Partida Rol por web

Recepción del St. Nicholas Inn. Aberdeen.

Jueves 27 de octubre de 1927

08:16 de la mañana

Un cielo gris y encapotado se descubre sobre los húmedos tejados de un taciturno Aberdeen al que parece no sentarle bien madrugar. El ruido de los automóviles no tarda en tomar las calles con su monótono traqueteo y, en vez de traer algo de vitalidad, el ir y venir de las personas, manada de autómatas sin corazón ni cerebro, dota al paisaje de un toque lacio e impersonal que asfixia y desconsuela. Esa mañana todo en la ciudad de granito, pese a moverse, parece muerto.

El grupo de investigadores hace un rato que se ha despertado y, tras un descanso poco reparador, se dispone a empezar el día con un merecido desayuno. Ninguno de ellos cenó la noche anterior y se sienten desfallecidos. Aunque, si bien es cierto que un estómago vacío es capaz de propiciar tremendos males a cuerpo y mente, son otras las razones que hacen que Alfred, Catherine, Eleanor y Juliette hoy se sientan especialmente extenuados. Uno a uno se encuentran en la recepción del hostal y aguardan al resto para dirigirse todos juntos al Prince of Walles.

Catherine amanece con un tremendo dolor de cabeza. Una extraña y recurrente pesadilla no le ha permitido dormir más de una hora seguida, cosa que ha hecho que ahora se sienta todavía más cansada que cuando se acostó. Contrariamente al resto de ocasiones en las que, pese a ser consciente de haber soñado, es incapaz de definir su sueño con rigor, esta vez puede recordar con todo lujo de detalles lo vivido en su subconsciente. Mientras se asea y se viste, recapacita sobre ello sin poder reprimir un profundo escalofrío.

En el sueño se visualizaba en un puerto, quizás el de Aberdeen, bajo la luz de la luna, observando la marea. Sentía que todo estaba tranquilo, hasta que, de repente, se percataba de que había un renglón de espuma blanca mar adentro. Este se aproximaba a una velocidad alarmante y, aunque la luz de la luna fuera muy tenue, la mujer caía en la cuenta de que la espuma representaba un ingente fila de criaturas marinas.

Tras alcanzar el puerto, los nadadores salían del agua y subían al muelle. Se trataba de una espantosa horda de calamares anfibios que caminaban sobre tentáculos y cuyas cabezas parecían humanas. La mujer se horrorizaba al ver como una de las criaturas, mientras el monstruoso ejército avanzaba hacia ella, abría sus dentadas fauces y graznaba un puñado de sílabas gargarizadas que, sin lugar a dudas, formaban su propio nombre: Catherine.

Eleanor ha dormido poco debido a los gritos y las patadas de una pobre Annemarie atormentada por un sinfín de pesadillas. Parece que la llegada del amanecer la ha calmado un poco y la escritora cree conveniente dejarla dormir un poco más, creyendo que el reposo ayudará a acelerar su curación.

Lo primero que hace Juliette al levantarse es esmerarse en su aseo y su vestuario. No obstante, aunque esté limpia y luzca bonitas prendas de vestir, su aspecto, debido a la persecución por las calles de Aberdeen, está algo desmejorado. Sus piernas están cubiertas de arañazos y su cara, pese a haberle aplicado una gran cantidad de maquillaje, está enrojecida y algo amoratada.

Alfred se levanta intranquilo, no únicamente por lo acaecido la noche pasada en la planta procesadora de pescado y en las calles del barrio bajo de Aberdeen, sino por su tío. Pese a estar totalmente centrado en la búsqueda de su amigo, un creciente sentimiento de culpabilidad está empezando a aflorar en él al pensar que el anciano se ha pasado la noche en el hospital sin que el único familiar que se encuentra cerca le hiciera compañía.

El sueño junto al baño caliente fue realmente reparador. Aún sentía el cuerpo dolorido y la pierna le dolía. Seguramente arrastraría una level cojera durante unos días. Me levanté renqueante y me vestí con ropa limpia. La anterior estaba en un rincón, valorando si lavarla o tirarla a la basura. No sabía si lograría eliminar de la tela ese olor a pescado, mezclado con el olor a humedad y alcohol de Archibald.

