Partida Rol por web

Hakak disfrutó alegremente de la bebida mientras cruzaba un par de palabras con los que serían sus compañeros de viaje, pero había uno que le llamaba particularmente la atención, aquella hembra Elfa llamada Fawn. Durante el tiempo que pasaron conociendose, el semiorco no pudo evitar dedicarle una que otra mirada, se le notaba intrigado y algo ansioso, definitivamente necesitaba preguntarle algo a la menor oportunidad, pero quizás debería ganarse un poco mas su confianza.

Gracias por el consejo... Aunque ninguno de nosotros te lo haya pedido! - Respondió el semiorco en tono burlón al humano que se había acercado a entrometerse, mientras se le quedaba mirando con una mueca que asemejaba una falsa sonrisa en su rostro. Acto seguido levantó la jarra y le dio un largo trago mientras se encaminaba a la salida de la improvisada taberna.

¿Dónde se habrá metido ese enano?....

El clérigo miró fijamente al recién llegado. No le daba buena espina.

- Yo estoy con mis compañeros. Un trato es un trato. Y me gustaría llegar cuanto antes a Casilius.

Vio como el que se hacía llamar Hakak se disponía a salir. Quizá sea hora de descansar un poco. Supongo que saldremos lo antes posible...

El humano asiente a las palabras del semielfo y le responde: ciertamente no es el camino más corto, pero es preferible llegar a su destino a no llegar nunca, además a no ser que seas uno de esos exploradores del desierto que conocen los puntos peligrosos, los asaltantes y los escorpiones gigantes, esas cosas son magnificas y peligrosas, si ese fuera el caso les convendría ir mejor solos. sus palabras aunque orgullosas irradiaban una advertencia.

La respuesta de la elfa fue como una brisa que a penas y agita la hierba: pues la verdad no sabía que esperar de una elfa, es la primera vez que veo una, pero si un esclavista te captura serías una moneda de cambio muy valiosa, creanme el camino rojo puede resultar muy peligroso para unos novatos. el tipo toma un poco de su bebida, y detectando la residencia del grupo se levanta de la mesa y lanza una última advertencia, sólo por que hay un par de chicas lindas les advierto, ese maldito comerciante es esclavista, así que o son la escolta o la mercancía, quien sabe quizá llegan a casilius, quizá no?.

Para ese instante en semíorco estaba parado cerca de uno de los parales de la enorme pabellón y nota como el enano reaparece de entre las personas del campamento, su rostro se muestra arisco como de costumbre, a su andar deja un rastro de humo de su cigarro, finalmente este entra al establecimiento para encontrarse con el resto de los aventureros.

Te mueves por el campamento directamente al bar, evitando espacios solitarios aunque no es algo particularmente difícil a estas horas del día, al ver el pabellón vez como el semíorco esta parado junto a uno de los parales y parece estar atento de tu llegada.

Al ingresar al bar ves a los demás aventureros en la mesa que abandonaste, sólo que en esta no se encuentra el comerciante, en su lugar reconoces al hombre que seguiste a las caballerizas y que ahora parece estar charlando como si nada pasara, sin embargo los otros aventureros no parecen muy contentos con la presencia del humano.

Ese segundo mercader acabó por alejarse de la mesa pero las palabras sonaban con cierta razón y Nathul se mesó la barbilla.

- Esa caravana de fuera, si es la suya, yo también pienso que parece pertenecer a un esclavista. Se pusieron muy nerviosos sus trabajadores cuando Hakak y yo nos acercamos. Son jaulas cubiertas de lona así que para mí todo encaja. De hecho me estaba preguntando todo este tiempo si ese tipo de cargamento estará permitido por los caudillos de este pueblo y Casilius, pero si evita el camino real quizá sea por eso mismo.

"Caudillos" era para él la palabra que se tenía que usar para referirse a "gobernantes" así que la pronunció con normalidad.

- Claro que a menos que el camino real implique pagos de impuestos, podríamos tomarlo nosotros mismos, sin la ayuda de una caravana de mercaderes. Esa gente es muy ambiciosa, transporte lo que transporte. Sea como sea, tendríamos que repensar el acuerdo al que hemos llegado pues puede tratarse de un engaño.

Mishella giró la cabeza a un lado y a otro, buscando a los "inesperados compañeros" que se querían unir para llegar a la joya del desierto.

