Partida Rol por web

Como a mitad de camino, entre Portonovo y la bahía de Colmillo de Tiburón, en uno de los pequeños pueblos de pescadores conocían a Firifín, el antiguo colaborador de Íñigo que podía tener información sobre su paradero.

Firifín vivía solo, en uno domo situado a los pies de una colina rocosa aislada y distante de cualquier población. En el pueblo contaban que Firifin apenas se dejaba caer un par de veces al año, no parecía de esos que recibiesen visitas.

Y sin embargo cuando el grupo se aproximo a la colina vió que aquel día estaba bastante concurrida. De hecho se encontraba... ¡Bajo asedio!

La joven druida vió la cantidad de enemigos que rodeaban la casa de Firifin. Eran demasiados como para un grupo tan reducido como ellos, por muy buenos guerreros que fueran los enanos o la habilidad con el arco de su amiga Rhona, no quería asumir más riesgos de los necesarios.

Así pues decidido convocar a los aliados que la Naturaleza le prestaba.

- Voy a llamar a las avispas. Aprovechad la confusión para atacar. Esos arqueros y sus flechas me dan miedo. No quiero que os hagan daño...

Justo después de decir esto, dijo unas palabras en una lengua sólo conocida por los arcanistas druídicos y con un gesto de su vara terminó.

No parecía pasar nada, hasta que un par de minutos más tarde una extraña nube, que no era otra cosa que un enjambre de insectos voladores, vino desde el sudoeste y se lanzó contra los arqueros.

Poco a poco las avispas se congregaron procediendo de todas direcciones. Antes de que nadie pudiese darse cuenta, los arqueros estaban tendidos convulsionándose debido al shock producido por las picaduras masivas.

El resto salió corriendo despavoridos.

Fin del combate. Volvemos a una etapa narrativa.

Podéis ir posteando vuestras reacciones y lo que hagáis a continuación.

Las avispas llegaron, mataron a los arqueros y todo termino en un abrir y cerrar de ojos...

A todo esto, la primera sorprendida fue la propia joven. Sabía lo dura e inmisericorde que podía ser la naturaleza como fuerza ciega, pero esta, movida con una voluntad tras de sí, podía ser terrible.

La pequeña se acercó lentamente y con el corazón en un puño, observó con horror los restos de aquellos hombres. Desfigurados ya, por los cientos de aguijones, clavados en las zonas blandas más visibles.

Todavía algunas avispas rezagadas se ensañaban con los cuerpos picando en los ojos y la boca de aquellos cadáveres. Una visión que tardaría mucho en borrarse de su mente, pues ella era la que había causado todo eso.

Sentada junto a los cuerpos y con la mirada perdida, Okami se acercó para consolarla. Con su morro intentaba levantar una de esas pequeñas manitas, esperando una caricia que no llegó hasta un largo tiempo después.

La joven se giró al oír los pasos del resto del grupo que se acercaba por detrás. Y con ojos vidriosos le preguntó a Rhona...

- ¿A esto se refería Lugubelenusei? preguntó.

Si ese era el gran poder que podía desatar con su magia, quizá todavía no estuviera preparada para asumir las consecuencias...

Un hombre de larga melena lisa y plateada por las canas que viste una túnica blanca, abre la puerta del domo y sale a recibiros con una sonrisa radiante, alzando las manos como si fueseis ayuda caída del cielo.

-Oh, gracias, gracias, un millón de millones de gracias mis salvadores. Que felicísima ocurrencia que pasáseis por aquí por donde nadie viene justo en el momento que estaba siendo atacado por esos canallas.  Es una lástima que no hayáis capturado a ninguno vivo para preguntarle el motivo de su inexplicable ataque. Pero pasad, pasad a mi humilde hogar y permitid que os ofrezca mi hospitalidad. Mi nombre es Firifin y os estoy muy agradecido.

El edificio es un domo de piedra sin ventanas de caliza blanca y sin ventanas, aunque en el interior se filtra la luz del sol como si pasase por el hueco entre las piedras que conforma el domo, lo cual no debería ser posible ya que entre piedra y piedra no hay hueco... y sin embargo se filtra. El interior del edificio es sencillo y espacioso. Firifin os ofrece dátiles, agua extraída de cocos y otros manjares.

