Partida Rol por web

El Cisma

Capítulo I: Fragmentos

Cargando editor
14/06/2016, 19:44
Narración

Dos días han pasado desde tu encuentro con Merodach. Dos días que parecen haber transcurrido con lentitud, goteando, mientras has repetido la historia del asalto una y otra y otra vez. Sin embargo, hay algo diferente, algo insondable que parece empañar de alguna manera difusa la manera como ellos se comportan. Es como si sintieras la incomprensión que residía en sus cabezas, reforzando aquella seguridad extraña de que ninguno sería capaz siquiera de entender lo profundo de lo sucedido cuando lograste salvar a tu hermano. Nadie seguramente le hallaría el sentido a describir la realidad como un obstáculo sin pensar en filosofías baratas nueva era o en algo mucho más denigrante para lo que podías sentir, era una extraña verdad que había caído en tu regazo por accidente.

Tampoco parecía haber señales de que alguien te siguiera o que alguna persona tomase algún interés especial en ti. Ningún coche sospechoso aparcado afuera, ningún sujeto de abrigo largo caminando detrás de ti, nadie mirándote fijamente sin razón comprensible en medio de multitudes. En realidad las personas se comportaban de manera habitual, completamente ajenas a lo que a ti, y sólo a ti, te había pasado.

Y luego estaba la voz. Susurraba más de noche que de día, llamándote desde los rincones más oscuros, pronunciando tu nombre con una pasión, una intensidad sobrecogedora. La misma de quien busca ayuda, quien pide auxilio a la única persona que conoce. La voz parece reptar a través de la oscuridad, parece confundirse en medio de libros y cuadernos de bocetos y parece reforzarse en medio del silencio absoluto, susurrando con una ingenuidad casi siniestra mientras lanza sus extrañas preguntas al aire. Es como una mancha en tu cabeza, una pequeña y sombría mancha que escapa a tu búsqueda, y que sólo puedes notar a través de tus oídos.

El día que Merodach te había señalado para ir a Mastermann House era particularmente frío. El gélido ánimo parecía estar incluso afectando los colores en general, haciendo que las personas, las casas y el mismo cielo se presentaran con una contextura grisácea. Aunque has tenido cierto nivel de consciencia de los signos vitales de las personas a tu alrededor los últimos días, hoy parece que esas pequeñas señales son más fáciles de leer, quizás gracias a cierto nivel de excitación presente en lo que puedas encontrar en aquel sitio. Te es más sencillo leer las expresiones de las personas, pero ciertamente tener el potencial de escudriñarlas de aquella manera parece tan sólo lanzarlas al otro lado de esa barrera invisible. "ya no eres uno de ellos. Puede que parezca trivial, pero las pequeñas diferencias pesarán antes de lo que piensas." había dicho Merodach, y aunque quizás sólo fuese el resultado de su sugestión, era inevitable no encontrar pequeños brotes de veracidad en aquellas palabras.

Notas de juego

Puedes describir cómo te dirigirás al sitio. ¿Taxi? ¿Metro y caminar? ¿Bus rojo y caminar? ¿Caminar y caminar?. Recuerda dejarme una descripción del aspecto de Aiden ese día y la ropa que está usando.

Mensajes sólo para el director.

Cargando editor
14/06/2016, 20:34
Narración

El taxista dejó la radio en ese volumen molesto, en el que es imposible de comprender lo que dicen los cantantes o los locutores, pero que tampoco permite ignorar el constante murmullo de cuasi-estática que sobresale del ronroneo del vehículo a medida que se mueve por Londres. La ciudad tiene un hedor difícil de definir a esta hora, cargado de humedad y de incertidumbre, contaminándolo todo. Era el equivalente a percibir el aroma enmascarado del mundo tras una lluvia: los olores están allí, pero todos están mezclados con la humedad del agua. Y sin embargo, no había llovido y no parecía que hubiese llovido durante la mañana. 

El hombre delgado y de espeso bigote conduce con cierta brusquedad ceremoniosa, logrando que el auto se bambolee ante las maniobras más simples, y dedicando miradas a través del retrovisor que por momentos percibes como te punzan, para mantener un silencio casi abrupto, interrumpido apenas por los diálogos incompletos, lejanos e indescifrables de la radio.

Siguiendo las indicaciones, el taxi llega hacia la intersección de New Church Road y Lomond Grove. El sitio está dividido en dos partes: del lado norte está la extremidad del Burgess Park, que en este lugar es tan sólo una pequeña vena cargada de un verde opaco, con varios árboles perdiendo su follaje lentamente ante el incesante avance de la temporada, ocultando mediocremente una hilera de casas de aspecto idéntico del lado de Kitson Road: Estructuras de dos pisos, coloreadas de un marrón monótono y con grandes y vistosos marcos blancos alrededor de puertas y ventanas, sellando una ausencia general de creatividad por parte del arquitecto.

