Partida Rol por web

El club de medianoche.

El club se reúne.

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25/04/2010, 16:03
Director

Viernes noche, brilla la luna llena en el oscuro firmamento y un helado viento se filtra por entre los árboles del bosquecillo, causando que a Pablito se le erice el vello de los brazos, mientras apura el paso para no llegar tarde a la reunión. Siguiendo con la técnica de escaparse de uno en uno el hospicio para no llamar la atención de las hermanas, al pequeño le ha tocado salir en último lugar, y ahora, una vez atravesado el precario puentecillo colgante sobre el riachuelo de negras aguas, se ayuda de su linterna para no desviarse de la ruta.

Y es que, debido al profundo terror que el niño siente hacia la oscuridad, cuando cae la noche, la linterna se convierte en su mejor amiga.

Tras un rato sorteando maleza y evitando tropezar con las piedras y raíces, alcanza a ver la imponente casa del árbol donde se reúne cada viernes noche el Club de Medianoche. La casa ya estaba allí mucho antes de la formación del club, incluso mucho antes de que cualquiera de ellos ingresase en el hospicio... quizá la construyesen otros niños que vivieron allí antes que ellos, pero lo que no puede negarse es que el club ha hecho un gran trabajo añadiéndole tablones, barandillas y demás modificaciones, muchas de ellas sin el menor sentido de ser...

Al ver luces en su interior, el pequeño echa a correr y sube trepando por las escalerillas. Arriba le esperan los otros dos miembros del club: Luismi y Olivia. Ésta última siempre tiene que acudir acompañada por uno de ellos a las reuniones, ya que su miedo a los espacios abiertos le asalta nada más atraviesa los muros del hospicio.

Y allí están, impacientes y nerviosos, con ese brillo en los ojos y los rostros sonrientes, deseosos de comenzar la nueva sesión, en la que por cierto, le toca empezar a Pablito contando una nueva historia de terror...

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27/04/2010, 09:19
Pablito

Pablo subió muy deprisa la escalerilla, como siempre, en una carrera contra la oscuridad que le perseguía. Cuando llegó arriba, saludó a sus amigos y ocupó su lugar, jadeante. Sostenía la linterna con manos temblorosas. Era una noche fría y oscura, y empezaba a querer mirar detrás de él por si había algo entre las sombras.

Trató de calmarse.  Se concentró  en  su pesadilla de anoche, la que iba a contar. Sabía que al menos esa historia no era real. Y él no era un gallina.

Enfocó su cara con la linterna y se cegó. Se puso colorado pero disimuló y confió en que los demás no lo notaran… entonces la colocó bien y comenzó.

-Ocurrió en una noche como esta. –dijo, con voz preocupada y mirada inquieta- La luna iluminaba el jardín de la casa, y todos dormían. Bueno… no. Todos no. De pronto se oyó un aullido… ¡Aúuuu, aúuuu! –trató de imitar Pablo- El niño se despertó, y el aullido se paró. El niño se quedó con los ojos abiertos, pero no veía nada. La luz de la ventana sólo iluminaba la esquina de la habitación más alejada de su cama. Lo demás era todo oscuro. -bajó la voz- Y entonces lo oyó: Pum, pum, pum.
Se quedó muy quieto, muy muy quieto, casi sin respirar, para oír mejor. –Pablo calló y puso gesto de escuchar. Movió los ojos a uno y otro lado y esperó. Después continuó- Silencio. El niño respiró, y casi empezaba a sentirse seguro cuando… Pum, pum, pum. Esta vez podía oírlo mejor. Venía del armario. Y otra vez: pum, pum, pum. El niño intentó no gritar y se cubrió por completo con las sábanas. Silencio. El niño esperó y esperó pero no oyó nada más. Sudoroso, se atrevió por fin a sacar la cabeza de debajo de las sábanas, pero seguía sin ver nada en la oscuridad. Y entonces oyó, además del extraño ruido… ¡el chirrido de la puerta de su armario!. – Pablito se removió, inquieto. Recordar la historia así, a pesar de todo, le estaba recordando también el miedo que había pasado. Miró por un ventanuco de la casita, como si esperase que algo fuera a entrar por ella, pero sólo se veía una gran luna redonda. Tragó saliva y volvió a mirar a los demás.- El niño quiso irse corriendo, pero la puerta de su habitación estaba al lado de la del armario, y no se atrevió a moverse. Pum, pum, pum. Lo había oído muy fuerte esta vez, ¡el monstruo estaba cerca...!-dijo Pablo, susurrando e inclinándose hacia los demás con gesto apremiante- ¡¡Aúuuu!! –gritó entonces, tratando de asustar a los presentes, y comenzó a hablar más rápido- En la esquina iluminada apareció un lobo enorme, negro, de ojos rojos y dientes puntiagudos, que le miraba directamente… y empezó a gruñir. El niño se escondió otra vez bajo las sábanas y cerró los ojos. “No es real…” se decía a sí mismo “Es una pesadilla...” –entonces Pablo volvió a susurrar- El lobo se acercaba y las monstruosas patas pisaban con fuerza el suelo de madera… -Pablo golpeó secretamente con una de sus manos el suelo detrás de él, todo lo fuerte que pudo.

