Partida Rol por web

- ¡¡Bienvenidos habitantes de Union City y otros fisgones, curiosos y voyeurs morbosos de todos rincones de este puto mundo que seguís el streaming en directo de la nueva edición del coliseo de los vástagos desde la V-tv la antena más viciosa de occidente!! 

...voy a ser vuestro presentador esta noche y estaré muy pendiente de todo lo que ocurra en el campo de batalla, pero también de vuestros comentarios y tweets desde nuestra sala VIP. Así que sed... ¿buenos?

JajaAJAJAjaja SANGRE A RAUDALESSS

¿Por qué no empezamos por lo primero? ¿¿Queréis conocer nuestra arena mientras los concursantes se preparan?? ¡VAMOS ALLÁ!

 - Esta noche a nuestros queridos inmortales les toca volver al cole, y más les vale haber afilado bien sus lapices, porqué aquí nos va eso que decían en la vieja escuela de: "la letra con sangre entra"

tras un leve zumbido en la pantalla aparecen imágenes de varias cámaras de seguridad situadas en el interior de la escuela

 - Tenemos cámaras en las aulas, los vestuarios, pasillos, las habitaciones, el laboratorio... aquí, aquí y aquí también 

Van apareciendo círculos rojos sobre el plano del edificio 

- no os perderéis nada, os lo garantizo!

Por fin te habían venido a buscar, era una noche como cualquier otra cuando se acercaron aquellos tres tipos enmascarados cerca de una salida de las cloacas cercana a tu refugio.

Sabías que no podía tratarse de nada bueno, y tus sospechas se confirmaron cuando uno de ellos dijo con voz firme "Todo esta preparado para el Coliseo. Acompañenos". Seguiste sus pasos silenciosos hasta una furgoneta negra y con un pinchazo en el cuello perdiste el conocimiento sobre el asiento trasero.

Ahora te despiertas sentado en un retrete. A ambos lados tienes baldosas con mensajes pueriles escritos con rotulador del estilo "Jenny=puta" o "me aburro"

La puerta que queda a unos palmos de tus rodillas está abierta y ves un espejo grande sobre una serie de grifos. Sobre el espejo hay un corazón enorme dibujado con pintalabios y un mensaje cruza toda su superficie.

"¿¿¿Te sientes guapa ahora???"

Siempre te ha costado encontrar presas, pero con varias semanas de sequía a las espaldas la presión de saber que te podían llevar al ring de combate en cualquier momento fue lo que te hizo salir detrás de aquel carterista para hincarle el diente.

Otra vez quemaste sangre por encima de tus posibilidades al acelerar tu paso y forcejear con el mortal. Entonces, cuando levantaste la mirada del inconsciente malhechor, 3 figuras encapuchadas te estaban esperando de pié frente el callejón.

“Coliseo” dijo uno, y a continuación otro rezó una orden y tu cuerpo desfalleció.

Ahora abres los ojos en un lugar extraño y oscuro. La garganta te arde y todo tu cuerpo ruge. Sientes como los muros que contienen a tu bestia interior se disipan y entremezclan con la verdad.

¿Dónde estás?

Cada vez que tu mente piensa en algo distinto a la sed, el múndo tiembla y la realidad amenaza con desgarrarse.

A tu alrededor hay una gradas y unas canastas, te encuentras en medio de una pista oscura y frente a ti hay una neverita de picnic con dos nombre escritos en rotulador rojo encima.

“Gamo y Valafor”

La espera ha sido larga. Han pasado meses desde que te apuntaste a lo que podía ser la pelea más importante en la que jamás habrías participado.

Tus noches durante este período consistieron en buscar alguna presa esporádica y entrenarte para lo que vendría mientras te escondías en cualquier rincón desierto y seguro de la periferia de Union City.

Fue mientras estabas haciendo tus prácticas de tiro que un grupo de hombres trajeados y con la cara enmascarada se presentaron a tu lado. Sabías lo que aquello significaba.

“Señor Wick, necesitamos que nos acompañe. El Coliseo le reclama”

Uno de ellos te extendió un trapo negro. Un saco para que te colocaras en la cabeza.

A continuación notaste un pinchazo en el pecho y tu conocimiento se desvaneció.

