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El eco de un sollozo

Capítulo Uno: El concilio de Nath

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01/09/2021, 11:29
Narrador

Al menos una veintena de personas se había reunido en los salones de la familia Schumann. Muchas de ellas llevaban esperando varias horas a que el barón hiciera acto de presencia; sin embargo dada la gran cantidad de manjares que llevaba la servidumbre de manera constante, la espera se hizo amena y reconfortante. Además, un cuarteto de cuerdas, compuesto por hermosas mujeres de origen élfico, tocaba una hermosa melodía. 

Finalmente las gruesas puertas de madera se abrieron de par en par, entrando en primera instancia un hombre bajo, regordete y de calva incipiente. Este se colocó en un lateral de la puerta, esperando el silencio para anunciar con orgullo a su señor. Los aventureros allí reunidos dejaron de comer y hablar, casi al momento. Aunque muchos de ellos no es que admiraran la nobleza, pues creían que sus títulos eran inmerecidos, conocían el poder y la gran influencia que podían tener. Finalmente, cuando las músicas dejaron de rasgar sus instrumentos y el silencio inundó la sala, el vocero habló. 

Hace entrada el Barón August Schumann, caballero de la Orden de los Chaen y señor de estas tierras— pronunció con una suave voz de tenor que inundó cada rincón del lugar.  

Instantes después, un hombre, ataviado con ropas elegantes y de mirada dura, entró en la sala con paso pausado y autoritario. A lo largo de varios segundos, solo se oyó el sonido de sus pisadas, hasta que finalmente se colocó a la cabeza de la gran mesa y se sentó. Uno a uno, los allí reunidos, imitaron a su anfitrión en la mayor brevedad posible. 

Sed bienvenidos— saludó cordialmente—. Como bien sabéis la ciudad de Nath, al igual que las tierras de la periferia, destinadas al cultivo y la ganadería, están siendo atacadas por las criaturas del Bosque Cantor. 

» Como es obvio, esto es inaceptable— añadió con disgusto mientras escrutaba a los presentes—. Un asteroide cayó en mitad del Bosque Cantor hace treinta y cinco lunas. Poco después comenzó el infortunio de mi gente. Quiero que vayáis allí, encontréis lo que fuera que cayera en mis tierras y lo solucionéis o pongáis fin.   

Sus últimas palabras no fueron pronunciadas como una simple petición, sino más bien como una orden que no aceptaba el no por respuesta.

Notas de juego

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01/09/2021, 13:19
Xan Giao

El tiempo era como un río que fluía en una sola dirección, dejándote normalmente llevar por la corriente a su apacible ritmo. Sin embargo para Xan hace tanto tiempo que se secó su cauce que sólo encontraba arena humedecida por la propia sangre de sus lágrimas donde debía de haber unas cristalinas aguas, olvidándose incluso de la frescura que proporcionaba.

De la misma forma que ya no existía ese rumbo, tampoco lo hacía la gente que lo rodeaba.

Sus pasos le habían conducido hacia los grandes salones por un importante llamado, un intento de lluvia que evitara la sequía de su tierra, aunque aquello le pareció más una fiesta que una reunión. Había demasiado ruido, demasiada felicidad teniendo en cuento los tiempos que corrían, ¿cómo podían seguir comiendo con tanta tranquilidad mientras inocentes morían cada día en las calles? ¿Cómo podían siquiera tener hambre? Pasó tan rápido la mirada por el salón que apenas parecía que los había observado mientras se dirigía a la zona más alejada de las mesas, queriendo despegarse de esa humanidad tan burócrata y despreocupada.

Y aunque pareciera que la espera fue aburrida, él apenas se percataba de cuánto tiempo había pasado desde el inicio hasta la entrada del Barón. Su cuerpo permanecía en aquél salón, pegado en una de las paredes más próximas al escenario al querer escuchar mejor la melodía por encima de las voces, notando que sus dedos se movían débilmente, como si estuviera tocando en el aire para memorizar las notas musicales. Era su mente la que abandonaba su forma corpórea en cada espera para viajar por el espacio tiempo para rememorar una y otra vez su eterna pesadilla, teniendo incluso la sensación de que el olor de la carne y las legumbres de los platos tenía ahora una sensación más metálica.

Volvió al tiempo real cuando escuchó la voz grave del anfitrión aunque no alzó la cabeza, dejando que algunos cabellos oscuros funcionaran como cortina para ocultar su rostro. Sin embargo a medida que iba hablando sintió que su cuerpo se tensaba mientras levantaba lentamente el mentón, habiendo captado totalmente la atención de Xan.