Pum, pum, pum.

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27/04/2010, 19:12
Olivia

Otra vez había atravesado aquel oscuro y enorme bosque y aquel frágil y susurrante puente, pero nadie sabía o quería escucharlo. Sólo la pequeña Olivia. A cada paso, los viejos tablones crujían bajo sus pies y el puente se balanceaba con un quejumbroso lamento. Y nadie lo escuchaba, sólo Olivia, pero la pequeña estaba harta. ¿A cuento de qué venía tanta queja? ¿Sólo quería fastidiar como todos los viejos que están solos y aburridos? Pero, ¡pobre puente!, quizá se sentía solo y quizá estaba asustado como ella entre tanta inmensidad y tanta soledad… Fue entonces cuando la pequeña había sentido un escalofrío recorrerle la espalda y la certeza de que allí estaba, porque de eso se alimentaba Aquello, de la inmensa soledad, del grito que nadie escucha porque nadie hay, del miedo sin una mano amiga que apretar, de… Olivia se había aferrado más fuerte a la mano de Luismi y había apretado el paso. En la casa del árbol estarían a salvo, y hacia allí iban.

Allí están ahora. Hace un rato llegaron a la casa del árbol donde se reúnen. Sólo falta Pablito. El Club de la Medianoche. PAllí, protegida por cuatro poderosas paredes de madera y por los fuertes brazos de Luismi, que seguro sabría darle su merecido a Aquello si se atreviera asomar sus narices por las ventanas, pero no. Olivia sabe que Aquello no tolera la presencia de más de una persona ni de paredes que hagan de refugio, porque dos manos unidas sellan la amistad y las paredes envuelven como un abrazo. No, acá no tiene poder.

Olivia sonríe mientras acomoda unos viejos y ajados cojines de color indefinido. Se arrebuja en su campera, hace un frío terrible, ¡si hasta le quedaron los dedos agarrotados!, y abre los labios para preguntarle algo a Luismi, una pregunta que queda inconclusa pues unos leves crujidos en la escalerilla atraen su atención. Es Pablito, quien tras unos rápidos saludos comienza su relato…

"¡Aúuuu, aúuuu!" Un susurro, un aullido. La puerta del armario. Un chirrido. La mirada de Pablito colmada por la plateada luz de la luna. "¡Aúuuu!", otro aullido. Un lobo enorme, negro, de ojos rojos y dientes puntiagudos, que la mira… a ella. La niña se arrebuja en su raída campera y piensa: “Es una historia, es una historia, una tonta historia.” Entonces… ¡Pum, pum, pum!

—¡Ay!susurra Olivia en un gritito ahogado y sus ojos, redondos como dos lunas de miel, escrutan la puerta con una mirada sobresaltada.

