Partida Rol por web

Cae la noche del día siguiente al concurso de "Quién La Tiene Más Grande" y la preciosa heredera invita a una cena de gala a aquellos con los que quiere o cree que debe establecer una relación, por simpatía, o por honor a la memoria del buen doctor.

El inspector se presentó a la cena de gala ataviado con un uniforme de "gala", un uniforme negro con bordados dorados en cuello y mangas, era lo único extraordinario de su atuendo, pues él solía vestir normalmente de negro y siempre con uniforme, lo bueno es que se cambiaba a menudo y no utilizaba siempre la misma ropa... sólo que parecía la misma porque era igual, uno podía darse cuenta del aseo del inspector por lo bien que olía y la pulcritud de su atuendo... que ya era meritorio en aquella aldea que el negro no terminase blanco y el blanco negro...

Hans caminó con seguridad haciendo sonar alto el sonido de sus pasos entre los pasillos del castillo, según tenía entendido los vampiros y el hombre lobo estaban invitados... al pensar en Encanna y el resto le dio un bajón... especialmente porque la buena de la doctora Tayfresas no estaba allí, pero aquella era una oportunidad para conocer mejor a la heredera y no podía dejarlo pasar.

Una gran celebración comenzaba al caer la noche en el Castillo de la Señorita Nadine, quien durante una semana preparó con entusiasmo y dedicación cada detalle de esta maravillosa cena de Gala con intenciones de invitar a su círculo más íntimo o al menos el que deseaba tener más cerca, por su afinidad o por el respeto y la relación que tenía con su pariente.

Al llegar cada invitado era recibido con una copa de espera decorada con un detalle en oro, en donde la letra N sellaba la pertenencia de la misma. Dos mesas se extendían a lo largo repletas de exquisitos manjares muy atípicos para el lugar ya que al parecer, la heredera tenía unos gustos bastante extraños y peculiares. 

Los colores que decoraban aquel inmenso salón, eran todos lúgubres entremezclados con un rojo intenso parecido al de la sangre. El amo de llave y el Mayordomo se encontraban allí recibiendo a los invitados mientras que Nadine permanecía en un costado contemplando aquel cuadro: "El Inferno de Dante", sin dudas una pieza única en estos tiempos y difícil de conseguir. 

Y mientras Nadine se perdía ante la variedad de significados que ese cuadro podía otorgar, unos pasos repercuten en el suelo de la estancia, era el Inspector, el primero en llegar. -Buenas noches Hans. Un placer tenerlo en mi casa ya que es muy grata su presencia. - saludó la heredera haciendo una grácil reverencia para luego extender su mano y así poder besarla. 

A simple vista y pese a que Nadine era muy joven, lucía un vestido muy peculiar que en parte desentonaba con la forma de vestir típica de aquel pueblo, las influencias del Oriente le traían aquel toque diferente a su estilo y elección de los vestidos. 

El inspector al ver la pálida silueta de la heredera se acercó a ella, un rápido vistazo de su atuendo lo hizo enrojecer ligeramente... pero él era todo un caballero y además un profesional, de manera que hizo como que no pasaba nada y se apresuró a tomar la mano que le tendía Nadia para besarla, manteniendo el brazo de postizo tras la espalda conservando el guante de piel en esa mano.

- Le aseguro que el placer es mio señorita Atkins- le dedicó una sonrisa sincera, la heredera era atractiva y joven... de maneras educadas... vestía de manera un tanto atrevida pero tenía un curioso estilo, además al fin y al cabo él ya estaba curado de espanto con los looks de las tres vampiras... y un poco de sangre nueva no podía venir mal a la aldea- Confio en que se esté habituando a la aldea y que poco a poco lo vaya considerando su nuevo hogar- se interesó por si había algo en lo que pudiera ayudar para hacer más cómoda la estancia de la heredera.

La cortesía del Inspector era todo un halago, disfrutaba de aquellas personas que no solo eran puntuales sino educadas. En mis viajes por el Oriente he descubierto cosas muy interesantes y el halo de misiticismo te absorbe por completo, al punto de saber que el respeto, la diplomacia y la educación son vertientes de una relación cordial y amena. 

