Partida Rol por web

El Glaciar del Muro de Hielo es un lugar enorme, interminable quizás para cualquier viajero perdido.
Las leyendas hablan de que para encontrar a la diosa del invierno uno debe perderse en el glaciar y allí verá la muerte.
La leyenda es completamente cierta, aunque miente en una parte por lo que parece.
Golpeando un árbol se puede ver a una... mujer? Si, así se la podría definir, ella golpeaba a un árbol duramente, por supuesto este árbol no tenía hojas y cada golpe parecía que iba a derribarlo.
De pronto un aire helado golpeo a los seis héroes que avanzaban por el lugar, venía desde aquella figura? No, pensaron rápidamente debía ser un brisa más... Pero esta era diferente, parecía congelar sus corazones más que sus huesos casi petrificados de frío para esta altura de la jornada.
Gunter miró contento a sus compañeros, sus ropas multicolores no había perdido su brillo en aquel lugar, es más hacían un contraste aún más grande con el blanco del glaciar, su pluma roja permanecía firme y apenas un poco salpicada por la nieve de los últimos días.
Cansados y curiosos los héroes avanzan para ver de quien se trata...

Varios árboles más se veían esporádicamente en el lugar evidentemente no estaban en el centro del glaciar mismo.

El enorme humano camina tranquilo al lado de sus compañeros, el destino había querido que aquel grupo se encaminará justamente rumbo al glacial al que él había decidido ir, aun antes de saber nada sobre ellos, previsor como siempre, Akden había estado meditando largamente por la mañana para unirse en comunión con aquel poder que sabia habitaba en él, durante aquellos momentos de contemplación había supuesto con gran lógica que el grupo necesitaría la ayuda de su poder para no sufrir las inclemencias del tiempo las cuales por lo que le había contado el tabernero eran mas que extremas.

Al despertar el clerigo se acerco a cada uno de sus compañeros y elevo una muda plegaria a los poderes del universo. Oh todopoderoso cosmos, la infinidad de tu poder es tan magnánima como tu sabiduría y solo tu sabes por que me haz traído a este preciso lugar, sé que aun me falta mucho por aprender y por eso te pido me ayudes con tus infinitos recursos para protegerme y proteger a los míos... En seguida los aventureros se sintieron reconfortados y el frió dejo de ser una molestia, por lo que fue mas fácil seguir la marcha...

Era hora de proseguir el viaje que emprendiera desde su lejano reino y que aunque lo inició solo, era reconfortante saber que tenía a su lado luchadores bravos y capaces.

La lucha sufrida contra el lider orco y más tarde contra sus extrañas máquinas habían hecho recapacitar a Fendoriel sobre sus capacidades reales en combate y sobre las tácticas que tendría que utilizar para evitar sufrir tantas heridas... no siempre tendría a un poderoso sanador listo para restaurar sus heridas.

El camino era largo y tedioso por el glaciar y aunque el poder de Akden mitigaba en gran medida el frío podía sentir sus articulaciones entumecidas e instintivamente se protegía con la capa... los elfos no estamos preparados para estas condiciones tan extremas.

Enseguida descubrieron qué era la causa de semejantes golpes. Por lo visto alguien se estaba desahogando con un árbol.

Al acercarse a la mujer un frio innatural los recorrio. Con un gesto rápido Dominic saco una botellita de su vieja mochila, aunque no hizo nada con ella...todavía.

Bueno, ¿alguién sabe quién o qué es?

Ryo se arropo en sus ropas para combatir el frio de que aquellas tierras, todo era tan precioso. NO podía dejar de observar como la nieve  y el hielo podían cambiar un paisaje por completo ,  y en eso estaba cuando vieron  a una mujer…o criatura humanoide que golpeaba con fuerza aquel árbol sin hojas, el cual parecía sufrir lo suyo ante los impactos de la mujer. Ryo se preguntó por que hacía aquello.  Estaba tan absorta contemplando a aquella mujer o lo que fuera, que el aire frio la cogió desprevenida, pero parecía haber algo extraño en ese viento, no parecía castigar el cuerpo, si no el alma.

Ryo oyo como Aken lanzaba un conjuro que les protegiera del frio, tan pronto como Aken  hubo acabado de conjurar el conjuro Ryo se permitió abrir un poco sus ropas, ya no tenía la necesidad de seguir mas a brigada que un oso.

-          Esa debe ser Nekrhatag Zhartathl

Aquella preternatural criatura, de la que poco rasgo de femineidad quedaba, parecía totalmente ajena a los recién llegados hasta que comenzaron a hablar entre sí. En su cabeza llevaba un vendaje que parecía impedirla ver absolutamente nada, quizás por algún extraño entrenamiento. Sin embargo, un tercer ojo asomaba por encima de la cinta negra... un ojo brillante y anguloso, en el que el globo era verde y el iris de un fuerte color rojo. Incluso en aquellos climas gélidos, aquella extraña parte de la criatura parecía ser capaz de hacer arder a cualquiera en el que fijara su ávida mirada.

