Partida Rol por web

Que la puerta de entrada estuviera abierta era muy extraño. Si Bartley Hodges se había marchado para unos cuantos días, difícilmente lo habría hecho dejando la puerta abierta. Además si su compañero de la redacción iba a diario, les hubiera comentado el detalle de la puerta. Podía ser que hubiera regresado y que estuviera con alguien y de ahí las voces, pero algo le decía a Artir Gumshoe, que algo extraño, muy extraño, estaba sucediendo allí.

- Voy a ver... - Le dijo a Warren muy preocupado. - Espere aquí... 

Dicho aquello desenfundó su revolver y comenzó a caminar tratando de pasar desapercibido. Quería echar un vistazo hacia el lateral derecho de la vivienda. Pronto descubriría que diantre estaba sucediendo allí.

Encuentras una buena posición para observar por el lateral de la casa, así que agarras tu arma con fuerza, te asomas con cuidado... y entonces descubres a Anna y Henry rastreando la zona alrededor de la casa de Hodges.

- Está bien... - Respondió el doctor. - Pero vaya con mucho cuidado...

Se arrepentía de haber dejado la carabina en el vehículo. Pero ahora no podía regresar al mismo y comprometer a Gumshoe si hacia ruido. Por ello decidió esperar novedades allí mismo.

Respiró tras su descubrimiento. Quien estaba rondando la casa de Hodges no eran otros que sus propios compañeros. Aunque era tranquilizador, también echaba a perder aquella pista. Se encogió de hombros y guardó el arma.

- Warren, son Henry y Anna... - Le dijo a su compañero, el cual se encontraba agazapado a la espera de instrucciones. 

Salió de su escondite y se acercó a sus compañeros. 

- ¡Henry, Anna! - Les saludó. - ¡Qué suerte que seáis vosotros! - Rió contento y descargando adrenalina. - ¿Han descubierto algo?  - Les preguntó. - En la oficina del sheriff saben tanto como nosotros y en la redacción han colaborado, pero tampoco y en la mesa de Hodges, no había nada... - Resopló. Estaban como al principio, pero al menos estaban en la casa del periodista y podrían tratar de descubrir algo en su interior. - ¿La puerta de entrada estaba abierta o habéis sido vosotros?

- Warren también respiró tranquilo y regresó junto a Gumshoe. - Sonreía. 

El profesor corrió, todo lo que sus piernas le dejaron, y se colocó a la altura del detective. Allí estaban sus compañeros. De una pieza que era importante. Esperó entonces a que Anna y Henry respondieran a las preguntas de Arthur.

Tras el respingo inicial que había erizado todos los pelos de su cuerpo, el joven Carter sonrió aliviado. Estando en grupo e investigando estaba mucho más tranquilo, y el propio Artie era un agente de seguridad así que todo resuelto. Se aproximó hacia ellos, echando un vistazo hacia atrás para comprobar que Anna también regresaba a la parte delantera
-Vaya, qué mala suerte. ¿Ni una mísera pista? -no podía creer que ni en el periódico o la comisaría tuvieran más información de la que ya poseían. ¿Es que no hacían nada en aquel pueblo para investigar el caso? En fin, habida cuenta del modo de vida de sus gentes no podía culparlos, estaban demasiado ocupados en tratar de aparentar tranquilidad y seguir viviendo como hasta ahora

-No, no, la puerta estaba abierta. Anna ha dado una vuelta alrededor de la casa, yo me introduje sólo en el rellano pero no hemos oído nada -respondió, expectante ante las ideas que su compañero detective tuviera al respecto. Su experiencia superaba la suya ampliamente, y no sólo por profesión sino por edad, así que esperó de ambos -su querido profesor incluido- un nuevo plan de acción. En su cabeza ya rondaba alguna idea, pero demasiado abstracta aún como para darle forma

- Eso quiere decir... - El gesto de Gumshoe se tornó mucho más serio. - Alguien ha entrado. Posiblemente sin la autorización de Bartley Hodges. - Resolvió. - Lo primero que debemos hacer es comprobar si hay alguien en el interior. Con suerte sea el propio Hodges, pero lo veo muy improbable.

Artie desenfundó nuevamente su pistola y le lanzó las llaves del coche a su compañero y amigo Warren. Su intención era clara, que fuera en busca de su carabina y regresara con ellos. Si había alguien en el interior, podía ser alguien hostil y debían estar preparados.

Sin esperar a nadie más, Gumshoe se desplazó hasta la puerta tratando de ser lo más silencioso posible. Algo que realmente estaba de más, pues si había alguien allí dentro y tenía posibilidad de escucharles, ya lo habría hecho. Fuera como fuera, al llegar junto al marco fes puerta lo primero que hizo de escuchar con detenimiento si del interior del inmueble surgía algún ruido y mientras tanto, se detuvo a observar si la cerradura estaba forzada.