Al despertar te encuentras en un sitio completamente distinto. Tus brazos reposan sobre la madera de un pupitre y en cuanto logras enfocar la mirada a tu alrededor hay un montón más de mesas de colegio perfectamente alineadas delante de una pizarra verde.

Sabía que era joven. Y que sus posibilidades de sobrevivir eran escasas
Había aprendido mucho las últimas noches desde la fatídica primera, obviamente no como para deslizarse por el submundo de la noche tal y como la mayoría hacía, pero sí lo bastante para comprender la mecánica de su sociedad. Su inherente y salvaje engranaje. Y como hijo sin padre, su destino era sellado al capricho del más viejo

Avanzó, a trompicones, con las manos firmemente atornilladas a sus sienes. Más que sienes, dos tambores de guerra que retumbaban sin compasión, aullando una única palabra: sangre. La más espantosa adicción que hubiera imaginado no se acercaba ni por asomo al rugido atronador de la sed. Y, por si fuera poco, no sabía dónde estaba ni cómo saciarla

'¿Gamo y Valafor?', se preguntó, observando la caja ante él con evidente desasosiego
¿Qué demonios era aquello? La palabra 'coliseo' se bamboleó levemente en su memoria, y si hacía referencia al significado más pragmático de la palabra no pintaba bien. Nada bien. Hincó la rodilla -que más bien se derrumbó sobre el suelo- y posó su gélida mano sobre el continente. Trató de abrirla, relamiéndose, incapaz de hacer otra cosa que seguir sus instintos y, consciente por la experiencia pasada, que aquel animal al que no consentía liberar estaba destrozando los barrotes de su jaula...

Mal asunto el Coliseo, pero era de esperar. La noche señalada llegó y no hice nada por evitarlo. Solo asentir con la cabeza y acompañarles hasta que caí a traición. No hubieran necesitado aquello. Ya llevaba bastante furia encima, no necesitaba que me la jugaran para odiarles.

Al despertar sólo seguía la rabia, el cuerpo me pedía arrancar de cuajo aquella puerta, reventar la pared a golpes hasta borrar todas aquellas soplapolleces, incluso a la puta de Jenny le hubiera arrancado la sonrisa de un mordisco. Pero no sabía dónde estaba, ni con quién. Mejor el silencio. Mejor las sombras.

Me puse en pie y miré a ambos lados, y seguí hasta el espejo grande frente a los lavabos. Toqué uno de los grifos, sin abrirlo. Levanté la vista y vi mi cara deforme enmarcada en el corazón rosa. "¿¿¿Te sientes guapa ahora???" 

Rompí el silencio con mi risa ahogada, mientras emborronaba mi propia imagen pasando la mano sobre el cristal pintado y me cargaba la frase. - Soy la puta reina del baile, mamones.

Busqué la puerta y me dispuse a ver qué clase de juego me esperaba. Por el tamaño de aquellos retretes debía ser un sitio grande, pero ¿qué?.

Después de tanto entrenar el día había llegado, tras un entrenamiento de tiro al blanco unos sujetos con traje llegaron a tomarme para lo que serían las batallas que tanto esperaba para aumentar mi poder y encontrar sentido a todo esto en mi vida.

Desperté en una especie de salón con varios pupitres y al fondo una pizarra verde que supongo daría los nombres de mis contrincantes, solo quedaba esperar.

Podías imaginar lo que había dentro de aquel contenedor, de hecho prácticamente te era difícil pensar en otra cosa.

Sangre.

Puede que te esperaras algo más abundante, como la nevera llena. Nada de eso.

Dos bolsas, aunque bien cargadas. Del tipo que usan en los hospitales para hacer transfusiones o cuando alguien hace donaciones voluntarias.

El pintalabios se emborrona bajo tu mano deforme manchándote la palma.

Junto a los lavabos, al lado de un secador de manos desgastado por el uso, está la puerta de salida que buscas. Cuando la abres, ves el siguiente letrero pegado al otro lado de la misma.

Fuera del lavabo de chicas se extiende un largo pasillo oscuro, solo iluminado por las luces de la noche que entran por las ventanas a tu izquierda. En el pasillo hay varias puertas marcadas con los siguientes carteles "2B" "2C" y algunos cristales por los que podrías asomarte a ver el interior de las salas que estas delimitan. 

Empiezas a tener una idea del sitio en que te encuentras.

Todo está muy silencioso.

