Partida Rol por web

Desde que has vuelto a Roma la vida (o más bien la no-vida) se ha abierto frente a ti con un montón de posibilidades y delicias a disfrutar. No obstante, la casa necesita de un señor que se haga cargo de ella, y si bien tus esclvas funcionan a la perfección en sus tareas, hay cosas que solo puedes atender tú.

Si bien todos saben que no eres el mismo desde que volviste y tus esclavas han probado tus nuevos apetitos, a tu hermana la has mantenido a parte de todo. Una enfermedad contraida en la guerra es la justificación para vivir solo de noche y el hecho que nunca la acompañes a cenar. Sabes que tarde o temprano descubrira tu secreto, pero no te decides aún a compartirlo con ella.

Esa noche, luego de disfrutar del dulce nectar que recorre las venas de una de tus esclavas llamas a otros criados para que te ayuden con tu aseo y la postura de tu toga. Justo en ese momento, cuando los esclavos untan tu cuerpo desnudo con aceite, tu hermana irrumpe en tu habitación y al verte se siente algo contrariada.

- Perdona que entre así, hermano - Te dice bajando la vista -, pero quiero hablar algo urgente contigo.

A pesar de ser apenas niña que ha asumido las formas suaves de la feminidad, su voz suena imperativa.

 Le dediqué una sonrisa a mi hermana, alegre, como siempre de verla:

 - Está bien, querida, ¿que puedo hacer por ti?.

 Era cierto que me había ido a la guerra siendo ella una niña, pero se había convertido en toda una mujercita, pero había decidido, por el momento, no incluirla en mis cosas, aunque solo sea por la memoria de nuestros padres.

Lydia no parece muy comoda hablando contigo mientras te encuentras desnudo, pero trata de concentrarse y te dice:

- Verás, hoy vino en la mañana a hablar contigo Publio Estallatino, un importante miembro de la orden ecuestre con posibilidades de llegar al senado. Venía a hablar contigo para llegar a un acuerdo para que le des mi mano a su hijo mayor, Marco. Ellos son una familia que tienen grandes plantaciones de olivares en Sicilia y Marco ha comenzado sus primeros pasos en política para llegar a ser Edil.

Tu hermana pone entusiasmo al contarte esto, lo que te hace suponer que de seguro conoce a ese tal Marco y que cuenta con su beneplácito. No obstante, lo que sigue no te lo esperabas:

- También han venido a medio día mensajeros del Pontifex Maximus para informarte que he sido seleccionada como aspirante a vestal. Dicen que es un honor muy raro dada mi edad y que en estos tiepos se desea renovar el colegio de vestales luego que el emperador haya cometido sacrilegio y se casara con una de las virgenes.

En verdad esra muy raro, pues tu hermana era demasiado mayor para ser vestal, pero se estaban viviendo tiempos extraños y el culto al dios del emperador parecía estar socabando los mismos cimientos del las religiones de Roma. Por el tono de tu hermana, vivir encerrada de por vida en un templo y nunca conocer hombre no le atrae en demasía.

 Sonreí divertido, la idea de que mi hermanita terminase siendo una vestal era ridícula, ella merecía algo mejor:

 - Y ese Marco, ¿como es?. Por tu tono parece que le conoces...

 Pero había otra razón por la que desconfiaba de la oferta del sacerdote, demasiado cainitas ocupaban lugares de poder, incluido los templos, y no quería que Lydia terminase siendo un peón de alguno...

Tus esclavos ya han terminado con el aceite y colocan la tu toga, trayendo un espejo de bronce muy pulido para que te mires en él. Ante tu pregunta acerca de si conocía a ese muchacho interead en ella, Lydia se ouso roja y te dijo:

- Lo conocí cuando pasé el verano en la finca de Sicilia, un tiempo antes de que volvieras. Como te dije es un buen chico y su familia pronto subirá a la orden senatorial... solo hay algo diferente en su familia. Verás, ellos son cristianos... Sé las cosas horribles que has escuchado de esa gente, pero te juro que son muy descentes y cumplen con todas sus obligaciones con el estado. Solo se niegan a adorar a otros dioses a parte del suyo.

Eso de que pertenecieran a esa secta no era un detalle menor. Les habías escuchado en sus predicas durante tus viajes y eran gente a la que no podías comprender. Escetas llenos de prohibiciones que adoraban a un sedicioso muerto por crucificción hace ya casi dos siglos. Eran como ratas, por mucho que se les persiguiera no se les podía exterminar.

