Partida Rol por web

Abie e Irina corren y corren por los pasillos del castillo en un intento desesperado por sobrevivir tras lo acontecido. Por suerte, todo vuelve a estar en calma desde la desaparición de Gabriel y nada ni nadie las persigue a pesar de que ya ven peligro con cada paso que dan y en cualquier lugar por el que pasan.

Logran descender dos pisos más y mientras caminan por el segundo piso, frente a ellas, se aproximan tres siluetas, una de ellas más adelantada.

En un acto de valentía Nick echa a correr por los pasillos sin pararse a pensar en su propia seguridad. En un acto de lealtad Crono es quien le sigue por detrás, pues Nick, a pesar de estar cojo, no parece notar el dolor cuando se trata de ayudar a sus compañeros. En un acto de compañerismo la joven, herida y testaruda Temperance les sigue por los pasillos dispuesta a prestar su dañado cuerpo en esta causa.

Recorren el primer piso con las armaduras a los lados, pero nada sucede. Les resulta fácil alcanzar las escaleras que ascienden al segundo piso algo peor iluminado que el primero.

A los pocos metros vislumbran dos siluetas cargando con algo al fondo.

A los pocos metros recorridos las siluetas quedan identificadas.

Abie e Irina observan a un Nick muy magullado, con la cara ensangrentada y cojeando mientras una especie de trapo está bañado en sangre atado a la pierna herida. Detrás de el viene Crono, agotado pero sano y salvo y, por último, Temperance, quien presenta al igual que Nick un estado lamentable. Tiene la ropa desgarrada por arriba y le es imposible caminar erguida. Las costillas rotas son un gran impedimento.

Nick, Crono y Temperance observan a Abie e Irina. Parecen agotadas y sudorosas, pero sin heridas. Llevan una especie de camilla entre las dos donde va una mujer.

No hay ni rastro de Gabriel o Jennyfer.

Su cacareo demente cesó tan abruptamente como había aparecido en cuanto reconocieron a los otros tres. Le daba la sensación de que debería sentirse aliviada, incluso feliz por el reencuentro pero en vez de eso su rostro adoptó una expresión repentinamente beligerante.

- Ni se os ocurra preguntar - soltó bruscamente y con tono amenazador, desaparecida la Abie alegre y dinámica de hacía unas horas. Aún así, su voz se suavizó en cuanto volvió a hablar -. ¿Y Gawain?

Esperaba que lo hubieran encontrado pues en esos momentos no se sentía muy capaz de volver a emprender una aventura hacia las mazmorras en busca del otro cadáver. Suficiente esfuerzo le costaba no sentarse en un rincón y dejar que las sombras acabaran con ella, sin tener que huir para seguir viva unos instantes más.

Vio aparecer al resto del grupo o lo que quedaba de este, y se horrorizó, estuvo apunto de preguntar que había pasado, pero se abstuvo, era obvia la respuesta y seguramente lo vivido por las chicas debía ser horrible, no tanto como lo que ellos han sufrido, miró de reojo a Nick y a Crono, y se adelantó para responder.

- está abajo, subimos al escuchar los gritos y nos asustamos por ustedes.. vamos, debemos bajarla, y terminar con esta locura - le dijo a ambas chicas, debían abajar rápidamente.

-Al lado de la salida, envuelto entre continas para ayudar a moverlo. ¡Vamos!

Dos persónas. Sólo dos personas. Habían partido cuatro cuando se separaron. Pero Crono, tal y como decían las palabas de Abie, no hizo preguntas. De hecho, tampoco había muchas dudas sobre lo que había pasado. El chico afirmó con la cabeza y viendo que no parecían heridas ninguna de las dos se acercó a Temp para ayudarla a caminar. 

-Venga... esto está terminado... puedes aguantar, lo sé.

Miró a Nick, él también tenía un estado lamentable, pero al menos parecía que podía aguantar más que Temp.

De pronto se dio cuenta de algo, llevaba un buen rato sin reparar en el sonido de su compañero. Si, seguía allí. El eterno sonido del tiempo seguía palpitando a su lado. Pero nunca, y digo nunca, se había olvidado de él así. Aquella extraña revelación le hizo plantearse los efectos de aquel beso. ¿Había dejado de escuchar a su preciado tiempo para centrarse en aquella sensación? ¿Y no había entrado en pánico por ello?

