Partida Rol por web

El eco del Diablo

Hic Sunt Dracones

Cargando editor
01/09/2017, 14:23
Raspoutine

 

Raspoutine. Una hora después.

En la embriaguez la luz de los focos se comportaba como un tinte con el poder de teñir hasta los mismísimos recuerdos haciendo imposible incluso pensar en imágenes que no fueran en blanco y rojo.

La música, que de alguna manera también sonaba pintada de ese color flotaba como un líquido poco denso liberado de la fuerza de la gravedad, capaz de rellenar cualquier recoveco. Como un licor que terminaría por intoxicar absolutamente todo el espacio.

La cantante lanzaba su voz desgarrada arrancándola de su interior como si no terminara de liberarse. Sonaba lejana tras una catarata de música electrónica mientras multitud bailaba abandonándose a su compás como pedazos de carne flotando en una sopa de tomate, girando a merced de un remolino irresistible.

 

Notas de juego

1/2

(Viene del final de la escena "Una cena merecida")

Cargando editor
03/09/2017, 21:53
Raspoutine

Clementine sintió en el aire un pulso similar al flujo de la sangre empujada por el corazón. Se dio cuenta de que estaba respirando toda esa energía que saturaba la atmósfera del lugar y sintió cómo ésta entraba en ella nutriéndola, colmándola de un extraño gozo y vitalidad. Bebía de una alegría estúpida que en pugna con su raciocinio parecía querer embriagarla.

Un cosquilleo placentero la rodeaba como un campo de fuerza y supo que si se acercaba a cualquiera focalizándose en él podría sentirle con una intimidad tan intensa que supo sobrehumana.

Notas de juego

2/2

Ya puedes postear. Continúan juntos los cuatro personajes, en la pista de baile.

Cargando editor
03/09/2017, 22:00
Raspoutine

Daniel y Leah sintieron un éxtasis de felicidad prodigioso que se mantenía en el tiempo como un rayo de una energía infinita que se niega a desvanecerse en la tierra. Era un sentimiento tan intenso que a Daniel le hizo dudar de su capacidad para asimilarlo sin perder la cordura y a Leah le hizo incluso temer por su propia vida.

Al fin la sensación cesó siguiéndole una paz sobrecogedora, como si su amor fuera un río que había desembocado, al fin, en el inmenso océano. El sentimiento de antes se hizo menos intenso y doloroso, pero más profundo y amplio.

Notas de juego

2/2 Ya podéis postear.

Continúan juntos los cuatro personajes, en la pista de baile.

Cargando editor
03/09/2017, 22:03
Raspoutine

En uno de los arrebatos cariñosos que le dio a Mats, contemplando a sus nuevos amigos le vino un fugaz sentimiento de añoranza por Sophie y su amado.

En su pecho un manantial de caudal infinito de un magma ardiente le hizo sentir etéreo y pesado; capaz de volar e inamovible como una montaña.

Ese icor que de normal se mezclaba diluyéndose en su sangre bullía ahora puro en su interior, amenazando con dotarle un algo imponente, salvaje, a lo que no estaba seguro de ser capaz de dominar.

 

Notas de juego

2/2

Ya puedes postear. Continúan juntos los cuatro personajes, en la pista de baile.

Cargando editor
04/09/2017, 18:13
Daniel Mallutz

El jugo de la noche se pone a desgranar sus sustancias pulcramente.
Al principio dentro del fuego fatuo y el sacramental de los licores y después, sobre la sudorosa espontaneidad del movimiento en la pista de baile.
Y por supuesto en la agudeza del goce reciproco con nuestros compañeros.

Empece a formar parte de esas esencias, bastante cercano a la definición de hacer el tonto.
Hacia mucho que no alardeaba de los movimientos de contoneo universitarios. No fue como montar en bicicleta pero comenzó a arrancar.
Con todo, con el influjo adecuado de la música, la patina de la atmósfera lúdica y el humor labrado en el punto exacto de intoxicación de alcohol, los inicios desacertados de mezclar Elvis Presley con la fashion music de vanguardia, se metamorfosean ajustadamente en inspiradas diversiónes.

Con desahogo y risas, bailo suelto y apretado con Leah, con Clementine, con Matts, con Leah y con Clementine, con Leah y con Matts, conmigo mismo y haciendo un bis y de remate otra vez y otra y otra con Leah.

El arrebato de la danza se ha ido contextualizando a través del sacrificio de horas y fuerzas y neuronas.
Sin pudor, el rito frugal de fiesta acaba en el contacto consumado de mi cuerpo con el de mi pareja.
Hambre de vida corporal que dilata la carne, respira la piel y arma al goce.

