Partida Rol por web

Aokigahara (Japón) 7 de noviembre del 2024. 10:00 a.m

Yacía en el suelo abrazando ,una vez más, a Morfeo. Su pecho se llenaba de aire, para luego soltarlo lentamente. Hacía frío, al parecer los cristales no aislaban nada y aquel era el único contacto con el exterior que hubo mantenido a lo largo de esos seis eternos años.

Abrió los ojos lentamente y lo primero que divisó, estando de lado, fueron aquellas espaldas de los mercenarios japoneses que vigilaban aquella celda de cristal. Los observó detenidamente. Ambos tenían un buen tiro en la la espina dorsal. Aunque,  también inspeccionó el lugar:

En la esquina derecha había una botella de agua medio acaba y, justo a su lado, un recipiente de comida con las sobras de la noche anterior. Rápidamente movió la mano para contemplar el pequeño artilugio que había en ella: un cuchillo que aquellos mequetrefes se habían olvidado de quitarle al pedazo de carne que le otorgaron ayer.

Aeryn se quedó en silencio mientras pensaba que por qué su padre había escogido un lugar como aquel habiendo millones por el mundo. La respuesta era sutilmente sencilla: en Japón se encontraba la última pieza del Edén y a ella la necesitaban viva, pues era la única que sabía la ubicación exacta y... era importante para el sacrificio que se necesitaba si se quería conseguir la reliquia.

Tú eres la elegida, la única descendiente 50% humana, 50% isus, con vida

Le había comunicado alguna vez su madre en su regazo mientras le contaba algún cuento sobre heroínas. 

Y... ¿Por qué el bosque de los suicidios como lugar para retenerla? Sencillamente porque aquel sitio tenía un aura misteriosa. Se decía que en las noches de luna llena -la cual aún no había salido todavía-, las almas errantes de aquellas personas que se encontraban colgadas de las ramas de los árboles, en el suelo quebrantadas, atadas al tronco... caminaban entre las personas que vagaran por allí y las llevaban completamente a la locura.

Aeryn se incorporó en el suelo sin hacer mucho ruido y se inclinó hacia la pared de su derecha. Como era  evidente y ella había supuesto, el guardia de la derecha, el más próximo a la puerta, quien estaba mejor equipado con una metralleta y varias armas alrededor de su cinturón, habló con su compañero, quien sólo llevaba un cuchillo rambo y un revólver en su cinturón correspondiente.

-その悪魔は何してるの？  -le comentó chistando dándose la media vuelta-. 私はそれを世話します、あなたはそれがどれほど静かであるか見るでしょう。

El soldado abrió la celda y negó con la cabeza.

-ねえ、悪魔、それを解放する -le ordenó caminando vacilante hacia ella-.

Al llegar a su altura, el hombro la sujetó del brazo con fuerza, y le agarró la muñeca, con la otra mano libre, para quitarle aquel arma que la noche anterior se olvidaron de quitar.

-あなた自身でそれをあまりにも強くしないでください、私のために何かを残す -le decía animado el otro soldado sin darse la vuelta-.

Entonces, aquella mujer de 36 años aprovechó y le proporcionó una patada en sus genitales, provocando que el hombre se encorvara en el sitio, acto que ella se benefició pues cogió el arma que se le había caído al suelo y apuñaló en el corazón.

-雌犬!!!!

Al escuchar el escándalo, el soldado restante corrió en ayuda de su amigo, sin embargo, no pudo hacer mucho con una metralleta que le apuntaba.

-¿Qué se siente al ser el ratón y no el gato? -comentó ella desafiante-.

No dudó en dispararle en la pierna. Quería dejarlo con vida para que sufriera como ella. 

Aeryn salió por la puerta y le cogió el comunicador. Caminó en dirección opuesta a la celda con el arma apoyada en su hombro. Sin embargo, fue alcanzada en el gemelo por aquel hombre al que le había perdonado la vida. Cayó al suelo gritando del dolor. Aquel hombre continuaba disparando, algunas balas fallaban, otras alcanzaba, alguna otra parte del cuerpo de la joven. A pesar de ello, Aeryn se giró con dificultad y le disparó no una, sino hasta diez veces, dejando aquel hombre sin vida en el suelo. Se incorporó, como buenamente pudo y caminó hacia la nada, cojeando, dejando un rastro de sangre en el suelo.

