Partida Rol por web

El Enemigo Interior 1: Identidad Confundida.

Capítulo 1. Carretera a Altdorf.

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06/10/2020, 17:02
Dungeon Máster

Día 14 de Novanio (Jahrdrung) del año 2522 del calendario Imperial. Posta "La Diligencia", carretera de Altdorf.

 

La mañana siguiente amaneció brumosa y el cielo estaba cubierto. A las ocho, todos los que iban a ir en la diligencia de "La Rochet" estaban ya listos en el salón comunal y desayunando. Entre ellos estaban Lady Isolda y sus dos acompañantes, el hombre barburo y Philippe, el hombre que les había propuesto jugar a las cartas.

Los cocheros no habían bajado todavía y sus pasajeros comenzaban a impacientarse. Y es que si querían llegar a Altdorf antes del anochecer, tendrían que salir bien pronto por la mañana y la diligencia no parecía tan siquiera estar preparada todavía. Parecía evidente que la juerga de la noche anterior había hecho mella en los cocheros y que iba a ser difícil despertarlos.

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07/10/2020, 20:52
Chester Clancy, el que no folla

—Buenos días señorita Alysla saludó Chester por la mañana—¿Has pasado una buena noche?

El mago no sabía muy bien por qué la joven se había enfadado tanto el día anterior, pero lo cierto era que de su improvisado grupo ella era la que más le agradaba. Así que de alguna manera sentía la imperiosa necesidad de estar en buenos términos con ella.

Poco después esperaban la llegada de los cocheros de la diligencia pero estos se retrasaban. Chester fue el primero que comenzó a impacientarse mirando su reloj de bolsillo cada dos segundos exactos.

—Maldita sea. ¿Dónde se han metido esos dos cocheros incompetentes?

El mago nunca le diría algo así directamente a los cocheros, pero no estaban presentes así que podía dar rienda suelta a su frustración.

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08/10/2020, 10:07
Ragnar

¿Se supone que vamos a viajar en diligencia? —le preguntó Ragnar a Alys, en tono confundido, mientras estiraba sus músculos como un felino que se desperezara.

Ella era, al fin y al cabo, la otra persona que se quejaba continuamente del viaje. El bárbaro sacó las monedas de su bolsita y las depositó en la manaza. Las contó no sin esfuerzo, eran siete. 

—No tengo mucho dinero —admitió—. ¿Por qué no viajamos a Altdorf a pie? La diligencia no parece estar lista, de todas maneras.

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08/10/2020, 10:24
Alder, el casto

Alder solía levantarse temprano, lo que le permitía usualmente ser el primero en los puntos de reunión, puesto que le gustaba comprobar bien los lugares para evitarse sorpresas desgradables.

Por ello hacía ya un rato que se encontraba sentado sobre un barril cerrado, masticando una manzana en pose taciturna y callada.

No dijo nada a nadie mas allá de un cortés cabeceo a quien se hubiese dignado a saludarle, dado el caso.

 

 

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09/10/2020, 10:40
Alys de Louvriers

A la muchacha le costó despertar un buen rato. Durante los primeros minutos, sumida en un estado de letargo, a medio camino entre el sueño y la consciencia, Alys se sentía feliz. El baño había purificado su mente y su cuerpo, el agotamiento había conseguido que durmiera profundamiente, sin pesadillas. Pensó en lo que le depararía el día de hoy, en los encargos que debía realizar, en que podría pasarse por la panadería de Haily para comprar uno de esos bollos de frambuesas, o comprar algo dulce en el mercado. Podía pasar por delante de la plaza, donde George, el soldado que patrullaba a esas horas, le pediría que le diese algo para su rodilla, porque quería ser aventurero pero la herida de una flecha había impedido cumplir ese sueño.

Entonces, la realidad comenzó a filtrarse a través de esos pensamientos tan mundanos. Ya no olía el pan recién hecho de ese día, ni escuchaba a los gallos cantar, ni las mujeres parlotear de camino al mercado, ni el ruido de los cascos de los caballos y carromatos que pasaban bajo su ventan, el griterio de los niños y las voces de los comerciantes.

