimpo, y sus consecuencias podrían ser devastadoras. Aquella noche era determinante para el futuro del mundo, pues las consecuencias de aquella batalla podrían cambiarlo todo.

El búho le dijo a Anatolius que muchos guardias se estaban desplegando en la Acrópolis, había mucho movimiento y las patrullas que vigilaban el perímetro exterior de la acrópolis se habían duplicado. La única zona que no era realmente vigilada, era el mar. Algo estaba planeando el rey o algo se estaba anticipando.

Fue en ese momento cuando Anatolius observó a varios guardias de la acrópolis correr hacia el centro de la misma, algo estaba sucediendo allí, donde el banquete se realizaba.

Spyridon se puso en pie, parecía tranquilo, pero su mirada hacia Ischyros era feroz como poco. Habló con aplomo ante el rey.

- Jamás un soldado ha hablado por un pueblo. Este soldado, debido al buen trato recibido por el pueblo Dorio, posiblemente ha soñado con ocupar una posición que no le pertenece. La afrenta que ha hecho será castigada.

Aprovechando la intervención del rey, el general intentó afianzar su posición.

- Llegamos a Asine por la puerta principal, a la luz del día y proclamando nuestra condición de embajadores. El Rey Karsten en su sabiduría nos sometió a una prueba en la que los propios Dioses verificaron que nuestra condición era la que proclamábamos, y así fue demostrado.

- Gracias a la prueba, libramos al pueblo Dorio del terror de Caraknigus, victoria en la que ahora nos regocijamos. El pueblo de Asine ha sido generoso con nosotros, ofreciéndonos su cariño, sus regalos y ahora su propia sangre para ser mezclada con la nuestra.

Miró a Ischyros y luego le retiró la vista.

- Este es un momento para unir nuestros pueblos. Vinimos en son de paz, buscando la unión de nuestro rey con una de las hijas del Rey Karsten. Es hora de acabar la guerra y buscar la paz.

Volvió a mirar a Ischyros y le señaló.

- Pero no todos quieren la paz, siempre habrá quien se oponga a ella. El camino del perdón es una senda dura de recorrer y algunos no serán capaces de seguirla. Son demasiados años de enfrentamientos y se ha derramado mucha sangre, debemos ser indulgentes con aquellos que no pueden superar estas pérdidas.

Ahora el general se giró hacia el Rey.

- Es un camino difícil de recorrer, pero podemos hacerlo juntos. Unamos nuestros pueblos por lazos de sangre y que Afrodita se muestre generosa en sus bendiciones, tanto para las uniones que se puedan formar aquí como en la que pueda ser la futura reina de Micenas.

En algún momento mas tarde en la noche, cuando los acontecimientos ya han quedado atrás y te has retirado para concentrarte en la misión que la diosa ancestral Hecate te ha impuesto, te encuentras a solas en la oscuridad, muy cerca del palacio, listo para cumplir con tu primera de tres tareas.

Sabías ya que el palacio tenía varias entradas, la principal, que estaba bien iluminada y ahora contaba con cuatro guardias, las puertas laterales con un número de guardias similares pero que con mucha menor luz. A su vez podía escalar por alguna de las ventanas o bien brincar la barda trasera. En cualquier caso, en la parte frontal del palacio había mucha luz, en las partes laterales había penumbra mientras que la parte trasera estaba completamente a oscuras, aunque, seguramente aun habría algo de trabajadores en el patio del palacio, preparando cosas para la mañana siguiente.

La diosa le había hablado de nuevo justo en aquellos momentos, indicándole que tenía poco tiempo, que el momento era ahora. El rey no se encontraba en sus aposentos y era determinante que llegara hasta sus habitaciones y robara el martillo que se encontraba en un cuarto conjunto a la habitación del rey. Al robar el objeto, debería evitar escapar por el interior del palacio y buscar alguna otra alternativa. Del martillo no le dijo nada, por lo que entendía tanto que podría usarlo si así lo consideraba como que su objetivo era simplemente robarlo.

Antes de retirarse a sus aposentos, Atreo pasó disimuladamente cerca de Hypatia y le susurró con urgencia y en un tono que no admitía réplica  - Hermana, confío en tí más que en nadie. Ésta noche debemos irnos, pues si no, algo muy malo nos sucederá mañana. Avisa al resto y diles que se preparen para salir urgentemente ésta noche. Diles que si desean cumplir la misión, que no tenemos más tiempo, lo que no se me ocurre es cómo resolver lo de la Princesa, habrá que improvisar. Los Dioses me han advertido. - y tras eso, se pierde entre el gentío, desapareciendo de su vista. Nadie parecía poder encontrar a Atreo.