De la mente fluye a presión, la pasión por la eternizacion de cada segundo, aventada por la seguridad de que al final es una tarea imposible, y el susurro en tu nuca que te recuerda que eres mortal.
Delirio que impulsa a apurar cada instante como si fuera el ultimo y, después de haberla perdido una vez, con la única y verdadera intensidad.

Rozo su calor. Agito sus curvas y las acoplo a las mías. La acaricio con los labios en los suyos y también en otros sitios.
También con los dedos. Con cada centímetro de vello erizado.
Con todo sin escatimar un gramo.

El mañana esta posiblemente condenado.
Quizás esta vez sea yo.
Quizás sea otro.
Quizás la Gracia nos salude y acabemos en pie todos.
Pero en la Ventura queda el Hoy.
No lo niego. Lo comparto.
Con ella directamente y con los demás en la comisura de las miradas.
La amo y ella me ama. Y si hacer el amor existe es por que en verdad se hace.

Tan cerca de ella, que discernir que movimiento es de quien, seria prodigioso, el aluvión del éxtasis nos alcanza entrelazados, como el azote de la chispa de un dios tormentoso, y nos corona, y trasciende la realidad de que el sexo se puede tener sin quitarse la ropa y que puede perder su maltratado nombre en loor de su cierta santidad.
Es como si nos rompiera y nos volviera a aunar.

Cuando cesa y me acoge la calma con mi mujer, Mo Cheile, de la cintura y nuestros alientos aun jugueteando el uno con el del otro, atino a acariciar su mejilla resplandeciente, y después, a interrogarla con los ojos entrecerrados, por que sé que también lo ha experimentado.

Mo Chialin ¿Ha pasado un Ángel? - logro articular entre la fanfarria de la Disco y miro lentamente alrededor estirando la curiosidad, hacia Clementine y hacia Matts, por que no imagino que algo tan vibrante se haya detenido en la frontera de nuestros seres.

Enmarco en silencio envuelto en ritmo la pregunta. No por que saber la respuesta me sea importante sino por trazar un curso de regreso a la tierra para mis pies y mi cabeza.
Mi ser no necesita palabras. Es solo necesidad de mi parte humana.

Cargando editor
05/09/2017, 06:30
Leah Beth Tautou

La disco tenia su encanto o tal vez solo era el grupo con el que estaba y alcohol que me hacian sentir feliz. No importaba. Con Daniel me sentia especialmente feliz y relajada como nunca me habia sentido en mucho tiempo.

Matts habia demostrado ser un buen compañero y si estaba segura de que tendria una amiga en mi vida adulta esa sería Clementine. No podia pedir mas, asi que si el alcohol se me subia de mas tampoco era algo que importaba mucho porque sabia que nada malo podria pasarme.

En la pista me habia dejado tocar por Daniel, habia reido con Mats, habia bailado con Clem de manera sensual solo para deleitar a los demas clientes y despues vuelto a bailar con Daniel asegurandome de besarle cada vez que tenia una oportunidad. Si estabamos cerca no dudaba de usar mi cuerpo amoldado al suyo y si estabamos separados no dejaba de verle.

Solo podia lamentar que tanto baile disminuyera mi nivel de alcohol pero era algo que tendria remediar pronto aunque espere a que regresaramos todos a la mesa, mientras tanto bailaria hasta que el cuerpo aguantase o mis zapatos!

Cargando editor
05/09/2017, 16:27
Mats Bergstrøm

La mezcla de conversación, alcohol y buena compañía se mete en mis venas como una droga. El momento en el que las palabras ingeniosas dan paso a meras miradas y risas se dilata y se difumina, confundiéndose en una nube de rojo apagado y dulzón. Empiezo a pensar que quizá, solo quizá, haya algo de bueno en todo esto. Nos estamos reuniendo un grupo de personas excepcionales, personas que, por algún extraño motivo, parecemos desvinculadas de las normas, de las barreras que suelen atenazar a la inmensa mayoría de gente. No es necesario hablar. Es casi como si una especie de electricidad se extendiese por nuestras pieles, de una piel a otra piel, de un corazón a otro, y no fuese necesaria más vía de comunicación que ese simple estar, esa extraña y fascinante comunión. Las sonrisas cómplices entre Leah y Daniel, las sutiles bromas de Clémentine… Me embriaga una extática felicidad. Pierdo la cuenta de los minutos que paso únicamente riendo, asintiendo, bebiendo cortos tragos de lo que sea que haya en mi vaso. No me importa. Recuerdo entonces a Sophie y a Arthür. Sobre todo a Arthür. Ojalá estuviesen aquí, riendo, compartiendo este momento mágico congelado en el tiempo. La melancolía tiñe mi alegría, entumeciéndola y arropándola en una niebla familiar, pero esto solo arroja armónicos a mi felicidad. Me siento como en un videoclip musical de los años ochenta, lleno de humo de hielo seco y de reverberaciones de sintetizador; recuerdos de una época más pura, más joven e ingenua, más valiente, en la que todo parecía posible, en la que incluso los misterios de la vida parecían llenos de una desenfadada despreocupación.

