Partida Rol por web

El remoto planeta de Tatooine guarda para sí historias más increíbles de lo que cabría suponer. Si muchos supieran que el origen y el fin del Imperio mismo fueron gestados en su superficie, les supondría menos esfuerzo aceptar que ese trozo de arena improductivo y pobre aún podría guardar más sorpresas.

La "Viento Solar" calibró los conductos de inclinación. Un ajuste cortesía de un buen mecánico. Las naves corellianas tendían a dejar que sus eyectores se ensuciaran más de la cuenta. En un planeta como Tatooine, donde todo era arena y más arena, el protocolo de mantenimiento no podía ignorarse si uno quería hacer negocios rentables. Más de un piloto apresurado había perdido la venta y los ahorros en reemplazar los acumuladores y el sistema interno de ventilación por las prisas. Los filtros desionizadores no estaban hechos a prueba de despistados.

Según los cálculos, Anchorhead estaba a menos de diez minutos. El espaciopuerto era pequeño para lo acostumbrado, pero la discreción no era algo despreciable tratándose de negocios. Como si la nave lo supiera, el bucle de programación ejecutó la subrutina de silencio, y de repente la atmósfera azul brotó como si hubieran entrado en una enorme pompa de jabón. Eso era suavidad.

Junto al panel de comunicaciones, la mesilla de holoproyección principal brillaba con el mensaje guardado. Especialmente críptico incluso para lo habitual en Roddo, pero el código había sido verificado, no quedaba duda de la procedencia, y los últimos acontecimientos les habían puesto cerca del Hutt...o al menos de su madriguera. Era difícil asegurar dónde andaba ese gusano enorme en cada momento.

Sicks debía aburrirse, o quizá pensar que se había dejado algo, porque jugó con el mano distraídamente hasta que volvió a activarlo. Del juego de luces azuladas, que trazaban un mapa tridimensional demasiado rápido para que ningún ojo conocido admirase su precisión, nació la imagen de un hombre con una túnica bastante común en el mundo de arena.

Su voz sonó metálica y algo interrumpida por el desajuste de sistemas de transmisión. Las compatibilidades eran la gran lacra de las comunicaciones modernas. Los sistemas locales evolucionaban a velocidades impresionantes, pero paralelas, y se llegaba incluso a pagar pequeñas fortunas por parches informáticos que compatibilizaran los sistemas. Era una época de caos. El Imperio había caído, le gustase a la gente o no, y su derrumbe había sumido la Galaxia en la incertidumbre.

- Saaaa...ludos, viajerrros. El Graaaaande os deeee....sseeaaa fortuuuuna y pros-pros-prosperidaaaad. Os prooooponeeeee...bzzzzz...un encuentro en Anchorrrrrhead. En la cantinaaaaaaaaa de Joood Dootta*. Un encargoooo a la al-al-altura de vues...bzzzzz...tras capacidaaaaades muy bien remunerrrrrrado. El resto de la info-info-información cuando aparezcacacacacacais.

La aceptación, como siempre, se convenía mediante un pulso de mensajes, y luego se recibía una serie de mensajes aparenctemente erróneos que contenían la fecha y el momento. Roddo era un Hutt bastante precavido.

El caso es que aún no habían emitido esos mensajes de aceptación. No convenía hacer esperar mucho al Hutt y menos cuando éste evidentemente sabía, aunque uno siempre se preguntaba cómo, que estaban por la zona. Era una cuestión a discutir. En todo caso, Anchorhead había sido el destino elegido para reaprovisionar la nave y hacer los últimos ajustes para los nuevos sistemas recién implantados.

Sicks seguia meditando para si sobre las posibles consecuencias de volver a mezclarse con un Hutt como Roddo. Nunca era un placer ponerse en manos de un jefe del crimen como él, pero sus creditos eran tan buenos como los del mismísimo banco central de Coruscant.
Comprarian buenas mejoras para el "Viento Solar" y quiza algunos repuestos para los peores momentos.