-Muchas Gracias Hans. Espero que pueda llamarlo por el nombre, sino corrijame ante ello . -respondo luego de que besara mi mano mientras lo invito a beber algo conmigo, tenía una mesa cercana y dos asientos para mayor intimidad

Luego de morder unos arrollados creados con pétalos de rosa continuo con el hilo de la conversación. - Este pueblo tiene sus peculiaridades,  costumbres y personas muy diferentes a lo que estaba acostumbrada pero he de reconocer que han sido muy buenos conmigo. En especial mis nobles sirvientes. - voy contando sin perder de vista la elegancia del Inspector, su imagem tan cuidada y el buen gusto por su ropa, llamaban mi atención. 

-Dígame Hans... ¿Qué hace un inspector como ud en un pueblo tan tranquilo?  ¿Qué investiga? O mejor dicho... ¿A quién investiga? - pregunto un tanto ansiosa por la respuesta. 

El inspector acompañó a la heredera hacia la mesa haciendo gala de unos modales más propios de una persona de alta cuna que de un agente de la ley de una aldea perdida como aquella. Caminaba con la espalda muy recta y sabía cuando escuchar y cuando intervenir... a pesar de que en su trabajo no solía cortarse cuando tenía que interrogar a alguien y que tenía fama de ser un metomentodo sobretodo a la hora de salvaguardar la ley... en aquella ocasión estaba lo suficientemente relajado para dejar descansar un poco al policia y dejar salir al caballero.

- Por supuesto que puede llamarme Hans- le dedicó una agradable sonrisa, algo que en él no solía ser demasiado habitual... excepto cuando estaba en compañía de la doctora, la única persona de la aldea... hasta la fecha, con quien se permitía cierta confianza- es mucho más corto y apropiado que Wilhelm Friedrich Kemp- pronunció su nombre completo poniendo voz grave y expresión altiva que corrigió rápidamente con una nueva sonrisa a modo de broma- mis padres no se decidían entre Hans, Wilhelm y Friederich y decidieron bautizarme con los tres- se encogió de hombros- pero como Hans es el que va primero, suelo responder mejor con ese nombre.

El inspector probó entonces una de las delicatesen mientras seguía escuchando con suma atención todo lo que la heredera le decía.

- Este pueblo es muy acogedor señorita Atkins, sus habitantes son gente honrada- asintió ante el comentario sobre la amabilidad de los aldeanos, de lo cual se sentía bastante orgulloso- incluidos los peculiares...- comentó con un ligero suspiro pensando en los monstruos.

Ante el comentario de su procedencia Hans esbozó una sonrisita al tiempo que dejaba la copa de vino sobre la mesa.

- Vaya... se ha dado usted cuenta muy rápido. Hace mucho tiempo que llevo viviendo en la aldea, pero efectivamente nací en Frankfurt. Provengo de una familia de tradición militar pero una serie de avatares fue destinado a esta zona... el gobierno quería asegurarse de que ciertos habitantes de Bran no supusieran un problema y me encargaron a mí dicha misión, en un primer momento lo rechacé... pues suponía dejar la carrera militar para convertirme en policia, pero finalmente acepte, con todas sus consecuencias...- en este punto el rostro de Hans se ensombreció.

BLUM, BLUM,, BLUM!!!!  BLUM, BLUM BLUM!!!....

Un sonido grave e intenso inundó el ambiente pues alguien estaba llamando a las puertas.

Los sirvientes acudieron a abrir el gran portón y allí estaba la bella y reluciente Encanna.

Encanna lucía un atuendo cuando menos extraño, una especie de vestido de gato, con un llamativo sombrero y una afilada espada.

- Dios mio, este par de aldabas pesan un quintal, cualquier día me dá un tirón en la espalda....!!! Dijo Encanna.

