Partida Rol por web

El corazón te golpea con violencia el pecho mientras corres por entre los intrincados tallos del maizal. Alzas la vista para ver un cielo negro cubierto de nubarrones, el viento silba sin cesar. ¿Donde estas? Intentas orientarte pero en vano, el maíz se agita a tu alrededor. De pronto echas a correr, esperando encontrar la salida, pero el campo te rodea y te aprisiona en su interior.

Algo se agita en las sombras, tu ojo capta un movimiento. Te giras para verlo pero al instante siguiente ha desaparecido. Das dos paso hacia atrás y echas nuevamente a correr ¿Donde están todos? ¿Donde está la salida? tu corazón late desbocado en tu pecho, como si intentase huir por su propia cuenta, un miedo irracional va creciendo en tu interior, expandiéndose por cada molécula de tu cuerpo. Te sigue. No sabrías decir desde cuando, pero estás segura de que "eso" está detrás de ti, buscándote. Intentas acelerar el paso, las ramas te golpean en el rostro realizándote pequeños cortes en la piel.

De pronto, tropiezas con algo y caes pesadamente al suelo, golpeándote en el brazo y en la pierna derecha. Tus ojos se mueven rápidos en sus órbitas, buscando aquello que los aterroriza. No lo ves, pero sabes que está ahí. Instintivamente buscas tu arma, pero no la tienes. Alzas la vista, "eso" está delante de ti. Su sombra te engulle. Gritas.

Y despiertas de golpe empapada en sudor, en la cama de la hospedería de la señora Norm. Un nuevo día comienza. Y lo hace con pesadillas.

Pegas tu cuerpo a la fría pared de piedra de aquella pequeña casa a las afueras de New Jersey. Tus instintos están alerta, en busca de cualquier movimiento. Con un gesto de la mano, le haces una señal a tus compañeros para que avancen hasta la puerta de la vivienda. Es noche cerrada, las estrellas no brillan en el firmamento. Tus compañeros te avisan que están en posición. Entonces sientes que algo va mal, no terminas de saber el qué, pero algo está definitivamente mal. Pero esta es tu gran oportunidad, das la señal para que entren.

Una a una, las tres figuras atraviesan el umbral, un escalofrió recorre tu espalda, avanzas hacia la puerta y el mundo se ilumina frente a ti, al tiempo que una fuerza violenta te empuja hacia atrás. Durante un minuto, yaces en el suelo, con todos los músculos de tu cuerpo doloridos y un intenso pitido resonando en tu cabeza. Y de fondo su risa. Te intentas incorporar, pero el dolor es muy intenso. Él está delante de ti. Te arrastras hacia uno de los cuerpos que yacen sin vida en el vestíbulo, le volteas y lo miras fijamente. El inerte rostro del agente Johnson te devuelve la mirada. Un poco más adelante, el agente Sullivan y más allá, con todo el rostro quemado, la agente Sparks. Él vuelve a reír.

-Has vuelto a fallar, Dwight-

Y despiertas de golpe empapado en sudor, en la cama de la hospedería de la señora Norm. Un nuevo día comienza. Y lo hace con pesadillas.

El "paciente" está preparado. Situado en una mesa metálica, en el centro de aquella sala del depósito, un cuerpo inerte espera tu inspección. Las paredes están cascarilladas y la escasa luz que proporciona la lámpara que hay sobre el cadáver parpadea intermitentemente. Observas todas tus herramientas de trabajo, sierra, escalpelo, pinzas, todo perfectamente colocado junto a la mesa, sobre un pañuelo amarillento. Tomas el bisturí, te acercas al cuerpo y lo miras.

Solo que ves que el cadáver que está en la mesa eres tú. Intentas moverte, pero tu cuerpo no reacciona. Intentas gritar, pero tu voz no sale y el doctor se dispone ha abrir. Intentas ver quién es la figura que sostiene el cuchillo, un gran cuchillo jamonero que mueve distraídamente sobre tu abdomen. La luz le ilumina el rostro, el terror te inunda e intentas gritar. El espantapájaros comienza a cortar.

Y despiertas de golpe empapado en sudor, en la cama de la hospedería de la señora Norm. Un nuevo día comienza. Y lo hace con pesadillas.

La oyes gritar. Miras a tu alrededor pero solo ves oscuridad. No hay paredes, no hay techo, no hay nada. Y sin embargo, la oyes gritar. Intentas correr en una dirección, esperando que así puedas intuir donde se encuentra. Se lo prometiste, debes encontrarla. Su voz vuelve a llamarte, cargada de un terror antinatural. El miedo se apodera de ti. Intentas llamarla, pero solo te contesta el silencio. Buscas a tu alrededor. Nada.