Por su actitud no espera que os quedéis mucho tiempo ya que cree que sois viajeros de paso que pasaban por ahí por casualidad.

Casi sin darse cuenta, lo que se planteaba como un combate para alejar a aquellos hombres armados de su destino, se solucionó de la manera más inesperada y rápida que Rhona hubiera visto nunca. Las abejas convocadas por la joven druida acabaron con demasiada facilidad con el problema sin ni siquiera darle tiempo a tensar la cuerda de su arco. Cuando se acercó a Tenshia la vio sumamente compungida.

—Esa sólo es una pequeña parte del poder que puedes llegar a alcanzar —fue su sincera respuesta, pues engañar a la pequeña no entraba dentro de los planes de Rhona, eso sin contar con que mentir no le serviría de nada a Tenshia.

Cuando la puerta se abrió apareció ante ellos aquel que andaban buscando. Agradecido los invitó a su casa para, de una manera bastante frugal, agradecerles lo que habían hecho por él que no había sido otra cosa que salvarlos del ataque. Ahora ellos se veían en el aprieto de decirle que, en realidad, no eran simples viajeros de paso sino que iban buscándolo precisamente a él y quizás los motivos no fueran del agrado del tal Firifin.

Rhona no era ducha con las palabras, tanto tiempo viviendo en el bosque con la sola compañía de animales y plantas, y algún que otro ser de dos patas de vez en cuando, no la hacían la mejor oradora del mundo y, después de haber visto cómo se desenvolvían otros mejor que ella, dejó que fueran ellos los que tomaran la palabra porque, seguramente si ella hablaba metería la pata hasta el fondo.
 

Yhokyl queda callado ante la impresionante demostración de poder de Tenshia, hacia muchos años que no veía algo igual. Pensando en lo ocurrido y más silencioso de lo habitual, sin mirar mucho a los cadáveres que yacen en el prado entra en el domo aceptando la invitación de Firifin sin dudarlo mucho. La extraña luz no hace mucho para tranquilizarlo y rápidamente busca algo de cerveza entre las vituallas que les ofrece el con toda seguridad mago.

- Demasiada magia, casi prefiero el barco - gruñe en voz baja en cuanto Volk pasa cerca.

Sin duda la rápida intervención de la druida Tenshia fué tremendamente efectiva, quizá demasiado. No sabían en absoluto que había llevado a gente armada a asediar de tal forma el domo de Firifin y ahora, la versión de éste sería la única que podrían conocer. Al menos el susodicho continuaba con vida, y podría informarles sobre el paradero de Iñigo Sharpe, esperaba que en buen grado.

Ante la invitación de Firifin asiente, no sin antes inspeccionar el abultado y recién deformado cuerpo de aquel que llevaba ropajes diferentes y, probablemente, fuera el líder de aquel grupo, buscando algún tipo de mandato, orden o mensaje, después de hablar con su "anfitrión" aprovecharía para revisar lo que allí había quedado, la premura y duración de su viaje no le había permitido cargar con demasiado equipo, y ahora echaba en falta algún que otro item.

Reuniéndose con el resto del grupo se adentró en la casa de Firifin.

Al menos no está hecho de madera - murmuró burlonamente a su compañero Thokyl, mostrando una sonrisa de medio lado.

Tenshia, Rhona y Thokyl entraron en el domo siguiendo a Firifin cuya túnica se ondulaba con su caminar y emanaba un suave olor a lavanda.

Volk se entretuvo registrando los cadáveres que tan solo llevaban arcos, dagas, algunas provisiones y un puñado de monedas. La manufactura de sus ropas y las monedas era similar a las que habían visto en Portonovo, salvo por algunas monedas de más valor acuñadas en Axis.

Roubhius se quedó fuera por alguna inexplicable razón y Okami debe quedarse también fuera por indicación de Firifin.

Firifin no necesitó preguntar a Thokyl qué es lo que parecía hechar de menos entre la comida que tenían ante sí. - ¡Por supuesto! Falta la cerveza, mi querido salvador enano. Disculpa mi torpeza y dame unos instantes para solucionarlo- Firifín ausentó unos minutos para buscar un par de pequeños barriles de cerveza a la bodega. -No es cerveza de Forja, pero sí de elaboración enana que compré por si alguna vez recibía la visita de alguien de vuestra ilustre raza.

