Partida Rol por web

Dios que asco-digo con unba mueca de desagrado al ver las cucarachas corretear por allí. Subo un escalón en la escalera para alejarme de ellas y que no se me suban por las piernas. Estoy asqueada.

Echo un vistazo por encima del lugar ahora que hay luz, sin perder de vista a las cucaracha por si alguna se acerca demasiado mientra Arti se lia con la palanca.

Menos mal que se había hecho la luz, tener que estar allí ya era malo, pero sin luz podía convertirse en algo horrible. 

Me pongo a buscar entre las cosas que hay por allí tiradas intentando dar con algo que nos pueda ser de utilidad en la investigación, con cuidado de no pisar ningún bicho y vigilando que no se acerquen a mí, odiaba el sonido que hacían al caer bajo un zapato.

Artie sabe que es a él a quien le toca abrir paso a través de la pared de tablones de madera, así que clava su palanca en un resquicio y comienza a romper. Los tablones están podridos en su mayor parte, aunque al ser anchos, se van deshaciendo sin terminar de romperse haciendo la tarea más ardua. Detrás, el Dr. Bedford toma aire, pero no puede evitar fijarse en el rostro de preocupación del Padre Jonah, que parece soportar una pesada carga sobre sus débiles hombros. Anna y Rachel deciden echar un vistazo por la habitación con cuidado de no tocar nada. La capa de mugre, insectos, polvo y otras sustancias indeterminadas les provoca tanto asco que se limitan a empujar algunos trastos viejos con los pies. Es Anna quien, entre unos hierros oxidados y unos trozos de maderas mohosas que años atrás debieron formar un pequeño cofre, encuentra un objeto envuelto en una tela sucia y acartonada. Al abrir el infecto tejido, descubre un viejo cuchillo con una empuñadura muy adornada y la hoja cubierta de una especie de óxido extrañamente grueso.

Con cuidado, y usando la tela para evitar tocar directamente el cuchillo, éste sale despedido hacia una esquina del techo de la habitación, donde se queda flotando amenazantemente. Un grito de Rachel y Anna basta para poner a todos en alerta, justo un par de segundos antes de que el cuchillo acelere el línea recta hacia...

Artie iba a lo suyo. Estaba sudando realmente bastante. Allí abajo hacía bastante humedad, o al menos eso era lo que a él le parecía. Lo cierto era que el detective era un hombre al que le costaba poco empezar a sudar. Con cualquier esfuerzo físico, por pequeño que fuera, ya se marcaban dos manchas oscuras en su camisa bajo los sobacos y arrancar aquellos listones, aún ayudado por la palanca, le estaba costando un serio esfuerzo.

Él estaba concentrado a lo suyo cuando la señorita Vixen hizo el hallazgo del cuchillo. Artie no se percató de lo que estaba sucediendo hasta que ésta lanzó un gritito al aire y fue entonces cuando el detective se dio media vuelta, se secó con el dorso de la mano el sudor de la frente y miró a Anna tratando de descubrir el origen de su chillido. Tardó unos segundos, que podrían haber sido cruciales, en detectar que era lo que estaba mirando aquella mujer. 

Entonces lo vio. Era un cuchillo suspendido en el techo. Un cuchillo amenazante que parecía que en cualquier momento iba a salir disparado contra uno de ellos. Era como si aquel objeto inanimado hubiera cobrado voluntad propia y eso era realmente malo. Malo, aterrador e imposible, pero así estaba siendo. En aquella jodida mansión, todo parecía querer acabar con ellos. Artie no tenía mucho tiempo para protegerse o proteger a otros, por lo que simplemente esgrimió su palanca con ambas manos, con la clara intención de batear el cuchillo, si es que éste decidió ir a por él.

- ¡Cuidado! - Gritó alarmado.

Cuando veo el cuchillo flotando grito de terror, levanto los brazos de manera instintiva cruzándolos entre sí protegiendome la cara y cierro los ojos como si eso fuese a evitar algo o a hacer que el dolor sea menor. También ladeo la cara temiendo el impacto.

Me da tiempo a ver a Artie intentando batear el cuchillo con la palanca, eso es un instante antes de cerrar los ojos. Rezo para que haya sido un buen deportista, ojalá batee tan bien como Babe Ruth y mande esa cosa contra la pared y no vuelva a volar.

O que el padre invoque el poder divino y todo esto pare......lo que sea, pero que no me raje la cara o las piernas, prefiero morir a estar marcada de por vida.

El profesor apenas tuvo tiempo de pensar, pero sí vio por el rabillo del ojo la reacción de Gumshoe preparado para recepcionar el cuchillo. No había mucho tiempo de cubrirse, y ninguna de las dos mujeres parecía estar lo suficiente rápidas de reflejos como para ponerse a cubierto, por lo que optó por lanzarse hacia la que más cerca tuviera (aleatoriamente) y derribarla al suelo con cuidado de caer él sobre el piso para amortiguar la caída. No sólo podía -con mucha suerte- evitar que les atacara sino además evitar que una de ellas sufriera daños

Casi no tengo tiempo de reaccionar pues para cuando me doy cuenta hay un cuchillo flotando en el ambiente dispuesto a hundirse en alguno de nosotros, parecía que la Mansión iba a darnos la bienvenida a su manera. Mi cuerpo reacciona de manera instintiva tirandome al suelo, aunque realmente en poco iba a ayudarme eso si el cuchillo decidía que yo fuese su objetivo...