Se colocó el comunicador y apretando el botón oyó la voz de una telecomunicadora. Aquel comunicador, por suerte, no era el dirigido hacia su padre, sino el de una unidad de rescate y auxilio. Un grave error.

Código rojo, aquí la agente Aeryn Ainsworth, repito, código rojo. Necesito auxilio. Me encuentro a una exactitud de longitud: E 138°0'0" y  latitud: N 36°0'0". Repito, solicito una unidad en mi rescate. 

雌犬！

-Entonces señorita , ¿envío el mensaje secreto a sus respectivos teléfonos?

Aquel hombre se encontraba en la base de control, esperando una respuesta de su superiora,a  la cual le sacaba treinta años. Le había sorprendido rotundamente que ella fuese quien cogiese el mando de la asociación. Había sido entrenada por los soldados que la componía y, en menos de lo que cantaba un gallo, en unos seis años aproximadamente, se había convertido en todo una guerrera. Seguro que Aeryn, su jefa desaparecida, se encontraría realmente orgullosa de su equipo.

Tras la aceptación de la jefa suplente, Ryu le dio al botón Enter de aquel teclado y el resto se hizo solo, prácticamente. En el mensaje adjunto había una detallada información:

Abrir usando el código, si lo introduce erróneamente, el mensaje se autodestruirá.

Código secreto * * * * * _{(el código solo es visible para aquella persona destinada al pasar un formulario específico que demuestra que es el/la indicado/a)}

Usted ha sido reclutado para una nueva misión. Será destinado a las islas niponas  (concretamente al bosques de los suicidios) con el objetivo de recuperar una reliquia sumamente importante. Además del rescate de una persona: Aeryn Ainsworth.

La misión es confidencial y contarás con un equipo de compañeros que le ayudarán. Se le otorgará una suma de dinero importante.

Recuerde: es confidencial.

Atentamente.

La organización a cargo de su reclutamiento.

Diríjase a la siguiente ubicación: * * * * Amazonas 

 

 

El pasillo se encontraba aislado, parecía que no había ninguna alma por ellos. Abril colocó su mano derecha en aquella pantalla táctil de seguridad que le permitía el acceso a la sala de controles. Tras la mano, tuvo que pasar por un reconocimiento facial y, ante ella, la puerta opaca se abrió de par en par.

-¿Informe oficiales? -les preguntó con su particular acento catalán dulce-.

Los tres hombres se giraron hacia ella, colocándose el audífono correctamente. 

-Tenemos a unos cuantos fichados, señorita Ballet, además de la ubicación exacta del fruto del Edén.

-Ampliad la foto.

En aquella pantalla principal se mostraba el Fruto del Edén.

-Es precioso, ¿no? -posó las manos en sus caderas y les ordenó que les enseñase a los nuevos reclutados-.

En las pantallas individuales se mostraron las fotografías.

Abril contempló aquellas imágenes y, personalmente, agrandó la imagen de uno de los individuos.

-¿Ese no es el amigo de la señorita Hasan?

-Efectivamente, señorita Ballet, efectivamente.

-¿Y dónde se ubica ella?

-Donde la reportó el jefe, señorita, en aquel lugar entrenando.

-¿Durante estos seis años? Pobrecita, miedo me dará cuando vuelva. Será temible...

Abril les dio las gracias y justo cuando se iba a marchar, uno de aquellos oficiales la detuvo:

-¿No se le olvida algo, señorita?

-Eh... no...

-Señorita -le llamó otro indicándole que mirase hacia la pantalla-.

Antes ellos, la imagen desconocida de un misterioso hallazgo de una ciudad.

-La ubicación del fruto del Edén se halla ... bajo las aguas... -susurró ella-. Necesito que les envíe un mensaje para que vengan aquí.

Aquel oficial resopló. No sabía el por qué el señor Ainsworth la había contratado. Era demasiado patosa...