Bajé las escaleras poco a poco hasta recepción para ver si el resto de mis compañeros estaba bien. Principalmente me preocupaba Juliette y el estado en que la encontré la noche anterior.

Cuando estuvimos de nuevo juntos los cuatro era el momento de dar el siguiente paso.

Buenos días. ¿Como estás Juliette? ¿Has descansado bien? La noche fue realmente agitada.

Miré al resto antes de que pensaran cosas que no eran debido a mis palabras.

Tuvimos un altercado en la planta de procesamiento de pescado. Acabamos con heridas los dos. Creo que tendríamos que ponernos al día de nuestros descubrimientos.

Gritando Catherine se incorpora en la cama mientras un sollozo desgarrador sale de su garganta y se agarra con fuerza a la sábana.El sudor hace que el camisón se pegue a su cuerpo a pesar de que una oleada de escalofríos hacen que su cuerpo tiemble descontrolado sin que ella pueda hacer nada por evitarlo.No sabe cuánto tiempo está así,llorando con la cara escondida en la almohada y evitando volver a dormirse pero en cuanto nota que la claridad entra por la ventana y a pesar del agotamiento que tiene no se lo piensa y se levanta de la cama.No ha comido nada desde el mediodía del día anterior y aún así en aquel momento se siente incapaz de tomar nada pues sólo pensarlo le provoca arcadas

Catherine...

-"¡NO!"-grita a su imagen en el espejo cuando aquella horripilante voz acude de nuevo a su cabeza.Deja caer el camisón al suelo y se mete en la bañera caliente tratando de dejar la mente en blanco a pesar de que el agua y ella no son precisamente los mejores amigos en aquel momento

Tras un buen rato por fin la mujer se siente con fuerzas para salir de la bañera y vestirse aunque siente cómo sus brazos pesan como losas y sus ojos parecen llenos de arena.Aún así los últimos acontecimientos hacen que su presencia sea necesaria pues tanto Alfred como Juliette deben saber lo que les pasó anoche en aquella casa

Una vez llega junto al resto su rostro refleja un total agotamiento y sus ojos miran abatidos a los presentes,fijándose especialmente en Eleanor

-"¿Cómo ha dormido Annemarie?¿Y tú?"-se interesa antes de escuchar a Alfred aunque su reacción no es la esperada pues parece no sorprenderse demasiado por lo que el hombre relata-"A nosotras nos ocurrió algo también...Annemarie fue atacada"-dice con apatía mientras da vueltas infinitas a su café sin levantar los ojos del mismo

Al poco rato, Juliette baja las escaleras con rictus serio. El sello personal que configuran su impecable vestimenta y su esmerado maquillaje no son suficientes para ocultar los rastros de lo que parece ser un accidente que, se intuye, debió sufrir la noche anterior. Un puñado de moratones y arañazos se dejan entrever tras la gruesa capa del producto cosmético que se extiende sobre su cara. La mujer se dirige hacia la pareja y da los buenos días sin demasiado ánimo.

"Buenos días. ¿Cómo estás Juliette?" -pregunta Alfred con interés- "¿Has descansado bien? La noche fue realmente agitada."

La chica asiente ligeramente, mientras se ajusta el bonito sombrero que corona su cabeza y estira lo más que puede el tul que este lleva prendado con la intención de, claramente avergonzada, ocultarse tras él.

Ante la reacción de la francesa, Alfred aclara.

"Tuvimos un altercado en la planta de procesamiento de pescado. Acabamos con heridas los dos. Creo que tendríamos que ponernos al día de nuestros descubrimientos."

De repente, una voz femenina irrumpe en la conversación.

"Hagámoslo, pero que sea desayunando. Necesito urgentemente un café."

Una ojerosa Eleanor desciende por las escaleras y se reúne con el grupo. Por su aspecto, está claro que ha pasado mala noche.

"¿Cómo ha dormido Annemarie?¿Y tú? -Catherine pregunta a la escritora mientras coge su mano con preocupación. Antes de dejar que la mujer responda, se dirige a Alfred y Juliette- "A nosotras nos ocurrió algo también...Annemarie fue atacada."

Eleanor no puede evitar soltar un corto bostezo.

