Partida Rol por web

Al extremo norte del poblado conocido como río cenizas, algunas tiendas de lona se aglomeraban alrededor de fogatas que se mantenían encendidas día y noche, este era el hogar temporal de un muy reducido grupo de viajantes que se dirigían a la perla del desierto por las festividades, comerciantes, aventureros y curiosos todos movidos por un único objetivo, la fama, la gloria o el lucro, como fuera el tiempo se convertía en un enemigo potencial, pues las caravanas más numerosas habían salió ya hace semanas, los que aún seguían aquí eran los remanentes o rezagados, el camino al norte se dividía en 3, el camino rojo, la jaula de escarcha y el camino real, sin embargo tanto la peligrosidad como el tiempo de viaje eran muy diferentes en cada una de las rutas.

Los recién llegados al no ser nativos tendrían que echar mano de todos sus recursos para poder tomar la decisión más asertiva que los llevara con bien a su destino,  y pues los nuevos viajeros no paraban de llegar, al pasear por el campamento se podían observar ciertas caras nativas y algunas extranjeras, la raza predominante era la humana, sin embargo los sureños distaba mucho en apariencia y costumbres de los hijos de la arena o los caminantes de las montañas del norte, las razas exóticas como los elfos, enanos y otros eran todos aventureros trotamundos en búsqueda de un camino al torneo del pueblo.

Al interior del campamento se encontraba una sucursal de la taberna local conocida como el salmón salado, el buen tabernero preocupado por el apetito de los viajantes irguió un enorme pabellón en el cual los barriles de licor, unas cuantas mesas dieran un lugar a los consumidores de ahogar sus penas o avivar su ímpetu aventurero, en su interior generalmente se encontraban algunos comerciantes en busca de escolta o negociar sus mercancías con aquellos que fueran a emprender el viaje al norte.

También un herrero humano llamado Tolim, había montado un pequeño campamento en el cual uno de sus aprendices comerciaba algo de su mercancía, ollas, cachivaches al igual que algunas armas y armaduras, junto a este un herborista apodado cilantro regateaba con los aventureros por brebajes, menjurjes entre otros que según su palabra aliviarían cualquier dolencia.

Sin embargo este cantidad de personajes también atraía algunos oportunistas con ganas de problemas, ladronzuelos, bribones y estafadores estaban a la orden del día, por lo que la guardia montaba vigilancia continua en el sitio, habían tenido que lidiar con peleas, atracos y según las viejas chismosas un par de asesinatos, sin embargo en los últimos días las cosas parecían estar más calmadas aunque la guardia se resistiera a bajar sus defensas.

Si bien el campamento tenía un aspecto algo desordenado si tenía algo de que enorgullecerse: unas vistas excepcionalmente hermosas, al levantar las miradas por encima de las carpas se podían apreciar algunos detalles de la geografía, a norte se extendía un valle surcado por dos enormes cadenas montañosas conocidas como las espinas,  en medio de estas se apreciaba a la distancia un bosque otoñal que según los comentarios de los habitantes del lugar casi todo el año mantenía esa apariencia, además de las nubes negras que nunca se disipaban en medio de las cordilleras; al noreste habían algunos bosques y un rio llamado lengua de lamia se extendía por varios kilómetros  hasta perderse tras las montañas. Al noreste el panorama no podía ser más contrario, una enorme muralla natural se alzaba por varios kilómetros y sobre esta se extienda una meseta desértica que se perdía más allá de lo que la vista permitía ver llamado harq alsahra, al sur se centraban los pueblos sureños, bosques, lagos y ciudades libres que pertenecían en su gran mayoría al reino de Ishmori, sin duda este tendría su belleza pero en esta época del año todos los ojos miraban al norte.

Recién llegado hará un par de horas, el campamento de río cenizas le resultaba curioso. El tipo de choza de lona le recordaba a los que solía haber visto en el pasado, pero el suelo cubierto de verde y todo ese bosque eran novedades. Esto era lo más lejos que Nathul había viajado jamás. Esperaba llegar más allá todavía. Conforme hacía leguas le asaltaba siempre la necesidad de ver más lugares.

Era un joven que no destacaba por su altura pero el resto de su aspecto era llamativo. La piel era morena y sin embargo se advertía en él, en la forma de los ojos, su ascendencia élfica. No vestía como uno de ellos, además que dichas facciones estaban diluidas, lo que indicaba al momento que se trataba de un mestizo.