Un arpa encantada tocaba una suave música de estilo celta de fondo. Pasaron los minutos y un tanto incomodo por el silencio, Firifin carraspeó e inició la conversación con una amplia sonrisa. -Y qué trae por aquí tan oportunamente a unos sagaces aventureros como vosotros.

La joven druida se recompuso y mientras todavía ensimismada, asimilaba el hecho de que a partir de ahora la vida o la muerte de muchas personas estaría en sus manos, ordenó a su compañero animal que montara guardia en la entrada.

Pese a que Firifín no parecía ser una amenaza, Okami no se quedó del todo conforme. Él hubiera preferido haber entrado para proteger a Tenshia.

Una vez dentro, la muchacha, sin demasiada cortesía, tomó la comida que le ofreció su anfitrión. Y mientras tomaba de un puñado esos dátiles, comenzó a pasar la mano por las paredes. Ese efecto luminicó la tenía muy intrigada.

Ella como conocedora de la magia, sabía a cerca de manupular la luz y las sombras, pero ese truco no lo conocía.

- ¿Como lo haces? preguntó sin pelos en la lengua a Firifín. Dando por supuesto que el morador de ese domo era wuien había ideado aquel curioso efecto de luz.

- ¿Como lo haces?

-En la gruta de los gatos bicéfalos, en la zona del Paso del Gigante más próxima al Yermo Rojo donde los tejidos del mundo físico y el plano astral están profundamente alterados, se puede encontrar una rara especie de proto-elementales de roca gemelares. Cada uno de estos proto-elementales tiene un vínculo muy intenso con su gemelo, sintiendo lo que este siente y mueriendo ambos de tristeza si son alejados más de un centenar de metros. En la argamasa que conecta las piedras del domo hay embebidos varios de estos elementales y sobre ellos hay unas lentes que concentran la luz del exterior sobre ellos. En la parte interna del domo, están sus gemelos, que emanan la luz que reciben por su vínculo de empatía fraternal.

Es sencillo cuando dispones de los materiales adecuados y aplicas unos principios básicos de ingeniería mágica.

Rhona comía de manera distraída mientras escuchaba las preguntas curiosas que lanzaba la joven druida y las respuestas de Firifin. La exploradora no entendía demasiado muchos de los términos de los que se hablaba, al fin y al cabo ella era una mujer sencilla criada en mitad del bosque donde la magia natural era la que regía.

De lo que sí se dio cuenta fue de que nadie parecía tener la intención de ser francos con su anfitrión ya que ninguno había contestado aún sobre los motivos que los habían llevado precisamente hacia su domo. Como las palabras no eran el fuerte de Rhona, ella no se atrevía a contarlo pues tenía miedo meter la pata o asustarlo.

—Entonces ¿no tiene ni idea de los motivos que han llevado a atacarle? —Quizás estuviera mintiendo y sí era conocedor del porqué habían ido a por él.

Thokyl prueba la cerveza y la agradece contento con un gran eructo que resuena en el domo. Apenas saca la boca de la jarra excepto cuando Firifin acaba la explicación para exclamar medio horrorizado.

- Los elementales atrapados en la pared... ¿son conscientes?. - aparentemente ha comprendido perfectamente la explicación, demostrando una gran familiaridad con la magia. Luego resopla en la cerveza manchándose la barba de espuma - Demasiada magia. - refunfuña.

Sin duda su compañero Thokyl tenía razón, pero es que en la sociedad enana cualquier cantidad de magia era demasiada. El tal Firifin no le inspiraba mucha confianza, pero parecía que la druida más joven poseía un gran poder mágico, y había iniciado una conversación con el ayudante, así que prefirió mantenerse al margen y esperar a ver qué podía sacarle.

Se dedicó a aprovechar la hospitalidad de su anfitrión, haciendo hincapié en compartir la cerveza enana con la que era obsequiado Thokyl. 

—Entonces ¿no tiene ni idea de los motivos que han llevado a atacarle?

