Partida Rol por web

El viaje transcurrió sin incidentes, a Roubhius casi se le hizo corto, aunque quizá fuera porque lo pasó entretenido vigilando a los goblins.

Cuando Tenshia se retrasó a hablar con uno de ellos vio que no era el único que desconfiaba de ellos. Eso está bien.

Pronto llegaron al campamento pirata y, aún desde la distancia, había algo sospechoso.

Había algo raro por las posturas contorsionadas de los piratas y sus rasgos deteriorados. 

- No sé a qué puede deberse eso, ¿quizá a una alimentación insana de este sitio? Parecen más zombies que humanos. Dejemos que anochezca e investiguemos un poco más. ¿Quién me acompaña en una pequeña incursión de seguimiento? Debe ser alguien silencioso y que se maneje bien con poca luz.

Tenshia se quedó atrás con un de los goblins que parecía debatirse en un conflicto interno e intentó convencerle de que les contase todo lo que sabía.

El goblin alternaba su mirada entre sus compañeros, la gente llegada con la jinete pálida, el campamento pirata y el lugar donde se encontraba el propio campamento goblin. Cuando se vió solo e interpelado por Tenshia de forma directa, el goblin se mostró atrapado y dubitativo.

- Manto verde haber sido nuestro hogar y muchos querer quedarse después de limpiarlo de invasores que son crueles como amos de nuestros antepasados. Pero gobins débiles, muchos enfermos. Yo creo en jinete pálida y creo en que puedas llevarnos a tierra prometida lejos de aquí. Pero si tú irte y dejar aquí a piratas invasores mi tribu sola no puede vencerles. Tendremos que aguantar su presencia y puede que todos morir. Tienes que prometer que convertirte en lideresa y llevar a tierra prometida. De todos modos siempre es mejor todos los piratas muertos.

Tu tienes que prometer que no abandonarás tribu.

CONVERSACIÓN PRIVADA ENTRE TENSHIA Y JEQELD

- Muy bien, dime tu nombre. Si queréis que os lidere deberéis demostrar vuestra lealtad hacia mi y hacia la Gran Druida. Una vez le saquemos de ahí, comprobaremos que no ha revelado sus secretos a nadie bajo tortura. Entonces, únicamente a mi señal, acabaréis con la vida de Iñigo Sharpe. Sus conocimientos son demasiado peligrosos para este mundo... De esta forma, la joven druida, sentenció a muerte a un hombre que quizá fuera inocente, pero que su saber podía significar la destrucción de todo lo que valía la pena proteger.

-Compañeros, ¿Quién puede moverse sigilosamente como yo? ¿Rhona? Necesitamos averiguar más cosas antes de ir a por ellos.

Thokyl, intentando atender con el rabillo del ojo a la conversación de Tenshia y los goblins, niega distraídamente con la cabeza a Roubhius. - No, el sigilo no es exactamente mi punto fuerte.

CONVERSACIÓN PRIVADA ENTRE TENSHIA Y JEQELD

Tú prometido no abandonar goblins. Yo llamo Jeqeld. No hacer falta que Sharpe muera. Sharpe.... Sharpe... no estar con piratas. Nosotros encontrar y guardar en cofre con tesoros tribu. De todos modos ser bueno que piratas morir. Si ellos descubrir vosotros, querrán robar barco. Piratas crueles, Jeqeld querer venganza.

La actitud de Jeqeld oscilaron desde la vergüenza y el miedo por haber mentido a Tenshia tratando de utilizarla para acabar con los piratas, hasta la actitud valiente reclamando el derecho a una venganza que los goblins jamás podrían tomarse sin ayuda.

RESTO DEL GRUPO

Mientras la joven y el goblin hablaban, el resto decidía como y cuando aproximarse al cercano campamento. Los goblins parecían acostumbrados a moverse en sigilo en aquella extensión vegetal que tan poca cobertura ofrecía. Hicieron una demostración de como arrastrarse entre las algas acompañando el movimiento oscilante de la suave marea que hacía ondular el manto.

