Partida Rol por web

La habitación se iluminará con un fogonazo verde-azulado, os encontrais en el suelo, junto a Helen, sobre la impoluta alfombra, totalmente cubiertos de sudor, ante la mirada atónita de Johan Erickson y de Elijah, que están en la biblioteca de la casa principal. Vuestra súbita llegada ha roto la conversación que ambos mantenian.

- ¿De donde venis? ¿Que os ha pasado?- Elijah mira a la joven rubia- ¿Quien es ella?
 

Respiré entrecortadamente mientras me secaba el sudor de la frente. Tocar el suelo de la casa de los Erickson era algo que no creí que volvería a hacer. Me senté en uno de los sillones y les narré lo sucedido, mientras Jack hacía comentarios secos. Omití la parte del beso por obvias razones. No hacía falta avergonzarnos más.

-Ella es Helen.

Asentía a todo lo que decía Mientras intentaba adecentarme. Empezaba a tener el pelo grasiento y necesitaba una ducha para quitarme todos los residuos que habíamos traído del otro lado.

Miré al señor Erickson y le pregunté:

-¿cómo se llama su gatito?, ¿y dónde lo tiene?

- Se llama Strug- dijo Johan sin entender el interes por el gato, después de la historia que había contado Nathan- Está justo ahí- dijo señalando la ventana, donde el gato estaba sentado

- Os noto cansados, deberían descansar- dijo Helen- Después sin demora empezaremos con la busqueda del medallón de Federico, es lo que necesitamos para destruirlo

-Espera, espera... ¿Qué medallón? Y explícanos un poco más qué es Federico. 

Mi reino por una ducha...

-Hay demasiadas preguntas sin respuesta, y eres la única que puede responder. ¿Cómo empezó todo esto?

Miré friamente a Hellen. Una cosa era matar a algo que sabemos que es, y otra era saber que es para podre matarlo.

-Y lo importante es que es eso de un medallón.

- Todo comenzo en el S. XVII- relató Helen- Mi Ama y varias Damas y novicias viajabamos en un navio llamado "Aurora", Aurora se vio atacada por otro barco, un barco pirata llamado "Nostromo", que lo gobernaba un malvado pirata llamado Federico. Pronto ese barco fue...- un hilo de ira recorrio sus ojos- Federico y sus hombres deshonraron a todas las mujeres de Aurora, mi Ama tenía un medallón poderoso, que en malas manos sería terrible. Yo consegui clavarle un clavo de plata a Federico, pero él me llevo con él a un lugar incierto, donde no esta ni la vida ni la muerte, donde solo hay oscuridad. Con ira clave el clavo de plata en la cabeza de Federico, pero con el medallón, el desaparecio, mientras yo terminé con Señor, mirando todos los horrores que él hacía. Mientras Federico tenga ese medallón su poder será mayor hasta ser indestructible, cuando eso pase, el mundo quedará doblegado a su poder

-¿Y qué tenemos que hacer para destruir el medallón? Y... ¿Un clavo de plata? Perdonad mi ignorancia en estos temas.

¿Un clavo de plata? Nunca había escuchado algo parecido en mi vida.

-¿Damas y novicias? ¿Erais monjas?

-¿pirata? eso es que hace muchos años, demasiados para que esté vagando por aquí. -luego me surgió una duda- ¿pero tenderemos que destruir el medallón, el clavo o todo en general? ¿y qué le ha hecho ese Federico al Señor?

Comenzaba a estar nervioso.

-¿Y por qué atacó a la pequeña Erika?

- No hay que destruir el medallón, hay que lanzarlo al mar. El clavo de plata... fue una maldición, yo lo maldije por lo que había hecho, nunca creía que al maldecirlo crearía ese monstruo. El Señor no tiene nada en contra de Federico, solo desea jugar, ustedes quieren a la pequeña, yo mi libertad, si queremos algo, debemos darle algo, en este caso entretenimiento. El motivo del porque ataco a la pequeña no lo se, es un ser de pura maldad...- Ante la última pregunta de Nathan, Hellen se giró hacia el- No, eramos brujas, mi Ama era la más poderosa de todas, las Damas eran mujeres que sabian usar magia, nosotras, las novicias solo eramos aprendices. Pero mi Ama antes de que el agua se la tragase, antes de morir, me proclamo Dama

-... Bruja... -mantuve una mirada estoica mientras asimilaba todo lo que había aprendido.- ¿Y dónde podremos encontrar a Federico?

Me sentía agotado. Eran demasiadas cosas en tan poco tiempo.

La miré fijamente y comenté:

-¿algún sitio o alguna hora en particular Dama? -dije pasándome la mano por la cabezay al levantar el brazo me di cuenta de que olía igual que una cabra tibetana.

- Llamame Hellen. No se más que vosotros, no se donde encontrarlo, pero tiene que ser por la zona. Federico está anclado a este lugar, por lo que debe estar por los alrededores de la casa o en la casa. Pero vosotros no tenéis buen aspecto, habéis pasado por muchas cosas y la otra dimensión os ha cansado. Deberían descansar

-Pero si descansamos demasiado... Federico podría volver a hacer de las suyas... Además, tenemos que buscarle.

Cierro los ojos, pensativo.

-Debe estar escondido en algún lugar cercano... Quizás un sitio donde pase desapercibido... ¿En qué lugares podríamos buscar?

-Preparad café entonces. Si está anclado puede ser en el acantilado, o cerca de la casa vieja. Hellen, ¿ese tal Federico llevaba parche en el ojo?

Pasé mi mano por mi espalda y acaricié la empuñadura de mi otro arma

Casi sin darme cuenta, comencé a dar cabezazos. Bastante indicativo de mi nivel de fatiga. Antes de que pudiera darme cuenta, me había dormido en el sillón.

- No creas en todas las historias, no, Federico no llevaba parche, pero si una cicatriz en su cara- Hellen miro a Nathan- Tú tambien deberias descansar si no estais al 100% puede ser tu última batalla

Miré a Hellen y me acomodé en un sillón acercándome la silla con un pie para poner los pies encima y le dije:

-Si te quedan poderes y quieres que estemos al cien por cien, haz que hoy me duerma sin pesadillas y descanse como nunca.

Me acomodé con las gafas puestas y un arma en cada mano, tenía pinta de ser una noche movidita la próxima.

Jack apenas había dormido una hora cuando las terribles pesadillas lo despertaron, en cambio Nathan había conseguido dormir seis horas antes de que Hellen lo despertaran. Estaban ellos solos en la biblioteca, a excepción del gato que ahora se encontraba en el escritorio

- Debemos comenzar la busqueda, ¿por donde lo hacemos?

Mascullé entre dientes:

-Vaya bruja de... y encima el otro ronca como un cochino...

Miro al gato mientras pienso en voz alta:

-Lo que me faltaba, el pulgoso tuerto por aquí...

Le doy con la culata en el pecho y le digo:

-Levanta, hora de cazar...