Sus labios eran una fina línea a medida que sus manos se acercaban al mango de sus dos katanas, dejando claro que no necesitaba que le ordenaran ir a por esas criaturas. Era justamente lo que quería.

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01/09/2021, 17:52
Turmil

Como cazador Turmil había visto como en los últimos tiempos, la vida en el bosque y sus proximidades se había hecho realmente dura. Todo comenzó con la caída de aquel meteorito del cielo, a los pocos días se vieron extrañas criaturas, y poco más tarde comenzaron los primeros ataques. Su amado bosque se había ido convirtiendo en un lugar extraño y peligroso, una extraña fuerza estaba cambiando a las criaturas y hacía mucho tiempo que no era seguro acercarse a algunos lugares del bosque. Muchas aldeas y pequeños poblados habían sido atacados por las criaturas que surgían de las profundidades del bosque, y hasta las cercanas granjas estaban amenazadas.

Todo esto había supuesto un cambio total en la vida del joven cazador, vecinos muertos o desaparecidos, criaturas muy peligrosas que surgían de cualquier rincón del bosque, se habían convertido en algo rutinario, pero no por ello menos aciago y triste. Su corazón estaba enfermo, al igual que el bosque, era necesario acabar con ese mal y hacerlo cuanto antes. Así que cuando hasta el llegó la noticia de que el Barón iba a reunir a un grupo para tratar de averiguar que era lo que estaba ocurriendo y tratar de solucionarlo, no lo pensó dos veces. 

Allí estaba, y nada cómodo, las reuniones de muchas personas, las ciudades, los palacios, el no estaba hecho para esas cosas, intercambió algunas palabras con algunos conocidos, pero poco más. Se le hizo muy larga la espera, pero finalmente el Barón se presentó ante ellos, y tenía la firme intención de poner fin al mal que les asolaba. El estaba totalmente de acuerdo, tendrían que actuar, y podrían contar con el. Para eso había venido.

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01/09/2021, 18:38
Elessäl

El ruido del banquete hubiera sido molesto en otros tiempos para Elessäl. Acostumbrado al silencio y la paz de los bosques, eso era un completo alboroto. Pero su rostro no denotaba ningún malestar, pues aprendió a dividir aquellas sensaciones para dejarlas en simples molestias sin importancia.

El mago pasaba la mano por una de las paredes del salón, mientras miraba por la ventana. A pesar de los rumores y las historias que se habían escuchado sobre el Bosque Cantor, no había nada seguro. Elessäl, que había vivido en los bosques desde su infancia, había visto y se había enfrentado a todo tipo de criaturas, naturales y sobrenaturales. Pero en aquella ocasión, sabía que una fuerza del mal se había hecho con las espesuras a las afueras de Nath.

Pero aún así, el mago, no estaba preocupado, así que se centró en aquella melodía que llegaba desde una de las esquinas del salón. Sonrió a unas de las damas elfas que allí se encontraban tocando aquella bella música, lo único en lo que el mago pensaba que merecía la pena prestar atención. Sus dedos se movían con agilidad pero también con delicadeza. El mago llegó solo a concentrarse en aquella sintonía solo con cerrar los ojos, aislando los demás sonidos. Fueron unos segundos de tranquilidad donde, por un momento, Elessäl sintió paz. Pero el gran portón del salón se abrió y el mago abrió los ojos. Dedicó otra sonrisa a la dama elfa mientras inclinaba su cabeza como signo de agradecimiento por tan placentero momento y se giró hacia aquella expectación.

El Barón era un hombre de poder, acostumbrado a que todos hicieran lo que le apetecía. Sus deseos eran órdenes y estaba seguro de sí mismo. Pero el mago no se dejó impresionar, pues en su larga vida había aprendido que lo único que puede estar por encima de las criaturas, era la Naturaleza y sus elementos; y ahora, Elessäl era parte de ellos con su magia. El mago observó las reacciones de los allí presentes, pero no dijo palabra; y menos después del tono imperativo del señor Schumann.

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01/09/2021, 23:22
Gadea Yseult

Los rumores de que el mal comenzaba a acechar al Bosque Cantor llegó hasta donde vivía Gadea. Muchas criaturas estaban atacando a las aldeas vecinas que estaban cerca de aquel bosque. Por lo que la chica, decidida a ayudar en lo que podía, partía al alba hacia aquellos pueblos, durante horas compartía sus conocimientos con los curanderos, apoyaba y ayudaba con los heridos y regresaba a casa antes del anochecer. Cuando ya estaba en su ciudad, antes de volver a casa, se pasaba por la Iglesia para orar, pedir por todos aquellos que se estaban recuperando y pedir el descanso eterno a aquellos que dejaron lo terrenal. Así, día tras día.

