Partida Rol por web

El lamento de los Primeros

Capítulo 4. - Revelaciones

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16/05/2020, 20:34
Samuel

Otro día larguísimo llegaba a su fin. Extenuante. Duro. Agotador. Se encaminó hacia su casa, la armadura todavía puesta, la bisarma en el cuartel, el informe redactado, la sangre y la pintura reseca sobre la coraza. El gesto cansado y su caminar un poco más vago que durante el día.

Al llegar, la recibieron los sirvientes. No era tarde, de modo que la ayudaron a quitarse la armadura, la llevaron a darle lustre y le prepararon un baño. Samuel apareció en la habitación justo cuando ella terminaba de desnudarse, antes de meterse en el agua caliente y perfumada. La sirvienta se evaporó en un pestañeo, dejando solos a sus amos.

Su marido presentaba un aspecto impecable, pero la mirada asustada debajo de toda su fachada imperturbable.

-¿Qué ha pasado, Tassabra?

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16/05/2020, 20:35
Narrador

Ekarion se dirigió a la Torre, esperando encontrar a Kalingar todavía en su estudio enfrascado en alguna investigación o alguna idea de última hora. Quería ver a Alea, pero sabía que no le permitirían verla a esas horas y que debía esperar hasta mañana. La gran injusticia que sentía provocaba ira en el dragón, su sangre latía con fuerza en sus venas y aunque sabía que era peligroso dejarse arrastrar por las pasiones de su maldición, muchas veces deseaba rasgar el velo que lo separaba de lo racional para reducir a cenizas aquella capital.

Sus nobles, daba igual que fueran humanos o no, solo se respetaban a sí mismos. Había salvado la vida a tres de cuatro personas que habían cometido vilezas por las que quedarían impunes y tamaña hipocresía solo le causaba más y más odio.

Kalingar estaba donde Ekarion esperaba encontrarle, con la cabeza hundida en un libro mientras anotaba furiosamente algunos cálculos. Ni siquiera le oyó llegar.

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16/05/2020, 20:45
Tassabra

Tassabra suspiró sonoramente y se hundió bajo el agua. Cerró los ojos con fuerza, debajo del agua, y se llevó las manos a la cara para lanzar un único sollozo que envió una docena de burbujas a la superficie. Emergió del agua sólo cuando se quedó sin aire, con el cuello hacia atrás para que no se le apelmazara en la cara. Se limpió el agua y las lágrimas de la cara. Afortunadamente, eran indistinguibles.

—No sé por dónde empezar, salvo por un lo siento —dijo sin poder mirarle a los ojos.

Las lágrimas empezaron a agolpársele en los ojos y se mordió con fuerza el labio inferior para impedir que salieran.

—Sabía que estaba viendo a Angelo. Fuera de las clases, quiero decir —reveló la Cazadora Imperial—. Si le hubiera prohibido quedarse con él, si le hubiera insistido en que volviera a casa después de las lecciones...

Volvió a suspirar.

—Lo siento, Samuel —dijo, ahora sí, mirándole a los ojos—. Pensé que estaba actuando bien, que estaba dejando que tomara sus propias decisiones y cometiera sus propios errores. Es lo que me hubiera gustado que hicieran conmigo, pero ella no es como yo. Es una jovencita brillante y sensible, no la bruta que puede partirle la cara a un hombre más grande que ella. Le he puesto en un peligro aterrador. Podría haber muerto.

»Ahora lo veo con claridad: debería habértelo dicho a ti para que tomaras las medidas que consideraras oportunas. Tú eres su padre. Me he equivocado.

Meneó la cabeza y repitió:

—Lo siento.

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16/05/2020, 21:33
Samuel

Samuel tensó la mandíbula, contemplando las lágrimas de Tassabra con un nudo en la garganta. Se aproximó a ella despacio, como si hubiera olvidado qué hacer o cómo tratar con su mujer. Puso las manos en el borde de la bañera, se arrodilló y contempló a la Cazadora mientras ella derramaba su llanto.

-Martha está bien -dijo muy despacio-. Y gracias a la Triada, tú estabas allí para salvarla. Eso es en lo único que puedo pensar ahora mismo, Tassa. En eso y en que llevo toda la tarde esperando tu regreso. En que te podía haber pasado algo también a ti. Eres fuerte, pero no inmortal.