-Señorita Ballet Caral, están esperándola en la sala de espera.

El castillo era una obra de arte y siendo tan antiguo como era había atraído a otros estudiosos aparte de Anteros mucho antes de que él pisara sus suelos.

Desde luego había conocido tiempos mejores, las cortinas y muebles corroídos por el tiempo eran prueba viva de aquello y sin embargo nada de eso podía afectarle.

No buscaba belleza en aquel lugar, aunque la construcción y los grabados en la roca eran dignos de un estudio más meticuloso, Anteros sabía que de tener tiempo lo habría hecho, habría estudiado aquello sin embargo aquel día no contaba con tiempo suficiente... de contar con el no se habria metido alli como un vulgar ladrón.

Robert le había contado una historia bastante interesante sobre aquel castillo y un mapa que estaba escondido en él.

Una explicación razonable de porque se había demorado tanto en el país francés.

Se deslizo sin hacer ruido hasta llegar a la chimenea y sintiéndose un tanto estúpido observo el trabajo que habían hecho allí, le resultaba extraño que nadie hubiera encontrado aquel compartimento, metiéndose al interior de la chimenea se preguntó porque no le había pedido a alguien más hacer aquello y luego recordó que su fuente no era muy fiable, Robert no era fiable… no; movió lo que había que mover y tras sendos segundos de inquietud, la losa se movió.

Y allí estaba, el supuesto mapa para la ciudad perdida de…

Y fue entonces que el teléfono móvil sonó, y toda la sensación de haber logrado acercarse a algo semejante al nirvana desapareció con aquel ruido infernal.

"Debería respetarse los momentos importantes en la vida de un hombre" pensó, saliendo del reducido espacio y sacando el móvil, contra todo pronóstico… no era una llamada que pudiese decir que esperará.

De hecho ni siquiera era una llamada.

Para su pesar era curioso, tantos años y seguía tan curioso como la primera vez que le mostraron una caja china.

Leyó el archivo tras introducir el código y medio hora después tenía tomada una decisión.

Porque ¿Quién no ha querido alguna vez descubrir algo del jardín del edén?

Aquel mensaje me dejo inquieta confundida y anonadada.

Me levate para llenar la copa de vino que estaba bebiendo mientra meditaba el asunto. Hacia tanto tiempo que ya no recordaba como me habia unido a aquella investigacion y en su momento sus argumentos me eran tan romanticos, tan afables y tan absurdos en un sentido practico que no me importo unirme a el para algo que sabia que no me llamarian, para algo que ya habia olvidado.

Pero me habian llamado. Osea que no era tan efimero como habia pensado.

Agradeci por haber recordado la clave para poder leer el mensaje.

Un equipo de trabajo?

No me gustaba lidear con la gente por eso trabajaba solo con mi grupo que era muy, muy reducido. Ya no importaba. Me habian contactado y nunca habia dejado un reto sin probar aunque fuese riesgoso. De mala gana me vesti recordando que no iria a la playa el fin de semana con Drago. Parecia un buen hombre pero ahora nuestra salida tendria que esperar. Aun nos estabamos conociendo asi que tendria que comprender mi estilo de vida, ademas tampoco iba al fin de mundo y regresaria pronto asi que podria esperarme a menos claro que alguna mujer celosa lo apuñalara con un cuchillo, eso si sera triste porque no habiamos llegado a conocernos.

Que cosas pienso a veces.

Me encogi de hombros y me prepare para salir a primera hora de la mañana, con suerte tomaria el primer vuelo y estaria en pocas horas alli. Mi vida tendria una ligera pausa pero tampoco habia nada que no pudiera esperar o administrar desde Internet.

Arme un bolso con algo de ropa y lo convencional para un viaje rapido y luego de tomar mi pasaporte deje los mensajes para mi equipo de trabajo y familia.

Solo seran unos dias.

O eso esperaba. Aun me aferraba a la idea de que no tenia sentido esta empresa, pero porque el bosque de los suicidios. Sabia muy bien que tipo de lugar era aunque no lo habia pisado jamas y si teniamos que buscar a esa mujer perdida alli, suponia que no iba a ser algo sencillo, porque para eso estaba la policia.