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27/04/2010, 23:21
Luismi

Luismi es el mayor del grupo y como tal tiene que aparentar que no tiene miedo, pero no es así. Antes el mayor era Enrique y Luismi se cobijaba, como hoy lo hace Olivia con él, en la figura protectora del prepuber de 10 años, pero un día se fue, nadie sabía donde

Cada vez que pasa por el puente lo hace corriendo, porque sabe que en el riachuelo que pasa por debajo puede haber tiburones, que el otro día salio por la tele que había tiburones que podían nadar en agua dulce, como la de los rios. La oscuridad no le da tanto miedo, y menos si va acompañado, como hoy que iba con la pequeña Olivia.

Pero las historias de miedo...uuuuuuy...le encantan, pero al escucharlas un escalofrio le recorre la espalda, el entorno se vuelve más tenebroso, perdiendo luminosidad y la terrible oscuridad ganándole la batalla a la luz y casi le parece ver en cada sombra los monstruos que aparecen en las historias que él y sus amigos se inventan u oyen y luego repiten en su club de la cabaña.

Cuando pablo da los golpes Luismi medio sonrie...ese truco se lo enseñó él.

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28/04/2010, 13:44
Director

La historia de Pablito, acompañada del viejo truco de golpear el suelo, había conseguido hacer pasar miedo a sus amigos, pero aquellos escalofríos, aquella sensación de pánico mezclado con emoción se quedó pequeña cuando de pronto, de lo profundo del bosque, en la lejanía, resonó un extraño y terrible ruido...

"¡¡¡Aúuuuuuuuuuugggghhh!!!"

Se asemejaba bastante a los aullidos que el niño había incluido en su narración, pero éste era mucho más espantoso y grave. Era un sonido que se filtraba por los oídos y llegaba hasta el corazón, haciendo que éste se encogiese y acelerase por igual...

Una fuerte racha de viento azotó los árboles cercanos, haciendo que las ramas se latigasen con furia entre si por unos instantes, e incluso que la casa del árbol se quejase súbitamente haciendo crujir los tablones que la componían.

Y después, el silencio... inmenso y angustioso...

Notas de juego

Podéis intentar averiguar de qué dirección vino el sonido, para ello, el que quiera tendrá que indicar en su próximo mensaje que lo intenta.

Después yo le desvelaré a esos jugadores la edad mental necesaria para lograrlo, y ellos decidirán su gasto de tabas.

(Ejemplo: Uno de vosotros quiere intentarlo, lo declara en el próximo mensaje y yo le desvelo la dificultad para lograrlo, por ejemplo: 12 años de edad mental.

Entonces el jugador mira su ficha y ve que tiene 9 años de edad mental, podría decidir fallar en la acción, por lo que pagaría la mitad redondeando hacia abajo (o sea 1 taba en lugar de las tres necesarias para tener éxito).

O podría decidir tener éxito, para lo cual podría gastar:

- 3 tabas azules, que aumentarían su edad mental de 9 a 12 durante esta acción.

o

-1 taba blanca, que aumentaría su edad mental en 3 puntos durante esta acción, pero tendría que incluír un componente imaginario que no fuese un objeto (ejemplo: en lugar de pegar el oído a la ventana como haría un niño normalmente, el jugador puede imaginar que tiene sentidos arácnidos como spiderman, y lograr mediante ellos localizar el origen del sonido, no podría por ejemplo sacar un aparato imaginado del bolsillo, ya que los objetos con propiedades imaginarias funcionan de otra forma como está descrito en la escena de reglas).

(No es obligatorio intentar localizar el origen del ruido, podéis hacer cualquier otra cosa que queráis).

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29/04/2010, 16:25
Olivia

"¡Aúuuuuuuuuuugggghhh!" Un sonido bajo y gutural que le horadaba hasta los huesos y que la envolvía con un gélido estrujón. Y el corazón, chiquitito como un puño apretado, galopaba al ritmo furioso de aquella repentina ventisca que arrastraba los desesperados lamentos del bosque. Hasta la casa del árbol se estremeció y susurró un sobresaltado gemido…

Al menos eso percibe la pequeña Olivia que se pone en pie de un salto, con el corazón estrujado y galopante gritándole órdenes contradictorias. Porque su cabecita, no. Su cabecita se retiró a descansar ni bien se escucharon los primeros acordes de aquel ¿aullido? diciendo que era muy tarde para que una mente tan fresca y joven andara vagando por allí. Y, como siempre en estos casos, es el corazón, pequeñito pero valiente, el que se hace cargo de esa terrible coyuntura. A golpes de latidos, las emociones se abren paso: ¿Qué hacer? ¿Esconderse debajo del los cojines? ¿Gritar? ¿Guarecerse detrás de Luismi?

