Partida Rol por web

Agita la cabeza como recién salido de un trance. Mira a derecha e izquierda, tratando de orientarse durante unos segundos. Al final parece volver en sí y caer en la cuenta de que se encuentran en Valleoscuro.

-¿Qué...? -empieza a preguntar cuando su vista se posa sobre las flores.

Frunce el ceño al ver las figuras de sus compañeros desplomados y se gira hacia el enano y el clérigo.

-Debemos apartarlos. Claramente, algo no está bien.

Continuais con vuestro camino y despues de mediodia mas de camino casi cuando estais en lo mas profundo del valle de nuevo volveis a escuchar una voces:

- Oled las flores rojas, oledlas…
Oled las flores rojas, oledlas…
Oled las flores rojas de Valleoscuro… -

Tras dejar atrás los inquietantes susurros y el embriagador aroma de las flores que durante unos instantes llegó a absorberle por completo, vuelve a oír las tentadores voces que revolotean a su alrededor como un enjambre de libélulas.

Y durante un instante les cree, se deja llevar; vuelve a sonreír y a decirse "todo está bien, todo está bien..." Pero algo en su interior le dice que no es cierto, que verdaderamente no hay nada que sea como debe ser en este lugar y, haciendo acopio de su fuerza interior, trata de resistirse, quedando así libre del embrujo.

-¡Cuidado, compañeros! -exclama-, ¡no os dejéis embriagar!

Dornadar empezo a escuchar como una dulce voz se le metia en la cabeza.En un primer momento intento luchar por no escucharla,pero la voz era demasiado embriagadora y el calor de su sonido era como si estuvieras lejos de este lugar tan inospito.

sin darse cuenta,se encontro disfrutando del suave aroma de las flores,segundos despues se desplomo contra el suelo quedando completamente KO.

Nuevamente las voces melodiaosas cantan al son de una música que no escucho, pero que tampoco hace falta hacerlo. - Espérenme sentados muchachos, tengo cosas que hacer. - Mientras nuevamente me dejo por tan atrayente perfume. Oh mi Dios. ¿Dios? No tengo ninguno, pero que me importa, que hermoso perfume, si solo perteneciera a alguna grácil dama, o no, pero que huela así.

Otra vez la embriagadora voz,nos hace ir hacia las flores.

El aroma era cada vez más embriagador. Por un momento le recordó a su tierna infancia, hace varias cientos de años, donde jugaba con sus amigos en el bosque, a la sombra del sol primaveral. No se percató de que buscaba alegremente ese olor. Pero cuando pudo ver las flores, recordó donde estaba y lo peligrosas que eran.

No, por Elhonna, no podemos caer en la trampa. Pero todos sus compañeros lo habían hecho sin poder impedirlo.

Rápidamente empezó a zarandear a todos para que volvieran en si. Lo hacía mientras vigilaba alrededor, pero hacer varias cosas a la vez, le entorpecían su percepción ocular, no tanto su fino oido élfico, aunque había tantos ruidos en el bosque, que era difícil distinguirlos.

El viejo elfo parece estar con los cabales por sobre la media del grupo, y admiro su determinación en un primer momento, cuando yo también observo a los más flojos caer ante

el ignorado hechizo.

Este sombrío lugar parece enredarnos con sus invisibles tentáculos...

Pienso mientras nos adentramos más y más en la tétrica espesura.

Veo como algunos de mis compañeros acuden al poderoso llamado, y sin darme cuenta, yo también camino cual uno de ellos rumbo al delicioso aroma...

Oh dioses... Quiero... Quiero... Esto es sublime...

Digo antes de caer rendido.

Loy era el único que no había caido, junto a Zaius.

Loy ayudame, no sea que nos ataquen!

"Esto no está bien", reitera con su pensamiento una vez más.

Se arrodilla frente el cuerpo del guerrero, que ha caído desplomado. Tomándole con suavidad de la cabeza y apoyando su mano en su columna, empieza a zarandearle.

-Vamos, compañero, ¡arriba! ¡Soy yo, hermano, soy Loy-Yang! -dice, ayudándose también con unas ligeras bofetadas.

Mientras os preocupais por despertar a vuestros compañeros del sueño profundo producido por las flores, conocimiento, os dais cuenta que estáis rodeados de robles muy antiguos y os encontráis totalmente atados con lianas contra un enorme roble. Luciérnagas iluminan el escenario nevado volando entre las ramas de los árboles.

Varias criaturas emergen de la corteza de los viejos árboles, a primera vista como si fueran nuevas ramas, antes de solidificarse en formas definitivamente femeninas. Tienen una mirada salvaje e insondable en sus grandes ojos almendrados, y sus cabellos poseen una pronunciada textura frondosa, del color de las hojas, mientras su piel parece madera pulida.

Entran y salen de los troncos y se deslizan entre las ramas como si formaran parte de los árboles.

A continuación, las criaturas arboreas mantienen una conversación en un idioma que no podeis reconocer:
en silvano:
Dríada 1: - jdfsdk ksdjfi jdj jdjd jdjsjs jsjshd. -
Dríada 2: - llsjvhmdhd jkdkd kkkd   dkkd. -
Dríada 3: - nnndhdydej dhdgn,.. dfkdñd..d -
Dríada 4: - daekne d,.skk jdhebe. -
Dríada 5: - hjqwfjkhfd,sd,d ¡ dhfjdfhfsd -
Dríada 2: - ennbebdk dmdmm, dbhd, gegegeso -
Deslizándose entre las ramas de los árboles se acercan a vosotros.
Una de ellas os pregunta:
- ¿Quiénes sois? ¿Y por qué habéis venido a Valleoscuro? -

Asdfgher Flubulionaga esverefiriciombi sufluquitiqui

Contestó el vejete haciéndose el interesante.

Oh, disculpad, señoritas, veo que en común nos entenderemos mejor. Somos un grupo de aventureros. Estamos de paso en Valleoscuro, ya que nuestro destino es localizar a unos crueles asesinos y ladrones que han masacrado varios conventos de monjes. Si es que hemos molestado con nuestro trasiego, pedimos disculpas, ya que esta no es nuestra tierra y respetamos la naturaleza y a sus habitantes. Mi nombre es Zaius. Es un honor estar ante la presencia de las driadas y protectoras del bosque.

Permanece en silencia ante la aparición de las criaturas. Desconocía lo que eran, pero parece ser que Zaius sabe bastante más sobre ellas. Juntando las palmas de las manos sobre su cara hace una profunda reverencia ante las "guardianas del bosque", tal y como las llama Zaius.

-Con humildad os saludo -dice Loy.