Partida Rol por web

Smythe sacudió la cabeza. Demasiada información, demasiados sospechosos... y demasiados policías a la vez. Si bien era positivo que todos pusiesen su granito de arena en la investigación, aquello empezaba a dar la impresión de que más de un asesino había ocho, porque todos y cada uno de ellos podía haber querido hacerlo. Claro que querer hacer algo y llevarlo a cabo, eran dos cosas distintas.

-Bien, señoras y señores. Creo que debemos recapitular. De repente nos encontramos con que estamos investigando, no uno sino dos asesinatos posibles: la muerte de Sir Roger... y la de su esposa. Los datos que ahora den pueden servir, por tanto, para dirigir dos investigaciones distintas... o quizás más, quién sabe. El caso es que hasta el momento, disponemos de la siguiente información adicional que ustedes mismos han proporcionado:

-La señorita Shetes rompió la llave de su habitación.
-La señorita Aminmund convenció, aparentemente, a Sir Roger para cambiar su testamento en favor del señor Astird.
-Así mismo, la propia señorita Aminmund ha reconocido que ella y Roger Astird comparten... puntos de vista respecto a los derechos de la mujer.
-El testamento ha desaparecido. Eso es algo que yo les comenté. Pero el señor Prosper estaba escribiendo algo en la biblioteca. El señor Prosper discutió con Sir Roger por algo relacionado con el testamento.
-La señorita Aminmund le dijo también a Sir Roger que se bebiese todo el agua. El doctor, también pidió enfáticamente que se le dejase descansar.
-También la señorita Aminmund fue vista corriendo todas las cortinas de la planta de abajo, no sabemos por qué razón.
-El señor Astird, por otro lado, vio como el doctor parecía estar colocando una dosis de somníferos en el agua que Sir Roger debía beber, un agua que, por otro lado, encontramos intacta.
-El señor Prosper y Sir Roger también parecen haber discutido sobre algún tema de malversación. Sir Roger también discutió con una mujer... de entre ustedes, señoras.

Bien, estos parecen ser los hechos más significativos, aunque no los únicos. A partir de ellos, tendremos que ir sacando más información. Así que... ¿quién es el siguiente en recordar algo interesante?

Habiendo escuchado aquella recopilación, se alegró bastante al escuchar que su discusión con el Señor no aparecía entre las principales causas de sospecha, eso enseñaría a aquella actriz de tres al cuarto a no decir tonterías al respecto de ella o de su querido padre el Conde de Woo.

-Hablando de los derechos de las mujeres; una amiga mía me invitó a una conferencia acerca de los derechos de la mujer, pues pensaba que mi condición oriental, las mujeres eran esclavas o algo similar. Una fantochada, por supuesto; la conferencia fue una pérdida de tiempo. Esta marcha "feminista" no tiene ni pies ni cabeza, ¿Os imaginais que incluso reclamaban el derecho a las mujeres de poder mostrar sus vergüenzas al público? ¡Qué escándalo!. Teniendo en cuenta que hay pueblos en India que las mujeres son OBLIGADAS a mostrarlas y reclaman exactamente lo contrario, a poder taparse... pero bueno... eso no es el caso.

-El Caso en cuestión que debido a que la conferencia era una pérdida de tiempo, me fijé en los asistentes, y creo poder reconocer a dos personas de las presentes, en una postura algo más cercana de la que deberían... ¿A que no adivináis quienes eran?. Sí, en efecto, era Junior y la Secretaria...

-Si el Inspector ha dicho que esto era importante, pues señalo que fui testigo de como ellos salen por ahí juntos y hacen cositas juntos... Más allá de lo que puede ser "meramente profesional" para una Secretaria.

Bueno, señorita Brooks, eso solo demuestra que se conocían con anterioridad, pero de ahí a conspirar para matar a alguien... me temo que deberá aportar más pruebas que esas.

Ejem ejem - carraspeé - Gracias inspector, si me permite darlas.

Señora Wing, deberá ser más precisa si quiere que entre tan siquiera a rebatir su impresión sobre el señor Astird y yo. En una conferencia, acercarse para leer el pase de mano de tu compañero puede interpretarse como "acercamiento poco decoroso", supongo, pero no debe de olvidar que ambos participamos en diversos foros y asociaciones por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y ello implica poder "arrimarse" sin ser juzgados por ello. No tengo nada que ocultar sobre eso, ya dije que teníamos intereses comunes.