La expresión de Crono, aún en silencio y mientras caminaba, cambiaba iluminada por una tétrica sonrisa que quizá estaba más cargada de confusión que de felicidad.

Además... su nueva percepción del tiempo le reveló algo que era evidente. 

No tenían demasiado.

Llego a la altura de las chicas pero la actitud de Abie hace que mantenga la boca cerrada. No hace falta preguntar. Algo muy grave ha pasado para que aquella chica tan alegre y positiva se haya vuelto así de repente. Si a eso le sumas los gritos... No quiero pensar en eso ahora. Hay que intentar que los cinco que estamos aquí salgamos con vida.

Cuando pregunta por Gawain de repente siento la sensación de que hemos cometido un terrible error, lo hemos dejado solo... Su hermano podría esconderlo por cualquier parte. Me muerdo el labio y me giro para desandar el camino. Que esté ahí, pro favor. Si tenemos que volver ahí abajo no todos saldríamos de ahí. Dejo que las chicas lleven a la chica. por suerte no están heridas... No se puede decir lo mismo de mí. La carrera ha hecho que la pierna me vuelva a arder. Avanzo hacia la entrada a la por delante de Crono y Temp, con la cámara de Abie aún en la mano y la mía colgando del cuello.

-Iré primero.-Les digo. Soy el que va más libre, si pasa algo tendré más posibilidades de reaccionar a tiempo... O eso quiero creer.

Una chispa de esperanza incierta se ilumina en mi mente al ver aparecer a Crono, Nick y Temp. No parecen muy muertos, solo magullados. Abie deja claro que no nos apetece revivir lo ocurrido y yo, que voy delante de la improvisada camilla, tampoco tengo ganas de hacerlo. De lo que tengo ganas es de poder recuperar el control de mi vida.

Nos informan que el cuerpo de Sir Gawain está en las mazmorras. Qué típico. Bajaremos, llevaremos el cadáver de Katelyn hasta una trampa, todos moriremos y nos quedaremos atrapados formando una demacrada familia fantasmagórica. Hago un gesto de negación. He de ser más fuerte.

Nick dice de ir el primero. Me entran ganas de advertirle, o de tranquilizarle, pues no hace falta ser el primero o el último para tener los segundos, las respiraciones, las pulsaciones y los alientos contados al milímetro.

- En marcha... -digo con desgana. Me apetece tanto seguir dentro de este castillo como de encontrarme con el monje loco.

Temparence se estaba realmente debatiendo con la idea de habere  quedado en la plata baja, pero luego imaginar la idea de morir sola le decía que había hecho  bien en estar ahí, pero pensar que ahora el cuerpo estaría nuevamente oculto la hacia temblar. La joven caminó un paso, con dolor, y sintió la cercanía de Crono, ella lo miró con cariño, tomando su mano con suavidad - ve con.. Nick, está herido... y si lo atacan no podrá defenderse, yo estoy bien, sé que está terminando y no moriré, te lo prometo - fue un susurro y lo soltó para que acompañara a Nick, ahora faltaba que las armaduras se movieran para cerrarle el paso. Sería un chiste cruel. Ella se quedaría unos pasos detenida, para acompañar a las chicas y ayudarlas con la camilla en la que cargaban el cuerpo de la mujer.

"ya estarán juntos, lo juro... lo estarán..." pensó la joven mirando a la mujer,  y luego adelante, tragaba saliva y sentía el sudor helando su nuca, un escalofrío que la estaba haciendo temblar por el miedo de lo que verían, no quería que nadie más muriera, no quería...

-Nick está mucho mejor que tu, déjame ayudarte. No tiene sentido que rechaces la ayuda ahora...

Echó una mirada atrás. Ciertamente, Nick estaba mal también, pero ni mucho menos tenía el estado general que Temp mostraba. Nick respiraba sin dificultad, Nick no se estaba desangrando por el pecho creando una mancha purpúrea bajo la camisa. Nick... Nick seguiría vivo si no lo trataban.