El grupo hablaba sentado en cómodos sillones en torno a una mesa baja sobre la que reposaban las bebidas y la comida. Firifin se encogió de hombros ante la pregunta de Rhona. -Pues no. No tengo la menor idea. Pero no creo que fueran meros ladrones. No querían robar, me buscaban a mí. No sé por qué y eso me preocupa, porque nada impide que vuelvan con refuerzos. Voy a tener que pensar en algo.

- Los elementales atrapados en la pared... ¿son conscientes?... Demasiada magia.

Yo solo recolecto proto-elementales sin verdadera autoconsciencia. Solo a los que no han llegado a despertar y que tienen una percepción de su entorno limitada, poco más de la que tiene una planta. Lo saben todo de su contrapartida gemelar con la que se confunden como si fuera parte de sí mismos. Pero poco más. En su habitat natural no se mueven. Así que aquí estan igual o mejor. Yo soy un ferviente defensor de los derechos de los elementales y de otras criaturas mágicas. Estoy completamente en contra de vincularlos a un objeto en contra de su voluntad y mucho menos por tiempo indefinido. No se puede decir lo mismo de todo el mundo. - Al decir la última frase, Firifin desplaza una mirada disgustada de Thokyl a su martillo y luego de nuevo a Thokyl. - En algo estamos de acuerdo... demasiada magia para andarla paseando por ahí. - Momento en que se pone a la defensiva. - Vosotros no estáis de paso por aquí. ¿Me equivoco?¿Qué queréis?

Thokyl murmulla algo inentiligible mientras mira al martillo con cara preocupada, finalmente deja de fijar su mirada en el mango y decide dejar de perder el tiempo y acabar con los juegos de insinuaciones.

- Buscamos a Íñigo Sharpe. La Forja quiere protegerlo de los Derros y nos han enviado para ayudarlo - da un trago demasiado largo a la cerveza claramente incomodo por ocultar que esta dispuesto a llevarlo a La Forja por la fuerza si fuera necesario.

La joven se vio algo sobrepasada por la perorata de Firifin. Pese a ser una joven interesada en los misterios de la magia, toda aquella información a cerca de la manipulación de los proto elementalea y su posterior defensa de lis derechos de los mismos la dejó sepultada en un largo silencio.

Para cuando consiguió digerir todo ese banquete de información, ya había alguien que se había adelantado atreviéndose a preguntar aquello que nadie había hecho aún.

- No podemos dejar que los Derros den con él o un gran mal se alzará para sepultarnos a todos. - dijo la joven cuando por fin empezaban a ponerse las cartas sobre la mesa.

Roubhius no había abierto la boca en todo el viaje, pero lo había disfrutado.

Aquella noche sólo pudo salir corriendo, sin atreverse siquiera a toser por el humo que amenazaba con llenar sus pulmones para siempre por miedo a que pudieran escucharlo. Ocultó su rastro lo mejor que pudo, confundiendo a los sabuesos con los trucos que había aprendido de su padre y siguió adelante. Era buen cazador, así que sabía lo que tratarían de hacer y lo impediría. Pero únicamente pudo echar un vistazo atrás, entre lágrimas, a su casa.

Siempre diría que las lágrimas también eran por el humo. Al fin y al cabo era un enano y los enanos no lloran. Pero...¿era un enano? Por su constitución lo parecía, pero no sabía nada de su raza, y mirarse en el río cuando la corriente está tranquila tampoco ayudaba, pues el agua le devolvía una horrible imagen que en nada recordaba a lo que los bardos contaban de El Rey Enano.

Desde entonces trataba de encontrar de nuevo su sitio, en solitario y ahora el destino le había llevado a este grupo. Estaba a gusto con ellos, aunque apenas lo manifestaba. Pero es que parecían hechos casi a medida para él:

Un no Enano que había llegado a Paladín de Forja, un modelo a seguir. Si Volk había logrado ser aceptado entre los enanos estaba claro que Roubhius también podía. Le encantaba escuchar, discretamente, las historias que contaba en la hoguera tras la cena y se imaginaba siendo protagonista de alguna como esas.