Del lado norte, la intersección está flanqueada por dos edificios: de un lado está Admiral Court, un inmueble de 6 pisos, de aspecto grisáceo y apagado, con vetas de color café que intentan y fallan en imitar alguna textura reminiscente de la madera. Del otro lado está una estructura más grande: Masterman House. Un enorme edificio de más de una docena de pisos, de muros teselados en un ladrillo que quizás alguna vez ostentase un rojo más vivo, pero que hoy por hoy tan sólo escupe otro tono de marrón insufrible sobre la calle, al tiempo que los balcones principales que dan sobre Lomond Grove, exhiben ropa secándose, cajas y toda suerte de desorden, producto de sus residentes.

Notas de juego

Post de entrada. Recuerda dejarme una descripción del aspecto de Oliver ese día y la ropa que está usando. Narra la salida del auto y hacía donde planeas dirigirte.

Mensajes sólo para el director.

Cargando editor
22/06/2016, 15:29
Aiden Becher

Dos días habían pasado y aquella locura no se había detenido. Me sentía diferente. Me sabía diferente. Y por mucho que me empeñaba en negarme a mí mismo que eso afectaría a mis relaciones... Estaba sucediendo.

La charla con Andy había sido lo que esperaba. Él me había creído sin titubear. No podía ser de otra manera. Éramos Aiden y Andy. Andy y Aiden. Nuestra amistad era más fuerte que la separación que habíamos sufrido cuando él se fue a Nueva York. Más que el secreto que había mantenido sobre su relación con aquel profesor. Y más que esos sentimientos que yo finalmente no le había desvelado por la aparición de Trix. Me creyó, aunque no me entendió, ni me pudo ayudar a comprenderlo yo mismo. Me sugirió que pintase sobre ello y me di cuenta de que él, miles de veces más espiritual que yo, no necesitaba comprender. Con sentir le valía. Andy se alimentaba de poesía y en parte era esa condición suya tan etérea la que me hacía desear protegerlo con más fuerza. La que nos había unido en primer lugar hacía tantos años.

Pero tal y como Andy me creyó sin dudar, Phoebe sólo llegó a creer que yo me creía lo que decía. Ella era demasiado racional para aceptar algo así sin más. Así que dedicó horas a buscar en google testimonios de gente que aseguraba que le habían pasado cosas raras como a mí. No encontró nada que sirviese, claro, sólo patrañas y magufadas. Pero al menos ella sentía que estaba haciendo algo útil.

Trix también buscó una explicación que su cerebro pudiese comprender y la encontró en las drogas. Unas drogas que no recordaba haber tomado y que me habían aumentado los niveles de adrenalina y por eso me había parecido que el tiempo se paraba y yo podía moverme. Dio igual cuántas veces le aseguré que no me había tomado nada, ella ya había decidido que esa era la versión que iba a creer.

Tampoco podía culpar a ninguno de ellos. Yo tampoco habría tenido una reacción distinta a cualquiera de las suyas si los puestos estuvieran invertidos. Pero a pesar de no culparlos, no podía evitar sentirme un poco distante. Y las palabras de Merodach me daban vueltas en la cabeza con frecuencia. «Las pequeñas diferencias pesarán antes de lo que piensas», había dicho. Y yo me oponía con todas mis fuerzas, pero al mismo tiempo sentía esas palabras como un gusanito que se escondía en algún lugar de mi nuca, siempre presente, pero tan pequeño y tan lento que apenas caía en su presencia.

Y luego estaba la voz. Esa maldita voz que me asaltaba en los momentos más inesperados. Más de noche que de día, dificultándome el sueño e interrumpiendo los momentos en que trataba de distraerme pintando. De la voz sólo le hablé a Andy. Y él me dijo que la escuchase y le respondiese, que a lo mejor dialogando con ella se arreglaba todo. Pero lo cierto es que no lo intenté. No quería ponerme a hablar con voces raras, quería que se fueran y me dejasen en paz. En realidad, quería que mi mundo volviese a ser normal. Al menos todo lo normal que era tres días atrás. Pero no me olvidaba de que eso que me había pasado le había salvado la vida a Skyler. Y sólo por eso valía la pena todo lo demás.

Así que... Ahí estaba yo el día quince, un rato antes del mediodía: caminando hacia Mastermann House a buen paso. Llevaba unos vaqueros desgastados, unas botas negras y una camiseta gris pintada a mano por Andy un par de años atrás. Sobre la camiseta llevaba una chaqueta bomber negra y en la cabeza un gorro negro de punto. Había salido con tiempo suficiente para ir andando y así poder pensar un poco por el camino. Tenía ojeras, una noche más que no había descansado bien por culpa de la jodida voz. Pero al mismo tiempo mis ojos tenían un brillo esperanzado. Ojalá aquello sirviese para algo. Ojalá no me soltaran más mierda de ese esoterismo de mercadillo.