No se apartó cuando Temp se lo sugirió. Crono ayudaría a la chica, y si Nick necesitaba ayuda, le ayudaría a él también. Pero las prioridades son las prioridades. Quizá, si lo que buscaran fuera la eficiencia fría, sin incluir los designios del corazón, tendría que estar ayudando a Nick... o incluso dejándolo atrás. Ayudar sólo a los que tienen más posibilidades de sobrevivir en cada momento, dejando a los heridos atrás.

Pero no, sería totalmente inhumano ese comportamiento. Temp necesitaba más ayuda que Nick... y mientras la vida de Crono no estuviera diréctamente amenazada, trataría de que todos (los posibles) salieran con vida de allí.

Juntos descendeis hasta el vestíbulo principal, donde el sonido de cadenas al que Temperance, Crono y Nick ya están acostumbrados vuelve a inhundaros una vez llegais abajo nuevamente, donde Sir Gawain en persona pero en apariencia dormido os espera bajo unas largas cortinas rojas.

Tal y como antes vieron en el mapa, observais que hay dos posibles salidas:

La primera de ellas es por la puerta principal, que está abierta tras la comprobación de Temperance.

La segunda también sale al exterior pero por las traseras, recorriendo la cocina, saliendo al invernadero y después a los jardines.

Para salir de los terrenos del castillo está las verjas principales que es por donde entrasteis y también una supuesta salida en la zona izquierda, entre los arbustos que rodean el perímetro y cerca de la iglesia.

Tuvo que contener las ganas de chirriar los dientes con fuerza e increparles su estupidez cuando dijeron que habían dejado atrás el cadáver. ¿Pero a quién se le ocurría? Apretó los puños con fuerza aún soportando el peso de la camilla, pero no dijo nada. No hasta que no veamos si ha desaparecido o no.

Por suerte, el cuerpo seguía donde lo habían dejado así que empezó a respirar tranquila, o lo que era el equivalente en ese castillo a respirar tranquila: no al borde de un ataque de ansiedad. Dejaron la camilla a sus pies y escuchó las explicaciones que le daban sobre el mapa, señalando los dos caminos.

- Bueno, está claro que los dos van a ser jodidísimos así que propongo el que pasa por la puerta de entrada, al menos no tendremos que cargar durante tanto rato a estos dos.

Miró con asco los dos cadáveres y tuvo que contener las ganas de darle una patada a Gawain. Lástima que los muertos no puedan sentir dolor, pensó con frialdad.

Y para la fortuna de todos, el cuerpo de Sir Gawain seguía donde debía estar, envuelto en las cortinas, y apoyado cerca de la escalera, Temp pudo respirar más tranquila, aunque cada respiración era tan complicada de realizar, Miró a Crono que había desobedecido sus palabras y se había quedado a su lado, sosteniéndola mientras cruzaban las armaduras, pensando que en cualquier momento serían degollados, pero no fue así, ese maldito fantasma los dejaría saborear el éxito, antes de asesinar a todos los que quedaban.

Movió la cabeza de lado a lado, cuando llegaron hasta la planta baja, ahora debían ir a la iglesia, y por los caminos que podían escoger estaba el corto y el largo, Temp se rió, - es como el cuento de la caperucita... - musitó, apoyada contra el pecho de Crono.

- mi automóvil está a un costado, cerca de la salida principal, si logramos salir, podremos tomarlo - les dice a todos y mira a Abie - el camino corto puede ser el más peligroso, pero ahora..-  escucha las cadenas, estaba aterrada, y miró con ojos asustados como cual pajarillo a Nick - vamos por la principal, esa cosa cosa,la de las mazmorras puede estar cerca y no sobreviviremos- Soltó a Crono y fue hasta donde estaba el cuerpo Gawain, para envolverlo, y  comenzar a jalarlo, pero no puede, eso le desespera, al punto que le saca lágrimas de dolor y de rabia, si deben correr, solo las dos chicas y dos chicos podrán hacerlo,Temp tragó saliva, comprendiendo que el fin de su viaje había llegado - ¡vamos tomen el cuerpo, yo les cubriré la retirada! -¿cómo? no sabia ¿podría? claro que no, pero procuraría que ellos se salvaran y terminaran con esa locura. Miró a todos lados, buscando algo que llevara para atacar sea lo que sea que apareciera.