En uno de sus viajes, llegó a sus oídos de que el Barón iba a preparar a un grupo de aventureros para partir hacia el bosque. Para Gadea, supuso una gran oportunidad para ayudar a los posibles heridos que cayeran en combate, por lo que decidió ir para apuntarse. 

Una vez en aquel salón, había mucha gente allí reunida. Gadea observaba desde uno de los rincones. De vez en cuando hablaba con algún invitado, pero sobre todo, escuchaba la música de aquel cuarteto de cuerdas. Se llevó su mano derecha hacia el colgante del Sol que tenía en el cuello y mientras escuchaba, jugueteaba con él entre sus dedos. Por su mente pasaban todas aquellas personas a las que había ayudado durante aquel tiempo Por favor Sarenrae, esto es una prueba que nos pones en el camino. Ayúdanos a cumplir con tus designios y acabar con este mal que nos acecha... y durante aquel tiempo de rezo, cerró sus ojos y seguía disfrutando de la música.

El vocero anunció la entrada del Barón. Gadea quedó impresionada con el porte de aquel hombre. Sus pasos le transmitía una gran seguridad y autoridad sobre los demás. Se acercó más para poder escucharlo mejor. Después de aquella orden camuflada en petición, Gadea no pronunció palabra, solo asintió leve y lentamente su cabeza en conformidad con sus palabras.

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02/09/2021, 13:05
Narrador

El barón guardó silencio durante unos segundos, permitiendo que sus palabras calaran profundamente en los héroes allí reunidos. Solo cuando el silencio se cristalizó, volvió a hablar, rompiendo la pesada quietud que se había creado. Sus palabras, pronunciadas de manera lenta y clara, fueron las esperadas, directas. 

La recompensa será de cuarenta mil reales, a repartir entre las personas que pongan fin a esta pesadilla— pronunció con orgullo—. Con este dinero podréis dejar vuestras vidas de mercenarios, teniendo un retiro tranquilo y sin penurias. . 

Lo que decía el aristócrata era cierto. Con ese dinero, aunque lo repartieran entre seis personas, podrían comprar una posada o incluso una granja acompañada de una buena extensión de tierras. El desconcierto inicial, provocado por la gran suma de dinero, pronto se esfumó, siendo sustituido por temor. Si el barón estaba dispuesto a ofrecer tal cantidad de riquezas, la misión debía ser peligrosa. 

Dicho esto, no tengo nada más que añadir— dijo el apuesto noble—. Fuera disponéis de carromatos que os llevarán a distintos puntos del bosque. Quiero que sea peinado por completo. 

» Suerte— concluyó mientras se levantaba y abandonaba el lugar. 

Las personas que se habían sentado, se levantaron a modo de respeto y solo cuando el anfitrión abandonó la sala, comenzaron a hablar. Minutos después los grupos reunidos o creados salieron al exterior en busca del transporte, sin duda ansiosos por ser ellos quienes consiguieron el botín. Tan solo cuatro personas quedaron en la sala, Xan Giao, Turmil, Elessäl y Gadea Yseult. Después de mirarse, llegaron a un acuerdo silencioso, ellos formarían grupo.

Tal como había dicho Lord Shumann, en los jardines del exterior, les esperaba un cochero montado sobre un humilde carromato de madera. Sin duda, aunque al barón le gustaba mostrar sus riquezas, en aquella ocasión debía haberle sido imposible reunir tantos transportes y más aún de buena ver. Una vez  grupo improvisado subió al vehículo y se sentó en los incomodos asientos de madera desgastada, el cochero azotó de manera ligera al caballo, iniciando así el viaje hacia el Bosque Cantor. Mientras las ruedas crujían y repiqueteaban al pasar por encima del empedrado, el conductor comenzó a tararear una pegadiza melodía.

Notas de juego

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02/09/2021, 16:34
Xan Giao

Comprobó que al mencionar las monedas el jolgorio se incrementó, llamando el oro más que la propia sensación de seguridad. En realidad eso era un problema porque cuanta más gente hubiera, más obstáculos en forma de futuros cadáveres debían de sortear hasta llegar a su verdadero objetivo.

Y aunque le hubiera gustado irse el primero del salón, prefirió esperar a ver qué hacían el resto. Muchos eran insensatos que portaban sus armas y salían henchidos de orgullo, alardeando que ellos se encargarían de acabar con las bestias. Otros, en cambio, parecieron recapacitar mejor los peligros, optando al final por abandonar su comitiva y volver a casa con su familia.