A Rhona empezaba a disgustarle la actitud de Tenshia sin preocuparse de las consecuencias de sus actos. De acuerdo que estaba llamada a hacer grandes cosas, pero a la exploradora no le hacía ninguna gracia que tomara iniciativas peligrosas sin pensar en las consecuencias ya que, si algo salía mal, la culpable acabaría siendo ella. Como cuando se acercó a uno de los goblins y estuvo hablando con él en privado, en esos momentos Rhona no les quitó la vista de encima a pesar de no poder oír nada de lo que estaban diciendo, y lo peor de todo es que cuando terminaron ni siquiera confió en sus compañeros para hablar de lo que sucedía.

Salió de su abstracción cuando Roubhius se dirigió directamente a ella para ultimar los detalles de sus siguientes pasos. Asintió a su pregunta aún preocupada por todo lo que estab sucediendo. Aquel lugar no le gustaba y para colmo empezaba a darse cuenta que ya no era capaz de cuidar y proteger a la joven druida.

—Yo te acompaño Roubhius —dijo escuetamente mientras miraba a los piratas que mostraban una actitud extraña y que no paraban de beber, por lo menos no tenían sus armas en las manos.
 

Los goblins le habían mentido a ella y a todos sus compañeros. La poca confianza que había depositado en aquellas criaturas empezaba a resquebrajarse...

- Habéis construido una alianza en base a una mentira. No sois dignos de llamaros amigos pues. Hablaré con los míos y decidiremos como actuar en consecuencia. Jequeld, habéis traicionado nuestra confianza y eso no puedo pasarlo por alto tan fácilmente. Aguarda con los tuyos. Tomaremos una decisión y os la comunicaremos.

La joven, que podría haber ayudado a ese pueblo en un futuro. Que les hubiera sacado del manto para luego acabar con aquella aberración, comenzó a retraerse.

Cabizbaja, tal vez pensativa, tal vez avergonzada, se acercó al resto del grupo que parecía planear la mejor manera de asaltar el campamento pirata...

- Debo daros malas noticias. He conseguido sonsacarle a uno de los goblins una información vital. Noté que nos ocultaban algo y le presioné diciendo que los verdaderos aliados no deben esconderse nada. Finalmente me confesó que Íñigo no está retenido por los piratas, no. Lo tienen ellos mismos bajo su custodia. - contó la druida que hasta ahora había sido algo reservada. - No quiero que haya un derramamiento de sangre innecesario. Ni la muerte de los piratas parece necesaria, ni la de la tribu goblin tampoco. - se adelantó previendo la reacción de los suyos. Sabía que desconfiaban de los goblins, no sin razón. Y eso podía ser la gota que colmara el vaso, iniciando un conflicto del que no podía prever los resultados...

- Rhona. - buscó la complicidad de su guardaespaldas. - tú piensas como yo ¿verdad? Derramar sangre sin sentido no va a traer nada bueno a nuestra causa.

Thokyl se levanta  martillo en mano en cuanto oye a Tenshia.

- ¿Y nuestra sangre?. ¿Y si alguno de nosotros hubiera resultado herido o muerto haciéndole el trabajo sucio a los goblins?. - menea la cabeza de un lado para otro - Sabia que no debíamos fiarnos de eses seres. ¿Nos van a entregar a Iñigo?. ¿Como podemos fiarnos de ellos otra vez más? - mira hacia los goblins con clara hostilidad mientras resopla por la nariz.

Jeqel se vió profundamente abatido ante la reacción de Tenshia y solo atinó a decirle mientras esta se alejaba:

-Jinete pálida prometido no abandonar tribu. Jeqel creer en lideresa. Tu liberar pueblo.

Otros goblins se acercaron a Jeqel y comienzaron una agria discusión en el lenguaje de los goblins entre los que eran partidarios de seguir a Tenshia hacia una tierra prometida y los que querían utilizar a los enanos y las humanas para sacudirse de encima a los piratas y veían en la confesión de Jeqel una estupidez rallando la traición a su pueblo.