Thokyl era casi un espejo para él. También era un enano fuera de sitio, con algo oscuro en su pasado, era evidente y alguien con quien combatir hombro con hombro

Y ¡cómo disfrutaba con Rhona! cazando en los bosques planificando la estrategia con apenas unos leves gestos. Sin haber llegado a intercambiar demasiadas frases se notaba en sintonía con ella... Al menos cuando estaban en el bosque y no cuando estaba con la niña druida. Tenshia. Su poder la asustaba un poco, parecía no controlarlo del todo y no estaba seguro de que la mirara bien. De hecho a veces parecía atravesarlo con su mirada, desnudando su alma... Y no era agradable.

Pero sí, ciertamente había encontrado un buen grupo. 

- Podría llegar a llamarlos amigos, dijo en voz alta mientras paseaba una vez más alrededor del domo. Tendré que encargarme de que todos sigan con vida, aunque sea arrebatándosela a quienes nos amenacen. y pateó el cadáver de uno de los asaltantes que aún tenía la cara llena de bultos de las picaduras. Aunque no es que hace un momento haya tenido que hacer mucho...

Registró los cuerpos en busca de algún arma ligera o, sería demasiada suerte, una ballesta que fuera la mitad de buena que aquella que había tenido poco tiempo atrás y que no había podido llevar consigo.

Buscamos a Íñigo Sharpe. La Forja quiere protegerlo de los Derros y nos han enviado para ayudarlo.

- No podemos dejar que los Derros den con él o un gran mal se alzará para sepultarnos a todos.

Ya. Así que buscáis a Íñigo. Imagino que los asaltantes también lo buscaban. Sois las dos únicas visitas que he recibido el último año y las dos el mismo día. Aunque entre los asaltantes no había un paladin de Forja... creo que me estáis diciendo la verdad.

Firifin preguntó sobre Sharpe ya que hacía tiempo que no le veía y las noticias de su muerte fueron una novedad para él.

Íñigo era un hombre brillante, sin duda el mayor genio que haya conocido o conoceré. Y su soberbia iba pareja a su talento. No le importaba desairar a sus mecenas ni a sus contratadores. Resultaba temerario como no le importaba cancelar el encargo de algún hombre poderoso de esos ante los que puede costarte la vida un fallo, un retraso o una negativa a satisfacer su voluntad.

Yo fuí colaborador de Íñigo durante una temporada y cuando le reprobaba su temerario desdén hacia contratadores peligrosos, él parecía divertido porque aseguraba tener siempre al menos dos planes de escape si las cosas se ponían feas. Incluso en un momento de euforia dijo que su plan último de escape le permitiría burlar la muerte... una vez realizase un par de pequeños ajustes. Me pareció un farol por supuesto, pero por lo que me decís ha logrado escapar de una muerte segura. Realmente no me sorprende.

Él aseguraba tener al menos dos planes. No sé como habrá logrado escapar esta vez, pero sí sé que una de las veces que tuvo que quitarse de en medio su plan fue desaparecer haciéndome responsable de la deuda que había contraído con un lugarteniente del Cruzado Oscuro. Fuí capturado y torturado. - Su expresión se había vuelto sombría pero carente de rabia o de odio.

Solo el azar me permitió salir con vida y vine aquí lleno de resentimiento, con la única idea de vengarme de Íñigo. Pero después de tanto tiempo y meditación, estoy en paz y me he liberado del odio. Para llegar a Íñigo construí una barca encantada que se dirige a él, esté donde esté. Como digo hace tiempo que no me interesa encontrarle, pero no me deshice de la barca y os la puedo entregar. - Hizo una pausa - pero debéis jurarme que no le haréis ningún daño y que lo protegeréis. No es por él, es por mí. No quiero odio en mi corazón. No quiero ser el instrumento de su muerte sino de su salvación. Es mi formar de convertir el mal karma en buen karma.

Para llegar a la barca se supone que hay una parte narrativa, pero me voy a saltar las partes narrativas y vamos directos al grano, tanto en esta escena como en la siguiente.

La siguiente escena es el núcleo de la aventura, después solo queda el epílogo.

En vez de ir explorando poco a poco, os voy a dar la información directamente y entramos en la fase táctica, de decisiones y de combates con la idea de que conectéis más con la aventura.