Sólo le quedaban raciones para tres días. Bien era cierto que en esas tierras podría ser fácil cazar, pero por desgracia no tenía arco, tan sólo una armadura de anillas y una gran espada. A pesar de su carga se movía con agilidad, como si no llevara nada encima.

- Busco alguna caravana que necesite escolta. O un trabajo.

Estaba en la ruina. La última vez que contó le quedaban tres monedas de plata. Por suerte este lugar parecía una especie de enclave comercial o eso se deducía al ver tantas personas de diferentes estilos de vestimenta e incluso distintas razas. Echaría un vistazo, preguntando en cuanta caravana pudiera ver.

Corriste el campamento de arriba a bajo varias veces, hablando con algunas personas que se mantenían sentadas en sus tiendas, algunos te ignoraban pero aquellos que te respondían te decian cosas por el estilo de: viejo pero si las caravanas partieron hace dias... mira si encuentras algo con buena paga vienes y me dices y vamos juntos... llegas tardes chico ya he contratado mi escolta... la verdad no pareces muy experimentado quizá tenga pensármelo un poco.

El balance después de un rato fue que el trabajo no sería fácil de encontrar, sin embargo notas algo que llama tu atención, hay un grupo de carretas con jaulas altas cubiertas con lonas de la gente del desierto, posiblemente hay algún comerciante de este pueblo, pero de la gente con la que hablaste no era ningúno de ellos.

Era la primera vez de la elfa en esta zona del reino, a pesar de la "cercanía" con su hogar, no había tenido el placer anteriormente de visitar esta región, pero cosas del destino o del azar hoy se encontraba rebuscando una caravana en la que pudiera hacerse un lugar para llegar a Cassilius. Sabía perfectamente que para ella solo hay dos rutas posibles, la ruta más corta para ella es cortando por la jaula, que justo esta bloqueada por los suyos  impidiendo cualquier acercamiento y encaminar una caravana por ese lugar sería llevarlos a la muerte aunque logrará una autorización de los druidas de las montañas. Paseo pues, buscando mercaderes que fueran por el camino rojo y el camino real, de esas dos rutas conocía el camino real y sabía que era aproximadamente un mes de trayecto, del camino rojo apenas había escuchado de su existencia y uno que otro rumor le hacía sentir curiosidad por el lugar, sin embargo, la elfa se dedicó por un buen rato a indagar de ambas rutas lo más que pudiera.**

Disculpe ud estoy interesada en las caravanas que van por el camino rojo y el camino real. preguntaba con amabilidad a los mercaderes que se encontraban en la calle esperando alguna respuesta. Me gustaría partir hacia Cassilius, ofrezco mis servicios como Druida, soy excelente rastreadora, he sido parte de grupos de avanzada explorando para diferentes compañías del norte...

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Un rato después....

Se encontraba sin mayor dinero pero era aún suficiente para sobrevivir un par días holgadamente, pero no era su costumbre gastar demasiado y más bien si buscarse ahorrar cuanto centavo le llegara porque entendía que su travesía no terminaría pronto,  se dedicó a deambular por las calles cuando notó a un joven semielfo ofreciendo sus servicios en voz alta,  mmm tendrá que ofrecer algo más para que le paguen mejor y de con un buen grupo, pensó para si misma, ella tenía trabajo para él y para muchos, lo que no tenía era manera de pagar, pero confiaba que con el torneo se haría del dinero y la reputación para movilizar a un nutrido grupo de aventureros para su causa y bueno... se perdió en sus pensamientos, cuando se dio cuenta que había quedado sola mirando al aventurero y a la nada  y que sería tomada por loca, sonrío al muchacho y dio media vuelta hacia el bar, para continuar el viaje debería comer bien y de paso buscar un sitio donde pudiera acampar con cierta tranquilidad.

Al llegar a rio cenizas Yergez se detuvo a auscultar el pulso al lugar. Observó la gente, los movimientos de mercancía, los últimos preparativos. Parecía que la gente tenía una especie de prisa, un temor disimulado por haberse quedado atrás y estar a merced de algún tipo de amenaza. Los comerciantes no son tontos, estiman su mercancía casi tanto como su gaznate, y se intuía el nerviosismo de haber dejado pasar la oportunidad de viajar con las caravanas más nutridas. El enano miró al cielo como tratando de descifrar si ero bueno o malo para él. Sería un riesgo adicional el viaje, pero quizás traería también alguna oportunidad de negocio. Hacía tiempo que se había dado cuenta de que en su profesión no había trabajo que no entrañara riesgo alguno.