Ya muy avanzada la noche, lejos de los intensos acontecimientos ocurridos antes, te alejas de todo para en solitario acercarte al palacio, es entonces, cuando en la entrada más cercana a las habitaciones del palacio ves la figura de cuatro guardias de la ciudad que la custodian, pero entonces algo llama tu atención, a un costado, fuera de los ojos de aquellos hombres, ves un destello que llama tu atención, y entonces te das cuenta que la princesa Haidee se encuentra en una ventana oculta por la noche y que te ha lanzado una cuerda para que subas hasta allí.

Todo se precipita cuando su hermano comienza a hablar. Sabe que habla de corazón y se mantiene a su lado. Además, parece ser que es el único que la está defendiendo. Aunque otros le susurren palabras de ánimo, sus gestos son otros diferentes y con sus palabras la lanzan a ese precipicio que es conocer a ese general de Asine.

Y a pesar de las palabras susurradas por su hermano Atreo, mira al frente. Altiva y con dignidad. Como heroína de Asine también debe de tener voz y voto en lo que allí se está planeando para ella y no dejará que otros hablen por ella.

-Rey Karsten, aunque aprecio la... buena voluntad de su gesto de gesto en querer unir nuestra sangre con la de Asine, me niego a cenar en privado con su General. No soy un trofeo, como las mujeres que estáis exponiendo delante de mi familia y amigos. Debo ser tratada con el mismo respeto con el que tratáis a los Héroes de Asine varones. Es mi elección conocer a quien yo quiera y cuando yo quiera.

Le mira.

-En todo caso, si queréis que me reúna con vuestro general, tendrá que ser acompañada con alguien de mi confianza y nunca pasaré la noche en la misma habitación que vuestro general. Eso mancharía mi reputación. A pesar de eso, solo hago esto por complaceros y no por propia voluntad.

Su mira se centra después en su tío y decide acercarse a él, no sin antes mostrar un gesto de apoyo a Ischyros.

-Debo hablar con mi tío en privado. Solo serán unos minutos. Y debo hablar con Ifianasa, si es posible.

Antes de alejarse de Ischyros, debe pasarle el mensaje de Atreo. Intenta resumirlo en unas pocas palabras para que no sea tan sospechoso.

-Atreo dice que debemos huir esta noche o mañana será tarde. Los dioses se lo han comunicado. Díselo a los demás, hermano.

Se aleja en dirección a su tío.

Cuando la tranquila noche transcurría, parecía que todo empezaba a encaminarse, pero nadie había contado con Ischyros el muchacho que parecía necesitar reafirmarse, y exigir su lugar en el mundo. Ya habíamos sufrido este problema en el pasado, y parece que nuestras palabras habían sido desoídas, era nuestro deber como generales cuidar de los nuestros y de su disciplina, pero habíamos fallado. Paso la palma de la mano por mi cara mientras niego con la cabeza, la paz que lentamente se había ido forjando, tras tantas ofensas veladas y directas, tras una lucha coaccionada, en un momento se había resquebrajado, por la pataleta de un crío. 

En cuanto a las palabras de mi sobrina, no eran muy diferentes a las que yo mismo había pronunciado con anterioridad, podían ser hasta cierta parte entendidas, una joven libre como ella, tendría difícil convivir con un viejo general, uno que no tuviese una visión tan abierta como podríamos tener otros. Y aunque podría causarnos problemas, tras las acciones de su hermano, ya daban igual.

- Rey Karsten, si a bien tiene, tendría que perdonar las palabras de mi sobrino, es joven y su sangre aun no se ha templado. Muchas emociones se han mezclado estos días, y quizás a sido demasiado para su edad. Señalo a Spyridon. - Como bien a dicho el general, venimos a estas tierras buscando la paz, que este hecho aislado, no empañe lo que hemos conseguido hasta ahora. 

Miro hacia los guardias reales, que lentamente se van posicionando para parar cualquier conato de violencia por nuestra parte, y ahora, aunque calmásemos la situación, seríamos mas estrechamente vigilados, con este estallido, las acciones de mi sobrino nos habían causado un grabe problema. 