Tardó un poco, pero al final, alargó la mano para apartarle algunos mechones de la cara y acariciarle la cara. Sus dedos estaba calientes en contraste con el agua de la bañera, el toque de Samuel envió una oleada de calma por todo el cuerpo de Tassabra. Su simple toque generó una sensación de bienstar muy intensa. Él también debió sentir lo mismo, porque suspiro muy hondo, los ojos brillantes, esforzándose por no perder el control.

-No podría soportar que te sucediera algo... Martha está viva. Tú estás viva. Eso es todo lo que importa.

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16/05/2020, 22:06
Tassabra

Tassabra sintió el alivio recorriéndole el cuerpo al comprobar que Samuel no estaba enojado con ella. Volvió a suspirar por enésima vez y enlazó sus brazos mojados por detrás del cuello de Samuel para abrazarlo.

—No han estado ni tan siquiera cerca de tenerme, cariño —dijo cuando se separaron, para tranquilizarlo, pero lo creía de todas formas.

Las peleas habían sido bastante limpias, no había tenido miedo ni siquiera cuando había estado espalda con espalda con Minvant, atrapadas en el interior del demiplano de un cuadro encantado, rodeadas por engendros de pesadilla. Pero así era ella, nunca tenía miedo. Al menos no por ella misma.

—Pero Martha... hemos tenido suerte. He llegado justo a tiempo, un momento más y... —torció el gesto. No era muy buena tranquilizando a la gente, después de todo—. ¿Cómo está ella? ¿Has podido verla? ¿Y cómo estás tú? ¿Cómo has llevado... todo esto?

»No he dejado de pensar en ti. En vosotros. Todo el día. Me hubiera gustado estar a vuestro lado, pero no he podido —dijo cerrando los ojos y apretando su frente contra la de él—. Voy a meter al hijo de puta responsable de todo esto entre rejas, te lo juro. Eso si no lo mato antes con mis propias manos.

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16/05/2020, 22:43
Samuel

Samuel de devolvió el abrazo cuando las manos de Tassabra se aferraron a él. Su marido la rodeó también sus brazos, hundió la cara en su cuello y los dedos en su espalda, apretándola con mucha fuerza, aunque, por supuesto, no tanta como ella podía llegar a emplear.

-Me avisaron de lo ocurrido y fui a buscarla. Estaba... destrozada. Se encuentra bien físicamente, los sanadores de la Torre me dijeron que estaba en perfectas condiciones. Pero ella no está bien. Alexander ha estado con ella todo el tiempo, le hemos dado algo para que duerma...

Cerró los ojos cuando Tassabra apoyó su frente sobre la de él.

-No lo mates. Quiero hacerlo yo con mis propias manos. Tassabra... -se le quebró la voz y la cogió por los brazos lo bastante fuerte como para clavarle los dedos y se estremeció-. ¿Qué ha pasado? Martha solo hablaba de... tentáculos y criaturas gigantes. ¿En qué estaba metido Angelo? He tratado con él, era un buen profesor, Martha lo... admira... lo admiraba. Está enamorada de él. Tassabra, si algo te sucediese a ti...

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16/05/2020, 23:00
Tassabra

Era un asunto demasiado complicado como para hablar de ello a aquellas horas, con todos tan cansados y los nervios a flor de piel.

No estaba metido en nada sórdido —dijo Tassabra tras meditar su respuesta unos instantes—. Parece un asunto de orgullo. Fama. Poder. Dinero. Reputación. Todo lo que encumbra a los hombres, y los hace hundirse también en la miseria.

Tassabra se separó de Samuel y apoyó la nuca en el borde de la bañera.

—Mañana iremos a por él —dijo, y tras una pausa giró su rostro hacia el de su marido—. Odio la magia. Toda la magia. El mundo sería un lugar mejor si no existieran los lanzadores de conjuros, si todo se dirimiera en quién es más fuerte, o quien blande mejor el acero. Todo sería más sencillo sin magia, sin dioses, sin dragones, sin monstruos. Sólo hombres sencillos y vidas sencillas.

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17/05/2020, 16:31
Ekarion

Estaba agotado tras uno de los días más intensos desde que llegase a Akraleuka, se sentía sucio tanto física como moralmente, una vez más había quedado en claro que era una herramienta en manos de los poderosos. En el camino hacia la torre luchó por controlar su ira, enfriando las ardientes imágenes que su sangre creaba al alimentarse de las injusticias vividas con la fría lógica que su primer maestro le había enseñado. Tenía un objetivo, debía restaurar a los dragones de antaño y sólo podría lograrlo si mantenía a raya sus instintos y su furia, tenía que controlar y revertir la maldición de su sangre, purificar el poder caótico de la misma y ordenarlo para acceder a la fuente. Una vez que entendiera cómo hacerlo podría educar a otros, mientras tanto sólo podía esperar y resistir, y preparar el escenario para la migración de los dragones.