- Hola!!,  ¿llego muy pronto?... Preguntó la joven, Mis hermanas y mi señor tardarán aún un poco, pues al parecer no encontraban un disfraz adecuado... cuando marché aún estaban buscando que ponerse. Jaja

Encanna se fijó en el formal atuendo de los sirvientes y en el de la heredera. - Desde luego vosotros no os habéis esmerado mucho buscando el disfraz... Dijo la vampiresa. Al ver el modelo de la heredera, Encanna la miró con asombro y admiración... Hala!! Que vestido más bonito!!! Me encanta, tiene ese toque neogótico provocativo que me encanta... Señorita Atkins creo que usted y yo vamos a tener que hablar mucho de trapitos... jajaja. Le dijo a la joven heredera guiñandole un ojo. A propósito, muchísimas gracias por la invitación, hacía tiempo que por estos lugares no se celebraba ninguna fiesta que no tuviera que ver con la ingesta masiva de nabos y conejos, y a ver.... a una esas cosas le gustan como a cualquiera, pero llega un momento que tanto vicio cansa.

Y por cierto, ¿de que personaje de cuento va usted disfrazada, porque no acabo de caer...? Déjeme adivinar.... ¿la princesa de las sombras? ¿La dama de la noche?...

En ese momento Encanna vió que no era la primera invitada en llegar a la fiesta.... Ah!...Vaya!! No soy la primera.... ¿Qué tal Pollo Frito?! ¿Tú tampoco te has disfrazado?... Venga!, dame dos besos guapetón..!!!..Saludó la vampiresa sin perder la sonrisa como si fuera lo más natural del mundo. Pero que sosos.... No entiendo, Aleera dijo que había que venir disfrazada de un personaje fantástico. Preguntó ingenuamente. En ese momento cayó en la cuenta de lo que había dicho.... Oh! Vaya!... Aleera.... Seré tonta.... en fin, ahora que le vamos a hacer... así le damos un toque de color a la fiesta. 

Ah, por cierto, no se asusten cuando vean la cara de mi hermana Aleera.... tal vez venga un poco más roja de lo normal....es que le cambié los polvos de purpurina por limaduras de plata.... Y a lo mejor le dán un poco de reacción.... Ji,ji,ji... rió Encanna. Pero al menos ella llegará, cosa que dudo de Angelina.... mientras dormía le llené con un embudo las oidos con cera de los cirios... en cuanto levante el vuelo, vá a estar más perdida que un pulpo en un aparcamiento de carruajes!! JAJAJA.

La nueva señora de la casa ha decidido dar una fiesta de bienvenida invitando a algunas de las personas que pudo conocer en su primera toma de contacto con el pueblo, en la taberna del señor Topocho. Cosa que me alegra, ya que me hace echar la vista atrás recordando los tiempos con el doctor y sus reuniones en las que invitaba a los amigos a la mansión.

El inspector llega el primero con exquisita puntualidad, como acostumbra.

-Buenas noches y bienvenido inspector. Es un placer tener de nuevo visitas en esta casa.

Apenas me dirijo a él para darle la bienvenida y pedirle permiso para recoger su abrigo. Nada más ofrecerle la copa de bienvenida, siguiendo órdenes de mi señora, ésta recibe al señor Kemp y le invita a tomar asiento junto a ella mientras esperan al resto de invitados.

Observo que rápidamente el policía va perdiendo su envaramiento habitual y se siente cómodo hablando con la señorita Atkins, incluso alguna sonrisa aflora fugazmente en el rostro del hombre mientras habla. Me acerco a mi buen compañero, el amo de llaves, que aguarda solícito a las instrucciones de la anfitriona para comentarle discretamente:

-Mire que pronto la autoridad se siente cómoda en esta reunión con la señora. Yo me andaría con cuidado, Richard, le puede salir competencia en atenciones a la señorita Atkins. Si usted quiere no le quitaré la vista de encima.-Digo señalándome con el índice sobre el pómulo uno de mis enormes ojos.

Al poco rato llega otra invitada, una de las protegidas de Kerrick Asangre. Repitiendo el mismo proceso que en la llegada del inspector, procedo a obsequiarle con una copa de bienvenida y unas breves palabras.

-Buenas noches señorita of Darkness, un placer volver a verla por aquí.-Escuchando sus palabras intenté alertarla de su error.-Perdone señorita, pero creo que ha debido producirse un malentend...

Pero como buen torbellino que es, sin apenas tiempo escuchar mi segunda frase se lanzó a saludar al resto de los presentes. Una vez instalada, parece llegar ella sola a la conclusión, observando a los demás, de que no se trata de una fiesta de disfraces. Al menos parece tomárselo con humor.

