Partida Rol por web

- Trata de estornudar para otro lado amigo. - Limpiándome de la túnica con una trapo y luego tirándolo sin ser visto para limpiarme "algo" que no pienso saber que es. - Si sigues así, mejor en vez de combatir, contagialos y cuando estén en cama engripados los venceremos más fácil. - Tratando de bromear con el grupo, porque este lugar es algo que nos quita el ánimo. - Señores, pongámosno serios un momento. Ayer tarde como sabrán, terminamos de inspeccionar los objetos que ahora poseemos, Zaius y yo estamos con la cabeza que nos da vuelta de tanto estudiarlos, pero al fin sabemos que son. - Señalando las botas comienzo la explicación. - Estas peculiares botas no son tan peculiares, primero, es capaz de viajar a través de la nieve a su velocidad normal, sin dejar rastros. Las botas también le permiten viajar a su velocidad normal sobre el hielo más resbaladizo (sólo superificies horizontales, no verticales ni muy accidentadas) sin caerse o resbalar. Finalmente, calientan al portador, como si estuviera afectado por un conjuro de soportar elementos. - Ahora señalo la capa que porta Zaius. - La capa que porta Zaius, es una que confiere una resistencia a todo tiepo de magia, o mejor dicho, hace un poco más difícil a la magia que le afecte a uno. - Y ahora mostrando las pociones que tengo en la bolsa. - Y estas las tendremos que repartir, una es una poción de lentificar veneno, otra que permite curar heridas que sean moderadas, una que restablece a uno un poco (restablecimiento menor), una más que le permite a uno trepar por las paredes como si fuera una araña y por último, dos pociones que curan heridas que sean leves. Con todo esto que hemos encontrado y descubierto, les pediría un fuerte aplauso Zaius y a mi persona, pero las condiciones no lo permiten, pero que no se les olvide. - Y hago una reverencia ponposa hacia nuestro sabio compañero. - Y bueno señores. ¿Cómo las quieren repartir? - Quedando a la espera de las opiniones de mis compañeros.

Os encontráis descendiendo hacia lo más profundo de Valleoscuro. De repente, comenzáis a escuchar una una dulce y lejana voz que proviene de los troncos de los árboles - Oled las flores rojas, oledlas… Oled las flores rojas, oledlas… Oled las flores rojas de Valleoscuro… -

Que día Tymora, que día...

Zaius escuchaba las alagadoras palabras de Dragus en cuanto sonaron otras muy claras y sugerentes. Algo mal pasaba pues no parecían tener sentido. Enseguida comprendió que alguna magia podía estar actuando sobre las voluntades de sus amigos.

Sólo podía actuar sobre uno de ellos primero, así que lanzó su magia sobre Dórnadar, al cual consideró más vulnerable. Su mano le tocó el hombro y una fuerza sobrenatural le otorgó fuerza de voluntad para resistirse a cualquier magia.

Corintur, Loy, Menthor y Dragus se dirigen con deseo y curiosidad hacia las Flores rojas para olerla

El embriagador olor de lass flores no dejaba a Corintur pensar en claro, tenía que olerlas, no ssabía por qué, pero no podía parar de hacerlo...

Una voz me empuja hacia las flores,me dirijo hacia ellas pero algo dentro de mi me hace parar.

Nada importa en estos momentos más que acercarme a esas hermosas y aromáticas flores. - Espérenme sentados chicos, estoy algo ocupado. - Comento como al pasar, hipnotizado por tan dulce y agradable fragancia.

El embriagador olor de las flores le envuelve como su fuera el manto de una madre que arrulla a su hijo. Sin pensarlo se deja llevar por la sensación de paz interior y camina como inconsciente hacia las plantas que hay más adelante.

"En efecto, todo está bien", piensa.

Loy, Dragus, Menthor y Corintur, se acerca a oler las flores, y mientras que Loy y Menthor se delietan con el dulce y embriagador olor fresco, veis como Corintur y Dragus caen al suelo desplomados.

El aroma de las flores era atrayente en extremo, pero el viejo elfo no tenía intención de ponerse a oler plantas en esos momentos delicados. Sin embargo, se sorprendió cuando vio que varios de sus compañeros sí lo hacían.

Muchachos, no tenemos tiempo para esas cosas.

Mas estaban decididos a hacerlo... por narices, podríamos decir. Dos de ellos cayeron inconscientes, con loq ue Zaius se alertó.

Maldita sea, flores en pleno invierno, cómo podían ser buenas!

Corrió hasta los caidos e intentó zarandearlos.

Muchachos estad alertas, creo que es una trampa y ahora somos vulnerables.

Una voces y un zarandeo os despierta, cuando quereis daros cuenta estais tirado en el suelo y veis a Zaius, responsable de que ahora tengais los ojos abiertos.

-Mierda!!!!!,hechiceria!!!!! era lo unico que faltaba en este bosque tan lugubre.-

bajo de un salto de su cabalgadura y se puso junto a Zaius con el hacha en ristre a ver que les habia ocurrido a sus compañeros.

-Zaius,como se encuentran?? puedes hacer algo???.-

-Quemad esas malditas flores,que no hagan mas daño!!!!.-

Al abrirse mis ojos, lo primero que ven es el rostro arrugado del elfo viejo y simpático que nos acompaña. - Maldición Zaius, está bien que nos aprecies tanto, pero tampoco para que estés así encima nuestro. - Y trato de levantarme de este profundo sueño que no se todavía porqué me ha dado.