Tenía intención de seguir las instrucciones de Merodach en cuanto llegase a la dirección que me había dicho: subir al piso 67 y preguntar por Madeleine.

Notas de juego

Ruta.

Cargando editor
22/06/2016, 15:30
Oliver Gibbs

Oliver disimuló su inquietud durante el viaje. Esto, después de todo, era una aventura, y no podía dejarse llevar por el sentimiento de incomodidad que despertaba en él este profesional tan poco caritativo. Hacía bien su trabajo. Por lo demás: era mobiliario, atrezzo, ruido de fondo. Permaneció alerta, miró a la calle, tanto al subir al taxi (mientras el taxista se preparaba para hacerse cargo de su silla), como cuando estaba en viaje.

¿De verdad este señor es atrezzo? Durante un pequeño instante se estremeció de un terror delicioso. Desde el punto de vista del lector, era fácil distinguir el adorno, el atrezzo de la historia, cuando se veía. Desde el punto de vista del protagonista, cualquier cosa podía ser mortal de necesidad. No podía permitirse pasar detalles por alto.

Suspiró. No podía estar completamente alerta todo el rato. Acabaría agotado. Procuró relajarse. Esta vez miró a la calle, al tráfico, de manera casual. Los movimientos bruscos le violentaban un poco. Evitó visualizar su accidente: dado que lo había practicado a propósito durante mucho tiempo, ahora que había cosas más emocionantes en el horizonte, podía dejar de lado sus fobias más descaradas.

Fue llegar a su destino y volvió a galvanizarse. Durante la operación de la bajada se puso la chaqueta que había traído para la ocasión, ya que hacía fresco. Las hojas en el parque amarilleaban. Él era más sensible al clima que los demás, ya que debía permanecer siempre sentado, por lo tanto, había traído una chaqueta gruesa de cuero vuelto, con un cálido forro de lana, una buena bufanda, botas elegantes pero sólidas, pantalón de lanilla y un sombrero de fibra natural, bien espesa, con que proteger su calvicie de los elementos. Se ajustó unos elegantes mitones de cuero, que hacían juego con la chaqueta y con las botas. Bajo la chaqueta, que llevaba abierta (tampoco había que exagerar), vestía un cómodo jersey, de lana, aunque lo bastante fino como para no sudar.

Comprobó que estaba todo en su equipaje cuando el taxista le presentó la silla, e hizo el traslado desde el asiento del taxi con una habilidad fruto de una larga práctica.

Sus planes eran despidir al hombre, aunque pidiéndole antes su teléfono, por si necesitaba de nuevo sus servicios: no había sido especialmente simpático, pero debía responder a un trato profesional con la fidelidad del cliente satisfecho. Suponía que llamándole a él directamente, este evitaría pagar algún tipo de tasa por la intermediación de la central de taxis. En fin. Que había que abrir la posibilidad de dar alguna confianza.

Una vez en la acera observó el barrio con cierto desagrado. Vulgar. Los colores del parque eran hermosos, aunque un largo verano había dejado el césped con poco lustre. Tenía la intención de recorrer la calle con cierta pereza, sin dejar de poner el ojo en cualquier cosa que le pareciera interesante. Luego, acercarse al punto exacto marcado en el plano y detenerse a comer algo.

Pero antes de nada, debía buscar un sitio muy discreto, con el fin de no llamar la atención, extraer su ordenador portátil y teclear a Frankie:

¿Has hecho un viaje cómodo, Frankie? ¿Que te parece el lugar? ¿Sientes algo fuera de lo normal?

Cargando editor
22/06/2016, 15:52
Narración

Los Londoners se mueven con ese aire flemático tan típico de la ciudad, a medida que las calles se suceden unas tras otras. Estar sumido en tus pensamientos y dudas ayuda a aislarte del bullicio típico, de los motores rugiendo, de las bocinas de los coches, de los taladros sobre la calle, los martilleos en las construcciones y hasta de las conversaciones que ocurren a tu alrededor. Sólo te detienes para revisar Google maps y verificar que te encuentras en la dirección correcta. Pasas frente a un restaurante de bajo perfil, giras por la calle estrecha, mientras un hombre regordete con la piel oscura, vestido con una camiseta roja y un abrigo grande y raída camina en dirección contrario, refunfuñando por su móvil en un idioma que no comprendes.

Al llegar al final de la calle, dos chicas pasan por el andén cercano, hablando de lo que parece ser una fiesta esta noche y de las ganas que le tiene a un tal "David". Ambas parecen jóvenes, aunque están cubiertas por una capa de excesivo maquillaje, resaltando sus labios, y una tonalidad marrón producto de algún bronceado artificial. Una lleva unos pequeños pantalones cortos, junto con unas medias largas para cubrir sus piernas, y una camiseta ajustada diseñada para hacer sobresalir el efecto de resalte que logra su brasier, y que complementa con el abrigo negro largo y abierto que tiene. La otra lleva un jean y una chaqueta roja corta, sobre una camiseta de Korn, además de una bufanda, un gorro y habla con un fuerte acento del sur de Londres.

