Partida Rol por web

El foso del diablo

Escena 10. Desolación

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27/10/2020, 21:49
Narrador

Puerto de Pescadores. Aberdeen

Sábado 28 de octubre de 1927

00:12 de la madrugada

 

Con una pesada manta rodeando sus hombros, Eleanor y Alfred sostienen sendas tazas humeantes de café mientras aguardan en el puente de mandos a que el Nordlys alcance el puerto de la ciudad de granito. El pesquero noruego que, afortunadamente, faenaba en Dogger Bank había interceptado el bote de los investigadores cuando este, en medio de la noche, era llevado a la deriva por el oleaje. El estado de shock de los náufragos, que a duras penas pudieron verbalizar que procedían de Aberdeen, y la dificultad de la tripulación por hacerse entender en un idioma que no fuera el noruego hicieron que el viaje de regreso a la ciudad escocesa fuera silencioso. No obstante, el capitán Amundsen, patrón del barco, tuvo suficiente con ver los rostros pálidos y desencajados de la pareja para comprender que estos acababan de vivir un verdadero infierno.

Al fin, tras una travesía de más de dos horas, las luces de Aberdeen empiezan a perfilarse en el horizonte nocturno. El barco no tarda en detenerse y los marineros se apresuran a disponerlo todo para el atraque. No obstante, con una sonrisa que procura tranquilizar a los investigadores, el capitán invita a Alfred y Eleanor a que continúen sentados en el andrajoso sofá de la cabina.

— Nosotros avisar policía. Ellos dar ayuda. Esperar aquí. Fuera frío.

 

Notas de juego

Aunque en la imagen sea de día, ahora en Aberdeen es de noche.

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28/10/2020, 11:57
Eleanor Harris

En todo este tiempo, a pesar de saber que el silencio incómodo no era la solución para ninguno de los dos, la escritura no supo qué decir en ningún momento. Hablar de sus compañeras caídas en el mar era doloroso, más todavía el no saber qué había pasado realmente o si hubieran podido hacer algo para ayudarlas, lo que fuera; tampoco podía comentar lo sucedido porque, ¿qué había sido todo eso? Cuando rememoraba pensaba que estaba loca, que había sido un delirio por la falta de sueño y preocupación, y decirlo en voz alta suponía una prueba a su cordura que no estaba preparada a realizar; Mucho menos podía comentar sobre la investigación que les llevó hasta Aberdeen porque ya ni sabía qué tenían, qué era real o si debían seguir sumergiéndose en los peligros del Foso del diablo.

Se perdió durante largos minutos que le parecían horas en la oscuridad de su taza de café, dejando que el aroma de la bebida sustituyera al del mar, aunque era difícil olvidarlo cuando lo llevaba impregnado en la piel.

Sólo alzó la mirada de su foco un par de veces, cuando sintió que alguien se acercaba y la hablaba, respondiendo con frases demasiado cortas o movimientos de cabeza antes de recolocarse la manta y seguir pendiente de la taza, todavía sin beber ni un sorbo.

Gracias.- Articuló como pudo, agradeciendo la ayuda, que los salvaran o que los sacaran de allí.

Notas de juego

Voy a dejar un turno (o dos, ya veré, dependiendo de cómo evolucione la cosa) a Eleanor en shock, porque no me la imagino después de lo vivido charlando animadamente por ahí

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28/10/2020, 22:08
Alfred Lean

Sentado junto a Eleanor, miraba distraído el café que humeaba en mis manos. No hacía falta mirar a la mujer a la cara para saber que ambos estábamos consternados por la pérdida de nuestras compañeras en el mar. Incluso todo parecía como un sueño del que estábamos despertando. No sabía si lo vivido había sido real o producto de algún desvarío a causa de alguna substancia que los marineros del barco pudieran haberles suministrado.

Incluso se le había pasado por la cabeza que habían caído en manos de unos secuestradores para venderles como esclavos en algún país africano gobernado por algún dictador. Pero el recuerdo de la criatura que salía del mar era demsiado clara comop para creer que lo habían soñado.

No era capaz de articular ni una palabra de apoyo ni de consuelo y el silencio parecía lo mejor para pasar aquellos momentos.