Se estiró desde su sillón de mando hacia atrás y conectó el altavoz general de la nave.
-Ophara, Seldon, Syrus, a cabina. Hay un mensaje de Roddo, y algunas cosas que decidir.- Volvio a su posicion normal, y miró a través del cristacero. La superficie de Tatooine se desplazaba bajo su nave, rapida, en una mancha alargada de tonos marrones. Conecto el piloto auxiliar y la nave disminuyó su impulso.
Saco el blaster pesado de su funda. Y comprobó el cargador.
-Treinta disparos...- Y los iba a necesitar a todos y cada uno de ellos.

Los rápidos pasos de Syrus siempre sorprendían a Sicks, que por alguna "extraña" razón sabía que o bien llegaría el último por su indisciplina evidente o bien esperaba que lo hiciera para no tener que soportarle mucho rato.

Syrus apareció en la cabina luciendo una amplia sonrisa y su traje "de paseo", habiendo prescindido ya del traje "de trabajo" lleno de suciedad de mecanismo de la nave que usaba para realizar los trabajos de mantenimiento.

- Puf, qué ganas tenía ya de estirar las piernas y salir de este montón de chatarra. ¿Qué le pica a ese moco hipertrofiado de Roddy? ¿Ya tenemos trabajo antes incluso de aterrizar? -dice palmeando instintivamente sus muslos(1)

- Ah, por cierto, Ophara y yo hemos acabado de revisar los sistemas. Es feo y huele raro, pero un gran ingeniero...

Justo en ese momento Ophara caminaba hacia la cabina para escuchar el mensaje de Roddo.
Sip, hemos terminado de comprobar los sistemas... al menos eso hice yo mientras Syrus al parecer se dedicaba a admirar mi olor corporal y mi indudable atractivo.-Bromeó el Mon Calamari.
- ¿Así que Roddo tiene un trabajito para nosotros? mmm... habría que sopesarlo un poco.. Se quedó pensativo- Me encuentro en un dilema moral, odio a los Hutt... pero me encantan los créditos, y Roddo suele ser una apuesta "segura" dentro de lo que cabe. Sólo espero que no tenga nada que ver con banthas... Comentó mientras se sentaba junto a Sicks y comenzaba a mirar en su datapad.

Por cierto Syrus, creo que ya he encontrado el modelo de condensador adecuado para tus "extremidades" con nombre. Si quieres les hecho un vistazo a ver si puedo hacer que descarguen más amor con cada envío...

La arena ardía. Siempre ardía. El twi´lek intentó expulsar sangre por la boca, pero estaba boca arriba, y sólo logró diseminarla por su rostro congestionado. Tenía un ojo cerrado, tan machacado que ni siquiera sentía dolor. Lo pero era la espalda, se la estaba cociendo.

Hizo movimientos tan lentos que podría haber anochecido antes de que terminase de incorporarse. Y no sería aquello lo mejor. Las noches de Tatooine podían ser muy frías sin la presencia de los dos soles, un lugar donde los vientos azotaban la arena sin luz y perdían a los pobres desgraciados que no pudieran refugiarse.

Intentó que su mente no divagara, pero era difícil centrarla. Consiguió levantar la espalda a costa de un buen mareo. Los lekku se movían a uno y otro lado, sin control, ridículos como un balancín roto. Miró a su alrededor con el ojo sano. Tuvo que entrecerrarlo para evitar el exceso de luz que se reflejaba en la arena. Las dunas formaban un horizonte sinuoso en todas direcciones. Estaba en una pequeña depresión sin sombras.

Miró a su lado. Unas huellas borrosas se alejaban de él hasta un punto cercano y luego desaparecía todo rastro. A su lado había un pequeño emisor-receptor, apagado. Una especie de baliza de bolsillo. Un elemento muy común en Tatooine para aquellos que se dedicaban a explorar fuera de las ciudades, fuera para lo que fuera. Controlaba su posición y emitía señales a determinados receptores, que tenían que configurarse. Era común perderlos, por eso solían llevarse varios.

