Partida Rol por web

Se resignó. ¿Qué otra cosa podía hacer un caballero? Sabía que por mucha agudeza que tuvieran aquellas dos mujeres, y en absoluto dudaba de ellas (¡que San Jorge no lo viera!), la suya estaba muy por encima. Los libros eran su profesión, su vida, y era capaz de encontrar cosas que a los demás se le escaparían. Pero las cosas estaban así, y en contra de lo que esperaba se le solicitaron dos

-Por supuesto -asintió, con una forzada sonrisa en los labios que escondía cierta tristeza. Depositó los dos últimos sobre la mesa para que los cogieran. Decidió quedarse con el primero, porque si bien no era el final de la historia -que ignoraba que se diera también en el último- era el principio. Y aunque las cosas pudieran terminar de muchos modos distintos, eran los orígenes los que dictaminaban gran parte de los acontecimientos. Así era la Historia. Acción y reacción, posiblemente la más antigua de las fuerzas del universo

Sonrío al salirme con la mía, no esperaba menos de un caballero. 

Cojo uno de los libros al azar y sigo curioseando por las habitaciones que ha abierto Anne, aunque tras aquel magnífico hallazgo dudaba que encontrásemos algo tan útil.

- ¿Primero arriba? - Les preguntó a sus compañeros. - Los sótanos son oscuros y albergan horrores... - Dijo con voz siniestra y simulando unas garras con sus manos y entonces soltó una risotada.

Esperaba que de nuevo la señorita Vixen le siguiera al broma. Todavía recordaba como sus finas manos se habían posado sobre sus hombros momentos atrás y como un dulce escalofrío había recorrido si cuerpo. Pero el placer no debía mezclarse con el trabajo. Esa era una norma que tenía muy clara y que cumplía caso en el cincuenta por ciento de las veces.

- ¿Me siguen? - Comentó dispuesto a subir a la primera planta.

Resoplo al oír la "bromita" y me adelanto escaleras arriba.

- Sí, hagamos el favor de continuar.

Me desesperaba la actitud de aquellos dos, al menos el doctor parecía estar tomándoselo en serio, en fin, ya me lo decía mi madre, hombres... siempre intentando llamar la atención de una bonita dama, porque por mucho que me costase admitirlo Anna seguía siendo muy atractiva... Muevo la cabeza intentando sacar aquellos pensamientos y me centro en lo que tengo delante, no quería llevarme ninguna sorpresa por ir pensando en lo que no tocaba...

Todos, absolutamente todos los peldaños de la escalera que conduce a la planta superior despiden un lastimoso crujido, como si la casa llorara ante el advenimiento de algo funesto que está por venir. Arriba os espera un pequeño descansillo con una puerta y un largo pasillo con otras tres puertas, iluminadas por trazas de luz que se cuelan por los ventanales tapiados con tablones de madera. El polvo en suspensión baila una muda danza ingrávida a lo largo del mismo. De repente, unos golpes rompen la tranquilidad imperecedera del lugar, seguidos de unos rasguños que os producen dentera. Provienen del otro lado de alguna de las puertas de esta planta, pero os es imposible identificar cuál.

Leo la última página del libro que queda, quizás diga algo interesante sobre lo que ha ocurrido. No me demoro mucho en eso y rio la broma de Artie.-Arriba pues-dejo el libro en la mesa y subo divertida tras Rachel. Quitando el mal olor esto está siendo divertido. Miro detrás mio a ver si Artie y el profesor suben. Sonrio, miro que la falda del vestido esté bien y no se me vea nada y subo.-¡Vamos señores, los fantasmas esperan!-Digo divertida desde lo alto de la escalera.

Entónces escucho los golpes y gruñidos,-¿Qué es eso?

En la última página lees algo acerca de un cuchillo que necesariamente debe estar fabricado en un metal puro, recalcando que latón y derivados son inservibles.

- ¡Si,  yo también lo oigo! - Señaló el detective. 

Se detuvo y se concentró tratando de adivinar de donde procedían exactamente aquellos extraños ruidos. Le fue imposible determinar la dirección exacta. No obstante aquello pintaba mal. No tenía porque haber nada ni nadie en aquel lugar. Era extraño. La casa estaba cerrada. Podía tratarse de cualquier cosa. ¿Un mapache? ¿Un allanamiento de morada? Artie sacó su pistola automática y se puso en alerta.

- Con mucho cuidado... - Dijo entonces.

¡¿Pero qué demonios?! El profesor, a pesar de estar dedicado al estudio y la enseñanza, no estaba incapacitado ni mucho menos para ciertos esfuerzos físicos. De hecho la naturaleza le había dotado con una constitución generosa, que si bien nunca había trabajado en exceso ya de por sí era más que suficiente, por lo que no se sentía especialmente vulnerable. Aun así, ¿qué podía causar esos ruidos? Nada de lo que hubiera en la casa podía permanecer con vida, por tanto se imaginó que debía ser alguna alimaña, y en el peor de los casos si no era un rátido debía ser un perro callejero que había hecho de la mansión su hogar...