Un peso empieza a crecer en mi interior, una sensación energética, reconocible al principio, pero que poco a poco comienza a abrumarme, incluso a mí mismo. Me sorprendo sintiendo con mayor intensidad que jamás en mi vida, como si el centro de mis emociones se hubiese convertido en una forja incandescente, inagotable. Durante un momento de desconcierto, abro la boca para respirar, como si me faltase el aire, o mejor dicho, como si mis pulmones, como si todo mi cuerpo, no fuesen lo suficientemente grandes para albergar todo el aire y la energía que fluyen a través de mí. Mis ojos se recubren de una fina y brillante pátina de lágrimas. No sé qué es lo que me está sucediendo.

Me da igual.

Decidido a dejarme consumir por esta extraña y casi insoportable sensación de extrema emotividad, me levanto del reservado sin decir nada, con una sonrisa resplandeciente, con una mirada relampagueante. Joven. Puro. Salgo a la pista de baile, intoxicado de sensaciones, y lo único que puedo hacer es dejarme llevar. Cerrando los ojos, extiendo los brazos y me ilumino en la penumbra alumbrada por infinitud de colores. Libre. Hermoso. Mi cuerpo se funde con el estruendo vital de la música, de todos los corazones que laten a mi alrededor, de todos los cuerpos calientes que se agolpan como un dulce racimo de uvas. Salvaje. Primordial. Siento ganas de reír, de llorar, de comer, de follar, de amar, de gritar, de enloquecer, de morir de puro agotamiento y sobrecarga emocional y sensorial.

Y bailo, en el más profundo abandono.

Notas de juego

Cusa, no sé si lo he hecho bien o si me he pasado, pero yo he ido con el flow (como el propio Mats XD).

Cargando editor
05/09/2017, 20:32
Clementine Ouvrard

La noche se sucede entre risas, baile y alcohol, a cada palabra, gesto u acción se desencadena una reacción más intensa y arrebatadora que la anterior, como un cordel de seda que se enreda alrededor de un cuello impoluto, asfixiando lentamente y con amor. De pronto me hallo turbada en medio de la multitud, nuevamente como si estuviera en tercera persona, yo la eterna espectadora... Una dulce sensación me envuelve y me arrastra, inexorable, amable. No quiero ceder ante ella porque me aterra pero me es imposible negarme.

Entre los flashes de la pista y los cuerpos que bailan a mi alrededor un espacio de aire me separa de ellos y gira a mi alrededor como si estuviera vestida de tempestad, puedo percibir con la yema de los dedos el aire correr a mi alrededor, fresco y distintivo, íntimo, del aliento y el calor de los cuerpos. Estoy inclinada a desconfiar de la felicidad, una vez más trato de librarme de esas sensaciones arrebatadoras, embriagadoras.

Cierro los ojos, un recuerdo viene a mi mente, uno olvidado, guardado bajo llave: una tarde en el altillo de mi casa con las motas de polvo gravitando en torno a mí como en secreta danza, el rayo del sol baña mi rostro que está inclinado rezando. Estoy inmersa en la más absoluta soledad, en el más profundo silencio, las lágrimas caen de mis ojos mientras le rezo a Dios, mientras le digo que ya no quiero estar sola. La soledad es abrumadora para los niños porque implica además una aterradora vulnerabilidad.

Mis padres no estaban en casa ni lo estarían, estoy sola hasta que llegue la niñera, tengo 9 años y teóricamente sé cuidarme sola pero, ¿Cómo le podía explicar a mis padres que había visto a Madame Follie en el pasillo, cuando había muerto hacía 3 años? El terror con el que les supliqué que no se fueran era casi tan grande como la devastación que sentía porque no me creían, la imagen de mi vecina con las venas cortadas prodigando sangre por el corredor no había ayudado a darme calma.

El espíritu había entrado a mi casa y yo me había encerrado en el ático para que no me encontrara. Rezaba con todas mis fuerzas para que alguien me ayudara, quien fuera no importaba. Y entonces sentí una suave caricia interior, una calma de pronto colmando mis sentidos, supe que la Madame Follie ya no podía hacerme daño y que estaba confundida.

