Partida Rol por web

Os encontráis en la cámara principal de la guarida de las Serpientes de Morob. Un habitáculo sucio, iluminado por las luces artificiales de varias decenas de lámaparas o tubos fluorescentes robados por la estación y dispuestos sin simetría ni uniformidad de color. Allí se agolpan jóvenes de todas las clases, durmiendo como pueden entre cajas de suministro, chatarra, droga y desperdicios. Vuestro hogar.

Pero nada de eso importa ahora, ni las luces, ni los suministros....nada. Por que solo podéis visualizar a vuestros enemigos. La concentración es más que necesaria ahora mismo. Veis a vuestros rivales, los sentís, sabéis que están esperando, observandoos mutuamente los ojos. Una gota de sudor cae por la sien, una garganta traga saliva, un ligero carraspeo. Veis sus intenciones, los otros también las ven. Se tensan los músculos, se aprientan los dientes, todo a vuestro alrrededor parece detenido....y entonces ocurre, como una amenaza suelta las palabras que parecen heriros en lo más profundo de vuestro ser. 

-No quiero carta.-

No podéis creerlo. La fría mesa abollada de metal es mudo testigo del contenido de las cartas en su mano. Observaís sus ojos, su mirada no dice nada y rápidamente os fijáis en los setecientos créditos que ocupan el centro de la mesa. Observáis al siguiente jugador con mirada ansiosa.
-Es la última mano.- Pensáis. -Y en el poker no hay amigos. Yo ganaré esos 700 créditos.- 

Aquella mano iba a ser dura, pensó CT-09, pero no estaba dispuesto a perder esos 700 créditos que tan bien le irían.

-Carta.- dijo CT-09 concentrándose en no demostrar su mano y analizando las reacciones de sus rivales.

Oh, si existía alguna deidad de la suerte en ese momento Stuart se estaba encomendando a la misma; 700 créditos... ¡700! Con todo ese dinero por fin podría comprarse aquella genial armadura que hacía tiempo que deseaba comprar pero que nunca podía ahorrar para ella. En realidad habían tantas cosas que podía hacer con todo ese dinero, pero la prioridad era esa siendo que a menudo tenía que rodearse de gente armada y peligrosa de los bajos fondos... y ya no quería sentirse tan vulnerable solo con unas cuantas prendas de tela encima. Stuart no gustaba depender del azar... ¡Maldición! ¿Cómo se había metido en aquello en primer lugar? ¿Por qué no siguió conformandose con las migajas, que eran más seguras? Todos parecían preparados para volarle los sesos al otro en cualquier instante... no... si lo hacían tendrían que rendir cuentas a Morob, ¿No? Después de todo eran su mercancía.

— Jejeje... — Soltó una risilla nerviosa cuando finalmente se rompió la estática tensión, mientras se acomodaba los goggles que usaba para proteger sus ojos de la luz brillante, se rascó la frente y acabó por quitarselos sacudiendo las orejas por reflejo. — Y el androide hace el primer movimiento. ¿Es justo para cerebros orgánicos competir contra los positrónicos? Jejeje... solo bromeo. — Por como lo veía sus peores rivales eran el elfo, el humano y ese androide que nunca se quitaba esa mascara de lentes purpuras; todos eran hábiles pero especialmente el último le parecía el más peligroso en esa situación. — Yo también quiero.

Aunque el no lo quería, allí estaba, jugando a una partida a un juego que no es que le gustase mucho, pero la recompensa podía venir de perlas, ya que podría comprar un rifle de dardos táctico, y así jubilar mi confiable rifle de caza, que le lleva acompañando desde que  me compraron entre los mas de 200 unidades de su mismo modelo, le dieron ese rifle cuando le enseñaron a disparar, y desde entonces le había acompañado, y como siempre el mismo estaba a mi lado, y con la mascara siempre puesta observa el desarrollo de la partida, no iba a responder al chiste del ysoki, pues no tenía nada que decir y así podría dar una sensación de serenidad y intimidar a los demás.

Aquella mesa no es sino el signo de que incluso dentro de la más unida familia existen competencias que no tienen tregua. Mi mirada por encima de las cartas en mi mano evalúan a todos los que juegan contra mí, un todos contra todos por aquel dinero que es casi una fortuna. No intento pensar en qué me compraría con aquello aunque no puedo quitarme de la mente unos blindajes y unas armas que me harían mucho más temible en todo el sector.