Hizo el amago con la mano, involuntario pero gentil, de cubrir a las mujeres tras él. Arrugó el ceño y asintió a Gumshoe, como dándole a entender que estaba listo para avanzar y defenderse en caso necesario

¿Qué demonios eran aquellos ruidos? 

Retrocedo un tanto amedrentada, mejor que pasasen los caballeros primero, o quien quisiese delante, menos yo. Mi curiosidad iba en aumento, pero mi deseo de seguir con vida y sin un rasguño le podía. Así que me quedo un tanto apartada intentando ver que sucede delante de mí. 

Quizás solo fuese alguna rata o como mucho un mapache buscando entre los restos de... ¿alguna cocina?

Los golpes y los rasguños aumentan y disminuyen de intensidad de manera desigual, hasta que desaparecen por completo. El Dr. Bedford protege a las damas, pero con el rabillo del ojo mira al investigador privado, que titubea sin saber qué hacer como próximo movimiento.

-Posiblemente no sea más que una alimaña -comentó, rompiendo el silencio con cuidado. No es que estuviera plenamente convencido de sus palabras, pero por lógica era lo más simple, y cualquier otra opción parecía relativamente utópica. Además su intención era calmar la situación, y supuso que aquellas palabras tranquilizarían a las dos señoritas. Hizo un gesto a Gumshoe. -Continuemos -añadió, con la firme decisión de investigar aquella planta lo antes posible y volver abajo

El doctor Bedford tenía razón. Sin duda alguna aquella casa debía estar plagada de todo tipo de alimañas. La que les había sobresaltado debía ser una especialmente grande, pero nada que debiera preocuparles más de la cuenta.

- Tiene usted razón. - Le dijo a Warren. - Sigamos. Utilizaremos el mismo método que en la planta inferior. Entramos por la primera puerta y seguimos por la siguiente sin dejar nada sin revisar. ¿Bien? - Y sin más dilación se dirigió a abrir la primera puerta que encontrarse en el pasillo distribuidor.

La verdad es que aquellos ruidos no me daban buena espina, así que por si acaso, y solo por si acaso, esta vez me quedo un poco atrás y dejo a los dos hombres que vayan investigando. Si cuando abran la primera puerta no ocurre nada y todo es normal, entraré tras ellos, no quería toparme la primera con algo desagradable...

Me mantengo callada intentando averiguar de dónde viene el ruido sin hacer mucho caso a lo que dicen Artie y el profesor-Diría que el ruido viene de.....-

Rachel da un paso atrás y posa su espalda en la pared del pasillo mientras deja a los dos hombres, Artie y el sagaz Dr. Bedford, debatir acerca del siguiente movimiento, aunque su atención no tarda en ser captada por Anna, que alejándose también de los dos hombres, camina unos pasos más adelante en el pasillo, atraída por algo que no se puede ver.

La puerta se abre con facilidad cuando Artie gira el picaporte y tras ella, un lavabo, una bañera y un inodoro con la cisterna elevada. Todavía quedan toallas y otro tipo de posesiones típicas para una familia de cuatro personas. En la bañera se ha acumulado un charco de agua salobre que gotea de un grifo que no se cierra por completo.

Mientras Artie y el doctor examinan un pestilente baño, tú aún crees percibir los rasguños y golpes que hace unos instantes sobresaltaron los corazones de tus compañeros. Jurarías por los margaritas del Blue Moon que esos extraños sonidos vienen de la habitación anexa al baño en el que curiosean tus amigos.

Artie entró en el cuarto de baño y lo miró de arriba abajo buscando algún indicio de... ¿algo? Fuera como fuera, no se detuvo tampoco demasiado tiempo en aquella estancia, pues al fin y al cabo, parecía que lo que había era lo que se veía a simple vista. Un cuarto de baño bastante deteriorado por el paso del tiempo y poco más. Nada que les pudiera resultar realmente interesante para le investigación en curso.

- Nada... - Dijo entonces. - Un simple aseo... - Se encogió de hombros. - Sigamos. 

Dejó atrás aquella puerta y se introdujo en la siguiente que tenía a mano. Esperaba que en aquella nueva estancia, pudieran localizar algo de interés, pues salvo aquellos diarios personales tan bien guardados, poco habían descubierto hasta el momento.

Me fijo en Anna, ¿dónde demonios va? ¿hay algo que yo no veo acaso? Nunca podía estarse quieta, nunca, siempre tenía que hacer lo que le daba la gana, ¿qué había visto antaño en ella?

La sigo mientras los hombres se encargan de inspeccionar la primera puerta.