La música volvió a mis oídos, una parte de mi cerebro sabía que nunca se había ido. Miré en derredor y mis amigos seguían bailando, embebidos por una euforia parecida a la mía, solo que mi manera de demostrarla era totalmente interna mientras mis manos se crispaban pugnando por no dejar salir toda aquella catarata de sentimientos. Retrocedí y me encontré con Mats bailando como un poseso, mientras me reía pensé: ¿Cómo es que había olvidado de que había sentido a Dios? ¿habrían sido quizás los tratamientos con pastillas cuando mis padres me había internado en el psiquiátrico?

Sentí una súbita alegría y mis ojos se llenaron de lágrimas, bajé la guardia y dejé que me llenara, completamente.

Cargando editor
06/09/2017, 00:50
Mats Bergstrøm

Mientras bailo como hacía años o quizá décadas que no lo hacía, todo gira a mi alrededor como si estuviera en un tiovivo de luces, colores, olores y sonidos estridentes. Apenas soy capaz de ver lo que me rodea, deslumbrado como estoy, fascinado y embelesado como un niño ante un espectáculo de pirotecnia. No presto atención a mis movimientos, y me da igual si estoy bailando con estilo o como un ganso; simplemente me permito ser yo mismo. Necesito sacar de dentro de alguna manera todo lo que estoy sintiendo en este momento, algo que me devora y me asusta, pero que al mismo tiempo me eleva a un estado de euforia febril. No creía que fuese posible. Me siento arder como una inmensa pira en mitad de una noche oscura. Miro a mi alrededor y veo rostros difusos, extraños, desconocidos, y siento temor. Me obligo a mí mismo a volver la vista hacia mis amigos, que bailan conmigo a una distancia que soy incapaz de medir. Ellos son mi ancla, el cabo que me ata a tierra en este océano embravecido de ardor demente, sin límites. No creo que sean conscientes de lo que está pasando por mis entrañas en este instante.

«Mats, ¿qué te está pasando?».

Río, feroz y exultante al mismo tiempo. Aterrorizado, feliz, conmovido, lujurioso y frenético. ¿Estoy drogado? ¿Me he vuelto loco? ¿Acaso importa? Miro a mi alrededor y solo veo a mis hermanos. Todos ellos. Clémentine, Leah, Daniel… Todos los desconocidos que abarrotan la pista de baile… Todos son mis hermanos, y los quiero. Los amo. Amo a todo el mundo, y deseo que sean felices como yo lo soy en este momento. De nuevo me sobreviene esa sensación de exceso, de hiperventilación.

Miedo.

Mi mirada busca inconscientemente la de Clémentine. Por un momento la veo vulnerable y pequeña, y el corazón me da un pinchazo. Al instante siguiente está brillando como un pájaro libre. Sonriendo con una afabilidad llena de comprensión, gravito hacia ella y la tomo de las manos. Sus ojos están llenos de lágrimas. Debo salvarla, y ella a mí.

No estarás sola nunca más. Te lo prometo —le digo, y de algún modo, mi voz logra hacerse oír entre el tumulto. Jadeando, la beso delicadamente en la frente—. Es una noche fantástica para volver a ser niños, ¿no crees?

Guiñándole un ojo, como si estuviese a punto de hacer una travesura, sujeto sus manos con fuerza. De repente, riendo, empiezo a girar y a hacerla girar conmigo. Los dos damos vueltas en torno a un mismo eje, y por un momento siento como si ambos pudiésemos levantar los pies del suelo y volar.

¿Tú también lo sientes?

No sé si es un sueño. No sé si estoy loco. Pero no quiero volver nunca más.

Notas de juego

De nuevo... Cusa, no sé si he interpretado correctamente tu anterior post o si se me está yendo completamente la olla... ¡Pero me lo estoy pasando genial! XDDDDD

Cargando editor
06/09/2017, 16:54
Raspoutine

Los ojos melancólicos de azul cambiante de la doctora se habían oscurecido y Mats pudo reconocer en sus pupilas puntitos amarillos que le centelleaban recordando las noches estrelladas del cuadro de Vincent van Gogh. La voz del periodista se imponía y su piel clara plagada de pecas y su pelo ahora rojo casi dorado, como de metal tenían una luz propia que se imponía a la de los focos de la discoteca cuyos haces de colores parecían no afectarle.

Unos cuantos giros y sintieron ese vértigo que los niños buscan cuando dan vueltas sobre sí mismos.