Hasta nuevo aviso de la llegada de más invitados, mediante el sonido de los aldabonazos en la puerta principal que tan bien acostumbro a reconocer. Me acerco a la pequeña reunión entre la anfitriona y sus dos invitados.

-Mientras llegan el resto de invitados, ¿desea alguna cosa, señorita Atkins?

Tras mi frase, espero atento tanto a alguna petición de los presentes en la fiesta como a la inminente llegada del resto de invitados.

Ropa, ropa, ropa, ropa, muchas prendas volaban por todo el cuarto. Esto de buscar disfraz no me gusta. Dije para mí misma, es aburrido y no sé qué ponerme. Y asi es aburrido.

¡No se me ocurre nada! le gritaba a Aleera, haciendo pucherito mientras entraba en su cuarto sin golpear la puerta, asumiendo que ella tambien se estaba cambiando para la fiesta, creo que me pondré algo sencillo nomas. ¿Qué opinas de éste? Le pregunté mientras posaba con el vestidito cortito.

Creo que podría servir para disfrazarme de campesina, ¿qué opinas? Preguntaba sin dejar de mirarme el vestido que me quedaba hecho a medida y me daba aires de inmadura y aniñada, lo cual no estaba muy alejado de la realidad.

Kerrick, cansado de esperar por un lado, y de que alguna se le escapara a la fiesta antes de tiempo por el otro, decidió que las chicas ya eran mayorcitas y que mejor se iba yendo por su cuenta si no quería llegar a la fiesta más loco de lo que ya estaba.

Había escogido un atuendo elegante y a la última moda... cuando lo mandó hacer. Se calcó una chistera a juego y agarró un bastón con puño de platino. Hubiera elegido el de plata pero sabía que su amigo el hombre lobo iría también y no quería ser descortés.

Una vez frente a la puerta llamó tres veces y esperó pacientemente a que Haygor le abriera.

- Buena noche, señor Haygor - saludó con una inclinación de cabeza. - ¿Está la señora visible?

Se trataba de una fórmula de cortería un tanto arcaica a la par que inútil, puesto que claro que debía estarlo si había montado aquella fiesta. Pero nunca estaba de más preguntar.

Hans, que estaba tan agusto el hombre hablando con la heredera... dio un respingo en sus asiento cuando entró la Encanna como un vendaval... sin apenas ropa... en la sala. El pudoroso inspector enrojeció cuando le echó un ojo al atuendo de la vampira y adquirió tintes más tomateros... contagiándosele hasta las orejas cuando la susodicha le plantó dos besos en sendas mejillas.

- No... no... era una fiesta de disfraces... señorita Encanna...- logró articular tras tragar saliva buscando el apoyo de la heredera con la mirada, además aunque lo hubiese sido él no hubiera acudido disfrazado, tenía su reputación y esas cosas- según tengo entendido

Entonces varios de los invitados hicieron su aparición... entre ellos el señor Asangre, no deseaba dejar a la señorita Atkins sola con todo aquel vendaval de vampiros, pero supuso que querría socializar y si los había invitado era por algo, así que decidió disculparse con una leve inclinación de cabeza y retirarse unos metros de la cercanía de la vampira morena y... la rubia... menudos modelitos, ¿es que no les llegaba el presupuesto para unos metros de tela de más?

Entré a la habitación solo para encontrarla vacia. Donde se habrá metido Aleera? Pensé. Me agaché y la busqué abajo de la cama, adentro del ropero, atras del espejo, atras de la cortina, y no la encontré.

Bueno.- Pensé, Seguro ya salió para la fiesta dije mientras salia de la habitación contenta con mi vestuario.

Llegué a la fiesta y golpeé la puerta. Espero que el viaje no me haya despeinado pensé.

- Vaya... se ha dado usted cuenta muy rápido. Hace mucho tiempo que llevo viviendo en la aldea, pero efectivamente nací en Frankfurt. Provengo de una familia de tradición militar pero una serie de avatares fue destinado a esta zona... el gobierno quería asegurarse de que ciertos habitantes de Bran no supusieran un problema y me encargaron a mí dicha misión, en un primer momento lo rechacé... pues suponía dejar la carrera militar para convertirme en policia, pero finalmente acepte, con todas sus consecuencias...- en este punto el rostro de Hans se ensombreció.