De pronto, su voz se cambia por un sollozo. Ella está llorando. Te tiemblan las manos, no sabes que hacer, no sabes dónde está, está muy lejos de ti. Intentas gritar con todas tu fuerzas, pero no sale sonido alguno de tu garganta, su llanto se intensifica, vuelve a decir tu nombre. Derrotado, caes de rodillas al suelo y comienzas a llorar.

De ninguna parte, aparece una tercera voz, no entiendes lo que dice, pero ella comienza a chillar. Una luz se enciende al fondo. Con renovadas fuerzas, te incorporas y comienzas a correr hacia el haz de luz. La voz ríe sádicamente, ella grita de terror. Tu corazón te golpea violentamente el pecho, te sudan las manos, te falta el aliento. Solo un poco más, ya casi estás. Pero la luz se apaga, la oyes gritar una última vez, luego suela un último estertor y silencio. Vuelves a estar solo y una frase dicha por ti se repite en tu cabeza mientras lloras.

"Te lo prometo mi amor, siempre te protegeré"

Y despiertas de golpe empapado en sudor, en la cama de la hospedería de la señora Norm. Un nuevo día comienza. Y lo hace con pesadillas.

Un nuevo día amanece en Ashville, pero  esta vez lo hace gris, con nubes intermitentes que se solapan, inundando el pueblo de sombras. A lo lejos, negros nubarrones se arremolinan mientras ponen rumbo a la pequeña localidad. Tras vestiros y reuniros en el vestíbulo, ponéis rumbo al comedor, donde la señora Norm tiene ya preparados vuestros cafés. Nunca antes habíais necesitado tanto aquella bebida.

Al penetrar en la sala, el joven Stampton os saluda con un caluroso buenos días no sin antes constatar el mal aspecto que tenéis. Obnubilados por los malos sueños, permanecéis gran parte del desayuno callados, escuchando la esporádica charla del joven estudiante y su trabajo sobre la América profunda. A la señora Norm parece habérsele pasado el enfado y os trata con la misma delicadeza de siempre. Tras despedirse de vosotros, Robert sale, cámara en mano, de la sala y os deja a solas en la mesa. Es hora de comenzar la investigación

Pese a que se había peinado y afeitado, las enormes ojeras y el mal aspecto del traje que se había puesto, delataban que no había pasado la mejor de las noches, también parecía irascible y no se esforzaba en ningún momento por cambiar su expresión de enfado. El traje gris claro era acompañado por una camisa blanca algo arrugada, tenía el cuello abierto y no había rastro de la corbata que solía exigir el atuendo.

Se limita a escuchar la charla banal del joven fotógrafo mientras bebe lentamente de su café y come un par de bollos - Hoy va a ser un mal día... - murmura más para si que para el resto cuando el chico se marcha.

Gracias al cielo, el fotógrafo se había callado. Sullivan había desarrollado una jaqueca importante mezcla de la falta de sueño y la verborrea incansable del chico, y no estaba para muchos trotes. Y, sin embargo, tenían un asesino que detener, lo que implicaba un día por organizar...y actuar.

- No le quepa duda, Johnson. Le replicó el forense en apenas un susurro. Malditas migrañas. Alguien tiene que ir hoy a ver al hijo de la viuda controladora, a la dependienta y a hacer presión a Simpson en lo que llega la orden de registro del viejo loco. Ah, y la furgoneta.

- Será mejor que yo prescinda de lo primero si queremos algo de colaboración. Podría ir a registrar el vehículo en busca de pruebas forenses mientras ustedes hablan con él y reunirnos en la comida antes de visitar a Simpson.

- Sparks y yo podríamos encargarnos de esa bruja, - musita tras tragar parte de un croissant - a nosotros no nos conoció en el incidente de la iglesia. - añade mirando a la pelirroja por si estaba de acuerdo.

- No he tenido buena noche - les digo cuando bajo a desayunar y me llevo las manos a la sien - Este pueblo.. terminará por volvernos locos.

Asiento a las palabras de mi compañero.

- ¿Entonces Sullivan irás a mirar el coche abandonado? - le pregunto, no sabía por qué pero tenía la sensación de que aquel coche era una pieza clave. 

Miro al jefe esperando su respuesta.