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30/10/2020, 21:43
Narrador

Los minutos pasan y Eleanor y Alfred permanecen callados, absortos en sus pensamientos y con la vista perdida en el interior de sus tazas de café. El capitán Amundsen, sintiendo la responsabilidad de reconfortar a la pareja en lo que sea posible, comparte asiento junto a ellos, en una carcomida silla, ofreciendo miradas de indulgencia y un respetuoso silencio, hasta que, de repente, alguien llama a la puerta de la cabina. Es uno de los marineros que, tras anunciar algo en noruego, vuelve al exterior junto al capitán.

Pasados unos minutos, Amundsen, nuevamente sonriente, indica con la mano a los investigadores que le acompañen fuera. En tierra, a los pies de la pasarela, hay dos policías esperando.

— Por favor, vengan con nosotros.

Sin despedirse de sus rescatadores y todavía incapaces de tomar consciencia de lo que está sucediendo a su alrededor, la pareja sigue a los agentes a través del puerto hasta un coche de policía que hay aparcado junto a un viejo almacén. Los policías acomodan a los investigadores en el asiento de atrás y, antes de encender el motor, se aseguran de cerrar las puertas.

El coche se pone en marcha y empieza a cruzar las calles de una noche especialmente solitaria y oscura en Aberdeen.

Notas de juego

Necesito que hagáis una tirada de Idea.

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03/11/2020, 08:45
Eleanor Harris

No conocía al capitán Amundsen pero agradeció con una discreta sonrisa la compañía que les brindaba. A veces no era necesario hablar ni intentar animar con chistes, sólo sentir que no estaban solos en mitad de la tormenta era suficiente para calmar unas pinceladas de los nervios y el miedo que a ambos los asolaban.

Se atrevió a dar un par de sorbos al café, notando que el cálido contenido se expandía por su cuerpo y le iba quitando lentamente el frío de su interior, aunque fuera sólo un parche temporal. Levantó la mirada de la taza ante la indicación del capitán, esperando a su compañero antes de caminar por la pasarela al no querer estar sola en esto.

En esta ocasión, aunque mantuviera todavía el silencio, pasó una mano por el brazo de Alfred como muestra de preocupación, compañerismo y camaradería, un acto para demostrarle de la misma forma que había hecho anteriormente el Capitán de que ambos estaban ahí juntos y, al menos ella, no iba a abandonarle. No a más gente.

Se sentó en la parte trasera del coche, notando inmediatamente la diferencia con entre los asientos cómodos del vehículo. Se permitió acomodarse, recostar la espalda y mirar al horizonte a través del cristal, perdida en las luces del muelle que pasaban por su lado.

- Tiradas (1)

Motivo: Idea

Tirada: 1d100

Dificultad: 80-

Resultado: 93 (Fracaso) [93]

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03/11/2020, 10:15
Alfred Lean

Me dejé llevar junto a Eleanor al coche que nos esperaba en los muelles. No tuve ni siquiera tiempo de despedirme del capitán ni de agradecerle el rescate que ya me encontraba en el interior de un coche de policía.

Miraba absorto por la ventanilla sin prestar demasiada atención a la oscuridad de la noche que no dejaba distinguir el paisaje que se movía fuera del coche.

Miré a Eleanor, junto a mí, mirando también distraída por la ventanilla. Acerqué mi mano a la suya y la cogí con fuerza. Los acontecimientos vividos me habían afectado sobremanera y deseaba algo de contacto para superar aquella situación. Quería preguntarle por lo que se le pasaba por la cabeza. Tal vez compartirlo con alguien que había vivido lo mismo que tú, podría servir de débil consuelo, pero miré al conductor y preferí callarme hasta llegar al destino.

¿Vamos a comisaría o nos deja en nuestro hotel?

- Tiradas (1)

Motivo: Idea

Tirada: 1d100

Dificultad: 65-

Resultado: 72 (Fracaso) [72]

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03/11/2020, 21:26
Narrador

La pregunta de Alfred, hecha por pura inercia, hace que el conductor mire de soslayo a su compañero con un atisbo de nerviosismo en los ojos. Adusto, el copiloto alza la mirada y, a través del retrovisor, observa al crítico de arte con ojos serios, incluso severos, y contesta tajante.

— A comisaría.