Eso era una buena noticia...o no, depende de quién fuera a responder a un posible envío de la señal.

La cabeza le dolía tanto que sentía como si estuviera dentro de un mal sueño. Tenía el cuello agarrotado y quizá la nariz rota. Respirar por la boca le quemaba la garganta. Había tenido bastante suerte.

Como casi siempre, Seldon era el último en llegar a la reunión. Seldon se reunió con los demás miembros de aquella tripulación a la que empezaba a considerar su nueva familia... Pero no iba a dejar que se notara. Además,

¡Yepa! ¿Qué quiera ahora el culogordo más paranoico a este lado del Sector Arkanis? ¿Recambios? ¿Armas? ¿Recambios para armas? ¡Por cierto, me sé un chiste de hutts! ¿Sabes cuántos Hutts hacen falta para cambiar una lámpara axial? ¡Ninguno! A ellos la oscuridad ya les va bien... Cuéntaselo a Roddo la próxima vez que le veas, seguro que le hace gracia.

- No te ofendas, ojitos de pez, seguro que eres una belleza entre los tuyos, pero a mi no me atraes demasiado, todavía... -dijo Syrus a la vez que le guiñaba el ojo a Ophara de manera "seductora"- Bueno, ¿qué era eso tan importante que tenía que decirnos nuestro intrépido capitán?

Mientras la atención se centraba en el señor K'orin aprovechó para hacerle entender mediante señas a Ophara que ya hablarían luego del tema de las pistolas, que si no alguien se iba a enfadar -señalando, por supuesto, a nuestro *rígido* capitán.

Sicks giro en un su silla para ponerse de cara a los compañeros del carguero ligero. Su espresion era seria, y esperaba un talante similar de los compañeros de cara a los nuevos acontecimientos.
-Syrus, esto es importante asi que seriedad. No quiero enemistarme con un hutt nada mas aterrizar en esta roca de arena. Vigila esas manos y mantenlas en el cinturon, no en tus blasters. La ultima vez tuvimos que resolver a tiros una de tus ultimas bromas.
Con un movimiento activo el mensaje holografico, pero no espero a que terminara para resumirselo a los compañeros.

-Obviamente el tipo de trabajo no nos lo ha dicho por el holomensaje. Demasiados oidos. Pero nos cita en la cantina de Jod Doota. Los creditos de Roddo son tan buenos como los de cualquiera, pero no me fio.
Seldon, atento, te mueves bien en este ambiente y captas muy bien a la gente. Ophara, hazme un favor y mantente en el centro del grupo si empiezan los tiros.- Miró significativamente a Syrus. -Te necesito de una pieza en la "Viento". Y Syrus, eres el mejor en un tiroteo, pero por favor...- Hizo una pausa significativa. -Que no seas tu el que empiece...- Terminó con una media sonrisa.

- Ya habéis oido al capitán, nada de hacer chistes sobre el culo seboso del hutt o de la ausencia distinguible de este. Yo os cubro si hace falta, pero Sicks, si comienza un tiroteo el que dispara primero dispara dos veces y ese sitio no es uno en el que vayan a llamar a las autoridades si hay una pelea... -dice "Blaster Veloz Larysun" con una mueca cómica.

- ¿Vamos sacando nuestros culos de esta cáscara de nuez y vamos a ese antro? Me muero por un buen licor vispreel -añade.