Admirada por la elocuencia del Inspector, disfruto cada una de sus respuestas siempre con ese toque de elegancia tan peculiar y porqué no atractivo. Al fin de cuentas me gustaban los hombres educados y él cumplía con aquella norma. - Es admirable su dedicación Hans, imagino que no ha sido una decisión muy  simple aunque quiero creer que le ha encontrado el buen gusto a Bran. - respondo en un tono muy amable, dejando escapar alguna que otra risa tímida. 

Y mientras mis queridos sirvientes estaban un poco distraídos, la presencia de Encanna vestida con un atuendo... Un tanto peculiar, no me desagradaba, sólo que no era una fiesta de disfraces y no sabía como reaccionar a ello. -Buenas noches Señorita, gracias por el halago. Es un atuendo de la India salvo el detalle que lo he pedido todo en negro... Cómo verá, me encanta la oscuridad y por ello uso estos colores. - saludo a la vampiresa esbozando una sonrisa cómplice, sólo que al preguntarme de que estaba disfrazada no pude evitar soltar una carcajada. - No mi querida, simplemente soy yo. La fiesta no era de disfraces pero he de reconocer que me encanta tu estilo y cuando quieras tendremos reuniones las dos para hablar sobre ello. - respondo a través de un guiño.

Por suerte Haygor fiel a su labor comienza con el agasajo de los invitados, ofreciéndoles una copa o algo para comer. Incluso no se privaba de soltar algún comentario alusivo a los disfraces que las vampiresas habían escogido. Sonriendo por ello, no puedo evitar responder a su ofrecimiento. - Mi querido Haygor, tu presencia es más que suficiente. Confío ciegamente en que no se te escapará un mínimo detalle y sabes que tú eres mi guía aquí. - termino por decir manifestando cierto cariño hacia mi mayordomo. 

Hasta que una presencia surge en el medio de salón, era el Conde Asangre vestido tan perfectamente al punto de abrir mi boca por la sorpresa. - Ohh, es precioso. - expreso sin ser consciente de que estaba rodeada de invitados y no quedaba para nada bien decir aquello. Ahora tapándome la boca ruborizada, tomo asiento y espero que Haygor resuelva aquello.

Y entre todo aquello y tanta tia buena y conde con traje que uno de los mayordomos abrió la puerta del salón  y claro todos miraron a ver quien era el invitado que asomaba....pero no aparecia nadie y asi un buen rato y los invitados se miraron entre ellos mosqueados y miraron al mayordomo y éste giró el cuello hacia el pasillo y entonces al fin un TAC TAC TAC Eran unas pisadas muy resonantes. Luego apareció una extraña figura. Llevaba un traje ajustado (Muy ajustado), los zapatos brillaban negros y llevaba dos botellas sujetas con un brazo. 

Buenas noches damas y caballeros dijo. Era el puñetero hombre lobo en persona. Hizo una reverencia y casi se le caen las botellas y en la inclinación el pelo del flequillo que se movió un poco y el hombre lobo se lo recolocó en su sitio con la mano libre. 

He traido algo de beber  El lobo avanzó y sus zapatos seguían brillando y haciendo TAC TAC TAC Espero no haber llegado tarde. Se acercó donde habia una mesa y dejó las botellas alli. ¿Alguien quiere un poco de este orujo casero? Y ahora que le daba bien la luz todos se fijaron casi sin querer y mas por inercia visual que el lobo manejaba un buen bulto en la zona de la entrepierna remarcado por la estrechez de la tela y entonces hasta los zapatos dejaron de brillar tanto 

Ya era casi la hora de ir a esa "fiesta" en el castillo del Doctor.

Essperrra...del Doctorr no...de su heredera. -Se corrigió en voz baja.

En el fondo todavía no había asimilado los últimos acontecimientos.

Después de varios minutos de revolver en su vestidor optó por algo sencillo, pero acorde con su glamour.

Lo había hecho ella misma, pero ni con esas estaba conforme, asi que optó por cambiar la parte de arriba por otro corsé y añadirle a la parte inferior un poco más de tela por detrás, quedando así una falda corta por delante y larga por detrás.
Acompañó su conjunto con unas medias de rejilla blancas, unas botas de tacón y una capa roja de terciopelo, pues ya que no había podido visitar a su "bebé" en toda la noche al menos iría cabalgando con él al lugar de encuentro.