Aeryn Ainsworth.

Mentalmente anote que tenia que revisar lo que sabia sobre esta mujer y esta esa extraña secta, sociedad o lo que fuese para tener la informacion a la mano.

Parti.

¿Puede un fuego durar más de un día? ¿Más de un año? Si nos remitimos al fuego olímpico, lleva desde Berlín en 1938. Si hablamos de la llama que consumía el pecho del Ex Soldado, llevaba encendida poco más de seis años.
Desenfundo rápidamente el arma, y disparo, tres, seis, nueve, doce balas de calibre de 9 mm, todas dieron en el blanco, y al menos cinco, en el centro de la silueta. Apretó el seguro, cayó el clip, y con un movimiento experto, lo sustituyo, amartillo de nuevo la carretera, y disparo al segundo blanco. Mismo resultado, las balas apenas desviadas. Por último, soltó el arma, y saco su viejo revólver Smith and Wesson, y los seis tiros dieron en la cabeza del sujeto, a pesar del retroceso del arma. Se sintió satisfecho, recogió el arma y la guardo en su lugar.
Y es que Si lo racionalizaba, no sabía porque. Su novia, o mejor dicho ex novia, le había mentido, traicionado, lo había llevado a un lugar peligroso sin contarle toda la verdad. Eso no significaba que mereciera morir a manos de una psicópata que se había hecho pasar por la hija de un todopoderoso miembro de una organización secreta que intentaba traer magia al mundo reviviendo una raza alienígena de nuevo a la vida a cualquier costo, como entregarle a una loca la posibilidad de matar a toda una expedición.
Realizo la serie de flexiones del día, que en seis tandas, cumplían seiscientas, mientras en su mente, revisaba la zona de Japon, lugar al cual habia revisado en cuatro ocasiones en cuatro viajes diferentes, sin lograr un resultado satisfactorio. Solo caminos cerrados. DeadEnds. Eso le habia costado su credibilidad con las agencias con las que habia trabajado.
Y es que Trisquel había desaparecido sin dejar rastro, lo cual había sido una tarea en sumo complicado. No es que hubiera desaparecido oficialmente, solo habia limpiado haber asesinado a varios, creado una batalla campal en torno a la esfinge. Cambio la rutina:
Tras una serie de Squats, empezaron las Burpees, que lo agotaban, pero eran necesarias.

Había estado entrenando japonés, y aprendiendo su geografía, de la totalidad de las islas, durante ese tiempo. Tenía que estar preparado. Ellos habían logrado ocultarse en las sombras de los medios, pero cometerían un error. Y el estaría listo, por ello, se había mantenido en forma, física y mental, aunque en las noches, las pesadillas aun lo aturdían. Listo, ocho series de veinte subidas en la barra de salmón. Ahora era tiempo de ir a correr al parque.
Mientras lo hacía, cerró los ojos. Temia la llegada de la noche. Sabía que varias de ellas, Istar y de Esperanza venían a pedirle explicaciones, le tocaban los pies, con sus manos heladas y sus cuerpos muertos, con ojos carentes de vida, y el se sobresaltaba, y empezaba a hacer ejercicio de nuevo.
Su forma física estaba impecable, era más letal que incluso en sus tiempos de soldado. A su entrenamiento de Boxeo ahora había sumado JiuJitsu, y algo de MMA también, con diversos profesores. Era una máquina de matar. Estaba listo, estaba afilado.

Limpio las armas, y preparo los suministros. Tenía que estar preparado, no había margen para errores. Sonó algo en su teléfono. Lo reviso. Una sonrisa de lobo se dibujo en su rostro, una sonrisa que tenía poco de candidez. Era la oportunidad que estaba esperando.
Ingreso el código. Confirmo. Le estaban dando lo que necesitaba. Era su oportunidad, tal vez la única. Hizo una llamada que no habia hecho hace seis años. Pidio un favor. Esta vez iria con equipo completo.

Usted ha sido reclutado para una nueva misión. Será destinado a las islas niponas  (concretamente al bosques de los suicidios) con el objetivo de recuperar una reliquia sumamente importante. Además del rescate de una persona: Aeryn Ainsworth.

