Partida Rol por web

Dejáis atrás la capilla con la intención de cazar algo antes de que se haga de noche. Algo que merezca la pena llevar a la corte y poner a los pies del Daimio Shinjo, sin que sea demasiado motivo de burla.

La luz que se filtra a través de los árboles mengua a cada repecho y las huellas son cada vez más difíciles de ver. También es la hora de que las bestias salgan de sus escondites y podríais tener suerte y cruzaros algún ciervo...o algo peor.

Zhuo encabezo la marcha a pie, llevando los primeros metros a su yegua de las riendas. Cuando encontró un rastro, sacó de nuevo su Ono, dejando su cimitarra en la vaina. Hizo algunos gestos exagerados con las manos, especialmente a los que llevasen alguna luz (supongo), para advertirles del nuevo rastro. Una presa podría estar cerca y no quería alertarla con su voz.

La decisión de la mayoría de no mostrar un especial respeto por las divinidades y concentrarse solamente en lo que debían hacer para cumplir con el cometido del Daimio Shinjo entristeció al Dragón y le causó un gran pesar en su corazón.

Yûki se tomó unos minutos para rezar ante la imagen de la fortuna de la capilla y limpiar con mimo y dedicación la estatua de piedra. –“Os estamos agradecidos por vuestras bendiciones, aceptad esta pequeña muestra de respeto y perdonad nuestras ofensas, pues no somos más que seres imperfectos sumergidos en la búsqueda de la iluminación… Arigato Gozaimasu”.

Una reverencia pronunciada como si se tratase de un Daimio culminó la plegaria del monje.

Cuando sus ojos se abrieron dejando atrás sus obligaciones como monje, se percató de que sus compañeros habían empezado la travesía de vuelta. Aceleró el paso y colocó el arco encordado en su mano, mientras observaba las inmediaciones en busca de un nuevo rastro o de señales que les pudieran llevar hacia el ciervo blanco.

Parece ser que la fortuna os sonríe. Ide encuentra el rastro en la nieve de un buen ejemplar de ciervo. 
No es, desde luego, un león Shisa, pero bastará para que nadie os juzgue de no llevar una presa.

Como antes, seguís el rastro lentamente a través del espeso follaje. El sol mengua y veis el cielo teñido de rosa por entre las copas de los árboles. En la corte los criados estarán encendiendo los faroles y preparando la cena, mientras se decide quién habrá ganado la cacería.

Oís un ruido a vuestra derecha de algo que huye en la penumbra. 

Parecía que íbamos a cazar en mitad de la noche. En fin, estaba convencido de que no cazaría nada, así que dediqué mis pensamientos a la historia de Yasukis, a como la contaría al llegar a la corte, en qué debía hacer énfasis y las posibles retóricas a utilizar.

Seguí ha mis compañeros inmerso en mis pensamientos, cuando el ruido me sacó de ellos. Tensé el arco y esperé, no iba a disparar a ciegas de noche, con mi suerte con el arco le podía dar a uno de mis compañeros.

Doji Ryojiro siguió al grupo mientras dedicaba miradas en derredor... El frío empezaba a hacer mella en su interior provocando una leve tiritona que intentaba disimular con algún que otro aspaviento. La nevada que cayó durante su estancia en el pequeño santuario ocultó a sus ojos las posibles huellas de cualquier rastro animal. Esta vez no tuvo la suerte que tuvo al alba... 

Afortunadamente Ide Zhuo tuvo más suerte en su labor, esto hizo que prestaran más atención esperando encontrar algo...

Había remoloneado ligeramente a la espera de que el Togashi se uniera al grupo, centrándome en envolver la katana en su antiguo paño de seda para protegerla de las inclemencias del exterior, y sólo una vez estuve completamente segura de haberlo hecho adecuadamente comencé a dar pequeños pasos para no perderlos a pesar de que no me gustaba la idea de continuar la caza. Cierto que la veía necesaria, pero cazar en pleno invierno, de noche y sin tener localizadas a las monturas podía ser peligroso. Únicamente podíamos confiar en que la fortuna con la que nos habíamos cruzado, tuviera a bien seguirnos hasta garantizar nuestro pronto regreso.

Zhuo trata de perseguir a la figura lo más discretamente posible

La oscuridad se cernía. El cansancio de una jornada de caza resentía los músculos y el frío comenzaba ha hacer mella.

Ide Zhuo intentó seguir la dirección de aquello que oyó como se movía entre los arbustos. 

-"La cacería continúa" pensé al mirar el vacío dejado por los dos hermanos del clan Cangrejo.
La hermana permanecía tumbada, inerte, sin vida. Su sacrifico era inevitable.
Salí al exterior del templo con la luz de la luna iluminando nuestro camino.
-"Parece que al fin las fortunas nos acompañan. Esta claridad nos ayudará en nuestra pequeña aventura. La cacería durante la noche es más peligrosa. Tened cuidado"
Miré a mi alrededor y al no ver mi montura decidí llamarla. El silbido suave y melodioso que salía entre mis labios semicerrados era un canto que muy probablemente ninguno de los presentes habría oído jamás; sólo mi hermana unicornio podría saber su significado.

La destreza de Ide Zhuo al encontrar algún rastro quedó patente al oir aquel ruido a nuestra derecha. Sabiendo de nuevo en mi elemento como si en mis tierras me encontrase salí en pos de aquel ruido. A mi espalda, el bufido acompañado de un leve relincho me hizo sentir más seguro.

Con cautela, tratando de no llamar demasiado la atención seguí los pasos de Ide Zhuo en busca del origen de aquel esperanzado ruido.

-"Esperemos que sea un simple animal para poder cazarlo y poder regresar cuanto antes" murmuré para mi desenfundando la katana.

No hace falta hacer labores tremendamente extenuantes para estar cansada después de una jornada completa. Habéis salido al amanecer del castillo y ya se ha puesto el sol. Si caminar por el bosque durante unas ocho quizá nueve horas, aparte del combate, no es suficiente para cansarte... 

Entre la maleza, donde se había movido aquél ser, un rayo de clara luna iluminó con claridad el suelo. Pudiste ver entonces que se había tratado de una liebre la que había hecho el ruido.

Pero como digo, puedes pasarte las reglas por... ahí, que para eso eres el DJ.

Exacto.

Tras un rato siguiendo el rastro, la claridad de la luna se ve seriamente mermada por los árboles. Estáis en lo mas profundo del bosque sin ningún tipo de luz, comida o agua. La temperatura desciende bajo cero y la nieve comienza a caer.

Genial, simplemente genial. Hacía tiempo que había dejado de pensar en llevar algo de regreso y había comenzado a preocuparme por el hecho de que íbamos a pasar la noche al raso en pleno invierno.

- Debemos regresar.

Aseguro al grupo con la esperanza de que, aunque regresáramos sin nada más que el regalo perdido, al menos regresaríamos, que era más de lo que nos esperaba de permanecer en el interior del bosque.

Zhuo trató de cazar la liebre con un rápido golpe de su ono... para luego volver con los demás.

— Omatase shimashita. Si, regresemos.

-Hai... -Asintió el samurái grulla-. Estoy de acuerdo. No merece la pena morir en deshonor así. 

Hacía tiempo que había abandonado sus movimientos para entrar en calor y se limitó a frotarse el cuerpo intentando encontrar sus últimas reservas de calor.

Si, estaba claro que debíamos volver. La verdad es que nadie esperaba que cazáramos nada, así que no iba a ser nada extraño.

-Estoy de acuerdo con vosotros. Regresemos. Una hoguera y algo de comida nos espera.-