Partida Rol por web

Antiguos secretos cobran relevancia mientras la Galaxia se cura las profundas heridas de una enfermedad que ha durado demasiado tiempo.

La nave surgió del hiperespacio. Frente a ella, un planeta se hizo inmenso. Era Corellia, el destino más inmediato del viaje del joven padawan. Comprobó los sistemas. Todo estaba correcto. Debía tener mucho cuidado a partir de ese momento. El sistema corelliano aún pertenecía al Resto Imperial. Era poco probable dar allí con Luke Skywalker, pero la informaicón que había recogido indicaba que la mejor pista para dar con él estaba allí, en Coronet, la capital del planeta. Los androides se movían inquietos, como si presintieran algo. Comprobó de nuevo los sistemas, por pura precaución. A partir de ese momento, todo debía salir bien. Cualquier pequeño error podía tener consecuencias nefastas.

Había un lugar. Una taberna. Era la mejor pista que tenía. Él era el cebo y si la República aún tenía algo que decir, sabrían cómo encontrarle.

- R3, R4 allí está nuestro destino. R3 estate atento a las comunicaciones y R4 vigila los sensores. Vamos a aproximarnos.

Kurt a los mandos de su nave la Grulla Estelar se acerca hacía el planeta y se mantiene alerta y vigilante sin mostrar preocupación alguna en su pilotaje. Al aproximarse al planeta ve claramente las colas para atracar en el planeta, tras lo cual dirije la nave hacía allí mientras espera comunicación del control de tierra.

La Fuerza había traido a Kurt hacía Corellia y dejará que está le guíe para cumplir su misión.

Un pitido en la cabina anuncia una comunicación entrante. La recepción tiene buena calidad. La voz es correcta, pero carece de cualquier emoción.

- Control de astropuerto. Identificación, carga y razón de ingreso.

No añade mas. Un vistazo a los radares indica que la presencia imperial es importante tanto en el planeta como en la órbita. La guerra ha terminado. Oficialmente, la situación se ha invertido. La que fue la Alianza Rebelde ahora se afana en la reconstrucción de la que una vez fue la Antigua República. El resto imperial, cada vez más mermado, se oculta y rebrota en desesperados intentos por sobrevivir a un acoso cada vez más asfixiante. Sin embargo, aún son peligrosos y hay muchas vidas en juego.

La Grulla se acercó a la reentrada. Confiaba en la Fuerza para dar con quien tenía las respuestas. Una perturbación...en realidad un tipo de intuición le dio la idea y el valor para entrar en el planeta. Aún había mucho que hacer.

Tras haber repasado mentalmente miles de veces lo que iba a decir el joven Kurt no tiene dudas a la hora de hablar:

- Saludos Control de astropuerto, aquí la Grulla Estelar. Código de identificación 3579. Sin carga ni pasajeros, tripulación compuesta por el piloto y 2 astrodroides. Solicito permiso para tomar tierra, repostar y aprovisionar la nave para continuar el viaje en 1 ó 2 días si no recibo encargo de transporte. Control de astropuerto espero confirmación, gracias.

Kurt Wacana mantiene la concentración en el ahora para mantener el control de sus sentimientos como muchas veces había hecho desde que el Maestro Bratak iniciase su adiestramiento como Jedi.

- Espere y mantenga la posición - ordenó la voz.

Pasaron unos segundos que se hicieron eternos. El joven tuvo una sensación extraña, como si todo aquello fuera el comienzo de algo peligroso, como si fuera la última oportunidad de dar media vuelta y perderse en una oscuridad anónima donde él no tendría un papel en lo que estaba a punto de suceder.

- Carguero estelar 3579. Continúe. La tarifa habitual es de 25 créditos diarios. Tenemos una oferta de revisión estándar por 100 créditos que puede hacer efectiva al aterrizar.

Se cortó la conexión. La voz había sonado neutra, sin ningún tipo de interés en lo que ofrecía. Pero había dicho lo importante. El carguero continuó su camino.

El astropuerto se presentó pronto. Era abierto y se fundía con el entorno. Un extraño punto de luz en un lugar atribulado. La nave se posó con elegancia mientras los androides discutían acerca de la mejor forma de desconectar los sistemas.