Intentó recordar… buscó en su memoria el último recuerdo almacenado: Kalira. Recordaba haberla rescatado de aquella especie de prisión en mitad de ninguna parte y haberla llevado de vuelta a la ciudad. A partir de ahí todo estaba oscuro, un vacío que seguramente no llenaría nunca en su vida, como un salto en el continuo que es el pensamiento humano. Se sentía irreal, algo así como ajeno al mundo que le rodeaba, difícil de describir, pero sabía que algo malo le había pasado y que, si no reaccionaba pronto, su último recuerdo serían dos soles ocultándose en el horizonte. Volvió a mirar a aquel pequeño aparato y a las huellas.

-Alguien que se ha ido en algún tipo de vehículo lo ha debido perder- pensó Tock.

Por suerte, pensar no dolía tanto como respirar, pero aún así le suponía un esfuerzo bastante grande. El dolor era casi insoportable y estaba por todas partes, sintió un fuerte mareo pero luchó para no desmayarse. Por unos instantes, un gran cansancio le invadió junto con una gran sensación de paz interior que le invitaban a dormir para no despertar jamás… pero unas imágenes se proyectaron en su mente: eran algunos recuerdos de cuando era niño, sus padres, sus amigos…

Volvió a la realidad, sus ojos fijados en el aparato que descansaba no muy lejos de él. Se dio cuenta que aquel sencillo instrumento era lo único que en estos momentos le ofrecía ciertas garantías de sobrevivir pero, ¿quién respondería? Esperaba que no fueran Adan y sus hombres, pues estaba seguro que su estado actual se lo debía a él, aunque pensándolo bien, mucho peor no podía estar… ¿o sí?

Se arrastró penosamente hacia la baliza en un recorrido que nunca supo si duró segundos, minutos u horas, hasta que finalmente la alcanzó. Se tomó unos segundos para recuperar el aliento, el esfuerzo había sido enorme.

-Espero que funciones, eres mi única esperanza- balbuceó mientras la activaba.

-Tranquilo Sicks, sé que lo de disparar no es lo mío. De todas manera no sé como me apaño pero siempre acaban todos apuntando al calamar, esté donde esté.-
Ophara giró su cabeza para observar los indicadores de temperatura de la nave.
Oh ¡por Dios!, ¡35ºC Fuera!, yo que casi había olvidado por qué odiaba este planeta... Aviso, las hormonas que regulan mi mal humor dejan de funcionar por encima de los 25ºC, no me lo tengais muy en cuenta.

La nave se dirigió al astropuerto de Anchorhead, nido de contrabandistas y otros honrados comerciantes. El planeta entero era un hervidero de promesas incumplidas. La desesperanza era si duda el material que mejor se movía entre los habitantes, gratuito e inacabable. Pero para aquellos con visión había ciertas oportunidades ocultas, o al menos no tan evidentes a la ardiente luz de los dos soles gemelos.

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Los repulsores sisearon para recibir la superficie reforzada de aterrizaje. El muelle de embarque elegido por el ordenador era el 54, ya conocido para ellos. Disponía de taller propio por un precio razonable, con calidad suficiente, y permitía un acceso rápido a la salida. Por otro lado, dos de cada tres supervisores eran extraordinariamente sobornables, incluso para los parámetros habituales, donde las "gratificaciones" por un servicio de vigilancia laxa entraban en las nóminas espacioportuarias casi como las propinas para los camareros.

El sistema de comunicación comprobó las transmisiones de rigor. Todo normal. Sistemas listos, acoplamiento perfecto. La nave era tan suave como el vientre de un Tap-tack.

El mon calamari aprovechó el momento de calma para revisar las armas de su compañero. No le extrañaba que las hubiera escogido, eran de calidad incuestionable. El blaster pesado tenía un sistema de supresión de ráfagas arcaico pero duradero, y el otro blaster tenía una ergonomía sorprendente. Lástima que la mayoría de las armas estuvieran adaptadas para los humanos, pero por otro lado, para eso estaba él.

Sicks abrió las compuertas y apagó los sistemas, excepto el modo de vigilancia pasiva.