Miró de nuevo al poblado y su mente práctica le empujó a actuar con prontitud, a recabar información rápidamente para así poder planificar el viaje de la mejor manera posible, pero antes de adentrarse en poblado su ojos se detuvieron en las espinas. Las cordilleras le recordaban su tierra natal y no podía evitar imaginarse los riscos, las gargantas, los túneles, los metales preciosos, que anidarían en el vientre de las majestuosas montañas. Se trató de quitar de mente esa idea ya que tenía un objetivo y no debía distraerse lo más mínimo. Llegar a Cassilius. Y para elllo debía enterarse de que maldito camino tomar.

Deambuló un rato por el pueblo, saludando a quien le devolvía la mirada, echando un ojo a las mercancías, básicamente reuniendo información y preguntando casualmente, a quien pensaba que podía responderle, sobre cuál sería la mejor ruta para llegar a la perla del desierto*. Tras indagar un rato, fue al salmón salado a comprobar que bebidas servían en el antro.

Por fin había llegado a rio Cenizas. Niebo respiró profundamente mientras se adentraba en el campamento. Había hecho ya un largo camino desde Kantaria y aún le quedaba bastante hasta llegar a su hogar, Casilius. Si no recordaba mal, en el santuario de Kantaria le comentaron que a partir de este punto había varias rutas posibles para llegar a su destino.
Cerca de donde se encontraba, un herrero estaba intentando vender un montón de chatarra a un enano con cara de pocos amigos. Tras preguntarle sobre las rutas para continuar hacia el norte (*) se sentó a descansar sobre un tocón de madera.
Durante un rato estuvo observando cómo pasaban personas de todo tipo: elfos, enanos, humanos... Todos dirigiéndose a su ciudad: la perla del desierto. Observó detenidamente su querido amuleto, un colgante de apenas diez centimetros de su diosa Sarenrae. La apretó contra su pecho y recitó una plegaria. Es momento de tomar algo y coger fuerzas.
Se levantó pesadamente y se quitó la capucha roja dejando al descubierto su pelo rubio y su pálido rostro. Logró ver un cartel que rezaba "El salmón salado". Esbozó una sonrisa. Curioso nombre... Probablemente sea la taberna. Lentamente se dirigió al local, esperando poder reponer allí algo de comida y algo de beber.

Desde que saliera de Pino Brumoso su viaje había resultado bastante agradable y tranquilo. Tan solo se cruzaba en los caminos con gentes que iban en su misma dirección, lo cual indicaban que todos iban hacia Casilius, su destino.

Tras una semana de camino, por fin había llegado a Río Ceniza, donde le habían indicado que se levantaba un campamento para salir hacia la ciudad. De la poca información que pudo recabar, solo el hecho de los tres caminos diferentes para llegar a la ciudad le interesaron, aunque prefería moverse en grupo, desde esa posición pues los rumores sobre asaltantes y peligros eran bien conocidos.

Así, aunque disponia aun de alimento, se acercó al establecimiento que hacia las veces de taberna: El salmón salado.

- Vaya nombrecito, ¿ahora me dirán que la especialidad de la casa es el salmón ahumado? - Murmuro entre dientes sus pensamientos.

Tras acceder al local se dirigió a la barra y, antes de pedir nada, llamó la atención del mesero con un ademán de mano.

- Disculpe, ¿sabe de algún grupo que busque gente para protección, por ejemplo, y que salga hacia Casilius? - Preguntó al mesero.