Los investigadores continúan mirando ensimismados el paisaje nocturno de Aberdeen. Es tal el estado de absorción en el que se encuentran que ambos son incapaces de, pese a contar con todos sus sentidos en perfecto estado, darse cuenta de que el coche de policía cada vez se aleja más del centro de la ciudad, lugar donde se encuentran la comisaría, y se adentra en algo parecido a una polígono industrial próximo a la zona portuaria. Pasados unos pocos minutos, el automóvil se detiene ante un edificio cuya visión hace que el corazón de Alfred se encoja de pavor: la inquietante Planta de Procesamiento Puerto Llano.

— ¡Bajad! ¡Ya!

El copiloto insta a los investigadores de malas formas a salir del vehículo, mientras su compañero, ya fuera, les apunta con una pistola. En ese preciso momento, el crítico de arte recuerda la advertencia del comisario Sutherland: "Y sobre todo: no acudan a la policía hasta que yo pueda atenderles personalmente."

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04/11/2020, 09:02
Alfred Lean

No habían estado suficientemente alerta al bajar del barco y habían subido al coche sin tener en cuenta las advertencias del jefe de policía. Ahora, apuntados con las pistolas, poco más podían hacer que caminar delante de aquellos hombres y rezar para que no acabaran entre los restos de pescado en la trituradora.

Cogí a Eleanor de los hombros y caminamos mirando alrededor con la vana esperanza de ver más luces azules y rojas que anunciaran la llegada de la policía de verdad y no aquellos individuos corruptos.

Vamos Eleanor. No te alejes de mí.

Miré a los hombres que nos apuntaban

¿A donde nos llevan? Queremos hablar con el comisario.

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05/11/2020, 09:26
Eleanor Harris

Había estado tan absorta en sus propios pensamientos, aunque su mano también condujera hacia la de Alfred para apretar con fuerza, que ni siquiera se percató de que las calles apenas cambiaban y que, lo que debía ser una acera concurrida se convertía en un polígono industrial. Tardó en reaccionar escuchando la voz del comisario en su cabeza tan lejano que apenas parecía que había existido el aviso, sintiéndose tan inútil y estúpida que no pudo más que obedecer mientras su cabeza recolocaba la realidad de la situación.

No hemos hecho nada, se están confundiendo de personas.- En realidad tampoco sabía el motivo por el que los llevaban ahí en vez de la comisaría, ¿matarlos sin que nadie se preguntara qué había pasado? ¿Secuestrarlos? La única información que tenían apenas la entendían ellos como para brindarlas a terceros.

Caminó, conducida por Alfred a paso lento temiendo ser encañonada de un momento a otro, mirando unos u otros para intentar que alguna buena alma se apiadara de ellos.

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06/11/2020, 20:20
Narrador

Los investigadores bajan del coche y se colocan de espaldas a él, con las manos alzadas y sin perder de vista al policía que les apunta con la pistola. Fuera hace un frío húmedo y pegajoso, ocasionado por una intermitente brisa marina que, además de provocar un molesto helor, agita comprometedora la ropa y el pelo de los presentes. A duras penas, las pocas farolas que mantienen sus bombillas funcionales iluminan con una triste luz anaranjada la ancha calle de asfaltado irregular en la que se encuentran. Aunque en cada esquina se acumulan cartones y cubos de basura llenos hasta los bordes, tanto en las aceras como las ventanas de los edificios colindantes no se vislumbra ningún tipo de presencia humana.

La Planta de Procesamiento Puerto Llano es una amplia nave industrial de una única altura, rodeada por un patio y cercada por una vieja verja recubierta de óxido. Su aspecto es sobrio, pero contundente y exuda un profundo a la par que desagradable olor a pescado. Un gran portón separa a los policías y a los investigadores del interior del recinto. Ante el sobresalto de Alfred y Eleanor, el único agente que hasta el momento ha hablado, un hombre de estatura media, cuerpo poderoso y facciones rectas y severas, saca del bolsillo una pesada anilla repleta de llaves y abre la reja.

— Esperemos no tener que preocuparnos por Sutherland en una larga temporada — contesta el hombre mientras empuja la chirriante verja. Manteniendo la acostumbrada poca deferencia por sus interlocutores, se dirige a Eleanor sin mirarla y con un tono de voz desafiante —. Y créame, señorita: no estamos confundidos.