La mirada de la niña se posa en un asustado Pablito –tan asustado y atónito como ella, pero no está el trance para discernir esos detalles- y la rabia se hace carne. Olivia aprieta los dientes y estalla en desesperados y torpes manotazos contra el chico.

¡Invocaste al lobo! ¡Invocaste al lobo! ¡Tonto! ¡Eres un tonto! ¿Cómo salimos de aquí? ¡Si me come el lobo Manuel me regañará! le susurra entre grititos ahogados por el miedo.

No sea que el lobo nos encuentre...

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29/04/2010, 22:15
Luismi

Luismi tembló al escuchar el aullido como la pequeña Olivia, pero no podía permitir que los otros se dieran cuenta.

Se arrebujo entre sus brazos, cruzándolos sobre el pecho.

-Brrrrrr ¡que frio! Se ha levantado mucho viento...seguro que el ruido ese es el viento pasando por una tubería o algo así...

Dijo poco convencido intentando tranquilizar a Olivia. Lo cierto es que él tampoco se creía las palabras que había dicho, pero se las había oido decir a Sor Angustias una noche oscura y de tormenta que también se había oido un ruido parecido y ahora las repetía dándoselas de mayor y entendido. Casualmente, al día siguiente de esa terrible noche en la que había escuchado el ruido por primera vez, Enrique se había ido del horfanato.

Los crujidos de la cabaña no ayudaban tampoco a tranquilizarle, si con el viento la cabaña crujía así, se temía que la cabaña no aguantara contra un lobo, si lo hubiera. Pocas noches antes Sor Margarita les había contado el cuento de los tres cerditos, y si era verdad lo que decía el cuento, la endeble cabaña de madera caería frente a la arremetida del lobo igual que calló la cabaña del segundo cerdito, también de madera. Recordando el cuento se hallaba Luismi cuando de repente dió con la solución.

- ¡Vamonos al edificio principal! ¡Es de ladrillo como la casita del cerdito listo y si viene un lobo no la podrá tirar!

Propuso esperanzado.

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30/04/2010, 16:28
Pablito

Pablito parece empequeñecer aún más cuando oye el aullido, con la cabeza entre los hombros encogidos y mirando a sus compañeros sin poder hablar. Si hubiera sido un perrillo, las orejas se le habrían plegado, hundiéndose junto a su sensación de seguridad.

Cuando se quiso dar cuenta, Olivia estaba encima de él.

-¡Aahh..! ¡¡AY!! -gritó, intentando zafarse de ella- ¡¡Yo no he sido!! ¡¡No he hecho nada!! -lloriqueó, tratando de defenderse- ¡¡Déjame!! -dijo, cuando consiguió apartarla de un empujón.

Se puso de pie y corrió para escapar de ella hacia el otro lado de Luismi, siempre con la linterna en la mano.

-¡Yo no soy un tonto! -le chilló mientras iba, aunque no estaba seguro de lo que decía. Tal vez Olivia llevara razón. Tal vez él había invocado al lobo. ¿Y si el lobo ya le seguía y el sueño había sido una advertencia? Sólo de pensarlo le dio un escalofrío.

No, sólo es que hace frío...

Cuando Luismi habló, el pequeño Pablo sintió mucho miedo.

-¡No! ¡¡No!! -decía, nervioso- Yo no quiero irme de aqui... ¡¡Está muy oscuro!! Si bajamos el lobo nos comerá ¡seguro! Aquí estamos a salvo... ¡Su soplido no puede llegar tan alto...! No quiero bajar, ¡No quiero! -gritó agarrando muy fuerte la linterna, que iluminaba el suelo de la casita. Un segundo después, tragó saliva. Parecía que había pensando algo más, tenía gesto preocupado.-Oye, Luismi... los lobos no saben trepar, ¿verdad?