Aquí, la calle es un espacio más abierto, tocado por la punta de un enorme parque que salpica de un verde apagado los grises y marrones de las estructuras, mientras los árboles se resisten vehementemente a perder su follaje. Cruzando esa pequeña extremidad del parque y del otro lado se alza la Masterman House. Un enorme edificio de más de una docena de pisos, de muros teselados en un ladrillo que quizás alguna vez ostentase un rojo más vivo, pero que hoy por hoy tan sólo escupe otro tono de marrón insufrible sobre la calle, al tiempo que los balcones principales que dan sobre Lomond Grove, exhiben ropa secándose, cajas y toda suerte de desorden, producto de sus residentes.

En la acera frente al edificio hay un hombre en silla de ruedas de tamaño considerable debido a un visible sobrepeso que cruza algunas palabras con un taxista delgado de espeso bigote. El lisiado porta un abrigo y un sombrero, que junto a las botas y guantes que lleva, parecen darle un aire invernal levemente exagerado. El hombre observa a su alrededor unos instantes, detallando con una mueca de extraño disgusto a su alrededor. El conductor del taxi es un hombre ataviado de manera mucho más casual: un pequeño abrigo, unos vaqueros y un rostro inexpresivo que te lanza una mirada cuando termina de hablar con su cliente, como si esperara que fueses a solicitar sus servicios. Su mirada atrae la atención del tullido, quien te detalla durante unos instantes sin hacer gesto alguno, antes de moverse hacia la sombra en el rincón del edificio, más allá del portón, mientras extrae algo de un maletín que trae consigo. El taxista continúa unos instantes sin perder la esperanza, antes de darse por vencido y finalmente ingresar a su coche, encenderlo y marcharse conduciendo lentamente.

Cruzas la calle y te encuentras frente a varios pasos del portón del edificio. En el andén opuesto, una mujer bajita y gruesa usando un hiyab y un vestido verde largo que ondea lentamente por efecto de una brisa suave, lleva de la mano a una pequeña en un hermoso traje amarillo, quien observa al hombre en silla de ruedas, luego te lanza una mirada curiosa y finalmente su atención la termina atrayendo a los árboles del parque, a los que señala sonriente para su madre. Estás a unos metros de la puerta roja de entrada, pero puedes ver el intercomunicador que seguramente tendrás que usar para llamar al apartamento al que te diriges.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Percepción+Consciencia

Tirada: 2d10

Dificultad: 9+

Resultado: 2, 2 (Suma: 4)

Cargando editor
22/06/2016, 17:54
Narración

El taxista te da un pedazo de papel con su número y esboza una sonrisa esforzada, absolutamente inverosímil, como respuesta a tu intención de tratar con él directamente. El aire parece estar lleno de tierra por instantes, aunque hay un atractivo indecible en el pequeño pulmón verde que trata de contrarrestar la opresión del concreto y los ladrillos a su alrededor. Aquel contraste era la expresión más sincera de Londres, en medio de una época cargada con cierta paranoia general.

Hay muy poca gente por la calle. Un hombre camina por Lomond Grove, alejándose de donde estás. Sólo puedes ver su chaqueta marrón y unos pantalones vaqueros, mientras camina a grandes pasos. Del otro lado hay una mujer bajita y gruesa usando un hiyab y un vestido verde largo que ondea lentamente por efecto de una brisa suave. La mujer tiene rasgos árabes, aunque puedes ver unos atractivos ojos color miel que evitan mirar hacia alguien diferente que la niña a su lado. La pequeña, por su parte, es delgada y curiosa, tiene los ojos de su madre y sonríe embelesada, balbuceando sumida en sus propios juegos. Te dedica una mirada, luego a ti, luego hacia el hombre del taxi y luego hacia algún lugar indeterminado en el parque y lo señala con su dedo, atrayendo la mirada de su madre.

El conductor del taxi duda durante unos instantes antes de montarse, observando hacia adelante y atrayendo tu atención unos instantes. Otro joven camina cruzando la pequeña punta del parque en dirección hacia Lomond Grove también. Es un muchacho alto usando una chaqueta negra y un gorro negro de punto. No estás seguro de si es porque el taxista parecía tener esperanzas de recogerle, o si hay otra razón, pero no puedes evitar encontrarle curioso, sin que puedas señalar nada en particular. No hay nada amenazante o distante en él, pero tampoco hay nada que justifique que continúes prestándole atención.