Para mi sorpresa el cuerpo de Gawain sigue ahí. Después de imaginarme lo que les había pasado a Jennyfer y a Gabriel me había imaginado lo peor. Me quedo mirando la estancia un rato. Demasiado fácil... No puedo evitar sentir una extraña sensación que me dice que lo que nos encontremos fuera del castillo será peor que aquel ser de las mazmorras, más lento que feo.

Temperance me saca de mis pensamientos. La veo intentar levantar ella solo el cuerpo de Gawain y me apresuro a ayudarla. -Para Temperance, Crono y yo lo llevaremos.-Todavía estaba decidiendo si la chica era la más valiente o la más insensata que había conocido. Tal vez fuera ambas a la vez.- Ni se te ocurra quedarte aquí, tenemos que permanecer juntos. No tienes ninguna posibilidad contra él si te quedas sola. Saldremos por la entrada principal... Y saldremos todos juntos. Ayúdame con esto Crono.

Me agacho y tomo un extremo de la improvisada camilla.

_{^{¿Como puedo detener el tiempo para poder estar junto a ti?}}

Durante un fugaz momento, todo parecía tranquilo. 

Crono sentía que Temp apoyaba su peso sobre él, pues ni siquiera ella se creía las palabras que le había susurrado. El chico respondía a ese peso, ayudándola a caminar, a salir de allí. Sentía como si estuviera salvando su alma, ligera, volátil, transportándola hacia un lugar seguro.

Pues Crono deseó que aquel instante se detuviera.

En ese momento no había ruidos extraños que perturbaran la extraña y singular paz que reinaba en el recibidor. Tan sólo el constante sonido de la lluvia cayendo en el jardín, rematados a tiempos irregulares por relámpagos cegadores otorgaba la banda sonora justa y necesaria para aquella situación. Quizá era una melodía aterradora para algunos, pero no deja de ser la voz de la naturaleza, el lenguaje con el que nos habla el agua, las nubes, el cielo... la noche. Escucharla con los ojos cerrados, sin reparar en nada más era un lujo que pocas personas tenían el tiempo de darse, e incluso muchas nunca habrían pensado en ello. Pero era verdaderamente hermoso.

Aunque, obviamente, entonces no había tiempo.

Ambos cuerpos, amado y amada reposaban allí, unidos por fin a punto de salir del cautiverio que les había mantenido siglos encerrados. Era, en cierta manera irónico, tan cerca y a la vez tan lejos... durante tanto tiempo. Crono negó con la cabeza mientras caminaba sujetando a Temp. Si prestaba atención, todavía podía percibir el perfume de violetas de la herida, sintiéndola cerca. Mucho más cerca de lo que nunca había estado... ¿nadie?

Si, nadie, pues ese cerca no tenía un significado... físico.

Miraba al exterior, y sólo veía otra prueba más. De nuevo otro peligro, de nuevo correr, gritar, llorar, dolor, sangre... Ojalá se equivocara, pero dudaba que el monje se lo fuera a poner tan fácil. Todo el mundo estaba de acuerdo en tomar el camino corto, aunque con él esquivaran la iglesia. Quizá el templo fuera, al ser un lugar sagrado, repulsivo para aquella entidad. Pero tampoco quiso mostrar en alto su opinión. En el caso de que se equivocara, no quería cargar con las culpas de estar sufriendo una tortura inútilmente alargada.

Así que calló. Calló mientras le acariciaba los cabellos casi sin pensar a Temp, sonrió ante el comentario de ésta, y obedeció sin rechistar las órdenes de Nick. Quería salir de allí, sí...

Pero hubiera pagado cualquier cosa porque aquel momento de aparente tranquilidad durara para siempre.

¿Cualquier cosa?

...

Atiendo al mapa en cuestión, patentado por polaroid, y hay dos caminos. El corto y el largo. En el corto vamos a tener la falsa ilusión de tener la salida cerca "antes de". En el largo, directamente no llegaremos con vida fuera del castillo. Qué terrible decisión.