"Creo que mi cara es suficiente respuesta, querida." -por un momento, las palabras de la escritora parecen esconder un leve resentimiento- "Las pesadillas que ha sufrido la pobre Annemarie durante toda la noche no nos han dejado dormir a ninguna de las dos. Al amanecer por fin se calmó y he creído conveniente dejarla dormir un poco. Cuando nos hayamos puesto al día, iré a ver qué tal se encuentra."

Se hace el silencio entre los cuatro hasta que, furtivo, el rugido de un estómago vacío de no se sabe quién resuena en la silenciosa recepción del hostal. Eleanor sonríe divertida y abre la puerta.

"Entonces, ¿vamos a por ese desayuno?"

El cuarteto sale de la recepción y se dirige al Prince of Walles con la intención de, por fin, comer algo. No les cuesta encontrar mesa y, tras encargar un copioso desayuno, se empiezan a poner al día de todo lo averiguado hasta el momento.

Catherine mira con cierta sorpresa a Eleanor por la respuesta dada mas su propio malestar le impiden responderle o incluso preguntar el motivo de su tono para con ella

Observa a sus otros dos compañeros que desde luego presentan peor aspecto físico que ellas dos pero se mantiene en silencio a la espera de que expliquen qué les sucedió pues l parecer alguien debió atacarles

-"Eleanor y yo pudimos hablar con el abogado de Hugh MacBain aunque no es que nos diera demasiada información.Lo que sacamos en claro es que en esa familia la gente desaparece de manera misteriosa y que Hugh al parecer temía que algo le pasara pues hizo el testamento poco antes de su desaparición..."-informa a los otro-"Luego decidimos ir a su casa...a echar un vistazo"-baja los ojos evitando la mirada de los presentes puesto que aún se avergüenza de haber asaltado así una casa ajena-"Y menos mal que lo hicimos pues allí encontramos a Annemarie atada y amordazada aunque no pudimos ver a quienes lo hicieron puesto que huímos de allí antes de que nos cogieran a las tres"-un temblor sacude su cuerpo al recordar el miedo que pasaron la noche anterior y al pensar en lo que podía haberles sucedido si las cosas no hubieran salido bien

A pesar de todos mis esmeros y la cantidad de maquillaje no lograba estar al 100%. No solo las magulladuras denotaban la aventura de anoche sino que una ligera cogera y el hecho de llevar unos zapatos casi planos eran datos suficientes para ver que no era la de siempre. No compartí nuestra desventura hasta que no llegamos al Prince of walles, allí me serví un plato el doble de grande de lo que era habitual en mí, aquella mañana no cuidaría la línea ainque si que comí con unos modales inmejorables. Me limpié con la servilleta de la forma más fina que pude y respondí a Catherine.

-¡Eso es horrible querida! Esta ciudad es horrible, esta llena de maleantes y monstruos... si no llega a ser por Alfred yo misma no se donde estaria ahora mismo... Alfred querido, podrías explicarles tú lo que ocurrió... yo no me veo con fuerzas de rememorarlo todo de nuevo- dije cogiendo al hombre de la mano con fuerza 

A la petición de Juliette, Alfred se hace de rogar mientras apura su segundo café. Eleanor, por su parte, con los típicos párpados hinchados de alguien que no ha podido pegar ojo en toda la noche, lucha por no dormirse sobre los huevos revueltos que tiene en su plato. La compañía de Londres sigue relatando sus desventuras mientras el Prince of Walles se va vaciando tras dar las 9 de la mañana, hora en la que muchos ciudadanos empiezan su jornada laboral.

Tomo la mano de Juliette para intentar paliar su mal recuerdo de la noche anterior. Sentía la mano un tanto temblorosa y apretaba la mía con fuerza para reconfortarse.

Sí. Esperad que ponga un poco en orden mis pensamientos. - cerré los ojos un instante para intentar recordar lo que había sucedido el día de antes.

Primero nos dirigimos a la propiedad de Edward que resultó ser una empresa de procesamiento de pescado. Allí se cuece algo que no conseguimos averiguar, pero conseguimos un libro que aún no hemos podido inspeccionar. Parece un libro de cuentas, pero no lo sabremos hasta que no lo estudiemos.

Doy un pequeño sorbo a mi café.