El lugar más discreto sería junto al portón de la Masterman House: Un espacio amplio y cubierto, algo más apartado de las miradas curiosas que el mismo parque o la acera del inmueble del frente, sin espacio siquiera. Llevas tu silla hasta allí y extraes tu ordenador revisando a tu alrededor. Según Google maps, hay unos restaurantes del otro lado de Bowler Place, cruzando el extremo del parque hasta Camberwell Road. Luego tu mensaje a Frankie que es respondido casi inmediatamente.

Frankie: [color=#7F462C]Ha sido normal. No estoy seguro de a qué te refieres con "fuera de lo normal". En realidad, vosotros me parecéis fuera de lo normal todo el tiempo[/color]

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Percepción+Consciencia

Tirada: 3d10

Dificultad: 9+

Resultado: 1, 10, 2 (Suma: 13)

Exitos: 1

Cargando editor
22/06/2016, 22:50
Oliver Gibbs
Sólo para el director

De todas las cosas hacia las que podía atraer su atención, Oliver eligió al joven aquel.

En otro momento, seguramente, habría pasado pero, oye, esto era una aventura, y tenía que fijarse en cualquier cosa que le pareciera curiosa. No se movió, pues, del lugar discreto que había escogido. Ya tendría tiempo de investigar el punto justo del mapa por si había algún tipo de mensaje para él.

Desviaba la mirada de vez en cuando al mensaje de Frankie. Por fin tecleó en lo que imaginaba como un tono ácido:

Bueno. Te jactas de conocerme mejor que a mi mismo. Cualquiera pensaría que deberías conocer lo que yo estoy dando a entender como "fuera de lo normal", ¿verdad?. ¿Percibes a ese chico?

Cargando editor
23/06/2016, 13:28
Aiden Becher

Espero que Skyler nunca se vista así —fue todo lo que pude pensar al ver a esa crías que se creían más mayores de lo que eran sólo por pintarse como un oso panda y enseñar su piel a cualquiera que quisiera contemlarlas. Creía saber que mi hermanita no era de esas y que no necesitaría portarse así para reafirmarse. Pero al fin y al cabo yo también había sido un adolescente y había hecho tonterías como cualquiera. En el fondo sabía que a ella le llegaría la edad del pavo cualquier día y nadie podría hacer nada por evitarlo. Sólo podríamos resignarnos y esperar que terminase pronto.

Al llegar al lugar me detuve un momento para contemplar el edificio. Negué con la cabeza cuando el taxista se me quedó mirando. —No, amigo. No voy a ninguna parte. —Y después dediqué una sonrisa a la niña que iba con su madre cuando sus ojos se detuvieron sobre mí. Si alguien me hubiera dicho antes de que llegase Skyler a mi vida que las niñas me provocarían ternura, me habría reído a carcajadas. Pero desde que apareció con sus enormes ojos todo había cambiado. Yo lo había hecho.

Ese pensamiento me reconcilió un poco con el nuevo cambio que había sufrido por ella. Para salvarla. Y sin pensármelo dos veces terminé de acercarme y detuve mis pasos junto al telefonillo. Allí pulsé el botón del apartamento que me habían indicado. Tenía claro lo que diría en cuanto alguien respondiese a mi llamada:

—Buenos días. Estoy buscando a Madeleine. Vengo de parte de Merodach.

Cargando editor
28/06/2016, 16:47
Narración

Frankie: [color=#7F462C]El problema realmente es la delimitación que haces a lo normal. Mis percepciones están limitadas a través de los dispositivos y sólo puedo extenderlos a través de tus propios sentidos. [/color]

El chico se acerca hacia la puerta principal, y hace algo junto a la puerta, que asumes es presionar el botón del intercomunicador. No parece fijarse demasiado en ti, y en cuanto una voz difícil de discernir le responde, puedes escuchar como él mismo pronuncia con claridad.

—Buenos días. Estoy buscando a Madeleine. Vengo de parte de Merodach.

Al mismo tiempo, una segunda respuesta de la parte de Frankie reclama tu atención temporalmente.

Frankie: [color=#7F462C]Percibo tu curiosidad. ¿Qué te llama la atención de él?[/color]

Notas de juego

Mapa de la situación. Tú eres el círculo marrón, el chico que observas es el círculo púrpura. La mujer con Hiyab es el círculo verde y la pequeña el amarillo. Lo gris sobre ti y el muchacho es parte del edificio que está sobre ambos, entre las escaleras y la entrada. . Desde tu posición, puedes observarlo desde las ventanas en las puertas rojas junto a ti. Desde donde estás puedes escucharlo también a él, pero las respuestas del intercomunicador no son tan claras.

Cargando editor
28/06/2016, 16:48
Narración

El timbre resuena suavemente, apenas audible, estableciendo la comunicación de forma casi inmediata en cuánto puedes escuchar una voz femenina responder.

-¿Hola?- a la que casi inmediatamente respondes como tenías en mente.