- Pienso lo mismo que Abie, ya que tenemos que cargar con los cuerpos hagamos el camino corto -asiento y me dirijo a la camilla que porta el cuerpo de Katelyn, esperando a que mi compañera de fatigas camilleras se una al trabajo.

¿Que si tengo esperanzas de poder salir? Por supuesto que sí, ínfimas, pero ahí están. Si salgo de aquí prometo llevar una vida menos frívola, menos materialista... me contento con mantener la vida. Que le den a mi trabajo, al famoseo y a mi dinero, hay cosas más importantes.

Pero la verdadera pregunta es... ¿realmente vamos a salir de aquí?

http://www.youtube.com/watch?v=jeRBmiWx9vA

Y así, echando el último vistazo a aquel vestíbulo que había sido partícipe de sentimientos de ilusión, intriga, miedo, nerviosismo y amor, los cinco elegidos deciden salir en el que será el último esfuerzo antes de lograr la paz tanto para Sir Gawain y Katelyn como para ellos mismos.

Entre Irina y Abie cogen nuevamente la camilla en la que está Katelyn. Sus brazos arden por el esfuerzo, la espalda se queja y las piernas dudan en responder durante unos segundos. Ha resultado una misión muy dura y los últimos esfuerzos realizados pasan factura tanto física como psicológicamente. Pero ahí están, se arman de valor, ese aliado que las ha mantenido lo más cuerdas posibles, y salen al exterior, iluminado por las primeras luces del amanecer. Un rosado cielo les da la bienvenida al fondo, como marcándoles el lugar en que la salvación les espera.

Seguidamente Crono y Nick cogen a Sir Gawain, un peso aún mayor que Katelyn, mientras Temperance intenta ayudar en lo posible, colocándose al lado de Crono, a la cabeza. Un último vistazo atrás y una primera ojeada a las verjas, el objetivo principal para ellos ahora. Nick está pálido debido a la pérdida de sangre, cojea y la pierna cede con cada paso por el peso adicional, pero Nick ha demostrado ser tan valeroso que no es de extrañar el no escuchar ni un quejido de su boca. Todos están decididos y salen al exterior siguiendo a Abie e Irina.

Inmediatamente las puertas del castillo se cierran tras ellos. La vuelta no es posible. ¿Pero quién en su sano juicio desearía regresar a ese lugar?

Juntos, al mismo nivel, empiezan a caminar con paso acelerado con la vista fija en las puertas abiertas. La meta.

Recorren un cuarto del extenso camino empapado por la fuerte lluvia caída. Sobre el castillo aún se vislumbran algunos relámpagos y aceleran el paso. Es entonces el momento en que una especie de gruñido les avisa de la presencia de un peligro más. Al girarse, en los laterales del castillo y a lo lejos de ellos, cuando se encuentran con una visión terrorífica. Los enormes leones de piedra que al comienzo de su llegada vigilaban la entrada al lugar y sobre los que algunos de ellos habían bromeado, ahora han cobrado vida y se han dado cuenta de su huída.

No lo piensan dos veces y tras un terrorífico rugido de aviso, se lanzan a por sus presas. Vosotros.

Los cinco correis a más no poder, deseando que encuentren una presa más digna de ser cazada.

El pavor os inhunda porque os comen terreno a una velocidad pasmosa. ¿Qué pasaría si dejaseis a Gawain y Katelyn? Probablemente el mismo resultado. Los leones darían caza a cualquiera de vosotros aunque estuviérais libres de peso. El primero de ellos llega por la derecha, donde se encuentran Abie e Irina y salta. Un gran salto que pasa sobre ellas rozándoles las cabezas. ¡Ha pasado de largo! Sí, así es. Porque tiene su vista clavada en otra presa.

El más dulce, el más joven, el tímido y valiente de Crono, que no puede ni intentar esquivar a la bestia salvaje. Lo aparta con un empujón y no tarda en comerse lo cazado. Uno menos. Los demás corren a sabiendas de que al menos uno de los leones tardará en saciar su apetito lo suficiente para alcanzar las puertas de hierro.

