Partida Rol por web

El balazo del investigador privado atraviesa el prutefacto cráneo del ser, dejando fragmentos de carne y hueso colgando de la parte de atrás de su cabeza, alrededor de un agujero de lado. El descarnado abre la boca casi desencajando su mandíbula y alzando sus largos brazos.

No teniendo nada con lo que agredir a la criatura y viendo el infructuoso efecto de los balazos de Artie, decido que más vale una retirada a tiempo que morir vilmente. Emprendo la retirada hacia las escaleras sin perder de vista a la criatura y si me vuelve a atacar intento esquivar sus golpes, aunque torpemente por el miedo que me suscita la criatura.

La situación se nos estaba yendo de las manos, ¿cómo habíamos acabado siendo atacados por esa cosa del infierno? 

Tengo que relajarme, tengo que centrarme, no puedo huir y abandonar a mis compañeros, aunque realmente sería lo más lógico, como ha hecho el doctor. 

Mientras tanto Artie dispara y acierta pero... ¿es que nada va a matar a ese bicho? 

Maldita sea.

No puedo abandonar al padre Jonah, al fin y al cabo fuimos nosotros los que le embarcamos en aquella historia, así que hago de tripas corazón y me acerco a él, quizás si le dejo inconsciente podamos arrastrarlo fuera y salir de allí. Con la tabla que tengo en la mano le doy en la cabeza intentándolo.

Se detuvo en la sala del cuchillo y observó a su alrededor. No se fiaba que ese estúpido trozo de metal continuara allí, dando vueltas de un lado a otro como una noria. Tras comprobar que -hasta cierto punto- no había peligro inminente, giró y miró por donde había venido. Enarcó las cejas, pues nadie le seguía y se encontraba allí solo. Tuvo la tentación de volver sobre sus pies, pero consideró que era importante mantener una línea de salida rápida, así que primero optó por arengar a sus compañeros desde su posición. -¡Rápido, salid de ahí, esta casa está maldita y nuestras vidas están en peligro!

La forma descarnada y putrefacta detiene el paso y extiende ambos brazos hacia delante, apuntando hacia el doctor a través del agujero, que desde la habitación anexa opta por huir de la Casa Corbitt. Tablones del suelo arrancados por Artie se elevan en el aire y salen despedidos hacia Warren, provocándole diversas contusiones y heridas de astillas en brazos, cuello y tórax.

El olor que despide la figura humanoide es nauseabundo e impregna ya todo el sótano.

Artie veía con horror todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. No obstante, por alguna razón no podía marcharse de allí, quizás porque aquel monstruo de ultratumba todavía no la había tomado con él. Apuntó de nuevo y disparó. De nuevo la bala se perdió en el fondo de la sala. Había vuelto a fallar a corta distancia. No lo entendía. Él era un buen tirador y no obstante, fallaba más que acertaba.

- ¡Maldición, muere! - Le gritó a la bestia.

Aquello era una locura. El padre comiendo astillas, el Dr recibiendo golpes de tablas.....parecía que la raiz de todo era esa criatura y no la casa. Quizás fuese también el artifice de lo de la cama. 

Recogí la palanca que dejó caer Artie e intenté golpearle-¡Tenemos que darle con todo, Rachel dispara!-Digo después de atizarle a la criatura con la palanca.

El golpe de Anna, impulsado por el miedo pero también por la furia, desgarra parte de la carne de la figura caminante. Uno de sus ennegrecidos ojos cuelga miserablemente de una de las cuencas, hasta qué cierra el puño en torno al ojo y tira de él produciendo un horrible chasquido y lanzando el ojo al suelo, como un despojo para las ratas.

Consigo dejar al padre Jonah inconsciente en el suelo, espero no haberme excedido, mientras tanto Anna y Artie parecen estar acabando con aquella monstruosa criatura que a cada gesto que hace más pavor me inspira.

- ¡Muere maldita sea! - chillo algo histérica ya apuntando al ser e intentando acabar con él, sin embargo estaba visto que las armas no eran lo mío...

Dudaba si hacerlo o no, pero volvió sobre sus pasos. En verdad no tenía con qué combatir a la criatura, y su único 'arma' -un cojín a la sazón- se lo había lanzado como maniobra de distracción. Su fuerza residía en el viejo boxeo practicado en sus años mozos, y bajo ningún concepto se acercaría a esa distancia del engendro. Asomó la cabeza y repasó rápidamente la situación. El sonido de disparos, que retumbaba con especial intensidad en un lugar cerrado como aquel, parecía haber surtido relativo efecto, pero no lo tumbaban. ¿A qué esperaban esos idiotas en subir y salir de allí disparados?
-¡Qué hacéis, salid de ahí, hay paso libre hasta la salida y ese demonio no nos seguirá fuera de la mansión! -esa afirmación, fruto de una vaga elucubración no carecía de sentido, y esperaba fervientemente que así fuera. Las balas eran limitadas, y ninguno de ellos era rival en un combate físico con esas garras

La figura extiende su brazo a gran velocidad como si fuera una cobra en pleno ataque. Sus garras dejan unas marcas en forma de líneas paralelas en el pecho de Anna de las que pronto comienza a manar escozor y un viscoso líquido. Sangre.

- ¡NOOO! - grito al ver como el monstruo consigue alcanzar a Anna hiriéndola en el pecho. No dudo entonces en volver a apretar el gatillo intentando apartarlo de ella, pero los nervios y el estrés de la situación me traicionan errando el tiro de nuevo. Ya empezaba a pensar que algo le pasaba a aquel maldito revolver, o a mí. 

- ¡Anna vete de aquí, Artie y yo lo mantendremos ocupado! - solo esperaba que pudiese hacerlo, que las heridas de aquel maldito ser no fuesen más que eso, heridas y que el doctor Warren tuviese razón y ese ser demoníaco no nos siguiese fuera de la mansión.

- ¡Si, salga de aquí! - Confirmó la orden de Rachel hacia Anna. - ¡Warren, nosotros nos ocupamos!

Sin más Artie volvió a apuntar hacia su objetivo. Una bala salió del cañón directa hacia aquella cosa causando un impacto que aunque me dio de refilón, hizo diana.