Partida Rol por web

Después de varios días de viaje en barco, Tozoku recibió una una mala noticia. Parecía ser que el barco debía de modificar su rumbo debido a la gran actividad de piratas cercana al continente. Debido a que el capitán no quería arriesgarse, en lugar de ir a su destino original, decidió desviarse a una isla cercana, al sur del continente. Finalmente, sin nada que pudiera hacer, Tozoku se vio en el puerto del único pueblo en aquella pequeña isla. El muelle no era muy grande, pero habían bastantes barcos allí. Posiblemente por la actividad pirata los barcos comenzaban a acumularse por miedo a ellos. Parecía que Tozoku no podría salir de allí en un tiempo.

El muelle parecía estar bastante vivo de gente. Sería mediodía y la gente iba y venía, transportando materiales, comida y otras cosas. Comprando y vendiendo con los tenderos locales y gente quejándose a varios capitanes que se negaban a llevarlos.

Los guardias del pueblo acabaron llevándo a Jacklin a un edificio que parecía ser la prisión. Sin ni siquiera preguntarle nada ni dejarle defenderse, lo llevaron hasta una celda y, sin decirle nada, le tiraron dentro con brusquedad y cerraron la puerta detrás de él.

-Volveremos en un rato. Habrá que llamar al experto para que decidas contarle todo lo que sabes.

Después de informarle de aquello, los guardias se marcharon, dejándole encerrado en una pequeña celda. Apenas había un pequeño camastro y una pequeña ventana por donde no le cabía ni la cabeza, encima con barrotes. Desde luego no iba a lograr escaparse de allí fácilmente si era lo que quería hacer.

Un rato después de que se llevaran a Jacklin, Khya se quedó un buen rato allí en el camino, frente a la entrada del pueblo, sin saber que hacer. Cargando con el arma de Jacklin, se quedó sentada junto a un árbol hasta que, finalmente, Ed apareció. Sin embargo, no parecía haber ni rastro de Cranberry. Khya entonces, apresuradamente, le contó la situación en la que se encontraba Jacklin. Y Ed le dijo lo que Cranberry parecía haber decidido. En apenas un instante habían perdido a dos compañeros y ahora se encontraban los dos solos. Ahora debían decidir su siguiente movimiento.

Habiendo pagado su pasaje con lo poco que tenía, Tozoku se encontró en tierra extranjera con su bastón, su mochila y la ropa que  llevaba puesta que, por otro lado, era la única que tenía. 

Realmente, para él, que jamás había salido de su valle, todas las tierras eran extrañas. En las últimas semanas había cruzado estepas, bosques, ríos y un océano. La emoción de descubrir el mundo todavía le embargaba. Una cosa era oír cosas sobre el mar pero sentirlo bajo las piernas en la cubierta de un barco era algo muy distinto. Hablando con la gente que se había encontrado en su viaje había oído historias fantásticas sobre aquel mundo extraño y maravilloso: historias de reyes, de seres extraños, de magia y portentos. También había descubierto por las malas que su ingenuidad natural le convertía en un blanco potencial de las malas personas: tras un encontronazo con varios marrulleros en una taberna ya no se sentía tan abierto y confiado con la gente. 

El sol brillaba en el cielo azul. Una fría brisa primaveral empujaba algunas nubes aisladas. Tozoku recorrió el puerto examinando su alrededor cuidadosamente. 

No tenía muy claro lo que buscaba: un hombre santo que aceptase hacerse cargo del templo. Tozoku sólo había conocido a su sacerdote. No sabía si todos eran parecidos o no, si tenían alguna característica distintiva. A veces pensaba que se había precipitado demasiado en dejar atrás todo lo que conocía por un presagio que podía muy bien haber sido una casualidad. Por ahora, sólo había una forma de saberlo y para eso tenía que llegar al continente. 

Sería todo un desafío ahora que estaba sin blanca. 