Hice un pequeño silencio, momento que aproveché para retocarme brevemente el pelo, un pequeño guiño para aportar ese dramatismo que tanto gustaba a la señora Bigh. Asegurándome de tener nuevamente el interés del auditorio dije:

Quisiera añadir algunas cuestiones más pero antes, si me lo permiten, inspector Smythe - dije, dirigiéndome directamente al inspector - parece ser que la investigación va para largo, y visto que la botella de whisky no hace más que disminuir, mucho me temo que en poco tiempo alguno de los presentes no estará en condiciones de seguir con los interrogatorios. Puesto que es casi la hora de la cena, ¿qué le parece si nos trasladamos al Gran Salón para que se pueda servir la cena? Sir Roger seguirá muerto, igual podemos pensar mejor con el estómago lleno, y de camino, con este receso, podemos recordar algo que pueda ser importante para sus pesquisas.

Tras esto cedí la palabra al inspector Smythe con la esperanza de que accediera a mi petición, necesitaba ordenar las ideas.

Vuelven a atacarme por varios frentes y necesito este pequeño descanso...

Smythe se llevó de manera inconsciente una mano al bigote, atusándoselo durante un momento.

-Me parece adecuado. Siempre he opinado que las conversaciones más peligrosas son aquellas que se hacen civilizadamente, y qué hay más civilizado que una cena. Así que... adelante.

Uno por uno los sospechosos fueron levantándose de sus asientos, algunos muy a su pesar, otros llevando sus vasos, y dirigiéndose hacia el Gran Salón. Smythe no perdía de vista a ninguno de ellos, y no precisamente porque tuviese miedo de que alguno huyera (eso habría sido casi tan poderoso como una confesión) sino porque deseaba ver los rostros de todos ellos y oír cuanto decían.

En el salón, la mesa estaba dispuesta, el mayordomo esperaba para dar la orden de servir la cena y el resto de sirvientes, a que el mayordomo hiciese la señal pertinente. Todo muy civilizado.

Voy directamente a la mesa

Rog, espera un segundo - dije, acercándome levemente al señor Astird disimuladamente - Está tomando un cariz un tanto peligroso en ocasiones, échame un cable contra los ataques directos que nos están haciendo.

¿Sabes si tu padre también se tiraba a la señora Wing, además de a Randy Shetes?

No me atreví a decir nada más, era plenamente consciente del ojo escrutador del inspector Smythe...

Me dirijo hacia la mesa, sencillamente acabandome mi copa.

Rog había refrenado su impulso de acercarse a la señorita Aminmund, consciente de que los ojos del inspector Smythe estarían pendientes de todo lo que aconteciera en el camino a la mesa. Sin embargo se alegró al ver que ella se acercaba a él, y la recibió con una pequeña sonrisa.

Tranquila, seguro que nos seguirán atacando, especialmente la Señora Wing, que parece tenerla cogida contigo- le susurró- pero no hemos hecho nada malo. No permitiré que te falten el respeto, no mientras yo esté delante.

Si ella tenía relaciones con mi padre lo desconozco, pero no me extrañaría. Eso explicaría el enfado de la Señorita Shetes, sobre el cual no se ha pronunciado. Voy a insistir más con ese tema.

Con otra pequeña sonrisa, Astird se dirigió a la mesa y se sentó, esperando a que estuvieran todos sentados para pasar al ataque.

Agarrando del brazo a mi esposo me dirijo junto a él a la mesa.

La invitación a la mesa no era una mala idea, sin decir o hacer ningún comentario sigo a los presentes rumbo al salón comedor.

Su mujer le había sorprendido para bien. No solo por la información que había recolectado. Sino el como la usaba y se defendía del resto de invitados. Demostraba una entereza y una labia fuera de serie y aquello hacía que Donny, sintiera cada vez mas devoción hacia esta. Aceptó de buen grado el agarre de esta y sonrió mientras caminaba junto a ella mirándola, transmitiéndole silenciosos elogios.

Esperé a que salieran todos los invitados del bar del cocktail, como manda el protocolo, y avancé tras ellos hacia el Gran Salón... no podía evitar observar a los presentes... veía rostros decididos, otros con dudas, aflicción incluso, real o fingida, pero aflicción al fin y al cabo... y sobre todo el inspector Smythe, sus ojos daban casi miedo, parecía que miraba a todos sin mirar directamente a ninguno. Era bueno ese inspector...

La mesa estaba perfectamente dispuesta, como no podía ser de otra forma. A pesar de que la secretaria fue la última en entrar, Smythe fue el último en sentarse. Él no estaba ahí para degustar una cena, pero necesitaba mezclarse con todos los sospechosos, convertirse tanto en parte activa como pasiva de aquella investigación para conseguir información, y por eso, con el fin de no llamar la atención, también acabó sentándose.

Y así, poco a poco, la comida fue llegando y los invitados empezaron a comer. Smythe se preguntó cómo muchos de ellos serían capaces de comer si de verdad lamentaban la muerte de su anfitrión. La respuesta era bien sencilla. Quizás finalmente solo hubiese un asesino, pero todos ellos parecían desear su muerte.