Sin embargo, aquello no era lo más inquietante de aquel ser con el que se acababan de encontrar. Los pocos pedazos de su piel que quedaban al descubierto mostraban claros síntomas de putridez y descomposición, dejando a la vista tendones desgajados y músculos que no paraban de supurar. Sobre sus manos, dos guanteletes se anteponían a dos anillos negros como el azabache y en la espalda, una capa brillante y que parecía fabricada con las mismísimas plumas de un fénix.

Alerta, la muerta viviente eleva su vendaje, tapando aquel turbador ojo para dejar a la vista las cuencas vacías de sus verdaderos ojos, en cuyo fondo latía un brillo carmesí que se transmitía por el vacío de su cráneo. Alzándose sobre los árboles hasta estar por encima de las copas, sin ningún esfuerzo aparente, se dirige a los inesperados visitantes.

- Soy Nekrhatag Zhartathl -afirma con una voz de ultratumba que retumba en todo el glaciar, clavando su mirada en la mujer de aspecto oriental- La pregunta es... quiénes sois vosotros.

Sus cuerdas vocales parecen estar tan corroídas como el resto de su cuerpo, y los sonidos graves y los agudos se alternan caóticamente, produciendo una angustiosa mezcla. El aire congelado de donde vivía se escapaba con cada ese, tiñendo de escarcha la vegetación adyacente, manchada también de sangre, una sangre muy reciente. De hecho, aquella sangre estaba manando ahora mismo de las puntas de los enguantados dedos de la liche.

El clerigo observa a la extraña criatura y no puede evitar que una mueca de decepción se dibuje en su boca. Pero... Esto es la bella diosa del invierno?, que diablos, me han tomado el pelo, esto mas bien parece la diosa del hambre de tan flaca que está!

Cita:

Vaya nombre, ¿Necatag Zhartall a dicho?, quien diablos pudo poner ese nombre?, parece trabalenguas...Murmura por lo bajo...

Dado que el clerigo no sabe aun a ciencia cierta que es lo que hacen en aquel lugar, Akden prefiere dejar que sean sus compañeros quienes hablen con la criatura...

A la pelota! Que frío que es el invierno por dios, digo diosa, digo... Ya ni se que digo...
De todas formas saludos Nekrhatag Zhartathl.

EL bardo hace una reverencia mientras se quita su particular sombrero con su pluma roja.

El viaje ha sido muy largo y venimos en tu búsqueda por digamos así...
Equilibrar las cosas?
Se podría decir?

El bardo esperó por que dirían sus ahora compañeros, evidentemente se mezclaba un poco las cosas en su cabeza y no quería meter la pata hablando de más.

Mierda. Otro puñetero muerto viviente. Los odio.

Dominic escuchó la respuesta de Ryo, al parecer la conocia. No respondió y esperó a que sus "compañeros" iniciaran las conversaciones. No quería meter la para más de lo necesario.

Al percibir que se trataba de una criatura muerta viviente Fendoriel desenfundó su espadón por simple precaución y se apoyó en él mientras la punta se fijó firmemente en el hielo. El arma pareció brillar e iluminó toda la zona alrededor del elfo como si estuviera portando una antorcha sobre su cabeza.

¿De que conoces a esta criatura Ryo?

Los integrantes de aquella "reunión?" pensaron juntamente que los había llevado hasta allí?
El destino?
Ellos mismos?
Estaban en un lugar helado, viajando rápidamente de un lugar al otro...
Se miraron entre ellos, y pensaron nuevamente que estaba pasando aquí?
De todas formas el frío del lugar no congelaba los ánimos de aventuras que tenían.
Cada uno había vivido cosas extrañas en los últimos tiempos, acelerando sus corazones, bueno, algunos del lugar por ahí no lo tenían pero todos estaban a la expectativa de algo...
Lo que si podían definir es que aquí decidirían que hacer, juntos? Separados? Quien sabe, pero ahora, ahora estaban aquí...
Una guerra venía... Pero cuantas guerras habían pasado? Miles? Pensaban que aquí había mucho más, algo increíble que se guardaría en los libros de historia por generaciones y ya eran parte de ello...
Si bien sentían que congeniar iba a ser difícil todos sabían que eran héroes con misiones importantes cada uno, cada uno tenía una campaña en mente o una visión futura de gloria.
Si... Se podía decir que pese a la presencia del frío de la lich todos estaban en paz, una paz del encuentro pero que sabían que ocasionaría algo, algo épico sin dudas...

Ryo miro a Fendoryel. –Espero que se de cuenta de que no es el momento de dialogar que lo que sabían o dejaban de saber mientras ella estuviera ahí delante.