El momento había llegado y tocaba demostrar de qué pasta estaba hecho. Por primera vez, sintió que estaba haciendo algo por motu propio, en lugar de seguir las órdenes o consejos de alguna otra persona. Ésto lo había decidido él, y acarrearía con las consecuencias como un hombre, pero sabía que lo estaba haciendo por una buena razón. Esperaba que los demás lo vieran igual que él, aunque lo dudaba...pero eso no le echaba atrás.

Al conseguir irse de la fiesta, se deslizó hacia sus aposentos y cogió sus pertenecias, para vestirse con ropajes oscuros antes de salir de nuevo. Se deslizó por la zona trasera del palacio y busco un punto donde poder entrar con la mayor oscuridad posible, pero con un punto de luz suficiente como para él poder ir avanzando sin tropezar o caerse. Dejó que sus ojos se habituaran a la oscuridad y se concentró en un rezo para obtener la bendición que le haría desaparecer de los ojos de todos.

Cuando solicitó la bendición, comprobó con alegría que ésta hacía efecto y desaparecía de su propia vista. Con agilidad, trepó la fácil de saltar baranda de piedra y penetró en la parte trasera, donde supuestamente habrían sirvientes preparando cosas para el día siguiente. Silencioso e invisible, entró en palacio buscando su objetivo, el martillo del Rey Karsten.

Me marché de los festejos por que Mentor estaba dando vueltas por encima de nuestras cabezas y me preocupé. 

Cuando estuve a solas y lejos de las miradas de dorios, Mentor bajó y se posó en mi hombro. Me contó que se estaba disputando una batalla en los cielos y que las consecuencias en la Tierra serían bastante malas. Lo que ocurriera esta noche determina el por venir:-Eso no puede ser bueno para nada. Hay que avisar al resto.-me dije. Antes de que me diera la vuelta me dijo que había mucho movimiento de soldados dorios en la Acrópolis, más vigilancia en el exterior pero con el acceso al mar prácticamente despejado:-No tiene sentido ese movimiento de tropas a menos que se estén preparando para algo más.-seguí comentando y entonces Mentor alzó el vuelo y me giré para volver a los festejos cuando vi a un grupo de soldados dorios dirigirse hacia allí también:-Que poco me gusta. Esto de no ir armado supone un problema.-me dije antes de dirigirme hacia la fiesta.

De vuelta a la fiesta, me encontré con algo bastante alarmante. Cada uno del grupo se fue emparejando con una dama, incluso Talios. Me chocó ver que incluso Hypatai se había acercado a un general. Eso no podía ser por propia voluntad seguro, cosa que más adelante descubriría cuando preguntara. 

Poco después de que llegara, lo hicieron los soldados que había visto y se posicionaban alrededor de de todos los allí presentes:-No es bueno para nada esto.-pensé y evalué la situación: no podía poner en conocimiento del movimiento de tropas a Spyridon y Theron por que estaban cerca de mujeres dorias y podía filtrarse la información. Ebalo estaba descartado también. Lo que aún no había visto cerca de nadie eran Lykaios y Dareios así que me acerqué a ellos y fingiendo que preguntaba como iba la noche les expliqué en voz baja lo que me había contado Mentor. En ese momento vi a Ischyros levantarse y gritar una retaíla de hechos que pusieron tensos a todos y los guardias desenvainaros por que la situación podía poner en peligro al Rey Karsten pero aún más a nosotros.

.-Va a hacer que nos maten por su orgullo.-dije en voz baja cerca de Lykaios y Dareios. Me levanté y me acerqué a él con total tranquilidad. Y entonces le propiné un buen puñetazo en la cara con la intención de tirarlo al suelo. 

El jonio no podía dar crédito a las palabras del joven Ischyros, si bien entendía sus motivos, estaba claro que debían seguir con la tapadera costase lo que costase. No obstante, el ateniense dando por buenas las disculpas de los generales, permaneció callado, esperando que el rey cediera y decidiera hacer la vista gorda al menos en parte.

Así pues, y siguiendo con aquel "teatro" se dispuso a seguir con la mujer que había escogido, mantendría conversaciones banales y sin importancia, pues a fin de cuentas él tampoco destaca por su oratoria, mas debía ganar tiempo y no le quedaba otra, al día siguiente decidiría si se casaba o no, que a fin de cuentas dependía de lo que hiciera Spyridon y los demás...