- Yo quiero llegar cuanto antes y no perderme el festival. Después de todo, para eso estamos aquí. ¿Qué opináis vosotros? Desde mi punto de vista, todos juntos podríamos formar un grupo bastante aguerrido, sigamos el camino que sigamos. Por lo que a mi respecta poco o nada conozco los caminos que pueden llegar a la perla del desierto, pero lo que si se es que me gustaría que estuviésemos todos juntos. Sobre todo por la seguridad que dar ir en un grupo tan numeroso y compuesto, a mi entender, de gente que sabe defenderse. - Terminó de decir.

La arquera, sonrió levemente y decidió esperar a ver que decidían la mayoría del grupo pues ella prefería estar, como había dicho, con el mayor número de personas posibles.

El enano volvió a sentarse en la mesa en la que estaban con rostro serio y mirando con desconfianza al tipo que había estado cuchicheando. Pidió una jarra de la mejor cerveza que tuvieran y esperó bebiendo tranquilamente a que el tipo se marchara.

- Ya os han dicho que Bragel es esclavista, ¿verdad? - Dijo dirigiéndose al resto del grupo. - Todo parece indicar que es así, sí, pero hay algo más detrás de ese tipo que acaba de marcharse. No creo que su intención sea advertirnos si no que espera un beneficio propio.

Hablaba en tono desganado. No le agradaba en ningún caso colaborar con un esclavista pero tampoco le gustaba que le dijeran lo que tenía que hacer y tenía la sensación de que estaban juzgando a Bragel sin tener pruebas alguna.

- Yo creo que es mejor acompañar a Bragel. - Sentenció el enano expirando una nube de humo de lo poco que quedaba del puro.

Quiero saber que demonios traman esos tipos que vi cuchicheando, de seguro nada bueno, aunque luego están lo otros...

Miró hacia alrededor intentando localizar a los matones que le habían estado siguiendo.

El enano entra en la taberna y tomas asiento en la mesa junto a los demás, el sugeto que hasta hace un momento les estaba haciendo advertencias ya se estaba largando de la mesa, mas de uno le lanzaba una mirada uraña e incluso se resistieron a decirle algo mas, quizá por prudencia u obstinación.

Algunos de los aventureros siguieron con la mirada el destino de aquel hombre, este se dirige a una mesa cercana donde algunos los presentes parecen celebrar el intento de coqueteo con la elfa, a pesar de su rotundo fracaso, sin embargo la conversación interesante se estaba presentando frente a los aventureros, sin duda alguna la sospecha de acompañar a un traficante de esclavos por el camino rojo era algo lo bastante serio como para ponerse a la defensiva respecto al trato que acababan de sellar, el semielfo comparte sus opiniones respecto a la que presuntamente era la caravana del caminante del desierto, a lo que mishella enfatiza en la prioridad de llegar a casilius y lo valioso que podría resultar un grupo para garantizar la seguridad de la compañía.

el enano que se mantenía mirando en dirección al exterior del bar advierte que sus camaradas al parecer comparten información de que aquel hombre que se presento como Brelgar quizá no era lo que parecía, sin embargo resalta que quizá tanta generosidad por parte del informante podría esconder siniestros intereses, el resto de los héroes se mantenía en silencio casi como si esperancen que el mal sabor de boca de esta situación se disipara con la comida y la cerveza

al sentarte junto a los otros aventureros el enano siente algo de seguridad, los tipos entran la bar tras de el pero al ver que toma asiento cruzan miradas como esperando que el uno le dijera al otro que hacer, rascan sus nudillos en un gesto nervioso y con un ademan toman asiento en una mesa cercana, los tipos llaman al camarero y piden un trago de cerveza y un poco de carne magra.

El enano trata de parecer natural hablando con sus camaradas, pero sabe que algo no anda bien con esos tipos, están a menos de 3 metros y su presencia lo incomoda de sobremanera, con todo el disimulo que el es posible yergez les mira de manera fugaz pero estos no parece ni siquiera que están hablando entre ellos.

La elfa se entretuvo un instante en su comida, de seguro la cocinera del lugar ha debido mentar la madre al ponerla a rebuscar verduras e improvisar un plato sin absolutamente nada de carne, por lo que Fawn se regodeo con su plato y escuchó atenta lo que dijeron sus compañeros, alzó una ceja al escuchar al enano y carraspeó ante la idea de la esclavitud. 