Soy Ryo hoja imperecedera, señora y estos que me acompañan son mis amigos. –Dijo señalando a sus compañeros - Vengo de muy lejos para consultar vuestra sabiduría, que bien conocido es que a vos pocas cosas se os escapan en conocimiento. -hizo una ligera reverencia a modo de cortesía

El mundo esta girando y los presagios que se leen no son nada buenos. ¿Me permitiríais hablar con vos, tengo información que consultaros y poseo información importante que quizás queráis conocer?

Akin permaneció oculto, le flecha en la cuerda y ésta ligeramente tensa. No era un gran negociante, otros hablarían mejor con aquel ser. Y prefería mantenerse oculto por si había problemas.

La liche, aún por los aires y con un charco de sangre bajo su sombra formado por el incesante goteo de sangre, observa divertida la conversación sostenida entre la educada mujer oriental y el despectivo elfo, al que dedica una abrasadora mirada.

- Encantado, señorita. Es raro encontrar a alguien tan respetuosa como usted entre los mortales de hoy en día -afirma, mientras desliza su inquietante mirada por los rostros de sus acompañantes, que parecían estar buscando la más mínima excusa para poder arrojarse sobre la muerta viviente- Muy simpático el bufón también, por cierto. En efecto, son malos días, o al menos días de malos anuncios. Pregunta y serás respondida.

Venimos a... a...

El bardo se rasca la cabeza mientras se saca su sombrero, no parece tener muy buena memoria.

Afinar las cosas, equilibrar algo, no recuerdo, hace frío, mucho frío!!!
Gunter tiene frío!!!

Allí Gunter metía sus brazos dentro de sus ropas como si las usara de chaleco de fuerza, era gracioso ver como intentaba arroparse sin éxito.

Al principio Dominic no le prestaba demasiada atención a la conversación. Observaba el paisaje, estaba atento para que no les emboscaran. Además todavía se estaba preguntando que demonios estaría haciendo la no-muerto golpeando aquel árbol.
Pero cuando Ryo comenzó a hablar con aquel ser la cosa cambió. Al parecer tenía información util. Información que le acercaria hata su enemigo.
Así que muy a su pesar se encontró escuchando la conversación, por si luego tenían que recordar alguna cosa importante.

De pronto... El bardo cae de rodillas al suelo, casi parecía que se iba a desmayar por el frío del lugar. Aunque inspiró profundamente sintiendo todo aquel lugar y a aquellos que estaban con él.
En un acto demasiado rápido para observar, sacó sus brazos de dentro de sus ropas, cuando lo hizo, tenía su laud entre sus manos.
Comenzó a tocar.
Una melodía baño el valle helado de todos ustedes se desprendía un calor en forma de colores, si, incluso del lich.

Cosas han pasado y cosas sucederán, pero esto es lo que puedo mostrarles.

Ilusiones, aparecieron por doquier, ruidos extraños, música celestial, si alguien podía percibir un poco más podría notar que era música primigenia, algo que participó en la creación.

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Si nos quedamos sin hacer nada todo de oscuridad se teñirá, debemos decidir que hacer, DEBEN decidir que hacer!

Gunter calló y cerró los ojos, seguí concentrado...

En el templo del bosque oscuro hace no demasiado Elara  vino a ver a Hécate un ser de enorme poder para pedirle ayuda; Hécate debió ayudarla pues una parte de ese ser ahora reside en el bosque oscuro. Ese hecho trajo temibles consecuencias tanto para el bosque, para el equilibrio y para la gente del templo. Veréis, desde que ese  ser reside en el bosque, el mismo parece estar muriéndose, y también presenta un terrible dolor, los árboles sufren y lo están pasando mal. Dias después de que Hécate ayudara a  Elara un trueno cayo del cielo y luego otro, el cielo los golpeaba con fuerza, cuando todo había acabado la presencia de Hecate casi había desaparecido   Zeus, el dios de dioses desterró a nuestra diosa del Olimpo. No se que habrá hecho, pero la ira del dios del trueno fue terrible, se  escucharon  gritos en el momento de la batalla.
LA BRUJA NO DEBE ESTAR LIBRE! TU ERES LA CULPABLE!
Cosas por el estilo, todo muy extraño,  pero eso no fue todo, luego vino un tal      Jackings   acompañado de orcos y portando un temible poder con el, un poder tan grande que ni siquiera todos los clérigos pudieron hacerle frente, mi padre fue el último en caer, haciéndole frente hasta su último aliento, pero todo fue inútil. Señora necesito saber que pasó alli, quien y por que castigaron a hécate y lo mas importante como puedo reparar el tejido y deshacer este entuerto ¿ Me podéis ayudar?.- Ryo estaba tan nerviosa recordando los terribles hechos que las palabras se le atrabancaban en sus labios.

Ryo se adelantó unos pasos a sus compañeros acercándose un poco a la liche. –Si sabéis algo os pido que me ayudéis.