-Disculpen, señores-se detuvo junto a un pequeño grupo de gente en un puesto de comida-Me llamo Tozoku. Estoy buscando una manera de salir de la isla para ir al continente. Yo... No tengo dinero pero puedo pagar con trabajo mi pasaje...

Tardo en notar la presencia de Ed a mi lado, aunque cuando empieza a hablar me deprime aún más, ¿Cran nos había dejado? ¿estábamos él y yo solos? ¿qué íbamos a hacer? Estaba empezando a entrarme una ansiedad importante...

- ¿Y qué hacemos ahora Ed? Se han llevado a Jacklin, ¿podremos rescatarlo solos?, nunca teníamos que habernos fíado de Furr, soy una tonta...

Al tirarme dentro de la celda me pude mantener en pie de milagro equilibrándome sobre una pierna en el último momento. Mire la celda en la que estaba confinado... Algo en mi se negaba a creer que mi aventura acabara aquí, a pesar de que no veía esperanza alguna, a pesar de tenerlas todas en contra era incapaz de perder la esperanza.

Tome asiento en la cama que había apoye ambos codos sobre cada pierna, entrelaze los dedos y apoye la cabeza para esperar a que viniera ese supuesto "experto" el cual estaba casi seguro que sería alguien para sonsacarme información. Solo esperaba que Khya me hiciera caso y se marchara junto a Ed y Cranberry al continente ya después la buscaría, tal vez incluso cuando la encontrara sería un poco mejor caballero y tendría la fuerza para protegerla de todo lo que quisiera amenazarla.

- Todos nos fiamos de él… - comenté calmadamente mirando el camino vacío que había dejado atrás. Aunque ya había me había echo a la idea de la marcha de Cran, la captura de Jacklin había supuesto un buen golpe difícil de digerir, pero intenté mantener una actitud tranquila para mantener la situación bajo control.

- Está bien, vamos a entrar al pueblo para descubrir dónde lo retienen y que piensan hacer con él aunque si esa mujer anda suelta por aquí podría reconocernos. Quizás deberíamos cambiarnos de ropa o ir con mucho cuidado – sugerí.

- Quizás debamos hacer algo así, o disfrazarnos y hacernos pasar por otros, no creo que nadie nos reconozca, pero por si acaso... mejor tomar precauciones, ¿no?

Estaba un tanto desolada, solos Ed y yo, Jacklin apresado y con Cran que nos había dejado, se me estaba haciendo todo muy cuesta arriba.

Poco después de que se marchara el guardia, Jacklin escuchó un ruido en la celda de su lado. Parecía que había alguien y comenzaba a caminar hacia los barrotes. Fue entonces cuando escuchó una voz femenina.

-Vaya... El primer compañero que tengo desde hace bastante tiempo. Soy Phia. ¿Por qué te metieron aquí? ¿Robaste algo?

Los hombres allí de por si parecían estar discutiendo un poco los precios por los ingredientes, cuando Tozoku se acercó a ellos para pedir indicaciones. El dueño se giró hacia él con cara de pocos amigos. Posiblemente por su ropa lo había confundido con algún pordiosero.

-Aquí no hay trabajo para vagos. Si de verdad buscas algo ve a la taberna. Allí siempre hay trabajo para los que no sirven para nada.

Menuda hospitalidad encontró Tozoku nada más encontrarse con las primeras personas de aquel continente. Si fueran todas así...

En cuanto escucho el sonido mis ojos se mueven levemente en la dirección desde la que provenía, me mantengo en silencio mientras esa voz femenina llega hasta a mi. Cuando termino de hablar me levante y empecé a andar hasta los barrotes para poder hablar mejor con ella.

- Me enfrente a alguien que se dedicaba a hacer el mal, eso al alcalde no le interesaba así que engaño a la guardia para que me tacharan como el malo de la historia. Así que aquí estoy pudiéndome en esta celda por tratar de salvar a las buenas gentes de esta isla... Lo peor es que no me arrepiento en absoluto.

