Partida Rol por web

Por último, lo único que llegas a encontrar es una referencia a un libro de poemas de autor anónimo donde hace referencia al continente perdido de Mu en algún lugar del Océano Pacífico.

Tras volver a repasar todo el contenido de la caja, solo una breve referencia a Mu es lo que puedo sacar. No esperaba que fuera un libro de poesía, al parecer habia estado buscando en el estante incorrecto. Me levanto una vez más, mis piernas ya no son lo que eran, y busco la sección de poesía para tratar de encontrar el continente de Mu.

De paso compruebo si la biblioteca tiene alguno mapas antiguos para comprobar si en alguno aparece ese continente en el Océano Pacífico.

Escucho a Artie mientras me decido y a la camarera llamarme "esposa". Miro al techo y suelto un suspiro. Entonces aparece la otra al rescate, parece la jefa y un poco más despierta que la otra. Respiro aliviada, mejor periodista a esposa.

-Sólo la infusión, gracias.-En realidad quiero un whisky, pero no son horas y la gente de aquí me miraría mal si empezase a beber. Tampoco quiero comer, la linea no se mantiene sola. Así que con una sonrisa un poco falsa he respondido a la camarera que me asquea su gordura.

-¿Y no sabe quién podría saber algo?¿alguien que trabaje por allí?-pregunto a la otra con  interés real pero con cierta lanquidez en mi tono, bueno es mi tono habitual

- Lo siento, señorita. No he escuchado nada sobre sectas ni nada de eso por aquí. - Resume de esta manera la camarera su desconocimiento del tema a la vez que vuelve a la barra a atender a unos tipos que le piden café, mientras Jenn se encamina a otra mesa a tomar nota.

No encuentras más referencias al continente, y en los mapas que hay en la biblioteca no aparece nada así.

Casi tengo ganas de llorar, mi investigación a dado unos frutos pequeñitos y poco sabrosos. Solo tengo una opción más, llorarle a la pobre bibliotecaria. Recojo todo lo que he conseuido, mis anotaciones y el contenido de la caja y lo guardo en mi mochila bandolera de piel marrón oscuro.

Probaré suerte de nuevo con la mujer del mostrador y si no hay suerte, saldré a esperar a mis compañeros en la puerta de la biblioteca, con un buen té caliente si hay algún sitio en la universidad donde comprarlo.

- Disculpe que le importune de nuevo. - Le digo tanteando con una sonrisa tímida. - ¿Sería posible que consultara si hay algun otro ejemplar de De Vermiis Mysteriis en la ciudad o sus cercanías? ¿Quizás en la biblioteca pública o una colección privada?

La bibliotecaria te mira confundida, como si no hubieras entendido antes su posición.

- Caballero, ese tomo es un ejemplar muy extraño. La universidad, con el Sr. Armitage a la cabeza, ha perseguido ese ejemplar durante años alrededor del mundo. Puedo asegurarle que no encontrará otro ejemplar de De Vermiis Mysteriis en Norteamérica.

- Vaya Anna. - Le dijo Artie alfo decepcionado a su compañera. - Creo sinceramente que no encontraremos demasiado aquí. Ni aquí ni en ningún otro sitio. - Dio unos golpecitos con el puño cerrado sobre la mesa. - Puede que realmente lo que dijo Merryweather... - Chasqueó la lengua contrariado. Estaba pensando en voz alta. - El tema es que si nuestro cliente y sus amigos fueron a hacer espiritismo a esa granja, lo que pasó no saliera de allí. Cinco jóvenes que compraron una granja y realizaban espiritismo en su interior. Si no pasó nada más... ¿A quién carajo le importa? No sé, Anna. Lo veo difícil.

Arthur estaba convencido antes de salir del hospital de que la presencia de cinco extraños en una granja perdida en un pueblo tan pequeño, habría llamado la atención de cualquiera y que hurgando un poco entre la población local, podrían sacar buena información. Algún rumor, algún nombre, cualquier cosa era mejor que nada. No obstante, de aquello habían pasado muchos años. Puede que nadie del pueblo supiera nada de la actividad que realizaban aquellos cinco jóvenes extraños que compraron la granja y los que los conocieron, sin duda habrían olvidado sus nombres y hasta sus rostros, si es que coincidieron con alguno de ellos, claro está.

- Disfruta del almuerzo, encanto. - Dijo entonces el investigador. - Puede que sea lo único que saquemos de aquí...

- Disculpe de nuevo, la desesperación y la edad es una mala combinación. ¿Podría al menos entregarle mi tarjeta al Sr. Armitage? Solo comentarle que estoy interesado en el libro por si pudieramos reunirnos mas adelante.

Pienso un poco con la cabeza algo mas despejada. Si el libro es tan raro, cabía la posibilidad de que ese ejemplar fuera el que estuvo en posesión de Marion Allen. Marion falleció en agosto de 1882... si no era el mismo ejemplar, ¿Podría estar el susodicho libro en manos de algún familiar?

Tendría que comentar esa línea de pensamientos con el resto de sus compañeros.

Miro a la dueña una ultima vez mientras Artie me habla. Intento distinguir si lo que me dice es cierto o simplemente no quiere contar nada.

Sea lo que sea no puedo forzarla, y tampoco quiero. Lo que me faltaba que apareciese en los periódicos " Anna Vixen la lía con una camarera". No mejor dejar las cosas como estan.

No se si saldría-digo a Artie -Pero por los alrededores algo se sabría......no lo del espiritísmo, pero si si hay algo raro. Como en la casa Corbitt. O quizás sea algo más recogido y no sepa nadie nada......que se yo, en fin

¿Sabemos algo de los otros fiambres? digo de los otros participantes, si murieron en extrañas circunstancias o muertes aparentemente normales. No creo que nos de tiempo a investigarlo......pero puede que hayan informado a sus seres queridos del asunto.....alguna pista, lo que sea.