Roubhius y Rhona se aproximaron en sigilo tanto como les fue posible dada la falta de cobertura. De cerca pudieron contemplar a unos piratas melancólicos que apenas hablaban entre ellos. Se limitaban a pasar el tiempo, a beber a pequeños sorbos de unas jarras metálicas abolladas y a lanzarse alguna puya de vez en cuando. Algunos parecían tener alguna enfermedad o deformidad que se adivinaba bajo sus ropas harapientas. Su actitud no era del todo relajada y uno de ellos sondeaba con la mirada cada cierto tiempo el horizonte en busca de amenazas. La pila de sables y arpones al alcance de la mano dejaba claro que no estaban indefensos ni serían fáciles de sorprender.

Roubhius trató de contenerse y pensó en un plan. Tras unos segundos se dirigió a los goblins.

- La exploradora y yo nos hemos acercado al campamento y hemos visto que los piratas están enfermos y distraídos. Tienen todas las armas juntas y podemos debilitarlos bastante si se las quitamos. Necesitamos que dos de vosotros, cazadores expertos como sois, vengan con nosotros. Os encargaréis de los sables y armas ligeras, las que podáis robar y Rhona y yo de los arpones, mucho más pesados.

Los goblins dejaron de discutir y se acercaron a Roubhius a escuchar sus propuesta. Ellos esperaban obedecer órdenes de Tenshia así que se miraron unos a otros sin saber muy bien si seguir a ese "líder de expedición" que aún no había demostrado ni su valor, ni sus conocimientos de estrategia ni mucho menos del terreno. Nunca se habrían fiado de alguien así, pero de algún modo sintieron que Roubhius tenía algo que resultaba carismático para ellos, aunque no pudieran explicar exactamente qué era.

Se adelantaron dos de ellos, los más sigilosos de toda la tribu. -Nosotros seguirte. Cuando tu indiques, nosotros tirar al mar sables y armas ligeras. Avanzar mejor desde el oeste, piratas deslumbrados por sol.

La druida, que había prometido mucho a los goblins, comenzaba a preguntarse si podría cumplir con du palabra. Realmente no por ella misma, si no por la fina línea que desde la mentira de los goblins, se había convertido la alianza entre los dos grupos.

Sabía que en cualquier momento iba a romperse y únicamente esperaba que sucediera bien lejos del campamento pirata.

- Los tuyos ahora deberán demostrar que valen para algo más que mentir. - dice en voz baja, pero suficiente audible para todis los que aguardan como ella la misión de infiltración y sabotaje.

Tenshia sólo quería que esto acabara lo más rápidamente posible y sin heridis para poder regresar al campamento goblin de una pieza.

Roubhius avanzó hacia el campamento, despacio, seguido por los goblins. Rhona cerraba el grupo. Un poco más adelante les hizo un gesto señalándose el pecho y después los restos de un bote que había más adelante. Señaló a los demás e hizo el gesto de esperar. Primero avanzo yo hasta allí y después vosotros me seguís. 

Se pegó a las algas y avanzó reptando, como había visto hacer a los goblins. Aprendía rápido y su movimiento fue tan sigiloso que los demás lo perdieron de vista. Al llegar al destino se giró, señaló a los goblins, hizo un gesto con la mano "dos" y señaló las armas como habían planeado. Ahora vosotros, a por los sables que pesan menos.

Después sacó el arco, colocó una flecha y se dispuso a cubrir a los goblins por si algún pirata se daba cuenta. Los goblins comenzaron a avanzar hacia las armas. No hagáis ruido, despacio, con cuidado, bien...

Los goblins avanzaron siguiendo la estela de Roubhuis cuando este lo indicaba y pasaron de una cobertura a otra, de unos tablones a unos restos de coral enmarañados con algas formando un diminuto montículo.

Ya solo quedaba el último tramo para que llegaran a los sables y Roubhius se dió cuenta por la forma en que avanzaban que iban a ser descubiertos. Era inevitable. Esos goblins estaban aterrorizados y lo iban a echar a perder todo en cualquier momento. No llegarían a los sables y si lo hacían, los harían entrechocar o cualquier torpeza igual de nefasta.

Viendo desde la distancia como dos de los goblins iban a echar el plan a perder, hizo un gesto a Thokyl para que preparar la retirada.