Tan pronto había recibido el mensaje, le dijo a Ryu que se lo enviase al equipo que ella misma había seleccionado. Entre ellos, había tanto gente en quien confiaba... como enemigos, algo que a Ryu no le hacía ninguna gracia.

Pero era su decisión. Prefería tenerlos a todos cerca de ella para cuando llegase el momento decisivo, en lugar de vigilar continuamente su espalda. 

-Señor Hirasaka, qué preparen el avión -le indicó a su primero. Siempre se refería a él por su apellido, haciendo hincapié en el respeto que se había ganado trabajando para la organización. 

-Quiero localizadores para todo el mundo, que podamos camuflar de forma que ninguno de ellos lo vea. Lo mejor será que los añadamos a las chaquetas de camuflaje que les repartamos a todos, en forma de botón. Quiero saber en todo momento en dónde se encuentran cuando nos separemos.

Ryu era no eficiente, sino lo siguiente, así que sabía que lo haría perfectamente. El equipo estaba a bordo, así que ya solo restaba esperar la llegada de todos. Mientras tanto, revisó las fichas de todos:

Rikka, Maara. Arqueólogoa, inteligente, especializada en reliquias ocultas. Altamente entrenada pero ingenua. Podría usarla.

Anderson, Steve. Medium. Una incógnita de la cual no creía que tuviese que preocuparse. Mientras hablase con los muertos, ella se encargaría de los vivos.

Faraday, Nathan. Peligroso. Preparado, independiente, sigue queriendo vengar la muerte de Istar. No se puede contar con él para que trabaje en nombre del grupo, pero quizás pueda incitarsele para que lo haga sin que se de cuenta. Será difícil de manejar.

Jonshon, Randy. Egiptólogo. Superviviente como ella hace seis años en la esfinge, será un importante aliado... mientras crea que puede proteger a los demás.

Koko sonrió al ver todas las fichas juntas y pensar que el verdadero objetivo era sobrevivir a todos ellos. Y lo lograría. Estaba segura.

Cuando el grupo llegó a las puertas del avión, Koko se puso delante, con los brazos en cruz, y los observó a todos.

-Para los que no me conocen, soy Koko Zalika, la responsable de que estén aquí hoy. Para los que sí, no es necesario explicar nada más. Sin embargo, aclaremos las cosas. Han venido porque se les ha contratado con la idea de ayudarme a encontrar dos cosas: una reliquia que no necesitan conocer, y una mujer a quien no necesitan ver. Por eso cada uno de ustedes posee una especialización distinta. Pero en realidad, están equivocados. Esa no es su verdadera misión. 

Un pequeño grupo de hombres armados asoma detrás de todo el equipo. Koko sonríe y se acerca al grupo, mirando uno a uno a los ojos, y deteniéndose un poco más en Randy y en Nathan.

-Su misión es hacerme caso en todo lo que yo diga. Si lo hacen bien, serán recompensados. En caso contrario, no regresarán vivos. Mi equipo y yo nos encargaremos de ello.

A continuación, Koko se echa a un lado, dejando vía libre al grupo para que suba al avión.

-Desde aquí iremos directamente a Japón, en donde se encuentra nuestro objetivo, así que no perdamos más tiempo. Suban.

Llevo años trabajado a la sombra de mi imagen pública para poder encontrar y asestar los mayores golpes posibles a la economía de Trinquel, me rodee de un buen equipo, buenos colaboradores e informantes y convertirme en un traficante a escala global por mi valía. Se terminó ser integro y correcto.... el fuego se combate con fuego y ahora.

La llegada del mensaje que había esperado tanto tiempo por fin se ha producido, sin dudar lo mas mínimo confirmo mi asistencia y no puedo evitar mirar con pena mi tatuaje de la Esfinge en mi espalda,la gran perdida y en honor a Martina Cotillard, ese lugar siempre me recuerda la gran perdida producida. También miro mi colgante de Anubis, que tiene gran significado para mi... esos dos sucesos han sido vitales en mi nueva filosofía de vida.