Todos estaban muertos.

Alys estuvo llorando durante unos minutos, demasiado desconsolada para levantarse. Prefería quedarse allí para siempre que tener que afrontar lo que tenía por delante. Cuando se serenó, salió de la cama como un alma en pena y se echó un poco de agua en la cara. Había lavado su ropa y sus cosas, puesto a secar junto a la ventana, y aunque había hecho frío, todo estaba seco y ya no parecía un adefesio. Intentó dotar a su aspecto y ánimo algo de respetabilidad, la túnica estaba limpia, intentó remendar los rotos lo mejor que pudo con aguja e hilo, se la ajustó debidamente y luego se puso la armadura. Utilizó unos paños para colocarse un mejor acolchado en las zonas más blandas, todavía tenía raspaduras y moretones por el uso continuado de aquel armatoste, pero gracias a unos remedios caseros que había preparado durante su baño, se había aliviado bastante el dolor. Una vez cerró las hebillas, la armadura le sentaba mucho mejor y ya no parecía que se le la hubiesen dejado caer por encima. Arregló como pudo la empuñadura de la maza para que no le dejase ampollas en los dedos, se envolvió los pies para que los roces no le molestaran durante el día y se recogió el cabello en un moño. Solo conservaba uno de los pendientes y su símbolo sagrado de Shallya, necesitaba comprar más ropa y mudas, alguna túnica de respuesto para poder sentirse una persona normal y no un despojo. Lo necesitaba por el bien de su cordura.

Cuando se sintió preparada, bajó a la sala común. Allí estaban todos despiertos, con cara legañosa, listos para emprender el viaje. Ella los había hecho esperar y ellos la habían esperado. Todos y cada uno de ellos. Miró primero a Ragnar, todavía sin entender por qué estaba con ellos. Con ella. Se sentó junto a Chester.

-Sí, gracias. He podido descansar, lo necesitaba. Lamento profundamente mi comportamiento de anoche, no quería hablaros así. Os pido disculpas si os he ofendido -dijo con humildad-. Os daré mi parte de la cena. En cuanto a la diligencia, ¿cuántos días de camino hay hasta Altdorf? ¿Uno en diligencia? No es mala idea terminar el camino a pie, si hemos aguantado hasta ahora, podemos pasar un par de días más. Aunque yo prefiero la comodidad, y me lo puedo permitir. Puedo pagar vuestros pasajes si lo necesitáis. Y si necesitáis algo para aliviar el dolor del cuerpo o el alma, también puedo ayudar con eso. Soy... era... herbolaria.

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09/10/2020, 13:37
Alder, el casto

Alder bajó de un salto del barril en el que estaba sentado, lanzando el corazón de la manzana, bastante bien apurado, hacia los rescoldos de la chimenea

-Últimamente los caminos son de lo más peligrosos, especialmente para las diligencias. Podríamos ir en la diligencia, pero me apuesto  un diente a que en el sendero acabaríamos teniendo que ahuyentar a algún grupo de asaltacaminos. Cosa que probáblemente nos ahorraríamos si vamos a pie, pues no seríamos un objetivo tan apetitoso-Se encogió de hombros mientras daba algunos pasos en dirección al grupo. Sus palabras sonaban con claridad pues no parecía preocupado por que alguien ajeno pudiese oirlo. Muy al contrario.

-No me opongo a tomar la diligencia pero... ¿Pagar por tener que trabajar de escolta?-negó con la cabeza.

-Y tampoco hablo de que nos lo pagues tú, Alys. Mientras seamos un grupo cada doblón es importante..

 

 

 

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro persuasión para ver si alguno de los pasajeros se ofrece a pagarnos el viaje ( o parte de él )

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09/10/2020, 17:49
Narrador

Gustav preparó un buen desayuno para todos, pan queso y tortilla para todo aquel que gustara. No tuvieron que pagar por aquello, pues el alegre mesonero les dijo que aquel desayuno una incluido en el precio. Por ello, los cuatro viajeros decidieron aceptarlo sin más. 