Pero para eso, primero hay que ganar esta mano.

"No sé si tengo alguna posibilidad, pero no soy de los que se rinden."

Hay varios que se han retirado y ya somos muy pocos los que quedamos compitiendo en este momento. La suerte no le ha sonreído a todos y se han ido cayendo de a poco. Solo quedamos CT, Edariel, Mori, Little, Glenn y yo. Uno de nosotros se quedará con el premio grande y si no fuésemos todos miembros de las Serpientes de Morob, lo atracaría a la salida para quedármelo si pierdo.

"¡Maldito honor de pandillero! ¡Como si existiera algo así!"

Sin apartar la vista de mis cartas, respondo a la pregunta que muchos otros ya han respondido:

 - "Dame una."

Quiero recibir una carta que me haga tener la mano ganadora. Un poker sería una buena opción, aunque un full igual es una buena opción. Tomo la carta que me tienden y la pongo en mi mano junto con el resto, para ver como me ha sonreído la suerte esta vez.

Si su padre le hubiera visto allí, suspirando por ganar unos pocos créditos rodeado de matones del subsuelo, le habría dado algo del susto.

Claro que Edariel estaba allí porque quería. Bueno, exactamente no quisiera estar enrolado en Las Serpientes de Morob, donde era uno más de los matones y lo trataban como a basura.

Pero sí quería estar en Absalom, y forjar su propia senda, lejos de las comodidades y obligaciones que le imponía su padre.

Y allí estaba, jugando al póker con sus compañeros. En juego estaban 700 créditos, que a estas alturas le podrían permitir abandonar aquella mugrienta banda.

Sonrió ligeramente ante el comentario de Stuart, pero no hizo comentario alguno.

Carta, por favor.

Pidió, esperando que estuviera de su lado la suerte.

Has sacado un 8+4=12

Es posible que te quedaes con un trío.

Has sacado un 8+4=12

No es mala carta, pero.....

Glenn tragó saliva. No pudo disimularlo. El rabillo de sus labios estaba torcido en una ligera mueca de satisfacción. ¿O era un farol?. No en vano no había pedido carta conformándose con la jugada que tenía. ¿Era una mano ganadora?¿Se llevaría el idiota de Glenn los 700 créditos?. La expectación era máxima. Era la hora de mostrar el juego de cada uno.

-Cuatro jot.....- La sangre os recorrió el cuerpo en un subidón de adrenalina ante la mano de Glenn para caer inmediatamente cuando una mano golpeó la mesa con tal violencia que los créditos saltaron sobre ella, sobresaltando a todos e interrumpiendo la partida.
 

-¡HEY!- Interrumpió Goro, lugarteniente de Morob, dando un golpe tremendo en la mesa. -O me prestáis atención u os destaparé los oídos con mi automática.- Al parecer estábais tan concentrados en la partida que no habíais escuchado al idiota de vuestro "superior" llamaros.
-Escucha Chaval.- Dice con tono despectivo dirigiéndose a Gendo. –Morob está molesto por un olor que sale del conducto 73 exclusa 0B. Coge a los raros de tus amigos y solucionarlo hoy mismo o me encargaré de que os paséis limpiando las cloacas el resto de vuestra mísera existencia. ¿A quedado claro?.-

Sin importarle lo que penséis se da la vuelta y se larga.

Stuart estaba encantado. Todo dependía de esa carta que había pedido y justamente gracias a ella el trío que tenía se convertía en un Full;era muy bueno, estaba seguro que con eso podría ganar... hasta que el "babyface" de Glenn plantó un maldito Poker de jotas.

Pero todo eso se esfumó cuando bruscamente Goro azotó la mesa. Stuart, con la tensión que tenía acumulada, dio un salto en su asiento de la impresión. Por un momento agradeció en parte esa marcada tendencia racista de Goro de ignorar al resto para solo dirigirse con los que eran humanos de la banda, al menos así evitaba tener que recibir en la cara la saliva escupida por el gorila cuando hablaba.

— Bueno... — Empezó a decir una vez Goro se marcho. — Que lastima que se arruinara tan buena partida, tenemos que reanudarla otro día, ¿No, chicos? Jejeje. En fin... mejor nos vamos antes de que la pasemos peor... yo... tomaré mi parte de esto para guardarlo y reanudarlo otro día. — Decía mientras se estiraba sobre la mesa hacia donde estaba la pila de Credsticks.