La presentación a lo grande de Koko, quien la he conocido cuando tan solo era una niña o simplemente mas niña que lo que es ahora si cabe. Asiento ante su amenaza.

Seis largos años han pasado, desde el día que volvimos de Egipto derrotados tras la infructuosa misión  de recuperar el fruto de la esfinge, había perdido todo contacto con mis compañeros de equipo, excepto con Victoria Hassan una Espía que trabajaba para TRIQUEL una organización secreta de sectarios caza tesoros, con ella  aun me carteaba.

Me disponía a partir hacia Japón, tras estos largos años de investigación sobre los mitos del fruto del Edén, por fin algo saliera a la luz, creía haber encontrado la localización exacta del fruto en el mar del diablo, me había costado sudor y lágrimas reunir aquella toda información, tuve que investigar miles de vertientes, leyendas y posibles lugares de reposo para el fruto,  por lo cual había decidido partir en pos de la aventura rápidamente , con lo que había ahorrado estos años  se podía permitir alquilar un pequeño barco y formar un reducido equipo para explorar las profundidades de ese inhóspito mar.

De repente mi móvil sonó y en la pantalla apareció un extraño mensaje en el cual al resolver el código secreto de desbloqueo me muestra un mensaje de reclutamiento para una expedición para recuperar ni más ni menos que el propio fruto del Edén que me disponía a recuperar.

¡¡Cago na cona!!- blasfeme, obviamente no podía tratarse de otra organización de que no fuera TRIQUEL,  no podía ser casualidad que yo fuera reclutado por ellos , mi mente empezaba a hilar cabos, mis carteos con Victoria la cual me ofrecía pequeñas informaciones sobre la propia organización y los frutos que me llevaban a caminos sin salida , las diferentes dificultades que encontré para acceder a informaciones históricas que normalmente no me seria vetadas en los museos y bibliotecas, todo cuadraba  me habían estado vigilando mientras me manejaban desde las sombras para que no llegara al fruto del Edén antes de lo que tenían previsto, y  ahora se proponían utilizar mis conocimientos en su beneficio.

Aquello no me gustaba Victoria me había dicho lo peligroso que era TRIQUEL, ella misma siendo miembro había sido acusada de un asesinato que no cometió y encarcelada,  todo orquestado por su jefe por fallar en la misión de Egipto.

Ahora entendía porque su jefe nos había dejado vivos, no nos veían como una amenaza inmediata pero si como una posible herramienta futura, me estaba sintiendo angustiado por la situación quería pensar que la amistad forjada estos años con Victoria era verdadera y que las cartas recibidas estaban modificadas por el propio TRIQUEL para darme pistas falsas, y aunque no quería  tener que unirme a trabajar con esa organización de nuevo, la propia Victoria me hubiera aconsejado hacerlo por que posiblemente fuera eso o morir.

Horas después partía rumbo Islandia hacia el lugar de encuentro, jugaría la partida con TRIQUEL a cambio de que  ellos me dejaran estudiar el fruto pero nunca confiaría en ellos .

Llevaba dos horas metido en el agua concentrado en desenterrar piezas del yacimiento de Anticitera, nunca se había visto una colección tan numerosa de estatuas sumergidas y era un verdadero filón. Éramos un equipo de 12 buceadores especializados procedentes de todos los rincones del planeta y yo era uno de los privilegiados.

Escuchaba el sonido de mi propia respiración en la máscara submarina como si fuera el mismísimo Darth Vader, los primeros días la frase "Yo soy tu padre" fue la coña principal.

Pasé mi mano agitándolo y removiendo el lodo posado encima de uno de los brazos de bronce semienterrados, viendo aparecer una mano a los pocos segundos, la miré con una sonrisa ilusionada como un niño. Entonces escuché el típico chasquido en mis oídos dando paso a una voz que reconocí perfectamente, era Andrew Walker mi compañero de cámara controlando un pequeño dron submarino, el cual puso ante mí.

-Eh tío, te toca salir en 15 minutos, no te hagas el remolón como siempre, te van a terminar saliendo branquias y no vas a necesitar botella-dijo divertido.