- Jeqel hay que retirarse, tus goblins van a hacer que nos maten a todos. Volveremos a intentarlo en otro momento.

Dicho y hecho. En ese momento se montó a lomos de Okami y comenzó a retroceder.

- Si no nos hubierais mentido, vuestros dos goblins y dos de los mios, ahora no estarían en peligro. - reprendió al lider de aquel grupúsculo de exploradores.

- Hablaremos de esto en cuanto estemos fuera de su alcance, vámonos.

La incursión fallida era la excusa perfecta para salir de la zona. Los piratas estaban a punto de dar la alarma y lo mejor era salir de allí antes de ser vistos.

No resultaba demasiado complicado, una vez los goblins se lo habían mostrado, moverse con cuidado en aquel terreno pero no iban a ser precisamente Roubhius ni ellas los que fueran a meter la pata. Rhona cruzó una mirada con el enano al comprobar que los goblins encargados de ir a tirar las armas estaban demasiado nerviosos y temerosos y que, tarde o temprano, acabarían haciéndose notar y, si eso sucedía, ninguno podría escapar a la más que asegurada pelea.

Si se retiraban a tiempo, dejando a los que habían ido a por las armas quedar al descubierto, tendrían una oportunidad de escapar sin ser vistos y regresar al campamento goblin en busca de Íñigo. Habrían cumplido su promesa de intentar acabar con los piratas y, en ese sentido, los goblins no podrían decir nada. Otra cosa sería que dejaran al ingeniero libre sin más.

Rhona hizo una seña al enano para aprovechar aquel momento y dar la vuelta, justo a tiempo de escuchar las palabras de la joven druida. Se notaba que ella también se había dado cuenta de lo que, con toda seguridad, iba a suceder de un momento a otro. Mejor alejarse cuanto antes de la vista de los piratas.

Manteniendo en todo el momento el cuidado necesario para no ser vista por los piratas, Rhona retrocedió hasta llegar junto al resto que, poco a poco, ya iban dando media vuelta.

—Vayámonos de aquí cuanto antes. Los piratas no tardarán en dar la voz de alarma —susurró para no llamar demasiado la atención por si acaso, aunque sabía que sus palabras ya habían sido aceptadas incluso antes de ser pronunciadas.

Algo sutil cambió en la actitud de los piratas. Algo que a la aguda vista de Rhona reconoció a la perfección, los piratas se habían percatado de la presencia de los dos goblins junto a los sables y fingían no haberlos visto. Cambiaban ligeramente de postura, se hacían señas sutiles y al poco, de detrás del barco, salieron dos marineros que sigilosamente fueron dando un rodeo hasta quedar a la espalda de los goblins. Para entonces Rhona, Rouhbius y los demás se habían alejado de la escena lo suficiente para no ser vistos.

Los piratas capturaron con facilidad a los intrusos y los llevaron dentro del barco mientras estos gritaban y pataleaban tratando de zafarse. Tenshia intuía que tendrían una muerte lenta y que no podían hacer nada para ayudarlos.

Jeqel y el resto de goblins estuvieron de acuerdo en que lo único que podían hacer era volver a su propio campamento.

El grupo emprendió el camino de vuelta al campamento goblin con las últimas luces del día. Tardaron un rato en dejar de oír el animado bullicio iniciado por los piratas tras capturar a los torpes exploradores. Si acaso los estaban torturando, sus gritos quedaban ahogados por los por las voces socarronas de sus captores.

No convenía descansar sobre el manto vegetal debido a que estaba constantemente mojado y lleno de diminutos cangrejos rojos con gusto por la carne, así que decidieron seguir avanzando hasta el campamento guiados por los cuatro goblins supervivientes. El camino se hizo largo y sin apenas hablar. En la distancia se escuchaba el melancólico canto de las ballenas jorobadas.

Después de cinco horas de marcha el grupo llegó a su destino. Todo el campamento aguardaba silencioso y espectante su vuelta. Con pocas palabras en su idioma, Jeqel contó lo sucedido y el desánimo se extendió. Habían perdido a sus dos mejores guerreros. Miraron a Tenshia espectantes - No poder quedar en tierra verde. Este no ser más nuestro dominio. Tú guiar a tierra mejor. Tú ser líder.