Son cuatro presas para un solo cazador. ¿A quién habrá elegido el último de los leones guardianes?

Solo veinte pasos. Veinte pasos más y llegais a las afueras donde el coche de Temperance os espera. El brillo de emoción en vuestros ojos ilustra vuestra esperanza.

Diecinueve pasos... dieciocho... diecisiete... el león os come terreno y va en medio de vosotros. dieciseis... quince... catorce... Y el león llega a su presa.

Temperance siente cómo su pierna es apretada por las mandíbulas de la fiera y es arrastrada hacia atrás. Ya sabe, que no puede librarse.

Nick es ahora quien tiene que cargar con todo el peso de Sir Gawain. Aibe e Irina logran salir afuera y enseguida notan la atmósfera de libertad. Ahí no podrán atacarles.

El joven empieza a arrastrar a Gawain con pesar. Haciendo acopio de su mayor fuerza de voluntad. ¡Tiene que conseguirlo!

Diez... nueve... ocho... siete... seis...cinco... cuatro... tres... dos... uno...

¡Y logra salir! De inmediato las verjas se cierran. El castillo ha quedado cerrado y ellos lo han logrado.

Son los tres supervivientes y han logrado el objetivo. Han sacado a dos amantes del castillo Escarlata, su prisión, aunque al parecer el castillo ha decidido cobrarse a otros dos.

^{_{Siempre intentamos matar el tiempo, siendo inconscientes de que él nos acabara por matar.}}

¿Qué es lo que te pasa compañero?

¿Acaso este último momento te ha perturbado?

¿Porqué el ritmo ha cambiado?

¿Acaso se te ha acabado...

el tiempo?

Tras un largo suspiro, y cargando su pecho de valor, el chico comenzó a correr hacia la puerta principal. No eran muchos metros, no era demasiado el camino que tenían que recorrer. Un destello de esperanza brilló en sus ojos, la fugaz y furtiva sonrisa que segundos antes mientras permanecían en el vestíbulo se había dibujado en su rostro, tornaba un gesto de esfuerzo y pesadumbre, una expresión de dolor y carga mucho más profunda de la que cualquiera de ellos podría haber sentido nunca.

Ante él, las bestias de guardia, aquellos dos enormes seres feroces, cobraban vida dispuestos a defender lo que el Castillo escarlata guardaba. El propio castillo, la propia piedra se volvía contra ellos, dificultando su salida e impidiendo que las desgracias cesaran de aparecer. Su sino había sido torcido desde aquel momento en el que aceptaron la invitación, y una nueva dificultad aparecía ante ellos.

Huyendo como podían, cada uno de ellos trató de evitar a los leones grises como buenamente se les ocurrió. Mas Crono en aquellos momentos... tenía otros problemas.

Unos segundos antes, la mano derecha del chaval, la mano con la que siempre palpaba a su reloj de oro se apretaba a su pecho con fuerza. Su respiración se fatigaba más que la del resto y un dolor agudo comenzaba a recorrer, como si de una serpiente se tratara, su brazo izquierdo. Sus ojos comenzaban a ver borroso y los párpados luchaban por no cerrarse solos. Tan sólo una fuerza de voluntad sobrehumana se imponía en su estado, luchando por no desfallecer.

Casi ignorando a los leones, la mano de Crono segó de un tirón su camiseta, dejando su pecho expuesto ante la lluvia. Allí, evidente como la luna llena, aparecía una cicatriz que seccionaba el pecho de Crono en dos mitades, una cicatriz ya curada, marca de una operación lejana, pero... por el lugar, evidente era el motivo de la intervención.

Miró al frente, miró al suelo. Casi no podía distinguir nada. Ni tan siquiera su oído era ahora capaz de encontrar la melodía de su eterno acompañante. 

Aún antes de caer rendido, echó mano al bolsillo buscando en él el frío metal que le otorgaría tranquilidad. Sí, ahí estaba esperándolo como siempre, fiel amigo del que nunca se separaría. Lo sacó de su compartimento, pues había algo extraño en su tacto. Sutil ironía, ambos relojes que mantenían con vida la mente y el cuerpo del chiquillo fallando al mismo tiempo.