Comprobó que tras un poco de tiempo sólo quedaba apenas un par de personas, las suficientes como para formar un grupo, aunque todavía no sabía si todos aceptarían. Si fuera por él iría solo al no querer depender de los pasos de otros, además de que un leve vistazo fue suficiente para formarse una idea preconcebida de ellos, viéndolos más bien como un trozo de carne con huesos que no podrían sujetar un arma sin temblar. En todo caso, habría que verlos en el campo de batalla.

Salió al exterior, dejando que la tela del hakama que llevaba arrastrara un poco el suelo antes de pisar la tierra de los jardines. Oteó a su alrededor, echando un rápido vistazo al carruaje antes de buscar entre los árboles, localizando justamente lo que buscaba.

Como si se tratase de un animal domesticado, al cruzar sus miradas todos comprobaron que un pajarillo se alzaba sobre la rama de un árbol para planear hasta colocarse sobre su hombro derecho, piando con una energía que Xan claramente no tenía. Acarició a la criatura con un cuidado y cariño no mostrado hasta ahora, levantando las plumas con sus dedos mientras se dirigía al carruaje, acomodándose en su interior con su amigo dentro.

No fue hasta que todos subieron después de él que comprendió que, oficialmente, iban a emprender una aventura. Alzó un poco la palma de su mano para que el pájaro diera un pequeño salto desde su hombro, queriendo que el animal descansara sobre su regazo mientras continuaba con sus caricias.

¿Os habéis adentrado en el Bosque? – Rompió el hielo entre tanto silencio, una pregunta que, lejos de sonar casual, en realidad era para saber con qué se iba a topar. Al fin y al cabo, después del meteorito, pocos eran los valientes que habían visitado el Bosque Cantor.

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02/09/2021, 17:00
Turmil

Turmil no tenía un especial interés por el dinero, era de costumbres sencillas y todo lo que necesitaba lo conseguía del bosque, o a cambio de trabajos para sus vecinos. Su interés era restaurar la naturaleza y acabar con aquella amenaza, que estaba expandiéndose poniendo en serio riesgo su forma de vida. Su amor por la naturaleza era mancillado por aquella corrupción que se iba extendiendo, acabando con todo lo que amaba. Poder participar en la destrucción de esta corrupción era tan solo su deber, estaba obligado, para restaurar el orden natural. El premio sería la liberación de este mal de su amado bosque, aunque con el dinero podría ayudar a algunos vecinos y conocidos, que lo habían perdido todo.

Aunque llevaba toda su vida, conviviendo con los humanos, había muchas cosas de estos que no podía comprender, ese ansia por el dinero y las riquezas, que les hacía jugarse la vida por lograr riquezas. Un atardecer a la orilla de un arrollo, el canto de los pájaros al romper el alba, o un cielo estrellado en una cálida noche de verano, eran algunas de las cosas más importantes de este mundo, y no se compraban con dinero. La amistad, la familia, y la comunidad de la que formabas parte, eran por lo que había que preocuparse y luchar, y llegado el caso perder la vida, pero no por riquezas, eso nunca lo podría entender.

Sin darse cuenta, casi se quedo solo en la sala, serían un grupo de cuatro. Salieron al exterior y subieron a un carro que les llevaría hasta el bosque. Observo como una pequeña ave se poso en uno de ellos, y miro al cielo, donde desde muy lejos Silencioso (su querido halcón) vigilaba sus movimientos. Antes de volver a perderse en sus pensamientos, decidió presentarse al resto del grupo, con el que el destino había decidido reunirle.-Mi nombre es Turmil, cazador y explorador, vivo en el bosque Cantor, y la ruina que le asola, está a punto de hacer desaparecer el pueblo en el que nací.-Una frase, nada para la mayoría, pero un gran esfuerzo para el. Estaba más acostumbrado al lenguaje de los animales, que al de los humanos, y siempre le resultaba muy duro, hablar con desconocidos.

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02/09/2021, 20:05
Elessäl

- Ni con todo el oro del mundo podrás comprar nada una vez que te adentres en la Naturaleza - murmuró para sí mismo Elessäl ante el anuncio de la recompensa del Barón.

Aquella frase se la dijo su padre en una de sus incursiones en su infancia. Y desde aquel momento, aprendió que no es más rico el que posee más tierras o más oro, sino el que posee la paz dentro de su corazón. Y el mago, viviendo en las espesuras de Nath, era una de las personas más ricas en simbiosis con todos los elementos del bosque. Su código de honor le había hecho acudir a aquella reunión de aventureros en busca de una solución sobre la sombra que cubría el bosque Cantor. La recompensa era un simple reclamo para guerreros y mercenarios.