La druida deambula por el campamento notando como si presencia no pasa desapercibida, si bien hay bastantes aventureros los elfos son una minoría significativa, algunos humanos difícilmente pueden esconder su impertinencia, un humano obeso se le presenta: mi nombre es Ignacio Barnil y soy comerciante de tapices de kantaria, he notado que usted es miembro de la raza de los elfos, y si está interesada en las caravanas quizá yo sea la persona indicada para hablarle del tema, en este momento hay 3 comerciantes que están listos para partir, pero dudo que puedan financiar más escolta de la ya acordada, hay 5comerciantes que estamos negociando con las caravanas que salen para que compren nuestras mercancía y evitarnos la travesía a casilius, se supone que hay un comerciante que llega desde el sur en unos 3 días, mi niña si desea viajar al norte este momento hay pocas opciones para viajar, sin embargo si quieres saber de las rutas, la jaula es el más rápido, se sabe que con un grupo experto se podría atravesar el valle en una semana, pero sólo los más desesperados usan esa ruta y se de muy pocos que pudiera salir bien librados, el camino real es quizá de los mas seguros, pero incluso en esta época se sabe de algunos bandidos que acosan las caravanas, el camino rojo por su parte es el más rápido pudiendo llegar a casilius en unos 10 días, pero sólo los caminantes de la arena se atreven entrar por estos lugares, ya que hay criaturas del desierto, bandidos en incluso hay rumores de un dragón azul, como sea mi niña un viaje en solitario, puede ser muy peligroso.

Un hombre con aspecto de comerciante se acerca a Ignacio y este con un ademán se despide de la elfa y se marcha con su nuevo invitado, por mas que la druida trata de conseguir información las opiniones parecen coincidir en cuanto a las rutas, finalmente Fawn decide marchar a la sucursal del salmón salado, al ingresar al pabellón encuentra una serie de 7 mesas alineadas al rededor de una hoguera en la que cerdo, codornices y conejos estacados son cocinados con algunas especias, al fondo hay una barra en la que un hombre de mediana edad ayudado por dos meseros distribuyen sus pedidos con diligencia, algunas mesas están ocupadas por algunos aventureros trotamundos, también hay una mesa en la que unos humanos de tez morena, ropas claras y holgadas parecen estar discutiendo en una legua extraña el contenido de un pergamino extendido en la mesa.

El enano se mueve por las calles con sus gestos característicos, de vez en cuando nota la mirada furtiva de algún comerciante, sin embargo mas que sospecha se debe en parte a su raza, en tonorkor los enanos son comerciantes tenaces y muy astutos con lo que regatear mas que un arte es una verdadera batalla y bien es sabido que en ocasiones hay algún tajo de hacha de por medio, sin embargo el en cuanto el enano intentaba trabar conversación con las buenas personas del rió cenizas parecían mostrarse esquivas como si este les intimidara de alguna manera, finalmente fue un joven mozo de cuadra de las caballerizas quien coopero un poco al suministrarle algo de información: pues viejo la gente de aquí tiene muchas pelas con los enanos después de que la compañía de los jabalís destrozaron el pabellón en una pelea hace como 3 semanas, eso si fue una batalla digna de que la contara un bardo, pero si quieres saber de las rutas te puedo decir, que por la jaula casi nadie entra, dicen que hay espíritus que cazan a los forasteros y raras son las caravanas que atraviesan ese lugar, el camino real era el indicado para usarse hace 3 semanas pues el viaje es largo, son casi 10 días hasta el Puente de Troy y casi otros 8 hasta la capital carmirian, de hay el viaje al este hasta casilius puede tomar otros 8 días, eso si vas en caravana, si vas a caballo el viaje podría reducirse hasta unos 10 días pero necesitarías de alguien que conociera el camino, por otro lado el camino rojo es peligroso, pero en 10 días llegas a casilius, si la suerte te sonríe,
no te asaltan, no das con una tormenta de arena, se que solo la gente del desierto conoce la ruta y parece que hay una caravana presta a salir aunque aun se sabe cuando, si te interesa en el bar se que están reunidos esos hombres pero... no se parece que los aventureros son bastante prevenidos con ellos, tu sabrás que hacer, si me disculpas estos animales no se cuidan solos, el joven hace un ademan con su mano y se aleja al interior de una gran carpa donde caballos, camellos y algunos bueyes son cuidados por este.

finalmente el enano se dirige a la taverna a probar la orina humana que llaman cerveza, al ingresar al pabellón encuentra una serie de 7 mesas alineadas al rededor de una hoguera en la que cerdo, codornices y conejos estacados son cocinados con algunas especias, al fondo hay una barra en la que un hombre de mediana edad ayudado por dos meseros distribuyen sus pedidos con diligencia, algunas mesas están ocupadas por algunos aventureros trotamundos, también hay una mesa en la que unos humanos de tez morena, ropas claras y holgadas parecen estar discutiendo en una legua extraña el contenido de un pergamino extendido en la mesa.