Si se frenó porque su cuerpo dijo basta, o porque en aquel momento su reloj era mucho más importante que su propia integridad, nadie lo sabría. Quizá, ni siquiera su mente tuviera riego necesario para poder razonar las cosas con la delicadeza que era necesaria, pero así fue. Crono empezó a reducir la marcha, cayendo de rodillas al suelo con una mano en su pecho, sin apenas respiración, y otra en su reloj de oro.

-Se... se está parando.

Fue un susurro, enviado a ninguna parte. Seguido de otro susurro... mucho más leve aún.

_{-Mamá... le pasa algo...}

Deliraba. El dolor en su brazo izquierdo era ya casi insoportable. El destino quería que de pronto, todos los relojes que regían su vida, se detuvieran de improviso.

Sus ojos se inundaron, acompañando a la lluvia en tan sutil tarea de dejar caer perlas transparentes. Pero fue un llanto silencioso, un llanto para él mismo, un llanto del que conoce su destino, lo asume y lo acepta. La mano que apretaba su pecho, buscando inútilmente una manera de sanar lo que en su interior estaba roto bajó hasta el suelo, arañando el pecho del chiquillo en el proceso, dejando cinco hilos rojos por la presión, cinco arañazos tenues en su cuerpo. Una vez en la hierba, cerró el puño de nuevo, agarrándose con fuerza a las briznas, mientras su cuerpo caía de lado.

La otra mano, se quedó cerrada, tan sólo con la abertura necesaria para que pudiera verse el dichoso reloj.

Sus ojos ya no veían, sus oídos ya no oían, y tampoco pudo sentir como el feroz león de piedra se abalanzaba sobre él deseoso de acabar con su vida.

Una vida que ya había abandonado el cuerpo de Crono.

Y justo al mismo tiempo, mientras los ojos de Crono se cerraban para no ver nunca más, el sonido de su compañero se detenía... por última vez.

Tic

Tac

Tic

...

Tic

...

Era la salida, la carrera hacia una libertad de todos, de una misión que no habían buscado, y a la cual habían sido llamado, pero para Temperance era distinto, estas ahí, tomar las decisiones que había tomado, y ejecutar cada uno de sus pasos sin titubear y mostrando un completo y absoluto desinterés por su vida e integridad, porqué el estar ahí respondía a preguntar fundamentales de su existencia,  el porqué su abuela había ido, el porqué ella se había vuelto escritora, el cómo noche tras noche, sus  sueños le mostraban los pasajes de ese castillo endemoniado. Sí, Temperance había escogido ir a ese lugar, tomar esa misión...

Era su destino...

Nick le había exigido irse con ellos, Temperace abrió muchos sus ojos y le iba a responder como lo haría en su vida normal, pero no lo hizo, sus labios se quedaron fruncidos tan sólo y contuvo las palabras con sus mejillas hinchadas, y sin más siguió al grupo, un poco más atrás,  caminando lento, cuando el desastre se desató, esas criaturas los cazarían y acabarían con ellos y todos comenzaron a correr,  ella como pudo lo hizo, el pecho iba a colapsar, su respiración estaba desbocada, ¿que sentido tenía el intentar escapar si de todas formas sería cazada como si de un presa se tratara. Sin embargo el sentido de la supervivencia humana que hacía tener  esperanzas incluso cuando estas al limite último de tus fuerzas. Gimió de dolor cuando se giró y vio a Crono quedarse más atrás.

- ¡¡Crono!!!- gritó, pero ya era demasiado tarde, el chico era jalado por sus ropa y lanzado hacia atrás, desapareciendo entre esas criaturas, Temperance, gritó con una voz desgarrada, no, él no podía morir, y si bien su cuerpo se movió hacia donde él estaba, debían  llevar los cuerpos  que cargaban para que estuvieran juntos o ninguna de esas muertes tendría sentido. Así que su mal trecho cuerpo fue donde estaba Nick y lo ayudó con el cuerpo.