¿Dónde se quedó el médico?

Dwight se lleva las manos a la sien mientras intenta centrar sus pensamientos. La mala noche le ha dejado casi más cansado que cuando se acostó y eso le molesta. Sin embargo, piensa mostrarse tan profesional como debe. Tras tomarse unos segundos hasta que se le aclara la cabeza, asiente ante la pregunta de Sparks.

-Me parece bien, ¿Cree poder ocuparse usted solo? Puede ser peligroso, no termina de gustarme. Aunque así podría ir yo a apretarle las tuercas al señor Simpson que al parecer, ayer se rió de mi al ocultarme alguna información importante. Ustedes pueden ir perfectamente a hablar con esa mujer y su hijo y…- Se vuelve a llevar la mano a la cabeza -…Lo dicho ¿tenemos entonces un plan de acción? ¿Está de acuerdo en ir solo Sullivan?¿Luego donde quedamos?-

- No creo que haya ningún problema, señor. Es solo un vehículo. No voy a tener que hablar con él, ni bailarle el agua y fingir alguna especie de estupidez social parecida. Es lo mejor que me puede pasar. Era, en realidad, un ailvio después de todo el esfuerzo y fallo social acontecido durante el resto de días. Incluso si su pesadilla hablaba de espantapájaros, Jules sabía que era un juego de su psique, obsesionada por el coche abandonado.

Y para solucionarlo lo mejor era calmar a su subconsciente y averiguar más sobre ello.

- Quizás podríamos quedar en un lugar donde podamos directamente comer y comentar lo que descubramos con tranquilidad.

Por cierto Sullivan, ¿se ha acordado de recoger en Joshua Tree el informe de la autopsia del pastor? ¿Recuerda que se lo pedí?

Pensándolo bien, no me convence que ninguno de nosotros vaya solo por ahí. Este es un pueblo pequeño y las distancias son cortas, así que mejor ir en grupo, así nos ahorramos sustos e incomunicaciones.

Empecemos por el coche.

- Si, lo tengo. respondió Jules mientras se servía otra generosa ración de café solo; después del cambio de opinión de Dwigth, iba a necesitarlo si quería poder aguantar a esa zorra católica y racista a media mañana. El documento estaba en el dormitario del forense: era un papel demasiado valioso para mancharlo en el desayuno. Aunque me temo que al llegar tan tarde anoche aún no he podido analizar los datos.

- Vayamos todos juntos, entonces. - sonríe levantándose tras terminar el café restante en su taza y limpiarse la comisura de los labios.

Observa al resto de sus compañeros de pie, quizá no fuese de todo práctico ir juntos a todas partes, pero desde luego así se ahorrarían compartir datos posteriormente, se abrocha la chaqueta mientras espera a que se levanten.

Decidido el plan de acción, os disponéis a marcharos cuando de repente alguien comienza a aporrear la puerta principal insistentemente. Con un gesto de claro disgusto por semejante escándalo, la señora Norm se encamina a la entrada. Cuando abre, la oís como comienza a recriminar su actitud a quien sea que está al otro lado, sin embargo, la segunda voz, aparentemente agotada, pide disculpas y penetra en la casa, dirigiéndose hacia el salón donde con la mirada, busca a los agentes. 

Fred suspira aliviado al veros.

-Agentes, menos mal que les encuentro aquí todavía. Necesito que vengan conmigo a la comisaría. Acabamos de recibir una llamada de alguien que les requiere a los cuatro y muy especialmente a usted- Dice señalando a Dwight - No sé quien es pero dice tener información vital para el caso de los asesinatos-

Cuando termina de hablar suelta una honda respiración, está claro que ha venido corriendo desde la comisaría y está sin resuello.

Ya estamos todos lo suficientemente atareados como para tener que lidiar con los tipicos "Sherlock Holmes" que se creen expertos por haber leído el periódico

Dwight mira al ayudante del Sheriff y con un semblante cansado, pero firme e inquebrantable le dice:

-Verá señor Willis, como podrá comprender estamos todos muy ocupados y no voy a permitir que una llamada desconocida nos retrase. Como ha solicitado que vaya yo especialmente, iré. Pero mis compañeros seguirán con sus labores.

Dicho esto miro al grupo, Visto lo visto lo mejor será separarnos en 2 grupos.

-Johnson, Sparks. Ocuparos de lo acordado, y procurad tener cuidado. Sullivan tu vienes conmigo.

Me dispongo a seguir al ayudante del Sheriff