Leah y Daniel tuvieron ocasión de perderse juntos para reencontrarse después con Mats y Clementine. Ni el luminoso aspecto del periodista ni los sobrenaturales ojos de la doctora les pasaron desapercibidos. La risa de Mats era tan contagiosa que resultaba imposible resistirse. Las horas pasaron rápido y cuando la música paró sintieron un cansancio agradable, relajado.

Salieron ya casi de día. En la acera de enfrente se erguía una hilera de árboles de una variedad de grandes flores rojas que Daniel conocía por un libro de dibujos de botánica que acabó perdido en la casa de sus padres y de cuyas ilustraciones disfrutaba siendo un niño. Tras uno de esos árboles una cafetería acababa de abrir. De allí salía olor a chocolate y a Mats le recordó a otra muy parecida a la que su madre le llevaba a desayunar cuando llegaba a París en un vuelo de madrugada.

Unas rítmicas zancadas rompieron el silencio. Era un carruaje cerrado -una berlina- tirada por dos hileras de tres avestruces cada una y conducida por un polichinela mudo ataviado con un sombrero de copa alta y una capa negra que tiró de las riendas para detenerse junto a ellos.

El cochero -alguien alto con una máscara de narizota ganchuda y una falsa barriga hecha con un almohadón- bajó de un ágil salto, apaciguó a una de sus bestias que se notaba impaciente y abrió la portezuela, como un taxista ofreciendo sus servicios.

Cargando editor
06/09/2017, 20:28
Daniel Mallutz

Extraño y compacto coro es el que formamos.
Reunido por caminos diversos, hasta la asunción de el momento presente no parecemos forasteros los unos a los otros.

Es difícil percibir recovecos entre Leah y yo, por que, sin necesidad de hablarlo, desde que nos encontramos en la entrada de la clínica, somos el trazo cerrado de un circulo que repetidamente proclamamos con nuestros cuerpos.
Pero la precisión del contorno de esa circunferencia no se consuma solo en nosotros.

Clementine ha añadido su caligrafía desde el sobrecogedor día que nos conocimos.
Sus volutas añaden distinción reflexiva perfecta para pastorear el ácrata fuego de nuestros corazones y cabezas, llamas de luz limpia y llamas de luz turbia.
Me conjuro a que, en el intercambio, de nuestro lado, abriguemos su expectante calor con mas calor.
Y que le juremos el abrazo siempre dispuesto.

Las formas que se reunirían, en este conciabulo, serian ya tres y tedrían alas ademas de lengua y dientes.
Sin embargo no intuyo que estemos reservados a la trinidad.

El cuatro es un buen numero. Forma un cuadrado y es recio y estable pero sus aristas son muy duras.
El cinco creo que es nuestro numero. Capaz de configurar una estrella en sus cinco puntas o de conducir a la proporción divina si se equilibra.
Cinco ese es y sera nuestro pareado, realmente me digo quintilla.

Misteriosas son las divagaciones que te surgen cuando, has intoxicado tu organismo pero alegrado tu espíritu, y regresas a la civilización, después de tomar, a la par con Leah, por conquista el baño y proclamar allí nuestra adoración mutua a lo bruto, y regresas y los rescoldos de la felicidad arden como si no les preocupara el mañana.

Cualquier gesto de proximidad basta para encender de nuevo las ascuas y la visión de Clementine y Matts en órbitas acompasadas no tiene ni un ápice de dificultad en permitirlo.

A la salvaguarda traviesa de su baile juntos, con las risas y los giros, le es fácil adquirir tintes galantes bajo el prisma de mi mirada.
Pero ese soy yo, monaguillo dominical en la parroquia de mi barrio, queriendo emparejar a todos, uniendo la felicidad en el mundo a esa idea. Como me conozco, yo mismo me refreno, por que para mi insolencia yo soy la mejor y primera victima.
Me abstengo de hacer comentarios e ironizo por dentro imaginando puyas épicas.
No obstante no me esfuerzo mucho, pues el grueso del uso de mi imaginación esta copado por misiones mas libertinas.

Esta amaneciendo y abrazo a mi Chialin por la espalda dándole los buenos días con un pequeño mordisquillo en el cuello.
Con esto no tengo ni para empezar a pensar en empatar contigo - le digo recordando la otra encomienda epopeyica, bueno mejor hazañosa de hace un rato - para mi, tú estas mas sabrosa.