El mago siguió mirando por la ventana mientras escuchaba como los presentes abandonaban la sala después de las últimas palabras del Barón. Cuando notó un silencio casi absoluto se giró, para encontrarse con varios aventureros. Su intuición le decía que tenían un aura distinta, un corazón distinto y que no eran unos simples hombres con armas. Pero aún, no dijo nada, pues seguramente tendrían tiempo de cruzar palabras de camino a sus destinos.

Elessäl fue avanzando hacia el carromato donde los demás aventureros se dirigían. Por descarte, solo quedaba un único transporte, pues lo demás habían avanzado dirección al Bosque Cantor. El mago recogió su túnica y la echó a un lado, para sentarse sobre uno de los bancos laterales del carro. Se reclinó sobre el espaldar, dejando los codos apoyados en el mismo a cada lado mientras observaba el horizonte.

- De camino vamos, y no tardaremos en averiguar qué sucede - contestó a aquel hombre -. Encantado, maese Turmil, siento mucho lo que os ha pasado. El dolor de lo Naturaleza y los bosques también es el mío. Mi nombre es Elessäl. ¿Qué más sabe acerca de lo sucedido? - giró la vista hacia el cazador -. 

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02/09/2021, 23:08
Gadea Yseult

Cuarenta mil reales... Eso es demasiado dinero... Debe de ser un gran peligro el que acecha pensó Gadea. En un primer momento la sala quedó en silencio, estupefacta, como se había quedado ella al escuchar tal cantidad de dinero. Luego llegó el murmullo de todos los presentes.

Nunca había llegado a entrar en las profundidades el Bosque Cantor. En sus visitas a los pueblos vecinos para ofrecer su ayuda, alguna vez se asomó a su periferia, pero no llegó a más. No quería entrar sola y más si todo lo que sus pacientes le contaban era cierto. 

Miraba a los presentes con los que compartiría aquella peligrosa aventura. Veía que iban formando los grupos y que poco a poco iban saliendo del salón del Barón. La sala quedó prácticamente vacía a excepción de tres aventureros, a los cuales se fue acercando poco a poco y los acompañó hasta el carromato en el que se subirían y partirían. A Gadea aquel grupo le pareció de lo más variado que había visto. A uno de ellos se le posó un pequeño pájaro y él le acariciaba suavemente y poniendo todo el cuidado del mundo, le pareció una imagen de lo más tierna. Otro miró hacia el cielo, la chica siguió el camino de su cabeza y pudo observar que otro ave los acompañaba desde la distancia. Y el último que quedaba, vio que se sentó en uno de los laterales. Se sentó al lado de éste último y comenzó a escuchar la conversación que se formaba en aquel grupo.

- Yo nunca he estado en el Bosque Cantor... - comenzó diciendo - Lo más cerca que he estado ha sido en las aldeas que están en las lindes del bosque... - el carromato había comenzado su camino y se podían escuchar el caminar de los caballos y el ruido que hacían las ruedas contra el suelo. De vez en cuando había algún silencio el cual no le incomodaba - He estado viajando a aquellas aldeas para poder ayudar a aquellos aventureros que se han atrevido a ir a luchar contra lo desconocido... - uno de los hombres se presentó - Oh... Encantada Turmil y Elessäl... Mi nombre es Gadea, Gadea Yseult - se presentó. Luego miró a Turmil - Siento mucho por lo que estás pasando... - le dijo sin saber muy bien qué más decir. Lo notaba afectado y tampoco quería profundizar mucho en el tema, ya que se acababan de conocer. Por último, su curiosidad, que intentaba disimular, se centró en el hombre que todavía no se había presentado y que acariciaba con tanto esmero y cuidado al pequeño pájaro.

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03/09/2021, 10:33
Narrador

Pronto, el castillo de los Shumann, al igual que la ciudad de Nath, se convirtieron en pequeños puntos en el horizonte. Hacía un maravilloso día de otoño, perfecto para recoger las últimas moras, que perezosas, se habían negado a madurar cuando debían. El cielo estaba despejado y los rayos de sol acariciaban de manera suave sus rostros. 

El cochero, por respeto o entrometido, dejó de silbar, para que así los aventureros pudieran mantener una charla tranquila. En aquel momento, el carromato, comenzó a serpentear un camino polvoriento que atravesó los campos de cultivo de algunas granjas. Los jornaleros al oírlos, tomaron un breve respiro de la cosecha y observaron la comitiva de carruajes. 

Tiempo después llegaron al Bosque Cantor, el cual había sido rebautizado en los últimos días como el Bosque de Gigantes. El carromato, lejos de detenerse, continuó avanzando por la linde del paraje natural. Horas más tarde, el conductor tiró ligeramente de las riendas, provocando que el caballo detuviera su marcha. 