Por la gracia se Sarenrae el viaje resulto sin inconvenientes y al llegar al campamento se encontró con un grupo ligeramente mas pequeño de lo que esperaba, en todo el campamento vio deambular una elfa, que parecía llamar la atención de mas de uno, pero pues al parecer era la única en todo el campamento los enanos tampoco es que abundaran, quizá había visto 2 o 3 y no estaba del todo seguro que uno de esto no lo hubiese visto 2 veces, se acerca a un muchacho que estaba en el lo que se podría llamar un puesto de mercader, las armas y cachivaches no eran obras de arte, eran mercancía de un estado promedio y con un acabado rustico, el joven mira con respeto al joven penitente y antes de responder hosco como lo habitan hecho con otros clientes este baja la voz ligeramente y agacha su cabeza mientras solicita al clero, salve a Sarenrae y culto, bendigame hombre santo, si su deseo es viajar necesitara herraduras buenas para los caballos dice el joven mientras exhibe algunas herraduras en una estaca, los caminos al norte son muy transitados en estos días, y al parecer hay algunos bandidos que han estado acosando a las caravanas si quiere mi consejo no viaje solo o podría acabar su viaje en tragedia, hay algunas caravanas que están preparando su salida, quizá debería hablar con ellos para saber si pueden llevarlo. el joven recibe la bendición del clérigo encantado y regresa a sus asuntos.

El hombre mira el letrero del pabellón donde funciona la taberna y camina divagando sobre sus posibles platos, al ingresar al pabellón encuentra una serie de 7 mesas alineadas al rededor de una hoguera en la que cerdo, codornices y conejos estacados son cocinados con algunas especias, al fondo hay una barra en la que un hombre de mediana edad ayudado por dos meseros distribuyen sus pedidos con diligencia, algunas mesas están ocupadas por algunos aventureros trotamundos, también hay una mesa en la que unos humanos de tez morena, ropas claras y holgadas parecen estar discutiendo en una legua extraña el contenido de un pergamino extendido en la mesa.

La joven pasa por el pequeño poblado de rio ceniza y preguntando a la gente se entera del campamento del norte, sin perder un momento se abre paso hasta una pequeña colina en la cual encuentra un grupo de tiendas y pabellones erguidos, el movimiento es constante, pero el numero de personas es mas bien poco para lo esperado, reconoce el escudo del salmón salado, aun con la duda de lo que pueden ofrece se dirige a este.

Al ingresar al pabellón encuentra una serie de 7 mesas alineadas al rededor de una hoguera en la que cerdo, codornices y conejos estacados son cocinados con algunas especias, al fondo hay una barra en la que un hombre de mediana edad ayudado por dos meseros distribuyen sus pedidos con diligencia, algunas mesas están ocupadas por algunos aventureros trotamundos, también hay una mesa en la que unos humanos de tez morena, ropas claras y holgadas parecen estar discutiendo en una legua extraña el contenido de un pergamino extendido en la mesa.

el tabernero mira a la joven aventurera y con una sonrisa algo paternal antes de expresarse: -mi niña pero si estas mas verdes que el césped de primavera, pero que sabe un tabernero de aventureros ¿verdad?, se que hay algunos grupos, la mayoría ya se fueron y deben estar en el camino, pero creo que algunos mercaderes aun siguen contratando algunos mercenarios para su escolta, sin embargo niña debes saber que estas son las ultimas caravanas si es que deseas llegar a las festividades, ya que el camino es largo y la fecha de inicio es bastante próxima-.

La caravana se acercaba poco a poco al asentamiento llamado Rió Ceniza, en ella Hakak caminaba pausadamente, cuando divisó aquel lugar se quitó su capucha y su pelo desordenado calló sobre sus hombros. -Vaya... ya tengo deseos de hincarle el diente algo caliente- Pensaba mientras se tocaba la panza vacía, estaba hambriento y estaba harto de las raciones de viaje, por lo que el semiorco siempre aprovechaba cualquier oportunidad para darse un buen festín.

Al llegar al asentamiento se despidió de los mercaderes a los que acompañaba con un ademan de su mano, el semiorco estaba acostumbrado a tratar con gente del desierto, pero ahora sentía que estaba en un mundo completamente desconocido para él. Hakak caminó con pasos lentos mientras sus ojos escrutaban el lugar de lado a lado, afianzó la mochila sobre sus hombros mientras iba contando las diferentes razas que habían allí... Elfos, Enanos, Medianos y obviamente Humanos en su gran mayoría, cada quien iba a su bola, parecía que algunos iban en grupos y por lo que le dijeron en la caravana antes de llegar, el ajetreo se debía a que en Casilius se celebraría un gran festival, ahora tendría que llegar hasta allí, pero no tenía ni idea de como ni con quién, claramente necesitaba conseguir un grupo para hacer el trayecto que lo llevaría finalmente a su nuevo destino.