El policía que porta la pistola, un tipo alto y delgado, de cabeza rapada e inquietante rostro desprovisto de toda emoción, agita el arma contra los investigadores y les indica que crucen el portón. Los cuatro penetran en el recinto y alcanzan la entrada a la nave industrial. Una vez allí, tras seleccionar la llave adecuada, el policía corpulento abre la robusta puerta metálica y una rotunda oscuridad, únicamente rota por la ventana iluminada de lo que parece ser una oficina ubicada al fondo del espacio diáfano del edificio, se cuela tras ella.

El sonido estridente de la puerta al abrirse alerta a alguien que se encuentra en la oficina. Una silueta no tarda en dibujarse ante la luz proyectada por la ventana y con los brazos indica a los recién llegados que se aproximen. Los cuatro se adentran en un laberinto formado por altas pilas de cajas de madera, bidones y cintas transportadoras. El ambiente está cargado y el fétido olor a pescado podrido es insoportable.

Finalmente, los cuatro alcanzan la oficina. Sentado en una silla tras un escritorio repleto de papeles, hay un hombre de pronunciada barriga vestido con un mono y una gorra. A ambos lados, dos jóvenes de poco más de veinte años y aspecto desaliñado montan guardia con los brazos cruzados y el ceño fruncido. También llevan ropa de trabajo, pero la de ellos está más sucia y descuidada. Alfred es capaz de reconocer a los esbirros como parte del personal de la planta y, cómo no, al tipo orondo como el encargado de la planta: Rowland MacFie.

— ¿Pero a quién tenemos aquí? Si es nuestro apreciado señor Lean — Rowland se pone en pie y se dirige a la pareja esbozando una amplia sonrisa que hiela la sangre a los investigadores. Cuando se encuentra ante Alfred, le agarra la mano derecha y la estrecha con firmeza —. Y veo que en esta ocasión se presenta en compañía de una nueva amiga — el hombre inclina la cabeza hacia Eleanor en señal de saludo para, acto seguido, volver a encararse al crítico de arte —. Celebro volverle a ver. Tenemos tantas cosas de las que hablar.

De repente, el gesto amable del encargado desaparece. Aprieta los labios, que se convierten en dos finas líneas de carne rosada, sus ojos se entornan y los orificios de su nariz se ensanchan desmesuradamente.

— Bueno, de hecho sólo tenemos que hablar de una — al decir esto, amenazantes, los dos harapientos matones cubren los flancos de los investigadores —. ¿Me puede decir de una vez dónde se encuentra el señor Drake? Sigo muy interesado en conocerle.

Sin previo aviso, Rowland sacude un sonoro bofetón a Alfred que hace que este trastabillé hacia atrás sin llegar a caer, gracias a la acción de los dos policías que, con la intención de evitar una posible réplica a la agresión, sujetan con fuerza los brazos del investigador.

— No repetiré la pregunta.

Notas de juego

Si tenéis pensado soltarle una trola a Rowland, necesito que hagáis una tirada de Charlatanería.

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09/11/2020, 15:42
Alfred Lean

Ya quisiera usted saberlo, pero si se lo dijera, me mataría al momento así que tanto si se lo digo como si no, no creo que mi situación mejorara

Forcejeé con los hombres para deshacerme de la presa que me inmovilizaba los brazos. No tenía intención de atacar al gordo capataz, pero no me sentía cómodo en esa posición.

Podría decirle que aún no he averiguado donde está ni sé si está vivo o muerto. O tal vez, si que lo sepa y esté con el comisario en un lugar secreto que nadie en comisaria sabe. Eso debe decirlo usted, pero primero deberá dejarnos ir.

Señalo con la cabeza a Eleanor.

Al menos a ella.