Ebalo se quedó tan sorprendido como la mayoría de sus compañeros ante la reacción de Ischyros. No pudo evitar sonreir ante lo inesperado de la situación, pero rapidamente se puso serio y cruzando los brazos sobre el pecho, negaba con la cabeza, en desacuerdo con lo que decía ese borracho, y luego asintiendo al general que dejaban sólo en este asunto al bravo Ischyros.

Pero si sólo es hablar con una mujeres y prometer un par de tonterías, eso lo hace gratis Ebalo todos los días, no lo entendía en absoluto. Tampoco entiende a Hypatia, pues también parece tener en alta estima su tiempo, como si el resto fueramos unos bobalicones complacientes.

Theron, de lejos el más sensato hace algunas aclaraciones muy pertinentes, a las que cabeceo de forma afirmativa y comento con los nobles que llevo compartiendo mesa estos días, que en Micenas a partir de tercer día deben mandar a los niños a la cama, ya estamos en el quinto día y se empieza a notar en los menos acostumbrados al buen vino. Mi forma de quitar hierro al asunto es haciendo bromas.

Cuando me escabullo de la cena, mi corazón palpita con fuerza. No tenía ni idea que tenía en la mente aquella princesa, ni cuales eran sus propósitos, sólo esperaba que hubiera caído a los encantos del guerrero dorio y fuera complaciente con mis deseos. Sin embargo, toda lucha es de doble sentido y Ébalo tenía que reconocer que sentía atraído hacia la princesa, tenía que traerla a sus propósitos antes que ella lo atrayera a él. Todo se decidiría esta noche. Por suerte para todos, la noche es mi especialidad.

Cuando veo la señal, me acerco hasta la cuerda que hay colgada a la pared y doy un par de tirones disimulados para comprobar que está bien afiazanda, luego trepo con agilidad hasta la ventana entrando de un salto a la habitación. Si me descubrieran aquí tendría problemas, así que hay que terminar con esto cuanto antes. Es una misión, aunque muy placentera, pero una misión al fin y al cabo.

-Por fin solos Hadiee- le miro con pasión, levantado una mano pidiendo un momento- será mejor que nadie entre, solo faltaría que la guardia me encuentre- la dejo a un lado y doy un paso hacia ella, pero dajando que ella lleve la iniciativa, parece lo suficiente intrépida para estar cómoda en estas situaciones.

Spyridon respondió con elocuencia y templanza a las palabras del rey quien de momento no había actuado de forma ofensiva, aunque era claro que estaba molesto y que muchos a su alrededor estaban sumamente ofendidos. La reacción del rey fue permanecer en silencio, no parecía del todo convencido, o bien meditaba en que acciones tomar respecto a lo sucedido. Pero casi como si los dioses estuviesen en su contra, Hypatia habló en ese momento, oponiéndose también a las palabras del rey, aunque no con la intensidad e ira que expresaban las palabras de Ischyros. Su oposición a conocer y por ende, casarse con el general de los ejércitos de Asine, tiro por el suelo muchas de las posibilidades de los héroes de llegar a algo grande; no solo por la posición que negaba a futuro si no por lo que implicaban sus palabras en aquel momento.

El rey Karsten le hubiera respondido en aquel momento a la joven, pero su tío, el general Theron se adelantó, evitando un destino incierto. El rey entonces habló de nuevo, de forma pausada pero con severidad.

– Dígame general, si yo enviase un heraldo ante su rey, el rey de Micenas, y este heraldo insultase a su rey de la forma en que este supuesto soldado me ha insultado a mi, ¿que cree que le ordenaría su rey que hiciera con él? –

- Dígame, ¿que acción cree que debo hacer tras ser insultado por todo mi pueblo por un soldado sin nombre? – señaló en alusión a que era un bastardo y no había que diese su nombre por él, – Un hombre al que he honrado, premiado, aplaudido. Al que le he abierto mis puertas y le he dado de comer en mi mesa. ¿Que espera que haga yo esta noche con este hombre general? – preguntó el rey insistente, sin retirar aun a sus tropas, quienes si bien ya había bajado sus armas, seguían sin enfundarlas. Claramente el rey no iba a dejar que aquel insulto se quedará allí.