Puese este es vostro destino damah y caballeiros— dijo el conductor mientras los aventureros se bajaban—. Si yo foise ustedes, no entraria ahi ni jarto vino, pero es vostra decisión. 

» Que los dioses os protellan amigos— se despidió de los aventureros con cierto nerviosismo. 

Los héroes observaron como el cochero azotaba al caballo para tomar el camino de regreso. Jurarían incluso que este se alejaba más rápido de lo que les había traído. Instantes después giraron en redondo para encarar a su destino. El bosque mostraba un aspecto vivo, rebosante de vida y colores. Si sus vidas no se hubieran visto truncadas por aquel lugar, jamás habrían imaginado que este fuera el fruto de tanta desdicha.

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03/09/2021, 13:42
Gadea Yseult

Después de su intervención, se acomodó un poco más en el incómodo asiento - procurando no invadir el espacio de su acompañante - y giró su cabeza para poder admirar el paisaje del camino. Durante el camino, pudo ver algunas zarzas con moras preparadas para coger, cerró sus ojos, disfrutando de los rayos de Sol y sonrió.


Era una tarde de otoño. Tanto su padre como ella habían terminado la recolección ese día y decidieron ir a dar una vuelta fuera de la ciudad. Una vez llegaron a la entrada del bosque, dieron un paseo tranquilamente, admirando todo lo que la Naturaleza les regalaba aquel día. La pequeña Gadea vio un arbusto, el cual contenía moras. Muy contenta recogió unas cuantas, las puso en su falda y volvió con su padre - Mira padre, he cogido unas cuantas moras para los dos - el padre la observaba atentamente. La pequeña cogió una mora blanca y se la empezó a llevar a la boca. El padre con delicadeza la paró - No cielo, esas moras no se comen - le indicó que le enseñara todas las moras que había recogido - Mira, estas que son negras y azules, se pueden comer, las demás probablemente sean venenosas - Gadea ante las palabras de su padre, miró las moras horrorizadas. Su padre comenzó a reírse y cogió una de las moras negras - ¿Ves? Esta es comestible - y acto seguido se la metió en la boca. Gadea cogió una de las azules, mirándola con cierta desconfianza, la olisqueó y se la comió - ¡Está riquísima padre! - separaron las moras comestibles de las que no eran y disfrutaron de una merienda en la tranquilidad del bosque.


Se quedó un rato más absorta en sus pensamientos ¿Qué nos deparará este viaje? ¿Qué acecha en las profundidades del Bosque? El carromato acabó parándose y los viajeros bajaron. El conductor les aconsejó que no se adentraran en el bosque Entonces probablemente, lo que me han contado tenga su parte de verdad. No quería terminar de creer lo que sus pacientes le habían contado mientras les practicaba sus curas, ya que algunas de aquellas historias, le parecían una exageración, pero toda historia tiene su parte de verdad. 

Gadea observó la inmensidad del bosque. Se acercó a uno de los árboles, colocó su mano en el tronco y miró hacia la copa. Rayos de Sol se colaban entre las ramas. Era una imagen realmente hermosa. Acarició el tronco del árbol - Que Sarenrae te proteja, nos proteja y nos guíe en esta aventura... - volvió a reunirse con el grupo - Es increíble la imagen que estamos viendo, tan hermosa... Y que en las profundidades estén ocurriendo todas las atrocidades... Supongo que es porque todavía no ha llegado aquí... ¿no? - preguntó.

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03/09/2021, 18:21
Xan Giao

Era extraño pensar que hasta que no puso un pie sobre la tierra del Bosque Cantor no se sintiera con cierta comodidad, puesto que había recorrido tantas veces los terrenos que casi podía considerarlo como si propio hogar, aunque más bien era su eterno purgatorio.

Escuchó las ruedas retroceder y los caballos relinchar mientras giraban el carruaje, queriendo alejarse de los lindes como si temieran ser atacados en cualquier momento, algo que podría ocurrir en realidad. Sin embargo Xan avanzó un par de pasos, los suficientes como para dejar atrás las huellas de las ruedas mientras soltaba a su pajarillo, dejando que revoloteara entre los árboles en una relativa libertad.

La belleza es la capa que más rápido destruyen. La pisotean y desgarran hasta que no queda nada hermoso que recordar.- Respondió al comentario de Gadea, observando cómo la joven acariciaba uno de los miles de troncos que los rodeaban. Veía en ella una inocencia que sabría que perdería si seguía avanzando, recordándole incluso un poco en su manera de hablar y el brillo puro de sus ojos a su amada esposa. Se obligó a volver a fijarse en el camino con melancolía, sintiendo un profundo nudo que oprimía su pecho.- Estáis a tiempo de retiraros.- Tal vez podría protegerlos, al menos a la muchacha mientras se adentraba en el bosque. Realmente esperaba escuchar pasos alejarse, al menos así sabía que había logrado salvar a alguien.