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30/04/2010, 18:25
Luismi

Cuando escucho la pregunta de Pablito a Luismi se le iluminó la cara.

-¡Claro! ¡Los lobos no pueden trepar! jajaja

Se rió ya libre de miedo. Dió cuatro pasos hasta la puerta de la cabaña en el árbol y poniendo el culo en pompa se empezó a dar cachetes.

-Chincha rabia, lobo lobucho que no sabes trepaaaar

Canturreo burlándose del sonido tétrico.

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30/04/2010, 20:09
Olivia

—Pe-pe-pero… El l-lobo y…y…— Olivia ya se había olvidado de su enfado con Pablito por andar invocando monstruos y miraba a Luismi con los ojos redondos, como la luna que brillaba afuera, y boquiabierta, apenas podía tartamudear alguna que otra palabra suelta. Primero, que bajar al bosque. ¿Se volvió loco o qué? Después, esto. La pequeña miraba perpleja como Luismi zarandeaba el trasero mientras se mofaba del lobo. Tardó un poco en reaccionar y cuando lo hizo…

Olivia toma uno de los brazos de su amigo y tironea de él hacia adentro del refugio al tiempo que grita:

— ¿Estás loco o qué? ¡No provoques al monstruo! ¡Ahora sabe que estamos acá...!

Olivia se frota las manos una y otra vez, quizá es el frío, quizá –y muy probablemente, a juzgar por la expresión de desolación de su pequeña carita- es el miedo. Con una risueña nalgada en honor al lobo, Luismi había barrido la última esperanza que guardaba la pequeña de que el monstruo –o lo que sea aquello que está afuera- no se percatara de la presencia de ellos. ¿Y ahora qué?

La pequeña Olivia camina en círculos mientras se frota las manos y balbucea oraciones inconclusas.

—E-está afuera…, y… no pode... volver a la casa. Si…si las herman... se enteran que-e s-salimos, nos deja... un mes sin postre y sin salidas… Y… y Manuel tirará de mis orejas hasta que… ¡Parezca un burro! —En este punto, deja de girar y señala a Pablito y a Luismi con el dedo, acusadora— ¡Y a ti y a ti! ¡L-les arrancará los dientes, uno por uno!

Olivia no sabe a qué teme más, si a los regaños de su irascible hermano o aquello que está allá afuera. Porque, ¿es un lobo? ¿Eso era un aullido? ¿Y si es el monstruo-trepador-devorador-de-casas-del-árbol y se los engullía sin más? Muchas preguntas y ninguna respuesta.

— ¿Lo-lo vieron con sus p-propios ojos? ¿Vi-vieron sus feos ojos rojos y su boca babeante repleta de di-dientes grandotes y filosos y sus enormes g-garrotas?—Pregunta al mismo tiempo que acompaña sus palabras con teatrales dentelladas y zarpazos.

Olivia echa una aprensiva y fugaz mirada hacia fuera. Es un hecho que no se pueden quedar toda la noche allí, las monjas se darían cuenta y ella no estaba dispuesta a asumir las consecuencias. ¡No señor! Algo se le ocurriría. Primero, lo primero: qué era y dónde estaba aquello que había provocado ese sonido de espanto. Más calmada, señala los dos pequeños ventanucos, uno a un lado y otro al otro, y la abertura que hace de puerta, apenas cubierta por un trapo ajado y descolorido a modo de cortina

—No podemos quedarnos toda la noche acá. Pablito y yo miraremos por las ventanas. Y Luismi mirará por la puerta. Primero, tenemos que saber qué es y dónde está… Y después, después algo se nos ocurrirá. ¿Están de acuerdo?

La pequeña Olivia vuelve sus ojos hacia uno y otro chico, alternativamente.