Entonces se detuvo cuando vio a un tipo de rasgos élficos pregonando en medio de la calle.

 Busco alguna caravana que necesite escolta. O un trabajo.

Al acercarse pudo notar que sus ropas le recordaban a las que usaban algunos guerreros del Desierto, así que sin pensárselo demasiado se acercó hasta donde estaba.

-¡Saludos!- Exclamó a la vez que levantaba su brazo desde la distancia y se acercaba poco a poco. -Por lo que veo estás buscando con quien ir hasta Casilius, quizás si somos dos, tengamos mayores posibilidades de encontrar quien requiera de una escolta, ¿no crees?- Indagó cuando finalmente se encontraba frente al que ahora reconocía como un semielfo, un mestizo al igual que el mismo Hakak. -Soy Hakak, por cierto...*Grrrrooooaaarrrr*- Entonces el gruñido de su estómago hambriento le recordó que tenia que comer algo caliente. -Pero lo mejor sería comer algo primero, vamos... te invito una cerveza- Hablaba sin ningún tapujo y con una excesiva confianza en si mismo, no parecía como los brutos semiorcos que normalmente se veían en cualquier parte, es más hasta su apariencia era mas humana que orca, sólo lo delataban sus orejas puntiagudas adornadas con algunas argollas de cobre, el color de su piel que evidenciaba un leve tono verdoso a quien se fijaba con cuidado y de no ser por que llevaba un curioso y desgastado tapabocas que asemejaba la figura de una calavera, los pequeños colmillos que sobresalían de su mandíbula inferior también lo delatarían. Esperó algunos segundos la respuesta de aquel sujeto para después buscar algún sitio donde saciar su hambre.

Atendiendo a las palabras que le daba el posadero, Mishella se mesó la barbilla. Era un gesto que había copiado desde muy niña, imitando a lo que realizaba su padre.

- Muy bien, póngame un té de hierbas. Y si conoce a alguno que vaya en una de esas caravanas señálemelo para dirigirme a hablar con el. Esperaré aquí por las dudas. - Respondió mientras esperaba.

Yergez buscó asiento en una mesa cercana a la de los humanos de tez oscura. Suponía que eran los de la caravana que había mencionado el mozo de cuadra pero antes de entablar conversación con ellos quería entender saber el motivo de la desconfianza de los aventureros sobre estos tipos.

Pidió algo de comer y de beber y mientras disfrutaba de las viandas pegaba la oreja a la conversación aunque las palabras le sonaban extrañas e incomprensibles. Tras un rato evaluando a los viajeros se decidió a presentarse.

- Buenas, me llamo Yergez Piedraverde y me dirijo a Casilius y estoy buscando viajeros que compartan destino. ¿Es posible que ustedes sigan ese mismo camino?

Pronto se enteró de que varias caravanas habían partido ya. Le resultó curioso el otro detalle, el de aquellas carretas con jaulas cubiertas y con aspecto de venir del desierto.

El joven tenía una visión excelente y había captado a varios sujetos que no eran de la zona, preguntando por Casilius y la mayoría entrando en ese lugar, el salmón salado. 

Sentía curiosidad por mirar aquellas carretas cuando entonces un hombre de tez aceitunada se acercó para presentarse, resultando ser un nuevo viajero.

- Saludos Hakak. Yo soy Nathul. En efecto deseo viajar.

No quería ir específicamente a Casilius pero viendo el interés de tanta gente creyó que sería una buena opción. Como había un festival habrían oportunidades esperándole.

- He visto algo interesante, unas carretas que aún permanecen aquí. Quizá sea una caravana rezagada. Podríamos preguntar antes de disfrutar de esa cerveza.

Tal bebida a buen seguro sentaría muy bien a su gaznate. El semielfo se dispuso entonces a esperar por saber si la idea era del agrado de ese también extraño viajero.