Había desestimado los intentos del humano de conquista? de intentar asustarla? pero con la observación del enano tomó en serio esa idea. Apuró un trago para aclarar la garganta. Estoy de acuerdo con maese Yerges. Algo que me ha enseñado el camino es que no se puede confiar en nadie, pero tampoco se puede tomar tan en serio a todos los que vienen hablando. Quizás hayan roces entre nuestro actual jefe y esos hombres, señalando con la mirada al humano. Quizás solo quieran dañar su negocio, quizás no.  Mando un nuevo sorbo y aguantó la cerveza en la boca levemente lo mismo que las palabras.

Sin embargo, soy de las que piensan que las cosas hay que hacerlas de frente y directo, voy a preguntar a Bregal si es un esclavista, si lo que lleva son esclavos, a mi no me interesa para nada ese negocio, pero si no se mete conmigo, no seré yo quien se ponga a cuestionar que hace o no. Se recostó en la silla como cansada, al fin y al cabo aunque se consideraba una buena persona a la final no era ninguna paladina y si la justicia del lugar no detenía a los esclavistas, ¿porque una extranjera como ella se iba a atrever a revolver las cosas?  Esta claro que debemos viajar en grupo, pero no conozco ni una pizca el desierto, puedo guiar una parte del camino real, pero no deja de ser un mes de viaje, así que no es una buena opción. Si Bregal no esta en planes de esclavismo no tengo ningún problema en acompañarlo, si lo esta, ehhhh pues mejor cuidarnos las espaldas, vayamos o no con él, ese camino no deja de ser peligroso, él si lo conoce y mejor tenerlo de nuestro lado.

Pues ya es tarde, si esta por allí le preguntaré, si no, por ahora buscaré donde acampar, las monedas no crecen en árboles y el camino será largo. Concluyendo su intervención y sin mayor cosa que decir sobre el tema se levanta, paga la comida y la bebida que prometió.

Todo el asunto comenzaba a fastidiar a Nathul el cual se había marchado de casa para no aguantar más de esa porquería. Se había imaginado que trabajar de escolta sería una buena solución, en realidad era un cambio completo de bando. Pasaba de ser asaltante a ser protector.

- Muy interesante, pero queréis uniros a un esclavista sin saber el tipo de mercancía que tiene. Me aventuro a decir que mujeres e incluso posiblemente niñas. O no, pero nunca lo sabremos si ignoramos el asunto. Hay que investigarlo porque no debemos de llevarnos una sorpresa a mitad de camino. Así que yo digo que alguien mire bajo una de esas lonas.

Estaba a disgusto porque parecía que la miseria se extendía por todo el desierto. Eso era una razón más para tratar de viajar todo lo que pudiera hacia el norte, hacia tierras más tranquilas. Allí valorarían a un hombre fuerte como él. Además estaba pensando si los elfos le aceptarían pero no tenía ni la más remota idea de cómo trataban a sus mestizos. ¿Mejor o peor que los humanos?

- ¿Alguien se ve capaz de sacar un poco más de información?

Siempre podían ir a enfrentarlo y decirle que les enseñara el contenido de sus carros pero algo le decía que podría arruinar el trabajo.

No le gustaban las palabras que iba soltando por la boca el bárbaro del inesperado grupo, el tal Nathul. No por sus formas, que también, sino la idea de encontrar mujeres y niñas. - Siempre mujeres y niñas, ¿Qué se han creído estos malditos esclavistas? - Pensó interiormente Mishella.

- Créeme que no iré con quién trafique con mujeres y niñas. - Sentenció con cara de enfado, al no aprobar esas prácticas contra su propio sexo.

Al momento, la joven arquera miró a sus compañeros y revisó a los mismos, parándose en el enano que tenía bastante pinta de ser el idóneo para realizar el cometido de verificar la "carga" que había bajo las lonas.

- Yergez, por tu atuendo y tu tamaño puedes que seas el más indicado para echar un vistazo bajo esas lonas sin ser visto. Con gusto podría cubrirte, a no ser que otro  tenga mejores habilidades para dicho fin. - Preguntó al enano.

- No soporto a los esclavistas. Creo que habría que echar un vistazo para quedarnos tranquilo.

Niebo había estado en silencio observando a sus compañeros. Malditos esclavistas. Cada vez que escuchaba hablar de ellos se le revolvían las tripas. Aún recuerda como su mentor le dijo que un grupo de esos indeseables atacaron su casa cuando aún era un niño.

Se puso en pie para dirigirse a la puerta. 

- Creo que voy a la posada del poblado a descansar un poco. Pero antes echaré un vistazo bajo unas lonas. Si alguien quiere acompañarme, es bienvenido.