-Deja de tocarme las pelotas Andy ¿Sabes que en mi muñeca tengo una cosa que se llama cronometro y otro medidor de oxígeno?-gruñí jocoso sacando mi dedo corazón delante de la cámara-Ahora subo-dije brevemente mientras seguí desenterrando la estatua, comencé a ver el rostro de una joven, cuyos rasgos habían quedado desgastados por las corrientes y los cientos de años sumergida, la miré con detenimiento ¿Cómo sería la muchacha de la que se obtuvo ese rostro? Me encontraba sumido en esos pensamientos mientras descubría el resto de su rostro cuando sonó la alarma de que me quedaban 7 minutos de aire, la apagué y subí a la superficie, ya era bastante por hoy y otro relevo ya estaba listo para bajar.

En tres minutos estaba en la superficie y Andy ya me estaba esperando para echarme una mano con el equipo, cuando me retiré la máscara inspire el aire puro del mar-Que no se me olvide Johnny, hace unos minutos sonó tu móvil, ¿no me digas que le diste tú número a aquella rubia que conociste ayer en el pub del puerto?-

Sonreí divertido-Oye, yo no tengo la culpa de ser tan irresistible, además besaba muy bien...- reímos al unísono mientras me encaminaba a mi camarote. Una ver allí cogí el móvil. Era un mensaje de..¡Ellos!, metí mi clave personal y cuando leí su contenido abrí los ojos como platos y mi corazón dió un salto de emoción incontenible, estuve a punto de gritar, pero me contuve, tenía varias cosas que hacer, recoger mis cosas, el equipo y largarme de allí, esas estatuas no se iban a mover ni a salir corriendo. Además Islandia no quedaba cerca precisamente y participar en un descubrimiento como aquel era el sueño de mi vida.

Faraday se pone en posición de espera cuando la pequeña Koko hace su demostración de poder. Sonríe, al ver cómo ha crecido la niña que recordaba, y asiente a sus palabras. Ella es la Jefa, ella lo ha contratado y tiene derecho a imponer su mando. Sube, y mira hacia abajo cuando pasa a su lado, aunque ha crecido, y se ha desarrollado como una mujer hermosa, no alcanza aun el hombro del guía.
- Es bueno verte, Koko.
E ingresa en el avión.

Subo los escalones de la facultad hasta el tercer piso, donde están los despachos, las salas de profesores y las clases entre la 301 y la 309. En mi bolsa de cuero colgada de medio lado llevo unos exámenes y un par de cartas que me han dejado en la secretaría. Saludo con la cabeza a un par de alumnas que bajan por mi izquierda sin decir nada, solo asintiendo con la cabeza y sonriendo. Trato de que no se me caiga nada de lo que llevo encima. Dejo tras de mí un delicioso olor de comida a causa de los pierogi que he comprado para comer en mi despacho.

Abro una puerta de madera y cristal con mi nombre y cargo escritos con cierta torpeza por todos los trastos que llevo. Tras cerrar la puerta tras de mi y ya dentro de la habitación dejo la bolsa con comida en una mesita auxiliar al lado del ventanal. Apoyo entonces los papeles, una caja de cartón algo pesada y mi bolsa encima de la mesa principal.

La habitación es de madera y ladrillo rojo con una ventana de tres hojas de medio punto con coloridos cristales y un marco barnizado en marrón intenso. Está decorado con muebles clásicos de color oscuro y cristal traslúcido. Hay un perchero moderno donde descansa un sombrero y un abrigo gordo. A sus pies una bufanda que se ha debido caer. Tambien hay una papelera gris, que destaca mucho del resto, casi vacía. Una lámpara con quinqué verde; un ordenador portátil; un bote con lapices y bolígrafos; y un teléfono, posiblemente ochentero, comparten el espacio superior del escritorio con los trastos que acabo de dejar.

En el centro de la estancia, a los pies de un sofá orejero una alfombra gorda sobrevolada por una lámpara de despacho sencilla colgada del techo rematan la composición del sitio en el que paso más tiempo, casi, que en mi casa.