 Miré a mi hermana con gesto serio y preocupado, no me producía ningún placer prohibirle nada, pero esto no podía ser:

 - Lydia, esa gente es peligrosa, puede que no por si mismos, pero el estado lleva siglos persiguiéndolos y no quiero eso para ti, eres la única familia que me queda... Lo siento, pero no puedo aceptar esa unión...

Mientras hablaba, usé mi Presencia para que me hiciese caso y cediese a mi petición...

Lydia te queda mirando como si la estuvieras insultando. Luego rompe en llanto y te dice:

- ¡Tu no entiendes nada! ¡Ya estoy en edad de casarme y tu me tienes a tu lado como prisionera! ¡Amo a Marco y quiero estar con él!.

Luego sale de la habitación para seguramente perderse en los rincones de la casa, pues ella era experta en que nadie la encontrara en el hogar familiar si así lo deseaba. desde pequeña tuvo ese don.

Bueno, a veces las cosas no salen como se desea, incluso con el uso del encanto sobrenatural. Estabas a punto de ir en busca de ella cuando la esclava a la que has puesto a cargo de las demás, Melitta, se asoma a la puerta y te dice:

- Domitor, debo informarte algo. Esa esclava salvajes que has traido de la guerra, la llamada Varia, fue sorprendida intentando escapar. No estaba sola, sino que la acompañaba esa chiquilla tonta de Eve. Las tenemos en afuera a la espera de que tu decidas sus castigos.

 Asentí, mientras admiraba en silencio la esbelta figura de Melitta, la cual nunca se echaría a perder con la edad, gracias a convertirla en mi ghoul. Eso y por su inteligencia y competencia, me había impulsado a hacerlo. Además, el vínculo de sangre me garantizaba su lealtad:

 - Entendido, iré a verlas ahora mismo. Mientras tanto quiero que busques a mi hermana, hemos discutido y se ha escondido en la casa. Quiero que trates de calmarla...

 A continuación fui a ver a las dos esclavas que habían intentado fugarse. De Varia no me sorprendía, pero Eve siempre había sido mansa y obediente, sin duda esto iba a ser interesante de escuchar...

Sales al atrio de tu domus para ver qué a ocurrido con esas dos. Ahí se encuentran tus esclavos varones rodeando a las mujeres. Varia estaba de pie, con un hilillo de sangre corriendo desde la comisura de su labio, y a su lado Eve estaba de rodillas, aferrada a una de las piernas de la anterior mientras lloraba.

Al mirar a Varia no puedes evitar recordar a las amazonas de los poemas de Homero. Hipólita, tan bella y feroz que su cadaver fue capaz de enamorar al mismo Aquiles. En verdad fue un muy buen botín, y su espíritu salvaje solo te hacía desear más quebrantar su voluntad. En cuanto a Eve, era más del tipo Andrómeda, la que es entregada al sacrificio mansamente.

A penas sales, Shura, la otra esclava que has traido junta a Varia se acerca y se arrodilla a tu lado y te ruega:

- Dominus, no seas tan severo con varia. Ella es impetuosa pero aprenderá a serte fiel.

Entonces uno de los otros esclavo salió al paso:

- ¿Impetuosa? Es un animal salvaje. Mirad como me a dejado el ojo.

Y en verdad tenia una hinchazón y podiblemente un corte sobre la ceja izquierda.

Por su lado, Melitta te explica:

- Ambas desaparecieron hoy por la tarde de la casa y ordené que las buscaran. Fueron encontradas un poco antes del atardecer cerca de la salida a la vía Apia.

Varia no pestañó, sino que mantuvo su mirada altiva.

 Sonreí a mi pesar, sin duda Varia era una fuente de placer para mí... Y eso que ni siquiera la había tocado... Todavía.

 Miré divertido a las dos fugitivas y les pregunté:

 - ¿Y donde pensabais ir?. Los esclavos fugitivos no duran mucho en territorio del imperio. Aunque debo de decir que estoy sorprendido, me esperaba esto de Varia, pero no de ti, Eve...

 Me acerqué amenazador a la mencionada, que se encogió, asustada, al verme acercarme...

 - ¿Y bien?. - Exigí una respuesta a la asustada esclava, mientras, inesperadamente, mi mano acarició la zona sangrante de la amazona y lamí la sangre de mis dedos, sonriente, saboreando el gusto a rebeldía...

 Varia se revolvió, pero mis leales esclavos la mantuvieron bien sujeta...

Eve estámuy asustada, pues es la primera vez que se encuentra en esa clase de problemas. Ante tu pregunta, la chica solo se acurruca más a las piernas de Varia y gimotea.