-*Grrrrooooouuarrggggg*- El estómago del semiorco volvió a retumbar... -Vale, vale... vamos a preguntar a esa caravana, pero que sea rápido, muero de hambre- Hakak avanzó entonces junto Nathul, esperando encontrar una pronta respuesta, pues deseaba finalmente dedicarse a hincarle el diente a un buen trozo de carne con papas asadas.

- Echemos un vistazo entonces.

Ya estaba decidido y podrían echar un vistazo. Sería cuestión de buscar al encargado de la caravana. Bien podía estar en otra parte pero lo más lógico era buscarle allí entre sus carretas.

un té de hierbas? pregunta con un gesto exagerado de desconcierto el tabernero que mira a los costado, me temo que no tengo ese tipo de bebida añeja señoria, dice con algo de ofuscación, entonces uno de los meseros un joven alto de complexión atlética, da unas palamaditas en el hombro de tabernero: viejo tonto el té no es una de tus bebidas, el algo mas parecido a una infusión. el joven mira a la chica su rostro tiene algunas cicatrices, su cabello ligeramente larga y una barba poblada pero cuidada: mi nombre es alfred y soy el hijo de este viejo, en un momento hago tu pedido a la cocinera, en cuanto a los dueños de la caravanas creo que solo esta Bragel y sus hombres,
son los distinguidos caballeros de tez morena, los otros comerciantes quizá estén en sus carpas, papá no espantes la clientela que esta cantidad de gente no es de todo el año, el joven se aleja a la parte trasera del pabellón y en unos par de minuto reaparece con un jarra de madera con agua caliente y una especie de taza del mismo material con un fondo de yerba buena y té.

el enano busca la manera de quedar lo bastante cerca de los caminantes del desierto como para poder ver sus ademas y quizá inferir si son algún tipo de amenaza, de primera mano logra ver que son gente grande, no solo altos, fornidos y por las marcas en algunas de las partes expuestas de su piel se podría decir que curtidos en batalla, el problema real se presenta al tratar de entender lo que están diciendo, si bien el enano conocía la legua local de la región estos tipos hablaban con palabras completamente descolocadas, su expresiones e incluso su prendas de vestir desencajaban en el entorno tradicional de la región, lo que infieres por sus actitudes es que hay algún tipo de descontento entre los integrantes de la compañía y por la manera como señalan el mapa esta vinculado al viaje.

para cuando decides acercarte, notas la mirada de uno de los miembros del grupo que tiene los ojos clavados en ti, en un hombre alto y musculoso, cabello rapado en lados de la cabeza y una gran trenza que debería llegar hasta su cintura, unos ojos agudos y una nariz ligeramente torcida, su pecho esta descubierto y se alcanza a ver algunos tatuajes y cicatrices; este te sonríe mientras hace un gesto con la mano al resto de su compañía como tratando de calmarlos: -¿pero cuando no los aventureros con sed riqueza y conquista?- pregunta de manera retorica y prosigue: [B-]apuesto a que eres una extraña variedad de enano que sabe leer mentes, tu gente en estas tierras es bastante rara, pero permitame presentarme mi nombre es Bragel y soy comerciante de bestias, y me dirijo a casilius con la esperanza de que me compren unas cuantas para las festividades, así que supongo que compartimos destino ¿verdad?-[/B] pregunta a pesar de que en su semblante parece estar seguro de la respuesta, el hombre le ofrece un puesto en la mesa dela compañía mientras con gesto se despide de sus camaradas que comienzan a alejarse a la salida del pabellón.

-compartimos destino y en cierta medida intereses por lo que percibo, ¿dígame que sabe hacer y cuanto me costarían sus servicios?- pregunta a la primera oportunidad al timpo que estiraba su mano a un baso de alguna bebida.

la pareja de aventureros se acerca a la carretas el olor a sudor y excremento de animal se podia percibir a varios metros, cuando ya casi llegaban de una de las esquinas aparece un hombre con ropas del desierto que sacude la mano con fuerza, fuera de aquí, no curiosos, no comprar, no vender a almurtafaeat

Spoiler (marca el texto para leerlo):

sin duda los comerciantes no se andaban con juegos y en la medida de lo posible preferían mantener los curioso alejados de sus mercancías, el hombre tiene la otra mano en el pomo de su cimitarra, al tiempo que tras de el parecen asomarse otros dos tipos mas, para colmo de males en ese momento del salmon salado salia un grupo de 6 tipos con sus atuendos que no parecen percatarse aun de lo que pasa.