Akraleuka era un nido de serpientes, y para sobrevivir entre ellas había tenido que aceptar un lugar entre ellas, sabía que habría días como el vivido, lo había sabido desde que los capturasen hacía cinco años. Aún así injusticias como la vivida por Lemaître y su hija lo afectaban y en parte sabía que era bueno que lo hicieran, el día que dejara de importarle habría perdido la guerra. Se centró en los hechos, teniendo razón o no para hacerlo lo cierto era que el método de venganza elegido por Lemaître ponía en peligro a mucha más gente que a sus víctimas, y Martha era la prueba de ello. Había que detenerlo, pero para ello necesitaban saber a quien se enfrentaban y seguramente en la Torre podrían saber más de él que en cualquier otro lugar de Akraleuka.

Entrar al estudio y encontrar la cana cabeza de Kalingar inclinada sobre un libro le trajo una sonrisa y, en cierta forma, mejoró su día. Volver a lo familiar, al aroma de los libros y los ingredientes, a las excentricidades de su maestro y a sus propios diarios y experimentos. En cierto modo lamentaba tener que interrumpir a Kalingar, pero si quería tener tiempo de prepararse debía hacerlo. 

- Maestro - dijo en un volumen que sabía que no lo sobresaltaría, pero que llamaría su atención - Necesito hacerle unas preguntas acerca del Magistrado Ignatius Lemaître, creemos que es el responsable por los ataques con cuadros.

- Descubrimos que está ejecutando una venganza contra los que considera como responsables del suicidio de su hija hace varios años, el primer cuadro dejó salir unos constructos y el último transportaba a quien lo tocase a una dimensión paralela con demonios y constructos. No se que harían los otros dos cuadros ¿Pudieron descubrirlo?

- Como sea, sus métodos ponen en peligro a inocentes y debemos detenerlo, y para eso necesito saber sobre él todo lo que tu, y otros magos de la torre puedan contarme. Si algo me queda claro es que no podemos enfrentarlo en su guarida, tenemos que atraerlo a nuestro terreno. Sus cuadros son extremadamente peligrosos.

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20/05/2020, 11:45
Samuel

Samuel escuchó a Tassabra y se quedó en silencio un momento, arremolinando el agua de la superficie entre los dedos mientras miraba a su mujer con atención. Finalmente hundió la mano para tocar la piel de la cintura de la Cazadora, observándola como solo podía hacerlo él, los ojos brillantes de amor y anhelo. Quería comprobar que ella estaba allí, que estaba dándose un baño y se quitaba los restos de sangre y pintura de lo que para ella solo era una jornada más en el trabjao.

-Todo eso son ingrendientes de más en el mismo pastel -comentó al final-. Sin magia, sin dragones o sin dioses, la ambición y el poder seguirían existiendo. Y los monstruos también. Tassa, nuestros hijos no tienen que encontrarse con ellos. Nuestro deber es protegerlos de todo eso. Podemos dejar que se equivoquen, que aprendan de sus errores, que experimenten... Pero debemos alejarlos de los monstruos y de las ambiciones peligrosas.

No dijo nada más, pero siguió acariciándola por debajo del agua, la cintura, la cadera, el muslo, la rodilla, hasta el pie. Samuel tenía el brazo dentro del agua hasta el codo y se estaba mojando la camisa, el vapor de la bañera empañaba su piel de sudor. Volvió a llevar mano hacia arriba, la rodilla, el muslo, la cadera, la cintura, el pecho, el cuello y finalmente la boca de Tassabra, una caricia a sus labios. Luego se inclinó por encima del borde para poder besarla en profundidad.

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20/05/2020, 14:16
Kalingar

Kalingar levantó la mirada de lo que estaba haciendo para observar a Ekarion y escuchó sus preguntas no sin sorpresa en el rostro.

-¿Lemaitre, dices? ¿El responsable de los cuadros? -por un momento a Ekarion le pareció que su maestro no sabía de lo que le estaba hablando, que podía ser, pero no, simplemente el mago parecía sorprendido-. No le conozco mucho, pero puedes hablar con el maestro Feingnángr, sé que los dos han trabajando juntos muchas veces. ¿La hija de Lemaitre?