El enano escuchaba las respuestas del resto de aventureros sin quitar la vista de la jarra de cerveza que tenía frente a sí pero prestando mucha atención a las palabras. Finalmente tras escuchar a todos se rascó la cabeza y apuró lo que quedaba del contenido de la jarra.

- Pues a mí me parece que lo más sabio es lo que ha dicho la... - se contuvo un momento sin sabes muy bien cómo seguir, su mente gritaba orejas puntiagudas, su lengua se atrevería con elfa pero, tratando de ser educado hacía memoria para recordar el nombre que había usado hace un rato - ...  la señorita ... ¿Fium?

Omitió el comentario de Mishella sobre meterse debajo de las lonas. No sabía si lo decía porque sabía a qué se dedicaba u otro motivo pero tenía claro que no quería revelarse en este momento como alguien con habilidades de subterfugio.

- Si vamos escoltarle es mejor preguntarle de frente y que nos diga cuál es su mercancía. No está de más tomar precauciones sobre cualquier empleador pero registrar la mercancia me parece excesivo. Además, con la reputación que tiene no creo que se ofenda por la pregunta.

Para cuando el semiorco volvió de la entrada del pabellón ya tenía aquel peculiar tapabocas que cubría parte de su rostro. En silencio escuchaba las opiniones del grupo mientras aseguraba las correas de su mochila y se abrochaba el cubretodo. -Opino lo mismo- Agregó ante las palabras del enano -Esos tipos del desierto no son muy amistosos que digamos y vigilan celosamente su mercancía de intrusos... Así que mejor preguntarle de frente, para eso nos ha contratado.-.

Finalmente se levantó ya con la mochila sobre sus hombros y la lanza asegurada en su espalda. Dió un par de pasos mientras rebuscaba en la pequeño bolsa que tenía cargada en el cinto para después girarse hacia los demás. -Podemos preguntarle ahora o hacerlo al amanecer, como ustedes prefieran... Pero esta noche quisiera dormir en una buena cama, ¿quienes van conmigo a la posada?-

Fawn estaba a punto de partir cuando escuchó los últimos pensamientos de algunos de sus compañeros, mientras pensaba que hacer se podía ver como respingaba la nariz y tras dudarlo un poco se decidió.

Hizo una venía para que todos se acercaran y poder hablar bajito y casi susurrando explicó:

Esta claro que lo mejor es viajar en grupo, que el desierto es la vía más rápida y que después de lo que dijo ese hombre no confiamos en el mercader, pero si descubren a alguien revisando las lonas se nos viene un problema a todos porque, nuestra charla no ha pasado desapercibida- hizo una pequeña mueca señalando  el sitio y que no se trata para nada de un lugar privado- Voy ya mismo a preguntarle al mercader, si vienen conmigo, genial, si no, les voy a pedir un favor y es que nos reunamos en media hora en la plaza del pueblo para que les cuente la respuesta. En caso de que no llegue a la reunión significa que soy parte de la mercancía -soltó una risita como si eso fuera posible, ella se tenía en bastante estima para dejarse agarrar- Si el hombre es un esclavista, nos toca buscar una persona que por lo menos haya visitado el desierto, lo conozca y preparar el viaje, no cuento con mucho dinero pero podemos intentarlo. ¿les parece?  

Decidida, les dejó la inquietud al grupo, tomó sus pertenencias y salió de la tienda a buscar a Bregal. 

La realidad estaba demostrando ser muy tozuda. La única vía rápida de salir de allí era junto a un malnacido o eso es lo que parecía. Quizá estuviera equivocado así que el bárbaro se levantó.

- Voy con la elfa. Sería mejor que fuéramos todos juntos para imponer más.

El número era importante o así lo creía el luchador, que había pasado años guerreando pero nunca sólo salvo en los muchos retos a los que fue sometido y de los que salió airoso.

- Veamos qué nos dice, Fawn. Vayamos preparados pues podríamos acabar parlamentando con las espadas.

Hizo una señal a las otras personas esperando que se les unieran.

Hakak siguió a el semielfo y a la hembra Elfa, ya había dejado en claro su posición y pensaba respaldar a sus nuevos compañeros al confrontar a Bregal, aún albergaba la esperanza de que no fuera un maldito esclavista y así partir temprano hacia Casilius.

- De acuerdo. Iré con vosotros. Preguntémosle al mercader. 

El clérigo se dirigió con los tres compañeros fuera del recinto.