Entonces es Varia quien habla, y cada vez que lo hace todos la miran con desaprovación, pues lo hace con la misma propiedad con que lo haría un hombre:

-Es mi culpo, dominus. Ella me descubrió mientras intentaba escapar y la llevé conmigo para que no me denunciara. Ella era mi rehen, por lo que todala culpa cae sobre mí.

Cuando ella te dice "dominus", es como si escupiera la palabra; más un insulto que una muestra de respeto. Es altiva, y esto la hace más bella y deseable. Como una yegua salvaje.

 Le dediqué a la amazona una sonrisa peligrosa, mientras, sin dejar de mirarla, pregunté a Eve:

 - ¿Es eso cierto, Eve?.

 Lo que me había llamado más la atención era que Varia me hubiera llamado dominus, ya que era la primera vez que lo hacía. Lo que me indicaba que en esa historia había algo más de lo que me estaban contando.

Eve Intenta evitar tu mirada al contestarte y siempre lo hace. No sabes que es lo que la lleva a hacer eso, pero es como si supiera que si te mira puedes usar tu encanto sobrenatural para hechizarla. Como si supiera acerca de tu poder.

Con la cabeza gacha, ella te dice:

- Yo no quiero que Varia sea castigada, dominus. Ella no es una mala persona, solo que aún no comprende lo bueno que eres con nosotras al aceptarnos a tu servicio. Si le das un tiempo, dominus, ella aprenderá a ser buena y obediente. Por favor no la mates.

Eve solo está preocupada de salvarle el pellejo a Varia, por lo que ni se ha dado cuenta de que ella puede estar en tan mal pie como su compañera esclava. Esto te lleva a pensar en esa extraña relación entre las dos, las miradas languidas, los comentarios picantes de los otros sirvientes y esa devoción que ahora demuestran la una por la otra. En verdad hay algo más que amistad entre esas dos.

 Tal vez había encontrado algo con que domar a Varia sin tener que llegar al castigo físico, pero debía de estar seguro, así que decidí hacer una pequeña prueba, para comprobar la reacción de la guerrera.

 Miré a Eve fingiendo enfado y respondí a sus suplicas:

 - ¿Te atreves a decirme lo que puedo o no puedo de hacer?. Muy bien, no la mataré, pero esta transgresión no puede quedar sin castigo. Varia volverá a su celda y se quedará encerrada hasta que yo lo decida. En cuanto a ti, me has demostrado que no eres de confianza, así que te venderé a un burdel barato de los barrios bajos, estoy seguro que una chica tan guapa como tú tendrás muchos clientes... Al menos hasta que hayas contraído todas las enfermedades venéreas habidas y por haber...

 Era mentira, naturalmente, Eve era una de mis esclavas favoritas y haría falta algo mucho más grave para deshacerme de ella, sobre todo si mis sospechas son ciertas y estas dos son amantes: Tener una pareja de lesbianas valía para mí más que un saco de oro... Sin contar que ahora tendría mayor control sobre Varia.

Varia, asustada por tureacción, da un paso al frente y te dice:

- Dominu, te lo ruego, ella es inocente. Yo la obligué y en todo momento me suplicó que volviéramos. Si quieres flagélame o dispone de mi vida como quieras, pero deja que Eve continúe en tu casa.

Por primera vez la amazona barbara parece sumisa y dispuesta a ponerse totalmente en tus manos. Por lo visto esto es mucho más útil de lo que esperabas. No obstante, algo te cortaría la diversión.

En la puerta del atrium aparece tu hermana, que por lo visto ya está más serena, aunque aún te mira con rencor. Ella te dice:

- Han llegado visitas que preguntan por ti. Uno de los hombres me ha dicho que Tito Furio Camilo te busca.

De pronto todo cambia de foco. Tito Furio Camilo es el Princeps, el gran señor de los vampiros de Roma ¿Qué podría querer contigo?.

 Miré a los guardias y les ordené:

 - Llevarlas a mis aposentos y encadenarlas hasta que decida que hacer. Melitta, quiero que conduzcas a nuestros invitados a mi estudio, me reuniré allí en privado con ellos...

 Luego me acerco a mi hermana y le susurro:

 - Luego tenemos que hablar...

 Apto seguido, voy a mi estudio, a reunirme con mis inesperados invitados...

Tu esclava hace exactamente lo que dices, mientras tu hermana solo aciente con desgano y te sigue al estudio. Mal que mal ella es la señora de la casa y es de educación que se preocupe de la atención de los invitados.