Cuando Tozoku llegó a la taberna, vio que a aquella hora apenas había gente. Unas pocas personas se acumulaban junto a la barra mientras que prácticamente todas las mesas estaban vacías. Era muy temprano como para comer, por lo que parecía bastante calmada. Entonces pudo comprender a que se refería el tendero. En uno de los laterales de la taberna había lo que parecía un tablón de anuncios, y allí habían unos cuantos carteles con distintas peticiones. Desde cazar animales en el bosque hasta recoger hierbas. Trabajo simple que no era necesario un contrato para realizarlo. Simplemente un pago único.

El primer impulso de Tozoku había sido el mismo que cuando cortando leña se encontraba con un nudo indestructible en la madera: cambiar el hacha por el martillo y reducir el tronco a astillas que arderían igual. Pero estaba fuera de su elemento y no sabía qué esperar de las reacciones de la gente: tal vez había dicho algo ofensivo. Recordaba a un peregrino bastante lunático que había visitado el templo años atrás para el que la letra "A" y el color rojo eran tabú por lo que hablaba bastante raro y reaccionaba muy mal ante las cosas de aquel color. Quizás los lugareños de aquella tierra extranjera tuvieran tabúes parecidos que él desconocía. En cualquier caso, no valía la pena liarse a golpes.

No había estado en muchas tabernas pero aquella estaba poco frecuentada incluso comparada con el templo de Kikujai-Sadama. Se acercó indeciso al panel a examinar las ofertas de trabajo. Leer y escribir no se le daba particularmente bien.

Mordiéndose el labio inferior, Tozoku descifró como pudo los papeles. Encontraba un poco estúpido que si alguien necesitaba que le cavasen una zanja hubiera que saber leer antes de saber manejar una pala. Sin embargo, se recordó, estaba lejos de casa. Nadie había dicho que encontrar un sacerdote nuevo fuera a ser fácil. 

-Mmmm... --se rascó la sien, confuso-Posadero, ¿a quién hay que dirigirse para aceptar un trabajo de estos?

Asentí pensativo... tampoco sabía muy bien que hacer. - ¿Que haría Jacklin si fuese otro el capturado? - me pregunté por un momento, pero rápidamente deseche la idea - seguro que iría directamente a ver al alcalde o a los guardias de mayor rango pavoneándose con su estatus social de señorito o alguna estupidez similar- pero no era mi estilo y lo primero era conseguir información.

- Vamos, estando aquí parados no vamos a solucionar nada - dije apresurando a Khya para intentar animarla y que se centrase en encontrar una solución.

El posadero miró a Tozoku y luego al tablón. Apenas parecían haber trabajos. Como mucho tres o cuatro carteles.

-En cada uno de los carteles viene escrito el nombre del solicitante y su dirección. Si estás interesado en alguno, arráncalo y ve a hablar con él.

Entonces comprobó los carteles y pudo leer unos cuantos. Había uno de recoger hierbas medicinales en el bosque. Otro para cazar algunos ciervos para entregar carne y piel. Otra que pedía un mensajero para llevar un carro hasta una granja lejana de la isla...

-Vaya... Entonces ya somos dos los que odiamos al alcalde.- Le contestó la chica desde su celda.- Me ha detenido ya hace una semana para impedir que mi señora pueda marcharse del pueblo. En fin... Supongo que te quedarás aquí bastante tiempo... A menos que decidan ejecutarte... Soy Phia, por cierto. Encantada.

Entonces Jacklin pudo ver una mano saliendo de los barrotes en su dirección. Parecía que la chica lo hacía para estrecharle la mano si así lo deseaba.

Tozoku frunció el ceño hasta que oyó las palabras "carro" y "granja". Por fin algo que le resultaba familiar:

-Se me dan bien los animales-explicó golpeteando la nota con la uña-Ese trabajo es pan comido para mí. Mmmm... ¿puede indicarme dónde está la dirección para recoger el carro? No soy de por aquí. Aquí dice que debo preguntar por... ¿cómo se pronuncia esta palabra?¿Es un nombre o un título?