La sensación de inevitabilidad regresó. Ahora tenía la sensación de que ya no había vuelta atrás.

Bueno ya he llegado a mi destino ahora deberé introducirme en la boca del Sharllac y evitar que me engulla. Debo encontrar a Skywalker y los caminos de la Fuerza son siempre misteriosos, pero no estoy preocupado la Fuerza me guiará.

- Bueno chicos bajaré a tierra e investigaré, resposteré la nave y después de eso debéis mantener la nave preparada para partir en cualquier momento. Recordar controlar los sensores y estar al tanto de las comunicaciones, indicaré al personal del espaciopuerto que os avisen de cualquier problema. Yo llevaré mi comunicador si ocurre algo llamarme y si véis que algún peligro no dudéis en activar los escudos y en avisarme aún por la más leve sospecha. Pero ante todo sin discretos y no salgáis de la nave si no es totalmente necesario y recordar que no debéis abrir a nadie, si alguien lo requiere llamarme.

Tras dar instrucciones a sus droides y amigos, dejo a la Grulla Estelar a buen recaudo como había hecho ya varias veces en otros sistemas. Kurt sale de la nave e inspecciona los alrededores en busca del personal del espaciopuerto.

Gracias a las técnicas de relajación que le había enseñado el Maestro Bratak, Kurt se encontraba sereno y en paz para representar la presentación que tantas veces había ensallado y que varias veces le había funcionado.

Kurt salió del astropuerto y la ciudad se elevó delante de é. A pesar de lo que debía haber sufrido durante la guerra civil galáctica, parecía estar en buen estado. El Resto Imperial, las derrotadas fuerzas del malhadado Emperador, se refugiaban allí y su presencia era ominosa. Daba incluso la impresión de que, en el interior del planeta, ellos eran los vencedores y dominaban la situación con comodidad.

La presencia de la autoridad se dejaba ver, aunque no era asfixiante. El joven podía moverse a sus anchas sin que nadie le hiciera preguntas y le sirvió para hacerse una idea de cómo estaban las cosas. Sin embargo, debía decidir un plan de acción, un lugar a donde dirigirse.

Las opciones eran varias. Podría preguntar algo a cualquier transeúnte, y también podía ver qué podía averiguar por su cuenta. Por lo que sabía, Coronet disponía de una red de intercambio de información bastante amplia si uno sabía dónde buscar. La marcada presencia imperial en la ciudad habría hecho que esto cambiase, seguramente, y habrían apretado bien la soga alrededor del cuello de las bandas, pero aún así los bajos fondos siempre son fuente de información si uno está dispuesto a pagar el precio.

Cualquier otra opción corría por cuenta de él mismo, ya que no disponía de contactos ni conocía a nadie que viviera en la ciudad...ni siquiera en el planeta.

Kurt con la gran quietud y calma de su mente y espíritu decide ir en busca de la taberna "Gullit Emoet" que tan mala reputación tiene. La situaciones desesperadas necesitan medidas desesperadas, eso se decía Kurt a sí mismo, pero como era costumbre en él, eso no significaría ser imprudente.

Kurt se dirigió hacía los bajos fondos evitando todo tipo de encuentros indeseados y choques fortuitos mientras avanzaba observando los alrededores. Mientras avanzaba procuraba acercase a comercios locales para disimular haciendo que se fijaba en las mercancías expuestas. Varias veces durante el camino observaba si alguien le seguía de forma discreta y volvía a pasar por el mismo sitio para evitar el seguimiento por parte alguien.

Tras tomar las precauciones necesarias Kurt se dirigió hacía su destino, una vez en dicha taberna Kurt entró y observa brevemente el panorama para decidir su siguiente movimiento.

El bar estaba oscuro excepto por unos pocos focos de luz situados en el techo y las paredes. La mayor parte de ellas iluminaban la barra, alargada y de apariencia pegajosa, donde un buen número de feligreses se arrimaban para pedir otra copa al tabernero. Al otro lado, las mesas se disponían donde lo permitía la irregular composición de la sala, que era grande pero llena de vigas que interrumpían la línea de visión.