El anciano se levantó del asiento, se dio cuenta de que era de noche y encendió unos fuegos fatuos mientras tocaba la campanilla para que los sirvientes le trajeran algo de cenar. Le ofreció un asiento al dragón.

-Su hija era mestiza. Medio humana, medio althermir. Lemaitre estuvo destinado en Elhoim, en la Torre de la Espiral Esmeralda, hace varios años para estudiar las fluctuaciones mágicas de la frontera con Asyllon. Creo que tú estuviste en esa zona antes de volver a la capital, ¿cierto? Él estuvo mucho antes, cuando comenzó la plaga. ¿Qué venías a preguntarme, exactamente? Ah, los cuadros. No los he visto, pero me han comentado que en ambos casos eran trampas mágicas que convocaban las bestias dibujadas. Una técnica impresionante, debo añadir. Lemaitre es un maestro de la escuela de conjuración, uno de los mejores. Como nuestra Magistrada Emperatriz, Nindra, es capaz de traer bestias de otros planos. A eso se dedicaba con Feingnángr y eso fue a buscar a Asyllon.

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20/05/2020, 20:08
Ekarion

Ekarion sonrió y meneó la cabeza ante la mención del Magistrado de Jorunnarstadir, y esperó a que su maestro terminara de hablar - Todo comienza a cerrar, en cierto modo, el Magistrado Feignágnar fue nuestro primer sospechoso antes de que rescatáramos a Lord Walfried de uno de los cuadros. Él nos dió un motivo de venganza más sólido que un desacuerdo artístico... - pareció pensar un segundo - Claro que hay personas que matarían por menos que una reputación dañada.

- Por lo que dio a entender Lord Getwright hubo algo entre el Magistrado Feignágnar y Lady Springwater, y cuando fuimos a su mansión vimos como dos elementales de aire atacaban al mensajero que debía entregar la pintura. En un principio pensé que el Magistrado se había arrepentido de intentar asesinar a la dama, y de paso se desharía del mensajero, pero ahora creo posible que Feignágnar se enterase de los planes de Lemaître y decidiera proteger a Lady Springwater a toda costa. - se mesó la barbilla y caminó por el estudio dándole vueltas a sus ideas. - El método de protección me dice que el Magistrado sabía que el medio de ataque sería un cuadro entregado, quizá lo supo tras el reporte de lo ocurrido en la mansión de Frescobaldi. El hecho de que no haya protegido a Lord Getwright y a Lord Walfried puede significar que aprueba la venganza de Lemaître, o quiza no llegó a tiempo de hacerlo. Las órdenes que tenian los elementales eran específicas, matar al mensajero.

Había ido tomando notas a medida que hablaba, y revisó el diagrama que había armado. Tenía dos posibilidades, hablar con el Magistrado o hablar con Lady Springwater. - Podría solicitar una audiencia con el Magistrado Feignágnar, pero si me equivoco y está metido en la conspiración puede hacerme desaparecer sin dejar rastros. Dudo que acceda a ser citado al cuartel, lo más probable es que de largas al asunto y termine cerrándose en banda. ¿Puedo pedirte que lo cites en mi nombre, para hablar acerca de los cuadros, y estar presente para evitar accidentes? ¿O eso sería una ofensa para él? No ahora desde ya, mañana por la mañana luego del desayuno.

Notas de juego

Si Kalingar accede a lo del reunirse los dos con Feignágnar bien, si no Ekarion solicitará que lo reciba al día siguiente.

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22/05/2020, 21:28
Tassabra

—No estoy segura de eso. No podemos protegerles de todo, en todo momento —replicó Tassabra—. Lo que ha pasado hoy me hace pensar que quizá no debamos protegerles, sino hacerles más fuertes. Porque, inevitablemente, deberán...

Las caricias de su marido terminaron por deshacer su cuerpo después de un día tan duro. Le devolvió el beso, le acarició los caballos y le dijo dulcemente:

—Mañana, ¿vale? Hoy estoy demasiado cansada par concentrarme, y menos aún para corresponderte.

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22/06/2020, 18:38
Narrador

La mañana siguiente encontró a Tassabra tirada en su cama, con dolor por todo el cuerpo. Ni siquiera había recibido golpes, ni un solo rasguño a lo largo del día, la armadura completa la había protegido buena parte. Pero enfrentarse a cosas mágicas, patearse toda la ciudad para acabar en un plano ajeno peleando con criaturas hechas de pintura, además luchar contra sus propios compañeros -no quería pensar en los desperfectos causados por Ruru- y padecer por su hijastra, la habían agotado física y anímicamente.