En ese momento, el holoproyector envió un mensaje de un número en derivación. Otro de los trucos de Roddo cuando quería que sus lacayos tuvieran acceso a los clientes. Parecía enviado desde cerca. En un día claro como aquel, sin interferencias, la localización era sencilla. Era fuera de la ciudad, a unos veinte kilómetros en el desierto.

Un pitido activó una señal. Era de marcación única. Tock no estaba claro de lo que significaba, aunque por su experiencia en el planeta, los matones tenían accesos localizados a determinadas conexiones. Formas de cerrar tratos entre lacayos. Sistemas para evitar la localización de gente indeseada. Se comportaban casi como balizas de señalización, pero se podían establecer comunicaciones a corta distancia.

La señal tenía buena pinta, o quizá fuera el calor. Tock no conseguía enfocar bien la imagen. Su único ojo lloraba y el otro estaba tumefacto como un bizcocho pasado. Aún así, parecía una señal clara. Quizá alguien pudiera recibirla, después de todo.

- Ups, vaya, chicos, tendremos que alquilar un deslizador. ¿Qué tripa se la habrá roto para citarnos en medio del desierto? ¿Te has traido la crema protectora y el humidificador, Ophara? Creo que esta vez te cogeré un poco prestado... -dijo el ex-pandillero en tono entre jocoso y de mártir.

Sicks hizo descender la compuerta de carga mientras se ajustaba el cinturon del blaster. Su mono de vuelo era comodo, y le permitia cierto confort, aun en entornos tan calurosos como este.
-Si, me parece que tendremos que alquilar un aerodeslizador para poder movernos por la zona. Seldon, ¿Crees que podrias encontrarnos alguna ganga?. No me importaria conseguir algo de informacion de la zona, antes de ver a Roddo.-
Quiza con un poco de suerte podamos enterarnos de que influencias tiene por aqui.
Bajó al polvoriento suelo del hangar, y se acercó a la zona de recarga, para coger la mangera de energia, y poder ajustarla a la panza de la astronave.
Se giró para observar la nave, analizando sus puntos debiles, y las posibles mejoras que se le podrían aplicar.

Seldon saltó de la carlinga de la nave como si tuviera prisa por alejarse de aquellas paredes metálicas que le habían mantenido confinado durante tanto tiempo.

Seldon sonrió ante las palabras de Sicks: nunca nadie le había tenido que pedir dos veces que se fuera a un bar a tomar cuatro copas.

- Claro, Sicks. Voy a ver si consigo hablar con alguien... Preferiblemente de sexo femenino y múltiples y habilidosos apéndices, je je.

Seldon se encaminó hacia el único garito decente (entiéndase "con una buena reserva de brandys") que había en aquel polvoriento asentamiento. Allí podría sonsacarle a algún paisano las últimas noticias de la ciudad, y aquel abrebadero no estaba muy lejos de una andrajosa tienda de droides donde, con un poco de suerte, podría alquilar un transporte para él y sus compañeros a bajo precio, siempre y cuando no le interesara conocer su procedencia.

Aún estaba sumido en estos pensamientos cuando cruzó las puertas de "El viajero cansado" y pidió su primera copa.

- ¡Ponme una copa de brandy oscuro en un vaso limpio! ¡Y ándate con ojo no lo hagas al revés, como tienes por costumbre, bribón!

Seldon ya había estado sentado en aquella barra en anteriores ocasiones, y rezó para que su memoria no le estuviera fallando y aquel camarero tuviera sentido del humor...

Sicks ascendio por el costado de la nave para examinar la cubierta superior. Recientemente habian tenido un combate, y queria comprovar los ultimos daños, mientras Seldon volvía.

Quizá deberia echar un ojo por la ciudad, y ver como esta la zona. Militares, policia, gente... Quiza pudiera llevarme a Syrus, con un poco de suerte se perderá y yo perderé un problema. Pensó mientras sonreia.

Volvió a descender por el costado de la nave, para buscar a Syrus.