*****

Retiro el casco de Książęce negra de la mesa y me limpio los labios. Preparo mi pipa con algo de tabaco y abro la ventana para evitar que el humo invada el cuarto. Ya satisfecho por la comida y con la pipa en su reposador decido mirar las cartas que me habían dejado. El primer sobre uno grande y algo pesado es, como ya imaginaba antes de abrirlo, una revista de historia a la que estoy subscrito. Lo aparto y voy a por el siguiente.

Tras leerla con calma y despejar el escritorio escribo un mail para mis alumnos.

-Queridos alumnos:

Como ya ocurriera en el pasado he de ausentarme un tiempo de la facultad por unas conferencias a las que debo asistir. Los exámenes estarán corregidos pronto y mañana los dejaré para recoger a partir de las 17.00 en la secretaría del departamento. Ya conocen el procedimiento para revisarlos. No obstante las notas estarán seguramente esta noche en el campus virtual sobre las 23.00. Los que no entregaran el trabajo que lo dejen allí también. Tengan una buena semana. Nos vemos a la vuelta

Pan G. Mielewczyk.

Pulso enviar y digo soltando todo el humo.

-Pues parece que... nos vamos a Islandia. 

Asi que esta era la que habia enviado el mensaje. Luego de su grato mensaje de bienvenida me estaba claro que no nos llevariamos bien. En otro momento le hubiese dado una patada por el culo y me hubiese marchado por donde venia pero me picaba el gusano de Triquel. Ya estaba alli y si finalmente podia aclarar mis dudas acerca de la extraña y siniestra organizacion pues me tragaria mi orgullo.

Sonrei a la mujer de color asintiendo a su demanda. Cumplir la mision.... ojala seas tan sensata como engreida.

Una vez dentro del avion mire a los que serian mis compañeros. No podia sacar conclusiones aun.

- Hola, soy Rikka. Y salude sin mucha emocion a los que estaban adentro.

Esperaba tener mas indicios de lo que su majestad iba a requerir con exactitud pero tendria que esperar para ello.

Al ingresar al avión, el Guia coloco su pesada mochila debajo del asiento y acomodo algunas cosas en el avión de carga. No parecía especialmente comunicativo, asi que cuando ingreso y se presento Rikka, se incorporo, y le ofreció la mano, para estrecharla.
Soy Faraday, Guía. Encantado

Y acercandose a su oido al saludarla, le dijo en un susurro.

Tenga cuidado. No confie en nadie. ~

Aquello me dejo mas preocupada de lo que deberia. Estaba con un monton de desconocidos, cumpliendo las ordenes de una negra altanera y llena de infulas y tampoco podia confiar en los que se suponian iban a ser mis compañeros.

- En ti tampoco supongo?

Si hubiese sabido que ibamos en un vuelo privado hubiese traido mi arma personal. No importaba. Tal vez lo mejor era hacer empatia con este sujeto de momento.

- Soy arqueologa a proposito. Y no te preocupes, no doy mi confianza muy facil.

Y me sente pensando que habia sido un mala idea venir.

- Sabes algo de la mision? Le pregunte a Faraday

E inmediatamente negue con mis manos.

- No, no esa mision de seguir las ordenes la magnanima e insigne mujer, me refiero sobre salvar a la mujer que esta perdida.

Si no sabia nada al menos me distraia con la conversacion.

Junto a todos subiendo al avión me presento a todos los compañeros, primero miro a Rikka con una sonrisa.

Yo soy el Doctor Randy Jonshon, un placer conocerla, soy Egiptólogo. Después miro al resto de compañeros que aun no conozco. El placer también es conocerles a ustedes.

Faraday escucho todo lo que ella tenía para decir, de hecho, parecía de las que le gustaba hablar. Su comportamiento posterior le dijo de sobra si podía confiar en ella, o no hacerlo.
Saco su arma, una nueve milímetros, la reviso, reviso el cargador estuviera bien, coloco el seguro y la guardo. Si. dijo, antes de acomodarse. Puede preguntarle a la Lider de la misión lo que tenga que saber al respecto. Apoyo la cabeza contra la carcasa de la nave y entorno los ojos.