Creemos que lo que nos entregaron al principio era algo importante, porque mientras regresábamos hacia el hotel, unos individuos nos persiguieron. Seguramente fueran de la planta. Conseguimos burlarlos, pero a costa de separarnos. En nuestra huida, encontramos un acceso oculto que no pudimos investigar, ya que nuestros perseguidores nos acosaban. En ese momento nos tuvimos que separar. Yo me había hecho daño en un pie y no podía consentir que nos atraparan, así que me quedé atrás y obligué a Juliette a ponerse a salvo.

Apreté la mano de Juliette recordando la noche anterior

Yo fui rescatado por un mendigo que decía ser pariente de Robert Burns. Extraño. Él me explicó que conocía de oidas el nombre MacBain. Que comerciaban con artículos extraños de todo el mundo. Sospecho que aquella planta de procesamiento de pescado esconde algo más que peces.

Acabó el café de un trago.

Creo que deberíamos volver e investigar aquel acceso oculto que descubrió Juliette. Y, claro, ver que contiene ese libro de cuentas.

Eso es todo. Al final llegamos al hotel y mi amigo mendigo se perdió en el interior de una taberna.

Si algo me quedó claro de todo esto es que será mejor que vayamos los cuatro juntos a partir de ahora.- Logró articular una frase completa sin soltar un bostezo, algo que ya parecía un logro para la adormilada mujer que bebía de su taza de café para usarlo como sustento. Sabía que esa no sería la única taza del día.- Lamento lo que os pasó. ¿Lográsteis ver sus caras? Tal vez podamos denunciarlos a la policía, poner sobre aviso a seguridad o mínimo estar nosotros pendientes de si vuelven a perseguiros.- Buscó la mano de Juliette para estrecharla en un cariñoso apretón, dedicándole una conciliadora sonrisa casi maternal.

Escucha el relato de sus otros dos compañeros y ante la exclamación de Juliette sobre lo ocurrido a ella misma y a Eleanor la anticuaria tan sólo es capaz de asentir con la cabeza y acariciar levemente el dorso de la mano de la maltrecha Juliette para transmitirle su cariño,sin embargo Catherine sigue sin ser capaz de hablar demasiado y con mano temblorosa se lleva la segunda taza de café a los labios tomándosela casi de un sorbo antes de volver a llenarla

-"Creo que Eleanor tiene razón,no debemos separarnos de nuevo"-su voz tiembla un poco mientras ella se pasa una mano por los ojos en un intento de despejar la arena que siente en ellos-"¿Cuál creéis que es el siguiente paso a dar?Deberíamos ir a ver cómo se encuentra tu tío,Alfred...además necesito hablar con él"-murmura con un suspiro

Revivir las experiencias de anoche de boca de Alfred provocó que un sudor frio recorriera mi espalda, mis manos temblorosas fueron reconfortadas por todos mis compañeros, me daba miedo continuar y sufrir algo peor de lo que viví la noche anterior, pero si nos manteniamos unidos no me sentiría tan vulnerable.

- Gracias por estar a mi lado - dije con un hilo de voz - esta ciudad es muy peligrosa... contra antes resolvamos esto antes nos podremos ir... quizá deberiamos buscar al mendigo, si estaba emparentado con el señor Burns podria ser una buena pista... aunque aquel hombre diría lo que fuera por una pinta.

Acabé mi té y escuché a Catherine - Deberíamos acompañarte a ver al caballero, aún es de día, pero nunca se sabe.

No dije nada de volver al lugar que había descubierto, ya que ahora mismo prefería no regresar a aquel sitio, necesitaba un poco de aire fresco y no aquel olor a nauseabundo pescado.

La conversación se alarga entre cafés y tostadas untadas en mantequilla sin que se logre trazar un plan de actuación definido. Los presentes están demasiado conmocionados por lo ocurrido la noche anterior como para albergar las ganas suficientes en pensar en el siguiente paso a dar en su investigación.

Mientras barajan la posibilidad de ir al hospital para visitar al pastor Whitmore, las puertas del establecimiento se abren y una pareja de policías de gesto serio y porte intimidante entra mirando a un lado y otro de la sala. Se dirigen a la barra y, tras hablar con el camarero, giran la mirada hacia la mesa de los investigadores y avanzan hacia ella. Uno de ellos, el más alto, empieza a hablar con un profundo tono de voz mientras les muestra su identificación.