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02/05/2010, 17:06
Director

El terrible aullido había provocado una reacción en cadena en la pequeña casa del árbol... Olivia culpaba a Pablito de haber invocado al lobo de su historia, éste se defendía y a su vez se negaba en rotundo a abandonar la aparente seguridad en que se encontraban, y Luismi tan pronto proponía ir hasta el hospicio como burlarse del lobo del cuento desde las alturas.

A pesar de las carcajadas de Luismi, la atmósfera se había tensado y ahora todo parecía más terrorífico aún... el viento parecía más furioso, la noche más oscura y hasta la luna parecía brillar con misteriosa fuerza.

Y en medio de todo aquello, de la boca de la pequeña Olivia escapaban esas palabras que hacían sentir un escalofrío a todos: "no podemos quedarnos toda la noche"... inmediatamente los niños se encaramaron a las ventanas y enfocaron con sus linternas el bosque, intentando ver algo...

Los haces de luz, a medida que revoloteaban por entre los árboles guiados por las temblorosas manos de los chiquillos, daban una angustiosa sensación de que algo iba a surgir de entre la oscuridad, algo que quizá fuese mejor no ver... algo horrible quizá...

El silencio, casi absoluto, comenzó a romperse poco a poco, a medida que un inquietante sonido iba aumentando, al principio era difícil describirlo, pero a medida que aumentaba no cabía lugar a dudas... ¡alguien o algo corría por entre los matorrales y ramas de los árboles!... y no era solo un sonido, si no multitud de ellos, que venían por todas partes, como si estuviesen rodeando la casa del árbol a medida que avanzaban con rapidez.

¡El foco de Pablito deslumbró algo con cuatro patas!, y al instante, de entre los troncos y la oscuridad emergieron gran cantidad de animales que pasaron corriendo por debajo de la casita, abandonando el lugar en estampida frenética. Había de todo... conejos, cervatillos y otros seres que cruzaban tan rápido que era imposible ver con claridad.

Y tras la trepidante carrera volvió el silencio... efímero, pues a los pocos segundos un ruido mucho más fuerte sonó cercano y avanzando... "Pum, pum, pum"...

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02/05/2010, 20:16
Pablito

Durante unos segundos, Pablito sólo se sintió abrumado por la avalancha de animales que corrían en el hasta ahora tranquilo bosque. Durante esos pocos segundos, sólo le asombró que hubiera tantos, y se preguntaba de dónde saldrían. Pero entonces una vocecita le dijo:

Huyen...

Justo entonces se oyó aquel ruido. Era como el del lobo de su... ¡Un momento! ¡Era su lobo! Él le había llamado. ¡¡Había llamado a un lobo gigante!!

¡¡AAAAHHH!! -dijo una vocecita en la cabeza de Pablito, pero su garganta no reaccionó, tan aterrorizado como estaba.

-¡Es gigante!-dijo, tragando saliva, cuando la volvió la voz-¡¡Viene un lobo gigante!! ¡¡No tiene que trepar, nos comerá con sus dientes gigantes!! ¡¡AAAHH!!

Después cogió la linterna y echó a correr hacia la puerta.

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03/05/2010, 18:01
Olivia

Olivia contempla fascinada aquel espectáculo, tanto que por un instante olvida el miedo, y se sumerge en aquella visión. Miles de animalitos huyendo, ¿de dónde habrán salido? Nunca imaginé que habría tantos…

De repente, aquel terrible sonido aproximándose y los gritos de Pablito la arrancan de su contemplación. ¿Lo pudo ver? ¿Gigante? ¿Y cómo...? No puede pensar más. Sus pies se mueven sin control detrás de los pasos de su amigo. No sabe de qué huye y presiente que eso no es bueno, pero no puede hacer otra cosa que correr tras los pasos de su amigo. Sus pies se mueven solos.

Olivia huye tras los gritos de Pablito, presiente que eso es malo, pero no puede evitarlo. Ya despertará su cabecita y volverá a tomar el control de sus ideas. Porque sin ideas no se llega lejos, le repite siempe Manuel.