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03/09/2021, 20:13
Elessäl

El mago sonrió ante el comentario del conductor del carromato.

- Hemos bebido la cantidad justa de vino en el castillo del Barón como para ser lo suficientemente valientes para adentrarnos en la espera, buen señor - bromeó mientras se despedía con la mano de aquel hombre -. Gracias por el viaje, vuelva con su familia y cuídela.

Todas las tonalidades de verde inundaban aquel paisaje que se abría ante ellos. No se habían adentrado mucho, pero sí lo suficiente para que el elfo tuviera las primeras sensaciones después de la última vez que vagó sobre las copas de aquellos árboles. Oteó hacia ambos lados, observando con delicadeza la Naturaleza.

Elessäl aspiró profundo cuando comenzó a adentrarse en el Bosque Cantor. 

- A pesar de las atrocidades que envenenan el Bosque Cantor - comentó en voz alta mirando hacia el final del mismo -, todavía puedo oler la hierba fresca, la resina y los frutos que caen de los árboles - el mago se giró hacia sus compañeros -. No está todo perdido... - dijo con una sonrisa esperanzadora.

¿Cuál sería el primer escollo en el camino? ¿Qué se encontrarían en lo más profundo?

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03/09/2021, 21:53
Turmil

Turmil estaba totalmente inmerso en sus pensamientos, asintió con gestos de agradecimiento, los amables comentarios de sus compañeros de viaje. Y pensó en que podrían encontrarse y como podrían hacerle frente. Al llegar al bosque, su espíritu sintió alegría y bienestar, este era su hogar. Haría todo lo que pudiese por limpiarlo del mal que lo estaba consumiendo. No tenía otra opción, era no solo su hogar, era la única vida que conocía.

Las afueras del bosque, estaban tranquilas, nada hacia pensar en las dificultades que podrían encontrarse cuando se adentrasen en sus profundidades. Tras despedirse con un gesto del carretero, que les había llevado hasta allí. Vigiló los alrededores y se mantuvo atento a cualquier indico de peligro, o de cualquier cosa que no estuviera bien.-Aunque parece que esta zona esta tranquila, es mejor que estemos preparados, no sabemos lo que puede estar acechando entre los árboles. Este bosque ya no es lo que era, en cualquier momento podemos vernos en problemas, mejor no bajar la guardia.-

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04/09/2021, 13:09
Narrador

Tal y como decía Elessaäi, el bosque desprendía un aroma embriagador y reconfortante. Una mezcla dulce de fragancias entre las que distinguían rosas, diferentes frutas, hierba y eucalipto. De manera inconsciente inspiraron profundamente, sintiendo como sus pulmones se expandían con cada bocanada de aire; sin embargo, aquel pequeño momento de evasión fue interrumpido por el sonido de una pequeña rama al partirse. 

Con las armas preparadas, giraron en redondo y encararon el posible peligro, pero allí no había nada. Confusos escrutaron las cercanías, así como las zonas más alejadas, detrás de la maleza e incluso en la copa de los árboles. Con el corazón latiendo con fuerza, el grupo comprendió que no podían quedarse quietos. Si querían sobrevivir, debían mantenerse siempre en constante movimiento.  

Momento después oyeron el sonido de dos piedras al rozar con fuerza emitiendo un sonoro crack. Ante esto, algunos de los presentes dieron un pequeño respingo de sorpresa, pues aquello que acaban de oír sonaba cerca, demasiado cerca. De nuevo, con el ceño fruncido, otearon a su alrededor, esta vez de manera lenta y exhaustiva. Fue entonces cuando vieron algo moverse entre las altas hierbas del lugar. Con lentitud Xan apartó la maleza con su katana, mostrando a una criatura de apenas diez centímetros de altura, formada a partir de piedra, musgo y raíces. 

Hola. Soy Crock— se presentó agitando su mano con lentitud a modo de saludo—. Mi amo quiere veros. Necesita ayuda. Vuestra. 

» Allí — añadió poco después mientras señalaba fuera del bosque, justo por donde habían llegado. 

En ocasiones su corto y lento discurso era interrumpido por pequeñas pausas, ocupadas por un sordo y profundo crack, procedente del interior de la criatura. Sin duda una criatura única y extraña. ¿Sería creación del bosque? ¿Sería una trampa?