Hubo un momento de paz, ese instante justo antes de despertar, en el que todo estaba bien. Duró poco, lo que tardó en empezar a recordar todo lo ocurrido. Pulpos gigantes. Martha siendo estrujada entre los tentáculos de aquellas aberraciones. Tenía el olor de la pintura metido en las fosas nasales, lo que le provocó un fuerte dolor de cabeza. Después, la mansión del Getwright y el desastre del druida. Para rematar, un maldito ladronzuelo de tres al cuarto haciéndoles perder el tiempo y, al final, una visita a un plano mágico al otro lado de un cuadro.

Se levantó, el pelo enmarañado, los músculos cansados y la amarga necesidad de unas vacaciones lejos de todo aquello. Samuel no estaba en la cama, su lado frío le provocó un estremecimiento. Se vistió, ayudada por la sirvienta, poniéndose la armadura antes de bajar a desayunar. Allí solo estaba su hijo. comiendo de un bol. La miró de reojó y tragó a toda prisa, levantándose de la mesa.

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22/06/2020, 18:51
Alexandar

-Buenos días, madre. ¿Qué tal estás? -le apartó la silla para que pudiera sentarse a comer-. Samuel está con Martha, hoy no va a trabajar, quiere estar con ella. Yo vengo de hablar con el capitán. Le he pedido... -perdió fuelle cuando Tassabra lo miró fijamente, pero se cuadró y se enfrentó a su madre-. Le he pedido permido para que me deje ir contigo a capturar al malechor que ha estado causando problemas en el barrio de los artistas y me lo ha concedido.

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29/06/2020, 21:34
Tassabra

Tassabra frunció el ceño, cogió aire y abrió la boca para contestar. Aquello era una majadería: el capitán de la guardia no tenía autoridad para dar una orden semejante a un Cazador Imperial. Lo sabía, pues había sentido la astilla clavada en sus propias carnes. Ese sentimiento le hizo dudar un instante, y considerar por qué su hijo había hecho tal petición.

Entonces la obviedad cayó sobre ella, como una losa.

Había oído hablar de cómo su hermanastra había estado a punto de morir. Eran una familia, y Alexandar quería protegerla del mismo modo que ella intentaba protegerlos a todos. Una punzada de orgullo la estremeció.

—No has hecho ninguna pregunta oficial, así que no tengo por qué darte una respuesta oficiosa—observó Tassabra.

Soltó un hondo suspiro. No estaba segura de haber dicho lo que quería decir.

—Lo que quiero decir es que —dijo, y por un momento la emoción estranguló sus palabras, que después de la pausa fueron apenas un hilo de voz—, estoy muy orgullosa de ti. No pondré trabas al respecto, ni como Cazadora, ni como madre.

Ella, a su edad, habría podido dar una opinión semejante, pero la habría expresado en unos términos más asertivos, por no decir hirientes. Alexandar tenía su fuego, pero también una templanza y un respeto por la familia que le había ahorrado muchos problemas, no solo a ella, sino a toda la casa Borvaldur.

Se preguntaba de dónde había aprendido aquello. No creía que fuera de ella.

Le dio un beso fugaz en la frente antes de preguntarle:

—¿Sabes a qué nos estamos enfrentando?

 

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30/06/2020, 12:53
Alexandar

-¿Eso es un sí? -dudó el muchacho, en voz baja.

Aún así, Alexandar apretó los puños y siguió mirando a su madre con el brillo de la determinación ojos.

-A monstruos -respondió con firmeza y seguridad-. Hemos oído las cosas que han pasado. Seguro que la mitad son mentira, como lo de que te enfrentaste a un mono de fuego gigante... No me lo creo. Y no me importa, estoy preparado. Quiero ir contigo. Quiero... -cogió aire y exhaló con fuerza-... quiero ayudarte. No quiero que le pase nada malo a alguien como... a nadie, madre. No quiero que le pase nada malo a nadie. El capitán me ha concecido permiso para acompañarte. No me lo impidas. Por favor.

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28/07/2020, 10:09
Tassabra

Tassabra frunció el ceño.

—Ya te he dicho que sí. No te pongas a gimotear o todavía cambiaré de opinión —gruñó la Cazadora—. Vendrás con nosotros, pero tendrás que mantener el ritmo y cuidar de ti mismo en combate. ¿Me he expresado con claridad?