Me parece que es hora de marchar - apunto cuando la luz se mantiene pero menos vibrante al vencer la iluminación del sol y el sonido se va a recuperar fuerzas para la siguiente noche.
Aunque no tengo noticias de mi agotamiento, o de cualquier reclamo de dormir, y andaría hasta la casa Gerta solo por disfrutar de Paris desperezandose, apunto mentalmente que mejor sera reclamar un taxi.
Vamos. Veamos quien nos acerca a casa - digo para todos.

El mundo fuera parece sacado de un sueño. Uno de esos que piensas, a ver si lo recuerdo cuando despierte.
Y todo encajaría en la afirmación de: si puede ser así normalmente, si no fuera por las avestruces.
Son seis y bastante disciplinadas para ir enganchadas a un carro.
El tipo disfrazado de comedia del arte no me pareció tan extraordinario.
Pero quizás ese es el truco. Que te quedes fijándote en otra parte.
Respiro hondo y concentro mi mirada en el individuo cuando baja al reclamo de uno de sus animales.
Con la seriedad de un sobrio raciocinio, les comento a los demás con una mueca dubitativa:
Os prometo que esto no es lo que tenia acordado - y añado - ¿Es esta la sorpresa de alguno? - y esta claro que mi tono desea que si lo es sea de alguno de mis amigos y no la de 'otro'.
Una vocecita cabrona, entre los bastidores del escenario de mi cerebro, suspira y dice que las vacaciones se han terminado.

Notas de juego

Solo por no marear mucho las lineas temporales y que armali pueda hacer uso de ese detalle digamos que le di sophie 2.0 al final de la cena. se suponia que en otra realidad paralela, jeje, ahora estabamos por ir a la tienda.

Cargando editor
07/09/2017, 05:49
Leah Beth Tautou

Una noche magica. 

Para cuando salimos al romper el alba estaba a punto de quitarme los zapatos y aunque abrazada a Daniel, agotada y tal vez con hambre era feliz. 

La imagen surrealista del carruaje con las aves me dejo paralizada. 

Mi primera reaccion fue sentir mi arma en mi muslo. Alli estaba, era seguro, estaba segura, estabamos seguros, pero no lo estabamos.... 

Daniel hizo gestos y algun comentario por si se trataba de algun tipo de broma pero no tenia sentido. Habia visto como mi vida se diluia en pantanos de dioses miticos con inframundos pestilentes, habia sentido las fauces guturales en mi propia visceras, habia vivido mi propia muerte varias veces, habia sentido como mi mente se vaciaba de experiencias frugales descerebrantes a traves de lo que seguramente era la manipulacion de mis deseos y todo ello sin mencionar los viajes inter dimensionales de un Masarik que se hacia reconocer como un demonio mas.....

Mire a Daniel confundida y nerviosa. El cansancio desaparecio, el hambre, el deseo, mis sueños, todo se iba desvaneciendo como en camara lenta. 

Que era verdad, que era mentira?

Estaba en otra realidad alternativa mientras jugaban con mi mentes esos malditos?

Senti como se me llenaban de agua los ojos ante el desconcierto de no saber que era verdad y que no. 

Me estoy volviendo loca?

Y tal vez era asi. De seguro que nadie en algun sanatorio en Paris creeria a una oficial que hablaba de diosas, demonios, vampiros y un diablo con aspecto de actor de cine. 

- ¿Daniel?

Volví a mirar a Daniel sin saber como expresar lo que estaba sintiendo pero estaba muy asustada. Mi mano se acerco al muslo esperando reaccionar con lo único que realmente me sentía segura y capaz.

- Daniel estoy viendo un carruaje tirado por aves?

Mi voz era un susurro ante lo incredulo de mi vision pero luche para encontrarle sentido. De momento me aferré a la idea de que habia un explicacion, tome la mano de Daniel mientras me esforzaba por hacer un recuento de los ultimos minutos, las ultimas horas....

No era posible que estuviesen jugando con mi mente otra vez. Recordaba todo, no tenia lagunas, no era como antes...

O si?

Apreté la mano de Daniel para darme fortaleza.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si a estas alturas ya Sophie 2.0 deberia estar en mi muslo. Si no tendre a su compañera.

La tirada es para encontrarle sentido a la visión, ver si es real y ver algun detalle especifico. Si se puede.