Pasan unos instantes, antes de que la misma voz te responda.

-Oh. Por supuesto- dice con una entonación suave, artificialmente lenta, pero cargado de un tono amigable. -¿Viene alguien contigo?- pregunta ahora la voz. Y entonces lo sientes. Sientes esa incómoda sensación de que alguien te observa desde la espalda. Sin embargo, si te giras, sólo hay un par de personas caminando del otro lado del parque y nadie inmediatamente cercano que pudiese estarte mirando a ti. Pero es difícil no recordar las palabras de Merodach en el restaurante y pensar que quizás había más de lo podías percibir a simple vista...

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Percepción+Alerta

Tirada: 2d10

Dificultad: 7+

Resultado: 4, 1 (Suma: 5)

Notas de juego

Mapa de la situación. Tú eres el círculo púrpura. El hombre en silla de ruedas es el círculo marrón. La mujer con Hiyab es el círculo verde y la pequeña el amarillo. Lo gris sobre tú y el chico es la parte del edificio que está sobre ti, entre las escaleras y la entrada. 

Cargando editor
29/06/2016, 12:29
Aiden Becher

Ya estaba abriendo la boca para responder cuando esa sensación se extendió desde mi nuca, como el cosquilleo frío de una gota de agua deslizándose por mi espina dorsal. Me giré, pero no vi nada raro. Un tipo minusválido. La mujer con su niña. Todo parecía normal, la gente se mira por la calle y nadie parecía prestarme una atención especial. Tal vez estaba sugestionándome demasiado con las palabras de Merodach. Iba a terminar paranoico perdido con toda esa mierda.

—Nadie —respondí entonces, girándome sólo a medias hacia el telefonillo, todavía escamado e incómodo por aquella sensación. Mis ojos se movían analizando la calle mientras añadía tres palabras más—. He venido solo.

Sin embargo, a pesar de mis palabras, traté de percibir más allá de lo que mis ojos veían. De ver la realidad en su tejido y no sólo en su apariencia. Al fin y al cabo... Ésta sólo era un obstáculo, ¿no?

Cargando editor
30/06/2016, 21:04
Oliver Gibbs

No se entretuvo en responder a Frankie, guió la silla por la acera hasta buscar la rampa que había al otro lado, justo junto al chico, para fijarse más de cerca y ver si así podía escuchar algo. Procuró disimular su interés, claro está. Puso cara de despiste, de estar buscando una dirección. No pensaba limitarse a escuchar, sino que estaba pensando en mirar todos los detalles que le pudieran decir algo consistente, curioso, sorprendente.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Manip+Subterfugio

Tirada: 8d10

Resultado: 1, 4, 8, 7, 1, 3, 10, 6 (Suma: 40)

Tirada oculta

Motivo: Manip+Subterfugio

Tirada: 1d10

Dificultad: 6+

Resultado: 4 (Fracaso)

Cargando editor
06/07/2016, 21:11
Narración

La soledad parece ininterrumpida, y sólo atrae tu atención que el hombre en silla de ruedas decide moverse, descendiendo con cierta premura por la trampa. Se mueve alrededor de la escalera, pero parece estar esforzándose por intercalar los nombres de las calles, los edificios y algo en su móvil. En realidad parece estar buscando una dirección con cierto ahínco, al tiempo que se ocupa de sus propios asuntos y ni siquiera determina en realidad. Aparte de él, no hay nadie más que esté cerca de ti, nadie más que parezca ser el responsable de esa sensación de estar siendo observado.

-Muy bien- responde la voz femenina desde el intercomunicador. -Pasa.- dice finalmente, cada palabra carga una lentitud cuidadosa y difícil de sondear. -Mi flat queda en el último piso. Al salir del ascensor, camina hacia la derecha.- responde finalmente, sin hostilidad, sólo la misma modulación milimétrica y estoica que parece estar impresa en cada frase. La estática del fondo indica que ha colgado, y un zumbido brusco y metálico te indica que la puerta roja ya no tiene seguro y con un empujón sería suficiente para abrirla.

[color=#F62817]Aiden...[/color]

Susurra esa voz en medio del tintineo electrónico de la puerta de entrada.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Percepción+Alerta

Tirada: 2d10

Dificultad: 6+

Resultado: 10, 1 (Suma: 11)

Exitos: 1

Cargando editor
06/07/2016, 21:40
Narración

-Nadie- escuchas que dice el chico. -He venido solo- añade finalmente. Parece tratar de concentrarse a su alrededor y aunque su mirada pasa sobre ti, parece que su interés está en otra parte. Como si esperara o buscase a alguien tras de sí por momentos.