- muévete, estamos por ganar! - le ordenó, le cobraba lo del castillo y siguieron la carrera, estaban tan cerca,tan cerca, hasta cuando un dolor terrible hace que Temperance suelte la mortaja roja del caballero, y miró con ojos llorosos a Nick, la complicidad de ese momento quedaría gravado en la cabeza del joven, era un adiós. Temperance cayó al suelo , llenándose de barro y su cuerpo era atrasado, pero hasta el último momento, antes de ser sumergida por la sombras y la lluvia que caía sobre todos como un manto de muerte, Temperance lucho,luchó hasta su último aliento...

Sólo lamentó no poder resolver el misterio, no resolver el porqué sus sueños y sus novelas estaban tan unidos a ese castillo, y  sus últimas fuerzas peleo... pero hizo algo más. Gritó el nombre de Nick y le lanzó las llaves que tenía en su morral las lanzó con todas sus fuerzas...

uno de ellos se salvaría y sería Nick... le daría la oportunidad de salvarse...

las llaves cayeron en el pasto mojado, era un manojo con varias llaves, pero entre ellas estaba las de su "Ramona", cuando ya Temp no estaba, pero no se escuchaban sus gritos, no gritó en ningún momento.

Por fin se habían puesto de acuerdo y el resultado se había decantado a favor del camino más corto, aunque probablemente significara el mismo horror pero mucho más condensado. Y aún así, ¿quién iba a decidirse por el camino largo y peligroso cuando la experiencia les dictaba que de ninguna manera iba a ser mejor?

Cogió de nuevo la camilla junto a Irina, la rusa delante, e iniciaron el camino hacia el exterior. Con unos pocos pasos salvaron las distancias y atravesaron la dichosa puerta que habían atravesado años atrás, o al menos años mentales y físicos para Abie y sus compañeros. Su mirada, instintivamente, voló hacia el cielo oscuro que se alzaba sobre ellos, buscando cualquier rastro de las gárgolas que habían acabado con la vida de Jennyfer.

Jennyfer, pensó con dolor, no el dolor por su muerte sino por su propia pérdida, la pérdida de algo tan bonito como la felicidad y la convicción de su propia inocencia. La pérdida de una confianza en si misma sin mácula. Ahora estaba destrozada por dentro y llena de odio hacia ese maldito castillo y sus habitantes, un sentimiento tan devastador que nunca antes había sufrido.

De repente, un rugido portentoso distrajo su atención de los cielos para fijarla en el suelo, a su espalda, donde los grandes leones de piedra cobraban vida. Todo un despropósito que los guardianes del castillo que tuvieran que impedir la entrada a los visitantes no deseados intentaran prohibir la salida.

- ¡Irina! - la apremió, de la misma forma que durante toda la noche se habían animado y obligado la una a la otra a seguir adelante, a escapar, a reunir todas sus fuerzas y seguir intentándolo con más ahínco a pesar de la desesperanza. Pero esta era la última vez, para bien o para mal, ya no podrían instarse a seguir la una a la otra.

Un ruido sordo a sus espaldas distrajo su atención y pudo ver cómo Crono caía de bruces sin que ningún león lo abatiera. Gracias a la luz de un relámpago pudo ver una cicatriz blanquecina situada encima del esternón. Oh, pensó. Uno menos, añadió lúgubremente en su interior, sintiendo una ligera punzada de alivio sin remordimientos. Vio como un león se abalanzaba sobre él y por poco no se le escapó un suspiro. Irina y ella ya estaban casi tras las verjas y, esperaba, eso fuera un punto infranqueable para las fuerzas del mal.

Gracias a Dios, Nick, espoleado por la muerte cercana del chico, tiraba de Gawain con el poder de la desesperación, puesto que no se imaginaba volviendo a entrar para buscar el cadáver. No, pensó fugazmente, me importa un comino que descansen en paz, una vez cruzadas las puertas y a salvo como si sufren toda la eternidad.

Oyó el grito desgarrador de Temperance pero lo ignoró firmemente, sin siquiera volverse, y esta vez tuvo que contener una sonrisa de gozo. ¡A salvo, estamos a salvo!

Y por fin, cruzaron la verja que marcaba su salvación, la liberación de la amenaza de muerte constante. Era una pena que les hubiera jodido de por vida hasta el punto de que dudaba que nunca más se volviera a sentir protegida.