- Tiradas (1)

Motivo: Charlataneria

Tirada: 1d100

Resultado: 100(+65)=165 [100]

Notas de juego

Con 2 ...... un 100

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09/11/2020, 19:19
Eleanor Harris

Por desgracia había leído en demasiados libros de novela negra ese tipo de situaciones. Se imaginaba siendo la protagonista de un nuevo escrito donde los malos, en este caso extraños hombres que fingían formar parte de la ley aunque fuera a base de corruptor, la atrapaban en sus momentos más bajos para contar todo lo que había descubierto a lo largo de unas cien páginas. Pero no sé nada, y cada vez entiendo menos. Quería pensar que el desenlace iba a ser la clásica charla terminando por un aviso, volviendo después al hotel con miedo de tener otra nueva reunión.

Sin embargo no dejaba de pensar en el final más próximo era el que los elementos indicaban. Pistolas, un engaño, un desaparecido, una trama cada vez más enrevesada y la tensión en el ambiente que temía acabar con una muerte prematura antes de que llegara el día.

Saludó también a Rowland ya no por educación sino por inercia, aunque no tuviera la iniciativa de acercarse a tenderle la mano o preguntarle sobre su día. En realidad, viendo que ambos hombres se conocían, quería pensar que entre los dos podría hacer cierta deuda que no terminara en sangre, aunque a medida que avanzaba la conversación temía siquiera que hubiera buena relación.

Dejó que Alfred tomara la iniciativa, sorprendida en lo resolutivo que estaba siendo y sin mentir ya que, realmente, o al menos ella, no tenía respuesta para su duda. Sin embargo, cuando mencionó que la sacaran a ella del peligro, temiendo qué pudieran hacerle a Alfred inmediatamente intervino.

Vamos desarmados, estamos agotados y ha sido una noche muy larga, demasiado larga. No suponemos ningún tipo de amenaza.- Intentó sonreír, aunque el miedo que recorría su cuerpo apenas le permitía moverse.- Le ruego un poco de… paz.- Miró de soslayo los hombres con las armas.- Queremos ayudar a resolver este misterio tanto como ustedes.

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10/11/2020, 18:39
Rowland MacFie

El forcejeo del crítico de arte no consigue otra cosa que la presa de los policías se haga más contundente alrededor de sus brazos, que nota cada vez más entumecidos por la presión. Mientras, los ojos entornados de Rowland lo observan con altivez.

— Vamos, que no tenéis ni puta idea de dónde está Drake. Lo suponía. El otro día conseguiste hacerme dudar, pero creo que ya te tengo calado, listillo.

De repente, un nuevo bofetón hace que Alfred vuelva a ver comprometido su equilibrio. Tras la agresión, Rowland sonríe burlón mientras, intimidante, aproxima su cara a la del investigador, que, gracias al sentido del olfato, es capaz de reconocer con repugnancia el menú que el director de Puertollano ha tenido para cenar.

— Aunque mis dos amigos de uniforme me han explicado que también lo estáis buscando. Y que seguro que habéis descubierto información útil que nos puede servir de mucho — dice el hombre mientras se dirige a Eleanor—. Así que sí. Ya lo creo que nos ayudaréis. Si no queréis pasarlo todavía peor.

Mientras el director de la planta se entretiene intimidando a la novelista, Alfred logra reconocer sobre el escritorio, encima de un par de carpetas con el sello de la policía de Aberdeen, el libro de cuentas que hace un par de días logró llevarse, mediante palabrería, de ese mismo despacho.

— ¡Ah! — Rowland exclama mientras se frota las manos — . En cuanto a ese inspector metomentodo, debéis saber que no os podrá ayudar en esta. Por lo visto, ha decidido poner tierra de por medio al darse cuenta de lo serio del asunto. ¡Menudo cobarde! Pero no irá muy lejos. La sombra que proyecta el hábito del Hierofante es inconmensurable.

Dicho esto, Rowland vuelve a su asiento y aguarda a que los investigadores empiecen a hablar.

Notas de juego

Vaya, creo que es el primer 100 que sale en la partida. Pero tranquilo, Alfred, las pifias sólo se aplican en las tiradas de combate. Es un fallo, sin más.

Seguimos con el lío. Misma tirada que antes. Si queréis decir mentiras o medias verdades, necesito que superéis una tirada de Charlatanería.

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12/11/2020, 15:35
Eleanor Harris

¡Por favor caballero! – Ante el nuevo alarde de superioridad del hombre a base de agredir a su compañero, Eleonor se atrevió a acortar unos centímetros de distancia que la separaban de MacFie, esperando captar toda su atención.