Cargando editor
07/09/2017, 12:06
Daniel Mallutz

Su temor se transmite al mio y lo intento calmar con rapiñando firmeza de todo rincón olvidado, cuando se sostienen nuestras manos.
El gesto viene instintivo pero gana sensatez al cerciorarse que al menos ella tiene libre la mano buena de disparar.
Alternamos miradas y compartimos confusion e incertidumbre pero no respuestas.
Lo primero que me viene despues de la conmocion es que la presencia destila sabor a cuento de hadas.
Espeluznante y fantástico a igual medida, como los cuentos de la vieja Irlanda de madre en mi infancia.
Pudiendo ser fabulas tenían ese deje terrible, por el que algo escondido en tu ser te afirmaba que tras la tramoya habitaba verdad.
Leah esta asustada y yo brutalmente despierto y asimilando la perplejidad.
Noto el tono de necesidad en la boca de mi compañera e intento sosegarle diluyendo su duda.
- Lo dos lo estamos viendo, Chialin - le afirmo con seguridad - tanto a las avestruces, como al cochero estrambotico, como al parterre de flores de libro.
- Si estamos en un sueño lo estamos los dos como la vez en la galería - le aprieto los dedos entrelazados mezclando los sudores fríos de nuestras palmas - No estas sola. Creo que no lo estemos ninguno de nosotros.
- ¿Clementine?¿Matts? ¿Veis un carruaje con avestruces también vosotros?¿También lo sentís como si os hubieran descorrido un telón y vierais un escenario hecho olvidar? - no se como explicarlo mejor pero deseo ayudar a Leah y acurruco un susurro en su oído - Apuesto que es real pero no lo hemos visto antes - le comento - Estate Alerta y ten Cuidado. No sabemos las reglas ni lo que pueden hacer pero si ves amenaza, te respaldo - le digo señalando la bota donde guardo mi único arsenal, el cuchillo que me ha regalado y obsequiandole con una sonrisa de confianza - solo da la señal... Aunque primero intentemos ser diplomáticos.
Quien sabe - me suavizo - puede ser un rezagado de carnaval.

- Tiradas (1)

Notas de juego

concentro mi atencion
Per + reaccionar = 4

Cargando editor
07/09/2017, 13:15
Daniel Mallutz

Casi un milagro audible le digo el truco para saber si soy yo.
- La verdad. Yo siempre te daré la verdad. Si te siembra recelo pregúntame lo mas hiriente. Si notas la punta directa en mi respuesta sabrás que no es mentira. Te quiero demasiado para soportar que la duda de lo que experimentas te haga daño.

Cargando editor
08/09/2017, 17:04
Leah Beth Tautou

Confiada de que Daniel está conmigo y mas animada con sus palabras por un momento divago acerca de que podria preguntarle que fuese comprometedor. 

Con una mueca de sonrisa me siento maliciosa al respecto pero no dejo de observar con detalle al pintoresco chofer de carrozas Dalisianas. (De Dali)

- Si disparo al aire se alteraran las aves? Le pregunte con malicia a Daniel en un susurro.

Cargando editor
08/09/2017, 17:08
Leah Beth Tautou

Di un paso adelante enfrentando al gracioso individuo de nariz ganchuda.

- A quien busca Señor o mejor dicho quien lo ha enviado?

Mirando a mis compañeros se notaba que estaba alli por nosotros aunque pecara de arrogancia estaba segura que de todos los clientes cercanos solo nosotros estariamos alli por una razon. 

Con expresion de pocos amigos espere su respuesta o al menos algun tipo de identificacion antes de llamar a la policia de animales y a transito por conduccion ilegal y explotacion animal.

Notas de juego

Editado por el máster: lo siento, Armali, todavía no puedes rolear hasta que no lo hagan Clementine y Mats. No te lo borro por si te sirve para cuando ellos posteen. :-)

Cargando editor
08/09/2017, 18:02
Mats Bergstrøm

El aire fresco de la mañana nos saluda cuando por fin abandonamos el Chez Raspoutine, rejuvenecidos y exultantes. Nuestras risas resuenan en las todavía vacías calles de París, mientras la neblina gris de la mañana empieza a levantarse. Un olor dulce y delicioso inunda mis senos nasales de placer, y mi corazón de nostalgia. Una nostalgia lejana, cuyo origen apenas sí llego a registrar hasta que mis ojos ven la recién abierta cafetería.

«Mamá».

Mientras camino con paso enérgico por la calzada, sujetando la mano de Clémentine, un sonido llama mi atención. Como salida de ninguna parte, una estrafalaria carroza tirada por avestruces surge de un callejón cercano y sale a nuestro encuentro, deteniéndose al llegar frente a nosotros. Al contrario que lo que sucede con mis amigos, yo no siento ninguna preocupación. Cuando el excéntrico cochero se apea del carruaje, se me escapa una única carcajada sonora.