Warren cogió la llaves al vuelo y asintió con la cabeza. Entendía lo que Gumshoe le pedía. Corrió lo que sus enclenques piernas le permitieron. Era un hombre ya mayor y eso me pesaba. No quería ser una carga para el resto y se esforzaba mucho en no serlo. Abrió el maletero y sacó su fiel carabina para acto seguido regresar con sus compañeros.

- Creo que alguien debería esperar fuera. - Le dijo Warren a Henry y Anna. - Sobre todo si hay una puerta trasera. ¿Lo han comprobado? - Les preguntó. - Arthur y yo comprobaremos el interior y saldremos a informar. Si oyen ruidos de pelea entren antes. De lo contrario... - Resopló. - Esperen fuera y si alguien trata de escabullirse, le interceptan. ¿Les parece?

-Claro, profesor. Nos encargaremos de ello -respondió, haciéndole un gesto de asentimiento con la cabeza. Posiblemente los dos fueran más que suficientes para reducir a quien fuera, pero por lo que él creía no había nadie en el domicilio. Sea como fuere, esperaría hasta que la situación fuera la debida y mientras tanto quedaría atento a todo lo que ocurriera

Anna asintió con la cabeza y agachó la mirada al suelo, pensativa. Tenía cierto miedo de entrar allí, a pesar de que el ajetreo de la llegada del resto de compañeros le hiciera sentirse más activa y preparada para la acción. Levantó de nuevo la mirada con decisión y caminó escaubulléndose del grupo para entrar en el recibidor con el ánimo de buscar y encontrar algún objeto contunde con el que golpear.

Al volver de su búsqueda se colocó en el exterior a un lado del marco de la puerta.

-Muy bien, si vemos aparecer algún desconocido aquí fuera daré una voz para que lo sepáis. "Se acercan" diré y "¿hay alguien?" cuando ya lo tengamos muy cerca si no habéis salido antes. -explicó mirando a Warren

No escuchas absolutamente nada. Es más, tu intuición te indica que allí no hay nadie. La casa está vacía. Como si Bartley Hodges hubiera salido un día normal. Alguna copa de vino sucia, la ropa en su lugar, los cuadros de la pared limpios...

A pesar de que el Dr. Bedford capta el mensaje a la primera, olvida ser sutil, es por ello que durante uno de los paseos rutinarios del Sheriff Burton por la zona, viese a un señor de avanzada y bien vestido edad sacar una carabina del maletero de un coche aparcado frente a la casa de Bartley Hodges.

- ¡Eh, oiga! ¡Usted! - Grita desde el camino, acercándose a paso rápido y con su mano diestra sobre el arma.

- No hay nadie en la casa... - Dijo entonces Arthur, aunque nadie le escuchaba.

Sin más, se introdujo en la casa con la clara intención e buscar algo, cualquier cosa que pudiera indicarle lo que había pasado con Bartley Hodges. Signos de pelea, alguna anotación, algo fuera de lugar... Lo que fuera. Pero entonces escuchó una voz.

Arthur salió al exterior y se percató de que allí de encontraba un rostro conocido. Se trataba del Sheriff Burtton. Por suerte había ido hasta su oficina para presentarse antes de comenzar con las pesquisas de investigación de campo. Salió rápidamente a su encuentro.

- ¡Tranquilo sheriff! - Dijo Gumshoe con las manos en alto. - ¡Soy yo, Arthur Gumshoe! ¿Me recuerda de esta mañana? Fui a presentarme a su oficina...

- ¡Demonios! ¿Gumshoe? - Calla unos segundos en los que termina por llegar hasta donde están los investigadores, ya sin la mano cerca del arma. - Sheriff Burton. - Se presenta, cogiéndo por un instante el ala de su sombrero y agachando la cabeza. - Sr. Gumshoe, debería saber que meterse en casa de una persona sin una orden es allanamiento. Y usted, ¿dónde va con ese arma? - Dice, señalando al Dr. Warren Bedford.

- Lo se sheriff. - Respondió muy seguro de si mismo. - Y no habría entrado si no tuviera un buen motivo. La ley prohíbe la entrada en domicilios salvo algunos supuestos como son el delito flagrante, una situación catastrófica o la necesidad de auxilio. - Añadió. - En este caso, podríamos estar ante dos de esos casos. La puerta estaba abierta cuando llegamos. Eso podría indicar que alguien ha entrado de forma ilegal. O podría decir que el señor Hodges está en problemas. Hemos tocado y le hemos hablado desde fuera, pero nada... - Se encogió de hombros. - Pero ahora que está usted aquí, debería encargarase de cerciorarse de que todo está bien. Si quiere le acompaño...

- Maldita sea. ¡Deme esa carabina ahora mismo! - El sheriff extiende su mano hacia el Dr. Bedford mientras os explica que en pueblos pequeños como éste es normal dejar la puerta de casa abierta.