Sin embargo no fue hasta cuando se sentó de nuevo, que la escritora aprovechó para buscar un asiento al lado del escritorio donde poder acomodarse, como si aquello fuera una visita rutinaria. Al menos, así, vería que su intención era sincera, mostrándose cooperativa.

Vuelvo a rogarle paz.- Aunque aparentara coraje, en realidad las manos de Eleanor temblaban en su regazo.- Estoy dispuesta a colaborar con toda la información que poseo, pero le ruego que suelte al señor Lean. Está claro que no confiáis entre vosotros, y no estoy al tanto de vuestras rencillas ni es algo que venga al caso, por eso le pido un voto de confianza hacia mí.- Viendo la relación que ambos tenían, esto acabaría con uno de los dos muertos y no le apetecía descubrir de quién era el cadáver. Tal vez, usando esa carta, podía apartarle del peligro de la misma forma que anteriormente Alfred intentó con ella.

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12/11/2020, 17:22
Alfred Lean

Iba a hablar, pero Eleanor se avanzó ofreciendo a dar la información que teníamos en nuestro poder. Mientrastanto, solo podía sentir el dolor en mi cara debido a las bofetadas del capataz.

No sabía exactamente qué le iba decir al tipo, pero intenté cruzar la vista con ella para ver sus intenciones y decirle que le dijera lo mínimo indispensable para que se quedara tranquilo y nos dejara de golpear.

No conseguimos mucha información. La justa para llegar al barco. Nada más sobre Drake. Algo de una expedición, pero nada más en claro. No estaríamos en esta situación si tuviéramos toda la infromación. ¿No crees? Hubiéramos ido a alguien con más influencia y no aventurarnos solos en aquel barco. Piensa un poco.

- Tiradas (1)

Motivo: Charlataneria

Tirada: 1d100

Dificultad: 65-

Resultado: 31 (Exito) [31]

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13/11/2020, 19:38
Narrador

El aire socarrón que hasta el momento el director de Puertollano había demostrado se esfuma tras las palabras de Alfred. El barrigudo frunce el ceño sutilmente, en un claro intento de reprimir la creciente frustración, mientras extiende las manos encima de la mesa e inspira profundamente.

Ante la mesa, los dos policías mantienen los brazos de Alfred inmovilizados contra su espalda. La presa sigue siendo firme, pero, desde el último bofetón, el crítico de arte nota que se ha relajado ligeramente. Siente los dedos entumecidos por la presión, aunque su sentido del tacto está suficientemente despierto como para notar el tacto frío de la pistola de uno de los agentes.

Notas de juego

Eleanor, por el contenido de tu último post, deduzco que pretendes apaciguar un poco el ambiente. Si es así, necesito que hagas una tirada de persuasión.

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13/11/2020, 19:45
Eleanor Harris
- Tiradas (1)

Motivo: Persuasion

Tirada: 1d100

Dificultad: 35-

Resultado: 27 (Exito) [27]

Notas de juego

Te dejo la tirada. Si hace falta post inclusive avísame por el off y posteo :)

Y sí, justamente lo que intentaba era el clásico "vamo a calmarno".

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13/11/2020, 19:57
Rowland MacFie

Pasados unos segundos, como si la declaración del crítico de arte no le hubiera arrebatado la ilusión de por fin cumplir su objetivo, Rowland retoma su sonrisa de superioridad y, tras hacer un gesto a la pareja de policías que, al acto, sueltan a Alfred y lo sientan a empujones en la silla que queda libre, se encara a la escritora.

— Señorita, la escucho.

Notas de juego

Vale,

tras conseguir calmar un poco el ambiente, la tirada de charlatanería de Eleanor cuenta con un bonus de -15. Además, teniendo en cuenta que Alfred ha conseguido su tirada, te concedo otro bonus de -15, ya que es más fácil corroborar una mentira que ya ha colado que inventarse una nueva. Vamos, que tienes un -30 a la tirada. Por favor, como siempre, dramatiza el resultado que saques en la tirada.

La situación ha variado ligeramente gracias a la tirada exitosa de persuasión. Creo que ahora ya está todo a punto para seguir.