Cuando traen el te le doy un sorbo pequeño y vuelvo a dejar la taza-Ah, querido. Y no me llames encanto.-Digo mientras me seco los labios lentamente con la servilleta.

- No, nada... - Respondió a la pregunta de Anna. - Al señor Merryweather no le dio tiempo a contar mucho. Llegamos justo a tiempo para que aportara unos pocos datos. Solo espero que en esa libreta haya algo más de información, porque lo que es aquí, me temo que poco vamos a sacar.

​​​​​Le dio un mordisco a su sándwich de atún y huevo. No estaba mal, aunque había comido de mejores. El atún era bueno y el huevo, bueno era huevo, aunque el pan estaba poco seco. El té estaba bien. 

- ¿Te he llamado encanto, querida? - Preguntó algo sorprendido. - Ni me he dado cuenta. No volverá a pasar.

Artie alzó la mirada tratando de encontrar entre los asistentes alguien que pudiera haber escuchado su conversación y que les mirase de reojo, susurra algo entre dientes, pareciera interesado o temeroso de ellos o simplemente que pareciera la típica persona que sabe algo. Pero nada. No parecía que fueran a sacar nada de nadie de aquella cafetería. Al menos habían almorzando algo...

El resto de clientes apuran sus cafés, empanadas, bizcochos o aquello que tengan delante, sumidos en la individualidad. Nadie parece prestar atención a nada que no sea ellos mismos. Tras un saludo a la camarera, todos los que entran aquí son anónimos pasados unos minutos.

- Claro. Se la haré llegar. - La bibliotecaria toma la tarjeta y la deposita en la bandeja adecuada, para a continuación seguir con su trabajo en el escritorio.

Carter era, sin ningún lugar a dudas, la viva imagen de la eficiencia. Posiblemente hasta un punto enfermizo sobre el que nadie le hablaba, pero él mismo se hallaba encantado de poder dedicarse en cuerpo y alma a su profesión. Y mientras que en la universidad había sido un estudiante modélico, aunque excesivamente excéntrico y preguntón, se encontraba como pez en el agua trabajando en 'Tras el telón', pues aparte de estar en compañía de uno de sus profesores -y a la sazón amigo, gustaba de considerar- podía exprimir al máximo sus habilidades innatas

-Resumiendo, profesor -nunca perdió la vieja costumbre de llamarle por su título. Empujó levemente las gafas hacia arriba con la falange medial del dedo índice (un tic imposible de evitar en su caso), sacó un cuadernito con tapa de cuero y carraspeó ligeramente antes de leer

Contratante: Rupert Merriweather. Paciente en el ala de oncología del Hospital de Santa María, en Arkham
Allegados: Agnes Merriweather (mujer), Bertrand Merriweather (hijo)
Hechos: Rupert Merriweather, con Marion Allen a la cabeza y sus compañeros Robert Menkin, Harold Copley, Crawford Harris y Cecil Jones conformaron la autodenominada 'Hermandad Oscura' en la primavera de 1881, una organización de estudio paranormal sin categorizar al parecer... -leyó rápidamente las líneas de varias hojas y asintió en silencio con la cabeza. 'Posiblemente infligían la ley del Estado sobre cultos y religiones', masculló en un apenas audible murmullo
Compraron una propiedad próxima a Ross' Corners al oeste de Arkham en junio de 1881, cuyo testaferro único era el propio Merriweather. Marion Allen graba unos símbolos místicos sobre marcos y paredes que protegen la casa de la extraña criatura del ámbar -Observó al profesor por encima de sus gafas con una medio sonrisa inocente, como si esperara la enhorabuena por tan brillante apodo, pero al no producirse carraspeó de nuevo y continuó con semblante serio. -En febrero de 1882 adquiere la cajita con forma de sarcófago y en su interior se encuentra el ámbar -hizo una pausa. ¿Un libro de consulta normal y corriente? Continuó: -De Vermiis Mysteriis contiene una explicación de los poderes de la caja, un espíritu amistoso capaz de guiarnos en el mundo de los espíritus. Marzo de 1882, tras la invocación la criatura mata a Robert Menkin y Harold Copley enloquece, tras lo cual inventan una peculiar historia para cubrir el suceso. Sin duda es algo que debemos hacer saber a las autoridades, profesor, estamos ante la confesión de un encubrimiento. Al parecer entonaron un cántico en latín. El sarcófago como hemos averiguado data de tiempos de un tal Nophru-Ka, un usurpador al trono en la XIV dinastía, entregado a su persona por los dioses. Su anterior propietario pareció ser una familia británica que denunció su robo en 1876. Los jeroglíficos grabados en el exterior significan: 'Buscador de la sabiduría, servidor [hijo] de Yugr [Yoag] Setheth, libertador del pueblo [los esclavos] de las aguas, portador de los espíritus de Nar-Loth-hotep, hijo de Thot, buscador de la sabiduría' -debían analizar los jeroglíficos de la parte interior, pues podían contener información valiosa que complementara la que ya poseían, y concatenaba la civilización egipcia con la mitológica de Mu

-La criatura será libre de sus ataduras cuando el último de la Hermandad pase a mejor vida -finalizó, cerrando el cuadernito y con una sonrisa de satisfacción expectante. La aprobación del profesor era importante para él, y aunque no había descubierto aún nada esperaba poder haber resumido correctamente los datos de que disponían por si se le encendía la bombilla

No percibes segundas intenciones en la camarera. Su ignorancia sobre el tema te parece genuina, Anna.