"¿Son ustedes Catherine Baker, Eleanor Harris, Juliette Moreau, Annemarie Kavanagh y Alfred Lean? -sin esperar respuesta a todas esas preguntas, el hombre sigue hablando- Venimos de la Comisaría de Aberdeen. El inspector Sutherland necesita hablar con ustedes urgentemente. Así que, si son tan amables, les rogaría que nos acompañasen."

El otro policía susurran algo al oído de su compañero y este prosigue con su voz de barítono.

"Es cierto. ¿No les acompaña también un pastor? ¿El pastor Oliver Whitmore? Además, por lo que veo, son tres mujeres y deberían ser cuatro."

La afamada escritora sintió una punzada de intranquilidad al escuchar su nombre en boca de dos hombres uniformados y posiblemente armados. Su alocada mente viajó hacia la noche, donde ambas allanaban una propiedad privada para rescatar a su amiga sin saber si alguno de los vecinos había dado la voz de alarma o, en el peor de los casos, fuera obra de los captores disfrazados para llevarlos a un lugar apartado de testigos con tal de acabar con ellos. Mente de escritor, deja de crearte tus propias historias.- Respiró hondo mientras buscaba la lógica a sus palabras: No había forma de que las reconocieran porque tuvieron el máximo cuidado de no hacer ruido, además de que no podrían saber el nombre completo de todos los integrantes del grupo, incluido los que no fueron. No, debía ser otra cosa.

Sí, somos nosotros.- Se adelantó al resto mientras, por debajo de la mesa, apretaba las manos de Juliette y Catherine respectivamente.- Tanto el pastor como nuestra compañera están indispuestos en estos momentos, lamento decir que no será posible que vengan con nosotros.- Prefería no decir, sólo por si acaso en un pequeño resquicio de precaución, la ubicación exacta de los dos miembros faltantes, aunque al pensar en Annemarie titubeó sobre qué debería hacer. La trotamundos necesitaba descansar y recuperar fuerzas físicas y psicológicas, pero temía que al despertar volviera a correr rumbo a los brazos del peligro.- ¿Serían tan amables de concederme dos minutos? – Para evitar que eso pasara, quería escribir una pequeña nota y dejarla en la mesita de noche, al lado de su amiga, para que al despertar supieran donde estaban y que volvería. Siempre lo hacía.

No tendría tiempo para ir a visitar a mi tío al hospital. Se requería nuestra presencia en la comisaría de policía. Aún con los acontecimientos de la noche anterior frescos en nuestra memoria, debíamos afrontar ahora una reunión con el comisario. Tendríamos que posponer nuestro siguiente paso a la reunión. Quizás pudiéramos tener una visión más amplia después de aquello.

Juliette, querida. Sería buena idea ir a ver si nos topamos de nuevo con Archibald. También deberíamos comprobar aquella entrada que descubriste. Entenderé que no le apetezca volver a aquel lugar si decide no acompañarme esta vez.

No había soltado su mano mientras hablaba. Daba la impresión que la mujer necesitaba un punto de apoyo en aquellas circunstancias. No había sido consciente de que estuviera tan afectada por los hechos de la noche anterior. Apreté un poco su mano para darle apoyo.

El desayuno pasó lentamente, los planes no quedaban definidos ya que ninguno de los presentes deseaba revivir lo de aquella noche. A pesar todo, sabíamos  que ahora estábamos un paso más cerca.

- Alfred, querido. De verdad que deseo apoyarte y sin duda te ayudaré a investigar aquella "entrada" ... pero ahora mismo no me siento con fuerzas de volver a donde se encuentran aquellos matones del pescado - dije apenada pero con sinceridad.

En ese instante dos hombres uniformados nos interrumpieron, al oír mi nombre me alegré ya que quizá habían detenido a los maleantes que nos agredieron pero al decirnos a todos que les acompañaramos no me sentí del todo segura. Devolví el apretón con bastante fuerza a Eleanor y a Alfred.

- Yo también necesitaré dos minutos para ir a asearme y retocarme el maquillaje si me lo permiten. Una dama no puede salir sin más después de una comida, lo comprenden ¿verdad?