Mientras desayunaban junto al resto de huéspedes, fueron testigos de cómo lady Isolda enviaba a su guardaespaldas a por los cocheros. Así fue como se entraron de que uno de ellos todavía estaba en la cama y que el otro estaba vomitando en el baño desde hacía más de una hora. 

A la propuesta de Alder de convertirse en escolta de la diligencia, ninguno de los cocheros pudo responder, pues ya eran casi las nueve y aún no habían comparecido. Quién no quiso contestarlos tampoco fue la propia Isolda, quien dijo que con Marie ya contaba con toda la protección que necesitaba. 

Cunado acabaron de desayunar todavía no habían decidido si ir abordo del carruaje o proseguir a pie hasta Altdorf. Chester sin duda agradecería ir en el carruaje, mientras que a Ragnar y a Alys parecía parecerles mejor opción hacer el camino a pie y Alder, si sacaba tajada, prefería el carruaje.

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09/10/2020, 17:59
Gunnar

- ¡Ya va, ya va! - Se quejaba amargamente uno de los cocheros mientras trataba de evitar los mamporrazos que la guardaespaldas de Lady Isolda de le estaba propinado en la cabeza. - ¡Que le he dicho que ya estoy! ¡Por Sigmar, pare!

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09/10/2020, 18:01
Marie

- ¡Desgraciado, borracho, maleante! - Le llamaba Marie a aquel hombre tras cada golpe. - ¡Lady Isolda no tiene todo el día! ¡Tenemos que llegar hoy a Altdorf! 

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09/10/2020, 18:02
Janna

- Desede luego es cierto lo que dicen, mi señora. - Comentó la sirvienta de Lady Isolda. - ¿Recuerda la última vez? Con las Cuatro Estaciones el viaje fue del todo diferente. Es normal que la Rochet pierda clientes cada día que pasa.

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09/10/2020, 18:04
Lady Isolada von Strudeldorf

- Desde luego, cuando llegue a Altdorf, pondré una queja en la estación. - Dijo muy malhumorada la noble. - ¿De dónde sacan a esos beodos? - Negó con la cabeza. - Es más barato si, pero para nada vale la pena...

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09/10/2020, 18:06
Hultz

Mientras Marie se encargaba de que Gunnar acudiera presto a su puesto de trabajo, Hultz avanzaba a hurtadillas hacia el carruaje. Lo cierto era que le tenía miedo a la pelirroja y es que era una mujer de armas tomar. 

Disimulando, empezó a cargar las maletas de Lady Isolda sobre el techo de la diligencia, quién era con diferencia, la pasajera que portaba más equipaje de todos los presentes. 

¡Hay que ver qué carácter! - Comentaba por lo bajo con un gran dolor de cabeza, fruto de la resaca de la noche anterior.

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09/10/2020, 18:09
Phillipe Desiteés

¿Van a acompañarnos? - Preguntó el bretoniano. - La verdad es que la cabina no parece muy amplia. - Sonrió. - Puede que alguien tenga que viajar en los laterales o incluso en el techo. - Señaló el carruaje con la cabeza.

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09/10/2020, 18:11
Ernts Heidelmann

- ¡Pues yo ya he pagado mi pasaje y no viajaré en ningún sitio que no sea la cabina! - Exclamó y a toda prisa corrió hacia el carruaje introduciéndose en el interior del mismo. 

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09/10/2020, 20:30
Ragnar

Alder había tenido, en su opinión, una magnífica idea. Pero la tal Lady Isolda no parecía estar de acuerdo. Ragnar se encogió de hombros.

—Bueno, ¿qué? ¿Nos vamos? —le preguntó a sus compañeros de viaje, ignorando las cuitas de la señora y su séquito.