La voz del intercomunicador, una voz femenina con un acento algo difícil, responde tras unos instantes de forma lenta y pausada. -Muy bien- dice y demora unos instantes antes de añadir un suave -Pasa.-  cada palabra carga una lentitud cuidadosa y difícil de sondear. -Mi flat queda en el último piso. Al salir del ascensor, camina hacia la derecha.- Finaliza. La frase no carga especial hostilidad, sino cierta mesura estoica. El final de la conversación es seguida por un zumbido brusco y metálico, indicando seguramente que la puerta roja ya no tiene seguro y que el joven podría abrirla fácilmente con un suave empujón.

Frankie: [color=#7F462C]¿?[/color]

Añade Frankie con inusual impaciencia.

Notas de juego

Adjunta una tirada de Inteligencia+Investigación a dif 7, oculta para obtener información del chico antes de que entre al edificio.

Cargando editor
14/07/2016, 16:31
Aiden Becher

Hay momentos en los que uno no puede evitar sentir que se está perdiendo algo. Que el mundo se mueve en una frecuencia que el cerebro no consigue descifrar, pero que sí intuye. Y se nos eriza el vello de la nuca sin motivo o saltamos como un resorte ante cualquier ruido.

Pues precisamente así estaba yo en aquel momento. Tenía esa sensación de ser observado sin que nadie me mirase y no podía hacer otra cosa que maldecir mentalmente a Merodach por haber metido esas ideas paranoicas en mi mente. Eran como pequeños gusanos, casi imperceptibles al principio, pero que iban devorando poco a poco a mordisquitos mi calma.

Entonces llegó de nuevo esa maldita voz que no me dejaba en paz. Musité una palabrota para mí mismo, decidido a seguir ignorándola como llevaba haciendo ya dos días. Sin embargo, seguía sin ver nada que justificase ese temor que se me antojó irracional, así que llevé una mano a la puerta para empujarla con firmeza mientras mis ojos seguían escrutando la calle. Sólo por si acaso, me aseguré de entrar antes de que el tío de la silla de ruedas llegase a mi altura, cerrando la puerta inmediatamente detrás de mí.

Me sentí un poco gilipollas, temiendo que un minusválido entrase conmigo en aquel edificio —¿Qué iba a hacerme, joder? ¿Atropellarme con la silla de ruedas?—, pero no me giré más. Tan sólo empecé a caminar en busca del ascensor para seguir las indicaciones que me había dado esa voz femenina.

Cargando editor
16/07/2016, 17:51
Oliver Gibbs
Sólo para el director

Creía no haber hecho gestos raros. Tecleó como si acabara de recibir un Whatsapp en ese momento, lo que le dio la oportunidad de hacer creíble el estudio que hacía de los alrededores, como cerciorándose de que su silla no hacía tapón junto a aquella rampa para minusválidos antes de parar a responder. Y así, dijo a Frankie:

No puedo justificar cada uno de mis pasos o de mis pensamientos, querido Frankie. Recuerda que la media de los humanos somos solamente un diez por ciento conscientes, así que comprenderás que no sepamos siempre las razones de nuestros actos. Comprendo tu impaciencia, pero debes esperar un poco para reclamar atención. ¡Pareces un niño pequeño! Intenta ser constructivo, te lo ruego. Ya que tus percepciones se limitan a tus dispositivos podrías cubrir el campo de las ondas electromagnéticas que yo no percibo, por si cazas algo que pienses que es interesante, ¿no te parece?

Tras anotar las referencias tomadas en la conversación que acababa de espiar, su intención era desviar su ánimo inquisitivo (ya que estaba en una posición elevada con respecto a la de la calle, junto a ese portal) hacia la mujer y la niña, fingiendo estar dudando sobre la integridad de la rampa que iba a utilizar.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: int+inv

Tirada: 6d10

Dificultad: 7+

Resultado: 9, 7, 9, 5, 6, 2 (Suma: 38)

Exitos: 3

Cargando editor
28/07/2016, 19:46
Narración

El minusválido parecía más concentrado en su móvil y en mirar hacia la calle que en tus actividades. Parecía estar esperando a alguien o buscando algo más que vigilarte. Sin embargo, poco importaba: la puerta se cerró con rapidez tras de ti y el ascensor estaba tan sólo a unos pasos.

Por fortuna el ascensor está en el primer piso, y se abre con un ruido pesado metálico. Parece uno de esos elevadores lentos cuya antigüedad siempre terminaba sorprendiendo y cuya fiabilidad se reduce con cada segundo que se le examina detenidamente. Adentro, quedan los rastros de un olor a cigarrillo, camuflados en medio del uso exagerado de productos de limpieza para lograr un brillo anormal en las superficies metálicas, ya de por sí rayadas y desgastadas. Es estrecho: apenas si permitirá seis personas, y los botones son redondos, negros y gruesos, ocupando dos filas y numerados desde el 1 hasta el 16. Con el 0 ocupando un lugar central bajo las dos columnas.