Cuando llegas al estudio te das cuenta de que son tres los que te esperan. Dos visten igual a los lictores que acompañan a los consules mortales, pero el otro viste una toga de una extraña tela muy brillante que solo has visto en ocaiones muy contadas. Crees que se llama seda.

Este hombre, de aspecto juvenil se acerca a ti y dice:

- Mis respetos, Draco Voreno. No nos conocemos en persona pero he oido mucho de ti. Soy Tito Furio Camilo.

¡El vampiro más importante de todo el Imperio se encontraba en tu casa! Esperabas a un emisario, pero no a Camilo en persona. Por su lado, el ventrue desvió su atención a tu hermana y le dice:

- Y tu, hermosa flor, has de ser la hermana de nuestro amigo Voreno. Lydia ¿No es cierto?. - Se acerca y acaricia la cara de tu hermana - Quien guarde un tesoro tan bello en su casa puede ser llamado un hombre rico entre sus semejantes.

Lydia mira a Camilo como sis el mismo Apolo le estuviera seduciendo. Sabes que él usa su atractivo sobrenatural sobre ella y darte cuenta de que lo consigue donde tú fallaste hace un momento hace que las entrañas se te revuelvan. No obstant, debes ser cauto.

 Manteniendo una sonrisa cortés, le respondí, con tono amistoso:

 - Si que es cierto, mi hermana es mi mayor tesoro. Por favor, tomad asiento, mi señor. Es un gran honor teneros en mi humilde morada. ¿Deseáis tomar algo?.

 Esperé a oír su respuesta, naturalmente sabía que solo podía beber una cosa, pero, pero sin saber lo que sus compañeros sabían o la presencia de mi propia hermana, debía de mantener las apariencias:

 - Hermana, ¿por qué no vas a pedir que una de las esclavas traiga nuestro mejor vino para nuestros invitados?. Además, debemos de atender asuntos privados, así que... ¿serías tan amable de retirarte para que podamos conversar?.

 Esperé a que se fuera para luego preguntar al recién llegado, con el máximo respeto:

 - ¿En que puedo serviros, mi señor?.

Cuando le ofreces algo de beber a Camilo su mirada se clava lujuriosa en tu hermana, pero luego, con una sonrisa burlona, se sienta en uno de los reclinatorios y sus sirvientes se paran tras de él. Entonces te dice:

- Es verdaderamente hermosa, Voreno. Si fuera tú, pensaría en la forma de preservar esa belleza.

El te hace una alusión directa a la posibilidad de dar a tu hermana el don de la inmortalidad, cosa que hasta ese momento te solo habías considerado como una fantasía irrealizable. Era tu hermana, y poseerla es casi como cometer incesto... aunque para alguien como tú esas limitaciones ya no significaban nada.

Camilo no deja de sonreir en ningún momento, como si supiera que ha plantado una semilla en tu conciencia. Luego te dice:

- He oído que sigues la senda de la que me enorgullezco de ser autor, aunque, a diferencia de tu condición mortal, entre los inmortales solo estas en el escalafón social de los populares... ¿Sabes algo? Yo no siento ninguna animosidad contra tu clan. Por el contrario, uno de mis más grandes amigos y compañero en la senda del deseo era de tu clan.

Esa historia la habías escuchado del que te enseño los caminos del deseo. Camilo y el Brujah Sohar crearon la vía del deseo para liberar a los inmortales de la hipocrecía de quienes pretendían poner límites a lo que un inmortal puede experimentar. Pero también se te enseño que Camilo y Sohar no eran solo compañeros, sino amantes.

Camilo se pone de pie y se acerca tanto a ti que puedes sarte cuenta que su piel no presenta ninguna de las pequeñas inperfecciones que muestra la piel humana. Si se quedara quieto pasaría perfectamente por una estatua.

Cuando su nariz esta solo a una pulgada de la tuya, te toma de los hombres y te dice:

- Dime, Draco Voreno ¿Te gustaría ser miembro de la legislatura de los patricios con todos los beneficios que eso importa? ¿Qué estarías dispuesto a hacer para conseguirlo?.

 La sorpresa me deja sin habla unos instantes, no me esperaba esa oferta, aunque habría soñado muchas veces con esa posición, aunque me había resignado, debido a mi clan, de que nunca llegaría ese día:

 - Por supuesto que haría cualquier cosa que su excelencia me pidiese. - Respondí, de manera directa, ya que una pregunta directa exigía una respuesta tal.