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09/10/2020, 21:53
Alys de Louvriers

Lo que Alder planteaba sonaba lógico y razonable, de modo que Alys guardó las monedas mientras terminaban el desayuno. Un viaje en diligencia sería cómodo -más o menos-, y no le dolerían los pies, pero se había preparado para el camino y esa vez iba preparada. Mientras se llenaba el estómago, observaba con cierto asombro -y vergüenza ajena-, la forma en que se desarrollaba todo. El griterio, los clientes, los trabajadores... no le gustaba nada de aquel sitio. Se sentía cada vez más desanimada a usar la diligencia si tenía en cuenta a la gente que iba a viajar en ella.

-Pues sí, mejor nos vamos ya. Yo ya estoy lista -le contestó a Ragnar.

Se apartó de lady Isolda, sus hombres y los borrachos, bastante incómoda viendo como gritaban, y se acercó al bárbaro. Al menos él no se ponía en evidencia, era un bruto, pero discreto.

-No, gracias, señor. Iremos a pie -le contestó al jugador de cartas.

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12/10/2020, 07:10
Narrador

Finalmente, alrededor de las 9:10 horas, el grupo comenzó a caminar camino de Altdorf dejando atrás la posta y a la diligencia. Los cocheros todavía no habían acabado de preparar el carruaje y uno de ellos tuvo que marcharse apresuradamente al lavabo agarrándose las nalgas.

La carretera discurría atravesando el denso bosque de Reikland. Aquel bosque era conocido por todos como el refugio favorito para proscritos y forajidos. No obstante, era el mejor camino y el más directo hasta Altdorf desde donde se encontraban.

Veinte minutos después de empezar a caminar, comenzó a llover. No era una lluvia torrencial, pero si una que empapaba de lo lindo. De no ser porque todavía no había ni rastro de la diligencia, aquellos viajeros hubieran empezado a pensar que había sido una mala idea no esperarla. 

Una hora después de que empezara a llover llegaron a un cruce de caminos. Allí observaron un poste con un cartel en forma de flecha con el símbolo de la empresa de transportes "Las Cuatro Estaciones".  Éste indicaba una dirección y rezaba la leyenda: "Altdorf, 72 km". La única buena noticia era que al menos iban en la dirección correcta. 

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12/10/2020, 12:45
Ragnar

Ragnar los había llevado al bosque en cuanto había empezado a llover, para que no se empaparan con el súbito aguacero torrencial. El bárbaro los guiaba por entre la espesura del bosque de Reikland, siguiendo el camino de lejos, cuando vio el cartel en la carretera. Iba a preguntarle al mago de las gafas, que era el más listo, pero después pensó que si tenía gafas no vería muy bien. 

—Alys, acompáñame —dijo a la otra persona del grupo con aspecto de intelectual. Leer era difícil—. Necesito que me digas lo que pone ahí.

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12/10/2020, 23:12
Alys de Louvriers

Alys miró a Ragnar sin entender por qué la necesitaba precisamente a ella, cuando podía perfectamente comprobar lo que ponía en el cartel. Aunque, tal vez, por lo que la herbolaria había deducido, ese hombre era tan bruto porque no había recibido educación alguna y, por lo tanto, no sabía ni leer, ni escribir. De modo que, sin decir nada, la muchacha accedió a acompañarle, saliendo del cobijo de las hojas al tremendo aguacero.

Se aproximaron al cartel y Alys señaló la flecha.

-Ahí pone Altdorf, 72 kilómetros. Es en esa dirección. 

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12/10/2020, 23:16
Ragnar

Ragnar asintió.

—Eso son dos jornadas de viaje a pie. No es tanto, pensé que estábamos más lejos —respondió, sin atisbo de duda o vacilación —. Hemos hecho bien en no gastarnos el dinero en la diligencia. Vamos a informar al resto.

Le echó un vistazo y gruñó. Se quitó la abrigada piel de lobo y se la echó a Alys por los hombros.

—Llevas la armadura mejor que antes —le concedió el bárbaro mientras se dirigía de nuevo al bosque—, pero te vas a quedar congelada cuando esa túnica fina se cale con esta lluvia. Mejor apretemos el paso. En cuanto hagamos un alto encenderé un fuego al resguardo y podrás secarte.