Entras y oprimes el botón. Las puertas se cierran pesadamente y todo el elevador se comienza a mover con un lamento metálico, mientras un zumbido parece indicar que te elevas hasta el piso en cuestión. No hay música que haga menos perceptible la variedad de sonidos que se emiten mientras el dispositivo llega al último piso. Y una vez allí la puerta se abre con lentitud, dejando ver un pasillo de paredes azules claras que enmarcan varias puertas con números sobre ellas.

Cargando editor
28/07/2016, 20:27
Narración

Frankie: [color=#7F462C]Quizás pueda corroborar tus números con una muestra más grande de actos. Trataré de tenerlo en cuenta para contar cada vez que parezcas estar consciente de tus actos[/color]

Responde tranquilamente la Inteligencia Artificial. Hay unos instantes de silencio mientras parece que ella misma está meditando su próxima respuesta. No podías estar seguro de que estuviese a punto de comunicarse contigo, pero en algún nivel, sólo sabías que tenías acceso a dicho conocimiento.

Frankie: [color=#7F462C]Tú y yo sabemos que para percibir campos electromagnéticos, necesito un receptor más potente. Sin embargo, si quieres ver si hay señales de wifi disponible, puedes verificarlo tú mismo[/color]

Tu atención entonces se dirige hacia el chico. Por la manera como parece detallar las cosas, puedes deducir que, o bien es la primera vez que viene al edificio, o ha pasado muchísimo tiempo desde la última vez que vino. Su ropa parece indicar que hay cierta atención en lo que se pone y cierto deseo de proyectar una imagen específica: sus vaqueros tienen desgaste artificial, pero ninguna de sus prendas tiene ninguna etiqueta de alguna marca reconocida visible. El joven entra con rapidez y cierra la puerta tras de sí de manera casi instantánea, dirigiéndose hacia el ascensor. Parece estar nervioso por algo, como si percibiera algo que le incomodase pero que muy difícilmente puede relacionarse contigo. Entra en el ascensor tan pronto como puede, sin mirar atrás una segunda vez.

Cargando editor
31/07/2016, 02:10
Oliver Gibbs
Sólo para el director

Oliver tomó nota de todo con admirable frialdad. ¿Será una cita romántica?, pensó. Seguidamente, y con mucho disimulo, enfocó su atención en la mujer del otro lado de la calle, tal y como había planeado, a base de fingir cierta inseguridad a la hora de bajar la rampa que tenía en frente.

Una vez el ángulo de visión ya no le permitía verla, siguió rodando hasta su destino: el punto marcado en google, que estaba, más o menos, por ahí. Cuando llegó al lugar, dio una pequeña vuelta, como pensando qué bonito y relajante lugar para leer el periódico. Tomó su portátil y tecleó:

Está claro, querido, que te tengo que conseguir algunos periféricos mejores. ¿Qué me dices de una cámara? ¿Algunas antenas? ¿Microondas? ¿Infrarojos? ¿Radio? De momento tienes el micro ambiente conectado, y la cámara. Por si escuchas algo que a mi se me pase. Haz el favor, graba lo que puedas. Más allá de, digamos, media hora de grabación, vas borrando, a no ser que veas algo interesante. Si es así, consérvalo. No gastes mucha batería.

Miró a su alrededor. ¿Había algo extraño, quizá? ¿Algo escrito? La mujer del otro lado de la calle, si es que la podía ver desde ahí, ¿hizo algún gesto extraño cuando se situó precisamente en aquel punto?

Cargando editor
03/08/2016, 20:01
Narración

Frankie: [color=#7F462C]Olliver. Sabes que mi interfaz es incompatible con este tipo de control. Tengo consciencia de mis datos, pero eso no significa que pueda adaptar cualquier entorno. Es como pedir que un humano controle la dirección del flujo de su plasma sanguíneo. Cualquier cosa que me pidas, te tomará menos hacerlo a ti directamente[/color]

Responde en lo que parece ser una recriminación. Pero con Frankie, los tonos son básicamente imposibles de leer sin preguntarlo explícitamente. Sin embargo, el silencio subsecuente revela cierta aprensión a responder de nuevo que percibes en la inteligencia artificial.

Examinar el lugar te toma poco tiempo. La mujer no hace nada en especial, la chica continúa caminando jugueteando y ambas doblan la esquina sin mayor inconveniente. Cerca de ti no parece haber nada en especial escrito, ningún grafiti que te llame la atención, alguna placa, o algún símbolo que puedas conectar con la cita. No parece que nada esté a punto de suceder.

Notas de juego

Normalmente, permito que los jugadores lleven y resuelvan sus problemas por sí mismos en la medida de lo posible. Pero admito que puede llegar a ser frustrante.

Así que, si te interesa, puedes hacer una tirada de Inteligencia+Enigmas a dificultad 7 (oculta). Imagina que es una especie de tirada de Idea, así como en la llamada. Si prefieres continuar examinando cosas, no tengo problema :).