Kurt fue repentinamente consciente de que había llamado la atención de alguien. Todos los demás se habían conformado con un leve vistazo despectivo, pero había una figura al fondo, junto a una de las esquinas, que parecía haberse interesado especialmente en el muchacho.

Kurt tras haberse dado cuenta del interés de esa figura avanza por el local buscando una zona tranquila mientras intenta con disimulo fijarse en dicha figura.

La figura es un humano de piel oscura, con cabello negro rizado y un bigote que le da aspecto de ser más distinguido de lo que seguramente es. Viste con pretenciosa elegancia, con gusto, pero sin dinero para verdadera ostentación. Quizá por todo eso, pasaría por un tipo encantador.

Si su trabajo es acechar, no lo hace mal, pero hay algo de impaciencia en sus movimientos que es posiblemente lo que le habría delatado.

Kurt estaba pensando en un acercamiento pero estaba en un planeta imperial y no quería correr riesgos, por lo que antes de intentar el acercamiento utiliza sus habilidades jedi para leer los emociones del sujeto que ha llamado su atención con discrepción.

Kurt pasa por enfrente de la mesa del sujeto como buscando una mesa y viendo que en la mesa del sujeto hay sitio le pregunta amablemente.

- Disculpe. ¿Podría sentarme en este sitio vacío de la mesa? Ya sabe, el local está bastante lleno y no encuentro una mesa disponible.

El hombre sonrió, mostrando una hilera de dientes blanquísimos.

- Claro. Siéntate. No tengo prisa, aunque estoy esperando a alguien, ¿sabes? Un buen amigo me ha pedido que recoja a un tipo un tanto particular. Creo que es seguidor de una antigua religión, adoran a cosas invisibles y por lo visto es alguien importante...No le he visto nunca, pero según mi amigo, lo reconoceré. Qué cosas hace uno por amistad, ¿no crees?

El hombre dio un trago a su bebida.

- Por cierto, no me he presentado. Lando Calrissian, comerciante de Vespin.

- De verdad, parece que eres buen amigo porque encontrarte con un tipo tan raro como ese tiene su cosa. -dice Kurt con tranquilidad - Así que eres comerciante, pues casualmente tengo una nave disponible y en estos momentos no tengo ningún transporte previsto. ¿Estarías interesado en adquirir mis servicios para transportar tu carga? - pregunta con cara de poker el joven Kurt interpretando su papel para dar el pego de que se trata de una transacción comercial.

Lando sonrió.

- Creo que podemos hacer tratos. Tengo la mercancía lista y la ruta es sencilla. Es una lástima que en estos tiempos el transporte en Corellia dependa de tantos bloqueos. Por suerte, creo que podremos ganar tiempo si me sigues. Te llevaré al hangar para que revises la mercancía y hablemos del precio final.

Lando hace ademán de levantarse y pagar la mesa mientras observa si le sigues y también mira alrededor.

- Muy bien, pero espero que el trabajo sea interesante y merezca la pena. - dice Kurt tras lo cual Kurt se levanta y empieza a seguir al comerciante a la vez que habla con él, sin perder en todo momento atención a los alrededores.

Lando acompañó a Kurt por las callejuelas como si las conociera de toda la vida. En un recodo, apartó una falsa baldosa y apoyó la mano en ella. Un lector la reconoció y se abrió una puerta oculta en la pared de un hangar semiderribado.

Ambos entraron. En el interior había una señal roja que se hizo verde cuando llegaron. Parpadeó dos veces y se apagó. En ese momento, una antigua unidad R2 se acercó con su habitual pitido. Parecía animado y Lando lo saludó como si fuera un antiguo amigo.

- Bien, R2. He encontrado al objetivo. Puedes entregar el mensaje.

La unidad astromecánica volvió a pitar y ejecutó un proceso en su interior. Una luz se proyectó delante de ella y la imagen de un hombre joven, rubio, vestido de negro y con un guante en la mano derecha, apareció. Tenía un rostro sereno y una sonrisa amigable. Aún así, emanaba una gran fuerza interior, podía verse a través de la misma proyección. De su cintura colgaba un sable láser.