Anatolius: Tal como te comenté, tu no presencias lo ocurrido con Ischyros, te marchas antes. Pero si llegas para cuando Hypatia. Por tanto, no puedo validar tu acción tal como la planteas. He dejado tu post oculto a fin de que puedas rescatar lo que desees o incorporarlo de algún otro modo a la trama. Pero ten claro que personaje no tienen total seguridad de que está ocurriendo, solo ves a muchos guardias rodeando el evento y con su armas empuñadas a la vez que pareciera que muchos miran a Ischyros con enojo, el rey incluido.

Spyridon respondió con elocuencia y templanza a las palabras del rey quien de momento no había actuado de forma ofensiva, aunque era claro que estaba molesto y que muchos a su alrededor estaban sumamente ofendidos. La reacción del rey fue permanecer en silencio, no parecía del todo convencido, o bien meditaba en que acciones tomar respecto a lo sucedido. Pero casi como si los dioses estuviesen en su contra, Hypatia habló en ese momento, oponiéndose también a las palabras del rey, aunque no con la intensidad e ira que expresaban las palabras de Ischyros. Su oposición a conocer y por ende, casarse con el general de los ejércitos de Asine, tiro por el suelo muchas de las posibilidades de los héroes de llegar a algo grande; no solo por la posición que negaba a futuro si no por lo que implicaban sus palabras en aquel momento.

El rey Karsten le hubiera respondido en aquel momento a la joven, pero su tío, el general Theron se adelantó, evitando un destino incierto. El rey entonces habló de nuevo, de forma pausada pero con severidad.

– Dígame general, si yo enviase un heraldo ante su rey, el rey de Micenas, y este heraldo insultase a su rey de la forma en que este supuesto soldado me ha insultado a mi, ¿que cree que le ordenaría su rey que hiciera con él? –

- Dígame, ¿que acción cree que debo hacer tras ser insultado por todo mi pueblo por un soldado sin nombre? – señaló en alusión a que era un bastardo y no había que diese su nombre por él, – Un hombre al que he honrado, premiado, aplaudido. Al que le he abierto mis puertas y le he dado de comer en mi mesa. ¿Que espera que haga yo esta noche con este hombre general? – preguntó el rey insistente, sin retirar aun a sus tropas, quienes si bien ya había bajado sus armas, seguían sin enfundarlas. Claramente el rey no iba a dejar que aquel insulto se quedará allí.

Mientras todo aquello ocurría, y justamente aprovechando la distracción, un ágil Atreo aprovechó el momento, de una forma tan diestra, que ni siquiera sus compañeros se percataron de que esta ya no se encontraba y nadie sabía decir a donde había ido, al final ni siquiera la chica que le había acompañado por unos instantes podía dar cuenta de él.

Anatolius: Tal como te comenté, tu no presencias lo ocurrido con Ischyros, te marchas antes. Pero si llegas para cuando Hypatia. Por tanto, no puedo validar tu acción tal como la planteas. He dejado tu post oculto a fin de que puedas rescatar lo que desees o incorporarlo de algún otro modo a la trama. Pero ten claro que personaje no tienen total seguridad de que está ocurriendo, solo ves a muchos guardias rodeando el evento y con su armas empuñadas a la vez que pareciera que muchos miran a Ischyros con enojo, el rey incluido.
Todos: Les confirmo

Amparado por el abrazo de la noche, y el manto de invisibilidad que esta bendición le otorgaba, Atreo accedió al palacio real escalando el muro trasero, el cual daba justamente al jardín donde solían llevar a a cabo la mayoría de los banquetes celebrados en aquella semana de festejos. A aquellas alturas de la noche,

Atreo: Tienes éxito en robar joyas, consigues 1d6+3 joyas, cada una con un valor de 2d100+120 dracmas.

Atreo: Puedes llevarte contigo alguna que otra cosa ligera, que no ocupe mucho espacio (tu arco y flechas por ejemplo). Ya algo tosco como toda tu mochila, no podría ser ocultado por la bendición y se mostraría a los ojos de los presentes como una mochila endemoniada xD.
Atreo: Si no tienes gancho y palanca, pues no lo tienes. Pero no te preocupes, consideraré que es fácil trepar.
Atreo: Todo correcto con el uso de la bendición. Igual recuerda que tienes más opciones.