Hmmm...esos polvos exfoliantes funcionan de marrravilla.. Por una vez Encanna a recordado uno de mis productos favoritos..

Sonrió, mirándose al espejo y acariciándose el rostro con una de las manos.

Vale, puede que no se reflejara en él pero sabía que estaba preciosa. Y..aún así...faltaba algo... ¡Oh! Había visto a la boba de Angelina parloteando y cambiándose de ropa una y otra vez porque se suponía que era un "baile de disfraces", y ella misma le había respondido lo mismo a Encanna cuando se lo había preguntado por lo que, sin más dilación, se colocó unas adorables orejitas blancas y una esponjosa cola, ambas de conejo y se escapó del lugar antes de que Angelina le preguntara por enésima vez que ponerse.

Una vez en los establos montó sobre su semental y galopó a toda velocidad para llegar al castillo, después de un par de paradas para recoger a sus "acompañantes", claro.

Pasados veinte minutos había llegado.

Aleera no tardó mucho en ocuparse de dejar a su caballo en un lugar seguro y entrar al hogar de la señorita y sus sirvientes.

Toc, toc...Aleerrra está aquí..~

Al poco rato llegaron nuevos integrantes del equipo vampírico a la fiesta. No entendía muy bien por qué no se habían puesto de acuerdo para venir todos juntos, saliendo de la misma casa. Cosas de vampiros, supuse. Por diferencia de escasos minutos llego en primer lugar la vampiresa rubia, que lucía un conjunto bastante apropiado con su personalidad y probablemente demasiado corto de tela, aunque eso no era ninguna novedad en el vestuario de las chicas del conde Kerrick. Tras entregarle su correspondiente copa, le digo:

-Buenas noches señorita Stuppiddea, pase por aquí y únase al resto de invitados, por favor.

Unos instantes más tarde llegó el conde Kerrick, ataviado con un traje clásico y sombrero a juego. El conde Asangre solía ser hombre de estilo elegante, y en está ocasión parece que no quería ser menos. Tras su entrada, me acerco para saludar:

-Buenas noches señor conde, un placer tenerle de vuelta en una fiesta organizada en la mansión. Como siempre, tan elegante. Sí sí, la señora esta lista desde hace un rato para recibirles. Tenga esta copita de bienvenida y pase a la sala con la anfitriona y el resto de invitados, por favor.

Con la llegada del conde junto al resto de los ya presentes, a la señorita Atkins se le escapó un leve comentario de admiración por el conjunto del señor Asangre. Ruborizada al instante, dirige un par de miradas hacia mi en busca de ayuda. Acudiendo en ayuda de mi señora, comento al instante:

-No se sorprenda, mi señora, el señor conde es bastante conocido entre los habitantes de Bran por su buen gusto a la hora de vestir, sobre todo en eventos sociales como este. Siempre es un regalo para la vista, si se me permite la expresión.- Hago este comentario con naturalidad y a oídos de todos los presentes. La señora es nueva aquí, pero el resto somos viejos conocidos ya. No suena tan inapropiado un halago entre un grupo de buenos amigos.

Una nueva llamada a la puerta requería mis servicios, así que acudí para recibir al siguiente invitado, el hombre lobo.

-¡Dichosos los ojos, señor Lobo! Todo un acierto concertar la fiesta de la señora para esta noche de luna llena, así nos puede honrar con su... presencia.-Digo sin evitar fijarme en su abultada entrepierna.

Aparentemente estrenaba zapatos, puesto que sus pisadas iban acompañadas de un evidente claqueteo. Se acercó al resto de los participantes en la fiesta y ofreció probar de las botellas que traía como obsequio por haber sido invitado. Mientras todos parecían abstraídos al observar la misma curiosidad anatómica que llamó mi atención al recibirlo en la puerta, aproveché para intervenir de nuevo tras el saludo del hombre lobo.

-Muy amable por su parte señor Lobo, no era necesario. Si le parece bien, colocaré una de las botellas en la cocina, ya que tengo entendido que es mucho mejor degustar este licor bastante frío, ¿me equivoco?