Notas de juego

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04/09/2021, 14:11
Elessäl

La Magia era un elemento que Elessäl controlada desde que era muy pequeño. Mimetizarse con la Naturaleza en su época de Guardabosques le permitió, a parte de pasar grandes temporadas en los bosques, conocer todo tipo de criaturas e interaccionar con ellas. De hecho, podía comunicarse con las mismas y hacer que actuaran a su voluntad.

Pero en esta ocasión, aquella criatura de tronco de piedra y madera envuelto en raíces le sorprendió, arrancándole una sonrisa. El mago la miró amistosamente, pero dentro de él sabía que no podía confiar en nadie que no fueran sus compañeros, y quizás, eso sería precipitarse pues a penas los conocía de hace unas horas. Aún así, la buena voluntad del mago y su experiencia le decía que podía avanzar en la misma dirección del mismo.

- Hola, Crock, encantado de conocerte - dijo el mago -. ¿Va todo bien? ¿Cómo se llama tu amo? 

Elessäl se mostró simpático, pero no avanzó hacia la dirección de la criatura, al menos por ahora.

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04/09/2021, 17:27
Turmil

Al poco de llegar, comenzaron a escucharse algunos sonidos, pero no vieron nada extraño. Y no había señales de ninguna amenaza cercana, comenzaron su avance hacia el interior del bosque, cuando los sonidos fueron demasiado cercanos. Entre la maleza había un pequeño ser de roca y madera, que se dirigió a ellos. Turmil no entendía que tipo de criatura tenía ante sus ojos, pero le daba la impresión de ser obra de algún mago. Y nos había indicado que su amo necesitaba nuestra ayuda, señalando hacia fuera del bosque, por donde acabábamos de llegar. Elessäl le pregunto quien era su amo. A lo que Turmil añadió:-Acabamos de venir por ahí, y no hemos visto a tu amo. ¿Dónde está y quien es tu amo?-No dejo de inquietarse, ante lo rápido que les había localizado la criatura, así como de preguntarse, quien podía ser su amo y que podría necesitar de ellos. 

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04/09/2021, 20:32
Xan Giao

Aún seguía aferrado a su katana mientras observaba a la bestia con un profundo odio.

Poco le importaba que su apariencia fuera pequeña e incluso débil, indefensa, puesto que había nacido gracias al asteroide a la par que las bestias que iban a combatir. Las raíces de sus manos podían clavarse y atravesar tu piel, la piedra machacar tus huesos mientras desgarraba tus órganos, manchando el musgo de la espesa sangre… no, no había distinción entre las bestias del bosque, todas eran sus enemigos.

Sus compañeros en cambio parecían querer parlamentar con la bestia, algo que Xan no comprendió ni compartía.

Miró en la dirección que señaló Crock, levemente sorprendido de que fuera a las afueras del bosque. Pensó que tal vez intentaba confundirlos para descartarlos como posible amenaza, teniendo la imperativa necesidad de seguir avanzando para adentrarse más y más del bosque.  En realidad estaba deseando que fuera una trampa que le tendía su amo porque eso significaría que no tendría que buscar a las bestias entre los árboles para acabar con ellos. Al revés, así iban hacia ellos.

Matadlo antes de que os mate a vosotros.- No iba a añadir nada más al respecto, una especie de prueba para saber si tendrían lo que necesitaba para avanzar. Porque ya no podía detener su caminar, ya no.

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05/09/2021, 00:35
Gadea Yseult

- No le temo a nada, os voy a acompañar. Al fin y al cabo, Sarenrae ha escrito mi destino y está con vosotros, ayudaros en todo lo que sea posible - dijo mientras se volvía lentamente hacia Xan - Por cierto... - lo miró con cierta curiosidad - ¿tu nombre...? - le preguntó, puesto que era el único que no se había presentado.

Luego escuchó tanto a Elessäl como a Turmil, por un lado las palabras del mago tranquilizaban a la muchacha, pero por otro, las del cazador la inquietaban. Miraba a los alrededores algo alerta aunque de vez en cuando se permitía el lujo de distraerse en la belleza del bosque. 

Una rama se partió y eso puso en tensión a Gadea. Se acercó más al grupo. En los alrededores parecía no haber nada, luego sonó unas especies de rocas y tras apartar Xan unas malezas, apareció una criatura que les habló. Era muy pequeña y a Gadea, le pareció inofensiva - Turmil, ¿alguna vez has visto algo así? - le preguntó mientras no dejaba de observarlo. Usó su memoria para recordar si había leído o visto algo similar a aquella criatura y después miró a Xan - No sabemos qué intenciones tiene... ¿Y si es un ser inocente? - miró a Crok - Hay que conceder en un primer momento el beneficio de la duda... Hola Crok, ¿sabíais que vendríamos?