-Aunque la cena está deliciosa -dijo en voz alta mirando de reojo al mayordomo -me temo que la investigación no puede detenerse. Sigo convencido de que muchos de ustedes han visto y oído, y saben mucho más de lo que piensan. La cuestión es... si se sincerarán.

Smythe soltó la cuchara, cogió la servilleta, se limpió con elegancia los labios y la dejó sobre sus rodillas de nuevo.

-Realmente pienso que todos ustedes deseaban... o necesitaban que Sir Roger muriese, así que no creo que me cueste demasiado esfuerzo encontrar pruebas para incriminarles... a no ser, que solo sirvan como hechos irrefutables contra una o dos personas nada más. Y eso, depende exclusivamente de ustedes.

Toda esta cuestión de sospechosos, rivalidades y enfrentamientos inoportunos había ocasionado un cierto stress en mí, cosa que no se si por mala suerte o al contrario buena, me abría el apetito impresionantemente. Quizá los demás pensarían que para mí el tema de la muerte de Sir Roger la pasaba por alto, que no me importase, pero era todo lo contrario.

-Concuerdo inspector Smythe, con el hecho de que la comida esta deliciosa- levanto mi copa y hago una reverencia ante el mayordomo y los ayudantes de cocina presentes, -Pero en lo que discrepo si me lo permite, es en su aseveración- tomo un poco del vino, levanto mi cabeza como disfrutando del buen sabor y continuo –En mi caso sería… bueno ahora lo es, una lástima que pierda a la persona quien me ha apoyado en mi carrera como Actriz- bajo la mirada por unos instantes, observando la copa y vuelvo la mirada hacia el inspector.

–Una gran pérdida, para mi caso, es quizá si le comparara con que su oficina entrara en llamas y se quemara la maleta en la que guarda con mucho esmero sus ahorros, esto teniendo en cuenta que por supuesto no confiara en los bancos- hago una seña en son de que mis palabras no van con sentido de ofender al señor Brooks.

Roger Astird paró inmediatamente de comer para escuchar a Miranda Shetes con atención.

Creo que todos estamos de acuerdo en lo que se refiere a la comida -dijo tras la intervención de Miranda- aunque veo que también tenemos discrepancias en algunas cosas. En mi caso tampoco comparto la aseveración del señor Smythe de que todos deseábamos o necesitábamos la muerte de mi padre. Pero sí creo que a todos podría beneficiarnos su muerte de alguna forma, o podríamos haber tenido otros motivos para hacerlo.

Sin embargo, hay otra aseveración del señor Smythe con la que no estoy en absoluto de acuerdo. Ha dicho usted, inspector, que Sir Roger discutió con una mujer de las que están sentadas en esta mesa, y eso no es cierto. En efecto, mi padre discutió con dos mujeres de esta mesa.

En primer lugar discutió anoche acaloradamente con la señorita Shetes. Me sorprende que aún no haya dicho usted de que discutían. Mi principal sospecha es que discutían por celos. Todos sabemos lo mujeriego que era mi padre y que ustedes compartían cama, así que esa sería mi apuesta, si tuviera que hacerla. Los celos son muy poderosos, ya sabemos lo que hizo Otelo, cegado por los celos que le había metido en su cabeza Yago. Una discusión de pareja no sería un tema de interés, si uno de los dos no hubiera sido asesinado, claro. Pero dado las circunstancias, creo que sería de sumo interés para los presentes saber de que discutían. Quizás no nos ha informado sobre eso porque aún está aturdida, pues recuerdo perfectamente que usted entró en la habitación de mi padre, sobre las 4:15 y bebió de ese vaso de agua en el que posteriormente se encontraron restos de somníferos. Tras eso se echó usted la mano a la cabeza y se fue hacia el vestidor de mi difunto padre.

En segundo lugar, Sir Roger discutió también con la Señora Brooks. Ella afirma que la discusión tenía que ver con unos documentos que contenían información que podía perjudicar a su padre. Y la frase con la que concluyó parecía bastante amenazadora -Astird clavó su intensa mirada en la Florence Brooks, tenía un aire desafiante- Podría ser un simple embuste por supuesto. Quizás la discusión con mi padre provenía de un triángulo amoroso... Quizás la señora Brooks y mi padre mantuvieran una relación en secreto, la señorita Shetes se enteró y eso motivó las dos discusiones... Pero claro, eso no son más que burdas hipótesis, al menos de momento. Además en este caso sí creo que la señora Brooks dice la verdad. Pues estuvo usted rebuscando algo en la Sala de mi padre a las 4:45. Así que, si efectivamente está usted diciendo la verdad, señora Brooks, resultaría que eran esos documentos los que estaba buscando... aunque también podría ser un testamento... ¿Que tiene que decir ante eso?

Tras terminar de hablar siguió comiendo, con los ojos aún clavados en Florence Brooks.