De los restos del barco que usaban como refugio salieron dos goblins acarreando un arcón. Lo situaron delante del Tenshia y lo abrieron mostrando distintos objetos de formas llamativas que habían ido recuperando de los distintos naufragios y que consideraban especiales y bonitas. Era el tesoro de la tribu.

Del arcón sacaron una cabeza de bronce con partes artículadas y la entregaron ceremoniosamente a la joven druida, que la examinó sin entender muy bien su relación con Íñigo Sharpe. Jequel volvió a tomar la cabeza de bronce y la golpeó repetidamente contra un lado del arcón aunque sin fuerza. -Tú hablar ahora cabeza parlante. Hablar, nueva líder querer tú.

Los párpados de la cabeza se abrieron mostrando unos brillantes ojos de rubíes, su boca se movió hacía arriba y hacia abajo y pudieron oír una voz. La cabeza no tenía cuerdas vocales ni lengua con la que hablar, pero todos pudieron oír perfectamente su voz dentro de sus cabezas.-Maldita sea ¿qué queréis esta vez humanoides repugnantes? No soy ninguna maldita divinidad. Os lo he dicho una y mil veces, soy el genial, soberbio e inimitable Ingeniero Íñigo Sharpe y os pagaré una fortuna si me sacáis de este lugar infernal y me conducís a donde yo os diga.

Jeqel volvió a entregar la cabeza satisfecho a Tenshia. -Cabeza parlante no servir de nada, pero ser divertida oírla aullar cuando jugar a pelota con ella. A veces nosotros jugar que cabeza parlante ser oráculo diosa de mar y pedir respuestas a preguntas inventadas. Ahora cabeza parlante ser tuya.

Bien entrada la noche llegaron al campamento de los goblins. Apenas hacía un día que habían llegado al manto y ya estaba deseando marcharse de allí.

Descansar en aquel lugar resultaba imposible y agradecía sobremanera tener la posibilidad de hacerlo en el refugio de la tribu de pieles verdes.

La joven lanzó una mirada a sus compañeros señalado que, gracias a su paciencia, tenían al menos un lugar donde dormir. Por supuesto lo harían extremando las precauciones y haciendo guardias. Pero por lo menos la humedad no les calaría la ropa al tumbarse y sobretodo no serían presa fácil de las innumerables criaturas que sumergidas plagaban el lugar.

Los goblins, al verles llegar, tomaron la determinación de que marcharse de allí era la mejor opción para su pueblo.

- No voy a tomar ningúna represalia por vuestras mentiras. Ya habéis perdido a dos de vuestros mejores guerreros y eso me parece un golpe lo suficientemente duro para la tribu.

- A partir de ahora debéis confiar de verdad en mí. Pues el engaño y la desconfianza sólo nos han puesto en peligro a todos.

Al parecer aquello surtió el efecto deseado en aquellos seres, que arrepentidos agacharon la cabeza y reconociendo su error entregaron lo que al parecer era un artilugio de Íñigo Sharpe. Una invención mecánica que con magia u otro poder desconocido para ella, conseguía hablar.

- Ocupaos de la cabeza, yo hablaré con los goblins para un plan de escape.

La joven hizo que los cabecillas de la tribu se reunieran con ella y juntos trazaran un plan.

- Se que no todos estáis de acuerdo con seguirme y así lo demostrasteis la primera vez que vine. Pero vuestro pueblo está muy débil para enfrentarse a los piratas y reclamar estas tierras - si es que se las podía llamar así - malditas no os va a traer más que desgracias y la total aniquilación. Es sólo cuestión de tiempo.

- Debéis estar unidos en esto. Si vuestra tribu se divide y la mitad se queda, todos perecereis.

- Decidme pues. ¿Cómo se puede salir del manto? Pues no es una isla rodeada de agua por todas partes, verdad?

Espero la respuesta de los líderes de esa comunidad goblin que debía tomar la decisión más importante desde que llegaran al manto desde el exilio.