No se lo creía ni ella. Cuidaría de él en combate más aún que de un compañero o guardia a su cargo, pero eran las palabras que tenía que pronunciar.

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03/08/2020, 19:10
Alexandar

-Sí, por supuesto, madre. Digo, capitana. Digo... Sí, señora -acertó a decir Alexandar, nervioso por no gimotear y por estar a la altura, cuadrándose ante Tassabra. Después se sentó a la mesa a terminar de desayunar con ella, tenía su espada preparada y la armadura ceñida. Se lo veía nervioso, pero decidido.

Cuando acabaron, los sirvientes recogieron la mesa y madre e hijo se dirigieron al cuartel.

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03/08/2020, 19:13
Narrador

Al día siguiente, todos se reunieron en el cuartel, en el mismo lugar en el que se habían despedido la noche anterior tras un día infernal de investigación, crímenes y pintura. Cada vez que respiraban, seguían captando ese olor a pintura y disolvente que los había acompañado durante buena parte del día, un aroma que sería difícil de olvidar y que se había grabado en el cerebro, provocando un fuerte dolor de cabeza.

Tassabra llegó acompañada por un soldado de la guardia, un joven moreno que debía tener menos de veinte años, armado con una espada y un escudo y armadura de cuero ordinaria, como todos los demás soldados. Que estuviera tan cerca de la Cazadora daba la impresión de que el muchacho era más importante que cualquiera. La Cazadora iba ataviada con su impresionante armadura, lustrada hasta cierto punto por los sirvientes, que habían hecho todo lo posible por quitar pintura de cada recoveco, aunque todavía quedaba alguna que otra macha en lugares difíciles.

Ruru llegó casi al mismo tiempo que la ex-capitana, a lomos de Señor Pinckles, balanceándose de un lado a otro mientras la osa caminaba. El dragón llegó solo, unos minutos más tarde, para informar de algo importante. Había conseguido una audiencia con el magistrado Feignágnar en la Torre de la Espiral Negra para esa misma mañana.

Notas de juego

Decicid vuestro curso de acción. Si necesitáis algún reminder, preguntadme lo que queráis.

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06/08/2020, 13:59
Ekarion

El dragón se retiró a descansar tras preparar los conjuros para el día siguiente, haciendo algunas modificaciones a la lista sin olvidar preparar los materiales para los tatuajes. Por primera vez en años sus sueños fueron vívidos, los sucesos del día anterior habían sido intensos y él se había habituado a la rutina de la torre y de Akraleuka. Pulpos y mujeres desnudas se mezclaron con demonios pintados y nobles demoníacos, osos enanos montados sobre una mujer con un vestido de gala hecho de metal, y por encima un par de manos tirando de los hilos, y un siniestropar de ojos apenas insinuados.

Los sueños limpiaron su mente, se llevaron los recuerdos a sus respectivos compartimientos para ser analizados luego, u olvidados. Eligió de todos el único momento de paz del día para sosegarse, la señorita Frescobaldi pintando con su cuerpo, libre de ataduras e inhibiciones, y con ese momento de pureza relajó su mente y entró en el sueño profundo que prepararía su mente para la magia.

Despertó renovado, con la mente lista para estudiar y tras sus abluciones matinales dedicó una hora a memorizar los conjuros del día. Los tatuajes le tomaron otros veinte minutos, que los anteriores ya se hubieran esfumado le dijo que el día de hoy comenzaba más tarde que el anterior, pero no demasiado por los ruios de la torre. De hecho podía escuchar a Kalingar roncar en su estudio, seguramente se habría quedado dormido mientras leía.

Pasó a verlo y en efecto, su maestro dormía recostado en el sillón y con un libro sobre el pecho. Ekarion entró sigilosamente y tras tomar el libro lo dejó sobre el escritorio, Kalingar apenas se removió en su sueño. Tras desayunar frugalmente se fue hacia el cuartel, no era su primera elección, tenía la necesidad de ver a Alea y saber como estaba, quería hablar con Samuel acerca de muchas cosas. Incluso saber Trebellia estaba bien tenía preferencia en sus gustos antes que volver a ver a Tassabra y a Ruru, un día completo con ellos había sido demasiado. Pero tenía noticias sobre el caso, había conseguido la entrevista con el magistrado y eso ayudaría a echar luz sobre el asunto y a conocer algo más sobre el pintor vengativo.

Notas de juego

Lista de conjuros al dia