La pizarra que tienes en frente es la clásica pizarra de tizas, se ven marcas de un borrador y hay tizas blancas que podrías utilizar si quisieras. Más allá de eso, no ves nada particular. Ninguna pista sobre tu contrincante.

Al lado de la puerta de entrada del aula hay una ventana de cristal por la cual puedes ver el techo de un pasillo, y en su lado opuesto algunas ventanas de cristal por donde se divisa el cielo estrellado.

John se dedico a ver en detalle el área, cogió las tizas y las pulverizó dentro de uno de sus bolsillos, al ver los pupitres, pensó que podía sacar provecho de ellos, por lo que con su fuerza intento romper una esquina y tomar un trozo de madera tipo estaca, de allí tras ver el panorama por las ventanas de cristal se disponía a salir del aula con el polvo en los bolsillos y la estaca escondida dentro de las mangas sujetadas por un par de dedos.

Antes de salir de lo que ahora sabía que era el baño de las chicas, doy una última vuelta de reconocimiento por los retretes: últimamente he aprendido que siempre guardan sorpresas si uno sabe buscarlas y no le importa salpicarse de mierda.

Al fin salí al pasillo y me hice uno con la pared ensombrecido. Miré las placas y me asomé con cuidado a fisgar tras el cristal de la que indicaba 2B.

Consigues trocear la tiza con facilidad y te guardas las mismas pulverizadas en tu bolsillo.

Te percatas de que las ventanas de las aulas que dan al exterior no tienen persianas.

Vuelves a dar un repaso a los baños. Aparentemente no hay nada destacable* que no pudieras encontrar en cualquier otro baño público.

Te acercas con precaución a la sala 2B. No te parece que haya ningún peligro aparente.

Cuando te asomas por el cristal con cuidado, lo que ves en su interior es un aula: con sus pupitres, su pizarra de tizas, un tablón con horarios y notas.

Des de la parte del pasillo donde estás ahora, ves otro letrero más adelante que pone "Laboratorio".

A tu izquierda también hay unas ventanas por las que te podrías asomarte a mirar. 

Tras aplicar algo de fuerza, John logra su cometido y consigue una estaca de la madera de los pupitres.

Toma la decisión de salir del aula con su arma escondida en su mano.

Te das cuenta que las dos bolsas de sangre son distintas, no alcanzas a conocer en qué radica la diferencia, pero lo cierto es que desprenden un aroma ligeramente diferente.

Que podía ser una trampa era obvio. ¿Pero qué podía hacer, se preguntaba, si aquella sed mutilaba su razón y recorría su cuerpo con un calambrazo insoportable de tormento y sed?

Hasta ahora no había sentido un hambre tal (salvo el día de su creación), y supo que por mucho que tratase de refrenarse le sería imposible. Escogió una de las bolsas, al azar, dando gracias a la nada, y se la llevó a los labios. Sorbió como si no existieran más que él y la bolsa, y sobre ellos girase el universo entero. Apuró hasta la última gota, y al terminarla por fin pudo sonreír. Arqueó la espalda hacia atrás con los brazos extendidos, disfrutando de la satisfacción dulce de saciar su hambre. Notaba la sangre cobriza recorrer sus venas como un chorro de vida cálido y eterno

Su alma se expandía, las pupilas de sus ojos se agrandaron y sintió bombear su corazón con más vigor que nunca
El chute del yonki más abyecto...
Sin embargo el instinto de supervivencia le hizo acortar el disfrute. No sabía dónde estaba, ni por qué. Se puso en pie, aún temblando ligeramente, y se guardó la otra bolsa en el bolsillo del pantalón. Más tarde. Sí, había que conservarla. Se pasó la lengua por los labios y observó a su alrededor

Aquel sitio debía ser una maldita escuela. Los pupitres se alineaban tras el cristal y sopesé la idea de meterme a curiosear, pero preferí seguir adelante, pasando junto a la siguiente aula y cruzando el pasillo para echar un vistazo por los ventanales. ¿Podía ver el exterior? ¿En qué planta estaba? En mi cabeza se apiñaban preguntas y aparté el ecolapso de mis ideas siguiendo adelante, hacia el laboratorio.

Allí encontraría algo de utilidad, podría fabricarme un arma o tal vez pegarle fuego a aquel lugar y saltar por la ventana. Abrí la puerta* y entré.