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05/05/2010, 09:08
Director

Pánico, nerviosismo y apelotonamiento para lograr descender por las escalerillas de la casita, pero ya era tarde... un enorme crujido resonó cercano, y todos vieron con horror cómo un árbol caía quebrado al suelo... y de pronto...

Emergió de entre la penumbra del bosque... era gigantesco, más grande que un tractor y recubierto de pelaje negro y azulado que brillaba siniestramente bajo la luz de la luna. Debido a su monstruosa obesidad jadeaba constantemente sin poder evitar que su repulsiva lengua babease un líquido viscoso de color verde.

Sus ojos rojos como la sangre se clavaron en la cása del árbol y en sus habitantes, y entonces sonrió, dejando ver la multitud de afilados dientes que poblaban su boca.

¡Y de improvisto comenzó a hablar!.

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05/05/2010, 09:18
Lobo

-¡Niñosss! -exclamó sorprendido- , ¿así que habéis sido vosotros los que me habéis invocado verdaaaaad?.

Sus ojos no paraban de moverse inquietos, posándose en cada niño al que lograba ver desde abajo.

-No soy un lobo malvado, pero tengo hambre, así que haremos un trato... dejaré que dos de vosotros os vayáis, y me daréis al tercero, ¡es un trato justo!, ¿verdad?, dos se van, uno se queda conmigo, cualquier otro lobo no sería tan generoso y se os comería a los tres, pero habéis tenido suerte de haberme invocado a mi.

Se movía en círculos en torno al tronco que sustentaba la casita, mirando hacia arriba constantemente y babeando mientras sonreía, para luego continuar hablando con su grotesca y grave voz.

-¿Qué me decís?, ¿hay trato?, podéis darme al que me invocó y marcharos los demás...

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05/05/2010, 13:07
Pablito

Pablito sintió la brisa de la noche helada en su sudorosa nuca.

¡¡Yo no he sido!! -le gritaba una voz interior- ¡¡Yo no he sido, yo no he sido!! ¡¡Yo no quería!!

Dio varios pasos atrás, alejándose de la puerta y del monstruo. ¿Serían capaces sus amigos de dejar que el monstruo se le llevara?
La nariz le picaba.

-¡Atchús! -estornudó, y sintió que con eso llamaba aún más la atención de todos.

¡¡Yo no he sido,  yo no he sido!! -seguía la voz.- ¡¡Dejad de mirarme!! ¡¡Yo no he sido!!

Entonces miró a su alrededor, y vió el cojín donde Olivia se había sentado, doblado y arrugado de forma extraña.
Casi parecería un niño... Pequeño, regordete... Un momento, era un niño.

-¡Ha sido él! -chilló de pronto, señalando el cojín- ¡¡Él ha invocado al monstruo...!!

Luego lo cogió como si realmente fuera un niño. Uno que forcejeaba por escapar, de manera que lo sujetaba con brazos apretados. Quizá sus ojos de verdad vieran eso, cegados por el miedo. Pero si era así, estaba a punto de hacer lo que antes esperaba con desesperación que sus compañeros no hicieran.

-¿Qué hacemos? ¿Se lo damos? -dijo, dubitativo, con la voz temblando- ¿L-le damos a ESTE niño que es el que le ha invocado...?

Su cara llena de terror se veía aún más pálida a la luz de la luna.

Notas de juego

Master, igual está un poco forzado, no sé, tú dirás si se puede hacer. :P

En cuanto a las reglas y las tabas, no sé muy bien a qué parte pertenecería esto, si es que se puede hacer... xD

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06/05/2010, 18:32
Olivia

 

—P-pe-per-pero…— Primero, Olivia trunca su recién emprendida carrera y tiembla como una hoja ante la presencia de aquella gigantesca y algo ridícula bestia.