¡Qué va, hombre! —contesto espontáneamente a las elucubraciones de Daniel, con una sonrisa de oreja a oreja. Parece mentira que todavía intente buscar respuestas lógicas a todo—. Vienen del mundo de los sueños, o como se llame. Cléo nos contó cosas así. ¿Veis esos avestruces? Significa que son amigos. Los pájaros son buenos. A Sophie le gustan los pájaros.

Sin decir nada más, tomo la mano del misterioso conductor y realizo una teatral inclinación, una especie de reverencia, antes de subirme alegremente al carruaje. Ya en su interior, me asomo para mirar a mis compañeros.

¿No queréis saber cómo acaba la fiesta?

Notas de juego

XDDDDD

Cargando editor
10/09/2017, 08:39
Daniel Mallutz

Encajo, de soslayo, una impertérrita y calculadora mirada a repartir entre el tipo de extraño atuendo y Mats.
Reúne esta mis pensamientos, deslizados con una cadencia de reacción comparable a la velocidad de las placas tectonicas, pero igual de inexorable, pero llenos de la perspicaz consideración de las contingencias.
Por una parte le dedica a Mats una respuesta a franca sobre mi opinión de como me gustaría volver a poder controlar le deriva de la celebración.
Por otra baja a compartir con Leah mi inquietud mezclada con la exigencia, del compromiso de protección y soporte ofrecido a todos ellos.
No me fio un pelo, y eso es bueno por que tanto a mi, como a Leah nos pone en alerta, y sin embargo no podemos echar un pie atrás.
- No podemos dejarlos en la estacada, Chialin - le susurro apuntando sutilmente a nuestros amigos - Me da que recular ahora seria como un insulto y no controlo las consecuencias para ellos o para nosotros /B] - me humedezco la boca o lo intento, seca de tanto ajetreo y por la sorpresa. - [B]deberíamos ir con ellos. Por si hay que protegerlos - reafirmo el agarre del lazo de nuestros dedos - todo esto me huele a cuento de hadas. Debemos afrontarlo juntos - le beso el dorso de la mano que comparto - aunque tengamos miedo.
Después apuntado a movernos hacia el carricoche le pregunto al su conductor escrutándole.
Disculpe, buen señor. ¿A quien pertenece este vehículo y Cual es su afiliación?¿Estamos equivocados al pensar que esta destinado a nosotros?¿Seria una descortesía preguntar de quien es la invitación? Sino lo es ¿Sera tan amable de iluminarnos? Muchas Gracias
Acampañando a Leah me quedo a medio camino del habitaculo decidido a subir pero expectante a la reaccion de ella.

- Tiradas (1)

Notas de juego

PEr + Empatizar = 4 para leer la naturaleza del sujeto. En terminos de lo que conoce (academica 2 popular 1)

Cargando editor
12/09/2017, 09:53
Raspoutine

El polichinela hizo un ademán extraño moviendo las manos con las palmas hacia arriba y la cabeza a los lados, como si estuviera haciendo malabares con un objeto invisible. Inexplicablemente se entendía lo que quería decir con sus gestos: era una mezcla de “vengo a recogeros” “no rompamos la sorpresa” “no seáis aguafiestas” y “no seáis cobardicas”. Casi parecía un pájaro más de la troup de aves gigantes, salvo cuando se subió a su asiento de conductor con un aparatoso salto que no terminó en caída de puro milagro.

A todas estas, de entre los árboles había salido un pequeño galgo, que se sentó observando la escena con cara de bobo.

El carro estaba a punto de ponerse en marcha. Saldría con policías o sin ellos.

 

Notas de juego

Cuando Daniel y Leah me indiquen si suben o se queden sigo. 

Cargando editor
12/09/2017, 16:48
Leah Beth Tautou

Desconcertada por la falta de buen jucio de Mats y Daniel busco en Clem el apoyo de una amiga.

No hay forma de que me sienta de nuevo a merced de todo tipo de situaciones inverosimiles sin que se me arrugue el estomago. Con indignacion y molestia comienzo a subir al extraño vehiculo aunque cuidando de no dar mas espectaculos. Andar con vestido y tacones no lo hacia mas agradable aunque estuviese armada. 

- Daniel, devuelveme el regalo por favor. Le dije con discrecion pero seriamente. 

Aun tendria que buscar donde acomodarmelo pero definitivamente no era la forma como esperaba terminar. Ni siquiera sentia ya el efecto del alcohol, solo estaba muy cansada y queria terminar con todo esto de una vez.

- Señor puedo tomar fotos?

Sin esperar una respuesta tome fotos con mi movil del vehiculo, los animales y el pintoresco chofer.

Notas de juego

Pues subimos no?

Despues de tanto esmero del director no lo dejaremos asi.