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14/11/2020, 23:40
Eleanor Harris

En su asiento, la escritora se giró como puro para mirar a Alfred, preocupada por su estado. Aparentemente le habían dejado tranquilo, al menos ya no le estaban pegando, incluso le sentaron para que pudiera descansar. Eleanor, aunque no formulara las palabras, gesticuló un “¿Estás bien?” queriendo corroborar su estado antes de girarse. Lo quisiera o no aquél hombre estaba pendiente de ella.

Es cierto que le estamos buscando, pero el señor Drake es un hombre muy escurridizo o, por lo contrario, sus captores se aseguraron de esconderle bien.- Llevó las manos a su regazo, mirando fijamente a los ojos de MacFie.- Por desgracia es cierto que desconocemos si está vivo o dónde se encuentra. Después de tanto tiempo nosotros también nos hacemos la misma pregunta.- Se removió en su asiento un poco incómoda, posiblemente sintiendo todo el peso de la conversación sobre sus hombros. Respira hondo, has hecho esto otras veces cuando relatabas tus ideas a los editores.- Tardamos en encontrar una pista fiable, y era tan ambigua que ni siquiera sabemos qué es realmente. El Foso del Diablo, ¿lo conoce? – Se atrevió a formularle una pregunta, ya no solo para hacerle partícipe sino para conocer si él tenía más información al respecto.- Su rastro se perdió después de la expedición, así que decidimos naufragar para comprobarlo nosotros mismos…- Bajó la mirada, recordando lo sucedido del barco.- Mis recuerdos todavía están confusos, pero perdimos a dos de nuestras compañeras en la travesía.- Cerró los ojos unos segundos para aguantar un nudo de la garganta que apresaba sus emociones, necesitando controlarlo.- El resto lo sabe, ya que fueron vuestros hombres quienes nos sacaron del barco.- Volvió a abrirlos, notando que una lágrima muda descendía por sus mejillas al recordar a Juliette y Catherine.- Lamento no poder ayudarle más, pero realmente no sabemos dónde está, ni qué ha ocurrido. Si se me permite confesar, empiezo a pensar que no entiendo nada de lo que está ocurriendo.

- Tiradas (1)

Motivo: Charlatanería

Tirada: 1d100

Dificultad: 35-

Resultado: 67 (Fracaso) [67]

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17/11/2020, 18:40
Narrador

Pese a que la declaración de Eleanor se centre en los mismos hechos a los que se ha referido Alfred, algo en sus palabras parece no convencer a Rowland. Quizás el ligero temblor de su voz, la superficialidad de sus argumentos o incluso la insistencia en remarcar su incomprensión respecto a lo sucedido hacen que el encargado de Puertollano nuevamente se ponga a la defensiva y, tras fruncir el ceño, gire su silla y se dirija con voz firme a sus compinches.

— ¡Se acabó! Llevadla a bajo y encerradla. En cuanto a él, dadle su merecido.

Dicho esto, los policías agarran por lo hombros a Alfred y lo arrastran fuera del despacho, mientras los gañanes hacen lo mismo con la escritora. Entre empujones y forcejeos, los investigadores son llevados al almacén, a un rincón destinado a almacenar palancas, garfios y otras herramientas de trabajo. Uno de los policías enciende una pequeña lámpara de gas que descansa sobre un taburete y, acto seguido, tras desprenderse de sus armas reglamentarias y sus chaquetas para así contar con mayor libertad de movimiento, los agentes lanzan al suelo al crítico de arte y, ante la mirada horrorizada de Eleanor, descargan sobre él una tormenta de patadas y puñetazos.

Los dos jóvenes de aspecto andrajoso parecen divertirse ante la paliza. Es tal su sadismo que, entre risas, olvidan seguir las instrucciones de Rowland y se acomodan para presenciar el sufrimiento de Alfred. No es hasta que uno de los policías, el de aspecto severo, les llama la atención por su poca dedicación, cuando, de mala gana, se ponen manos a la obra y se pierden en la oscuridad del almacén en compañía de la escritora.

Notas de juego

Alfred, necesito que hagas una tirada de CONX5 para encajar los golpes de la paliza. Si no la consigues, deberás restarte 1d4 puntos de vida.

A partir de ahora, por favor, deseleccionar en vuestras respuestas a vuestr@ compañer@.