—P-pe-per-pero…— Luego, Olivia observa atónita como Pablito sacude su pequeño y ajado cojín. El de ella. El que ella había rellenado, día tras día, con restos de lana y algodón. Y dice que es el niño que invocó al lobo. ¡Si sólo es un cojín! ¿Cómo va…? Pero no. No es un cojín. No. Definitivamente no. ¡Es el niño del bosque! Ese que pasea entre los animalitos cantándole canciones y cuya voz es muy muy muy pero muy bonita. La pequeña leyó en un cuento que ningún animalito se resiste a su voz y que las fieras se calman y se duermen y que… ¡Pero el no invocó al lobo! ¡Fue Pablito! Que es un tonto tontísimo. Porque eso de invocar monstruos…

—P-pe-per-pero…— Después, Olivia se enfurece de sólo pensarlo, aprieta los dientes y los puñitos y casi la emprende a los golpes contra su amiguito, otra vez. Por invocar babeantes y gordos lobos-come-niños. Y por acusar a un inocente y bonito niño de las cosas que hace él. Es un tonto. ¡Tonto, tonto, tonto! Un tontísimo tonto.

—P-pe-per-pero…— Más tarde, Olivia descubre el genial y fantástico plan de Pablito. ¡Pero, claro! ¿Cómo no se había percatado de ello? El niño del bosque se encargará de hacer dormir a ese seboso y hediondo lobo-malo-come-niños. ¿Acaso no sabe que comer mucho es malo para su salud? Y, además, los niños comen muchas golosinas y eso le sube el azúcar en la sangre a quienes comen niños. O algo así. Porque la hermana Asunción siempre se queja de eso. Que el azúcar es malo. ¡Provoca caries! Ya verá el lobo ese cuando se le caigan todos los dientes…

—P-pe-per-pero…— Por último, Olivia suspira y asiente mientras le echa una furiosa mirada a Pablito, una mirada que amenaza con un “sólo espera que regresemos a la casa grande”—Sí, fue él, se vuelve hacia Luismi y le pregunta sin convicción y en un susurro¿Verdad que sí?

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07/05/2010, 17:04
Niño del bosque

-¡¡No, no, soltadme, yo no he sido!!.

El niño se revolvía apresado entre los brazos de Pablito, que sin demasiado esfuerzo lograba tenerlo controlado.

De sus dos enormes ojos escapaban lágrimas a borbotones, que caían hasta las manos del chiquillo que lo mantenía cautivo.

-¡¡P... p... por favor yo sólo canto, no invoco monstruos, dejad que me vaya, no quiero que me coma!!.

Pero era inútil, Pablito le tenía bien apresado, y su destino estaba en sus manos, mientras la mirada de un Luismi incapaz de reaccionar se clavaba en la triste figura que intentaba sin éxito alguno escapar...

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07/05/2010, 17:08
Lobo

-Está bien - dijo el lobo que rondaba por abajo con una enorme sonrisa y las cada vez más abundantes babas escapando de sus fauces- pues si ese es el niño que me invocó, tiradlo y os dejaré marcharos.

Y acto seguido abrió la gigantesca boca y se quedó mirando hacia arriba, como una colchoneta de bomberos esperando que alguien salte por la ventana para escapar del incendio. Sólo que esta vez no había incendio, y el que iba a caer lo haría contra su voluntad... sería el gran secreto oscuro que los miembros del club habrían de guardar en sus corazones...

-¡VAMOFFF, TENBGO HAMBGREEE!.

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08/05/2010, 10:19
Pablito

Pablito siguió sujetando al niño con fuerza. Dudaba, eso era evidente, pero no quería que le tiraran a él a la boca del lobo monstruoso.

¡¡Deja de chillar, yo tampoco he sido!! ¡¡y tampoco quiero que me coma!! -pensaba, nervioso.

-Si sabes alguna canción que nos salve... cántala... -susurró Pablito al niño, de manera que nadie más lo oyera. No quería que sus amigos supieran que le daba una oportunidad al chico debilucho que había invocado al lobo de verdad. No quería que sus amigos supieran que dudaba de que el niño supiera qué hacía cuando lo invocó. Porque había sido él, y no Pablito...

¿Verdad que sí...?

...

Pero... a lo mejor... A lo mejor es como yo, y no quería...

-Vamos, ¡canta...! -le apremió, luchando por quitarse de encima sus incómodos pensamientos.

 

Notas de juego

Lo que está en negrita cursiva son susurros... lo digo por si acaso. xD